L (2)

Produciendo una modelo

El domingo no sería un día fácil para L, su mente era incapaz de dejar de dar vueltas a lo sucedido en la fiesta y los beneficios que podía sacar de ello, esperando, nerviosa, la llegada del lunes. Y por fin llegó.

Se vestiría con más cuidado de lo que era habitual. Llegó a la oficina nerviosa, esperando, impaciente, la llamada del presidente, que recibiría enseguida.

El presidente hablaría del éxito de la fiesta y en concreto de L, a quien alabó por lo bien realizado de su cometido y por la demostración de su capacidad para acomodarse a cualquier situación, y lo que eso significaba para aspirar a una posición de responsabilidad.

No podía haber efectuado una mención más grata para L, ya segura de poder conseguir lo que deseaba, solo tendría que esperar a la ocasión propicia para plantearlo, o mejor, para que el propio presidente hiciera algún gesto que la permitiera sugerir lo que deseaba, si no le ofrecía él algo mejor, cosa que ya comenzaba a ver como probable.

Pero no todo iba a salir a L como en esos días, y muy pronto comenzarían a aparecer los problemas de la mano de las mismas situaciones que dieran lugar a sus mejores expectativas.

Las fotos, que J esperó con impaciencia, y que el fotógrafo presentó con diligencia, vendrían en ayuda de ambos compinches. El fotógrafo se había esmerado, tanto en el número de fotos que había sacado, como en las muestras conseguidas de la joven. Los dos colegas tenían donde elegir, y lo harían encerrados en el despacho de T, viendo una por una, hasta reducir la selección a 4.

Dos eran fundamentales para quienes estaban al tanto de las intenciones de L, y cómo estaba tratando de engatusar a dos de los directores de departamento para que la ayudaran en su trepa, lo que tenía su mérito, pues ambos no se llevaban bien y quien era amigo del uno difícilmente podía serlo del otro.

En una, mirando sonriente, con expresión de derretido arrobo, a uno de ellos, al tiempo que le llevaba a él solo, una copa, que el hombre recibía con una sonrisa satisfecha y engreída, en una demostración del grado de atontamiento y credulidad al que había llegado con ella.

En la tomada con su oponente, esté se mostraba menos delicado y más descarado y, por ello, más confiado en su posición con la joven. Estaban al final del gran porche de la casa, un poco alejados del resto, L con un hombro apoyado en la pared de la casa, en una actitud entre relajada y desenvuelta, con su acompañante a su lado, que llevaba una mano casi al culo de la joven, ligeramente por debajo de la falda, buscando la carne sobre la media. El fotógrafo tenía que haber tomado la foto desde la lejanía, y justo desde el lado en que se podía apreciar el gesto, posiblemente solo perceptible por una cámara bien manejada por un fotógrafo prevenido.

Las dos eran magníficas y tendrían su efecto, ambos compinches estaban entusiasmados, la duda era si hacían públicas ambas, decidiendo que había que prescindir de la del culo, demasiado descarada y que no podía ponerse en un tablón de anuncios, aunque, por supuesto, harían que ambos interesados la vieran, y de paso media empresa, que se encargaría de enseñarla a la otra media.

.- Me parece que vamos a romper dos idilios. – Comentaría J.

.- Y privar a la puta de dos peldaños en su escalada.

.- Más de dos. Esto va a abrir los ojos a alguno más.

.- Y quedan las otras.

Y las otras elegidas eran, una en que L se mostraba con la falda más elevada de lo normal, enseñando el muslo izquierdo por el exterior, hasta sobrepasar el final de la media y a escasos centímetros de llegar al culo, al haber apoyado un pie sobre el pretil de un pequeño estanque, al tiempo que se inclinaba hacia el lado donde estaba el hombre con quien charlaba, lo que hacía que la falda se elevara un poco más. Estaba muy guapa, pero había en la postura un aire de desahogo que resultaba casi palpable, y que no gustaría nada a las señoras, que la verían llena de sugerencia descaradas hacia los señores, en este caso, hacia sus maridos.

La última elegida, la más natural y hasta simpática, ofrecía a L girándose hacia un lado, a componer la falda, en un gesto que se veía obligada a hacer solo con el cuerpo, al tener las manos ocupadas portando una bandeja con copas, la falda se había elevado como consecuencia de haberse enganchado en el respaldo de un sillón de mimbre y del propio movimiento de L para liberarla, ofreciendo la visión de la parte baja de la nalga derecha, que lucía desnuda, al no cubrirla un tanga que se perdía entre los carrillos del culo, y permitía mostrar el inicio de la carnosa redondez de la nalga, ligeramente por encima del surco de la molla, en una invitación que se presentaba llena de expectativas, que se incrementaban al ponerse de manifiesto que ninguna ropa interior lo cubría, y era ese detalle el que decidió a los compinches a elegirla, el tanga que se introducía entre las nalgas, producía un efecto tremendamente sensual, era al mismo tiempo, una imagen natural y expresiva, llena de sugerencias, que decía de los modos de la joven, de su disposición, de su disponibilidad.

Decidieron que el fotógrafo ofreciera en el tablón solo dos de las fotos elegidas, para que quienes quisieran las pudieran adquirir, serían la que mostraba a L con el culo al aire, que tendría una demanda masiva, y la de mirada arrobada al director camelado. Las otras se distribuirían bajo cuerda. J insistió para que se colocaran inmediatamente, quería asegurarse que cualquier intento de L por conseguir del presidente lo que sospechaba y temía, fuera cortado de raíz cuanto antes.

L se enteraría de lo sucedido cuando no era posible controlar el daño. Se enfureció con la colocación de las fotos en el tablón, pero tenía que contener su reacción, trató de que se quitaran, pero todo el que las quería las había solicitado y muchos obtenido sus copias, que podían fácilmente fotocopiar con lo que no obtendría nada organizando una escandalera.

Los efectos de las fotos fueron patentes, y no solo entre los más directamente afectados, también entre el propio presidente y el director general, que no vieron con buenos ojos que la joven se mostrara como lo hacía, incluso cuando ella no tenía la culpa, como era el caso del enganchón que elevaba la falda hasta dejarla, literalmente, con el culo al aire. Pero esa ausencia de una ropa interior "pulcra" en palabra del presidente, lo que todos entenderían como decorosa, ofrecía un detalle de ligereza que no gustaba y menos en una empleada que aspiraba a realizar funciones directivas.

Y si las fotos no fueron del agrado del presidente, menos lo serían de su mujer, a cuyas manos también llegarían debido a los diligentes oficios de algún buen amigo, y de la mujer de algún directivo, interesada en que lo viera y reaccionara con el presidente, al fin y al cabo ninguna de las mujeres de los directivos deseaban que L anduviera en las proximidades de sus maridos.

Y la mujer del presidente reaccionaría sin pérdida de tiempo, era una ocasión para ser aprovechada y con contundencia.

.- R, no sé qué veis en esa joven.

.- ¿A quién te refieres? – Él se lo temía.

.- A quién va ser, a esa L, que parece bastante descarada.

.- ¿Por qué lo dices?

.- A veces me da la impresión que no te enteras de lo que ocurre en tu empresa, o que no te quieres enterar.

.- ¡M!

.- Sí, sí, M, pero tienes a tu lado a una... pelandusca, esa dichosa L, que os tiene comido el seso..., sino algo peor.

.- Pero, que tonterías dices.

.- ¿Acaso no has visto las fotos que se pasan por la empresa?

.- Son...

.- ¡No intentarás defenderla!

El hombre sabía que tenía perdida la batalla y que era mejor no defender a L, se calló, pensando que la joven le había creado otro problema familiar peor del que había querido evitar. Ya sabía que tendría que tener mucho más cuidado con lo que dijera de L, y con lo que se hiciera con ella en la empresa, su mujer se acabaría enterando y también sabía lo que eso supondría.

Los compinches, al menos, habían retrasado el proceso de ascenso de L.

L buscaría el modo de recomponer la situación con sus "pretendientes", intentando convencerles de la simpleza de las fotos aparecidas en el cartel, hasta que contempló la de la mano en el culo, entonces quiso ir contra el fotógrafo, recurriendo al propio presidente, sería entonces cuando se percataría de que la postura de este había variado, y que no admitía sus argumentos ni estaba dispuesto a romper una lanza por ella.

.- La foto solo saca lo que hay. – Sería la contundente respuesta de un presidente molesto por "lo que había" y por la queja de la joven. Si ella no hubiera permitido, si no permitiera, no habría foto, ese era el mensaje y así lo entendió L. – Más que quejosa deberías estar arrepentida y algo más humilde. – Fue el consejo, nada agradable, que recibiera como despedida.

L comprendió que iba a tener que cambiar su estrategia, al menos durante algún tiempo, a la vez que debería mostrarse particularmente agradable y dispuesta para todo lo que se quisiera de ella, y eso convenía enormemente a los saboteadores, a quienes facilitaría la consecución de su nuevo objetivo, nuevo y de salir bien, definitivo.

Y ese era el ambiente que había planeado J para iniciar el segundo plan.

Produciendo una modelo

T no veía el momento de poner en marcha el segundo plan, el éxito del primero resultó tan reconfortante y alentador que estaba nervioso por empezar con el segundo.

.- Ahora hay que continuar lo comenzado. ¿Has pensado en algo sobre lo que me dijiste de MCM?

.- Bueno, creo que es posible hacerlo, pero es algo más sofisticado, no sé si seremos capaces.

.- Si es que el presidente permite que L esté en la comida.

.- El presidente de MCM es demasiado aficionado a las faldas y estará encantado de tener a L, si nuestro presidente no quisiera le haremos ver la conveniencia de que esté presente.

.- Dime que has pensado.

.- Hay que conseguir – lo que es relativamente sencillo – que L acepte colaborar con MCM como modelo para las fotos de la comida de gatos. – Tomás rió ante la forma de exponer el tema. Era el producto que MCM quería anunciar. Era un artículo residual para la firma, pero los gatos eran el animal favorito de su presidente, y quería que el producto fuera un éxito para su empresa subsidiaria. – Si esto se consiguiera, y después de lo sucedido con las fotos está muy reblandecida y dispuesta, el siguiente paso es enviarla a preparase como modelo, pero no a una preparación normal, sino a una muy especial... Estamos en el momento apropiado y hay que aprovecharlo.

.- ¿A qué te refieres?

.- Hay "casas" especializadas, que hacen trabajos especiales a jóvenes especiales. – T miraba a su colega, ya sorprendido e interesado. – Hay que buscar y encontrar la más conveniente, la idónea para lo que pretendemos hacer con la joven...

.- ¿Qué es?

.- ¿No querías tenerla de puta en un burdel?

La respuesta de J dejó a T tan perplejo que por un momento no fue capaz de reaccionar quedando en silencio, luego le miró con expresión crítica, como si quisiera trasmitirle que él estaba hablando en serio y quería un plan serio, pero ante la expresión circunspecta de J, vario la suya, ahora de confusión e incredulidad.

¿Qué..., qué quieres decir?

.- Que si lo planeado se realiza bien, es allí donde la tendrás, en un burdel.

.- J, no me parece..., pero sigue explicando. – Ya quería conocer, por lo que paró la espontánea respuesta crítica.

.- Si la llevamos a una de esas casas, si la comienzan a ahormar, a amoldar, si después hace las fotos, si en ellas, y eligiendo al fotógrafo convenientemente...

.- Tendrán el suyo. – A T le parecían muchos condicionantes. Demasiados movimientos de ajedrez en que la otra parte no pudiera replicar, por lo que no fue capaz de evitar una respuesta que cortara la cadena de suposiciones.

.- Y nosotros el nuestro. Lo conveniente es que sea nuestro fotógrafo quien haga lo que deseamos. El nuestro, por supuesto, es el que nosotros decidamos..., convenientemente seleccionado y generosamente gratificado. De ahí pueden surgir unas fotos suficientemente valiosas, que utilizadas con habilidad permitirían pedir a la joven alguna muestra de su saber hacer.

.- ¿Y a qué viene lo de esas casas especiales? Nos basta con el fotógrafo. – Ahora era él quien quería las fotos y su consecuencia.

.- Soy más ambicioso en mis planteamientos y me he puesto como objetivo lo que tú querías. Es un detalle que tengo contigo.

.- Muchas gracias por la dedicatoria. Pero explícamelo. – Seguía escéptico.

.- Estamos en el momento oportuno y se va a presentar la ocasión propicia. La chica necesita recuperar la posición que ha perdido ante el presidente y S – era el director general – para ello estará dispuesta a hacer unas concesiones que antes no hubiera hecho, y al mismo tiempo, estos estarán mucho más dispuestos a demandarla lo que antes no se hubieran atrevido, eso es lo que tenemos que aprovechar y en estos momentos; después, el tiempo hará su trabajo y todos recuperaran una normalidad que a nosotros nos viene muy mal. Si hemos sido nosotros quienes hemos creado esta situación, aprovechémosla. – T se movió nervioso en el sillón, atento a lo que dijera su compañero. – La idea es conseguir llevar a la joven al lugar apropiado..., para que la preparen del modo apropiado… – sonreía – como una puta.

T, más que moverse nervioso, casi se incorporó del asiento, yendo hacia delante, como si quisiera acercarse a su colega para no arriesgarse a perder detalle de lo que este dijera, incapaz de asimilar lo que escuchaba.

.- Pero... – Iba a decir que ese proyecto era un disparate, pero se calló, no fuera a conseguir que el otro no siguiera con su exposición que, a pesar de su escepticismo, quería seguir escuchando, más que deseoso, ansioso de que pudiera llevarse a la práctica.

.- Ya sé, ya sé, que es algo difícil... en apariencia, bien pensado resulta bastante factible y bien realizado, bastante probable. Pero vayamos por partes. Me preguntarás lo que esperamos que hagan en ese lugar, pues simplemente meter a la joven en el ambiente de la prostitución, una vez dentro, será muy fácil sacar provecho a esa presencia.

.- ¿Pero cómo vamos a conseguir que L se preste a que se la "meta" en ese ambiente? – Lo decía casi enfadado.

.- Con la inestimable colaboración de los señores de MCM, y en particular de su presidente, amigo del nuestro y entusiasta de los gatos. – J, lo decía con una sonrisa de oreja a oreja.

.- ¿Qué plan tienes? Porque no entiendo cómo puede conseguirse. Concrétalo. – T harto de digresiones quiso ir al grano, esperando encontrar en la exposición del plan, lo que no era capaz de conseguir con la explicación de su socio.

.- Primero.- Que los de MCM quieran que L sea su modelo para la comida de gatos. – Eso lo conseguiremos con facilidad, la niña es muy mona, y una cara nueva, incluso, aunque no les gustara la idea, no la desecharían, no les cuesta nada y no tienen que hacernos el feo de rehusar el ofrecimiento, por lo que el segundo paso llegaría casi de por sí, y sería la realización de unas fotos de prueba para asegurase que es fotogénica. – Si ellos no las pidieran las ofreceríamos nosotros. Incluso, si no estuvieran convencidos de la idea sucedería como en el primer paso, si nosotros ofrecemos la prueba, difícilmente la rechazarán, y a nosotros nos supone la oportunidad de hacer las primeras fotos. Nadie tiene por qué oponerse, y la propia L puede ser la primera en defender su participación, al encontrar en ella una magnífica oportunidad de quedar bien con todos.

Creo que iniciar el proceso no debe presentar muchas complicaciones y con eso nos basta para las fotos y para comenzar a llevar a la niña a clase, ya va siendo hora de que alguien nos la eduque convenientemente.

.- Sigue. – T, no lograba evitar que J comentara sus propios comentarios.

3º.- En esas fotos intervendremos nosotros, que seremos quienes buscaremos el fotógrafo.

4º.- El fotógrafo enviara a L a una casa de belleza a realizar los arreglos precisos..., precisos por indicación nuestra.

5º.- Esa casa será algo más, por lo que se encargará de algo más, de mucho más. Es el eslabón más débil de la cadena, por eso debe de ser un lugar perfectamente elegido y por eso hay que elegir muy bien al fotógrafo, que debe de ser quien consiga que nuestra "pupila" acepte dar el primer paso, debe de ser quien la dirija hacia el lugar escogido, logrando que entre en él y colocando a L en una posición que no pueda dar marcha atrás. Por supuesto, será amigo del dinero y sobornable. Si esto sale bien, el resto no será tan difícil como aparenta.

6º.- Una vez preparada convenientemente, bien ahormada y domesticada, pasará a actuar como tú deseas. Y solo habrá que sacar partido a su nueva situación…, quizás podamos conseguir algún servicio gratis. – Sonreía..

7º.- Nos la quitamos de encima.

.- Te he seguido hasta la casa de belleza. Creo posible llevarla hasta allí, pero una vez en ella, no me parece que nadie pueda conseguir que se pase al oficio.

.- Primero, no te confundas, no es una casa de belleza, eso solo es la tapadera, segundo, por eso te he dicho que es esencial encontrar la casa, que ofrezca ese servicio con garantías de llevarlo a buen fin. Sé que algo de ese estilo existe, pero tenemos que encontrarlo. Si acertamos, seguro que sale lo que queremos y tendrás a tu señorita haciendo de compañía… de lujo por supuesto, ella no admitiría menos – ironizó – pero si eso no fuera posible, que yo creo que lo será, pero si fuera más dificultoso o más largo de conseguir de lo que nos interesa nos conformaríamos con el fotógrafo. ¿Qué te parece?

.- Que no sé cómo se va a conseguir lo que dices. Cómo van a meterla en ese ambiente, como tú dices.

.- De eso se encargaran los especialistas. Tenemos que confiar en los expertos. Por eso hay que buscar y encontrar a los mejores.

.- La verdad, me gustaría ver las cosas como tú las expones, pero sigo sin comprender por qué una vez que constate donde se encuentra, va a permanecer un minuto más, cuando eso supone caer de lleno en lo que más teme.

.- Por ejemplo, porque tenga que cumplir un tiempo mínimo estipulado, que una vez transcurrido la permitiría abandonar el lugar sin ningún conflicto, cosa que no sucedería si tratara de escapar antes de tiempo. Supón lo que sería para ella que el presidente y, sobre todo, la presidenta se enteren de su paso por un lugar como ese. Tiene que evitarlo a toda costa. Y mientras permanece en el lugar lo que estará haciendo será morder más el anzuelo, hasta que se le clave de forma que no se pueda soltar. Lo más difícil es mantenerla en la casa de aprendizaje, llevarla a ella no lo es tanto, pero ya te he dicho que si no saliera, nos conformaríamos con las fotos. Pero creo que podemos lograr el completo. Nosotros nos encargaremos de mantener al presidente y al director general demandando el cumplimiento de lo ofrecido a MCM, y a L atosigada por tener que hacer lo comprometido, sin poder ni siquiera plantear otra alternativa. Si tenemos un lugar idóneo, donde se ocupen de la yegua, creo que saldrá, y muy probablemente se pueda sacar el mayor partido a esa preparación. – J, estaba empleando a propósito, esas referencias que identificaban a L con un animal, para inducir evocaciones en su aliado, por si acaso no iba por donde él quería. – De todas formas hay que procurar hacer las fotos y buscar el fotógrafo indicado, que consiga hacerlas suficientemente descaradas, atrevidas, para que L se sienta desprotegida, que tema el uso que se pueda dar a esas fotos.

.- Pero unas fotos hoy en día... Porque no pienso en que puedan sacarla follando...

.- No lo creas. Unas fotos, aunque no sean follando, ni siquiera obscenas, basta con que ofrezcan una imagen inapropiada, para que puedan ser más que suficientes para parar los pies a alguien, en nuestro ambiente, por supuesto, en otros serían una buena recomendación. Ya ha conocido las consecuencias de unos descuidos casi inocuos. Y llovería sobre mojado.

.- Bueno, pero con eso no la tendremos... – T no dejaba de pensar en tirarse a la joven y con lo que su amigo decía no veía la posibilidad.

.- La tendremos cogida, podremos plantearla nuestra ayuda a cambio de lo que queramos, follarla es lo más evidente y posiblemente lo más sencillo.

.- No lo creas. – Se le escapó a T.

.- Puesta en las circunstancias apropiadas no lo dudará mucho, no es de las que piensan que es algo que no debe hacer una joven discreta, si no lo hace es porque no obtiene el provecho que busca.

.- J, sigo sin ver a la chica acomodándose a estar en un burdel, ni la creo tan pánfila para no darse cuenta que esté en uno.

.- ¿No quieres intentarlo?

.- Bien, haré ese acto de fe, entonces vayamos por pasos y viendo como sale lo que queremos.

.- Y a ella también la ofreceremos algún aliciente para facilitar sus respuestas según nuestros intereses. Por ejemplo, y sería muy importante, por lo que supondría para ella como muestra de regreso a la normalidad anterior, que el presidente le prometería una recompensa si todo sale bien. Eso la hará ser más prudente a la hora de reaccionar, cuando llegue ese momento. No querrá perder la oportunidad de recuperar su anterior posición. Lo que no sabe ella es que nunca recibirá su recompensa. Veremos si hace las cosas conforme yo creo, de no ser así, habría que variar el plan, o incluso pensar en otra cosa.

Pero J, se estaba callando una posibilidad, que si bien remota, podía dar al traste con su proyecto, al menos tal y como lo tenía planeado, y era que L conociera el lugar o se enterara enseguida de lo que realmente era, en ese caso no mordería el anzuelo y no habría posibilidad de "pescarla".

T, que a pesar de sus dudas, ya se había hecho a la idea de hacer lo que su compañero había planeado, no recibió con agrado esa posibilidad, J lo notó.

.- No te preocupes, probablemente podamos hacer lo previsto, pero si no fuera así, encontraremos otro plan alternativo.

.- Me gusta este... el resultado. – Sonrió.

.- Pues nos falta encontrar el lugar

  • Quizás

.- ¿Tienes uno? – J aparentaba sorpresa, pero estaba seguro de lo que iba a decir.

.- Lo que se me ocurre…, quizás lo encuentres demasiado "agresivo".

.- No me digas que ya la has encontrado burdel.

.- Hay un club muy especial...

.- Eso es lo que necesitamos.

.- El DandS Club. Es un lugar muy especial, solo para socios e invitados. Y tiene socios muy importantes.

.- Pero ella no es tan importante... – J sonreía divertido. Ya estaban donde él quería.

.- Creo que la admitirán. Es muy mona, tiene una buena edad para sacar partido de ella y no desentonará de sus compañeras.

.- Dudo que se acomode a acudir a un burdel de forma directa. – Ahora era J quien empleaba los argumentos que antes utilizara su compañero.

.- Hay que hablar con ellos.

.- ¿Cómo has dicho que se llama?

.- DandS Club. – Lo apuntó, como si no quisiera olvidarlo.

.- Veré cómo se puede contactar con ellos. Supongo que será un burdel de primera, no podemos permitir que la niña no tenga lo mejor. – T rió.

.- Por supuesto.

.- Y las pupilas

.- Estupendas. Busca a alguien que te invite, es todo un espectáculo.

.- No quiero pensar en ello. Ahora vamos a ocuparnos de que los de MCM hagan lo que les tenemos diseñado, lo cual no debe presentar muchas dificultades.

.- Y de buscar y preparar al fotógrafo.

.- De eso me encargo yo, y trataré de enterarme de ese club.

.- ¿Cómo sacamos al presidente la propina para la puta? – Ahora sería J quien se rió de la forma de exponer el pago que sería conveniente prometer a L.

.- Si no se le ocurre a él, cosa bastante probable, dada su generosidad con el dinero ajeno, habría que plantearlo indirectamente, y dejar que sea él quien lo ofrezca, así lo hará con más esplendidez.

.- Y L, ¿va o no va a hacer el anuncio?

.- Si se mete a puta, eso me tiene sin cuidado. Y si no la tenemos de puta, claro que haría el anuncio, y lo más despelotada posible, en la medida en que nosotros podamos influir para conseguirlo. – J trataba de animar a su compinche, que recibía ese tipo de comentarios con indisimulada satisfacción y regodeo.

Y efectivamente, los de MCM entrarían al trapo durante la comida que tenían con ellos, con la presencia de L. Sería J, quien hablando del anuncio a realizar y en una intervención intencionadamente anodina, dejó escapar un comentario referido a las posibles características a encontrar en quien hiciera el anuncio, que iría enumerando, sin perder de vista la cara del presidente, para percatarse si llevaba a éste a donde él quería, que no era más que la propia L, mientras ésta hablaba distraída con el director de MCM, sin pensar en que ella fuera el objetivo de los comentarios de su colega. Por fin el presidente caería en la cuenta, J lo notó, dejando el tema inconcluso, como si no le llevara a ningún sitio y pasando a hablar de otro aspecto del asunto, con ello quería alejarse de lo que muy probablemente dijera el presidente y al tiempo, dejar a este como autor de la idea, lo que haría que la defendiera con más empeño, y tanto él como T, también presente, alabarían al presidente y su magnífica idea, pasando a defenderla con denuedo, al tiempo que encontraban en ella nuevas virtudes, facilitando a los de MCM su aceptación.

.- L, podías colaborar con nuestros amigos. – El presidente había cortado la conversación de L, todos le miraron, sin saber a qué se refería, todos menos J, que no pudo evitar una sonrisa triunfante. – Sí, podías hacer de modelo para ellos.

.- Pero R...

.- Desde luego eres preciosa. – Era T, que ya había adivinado y entraba en apoyo de las pretensiones del presidente.

.- Desde luego que eres muy guapa, no tienes nada que envidiar a ninguna modelo. – Ahora era el presidente de MCM quien lo afirmaba.

.- Gracias, pero no creo que sea para tanto. – L trataba de aparentar modestia, aunque estaba más que satisfecha con lo que escuchaba y mucho más en boca del presidente. – ya me gustaría que fuera cierto y que pudiera colaborar con vosotros. Sería estupendo hacer de modelo.

L, que encontraba en los comentarios de los hombres motivo más que suficiente para sentirse halagada, incluso algo más, al pensar que podía estar superando los desencuentros producidos con el presidente, sonreía complacida, incluso aceptante, queriendo con ello adular a su presidente, alabando la idea y apareciendo dispuesta a llevarla a la práctica, al no creer que se pudiera estar planteando en serio la propuesta para que hiciera de modelo, cuando se percató que podía no ser una broma, comenzó a preocuparse. No estaba dispuesta a protagonizar un anuncio de comida de gatos. Comenzó a buscar los argumentos y la ocasión de poder defenderse, dar marcha atrás, encontrar algún motivo para escabullirse sin que supusiera una negativa al presidente.

Pero sería J quien interviniera para plantear la dificultad de que L hiciera lo que se estaba comentando, pero haciéndolo de forma que estaba permitiendo que los presentes deshicieran sus inconvenientes sin dificultad.

.- Claro que L es muy guapa, pero para ser modelo no basta serlo, hay que ser fotogénica...

.- Estoy seguro que lo será. – Era el presidente de MCM quien lo comentaba.

.- Y será necesario que sepa algo de interpretación, aunque sea corporal.

.- No creo que L necesite nada de eso. – Era R quien hablaba, J sonrió, sabiendo que estaba entregado a la defensa de "su" idea.

.- ¿Qué te parece a ti? El presidente de MCM preguntaba a su director.

.- Que es una cara nueva, que es lo que buscamos y si nos la quieren prestar y ella no tiene inconveniente...

.- Será un placer colaborar con vosotros, ya lo sabéis. – Era R quien ofrecía.

.- Seguro que la interesada piensa como yo. – Era J de nuevo, tirando del rabo del cerdo, para que acabara de entrar en la cochiquera.

.- Estoy seguro que le encantará colaborar con vosotros, ¿verdad, L? – El presidente se adelantaba a la respuesta de L, que no podía negarse, ni quería; en cambio aceptar posibilitaba ganar tiempo.

.- Por supuesto R, y si es que realmente sirvo, sabes que me encantará hacerlo, tiene que ser muy emocionante, pero me gustaría estar segura de hacerlo bien, y supongo que vosotros tampoco querréis arriesgaros conmigo. – Quería condicionarlo y luego escapar... por no servir.

.- Yo estoy seguro que lo harás perfectamente, pero para que tú también lo estés, lo mejor es que te enviemos a nuestro fotógrafo y te haga unas pruebas. – Era el director de MCM quien lo proponía.

.- No quiero que penséis que me opongo a la idea, pero sigo pensando que L no es una modelo. – J seguía en sus trece. – Esa es mi opinión, aunque, claro, yo sé muy poco de estos temas. No obstante, si se quiere que L haga unas pruebas, nosotros nos encargaremos de eso. Si mantenéis que haga el anuncio y ella está dispuesta, nos gustará brindaros el servicio completo. Si R está de acuerdo.

.- Me parece muy bien.

.- Y ya que lo has propuesto tú, encárgate tú de hacerlo. – Fue su director quien se lo ordenaba. – Así aprenderás algo de estos temas.

.- ¡Ah!... Bien. – J aceptaba con expresión sorprendida. Los demás rieron, pensando en que el director le encargaba algo que no le apetecía. – Elegiré al que L se merece.

.- Gracias J. – L, por fin, encontraba un asidero al que agarrarse. Sonrió a J con simpatía. Si hubiera sabido quien sería el elegido, no habría agradecido.

.- ¿Para cuándo se quiere que L intervenga?

.- Todavía nos queda tener perfectamente listo el producto.

.- No hay ninguna prisa, hay muchas cosas sin concretar. Será, como pronto, para dentro de unos 4 meses, y eso dejando un buen margen para finalizar.

.- Pero tendréis las pruebas de L enseguida. Para que podais saber si os conviene como modelo.

.- Gracias. Después habrá que esperar a hacer las de la campaña, pero ya estaremos seguros de tener a nuestra modelo.

.- Por cierto, si vuestro fotógrafo hace bien las cosas, puede realizar las de la campaña, es bueno que el nuestro se percate que no es monopolista, se está subiendo a la parra. Decírselo al vuestro, eso supondrá un aliciente para hacer las cosas bien.

.- Y L, además de nuestro agradecimiento, tendrás un regalo por tu colaboración. – Era el presidente de MCM quien lo ofrecía, dando pie a que también lo hiciera R.

.- Al que añadiremos nosotros una gratificación especial.

.- Vaya, ¿no necesitáis modelos masculinos? Me postulo desde ahora. – Era J quien lo decía.

.- ¿Con esa tripa?

.- ¿Para anunciar una comida? Una tripa no es mal reclamo.

L, estaba encantada con las intervenciones de J que habían tratado de defenderla, y con esta última que evitaba caer en el campo contrario y jugar en el propio, ya veía resuelto su problema, solo había que convencer al fotógrafo para que dijera que no era idónea para modelo. Y siendo J el encargado de escoger al fotógrafo sería aún más sencillo conseguir lo que deseaba, ella intervendría para elegir a quien le gustara. Aunque más que satisfecha de ver como las aguas volvían a su cauce, no lo estaba tanto sabiendo que no iba a cumplir con lo que se quería de ella, por lo que su defección debía producirse de manera perfectamente justificada, sin que pudiera achacarse a su desidia o deseos de incumplir.

Cuando despidieron a sus colegas de MCM, T iría al despacho de J.

.- Has estado magnifico, cómo has llevado al presidente a lo que querías, nadie se ha percatado de ello, y encima poniendo trabas a que L hiciera de modelo. Y ya tenemos a nuestro fotógrafo.

.- Ahora hay que hablar con él y concretar nuestra oferta. Y luego lograr que sea la propia L quien pida que sea su fotógrafo.

.- No quieras llegar a tanto, bastará con enviarla a él.

.- ¿Y que comience a pensar por qué la enviamos a alguien que después va a hacerla ir por donde no quiere? No, que sea ella quien diga que quiere a nuestro fotógrafo y que me lo pida, incluso se lo pida al presidente, porque yo me oponga...

.- ¿Por qué? – Preguntaba, entre asombrado y divertido.

.- Por muy caro, naturalmente. – El otro soltó una carcajada.

.- Y el presidente no se lo negará.

.- Por supuesto, y me criticará a mí, por roñoso e irritante.

.- ¿Y cómo conseguir que elija a tu fotógrafo?

.- Presentándola una terna con dos de los mejores retratistas y con el nuestro.

.- Elegirá a uno de los otros.

.- Lo dudo mucho, pero si así fuera reconduciríamos la situación, eso no es problema, pero no lo hará.

.- ¿Por qué?

.- Porque los otros dos son mejores pero no tienen estudios con tanto glamour, en cambio, el nuestro tiene un estudio magnifico y ha fotografiado a artistas y modelos y presume y se vende, y es muy caro, y yo dejaré patente todo ello y por eso mismo yo no le querré, y por eso mismo y todo lo demás, ella insistirá. Y por algo más, que yo dejaré caer con mala idea, para intentar quitarla más las ganas de contratarle, pero que se las abrirá aún más.

.- ¿Qué?

.- Que los otros son serios y este tiene fama de más frívolo, ligero, incluso venal..., y siempre necesitado de dinero..., y parece menos formal.

.- ¿Cómo? – T no entendía ese comentario.

.- Claro, la niña querrá comprarle, y si sabe que uno puede venderse y los otros no, ¿a quién pensarás que va a elegir? Y que sean ella y el presidente quienes decidan. Y nosotros tendremos al fotógrafo bien aleccionado y bien estimulado. Y por supuesto, oponiéndonos a semejante dispendio. ¿A que lo cargas?

.- ¿Esto? A gastos de venta, y con una justificación más que presentable, sobre todo si vendemos a la gorrina. Y estamos cumpliendo órdenes del presidente

Ambos rieron.

Ahora había que poner en marcha todo el proceso. J debería asegurar la admisión de L en el club. L debería "elegir" al fotógrafo, este "dirigir" a la joven hacia el club, que avisado, recibiría a su nueva educanda.

El mismo día de la reunión con MCM, en que L quedó comprometida a efectuar las fotos, J llamaría al director del club, para pasarse inmediatamente a hablar con él.

3 El club

Para J, conseguir apalabrar el club para que actuara conforme a lo que él deseaba, no fue tarea difícil. J no tenía relaciones con clubes de ese estilo, pero desde que comenzó a tramar el plan fue buscando a quienes pudieran informarle. Enseguida sabría qué club era el idóneo y los modos que se empleaban para captar a sus pupilas, como supo de la posibilidad de enviar a quien se deseara que fuera adiestrada, "domada", decían en el club con total descaro sobre la función que realizaban, y que si iba bien con un animal, no se correspondía tanto con la clase de animal que allí acogían, a sus pupilas las llamaban "marranas".

Lo que más interesaba al club era la posibilidad de ocuparse del adiestramiento, de "la doma", de la joven que se les enviara, con la vista puesta en su posterior acogida como pupila del club, del burdel, que es lo que había detrás del escaparate del club. Tenían que conocer "la procedencia" y cualidades de la joven a preparar, evitando cualquier posibilidad de crear una situación conflictiva.

J sabía que el club haría un informe sobre L para asegurarse de la veracidad de lo que se exponía sobre ella y de las circunstancias que pudieran condicionar su comportamiento, así como de la posibilidad de doma. No creía que las circunstancias propias de la joven pudieran hacerles desistir del negocio. J conocía la vida y comportamientos de L, sabía que no tenía lazos familiares importantes, sus dos hermanas, bastante mayores que ella, vivían en otras ciudades y solo tenían contactos esporádicos con L, quien tampoco tenía amistades muy íntimas, ni otro tipo de relaciones que dificultaran el paso a una situación tan especial.

J esperaría a la reunión con MCM y una vez comprometida L como posible modelo, pediría una entrevista con el director del club. No hubiera querido hacerlo personalmente, pero era la fase principal y más delicada de realizar, tenía que asegurarse que elegía bien el lugar y que lo que deseaba era comprendido y aceptado. Informó al director de sus pretensiones y del modo en que deseaba lograrlas, que obtuvieron de éste una única observación:

.- Ya conoce que nuestras niñas vienen a esta casa y permanecen en ella, por su propia voluntad. Ni queremos ni admitimos, imposiciones de ningún tipo. Tenemos un prestigio que cuidar, tanto frente a las autoridades, cumpliendo escrupulosamente con las normas que nos atañen, como con nuestros clientes, a quienes no podemos defraudar y, mucho menos, engañar, por lo que antes comprobaremos la buena disposición de la niña y la existencia de las cualidades precisas para la realización de sus encomiendas. – J tuvo que controlar una sonrisa ante ese ejercicio de cinismo.

.- Por supuesto. - "De manera que ahora se llaman "encomiendas" a los servicios de las pupilas." – Se dijo divertido, J

.- Si no le importa, sería muy útil para nosotros conocer los motivos y la finalidad de "apadrinar" a esta candidata. – El director quería asegurarse de la exactitud de su apreciación sobre lo que había detrás del interés de J.

J, que esperaba una demanda de ese estilo, tenía preparada la respuesta. Explicó a grandes rasgos lo que se pretendía, emulando al director en cinismo. Cuando acabó su exposición, el director, con una sonrisa complacida, manifestaría su agrado.

Como J sabía, se comprobarían sus afirmaciones y explicaciones, pero eso no lo temía, al contrario, solo le preocupaba como pudieran reaccionar ante la propia L, y para animarles a interesarse por la joven, les mostró unas fotos de ella, de las efectuadas en la fiesta, sin perder de vista la expresión del rostro del director, y aunque este se controlara, admitió el interés por la joven, sobre todo al contemplar la del culo al aire, lo que hizo que J esbozara una sonrisa.

.- No desentonaría en esta casa.

.- Que yo no conozco. – Quería ver como respondía el director ante un comentario que era una clara indicación de interés por conocer el lugar, y era de suponer, que lo que en él se realizaba.

.- Que podrá conocer, si le apetece. Si le parece quedamos la semana que viene y entonces podremos concretar nuestro acuerdo. Antes quisiéramos conocer, con toda discreción, algo más sobre la joven.

.- Por supuesto, pensando en ello he confeccionado un pequeño dossier que puede facilitar su pretensión. Lo que les rogaría es que actuaran con cierta rapidez, si es posible disminuir el plazo de una semana, y comprendo que una semana no es mucho tiempo para enterarse bien de lo que deseen conocer de la joven.

.- Bien, digamos 5 días, como en medio hay un fin de semana durante el que nosotros podemos seguir trabajando y supongo que para usted son días inhábiles...

.- Muy bien.

.- Nos pondremos a trabajar inmediatamente.

Al cabo de los 5 días, J volvería a acudir al club. Precisamente, L tenía cita con el fotógrafo el día siguiente y para entonces quería tener resuelto el acuerdo con el club. Su interlocutor parecía satisfecho de las comprobaciones llevadas a cabo, aunque comentó algunos aspectos que aparecían como potencialmente conflictivos.

.- Nos parece que es muy importante para ella la apariencia que presenta ante los demás.

.- Por supuesto, y eso debe ser baza fundamental para allanar ciertas dificultades.

.- Sin duda lo será, una vez que la tengamos comprometida.

.- ¿Y hasta qué punto quedará comprometida? – Preguntó con una sonrisa.

.- El otro día me dijo que no conocía el club, quédese a tomar una copa y conozca a nuestras marranas. Estoy seguro que encontrará en ellas todo lo que pueda pedir a una joven "comprometida", y por supuesto, obtenerlo, si le apetece. Creo que conocernos aclarará muchas incógnitas. Y si le parece, después, si sigue interesado, fijamos las condiciones del acuerdo.

.- Se lo agradezco mucho. Tengo mucha curiosidad por conocer el club, del que he oído maravillas. – No solo le gustaba la oferta, también era una prueba de la seguridad en lo que ofrecían e iba a ver J, y de la eficacia de los métodos empleados para conseguir lo que buscaba.

J conocería el club, que le pareció muy grande, con comedores, salas comunes y otras privadas, habitaciones. Por último fue conducido a una especie de zona semi privada dentro de un gran salón, que aparecía como el centro neurálgico del club. Era una amplísima pieza, con una barra muy bien iluminada y pequeños cubículos separados entre sí por maceteros, biombos, plantas, muebles, incluso cortinas, que permitían obtener una cierta privacidad, si era eso lo que se quería, pues J pensó que, la mayoría no la quería, ni nadie parecía ocuparse de lo que hicieran los demás. Sofás y sillones ofrecían los asientos precisos. Pero lo importante no era la disposición del salón sino lo que se desarrollaba en él. Y lo primero que impresionó a J fueron las "marranas". Eran jóvenes que no pasarán de los 24 o 25 años, algunas bastantes menos, todas singularmente hermosas, y si su belleza no dejaba indiferente, su conducta sería aún más perturbadora. Vestidas con lencería y muchas desnudas, atendiendo a los clientes, sirviéndoles, bailando para ellos. Y no pararían ahí, J contemplaría como alguna, arrodillada ante un cliente, le realizaba una mamada y alguna otra era tomada apoyada sobre un taburete. Y solo alcanzaba a ver una pequeña parte del salón. Parecía que no existiera ningún freno ni cohibición, aunque el ambiente fuera extrañamente tranquilo y nada ruidoso, ofreciendo una sensación de control y seguridad muy grata.

J miraba todo con creciente curiosidad y excitación, que se incrementaría al contemplar como una de las niñas que bailaba en un cubículo próximo a donde estaba, se inclinó sin dejar de bailar, y con las piernas abiertas, para ofrecer la mejor visión de sus agujeros, en un gesto obsceno, separó las nalgas mostrando el agujero del culo entre ellas. El hombre ante el que se exhibía de esa forma, no debió resistirse a la, muda pero explícita, invitación que se le hacía, e hizo un gesto a la chica, que corrió de inmediato hacia él, arrodillándose a sus pies y sacando la verga de los pantalones del hombre, comenzó a chupársela.

Cuando estaba presenciando ese espectáculo llegaron tres chicas, completamente desnudas, sonrientes, jovencísimas, preciosas. J no sabía a cual mirar, absorto y tan perplejo que debía parecer atontado. Una llegaba con una bandeja con la bebida que había pedido, que dejó en una mesita, luego se sumo a las otras dos que se habían puesto a bailar para él, que seguía como desorientado, estupefacto de que aquello le estuviera sucediendo a él. Comprendió que nadie podría resistirse a esas chicas. Después, cuando volvió en sí y fue capaz de reaccionar comenzó a ser consciente de lo que significaba lo que estaba presenciando a efectos de su interés en aquel club y en lo que se hiciera con L. Las chicas bailaban, se mostraban, se ofrecían, sonriendo animantes, sugerentes. Todas tenían el sexo perfectamente depilado. Una lucía unos aretes en los pezones y en el clítoris. Las tres calzaban sandalias de tacón muy elevado que alargaba las piernas y ofrecía, ostentosamente, unos culos, ya de por sí, más que deseables.

J miraba abstraído, admirado, cautivado. Como si las chicas pensaran que no estaba respondiendo a sus invitaciones, dos de ellas e abrazaron, bailado juntas, y después acariciándose mutuamente. J lo contemplaba fascinado y encandilado. Una llevó su mano al sexo de la otra, al tiempo que esta se colocaba de forma que él pudiera ver mejor lo que se hacía con ella, siempre abrazada a su compañera, que introdujo los dedos en el coño y comenzó a acariciarlo por dentro, al tiempo que comenzaban a besarse con ansiedad y pasión. J, ya caliente, sintió que no iba a poder aguantarse si las cosas continuaban de ese modo, debía pararlo, no había ido allí a follarse a una marrana, pero cada vez estaba menos firme en su propósito. Y, como si la tercera se hubiera percatado de lo que pasaba por la mente del hombre y quisiera acabar de animarle comenzó a mostrarse de forma similar a como lo hiciera la que hacía poco había estado contemplando en el cubículo cercano.

Decir que las chicas del club estaban perfectamente instruidas, adiestradas, no respondía a lo que contemplaba de ellas. Ahora comprendía que la palabra empleada para designar el adiestramiento, esa doma a la que se hacía referencia, tenía mucha razón de ser, pues así era como estaban esas marranas, domadas, perfectamente domadas. J, poco conocedor de esos ambientes, estaba más que asombrado, perplejo, de sus formas de presentarse, de ofrecerse, de actuar, de satisfacer a los clientes.

J, que había intentado permanecer incólume a las ofertas de las marranas, acabó sucumbiendo a la pretensión de la que bailaba para él. Había estado admirando las exhibiciones de su cuerpo, de las zonas más escondidas, de un culo precioso, que la joven abría para él, separando las nalgas y mostrando el agujero que ligeramente abierto, invitaba a ser tomado, lo que no podía dejar de hacer efecto en J, y más cuando, después de chupar un par de dedos los llevó al agujero y, mientras contoneaba el culo ante J, introdujo ambos dedos, inclinada, ofreciendo el espectáculo a pocos centímetros de los ojos de J, y una vez dentro del culo, barrenar con ellos, sacarlos para volver a chuparlos y regresar a meterlos de nuevo en el culo, esta vez mirando hacia atrás, sonriendo a J, que no podía separar su vista de los dedos de la chica y del agujero que taladraban. Una vez que lo estimó preparado, separaría los carrillos para mostrarlo abierto a la contemplación de J, en una muestra que era una oferta de lo que podía hacer con él.

"Para conseguir que una mujer haga esto, no bastará con una doma convencional..."

"L, no aceptará realizar estas cosas."

"Y esta gente piensa que podrá tener a L como una marrana más, y sin apenas reparos."

Ahora, era J quien no podía por menos de poner en duda, lo que antes había defendido como realizable. Pero la belleza de las jóvenes, su juventud, sus muestras y ofertas, aparecían como razones para pensar que podía hacerse, que L también podría ser domada.

Entonces, la joven, como si quisiera desbaratar las dudas de J, y en vista de la falta de decisión que éste mostraba, se postró a sus pies, y después de besarlos, alzando sus ojos hacia J, indicaba su deseo, con un gesto de las manos, que llevaba a la zona del cuerpo de J, y una sonrisa que decía de su complacencia y disposición a realizar lo que solicitaba, a lo que J no tuvo fuerzas para negarse.

Sería la propia joven quien buscara y sacara el miembro de J, para inclinarse sobre él e introducirlo en su boca, y comenzar a chuparlo con una entrega y saber hacer que decían del conocimiento y preparación de la chica, que había colocado las manos en la espalda, donde las mantenía cogidas, actuando solo con la boca, y manteniendo el equilibrio con el único apoyo de la verga que chupaba, y que ella iba introduciendo paulatinamente más en su boca, hasta lograr tenerla toda en el interior. Ahora las chupadas eran más largas, abarcando toda la longitud de la verga de J, que se dejaba hacer entregado totalmente a las acciones de la joven, que no parecía tener prisa por acabar, a pesar de que al tener las manos en la espalda su postura no era muy confortable, prolongando la situación al ralentizar las chupadas cuando se percataba que él estaba a punto de correrse, evitando que lo hiciera y ofreciéndole otra tanda de chupadas, que compartió con lamidas a la verga y ahora, ayudándose de las manos, a los testículos, que supo hacer accesibles, para meterlos en la boca, chupándolos y lamiéndolos, regresando a la verga, hasta que el propio J, no pudo aguantar más, y poniendo una mano sobre la cabeza de la chica, la hizo comprender que quería correrse, a lo que ella reaccionó, con unas chupadas más rápidas sobre la cabeza de la verga que, crispándose, eyaculó, recibiendo todo en su boca, que tragaría con delectación. Luego quedó con la verga en la boca, quieta, sin ni siquiera presionar sobre ella, dejando que fuera perdiendo su vigor, mientras su propietario permanecía disfrutando de los momentos de relajación subsiguientes. Solamente cuando J hizo un movimiento que expresaba su deseo de acabar con esa situación, la joven se retiró, pero solo sería para dejar que J se acomodara mejor, quedando arrodillada ante él, a la espera de lo que quisiera mandarle, y si J no ordenaba nada, ella sabía cómo debía continuar. J querría adecentarse.

.- Señor, permítame. – Miró a la joven que sonreía arrodillada a sus pies. Como él no dijera nada, ella volvería a ocuparse de la verga del hombre, la cogería con delicadeza, como probando su respuesta, sin duda para comprobar si había superado los momentos en que la sensibilidad está a flor de piel y resulta desagradable cualquier toque sobre esa carne tan delicada. Cuando comprobó que podía continuar volvería a utilizar la boca como instrumento más idóneo en el trato de esa carne, que lamería mientras la mantenía sobre la palma de su mano, a lo que no tardaría en responder, comenzando a recuperar su vigor, y la joven a chuparla. Cuando la verga se recobró su firmeza, la joven, sin sacarla de su boca, y mirando hacia J, llevaría las manos a la bragueta de sus pantalones, comenzando a desabrocharlos, era evidente que trataba de bajárselos, sería J quien acabara de hacerlo, incapaz de parar lo que llegara a continuación, cada vez más entregado a lo que la joven hiciera y más convencido de las bondades de la doma. Se bajaría los pantalones, y después, la joven, sacando un momento la verga de su boca, descendería con habilidad y rapidez los calzoncillos, para ocuparse luego de que la verga recuperase todo su vigor. Cuando creyó que el hombre se encontraba bien preparado y dispuesto, la joven dejó suelta la verga, se incorporó para colocarse tumbada, boca abajo, sobre un taburete de unos 60 cm. de altura, quedando con las piernas separadas, ofreciendo los agujeros centrales de su cuerpo a la contemplación de J, y de inmediato, separando las nalgas con sus manos, al tiempo que giraba la cabeza hacia atrás, buscando, sonriente, la mirada de J, en una invitación imposible de rechazar, para que este usara de ese agujero que le ofrecía. Y el hombre, cada vez más excitado y deseoso, se incorporaría acercándose a la joven, probó con un dedo la accesibilidad del agujero, estaba lubricado, por lo que llevó la verga presionando sobre él y penetrándolo. Parecía acomodarse al cilindro que le taladraba, sintiendo como se cerraba sobre él. J estaba absorto en lo que hacía, a pesar de ello se percató que la joven estaba cerrándose para que su verga sintiera más y mejor la carne que traspasaba. Durante un rato estuvo jodiéndola por el culo, y si quería obtener el placer que la chica le ofrecía, quería recompensarla, buscando que ella también gozara, y eso, sabiendo que lo que ella hacía era su trabajo, y que él no tenía que esforzarse por que consiguiera un goce que no estaba entre sus derechos ni, posiblemente, entre sus necesidades, pero era algo que salía espontáneo a J, resultaba casi obligado tratar de compensar a la joven, buscó con la mano el coño, lo encontró lubricado, quizás de forma no natural, como lo estaba el culo, en todo caso, fácil de manipular. La joven, sin duda percatada de las intenciones de J, comenzaría a mover la grupa, acompañando el ritmo de J, para acentuar la penetración más fuerte de la polla, dejando escapar pequeños gemidos, que dieran la sensación de que el hombre estaba consiguiendo lo que deseaba. Cuando él se corrió en su culo, le acompañaría con un gemido prolongado. Luego esperaría quieta a que él sacara la polla, cuando lo hizo, no le daría tiempo a adecentarse, estando él aún en pie, se incorporó, pero solo para arrodillarse ante él, que asombrado, estuvo a punto de detener lo que fuera a hacer, más que satisfecho, ahíto de placer, pero se contuvo, curioso, y ella cogería de nuevo la verga con sus manos, él sintió un poco de vergüenza, pensando en que podría no estar muy limpia, pero la joven no parecía tener problemas por ello, para mayor sorpresa de J, repetiría la acción que hiciera anteriormente, con la polla en la palma de su mano, la lamería, y después, con toda suavidad, la chuparía, buscando limpiarla con sus labios, su lengua, su saliva, que tragaba después. Luego, sería ella quien pusiera calzoncillos y pantalones a J, que, cada vez más asombrado y satisfecho, no sabía cómo hacer para demostrar su complacencia. El director había comentado que no aceptaban nada de los clientes, pero no quería dejar las cosas así.

.- Pondré de manifiesto mi complacencia contigo.

.- Muchas gracias, señor. – Estaba en pie, delante de J, ante quien hizo una pequeña reverencia. – Me encantará que me conceda el honor de volver a servirle.

.- No lo dudaría.

.- Gracias, señor. – Elevó los ojos hacia J, sonriendo, para después volver a reverenciar.

Cuando J regresó con el director, este le acogería con la sonrisa de quien está seguro de ir a recibir los parabienes por lo que había ofrecido a su invitado.

.- ¿Qué le ha parecido?

.- Realmente me ha impresionado muy favorablemente. El club, el ambiente, las...

.- A nosotros nos gusta llamar a nuestras acogidas, marranas.

.- Marranas, que están extraordinariamente bien adiestradas.

.- Domadas.

.- ¿Y la doma…? – J, comprendía que ese era el modo, que se empleaba en ese lugar, para "convencer" a las menos dispuestas a colaborar, y lo que a él más le interesaba, por ser el aplicable a su marrana. – Al pensar en esa forma de designar a L, tuvo una sonrisa gozosa y satisfecha.

.- Es nuestra forma de actuar. A las marranas se las doma, es decir, se las adiestra, se las instruye, se las domestica. Como se hará con la que nos presenta usted. Es algo necesario para aprender nuestros sistemas y las mejores formas de complacer a nuestros clientes, objeto principal de la labor de cualquier marrana. Es un adiestramiento, especial, pero no deja de ser una preparación, para el mejor ejercicio de su oficio, que ellas eligen y aceptan libremente, lo mismo que el adiestramiento que reciben. Solo precisamos que la marrana nos "autorice" a hacerlo.

.- Perdóneme, pero la autorización que van a recibir no será precisamente para dejarse domar.

.- Claro que sí. – Lo decía como lo más natural del mundo. Siguió explicando. – Es nuestra forma de hablar, que ellas aceptan y todos empleamos.

.- ¿Y cuánto tiempo necesitan…?

.- ¿Para que se amolden? – Preguntaba con sorna, como si eso fuera lo que realmente importara a J, y no andaba descaminado. – Lo importante son los 8 o 10 primeros días. Y es en esos donde tenemos que "motivarla" para que no haga ninguna tontería. Después, los métodos y el lugar surtirán efecto, y ella se encontrará "enredada", aunque sea livianamente, tendrá que admitir, tolerar y soportar nuestros sistemas, y lo hará, no lo dude, y por poco que le guste, y la tendremos encarrilada a nuestra conveniencia.

.- Porque he visto a sus marranas...

.- Mire usted, lo que a usted le parece que puede generar tensiones o crear reacciones de rechazo, es un arma, que bien usada, producirá el efecto contrario. Si nuestra futura marrana tiene más que perder, tratará de hacer todo lo que esté en su mano para no perderlo, y si actuamos como debemos, para conseguirlo se tendrá que amoldar a nuestras exigencias, lo que la irá enredando, sujetando cada vez más, como si de una tela de araña se tratara, hasta que se encuentre incapacitada de escapar. – Era lo que el mismo pensaba para mantener a L en aquel lugar. – Déjelo en nuestras manos, sabemos lo que hacemos, y nos interesa conseguir lo mismo que a usted. No quiero decir que todo sea fácil, los principios no suelen serlo, pero sabrá superar las dificultades, al fin y al cabo, lo que se le pide es algo connatural a su condición.

El director volvía a mostrar su cinismo con la referencia a lo "connatural a su condición", que J escuchaba entre satisfecho y sorprendido.

.- Me temo que quiera escapar en cuanto se percate de lo que se desea.

.- Lo damos por supuesto, pero no porque vaya a suceder, sino como precaución, pero, si sucediera, no sería inminente. Ahí está nuestra mejor baza, el tiempo, que juega a nuestro favor. Lo que conocerá enseguida la marrana serán nuestros métodos, que no la gustarán absolutamente nada, pero, por lo que me ha contado usted de la situación en la que está, podremos aplicar desde el primer momento, ya que no podrá reaccionar de forma inmediata. Ella misma se encontrará cogida y hallará más difícil escapar, y más arriesgado, sobre todo si piensa que esperando un poco podrá hacerlo sin sufrir daños.

.- ¿Y el miedo a ser vista… aquí?

.- Cuando comience asentirlo ya estará demasiado pillada. Después, nos será mucho más fácil provocar otro miedo, el del escándalo, al que temerá mucho más. Por cierto, hablando de esto, al final, sería conveniente "presentarla" en sociedad, que sus amistades conozcan su valía y habilidades..., puede encontrar en ellos muy buenos clientes.

Ambos sonrieron cómplices.

.- Esté atento a los comportamientos y muestras de la joven y verá como va desenvolviéndose de modo más propio... digamos, de más liberada.

.- Estoy deseando contemplarlo.

.- Pues esta parte de la doma suele ir bastante rápida.

.- Estamos hablando de una situación en la que la marrana ha pasado esos primeros días, pero, en el supuesto, que creo poco probable, que conozca este lugar o se entere enseguida de lo que es, ¿qué plan alternativo existe para, digamos, dirigirla, encauzarla?

.- Es un riesgo, pero creo que es muy improbable, pero si surgiera muy pronto la situación a la que alude, en esta casa existen otras ofertas hacia las cuales dirigiríamos a la marrana.

.- ¿Seguiría aspirando a ser una marrana?

.- Por supuesto, no podemos permitir que se malogre una vocación, lo alcanzaría por otros procedimientos. Pero, no adelantemos acontecimientos muy improbables.

.- Bien, no pretendo que me expliquen todos sus métodos, estoy seguro que si se comprometen a realizar un trabajo muchas complicaciones tienen que surgir para que no lo lleven a cabo.

.- Y si surgen las resolveríamos. ¿Qué horario es conveniente para la doma de la marrana?

.- ¿Qué tiempo es necesario para la doma?

.- Alrededor de 3 horas diarias, para no crearla demasiadas sospechas.

.- Si es posible dedicar la mañana... Así no la tendremos dando guerra. Siempre que no sea problemático.

.- Podemos hacer que nos dedique toda la mañana, las 3 horas pueden convertirse en algo más, al menos hasta que la tengamos semi estabulada. – Sonreía a su interlocutor que le devolvió la sonrisa, aceptante y divertido. Lo de la estabulación de la marrana, volvía a traerle la imagen de la joven y de la cara que pondría si escuchara esa conversación. – Entonces, lo estableceremos así, y si no hay inconveniente, también los sábados y festivos.

.- Ninguno. Entonces, ¿la tendremos de marrana?

.- Creo, con casi total seguridad, que la tendremos de marrana, y dejo el casi, por los imponderables que pudieran surgir, y no parecer demasiado presuntuoso.

Se establecieron las condiciones del acuerdo, que eran fundamentalmente económicas, a J le interesaba mucho este aspecto, pues era el mejor aliciente para que el club pusiera todo su empeño en conseguir a L como marrana.

.- Quienes presentan a las marranas tienen un porcentaje...

.- No es lo pretendido.

.- Lo hay, y nos gusta pagarlo. Siempre hay gastos en los que se incurre...

.- Bien, bueno es saberlo.

.- Puede suponer un bonito ingreso.

.- ¿Cuánto? – J tenía curiosidad.

.- Alrededor de los 30.000 $ al año..., en los años de juventud, o una cantidad inicial, como comisión por la realización del negocio de 60.000.

J, no quiso preguntar más. Pensó que, acaso, podría ofrecer unos pagos más espléndidos a quienes colaboraran a concluir el negocio, sabiendo que tenía una fuente de financiación..., si todo concluía conforme a lo previsto.

.- Me queda por decirle la fecha de ingreso.

.- De acogida. – De nuevo J sonrió.

.- Me gustaría que la acogieran dentro de 3 días, el jueves.

.- Me tendrá que decir las circunstancias, supongo que serán específicas.

.- Sí.

J explicaría como pensaba que se desarrollaría la llegada de la joven.

.- Esperemos que nos la envíen del modo que dice. Nosotros tendremos todo preparado. Si se retrasara, tampoco existe problema. Pienso que no se va a adelantar.

.- No parece nada probable. En todo caso serían avisados. Pero la fecha del jueves la deben poner ustedes en su respuesta a la petición que les haga la... marrana... futura.

.- Ya, en ciernes.

El propio club se encargaría de conseguir la aceptación de L a las condiciones de su preparación, lo que suponía otra prueba de la confianza en sus métodos y buen fin de sus operaciones, lo que para J era una manifestación muy importante de la fiabilidad de la institución en la consecución del objetivo que se había fijado.

J se despediría, con la convicción de haber acertado en la elección del lugar.

Por supuesto, J quedaría en el anonimato, aunque sería informado siempre que lo deseara, y él podría pedir que las formas de actuar del club se acomodaran a sus pretensiones, pero con una salvedad muy importante, en caso de que el club no considerase convenientes las indicaciones que recibiera para actuar de determinado modo, si él insistía en ello, podría desentenderse de la consecución de la finalidad primordial de la doma, es decir, la conversión de la joven domada en una marrana del club, exigiendo el pago total del coste de la doma a la otra parte, si no se consiguiera hacer de la domada una marrana del club, como consecuencia de no llevarse a cabo las acciones propuestas por el club. Para asegurarse del cobro, pediría una garantía. Como J no podía, ni quería ofrecerla, se tenía que avenir a dejar discurrir la doma según los métodos propios del club, sin interferir en ellos, aunque J pudiera plantear lo que estimara conveniente para que se tratara de acomodar la doma a lo que él creyera oportuno para sus fines. Pero el club buscaría primordialmente la consecución de la doma de la nueva marrana, lo que no era negativo para lo pretendido por J. Tener al club como primer interesado era fundamental en la consecución de sus objetivos.