Klaudia

Luego de mudarme a los Estado Unidos, Klaudia me ayuna con mi ingles dandome cleses particulares.

Estaba en un profundo sueño cuando desperté por el sonido del timbre de la puerta del frente, sonaba una y otra vez. Yo solo sostenía mi almohada contra mis oídos tratando en vano de disminuir el sonido. Ya era un poco tarde para estar durmiendo así que sin darle más vueltas al asunto me levanté de mi cama y me dirigí al baño sin prestarle mucha atención a que ya el sonido del timbre había cesado, al parecer mi madre había abierto la puerta y ahora solo la escuchaba saludando a una mujer.

Al tiempo que termine de arreglarme mi madre me llamo y me dijo que bajara las escaleras para saludar a la persona que había llegado y desayunar algo, le dije que me esperara unos tres minutos más que todavía no había terminado del todo. Mientras me terminaba de alistar me pregunté a mi misma que quién podría ser, no sabía que estábamos esperando visitas.

Mientras bajaba las escaleras escuchaba a mi madre hablando de mis estudios con la mujer, su voz me era conocida, muy conocida.

Cuando por fin baje las escaleras me dirigí a la cocina buscando a mi madre y la sospechosa mujer, con la vista, cuando otra vez escuche su voz que me decía "Estamos aquí!". No me quedaban dudas era ella, pero, ¿qué hacia ella aquí?

Salude a mi madre como de costumbre, y a ella con un beso en la mejilla, nunca la había saludado de esa manera porque es un gesto un tanto inapropiado entre una alumna y una profesora, pero la situación era diferente ella estaba en mi casa no podíamos tener exactamente la misma actitud.

  • Klaudia me ha comentado que tu inglés ha mejorado mucho. Dijo mi madre.
  • Asentí con la cabeza sin decir nada, todavía no sabía que Klaudia hacia aquí, ¡pero no podía preguntar eso de la nada!
  • La verdad es que su hija capta rápido y siempre está haciendo preguntas cuando algo no le queda claro. Dijo Klaudia.

A mí me encanta ese acento que tiene al hablar el español, es como una mezcla entre inglés, español y polaco. Ella es de Polonia y se mudó a los Estados Unidos cuando era adolecente, y estando aquí aprendió español. Con una piel blanca pero lejos de ser pálida, ojos azules con algo de gris, y su sonrisa, su sonrisa era lo mejor; unos labios rosaditos y pequeños, y dientes blancos en una hilera casi perfecta. Esa mujer hacia que yo la deseara. Nunca me habían gustado las mujeres, al contrario, me parecía asqueroso y poco atractivo el hecho de pensar en estar con otra mujer. Pero con ella era diferente cuando estábamos en clase no podía dejar me mirarla y sonreír al hacerlo, le hacía preguntas como si no entendiera solo para escuchar su voz decirlo una vez más. Con solo 16 años y ella aproximadamente 25, era seguro que nunca nada iba a suceder entre las dos, además lo más seguro es que no esté interesada para nada en mujeres.

  • Pues las dejo mientras preparo el desayuno así comienzan con el trabajo. Dijo mi madre.
  • ¿Qué trabajo? Pregunté. Al parecer me había perdido más de la mitad de la conversación mientras estaba pensando en ella y en su hermoso rostro
  • ¿Tu madre no te dijo?, lo que pasa es que aunque tu inglés es muy bueno ella no cree que sea suficiente para cuando entres a la universidad, entonces me pidió que viniera un par de veces a la semana para darte algunas clases particulares. Me explico Klaudia.

No podía creerlo, la iba a tener cerquita varias veces a la semana y solo para mí! Era como un sueño hecho realidad, aunque eso no garantizaba que se fijase en mí.

  • ¡Pues empecemos! Le dije con una actitud positiva.

Busque mis libros y pusimos manos a la obra. Mi madre trajo en desayuno pero no quise comer nada y ella tampoco, se excusó diciendo que ya había comido algo en casa. Yo quería aprovechar el tiempo al máximo con ella. Estaba súper contenta, pero sentía que el tiempo pasaba muy rápido. No sabía cuántas horas mi madre había acordado con ella, pero ya la tarde estaba cerca.

La estaba pasando de lo mejor con Klaudia, quien iba a pensar que estudiar sería tan entretenido! Ella tiene un muy buen sentido del humor y se la pasa haciendo bromas pero siempre dentro de su papel de maestra. A veces me quedaba observándola mientras me hablaba y la verdad es que no le estaba prestando atención a lo que me decía, me quedaba estudiando cada gesto que hacía, como se acomodaba el pelo detrás de la oreja, como me sonreía cuando notaba mi lejanía. A veces pensaba que se daba cuenta de cómo la miraba y me sonreía como queriendo decirme que ella también deseaba lo mismo que yo, pero luego pensaba que no podía ser, que lo más seguro yo me estaba haciendo ilusiones.

Estábamos es nuestros asuntos de la universidad cuando mi madre le dijo a Klaudia que la disculpara pero que tenía que ir a una cita médica con mi hermana menor, que se había olvidado completamente y que estaría de regreso en aproximadamente una hora y cuarenta minutos, Klaudia le dijo con una sonrisa que no tenía ningún inconveniente, que todo estaba bien; luego mi madre se dirigió hacia mí y me dijo ¨No te olvides de llamar a Moisés¨ Se me había olvidado por completo! Mi novio, con el cual llevaba casi dos años, me había entretenido demasiado pensando en Klaudia que me había olvidado de él. Klaudia solo se sonrió y se despidió de mi madre.

  • ¿No tienes que hacer una llamada? Preguntó.
  • Sí. Pero puede esperar. Le dije
  • ¿Si quieres podemos tomarnos un descanso? así haces la llamada y yo aprovecho para ir al baño.

Acepté y la conduje hasta el baño. Tome el teléfono y llame a Moisés, sabía que me iba a regañar por no haberle llamado más temprano (como de costumbre), aunque no me gustaba cuando tenía esa actitud no podía culparlo, a final de cuentas él tenía la razón.

Cuando le colgué me sentía de mal humor, como ya lo había predicho, no iba a estar muy contento. Klaudia ya había salido del baño y estaba bajando las escaleras, notó mi cara de angustia y no dudo en preguntarme que si algo andaba mal. Ella sabía de Moisés, por comentarios que se habían hecho en clase.

Se dirigía hacia mí con tanta ternura y preocupación que termine contándole que me gustaba alguien pero que lo más seguro es que yo no fuese correspondida, ella me aconsejo contarle a esa persona de mis sentimientos, que esa era la única manera de saber si era o no correspondida, pero termine la conversación diciéndole que era imposible que yo hiciera eso.

Luego de eso las miradas entre las dos eran más y más constantes, más informales, eran picaras.

Mi madre se demoraba más de lo que había dicho, pero parecía no importarle y a mí menos. Recogimos los libros y decidimos subir a ver un poco de televisión; lo merecíamos teníamos todo el día hablando solo de estudios.

En la habitación no había sofá así que yo me senté a un extremo de la cama y ella en otro, encendí el televisor y mi Laptop.

Veía la escena y me encantaba! Ella estaba aquí, en mi casa, en mi cama recostada conmigo.

Estaba tratando de encontrar a Klaudia en unas redes sociales sin ningún éxito, ella no estaba prestando atención a lo que estaba haciendo así que decidí buscar más a fondo, hasta que por fin la encontré. Que sexy estaba! Su foto de perfil me encendió, me dieron unas ganas inmensas de masturbarme hay mismo. Tenía un vestido muy corto y estaba acostada en una cama, se le veían unos senos firmes y unas piernas súper sensuales!

  • ¿Qué haces? Me preguntó, mientras se recostaba a mi lado, rozando su cuerpo contra el mío.
  • Espiando a mí maestra. Le dije mientras le sonreía tratando de que no notase mi sorpresa.
  • Mmmm ¿Me estas espiando? Dijo en tono burlón y pícaro a la vez, mientras pasaba su brazo derecho por encima de mi cintura hasta apoyar su mano en la cama al otro lado de mi cuerpo.
  • Pues sí, ¡la estoy espiando! Quería saber más de usted. Le dije con dificultad por la cercanía de su cuerpo hacia el mío, estaba muy excitada, tenía unas ganas inmensas de darle placer.
  • ¿Y porque no me preguntas? Me dijo al tiempo que me hacia una caricia en la espalda baja.

No pude evitarlo y sin proponérmelo cerré mis ojos y de mi boca salió un pequeño suspiro de placer. La mire como sintiendo pena por lo que había hecho pero lejos de decirme algo o apartar su cuerpo del mío, me sonrió; pero esta vez era diferente, nunca había visto sonreír de esa manera tan sensual.

Sin apartar su vista de mí bajo su mano lentamente por mi falda, acariciando mis glúteos y la cara interna de mis muslos. Yo sentía como mi sexo se humedecía y ella notaba como mi respiración y mi pulso se aceleraban.

  • Te deseo. Me susurro al oído mientras seguía acariciando mi cuerpo.

Yo no podía decir ni una palabra, estaba excitadísima no podía creer lo que estaba pasando. Hasta que entre gemidos ahogados le dije que había imaginado ese momento. Al parecer eso la calentó más aún, ya que me beso el cuello casi con desesperación lo cual me encanto.

Introdujo su mano por mi ropa interior hasta tocar mi vulva, un reflejo involuntario hizo que mis caderas ¨temblaran¨. Ella me rozaba todo mi sexo con su mano mientras yo buscaba sus senos con las mías. Podía sentir como mis flujos se escurrían cuando de repente sentí me que penetro, mi corazón se aceleró aún más y de mi garganta salió un gemido lleno de placer. Su dedo mayor estaba dentro de mí y sentía como salía y entraba una y otra vez. Mis gemidos se intensificaron mi cuerpo estaba sudado y mis caderas se movían al ritmo de sus dedos, estaba a punto de llegar a un maravilloso orgasmo provocado por Klaudia. Al notar mi excitación Klaudia aumento el ritmo y añadió otro dedo fue solo cuestión de segundos para que explotara en un magnifico orgasmo que me dejaría espasmos.

Buscó mis labios y los beso con pasión, sentía su lengua recorrer mi boca y yo exploraba la suya, era la primera vez que besaba a una mujer y era alucinante. Giré mi cuerpo para estar frente a ella, la besé y comenzamos a desvestirnos. Su cuerpo desnudo era fantástico: sus senos eran medianos y firmes, su cintura no era estrecha pero su estómago era plano, sus glúteos duros pero suaves al igual que sus piernas, todo de ella me parecía perfecto.

Volví a besarla, esta vez un beso tierno sin dejar de ser sensual, le acariciaba los senos y ella mis glúteos baje en un recorrido de besos y lamidas hasta sus pezones. Era una sensación nueva para mí pero excitante. Me encantaba su sabor, su olor, su textura, ella en su totalidad.

De sus labios salió un tímido gemido de placer, y empecé mi camino hacia su sexo. Baje por su abdomen rozando solo mis labios con su piel, me detuve en su ombligo para besarlo y retrasar más el proceso, así estaría más deseosa de que bajase.

Toqué su sexo húmedo y caliente, con suavidad toqué todo su alrededor, acaricie sus labios mayores y sentía como su respiración se aceleraba rápidamente. Con mi boca expulsaba aire caliente sobre su sexo y ella volvió a gemir esta vez con más fuerza, lo que me llevo a penetrarla, soltó un grito de placer y al igual que yo moviendo sus caderas al ritmo de mis dedos.

Klaudia estaba muy mojada, y no paraba de mover sus caderas. No pensé que en mi primera vez con una mujer pudiera dar tanto placer.

La miraba, tratando de encontrar sus ojos llenos de excitación, pero tenía los ojos cerrados del placer. Al ver esa imagen no me aguante y pose mi lengua sobre su clítoris, un gemido descomunal salió de sus adentros haciendo que mi sexo se llenara de flujos al llegar a un orgasmo y que aumentara el ritmo de mis dedos y mi lengua. Llego al orgasmo entre gritos y gemidos pero no pare, sabía que ella quería más y en lugar de parar aumente aún más el ritmo, y así hicieron sus caderas, se movían a un ritmo descomunal. Ella me decía gritando ¨ ¡Así, no pares, no pares!¨ Hasta que su cuerpo no pudo más y llego por segunda vez al orgasmo, llenando mi boca y mis dedos de sus flujos, tenía espasmos y su reparación agitada, su pecho estaba rojo al igual que sus mejillas.

Me recosté a su lado y la observé, tratando de recuperar el aliento. Era una imagen hermosa, por fin había ocurrido, había sido mía y yo suya.

Me besó al lado de mi boca, apenas rozando mis labios y me dijo ¨Me moría por estar contigo¨.

Desde entonces cuando viene a darme clases aprovechamos cualquier oportunidad para querernos y darnos placer. En la escuela tratamos de mantener distancia para que sus alumnos (mis amigos) no se enteren de nuestra relación.