La abuela me sorprende

Lleva mucho tiempo practicando y lo hace realmente bien.

El teletrabajo está cambiando nuestras vidas y la mía de forma muy significativa. Mi pareja se va a las 7:00 AM y no vuelve hasta media tarde, por lo que yo me encargo de muchas de las tareas de la casa incluido el cuidado de nuestro bebe de dos años.

Podéis imaginar que trabajar teniendo que cuidar el niño no es sencillo, por lo que por las mañanas lo llevo a la guardería varias horas. Alli he coincidido con un abuelete muy simpático y dicharachero con el que enseguida he cogido confianza. Es muy hablador, me cuenta sus batallitas y siempre sabe el ultimo chiste con el que me arranca sonadas carcajadas.

Hace unos días vi que el abuelo no acompañaba a la niña, sino que lo hacía una mujer de aproximadamente su misma edad. Deduje que era su abuela. No pude evitar pensar que el tipo era afortunado por tener una pareja como aquella. La vi muy en forma y cuidada, pelo bien cortado, bien maquillada y con un cuerpo menudo y bien proporcionado.

No cabía duda que era una “abuela en perfecto estado” de conservación, con un toque de serena elegancia que seguro que lograba atraer las miradas de los hombres de su edad.

Para despedir a su nieta flexionó un poco las piernas, se inclinó hacia delante y le dió dos sonoros besos en la mejilla. Me gustó mucho como su hermoso trasero quedaba bien expuesto, me quede unos instantes contemplándolo y finalmente no pude evitar alargar la mano disimuladamente para darle un par de golpecitos en las nalgas.

Uhmmm, lo tiene bien prieto!!! Vaya con la abuela! Lo tiene tan firme como una joven mujer! Me gustó mucho darle ese toquecito.

Estos últimos días no he coincidido ni con ella ni su marido por lo que he vuelto de la guardería un poco decepcionado. Me gustaba que el señor me alegrara el día con sus chistes, y de ella tengo interés por darle otros roces para comprobar que su culo está en buen estado.

Hoy me he llevado una agradable sorpresa, la dulce abuela ha acompañado a la nieta, está en el hall de la guardería por lo que podré darle un toquecito en esos cachetes tan lindos que tiene.

Con mas o menos disimulo pongo la mano estratégicamente para darle unos ricos restregones cada vez que ella se mueve por la sala hasta que viene la cuidadora para hacerse cargo de la niña. En cuanto desaparecen tras la puerta, se vuelve hacia mi, me mira y me dice:

“A ti te van los culos y a mí me van las pollas”, me suelta con una naturalidad que me deja pasmado.

¿Cómo dices?, le respondo conmocionado por la abrupta y sorprendente pregunta de la dulce abuelita.

“con mi edad no tengo porque irme con rodeos… hasta resulta casi gracioso…pero es lo me da la gana y lo que quiero decir”, ”No quiero perder el tiempo con ridículos formalidades”.

“¿Qué te parece si te hago una mamada?. Ahora mismo es lo que realmente más me apetece” termina por decir dejándome boquiabierto y los ojos abiertos como platos.

“Bueno…yo… bueno…”, digo dudando sobre la respuesta adecuada.

“Venga, decídete. Que es para hoy” me apremia con una sonrisa burlona

“¿a qué hombre no le gusta que le den una buena chupada?... lo que pasa es que no me lo esperaba y me has dejado descolocado”, le respondo con un tono que pone de manifiesto mi nerviosismo y mi sorpresa.

“No te esperabas una proposición así, verdad? Siempre me pasa lo mismo. Mi marido dice que soy muy brusca y que os asusto”, dice en medio de una risita.

Esta confidencia me turba todavía más, no esperaba ninguna referencia a su marido en medio de una conversación tan loca.

“No pongas esa cara… si es verdad…me gustan las pollas y cuando digo pollas es porque tu no vas a ser el primero”. “No me he planteado averiguar el porqué, pero me encanta el sexo oral, me gusta coger a un hombre y hacer que se derrita en mi boca”

“y te puedo asegurar que se me da bastante bien”

“¿Qué me dices?¿acaso no te atreves?... Te dejo que te lo pienses un minuto y me dices algo cuando te decidas…te aseguro que mi mamada no la vas a olvidar”.

“Me halaga mucho…me sorprende y me pone cachondo, a tope, pero no estoy seguro…todavía no lo he asimilado” y torpemente añado: “…y tu marido? …y si se entera?”

“jejeje ..mira que eres tonto… él es quien me busca a los chicos, ya conoce mis gustos y sabe lo que quiero”. “Me quiere tanto que me proporciona la carne fresca para mi”

“A ti te ha calificado muy bien, está seguro eres un buen candidato. Te conoce, pareces saludable, aseado, cuidado. Sin que te dieras cuenta ya te ha tomado “la medida” con un sutil toque a tu entrepierna.

“jejejeje…pareces un crio…no te enteras…¡qué la jodienda no tiene enmienda! Y que cada vez queda menos tiempo para pasarlo bien”. “Vamos o no?”

“Por mi si…claro…¿Dónde vamos?”, le digo sin terminar de creérmelo.

“Mira que llegas a ser inocentón…venga vamos a casa”, me dice empezando a andar por la acera.

“Me acompañas un momento. Tengo que entrar al supermercado a comparas un par de cosas. No te llevará mucho tiempo, terminamos enseguida y luego ya continuamos”.

“Por supuesto. No hay problema te acompaño a hacer la compra”, le digo confiado y ahora más tranquilo pues creo que durante la compra se relajará un poco la conversación, y así podre reordenar mis ideas para tomar una decisión sobre su propuesta”.

“Ven vamos, vamos a aprovechar que a primera hora no hay casi nadie y todo está recién limpiado”, me dice animándome a que la siga mientras ella entra en el supermercado con paso decidido.

“¿por qué tienes tanta prisa? No te vas a quedar sin lo que deseas comprar”, le digo extrañado por su paso apresurado hacia el interior.

Justo antes de pasar la línea de las cajas de pago, en un pasillo lateral, hay un grupo de taquillas. Pasamos por delante y llegamos a los aseos: caballeros…señoras. Se detiene delante de la puerta, duda un instante, mira a un lado y a otro, luego me mira a los ojos, para finalmente cogerme de la mano, tirar y arrastrarme dentro del cuarto de aseo.

“Entra, rápido…date prisa…que no nos vean”, “venga… vamos a pasarlo bien tu y yo”, me dice mientras elige uno de los cubículos privados y me empuja dentro de él.

Entramos los dos en ese pequeño espacio. Se revuelve dentro y cierra el pestillo, a continuación, se sienta sobre el váter, se acomoda frente a mi y me mira fijamente haciéndome saber que domina perfectamente la situación

“Esto es mucho más de lo que esperaba. Estoy super cachondo”, le digo envalentonado.

“Ven …acércate”, me dice metiendo los dedos entre el cinturón y mi piel para atraerme hacia ella.” Hay que aprovechar bien el tiempo, si el guardia de seguridad sospecha, vendrá a ver que pasa por aquí.

“Mi marido tenía razón…estas bien armado, la tienes tal como como me gustan”, dice tras desabrocharme el cinturón y hacer caer el pantalón y el boxer hasta media pierna.

“Que buena polla….me gusta…. Y va a ser mía”. Me dice mientras pone su mano en forma de puño en la punta y la baja lentamente para descubrir todo el capullo, gordo, morado y brillante.

Su cara refleja la enorme lujuria que la domina. Parece como si se fuera a comer el plátano mas dulce del mundo. Mira mi verga con deseo, con ansias por tomarla, sin duda es su premio.

Con la otra mano me coge por detrás de la pierna y me atrae hasta ponerme tan cerca de ella que su cara queda a escasos centímetros de mi entrepierna.

“Ven acá…te voy a dar un buen repaso”, me dice en voz baja para que no nos oiga nadie que pudiera haber en el aseo,. Al mismo tiempo me la coge por el tronco agitándola arriba y abajo como comprobando que ya está bien tensa.

Doy un par de pasitos adelante arrastrando los pies, hasta que quedo posicionado justo donde ella pretende tenerme, con la polla delante de su cara. Con la mano cerrada como un puño alrededor de mi polla, logra vencer la rigidez que la dirige hacia el techo, la inclina hacia ella y acerca el capullo a su boca.

Cuando la tiene a escasos milímetros saca una buena cantidad de saliva y la deposita sobre la misma punta. La reparte con la lengua sin dejar de dar lametazos a todo el alrededor. Cuando ya la tiene bien mojada, pone los labios formando una “O”, dirige la punta hacia el centro y empuja su cabeza hacia delante para que mi polla vaya entrando poco a poco.

Siento como el entorno húmedo y caliente que proporciona su boca a mi miembro me provoca una muy placentera sensación. Tengo la mitad dentro, me la envuelve con su lengua, luego me succiona el capullo. Alterna el chupeteo con un movimiento de su cabeza para que la punta roce con las protuberancias del paladar.

Ufff, es una maestra con esta técnica. Tengo ganas de correrme, dejándole una buena cantidad de mi leche dentro de la boca. Pero ella no parece contenta con solo esto, me coge de las pelotas que ya se estaban apretando contra el tronco para preparar la inminente eyaculación, las rodea con sus dedos y tira de ellas hacia abajo, con lo que se retrasa la excitación.

A partir de ese momento, empieza a empujar con su cabeza hacia delante, con lo que mi polla se va introduciendo progresivamente hasta que desaparece casi por completo. No logro entender dónde puede acoger todo mi miembro, tieso y gordo. Creo que la conduce hasta lo más profundo de su garganta. Ha hecho algún gesto como si le vinieran arcadas, pero eso no le ha impedido comérsela entera.

Cogida a la pierna a la altura donde termina el culo, se aferra manteniéndose firme, mueve la cabeza atrás y adelante dándome la mamada mas espectacular de mi vida. Se mueve con mucha decisión e intensidad, dejando fuera de su boca la mitad de la polla para luego engullirla totalmente. Provoca en mi pene una fricción tan sumamente placentera que siento que me voy a correr casi de inmediato.

Cuando me nota próximo a la eyaculación, se retira manteniendo únicamente dentro solo medio capullo. Sin soltar la presa, mira hacia arriba, comprobando en mi cara que ya estoy a punto. Me pasa la lengua por todo el capullo deteniéndose en el frenillo, luego me succiona el capullo sorbiéndolo con una intensidad progresiva, para terminar con un mete y saca intenso.

No lo puedo resistir más y mi pelotas impulsan varias andanadas de leche que salen disparadas hacia su boca. La intensa corrida vine acompañada de escalofríos por toda la espalda y un intenso temblor de piernas que apenas puedo controlar.

Antes de que mi polla pierda todo el volumen, mi madura acompañante se esmera para dejarlo todo bien limpito y reluciente. Esta operación la disfruta tanto como los movimientos que han provocado mi orgasmo, se regodea en cada rincón, y saborea de cada gota de líquido que puede recoger.

Estando de pie frente a ella, puedo ver desde arriba como disfruta viendo completada su obra. Cuando la da por finalizada, no duda en poner su mano en mi vientre y empujarme hacia atrás para que me retire y ella se pueda levantar.

“Venga, vamos…date prisa …que puede venir alguien… y pillarnos aquí”, me dice con tono apremiante.

“si, si…ya voy…no te preocupes… ya casi estoy”, le digo mientras me subo apresuradamente el calzoncillo y el pantalón.

Ella sale primero, comprueba que no hay nadie en el baño y me hace señas para que salga rápido y en silencio. Obedezco diligentemente y solo me detengo cuando ya estoy en el pasillo. Cuando me alcanza, sin dejar de andar a mi lado, me da un pellizco en el culo, vuelve la cara para sonreírme y me suelta:

“¿qué tal?¿Lo has pasado bien?¿a qué no te lo esperabas?”, me dice con un tono burlesco. “A mi me ha gustado “bastante”, añade con un cierto ri-tin-tin.

“La verdad es que no… quien lo iba a pensar”, le digo en medio de un ataque de sinceridad.

“bueno, bueno… pues ahora ya lo sabes… cuando vengas a la guardería… me buscas y quedamos”. “Me gustas…eres un buen chico….y tienes una buena verga”, me suelta con una naturalidad que me vuelve a descolocar.

“Le tengo que dar las gracias a mi marido por haberme avisado que estabas disponible”, “en cuanto llegue a casa le voy a contar lo bien que lo hemos pasado juntos”

Trago saliva varias veces para intentar digerir esta última frase. Ella ve mi cara de estupor y se echa a reír de forma descontrolada. No termino de ver dónde está la parte graciosa de lo que dice.

Tampoco puedo imaginarme que cara pondré cuando me encuentre que el simpático abuelete que me cuenta chistes, que según ella ha sido mi captor y se supone que está perfectamente al corriente de las travesuras de la abuela.

Deverano.