La abuelita tita

Una abuela de grande tetas, me aloja en su casa...

LA ABUELITA TITA

Un pequeño viaje de negocios me hace regresar a mi a ciudad natal. Las mismas pequeñas calles, la misma alameda donde mi madre nos llevaba a caminar con mi hermano en otoño. Cuantos recuerdos.

Ya había terminado mi día laboral, y tenia que permanecer acá un día más. Sin saber que hacer, comencé a recorrer la pequeña ciudad y nada mejor que ir a visitar la que había sido mi hogar en la niñez. No me costo mucho dar con la pequeña villa donde 30 años antes había aprendido andar en bicicleta. La misma plazoleta, la pequeña fuete de entonces era ahora un macetero gigante, lleno de plantas y flores. Me quede admirando mi casa, la que parecía desabitada.

Me acerque a ella y veo, con sorpresa a la abuela de un amigo que tenía yo en ese lugar. Abuelita tita recordé que le llamaba el. La señora me quedó mirando unos segundos, y me dijo que las personas que habitaban ahí, llegaban mas tarde. Me acerque a su puerta y la saludé. En un principio, ella muy extrañada de que un hombre de traje y corbata la llamara por el apodo con la llamaban sus nietos, la saludara tan cortésmente. Cuando le mencione que había sido su vecino hace 30 años atrás, hijo de la Señora XXX y del señor XXX , me saludó muy amablemente, abriéndome la puerta de su casa e invitándome a pasar. A pesar de que habían transcurrido tantos años desde nuestra partida, se acordaba muy bien de mi madre, que la había visto embarazada, según ella, había sido muy joven cuando me tubo y que ella misma incluso hasta me había cambiado pañales en alguna oportunidad. Recordamos cuando yo jugaba con su nieto, que ya tampoco vivía en la ciudad, recordaba que le hacíamos tira las plantas, cuando con su nieto jugábamos a los soldados escarbando la tierra y dejándole todo sucio.

La señora vivía sola, su marido, militar, había fallecido hace unos 20 años y vivía de la pensión que el gobierno le entregaba. Fue una conversación muy agradable y amena por casi media hora. El sol se estaba colocando cerca de las 8 de la noche, era verano. Le dije que la dejaría para que hiciera sus cosas y ella no me dejo ir, sin que antes la acompañara a tomar té. Como no tenía nada que hacer, me quede con ella acompañarla. Hasta el momento quizás para muchos no vean el tema sexual o malicioso de mi relato. Sin embargo, para los que me conocen, "no hay mujer fea en la vida, ni coño que no merezca ser tapado". Desde que me saludo, mis ojos se fijaron inmediatamente en las tremendas tetas de la veterana. Es cierto que por un lado estuvo mi afán de recordar viejos tiempos de infancia, pero al cabo del rato que conversábamos, me imaginaba estando solo, en una ciudad donde nadie me conocía, esa madura mujer de unos 62 años con una tetas impresionantes … mmm .. la mente de un hombre tan caliente como yo se echa a correr rápidamente … además de paso, me ahorraba el hospedaje

Para que se hagan una idea, describiré a mi futura victima, como una abuela normal, de unos 62 años mas o menos, tez morena, de lentes. Cabello castaño con algunas canas, corto y lizo, 1,57 de estatura , regordeta, obviamente con algo de panza, sobre la cual descansaban dos protuberante , carnosas y hermosas tetas. De culo, para que andamos con cosas, muy grande , ya me la imaginaba tener en cuatro patas con ese culo levantado. De piernas acorde a su cuerpo. Gordas , incluso con algunas varices en ella, que no me causaban ningún rechazo considerando su edad y el resto de su cuerpo.

Usando mi gran simpatía y labia que me precede, ( soy vendedor), le caí muy en gracia a la veterana, tocando diversos temas como de su perro regalón, las características de esa raza, de las muchas plantas que ella tenía, de su nieto, mi amigo etc etc. , pero siempre dando miradas picarescas a sus tetas que colgaban bajo un gran vestido delgado de una sola pieza. Haciéndome el humilde, y siempre en el afán de recordar viejos tiempos, le hice que me mostrara el patio de su casa, donde 30 años antes había jugado con su nieto. La veterana me llevo muy contenta a mostrarme otra gran variedad de plantas, a veces tomándose de mi brazo, el cual con querer rozaba disimuladamente el contorno de sus tetas.

Cerca de las 9 de la noche, le dije que le agradecía mucho que me recibiera en su casa, pero que lamentablemente, aunque no lo quería, debía marcharme a buscar un hotel donde pasar la noche. Ella también le dio pena que tuviese que hacerlo, ya que había disfrutado mucho de mi visita y mientras le preguntaba donde podía alojarme, tratando de llevar la conversación para que ella me ofreciera su casa, como suele hacer la gente de estas pequeñas ciudades, fuimos caminando hasta la puerta de calle. Ya había oscurecido y aun continuábamos charlando. En tono simpático, le dije que había sido muy agradable la visita a su casa, y que me iría en busca de un hotel, y ordenar un traguito a mi cuarto para luego dormirme. La veterana me dijo si quería probar un ponche que hacia ella y viendo oportunidad para continuar con mi estrategia se lo acepte encantado.

En la puerta de su casa, sentado en un escaño del jardín la viejita trago dos vasos que bebimos admirando las estrellas, hablando de mi trabajo y comentando lo calurosa que estaba la noche. Alabando su ponche, ya cuando no me quedaba casi nada en el vaso, ella muy amablemente me dijo si me servía otro. Le dije bromeando si me quería embriagar para abusar de mi, lo que le causo mucha risa y volvió con otro vaso. Nuevamente toque el tema del hotel y al fin, salió la pregunta que hace rato esperaba.

  • ¿sabes?.. tengo un cuarto que ocupa mi hijo cuando viene de visitas, esta listo, si quieres te puedes quedar acá
  • ¡Como se le ocurre! , no quiero molestarla , ya bastante gentil a sido para seguir incomodandola
  • no es ninguna molestia
  • Pero como me voy a quedar acá, si soy un completo desconocido
  • Pero como dices eso, si eres el hijo de la Carmencita. Si te conoci de bebé. Es como alojar a mi nieto
  • De verdad no quiero causarle ninguna incomodidad
  • No niño, como se te ocurre , ninguna
  • ¿de verdad no le incomoda?
  • NO, para nada, aparte que es tarde para que ande por ahí buscando donde quedarse.
  • ¿De verdad?
  • En serio lo digo
  • Bueno, la verdad le agradezco mucho su invitación. Aparte que ando corto de dinero
  • NO se hable mas del tema , te quedas. SI quieres puedes guardar el auto acá adentro para que no le pase nada.
  • Bueno, pero con una condición
  • ¿Cuál?
  • Que me prometa que no va a abusar de mi
  • Ja .. ja .. ja .. que divertido eres

La señora me pasó la llave del portón de su jardín y me dijo que mientras entraba el auto, iría a darle un pequeño orden al cuarto. Le dije que iría a comprar unas cosas y que volvería al instante. Me subí al auto y conduje hasta la botillería más cercana. Compre cigarros, un chocolate grande y una botella de licor, regresando a la casa de mi inesperada anfitriona.

Ya con el auto estacionado dentro de la casa, le entregue el chocolate por su hospitalidad, el que me agradeció muy cariñosamente, diciéndome que le encantaba el chocolate y se sorprendió al verme con la botella. Le dije que era para que nos tomáramos otro traguito y siguiéramos conversando.

Serví dos vasos y nos sentamos nuevamente en el escaño de su jardín, admirando la noche. Me levante a prender un cigarro. Me dijo que eso era un vicio y le dije que si, que aparte de ese tenia otro vicio. Cuando me preguntó cual, le dije que las mujeres mayores. Ella se rió nuevamente diciéndome que tantos halagos hacia tiempo que no recibía. Pero hasta ahí no notaba nada de parte de ella, ni luces de poder avanzar. La charla continua, a veces, sentado a su lado, le ponía la mano en la pierna, pero ella lo tomaba de lo más normal. Me paré a servirle otro trago el que no quería tomarse, pero luego de insistirle, logre que lo hiciera y después un tercer vaso.

Como saben, el alcohol y el sexo, van muchas veces tomados de la mano, y la veterana, que no estaba acostumbrada a beber, mas la suave brisa veraniega, hizo el efecto esperado y las risas de ella fueron cada vez en aumento. Me dijo que nos entráramos y al tratar de pararse notó su estado de embriaguez. Muerta de la risa, se tomo de mi brazo quejándose que se le habían pasado las manos con el trago y que estaba completamente mareada. Aprovechándome de la situación, la tome de la cintura y la lleve adentro de la casa. Mis bromas continuaba diciéndole lo que pensarían sus vecinas la verla entrar en ese estado y con un completo desconocido. Mas encima, riéndose, ella agrego joven y buen mozo. Al fin la señora tiraba comenzaba a picar mi cebo.

Aun tomada de mi brazo, para afirmarse, me dijo que de tanta risa, le habían dado ganas de ir al baño. Con tono galán y picaresco, le dije que yo la llevaría y la acompañaría para que no se fuera a caer. Ella riéndose me dijo que era muy picaron y yo continuando mis alabanzas, le dije que era su compañía lo que me ponía así, abrazándola mas fuerte. Ella causándole gracia todo lo que yo le decía, me hizo acompañarla hasta la entrada del baño y yo jugando que la dejaría sentada en la taza, mas risa le causaba.

A las finales deje a la abuela en el baño y me fui al living, tocándome por sobre el pantalón la tremenda verga que se me había parado imaginándome estar con ella. Salió del baño, afirmándose de la pared y más bien no se sentó en el sillón, si no que se dejó caer. Yo ya con mucha confianza seguía molestándola que esa noche la pasáramos de miedo los dos y ella se reía, pensando que eran bromas, hasta que me dijo que si seguía así, se la terminaría creyendo.

Era mi carta y me la jugaría el todo por el todo. A lo más, me encontraría con el rechazo de la mujer, sabia donde estaban las llaves del portón, sacaría mi auto y me iría a un hotel en caso que me fuera mal.

En tono de broma le dije que lo que decía era verdad y que hace rato sus pechos me tenían loco. Ella se reía y me decía que se me estaba pasando la mano, pero cuando sintió mi mano apretar una de sus tetas, contrariamente a lo que yo pensaba, en vez de quejarse o rechazarme, la veterana fue aplacando su risa y dejó que la tocara. Alabando el tamaño y hermosura de sus ubres, continué apretándoselas, besándoselas suavemente por sobre el vestido, sintiendo que la risa se había acabado por completo y en cambio pequeños suspiros saliendo de su boca. Suavemente sin asustarla continué mi trabajo, tomándola de su cintura apegándola a mí.

Estuve un buen rato en esto, mientras la abuela no podía creer lo que estaba sucediendo, dejándose llevar, respirando fuertemente. Desabrochando uno a uno los botones de su vestido para llegar mas allá, todo pausado. Al fin la tuve con sus tetas casi al aire, con un sostén gigante que trataba de contener esas tremendas masas de carne. Con mis dos manos, logre al fin liberar una de sus hermosas tetas , las que de inmediato fueron succionadas por mi boca, sacando un . " OH mi niño , que rico ".

Como un bebé continué chupando esos negros y enormes pezones, acordes al tamaño de sus tetas, haciendo que se endurecieran y cambiaran notablemente de tamaño. La abuelita Tita echada en el sofá , entregada completamente con una de sus tetas al aire y sus piernas abiertas , se dejaba tocar por ese joven desconocido, que comenzaba a introducir una de sus manos bajo su vestido, acariciando su pierna y llevándola hacia su intimidad.

Mi mano fue avanzando hasta topar con su prenda de vestir intima, acariciándola suavemente, sintiendo a través de la tela, una frondosa mata de pelos. La abuela recibió con un fuerte gemido el contacto de mi mano y junto las piernas dejándome atrapada mi mano.

Levando mi otra mano en auxilio, logre que la veterana separara las piernas y comencé a masturbarla suavemente, viendo como con sus ojos cerrados y su cabeza echada hacia atrás recibía con placer mis caricias, sintiendo como su prenda se mojaba al contacto de mis dedos.

La abuela no hacia nada, solo se dejaba tocar. Le tome una de sus manos y la coloque sobre mi pantalón. Fuertemente comenzó a rozarme mi paquete, sintiendo el bulto que bajo la tela se escondía. Yo mismo libere mi verga de su prisión, colocando nuevamente la mano de mi compañera sobre esta, al que al sentirla, exclamo algo en un quejido que no alcance a comprender. Su mano apenas me apretaba, pero me masturbaba lentamente. Estuvimos un buen rato tocándonos nuestras partes. Tenia toda la noche para aprovecharme de la abuela y no quería apurar el momento.

Le dije que fuésemos a su cuarto. LA ayude a levantarse y entramos a su cuarto, donde me pidió que apagara la luz y prendiera la lámpara de su velador. Parado detrás de ella, con su baja estatura, comence a tocarle las tetas por detrás, mientras ella echaba su gran culo hacia atrás y se dejaba acariciar. Le termine por desabrochar todo el vestido, que cayo hasta sus pies. Con sus tetas al aire, le terminé de sacar el sostén dejándole de pie, casi completamente desnuda, con solo un gran calzón que tapaba su desnudo cuerpo. La señora Tita estaba excitada, pero temerosa. Hace muchos años que alguien no la veía desnuda y menos aun un joven, sin embargo seguía todas las instrucciones y se dejaba guiar.

Me saque toda la ropa, quedando solo en slips, haciéndola que se sentara en la cama, acerque mi paquete a su cara pidiéndome que me los bajara. Su rostro arrugado, con una mezcla de nervios, excitación y vergüenza, lentamente toma mi prenda de vestir y tomando un segundo para decidirse, me los baja, saliendo de este mi cipote, duro y venoso, quedando a escasos centímetros de su cara. Le pedí que me lo tomara y obedientemente lo hizo. Comenzó a masturbarme muy lentamente, mirando cada detalle de mi verga, acariciándola de arriba abajo muy suavemente. Le pedí que se la metiera en su boca, pero no quiso hacerlo. En vez, la llevo hasta su rostro y comenzó a restregarla contra el, llevándola de mejilla a mejilla, pasándola por su pera, por su cuello, siempre masturbándome lentamente con sus ojos cerrados y respirando por su boca. Era muy excitante ver a la veterana pasarse mi verga por todo su rostro, pero sin llevarla a su boca. Seguramente le daba asco y no quería forzarla a nada, por el momento.

Le tome las tetas y le metí la verga entre ellas, apretándoselas fuertemente. Era increíble el tamaño de las tetas de esta mujer. Después ella misma se las tomaba y me aprisionaba la verga contra ellas. La tendí en la cama y le saque su última prenda de vestir. Con los ojos cerrados, se dejo desvestir por este desconocido, mostrando su cuerpo desnudo a la mirada de este depravado.

Me abalance sobre ella y me puse a chupar desesperadamente sus grandes chiches, metiendo mi cabeza entre ellas , chupando esos negros y grandes pezones con fuerza, metiéndolos por completos a mi boca, causándole grandes placeres a la veterana, mientras mi verga rozaba con la abundante mata de pelos de su bajo vientre.

La tetas de la abuelita Tita me tenían loco, la apretaba con fuerzas, se las chupaba fuertemente hasta que me puse sobre ella, sin apoyar todo el peso de mi cuerpo, para nuevamente meter mi pico entre estas fabulosas masa de carne, y comenzar a moverme masturbándome con ellas. Tita con los ojos cerrado no ponía ninguna objeción a mis deseos, tendida de espalda, con este joven sobre ella, con sus ojos cerrados, respiraba agitadamente con su boca abierta. Era el momento de metérsela en la boca, pero nuevamente su rechazo a esta practica de sexo oral hacia que corriera la cara cada vez que mi verga le rozaba los labios.

Comencé a besar nuevamente sus pechos y esta vez continué mas abajo. Ella trataba de impedir que bajara, pero no fue capaz de detenerme. Cerró sus piernas para evitar que mi cabeza se metiera entre ellas, pero sus esfuerzos fueron infructuosos, ya que con solo un poco de fuerza, logre que sus piernas se separaran dejando ante mis ojos una concha de labios abultados, coronada por una abundante pelambrera, roja y mojada. Mi lengua no tardo mucho en meterse en esa húmeda cavidad, haciendo que la señora Tita juntase sus piernas apretándome con ella y con sus manos tratando de sacarme de ahí. Agitadamente me decía que no, seguramente nunca antes nadie había echo eso con su cuerpo, y al poco rato de oponer resistencia, se dejo llevar, aunque no muy convencida. A ratos trataba de sacarme de ahí, pero mi lengua no paraba de intrusear esa parte de su cuerpo, haciendo que esta se mojara cada vez más.

Ya estaba lista para ser penetrada. Me volví a poner sobre ella, y esta vez con mis manos acariciando su gran culo, fui acomodando mi verga hasta que sentí la humedad de su concha en la punta, iba por buen camino. Ejerciendo un poco de presión mi verga entró en su cuerpo, pero causándole algo de dolor. Quizás muchos años de no usar esa parte había echo que se cerrara, pero al cabo de unos pocos intentos, siempre con suavidad para no causarle daño, de repente su concha se abre por completo y llego hasta el fondo de su cueva mojada. Comencé a follarla lentamente viendo su rostro mas arrugado, aceptando mi verga dentro de su cuerpo.

Solo con sus piernas abiertas y sus grandes teta caídas hacia los lados, la veterana se dejaba follar sin poner nada de su parte. Sus brazos a los lados y su rostro arrugado, pero feliz dejaba que toda mi carne entrara una y otra vez. Yo le preguntaba si lo disfrutaba y solo me decía que si moviendo si cara. , como concentrada en lo que estaba pasando.

Me puse de espaldas y la tome para que se pusiera sobre mi. Siempre con sus ojos cerrados, la veterana siguió mis instrucciones acomodándose sobre mi verga, lentamente comenzó a bajar. Al parecer de esta forma le entró mas aun, ya que se quejo de un pequeño dolor, pero valientemente aguantó hasta que si vieja concha se acomodo perfectamente a mi. En esta posición, sus grandes tetas chocaban contra mi cara en cada embestida que yo le daba, mientras mis manos le tocaban el culo, apretándoselo y moviéndola a mi ritmo. Ella con sus ojos cerrados y su boca abierta gemía suavemente de placer. Nuestros movimientos no eran bruscos, siempre suaves pero a un ritmo constante. Lejos eran la tetas mas grandes de mi vida y no pare ni un segundo en chupárselas.

Pero la abuelita no aguantó mucho rato en esa posición, acusando un leve dolor en sus caderas, por lo que cambiando de posición la coloque de espaldas a mi y apegado contra su cuerpo trate de metérsela por detrás, pero el gran tamaño de su culo me lo impidió. Lo coloque de boca y me quede unos segundos admirando el tamaño de su culo. Mis manos lo tocaban descaradamente, separándole las grandes nalgas mientras ella escondía su rostro en la almohada al sentir tan invadida su privacidad. Nuevamente mi boca llego a lugares donde a ella la escandalizaron pero no le quedó mas remedio que aceptar mis caricias bucales. Esto fue mucho ya para su poco recorrido cuerpo y sintiendo mi lengua entrar y salid de su zona genital, sus quejidos aumentaron considerablemente y sin poder aguantar mas , su orgasmo llego largo y tendido, gimiendo y contrayendo su pelvis , casi haciéndola llorar.

Yo aun si acabar, me monte sobre ella y la penetre en esta posición, logrando que su placer no acabara. Ya su cuerpo no daba mas de recibir placer y me pidio que me detuviera. Yo enfermo de caliente le propuse que me saldría de ahí, a cambio de recibir de su parte y de su boca, la misma atención que le había entregado. No le quedó mas que aceptar. Acostándome a su lado , quedo unos minutos recuperando el aire. Se acostó mi lado, sonriente, dichosa, satisfecha. Con su rostro apegado a mi pecho y su mano lentamente masturbándome, trataba de tomar valor para lo que seguía. Luego de mucho insistirle en que cumpliera su parte del trato, su cabeza baja hasta mi palo, y le da un tímido beso en la punta, separándose inmediatamente. Un segundo y un tercer beso fueron a parar en el mismo lugar y ya con el cuarto sentí como mi verga encontraba en su boca un húmedo refugio. Su boca comenzó a chupar lentamente mi verga, no muy convencida aun de lo que estaba haciendo, hasta que luego de un rato ya se acostumbro a la idea y comenzó a gozar sintiendo eso duro dentro de su boca. Sentía su lengua recorrer mi palo de principio a fin, rozarlo con sus mejilla, para luego volver a introducirlo en su boca, sintiendo a cada rato su lengua. La mamada al principio muy mala, poco a poco fue tornándose en una chupada espectacular, donde siguiendo mis instrucciones, me apretaba las bolas sin dejar de chuparla. Ella solo pedía que no fuese acabar en su boca y que le avisara cuando lo iba a ser. Por mas que disfrutaba y me concentraba en acabar , eran muy suaves los movimientos de su boca, por lo que le pedí que me prestara sus hermosas tetas para acabar. Colocándose de lado acomodamos mi verga en sus grandes carnes mamarias y ahora yo, follando su pecho, luego de un rato, con la cabeza de mi veterana amante en mi estomago comencé a acabar abundantemente, quejándome fuertemente para motivarla. Ella recibió mi descarga apretándose mas contra mi, quedando con sus tetas empapadas en semen, que también abarco parte de su cuello. Rendido por el placer me quede botado de espalda, mientras la Sra. Tita, continuaba acariciándome con ternura mi verga, ya blanda y completamente mojada, jugando con mi semen.

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