Kor

La fantasía zoo me tenía loco, y...

Hola.

Ufff, me va a costar escribir esta historia porque recordándola me pongo cachondísimo, mucho. De hecho estoy escribiendo con una sola mano porque no puedo evitar masturbarme a la vez.

El caso es que me ponía mucho la zoofilia como fantasía y aunque muchas veces quise llevar a la realidad una experiencia con un perro, lo veía casi imposible por varios motivos, como no tener mascota (principal), no atreverme a contar a nadie ese secreto, y en caso de tener la ocasión, no terminar por lanzarme. Hasta ese día.

Una pareja amiga tienen una mascota. Un perro. Pastor belga de nombre Kor. Negro de pelo, fuerte y la verdad que agresivo con otros perros pero muy dócil con los humanos. Yo me llevaba muy bien con él y más de una vez lo sacaba a pasear, y, aunque a menudo me pasó por la cabeza intentarlo, no me lancé por no estar en una situación segura.

El caso es que un día me escribió un whatsapp la pareja para decirme que querían irse el fin de semana a Madrid y si podría hacerles el favor de ir a su casa los dos días para dar de comer y beber a Jar y pasearlo. Era mi oportunidad. Les dije que sí, quedé con ellos para que me dieran las llaves y al día siguiente ocuparme de Jar. Ufff, no imagináis cómo fue la noche anterior intentando pensar que haría. Lo primero, si me atrevería a hacer realidad mi fantasía, y de ser así, qué haría.

Al día siguiente, a eso de las 11, cogí el coche y según iba al piso, más nervioso, cachondo y en blanco me ponía. Subiendo en el ascensor decidí cómo iba a empezar.

Abrí la puerta y ahí estaba Kor, jadeando, mirándome con la lengua fuera. Le saludé acariciándole el lomo y me fui directo al salón. Me desnudé del todo, abrí mi portátil y me puse una web de porno zoo. Puse un video de una mujer con su perro que me encantaba.

Me pajeaba de puro cachondo que estaba con Kor ahí, delante de mi, arrimando el hocico por todos lados. Yo era novato, y como que no sabía por donde empezar. Quería hacer de todo pero joder, estaba en blanco. Se me ocurrió una cosa. Fui a la nevera y encontré mantequilla. La cogí y antes de volver al salón me unté un poco el ano. Kor me seguía todo el rato como intrigado. Nada más llegar me puse a 4 delante del portátil para seguir viendo el video. Esa situación ya hizo que me volviera loco, así que me pasé mças mantequilla por el culo y me di unos cachetes para llamar la atención de Kor hacia ahí.

Como si no fuera la primera vez, Kor metió el hocico y empezó a lamer como loco. Joder. He parado unos minutos de escribir porque me pone a mil cada vez que lo recuerdo. Yo empecé a gemir sin darme cuenta, apoyé el pecho en el suelo y eché las manos atrás para abrirme bien el culo... Estaba hecho una perra. y me encantaba. Kor no se cansaba de lamer y yo no paraba de gemir y decir cosas como "joderrrrr... que puta estoy... ahhhh... joderrrrrrrrrrrrrr..." No tenía casi voluntad de lo cachondo que estaba, y quería más.

Después de un rato me incorporé porque entre otras cosas apenas aguantaba más en esa postura pese a lo cachondo que estaba. me apoyé sobre el lomo de Kor y empecé a acariciarle buscando su polla. Estaba escondida, pero seguí sobándole y tirando un poco de su piel hasta que empezó a aparecer poco a poco. Me agaché para ver cómo iba poniéndose, cachondo por estar así y por saber cómo llegaría a ponerse esa polla que tanto deseaba. Iba creciendo y babeando y yo seguía jugando con esa polla hasta que logré que saliera toda entera, con el nudo. La tenía delante de mí, como había fantaseado muchas veces. Un pollón rosado, babeando....

Me tumbé debajo poniéndome un cojín bajo la cabeza y sin dudar me la llevé a la boca. No sabía nada mal, aunque no sabría decir a qué. Fui chupando, lamiendo y tragando esa preciosa verga sin parar, ya estaba otra vez muy puta. Iba echando líquido sin parar y yo me lo pasaba por la lengua, la boca, la cara, lo tragaba... No sabía si se estaba corriendo, pero yo no dejaba de jugar con esa polla con mi boca.

No sé el tiempo que pasó así hasta que en un momento dado Kor se apartó y alejó un poco. Supuse que se habría corrido, aunque su verga seguía asomada toda entera, colgando y babeando...

Entendí que necesitaba un descanso y me tumbé boca arriba en el sofá. Seguí viendo ese video pensando que yo también había por fin hecho lo que veía, sin dejar de masturbarme, con la cara llena de la leche de Kor, separándome las piernas para untarme de nuevo el culo con mantequilla y mirando de vez en cuando a Kor. Estaba casi inconsciente de lo cachondo que me sentía. Y quería más. Mucho más.