Klonicus (03)
Despierto recordando el sexo con Claire, acabamos el curso, base lunar Collins.
Klonicus capítulo 3
Hola, como recordareis por los episodios anteriores me llamo Tomás Díaz y tengo 68 años, continuo esta historia tras alistarme en el Ejercito Planetario Terrano o más conocido por sus siglas (ETP)
Recuerdo que aquel amanecer fue distinto, no era como los anteriores que había pasado en el centro de instrucción, sentía en la espalda y culo el cuerpo de Claire bajo la manta, estaba tan pegado al mío como lo estarían dos cucharas en un cubertero, podía notar sus senos en mi espalda, aquel contacto femenino casi olvidado resultaba agradable, tras abrir los ojos gire un poco la cabeza para mirar su cara, la mujer dormía muy relajada y con la boca levemente entreabierta, sentí el calor de su respiración en mi cuello, estaba guapa con el pelo rubio revuelto, mientras la contemplaba recordé la noche anterior, más concretamente cuando acudí a su litera.
Había esperado casi media hora tras el apagado de las luces, me levante y acudí con sigilo hasta la litera de la rubia, sabía que ella dormía en la superior pues como ya dije la había visto muchas veces, a mi alrededor en la penumbra se veían algunas literas vacías, otras albergaban bultos movedizos y suspirantes, aquella noche no sentía envidia sino excitación por abrazar a esta nueva amiga, ella me vio llegar y alzo la manta invitándome a su lado, tras subir los dos peldaños conseguí al fin tumbarme en su catre, Claire estaba desnuda, sentí el calor de su piel a través de la chaqueta del pijama, pego su boca a mi oreja diciendo en voz baja:
- Empezaba a temer que me dieras plantón.
- No guapa, solo estaba dando tiempo para que algunos se durmieran, quería ser discreto.
- Uum gracias hombre, ¿sueles hacer esperar a las chicas para que te deseen más?
- No habitualmente. –respondí a la vez que movía las manos acariciando su cuerpo.
- Pues conmigo lo has conseguido, oohh… ¡que dedos! me pones mucho aah… ¡quítate el pijama!
Así lo hice, tan rápido como pude para que ella no perdiera el deseo, la inspección preliminar me había demostrado que estaba mojada y muy dispuesta, no me extrañaría que durante la espera se hubiese estado tocando, una vez desnudo me pegue a ella, ahora entendía porque las literas eran más anchas de lo normal, cabíamos los dos juntitos aunque sin excesos, deje las manos vagar acariciando su cuerpo mientras Claire me imitaba, no tardó más de un minuto en tomar mi verga valorando la erección, centré la atención en sus pechos, aquella carne suave me atraía, eran de mediano tamaño y algo caidos pero igualmente excitantes, sus pezones se erizaron bajo mis dedos, nos besamos con ganas entre suspiros, ella aumentó la velocidad de las manos, sentí aquellos dedos presionándome las pelotas y agitando vivamente la polla, ooh… que gustazo, no podía dejarla hacer o me correría como un colegial.
Deje sus pechos, dirigiendo una de las manos a su nuca y la otra a su vientre, aquel conejo veterano seguía empapado así que rápidamente metí dos dedos y hurgue presionando la palma contra su clítoris, ella gemía pero solo aflojo la presión de sus manos, tenía su boca a pocos centímetros, cedi a la tentación y la bese a la vez que aceleraba mis dedos en su grieta, un minuto después separo la boca para jadear, su cuerpo daba caderazos y temblaba, mirándome a los ojos suspiró diciendo:
- Aah… si, oohh… métemela, no te haa… hagas de rogar.
No respondí, al menos no de palabra, me situé entre sus piernas y deje que ella enfocase el capullo hasta su sexo, pero eso fue todo lo que consiguió, estaba decidido a metérsela muy despacio, quería que me desease, así que la di un leve empujón y metí solo la mitad del miembro, sentí su calor interno, ella se agitaba abrazándome, clavo sus uñas en mi culo y dijo:
- No seas malo aaahh… métemela bieeen…
- Vale te la daré completita, ¡agárrate rubia!
De un empujón la di el resto, era una buena y cálida sensación lubrica, bajo la presión de sus uñas y el contoneo de su cuerpo descubrí a una fiera, se agitaba, suspiraba, temblaba y se meneaba como una campeona, perfore aquel coño con vigor, sintiendo como respondía a cada una de mis arremetidas con pasión desatada, enredó sus piernas en las mias y se arqueo entre gemidos mientras la besaba de nuevo, sentí su orgasmo en mi boca, nuestros dientes chocaron, rompió el beso para dar un pequeño grito salpicado de gemidos mientras su vagina me ordeñaba, conseguí salirme a tiempo para verter mi esperma en su vientre empapándola hasta el ombligo.
Quedamos quietos, yo intentaba aguantarme sobre codos y rodillas mientras ambos recuperábamos el resuello, entonces me percaté de que oía mas gemidos por debajo, su compañera de la litera inferior estaba masturbándose, aquello hizo que mi erección apenas bajase un poco, aproveche para tumbarme de lado e hice girarse a Claire dándome el culo, acaricie sus pechos con una mano mientras despejaba la nuca femenina con la otra, bese con ganas aquella suave piel oyéndola suspirar, mi verga volvía a levantarse entre sus nalgas, ella comprendió y tras levantar un poco una pierna metió la mano entre sus muslos, tomo la polla dirigiéndola de nuevo a su vagina y se dejó penetrar, los suspiros de su amiga desde abajo nos estimulaban por igual, mientras su culo empujaba contra mi vientre la daba mordisquitos en la nuca, presionaba sus pezones mientras ella agitaba las caderas, la verga entraba y salía cada vez con más furia, su amiga gimió quedamente gimoteando allá abajo, Claire la coreo jadeando aún más alto, la imité mientras sentía que me corría en aquella acogedora y caliente vagina, esta vez no me retiré, sintiendo como varias descargas rellenaban a mi nueva amante.
Tras aquel polvazo nos besamos y quedamos dormidos abrazados, soñé en algún momento que alguien me mamaba el rabo, pero no estoy seguro de nada, ahora me despertaba y contemplaba a Claire a la luz del amanecer, sabía que estaban a punto de tocar diana, hice cosquillas a la rubia y apenas abrir esta los ojos la di un suave beso en los labios, luego dije:
- Buenos días preciosa.
- Hola, buenos días.
- Solo quería despertarte ante de volver a mi litera, debo decirte que ha sido una noche maravillosa, ¡gracias por invitarme!
- Lo mismo digo, ups… ya amanece, anda vete, antes de que despierten a todos.
Así lo hice, volví a mi sitio desnudo y con el pijama en la mano, me detuve ante la taquilla y saque el uniforme, el toque de diana me pilló ya vestido. Reconozco que aquel día estaba cansado, pero la rutina diaria de clases y ejercicios no se detenía por nadie, la parte buena es que Claire se me pegaba más a menudo que antes y su compañera de la litera inferior, una alemana llamada Íngrid varios años mayor, me lanzaba unas miradas que me hicieron sentir como una chuleta ante una leona, mis suposiciones se confirmaron el siguiente día festivo, donde tuvimos un caliente encuentro a tres bandas.
Aparte de mis tardías pero intensas relaciones sexuales, la instrucción se volvía más dura cada día, los instructores nos metían mucha presión y exigían resultados positivos en los ejercicios del hangar, incluso se llegó a amenazarnos con separar hombres de mujeres a fin de mejorar el rendimiento, supongo que habrían hecho ese misma aviso a las 82 promociones anteriores, pero finalmente conseguimos mejores resultados, no quedó claro si fue por la amenaza o si realmente nos hacíamos mejores soldados, sea como fuere llegamos al final de la estancia en el centro, 178 de entre todas las categorías no consiguieron graduarse, dos fueron dados de baja por delito de hurto y otro más falleció en una desafortunada caída.
El día de la graduación formábamos 2619 hombres y mujeres muy orgullosos de sí mismos, el comandante nos dio un discurso largo y alentador, aunque no carente de inquietantes predicciones, informándonos que antes de entrar en combate nos aguardaban tres cursos más de especialización, el primero sería el del manejo del propio clon, este se haría en una de las bases lunares, el segundo era de combate con distintos tipos de gravedad y atmosferas planetarias, nos dijo que se haría en una gran base (información clasificada) ubicada en un planeta cercano al agujero de gusano más proximo a nuestro sistema solar, el último curso lo haríamos durante el viaje estelar, allí manejaríamos todo tipo de armas modernas y antiguas, así como su modo de uso más letal, este tendría lugar en los hangares de las distintas naves a las que seriamos destinados, según dijo aprenderíamos a matar con todo, desde armas continentales a limas de uñas, pasando por pistolas laser o sables tipo pirata.
Al acabar el discurso la formación se disolvió, teníamos dos días libres hasta que llegasen los transportes hacia la base Lunar, seguíamos sin poder salir de las instalaciones pero no importaba demasiado, algunos disfrutamos de lo lindo estrechando amistades, el saber que tal vez no volverías a ver a esa persona nos servía de acicate, una vez metido en el clon nuevecito estaríamos en manos de la suerte, lo mismo embarcaba en tu nave o le tocaba ir al otro extremo del cosmos, personalmente diré que mi relación con Claire alcanzo cotas increíbles de sexo con una pizca de cariño mutuo.
Una vez más el tiempo pasó rápido, antes de darnos cuenta estábamos en el aeropuerto, una nave trasbordadora con motor de fusión cuántica, nos subiría directamente a la luna, tenía capacidad para doscientas personas y el tiempo estimado de vuelo era de tres horas. Algo en mi memoria me recordó que en el siglo XX se necesitaban tres días para ese mismo trayecto, dentro de la nave no había mucho más espacio que el típico de cualquier avión, después del despegue y tras sufrir el impulso inicial salimos de la atmosfera, fue entonces cuando tres azafatas se afanaron en ver como estábamos y en darnos un tentempié con alguna bebida, la nave en órbita tenía tres cuartos de la gravedad terrestre, nuestros cuerpos se adaptaron enseguida al cambio, de echo a algunos les vino divinamente para los huesos, el aterrizaje en el astropuerto lunar fue suave, una vez concluida la maniobra metieron la nave en un hangar y tras presurizarlo nos hicieron bajar, un deslizador grande tipo autobús nos llevó a una estación de turbo ferrocarril, este a su vez nos trasladó velozmente hasta la base Michael Collins, donde ya estaríamos destinados hasta entrar en nuestros nuevos cuerpos.
Aquí no tardaron en informarnos de que esta era una base militar del ETP, a diferencia de otras que salpicaban el terreno lunar, tanto de investigación como de minería o simples urbanizaciones y complejos lúdicos dedicados a diversión u ocio para ricos, también había embajadas de otras especies aliadas, (casi ninguno de nosotros lo sabía) lo cual nos asombró bastante; Precisamente para evitar miradas indiscretas o inquisitivas, buena parte de la base era subterránea, la distribución era similar a una rueda de bicicleta y solo el centro abovedado, con su gran cúpula, resultaba visible sobre el terreno para cualquier observador, los radios de dos kilómetros de largo de dicha rueda, se interconectaban con varios pasillos a intervalos de 200 metros, en dichos cruces estaban las oficinas, cantina y depósitos de la compañía correspondiente, así como una pequeña plaza para las formaciones o simple reunión de amigos, otra novedad era que el personal de la base, alrededor de ciento sesenta personas, estaba formado solo un 20% de humanos normales todos ellos médicos o científicos, el resto eran clones fácilmente reconocibles por su piel marrón-naranja, estos serían nuestros instructores para el manejo de los nuevos cuerpos que en breve poseeríamos.
Enseguida pasaron a darnos alojamiento, en esta fase no estaríamos hacinados como en la tierra, dispondríamos de habitaciones más cómodas (cubículos) para contar con algo de privacidad, dicha habitación medía 3 metros de largo y lo mismo de ancho, el techo solo era de 2,5 y las paredes de color gris claro, todo era de un material plástico pero muy resistente, dichas habitaciones contenían dos camas de un metro de ancho colocadas en Angulo recto, dos taquillas estrechas, una silla y una mesa plegables ocupaban el otro ángulo de la habitación, la puerta era corredera lo cual ahorraba espacio, en el techo había una lámina lumínica que daba buena luz al recinto; estos cuartos se nos fueron otorgando por listado alfabético pero respetando el sexo, los hombres a la izquierda y las mujeres a la derecha del pasillo central.
Durante dos días nos marearon a base de pruebas y test, nos metieron en cabinas de escaneo cerebral y analizaron cada parte de nuestros cuerpos, cuando ya todos pensamos que lo siguiente sería colgarnos por los pies para darnos de latigazos, llegó la noticia, ¡al día siguiente nos transferirían a los clones!
Supongo que todos pensamos en echar un último kiki (por si acaso) pero al toque de retreta las puertas se cerraron y bloquearon, nadie pudo salir de su habitación, por los altavoces dijeron que los científicos nos querían bien descansados y tranquilos para el día siguiente, bien… algunos nos quedamos sin polvo y otros no.
Continuara.
Bueno amigos, lo primero es dar las gracias por vuestros comentarios y valoraciones.
Lo siguiente es acerca del nombre de la base lunar, tenía previsto poner simplemente un número, pero he preferido ponerle el nombre de Michael Collins, el piloto del módulo lunar apolo 11 que nunca piso la luna, pues quedo en órbita aguardando la vuelta de sus compañeros Neil Armstrong y Buzz Aldrin aquel histórico 20 de Julio de 1969, vaya desde aquí mi más humilde homenaje.
Lo siguiente es rectificar un error: el libro de Dan Abnett se titula planeta 86, no 88 como puse por error, (prisas y gafas con huellas) os ofrezco mis sinceras disculpas.
¡Sed felices!