Klonicus (05)

Sexo con Ingrd para probar nuestros nuevos cuerpos, instruccion y paseos lunares, ordenes de despegue.

Klonicus, Capitulo 5

Hola, como recordareis por los episodios anteriores me llamo Tomás Díaz y tenía 68 años cuando me alisté como soldado en el Ejercito Planetario Terrano (EPT) ahora ya poseo un cuerpo clonado de 20 años, mejorado genéticamente y piel Marron-Naranja.

Base Collins (Luna, planeta tierra) habían pasado tres días desde que habíamos efectuado la transición al nuevo cuerpo, durante ese tiempo se nos había machacado a base de caminatas y carreras por la base, mucho gimnasio y charlas, pruebas, ejercicios de lectura, de concentración y test psicotécnicos, el día estaba resultando algo duro para casi todos, el motivo era simple, la noche anterior había sido memorable para muchos, ¡se nos había permitido tener sexo!, el medico había comunicado que el proceso de adaptación, había sido superado con éxito total por todas las compañías, teníamos por fin control físico completo del clon.

Ingrid y yo volvíamos por el pasillo tras escuchar la noticia, al llegar a su alojamiento me miro a los ojos y pegándose a mi cuerpo como una lapa dijo:

-      Ven a mi habitación, quiero que seas el primero.

-      Molestaremos a Claire, a no ser que se nos una.

-      Ella tenía otros planes, no te molestes y entra aquí, vamos.

Entré claro está, la disposición de su habitación era similar a la mía, apenas cerrarse la puerta nos besábamos con la pasión de dos amantes que ya han tenido sexo anteriormente, efectivamente habíamos hecho algún trio en nuestros viejos cuerpos durante el campamento, pero ahora la cosa era ligeramente distinta, la piel era más suave, sus labios más cálidos y sus gemidos más agudos.

Aun de pie tras una serie de besos nos apartamos para quitarnos los monos grises, ¡Menudo espectáculo! aquella valkiria de corto pelo rubio era todo un monumento, atrás quedaba la imagen de piel arrugada y senos caídos, ahora me excite solo con ver la curva de su cuello, esos hombros, aquellos senos altos grandes y tersos con pequeñas aureolas cobrizas y pezones altivos, vi sus ojos recorrerme mientras se lamia seductoramente los labios, volví la atención a aquella hembra, su cintura estrecha, el vientre firme, aquel ombligo hundido parecía reclamar besos y caricias urgentes, sus caderas eran un imán para cualquier macho, el mono gris cayo a sus pies revelándome unas piernas esculturales, bien torneadas, seguí mirando mientras la imitaba agachándome para sacarme las botas, veía su vagina a un palmo de la cara, parecía la de una niña, recogidita y sin pelo, algo en mi cabeza me animaba a morderla como un melocotón suave y sabroso, ella se quitó las botas y tiramos a un lado las ropas antes de fundirnos en un abrazo sensual mientras nos besábamos.

Caímos en una de las camas, aquello era un vendaval de hembra ansiosa y yo procuré seguir el ritmo, no sé en qué momento bese sus pechos o lamí su vientre, conseguí meter la cabeza entre sus muslos y lamí aquel coñito, recuerdo bien que gritaba de gozo tirándome del pelo, tras unos segundos de calma se arrodilló metiendose la polla en la boca, sentí una succión como jamás la había sentido, luego de forcejear con ella la tumbé penetrándola con furia, ella se enroscaba en mi cuerpo, noté resistencia y un grito, la sensación de humedad aumentó así como el vendaval agitado de sus caderas, Íngrid me estrujaba con todas sus fuerzas mientras la clavaba al colchón con fogosidad mutua, nuestros jadeos eran continuos y fuertes, no tardamos en corrernos a la vez , sentía sus contracciones en la verga mientras me vaciaba hasta tal punto que su vagina rebosaba esperma.

-      Ahhg… ¡Que gozada! –dijo Íngrid mientras recuperaba el resuello- pero me duele un poco.

-      Rubia eres fantástica, menuda fiera estas hecha.

-      Ohmm gracias, pero sal un momento.

Me incorpore sobre las rodillas, mi compañera suspiro al sentir su vulva desalojada, la tendí unos pañuelos y procedió a limpiarse, emitió un respingo al ver una mancha de color rosa fuerte, mostrándome el papel.

-      Enhorabuena Tomás, -dijo con una sonrisa encantadora- acabas de desvirgar a una setentona con cuerpo de veinteañera.

-      Joder… joder, vaya sorpresa, -respondí totalmente asombrado.

-      Reacciona Tomás, eres el primer hombre del resto de mi vida.

Se levantó de la cama y tras ponerse una camisola larga fue al servicio del pasillo, tras limpiarme quede tumbado y pensativo, mi yo anterior le daba mucha importancia a aquel virgo (el primero de mi vida) pero el microprocesador de mi cabeza le quitaba importancia, afortunadamente Íngrid no tardo en regresar y tras quitarse la camisola tomo asiento en la cama a mi lado.

-      Siento haberte hecho daño, preciosa. –dije mirándola a los ojos.

-      Supongo que era inevitable la primera vez, -respondió sonriente, tras abrazarnos y besarnos añadió- en el servicio había otra desvirgada más, lloraba de emoción.

-      Si, supongo que mañana habrá muchas menos vírgenes en la base, a todos nos apetecía un poco de sexo.

-      A mi aún me apetece. –dijo incorporándose poniéndome las tetas en la boca.

Las chupé mientras notaba una de sus menos en mi verga, la reacción fue inmediata, ya casi no me acordaba de lo rápido que se repone uno para un segundo polvo, (exceptuando el de Claire) la rubia no me dio opciones, antes de darme cuenta ya la tenía encima, montada a horcajadas con ambas piernas bien separadas orientaba mi prepucio contra su vulva, la sensación de calor, humedad y succión era maravillosa, y ver a aquel bombón botando sobre mí con aquellas tetas ante mi cara casi me hace eyacular de golpe, me agarre a aquellos senos como si me fuese la vida en ello, mientras la rubia agitaba las caderas en forma circular, veía su cara congestionada de placer mientras impulsaba mi polla en el interior de aquel coñito ajustadito con bruscos caderazos, gracias los centímetros extra de mi clon sentía el tope de su matriz en cada estocada,  su cara delataba un placer intenso, la sentí temblar mientras me cabalgaba unos minutos, chorreaba de placer, escuchaba el chapoteo en la unión de nuestros cuerpos, antes caer estremecida de pasión sobre mi cuerpo, sus gemidos rebotaban en las paredes, -ahhh… siii ahh… gimoteaba entrecortadamente la rubia- la deje correrse largamente sin aflojar mis acometidas mientras me contenía, pero no la deje reposar, la hice descabalgar de un rápido movimiento y sumí la polla en su boca, ella mamo con ganas al compás de mis caderas, sentí el orgasmo llegar pero no me contuve, comencé a soltar lleretazos directamente a su garganta, su boca se llenó de esperma y rebosó en algunos chorros blancos que bajaron por el cuello hasta su generoso pecho, Ingrid no paraba de tragar.

Ahí no acabó la noche, nos dimos una paliza de órdago a base de chuparnos y follar en varias posturas, supongo que dormimos solo dos o tres horas, por eso al toque de diana estábamos (como la mayoría) con ojeras y cansados pero sonrientes; la siguiente noche Íngrid repitió, pero las dos siguientes vino Claire, aquella morena de nariz respingona era tan caliente como la recordaba de su litera en el campamento, lo pasamos de vicio pues ya venía desvirgada por sus dos agujeros, decidí mentalmente tomarme el desquite con el culo de Íngrid en cuanto pudiera.

Los ejercicios seguían, pero nos fueron poniendo las cosas algo más difíciles, para empezar, el entrenamiento se hizo con equipo completo, trinchas repletas de cargadores, pesados fusiles antiguos y casco, así fuimos ganando confianza y musculatura, luego nos pusieron trajes de astronauta con escafandra y equipo diverso para entrenar en cámaras de vacío con gravedad simulada, dos semanas después y ya bastante fuertes, además de confiados en nosotros mismos, nos llevaron de excursión.

Antes de salir, el teniente nos había dado una charla informativa:

-      Bien reclutas, el periodo de ejercicios fáciles acaba, es hora de ver cuantos sois capaces de mataros solitos por gilipolleces, ¡Vais a ir de excursión al exterior! ¿Cuánto sabéis de la Luna? bien bajad las manos y escuchad, os lo pondré fácil, comparando la escala, si el planeta Tierra fuera una pelota de baloncesto, la Luna sería una de tenis, su diámetro es de 3.474 Kilómetros, la temperatura exterior oscila de 127º Celsius de día a -153º de noche, dependiendo de la época orbital esta última puede llegar a -233º. La composición atmosférica es muy tenue y recibiréis radiaciones solares en forma de  de rayos Gamma y ultravioletas, siempre debéis poner los filtros a los visores ¡Recordadlo!; la gravedad es un sexto de la terrestre y la velocidad de escape es de solo 2,36 Km/s, un salto no os pondrá en órbita, pero si metéis la pata el sargento Loria os dará tal patada, que veréis lo que hay más allá del horizonte, vais a dar un paseo Lunar, no a visitar un parque de atracciones en la Tierra, sentiréis claustrofobia por la escafandra, ¡Es normal! respirad hondo y no dejéis que el pánico os gane, sentiréis el terreno bajo los pies y eso será positivo para vosotros, pero este solo es el primer peldaño, más adelante haréis ejercicios en órbita, con solo una cinta de seguridad y nada alrededor más que vuestro traje, en el espacio hay batallas, escaramuzas, reparaciones, etc. Debéis estar preparados para todo ello, es improbable que el traje espacial se rompa, pues ya ha sido testado por otros cretinos antes que vosotros, pero os daré una buena noticia, el cuerpo clonado os dará una ayuda extra, si el traje se rompe volved al semioruga presurizado a parchearlo ¡A toda leche a paso ligero! pero sin correr para no aumentar demasiado el ritmo cardiaco, vuestro clon puede aguantar 15 minutos sin que reventéis por la diferencia de presión.

He de reconocer que estaba acojonado cuando nos sacaron de la base, íbamos toda la compañía en varios semiorugas de pelotón para 20 hombres y nos alejaron unos treinta Kilómetros del punto de origen, allí nos dejaron en las estribaciones de un cráter de cinco kilómetros de ancho y nos dijeron que lo explorásemos por secciones, tras eso debíamos establecer un perímetro y preparar una base provisional, la excursión duro diez horas, los transmisores personales del casco funcionaron perfectamente, el objetivo se cumplió y volvimos sin bajas.

Aquel tipo de ejercicios se repitió a partir de entonces dos veces por semana, el siguiente mes se amplió a cuatro y antes de acabar el curso pasamos una semana entera en una base provisional que nosotros mismos habíamos construido, esta constaba de cinco edificios de pelotón y uno de mando, con los semiorugas aparcados en círculo de forma equidistante a modo de bunkers defensivos, dentro de los edificios había diez compartimentos para dormir por parejas, aquí vivíamos como en base Collins, dentro se podía estar en pelotas aunque flotábamos hasta el techo con apenas impulsarnos un poco, hacer el amor se convirtió rápidamente en el juego favorito de todos, excepto claro está, de los que tenían que hacer de centinelas.

Fue en aquellos días cuando Íngrid dejo su culo a mi disposición, pero no fue la única ni yo para ella, nuestro limite era no abandonar los edificios provisionales durante el periodo de descanso, pero al ser diez personas de cada sexo en ellos podíamos variar un poco, aunque todos éramos de color naranja se distinguían ciertos rasgos raciales en cada uno, Andrea una castaña de pechos menudos y cuerpo espigado, me enseño como sabe usar la boca una ex lesbiana, Lakuary una birmana multiorgasmica, aullaba como una loba cuando se corría, el apodo de “Lassie” la venia al pelo, Aisha una árabe, me enseño lo que una mujer te puede hacer en el miembro cuando de verdad agita el vientre, Ingrid, Claire y o reanudamos nuestros tríos, ¡No estoy presumiendo! yo no era el único que dormía caliente cada noche, lo cierto es que en los tres meses de nuestra estancia en base Collins, todos nos encamamos con todas nuestras compañeras y algún compañero (para gustos los colores) cuando coincidíamos en aficiones y gozos nos emparejábamos por una temporada, el microprocesador era una ayuda añadida, pues nos impedía ser celosos y aceptábamos la promiscuidad sexual como algo natural, cuyo único fin era producir endorfinas y bienestar.

También hubo accidentes, una pierna y dos tobillos rotos, Paul un canadiense, se llevó un buen susto al sufrir una caída y caer contra una roca, su traje espacial se rompió a la altura del muslo derecho, el agujero no era grande apenas tres centímetros, por suerte recordó las instrucciones y parcheo rápidamente el traje volviendo al semioruga a paso ligero, más tarde nos enseñó las consecuencias de la descompresión, parte de la piel clonada del muslo se había convertido en una verruga al taponar por si misma el hueco del traje, en pocos días de tratamiento aquel absceso había desaparecido y solo le quedó un moratón azulado, que contrastaba terriblemente con el color naranja de la piel, naturalmente el incidente nos enseñó a confiar en nuestro cuerpo nuevo, ya que con el antiguo nuestro compañero habría muerto casi con toda seguridad.

El curso acabó como ya dije, nos dieron nuestros títulos y las órdenes de embarque, los 2619 reclutas que llegamos de la Tierra habíamos sido separados al llegar, no sabíamos nada de los 723 que fueron destinados a tanquistas o personal de la flota, dejándonos en 1896, pero se nos habían unido los 119 suspensos del curso anterior para repetirlo con nosotros, eso nos volvió a colocar en 2015 personas, pero en los exámenes y ejercicios finales el 3% no había superado el curso de infantería planetaria, en total dieron 1955 diplomas; las sorpresas no acabaron ahí, La flota debía reponer las naves perdidas contra los Doopit y casualmente íbamos en su dirección, el embarque era casi inmediato (solo un día libre) dos cargueros y una fragata de escolta, ya estaban listas para llevarnos en dirección a Yod-03 donde haríamos nuestro primer salto colapsar por el agujero de gusano, los nuevos motores de las naves permitían velocidades astronómicas, aunque nuestro pasaje no era gratis, durante este solo dormiríamos una parte y por turnos, el resto haríamos entrenamiento con armas reales en las bodegas blindadas y algunas salidas controladas al exterior.

Continuara.

Bueno amigos, lo prometido es deuda y habéis tenido algo de sexo, el resto de la experiencia lunar de Tomas ha ido algo rápido para no resultar tedioso, el sexo con las demás compañeras os lo he dejado a la imaginación para no repetirme demasiado, además presupongo que en vuestra imaginación haréis virguerías con las tres chavalas que he mencionado (guiño).

En el siguiente capítulo veremos qué tal se las gasta la gravedad con los protagonistas y habrá algo de sexo, espero no demorarme en su entrega, entretanto ya sabéis…

¡Sed felices!