Klaster 001: Capitulo 5
Al fin Raquel y Kiki intiman, aunque aun no son nada o si, Kiki va organizando su plan para atrapar al tipo del esmoquin, por su parte Raquel intriga para enterarse de que pasa y en el ajo están metidos tanto Alberto, como Cristian, ella lo sabe y ya que Kiki no suelta prenda, ella probara con ellos
Klaster 001:Capitulo 5-1º Parte
Me desperté asustado al oír un grito de Raquel pegándome un susto de muerte, me levante con rapidez y nos quedamos mirándonos mutuamente un segundo, mire al cuarto pensando que alguno me habría seguido anoche o algo, pero no vi nada. Aun cansado de haber dormido poco y aturdido por despertarme con tanta rapidez me toco la cabeza y le pregunto.
- ¿Qué pasa, por qué gritas? (Pregunte, mirándola, viendo como observaba todo mi cuerpo)
- ¿Qué te ha pasado, te han atropellado o te has peleado con alguien? (Pregunto asustada, al ver mis moratones)
- Agh… y por eso me despiertas, vamos a dormir un poco mas (Bostece y me gire hacia el otro lado en la cama)
- Nene (Ella me abrazo desnuda, pegándose mucho a mí y me susurro en el oído, mientras notaba sus pezones en mi espalda y sus brazos rodeando mi pecho)
- ¿sí? (Pregunte aún medio dormido)
- ¿por qué no me lo cuentas?, te prometo que no te diré nada (Casi lo dijo lloriqueando, casi.)
- Lo hare, dame tiempo (Lo dije con tono de cállate pesada, pero lo dije.)
- ¿lo prometes? (Me acariciaba con sus manos, todo el pecho)
- Lo prometo (confirme, mirándola de reojo)
- ¿nos levantamos ya? (Me pidió, al verme con los ojos abiertos)
- ¿te quedas conmigo un rato, más? (Suplique con mirada tierna)
- Vale, pero abrázame, como esta noche (Ahora ella me dio la espalda en la cama)
- Voy (me coloque detrás de ella y la abrace, pegándola a mí, viéndola sonreír)
No sé cuánto tiempo nos llevamos así, pero casi sin movernos, solo respirando abrazado a ella, ella abrazada a mis manos, respirando, tragando saliva con los ojos cerrados, pegados el uno al otro, dándonos calor, que ya empezaba a hacer frio, porque estaba llegando el invierno. Nos movimos cuando nos rugió el estomago, nos dispusimos a desayunar los dos, nos vestimos el uno frente al otro, con vergüenza, pero sin taparnos.
- Tienes un bonito cuerpo (Comento, observándome, sin perder detalle alguno de mi cuerpo, ruborizándose al mismo tiempo que lo decía)
- Tu también (Muy ruborizado, por su comentario y su mirada, le devolví el piropo ahora sin perder detalle del suyo)
- Anda ya, no soy ninguna modelo (Se ruborizo un poco mas y dio una vuelta medio vestida para que la viera bien)
- …Las modelos no están tan bien (tras un par de segundos callado, observe su vuelta y comente ruborizándome de nuevo)
- ¿Cómo quien? ¿Cómo yo? (rio divertida, sin perder el color de sus mejillas)
- Si (asentí, mirándola fijamente a los ojos)
- Que tonto eres (Ella se ruborizo quedándose del mismo color rojo de la alfombra del suelo y bajo la cabeza, sin poder mantenerme la mirada)
- Lo soy, pero tú también (asentí, sonriendo, por sus gestos)
- ¿por qué? (pregunto con gesto curioso)
- Porque tú también tienes un bonito cuerpo (Dije sonriendo aunque un poco cortado por el rumbo de la conversación)
- Anda, no me hagas sonrojarme de nuevo (me pego de broma, tapándose la cara con la otra mano)
- ¿por qué?, seguro que así, estas más guapa todavía (Dije acercándome mucho, para quitarle la mano de la cara)
Ella se sonrojo y volvió a besarme en los labios por segunda vez, solo que esta vez en ropa interior, convirtiendo ese tímido y dulce beso, en algo mucho más íntimo y pasional, que la otra vez.
- ¿Preparo el desayuno y tú pones la mesa? (Pregunto avergonzada sin mirarme)
- Claro, sin problema (no pude evitar sonreír, aunque no me viera)
Mientras que ella se ponía con el pijama a cocinar, me puse a montar la mesa, en pijama también. Una vez que todo estaba hecho, ambos nos sentamos en la mesa pegados, el uno al otro y comenzamos a desayunar.
- ¿hoy que planes tienes, para organizarme? (Pregunto con gesto serio)
- Tengo todo el día para ti, excepto la noche (comente, sabiendo que protestaría)
- ¿otra vez, vas a salir? (Pregunto molesta de nuevo)
- Si (me preguntaba si siempre tendría que estar peleándome con ella o algún día lo entendería)
- Vale…esta, bien. (acepto resignada)
- ¿vamos de compras? (comente, intentando animarla)
- ¿te apetece? (pregunto levemente animada)
- No me importaría renovar un poco tu armario y el mío (dije mirando nuestras pintas, mis maletas y su armario)
- ¿esa es tu forma de decirme, que si? (Pregunto aunque ya sabía la respuesta por su sonrisa)
- Si (No tuve más remedio que contestarle su sonrisa, con la mía)
- Vale, está bien, iremos de compras, pero no nos pasemos de mil dólares entre los dos, que el dinero no es infinito, ¿de acuerdo? (Calculo un precio limite, para no hacer que perdiéramos el dinero muy pronto)
- Vale, perfecto (Le di un beso en el cachete poniéndola sonrojada)
Tras estudiar como siempre todo el resto de la mañana que no fue mucho, cocinar y comer juntos. Nos duchamos por separado, preparamos la mesa entre ambos, almorzamos igual de juntos, luego nos arreglamos para salir, hacia el centro comercial.
A Raquel le apetecía pasear conmigo, aunque debo admitir que estoy completamente seguro de que lo que quiere es cansarme para que no salga esta noche, parece estar probando otras técnicas, para conseguir lo que quiere, evitar que salga a hacer lo que tengo que hacer. Porque no es normal que quiera pasearse cinco kilómetros para comprar ropa, en lugar de coger un taxi, ya que no nos queda más remedio que ir hasta el centro comercial de la ciudad, que está en las afueras. La ropa del barrio es de la misma calidad que la que ya tenemos, y los únicos comercios que hay en la avenida principal son para ricos, los de clase media como nosotros no nos queda otra que ir hasta allí.
Además…cuando le insistí un par de veces en el taxi, dijo: “tenemos que ahorrar, por si llegan gastos imprevistos”. Ella iba con unas mallas negras ceñidas y un bodi también negro, metido por dentro de las mallas, que hacía las veces de camiseta de tirantes, tenis e iba abrazada a mí.
- Oye, ¿Qué te parece si hacemos obras, para arreglar la casa a nuestro gusto? (me pregunto entusiasmada)
- ¿Y si esperamos a estar trabajando para hacerlo? (Vi como se chafaba su sonrisa, pero tenía que ser realista)
- Bueno, para eso puede quedar mucho tiempo… (Dijo apesadumbrada)
- Pero recuerda, este dinero nos tiene que durar al menos cuatro o cinco años, para tener tiempo de estudiar suficiente y conseguir trabajos (Contesto, pues tengo miedo de volver a quedarme sin nada)
- Algo me dice que tendremos suerte (Me contesta con una sonrisa)
- Soy un poquito escéptico, con eso de la suerte ¿Qué te parece si esperamos a que esa suerte llegue y entonces lo hacemos? (Pero no me fio de intuiciones y pálpitos, si no lo veo, no lo creo)
- Pero entonces no tendremos tiempo (se quejo, poniendo puchero, estaba muy graciosa)
- Ya, cariño, pero tendremos dinero (Intente convencerla que de ese modo era mejor)
- Es que quiero hacerlo contigo, no pagar a algún desconocido para que nos lo haga (Se cruzo de brazos enfadada, soltándose de mí)
- Tienes razón, ¿Qué te parece, si lo hacemos el domingo? (Entonces me convenció)
- ¡El Domingo! (Grito feliz)
- ¿Qué quieres hacer exactamente? (Pregunte más preocupado por el dinero, que por el trabajo que se nos vendría encima)
Y fuimos hablando de eso por el camino. Me gusto que no solo decidiera ella, que me preguntaba mi opinión y que me tomaba en cuenta para tomar decisiones. Tras un par de horas caminando, llegamos al centro comercial, la verdad es que no me sentía cansado, sin embargo ella, si que parecía estarlo. Como idea de Raquel, íbamos a dejar los cuadros de sus padres y a poner el de mi madre, en nuestra habitación, porque ya no solo era suya. Como idea mía, íbamos a ir a una sesión de fotos e íbamos a poner un cuadro de cada uno separado y otro, juntos en el salón. Como idea de Raquel en el salón en la entrada íbamos a poner un zapatero en la entrada y en el resto del salón, una alfombra, como idea mía, íbamos a comprar otra mesa para comer cuando estuviéramos solos, para dejar la grande para cuando tuviéramos visita o invitar a mis amigos y sus parejas.
De obras…habíamos decidido poner ventanas de doble cristal, una puerta más segura, una barra, estilo barra americana y por lo demás, pintar la casa de un color más claro, en lugar de verde clarito, blanco y barnizar los muebles viejos, para que nos duren más. Así aumentaríamos la seguridad de la casa, la comodidad para servir a invitados y quitaríamos las manchas de la pared con pintura nueva. Además de los cambios decorativos que decidimos antes, cambiaríamos los muebles que estaban más estropeados por unos nuevos, de baja calidad y así la casa pasaría de ser su vieja casa, para convertirse en nuestro nuevo hogar.
Tras hablar todo esto, llegamos al fin al centro comercial, vi que tenía ganas de sentarse, pero no terminaba de hacerlo y como me entro hambre.
- ¿Raquel, merendamos en esta cafetería? (Señale la cafetería, que mejor pinta tenia)
- Vale, también me muero de hambre (se acaricio la tripa, que volvía a rugirle)
- ¿Qué Quieres? (Pregunte interesado en que se iba a pedir)
- Lo de siempre (se encogió de hombros, como si no le importara)
- ¿Tú no cambias, no? (bromee)
- ¿para qué, si ya como siempre lo que quiero? (me sonrió, pero mirándome con una mirada en cierto modo sarcástica)
- No, tienes razón, tampoco me apetece cambiar (Le devolví la sonrisa, aunque la mía, era de felicidad)
- Copión (Se quejo bromeando)
- Sí, pero me quieres (Le seguí el juego)
- ¿Quién te ha dicho que te quiero? Eres un creído (Fingió estar enojada)
- ¿Todo lo que te preocupas por mí? (Pregunte, aunque era obvio que había algo entre los dos, sobre todo algo de sentimientos)
- Anda y lárgate a pedir, idiota (Intento echarme de la mesa, pero tenía recursos para todo)
- No hace falta, tienen camarera (señale a la chica que venía hacia nosotros)
- ¿Entonces tendré que soportarte un poco más? (Se quejo con una pregunta)
- Si, el resto del día (Le comunique con una simpática sonrisa)
Al poco llego a nuestra mesa, la camarera.
- Buenas, ¿Qué les pongo? (Pregunto la camarera con su bolígrafo y su libreta)
- Dos zumos de naranja, dos café con leche y dos medias tostadas con mantequilla y mermelada (Dije con convencimiento)
- Ala, que bien os lo montáis (Se le escapo a la camarera, ambos la reprochamos con la mirada, por hablarnos con tanta confianza)
- En seguida os lo pongo (Dijo mordiéndose los labios nerviosa)
- ¿Qué gusto da venir aquí con dinero de sobra, no? (se estiro Raquel, poniéndose cómoda en la silla)
- ¿Es la primera vez que vienes así? (pregunte sorprendido)
- Si (Dijo mirándome muy seria, casi con pena, en los labios y en los ojos)
- No te preocupes, algún día no muy lejano tendremos nuestro trabajito los dos y viviremos como reyes (Anuncie, mirando hacia arriba, imaginándolo)
- ¿Cómo reyes? Suena bien (contesto y se me abrazo, evitando que siguiera imaginando)
- A propósito ¿Qué te gustaría ser? (pregunte, para saber qué clase de oficio quería tener la mujer que tenia al lado)
- ¿a mí? (Pregunto sorprendida)
- Si, seguro que tienes que saberlo (Dije muy seguro, ella era muy lista, al contrario de lo que sentía, por mi parte)
- Pues la verdad es que no, solo sé que quiero ser algo que ayude a la gente (movió el pelo nerviosa, como si nunca hubiera tenido que pensar en eso)
- ¿Policía? (Pregunte, jugando a las adivinanzas)
- No, algo que sea menos violento, que cuide de los más necesitados (Pensándolo bien, no la veía de policía, repartiendo leña)
- ¿Agente social? (Volví a preguntar con los datos, que me había dado)
- ¡No! Algo que ayude a la gente, que si no se muere (Explicaba Raquel, pero Kiki no se hacía a la idea de exactamente a que se refería)
- ¿Enfermera, Psicóloga, Misionera? (Termine diciendo todo lo que se me ocurría, mostrando un poco mi impaciencia)
- Quizá alguna de las dos primeras, no está en mis planes irme a África o algo así, ¿y tú qué quieres ser? (Comunico Raquel y pregunto interesada en que quería ser el hombre que estaba en su vida, a pesar de haber sido violada, frente a su cara.)
- No sé que quiera ser, pero no creo valer para nada de lo que hemos dicho, ni para nada de lo que son mis amigos, ni para ser lo que era mi padre, ni mi madre… (Contesto apenado Kiki)
- ¿Qué eran tus padres? (Raquel pregunto inocentemente, sin darse cuenta de que abría viejas heridas)
- … (Kiki, guardo silencio y miro hacia debajo, apenado.)
- Lo siento (La chica, que no era tonta, comprendió que había metido la pata)
- ¿por qué? (Pregunto él, volviendo a emular una sonrisa con dificultad)
- Parece que he abierto una herida, no cicatrizada (acaricio el pelo de Kiki, mientras lo decía con gesto preocupado)
- No importa…mi madre era psiquiatra y el paciente del que se enamoro, que era bombero, mi padre, la mato (lo dijo todo respetando mucho más tiempo, los espacios que ya de por si guardaba, con mucho sentimiento dentro)
- … (Ambos guardaron silencio, Raquel pensando que decir y Kiki, avergonzado de los actos de su padre)
- Yo pienso que tú vales para lo que te propongas (dijo la chica, animando un poco a Kiki)
- Gracias, quizás se me daría bien ser un luchador o algo así (Mientras lo dijo, saco musculo, mostrando que en la ropa, empezaba a marcársele una pequeña o más bien, diminuta, musculatura)
- (Se ríe) entonces tendré que ser enfermera para curarte, pues ya está decidido, ¿sabes que para luchar solo necesitas los estudios primarios, no? (Argumento Raquel sin pensar)
- ¿Ah sí? ¡Me acabo de quitar cuatro años de estudios! (Dijo animado Kiki)
- Pero a mí me gustaría que fueras otra cosa, no puedo verte herido por más tiempo del que duren tus asuntos personales. (Le acaricio la cara, intentando que la mirara)
- Vale entonces estudiare un poco mas y seré algo mejor, ya veremos el que, pero algo mejor. (Prometió sin prometer nada)
- Disculpen, aquí lo tienen (La camarera, que llevaba unos segundos escuchando la conversación, por lo sentida que parecía, se decidió a interrumpir al fin)
- Gracias (Agradeció Raquel)
- Mmm…que buena pinta (Se relamió Kiki, viendo como se iban a poner)
- Glotón (Rio ella)
- Gracias (La miro sarcástico por un momento)
Por nuestro lado paso una chica, que me sonaba de algo, la mire, pero ella no me vio y me hizo gracia que Raquel me preguntara sobre ella, la sentí levemente celosa, por un segundo.
- ¿La conoces o te gusta? (Pregunto tensa)
- Me suena de algo, pero creo que no es (La mire un segundo, empezando a reír)
- De que te ríes (Pregunto, ahora molesta)
- ¿Estabas celosa? (Pregunte, intrigado)
- No, idiota (Respondió, enfadándose)
- Entonces, ¿por qué te enfadas? (Reí, divertido)
- Eres un idiota (Me insulto)
- Sí, pero este idiota te vuelve loca (Dije acercándome a ella)
- Puede (desvió su cara para evitar que nos besáramos)
- Puede…o puede que la verdadera respuesta sea si (le di con la nariz en el cachete, molestándola)
- Para… (Dijo molesta, pero estremeciéndose por sentir, mi aliento)
- Vale, ¿pero por qué me lo dices con boca pequeña? (Reí, por los escalofríos que le daban)
Me saco la lengua provocando que me riera y terminamos de merendar, mientras seguimos hablando de lo que le haríamos a la casa, además ahora no se controlo y dijo que mis amigos podrían venir algún día a ayudar, provocando que me riera con sus palabras. Cuando pagamos la cuenta me dio un beso en los labios al fin y empezamos el infierno de las tiendas, sin fin.
Al menos nos llevamos un par de horas de tienda en tienda, era la primera vez que iba de tiendas con una mujer, puedo decir que en la primera media hora acabamos conmigo y el resto del tiempo lo uso, ella. Y que de los mil, use trescientos, pero setecientos ella, aunque debo admitir que a pesar de ser mucho tiempo, llego a ser divertido como actividad en común con ella.
Llevábamos dos carros hasta arriba, pedimos servicio a domicilio pero se negaron a ir a nuestro barrio así que tendríamos que mandárselo todo a Cristian e ir mañana a por todo a su casa. Cuando íbamos a hacerlo nos encontramos a Alberto y a Lisa, su mujer. Contra todo pronóstico Raquel empezó a hablar con la mujer de Alberto, sorprendiéndonos a los dos, por igual, Alberto como era normal, empezó a hablar conmigo.
- Veo que la empresa que te recomendé, dio sus frutos (Miro Alberto los carros)
- Sí, pero tarde o temprano esto se acabara, así que lo estamos racionando (Mire a Raquel, ya que hablaba de nosotros, dos.)
- ¿Por qué no buscas trabajo de albañil o para derrumbar casas? (Comento mi amigo, teniendo una idea que ya podía haber tenido antes)
- Porque en lo primero me pedirán tanto experiencia como estudios básico y en lo segundo una forma física que no tengo (Me excuse)
- Bueno, todo es ponerse (Pero mi amigo no estaba acostumbrado a que me excusara y me miro raro)
- ¿pero pagan poco, no? (En realidad, no pensaba que ese fuera un trabajo que me fuera a gustar)
- Bueno, un dólar por metro cuadrado al principio ganaras poco, pero si te vas haciendo iras ganando mas (Dijo Alberto, soltando lo que sabía)
- ¿Cuánto es lo máximo que ganan? (Intente calcularlo por mi cuenta, pero no sabía cuantos metros haría un hombre acostumbrado a hacerlo)
- No se…veinticinco o treinta dólares, creo. Aunque todo depende de los metros que hagas (Comunico mi amigo)
- Bueno, es más que nada, cuando termine lo que tengo pendiente, me apunto a eso (Entonces le dije lo que me detenía)
- Vale, me parece bien, ¿cómo va eso, necesitas algo? (Pregunto interesado)
- No, no, nada, ya hablaremos de eso (Mire a Raquel, viendo que ponía la oreja y me hice el tonto)
- Bueno, Kiki te dejo, ya hablamos (Comento mi amigo)
- Esperemos a las chicas, Alberto (Avise a mi amigo, de que aun no habían acabado)
Ellas también se estaban despidiendo
- La próxima vez podríamos quedar los cuatro en parejita (Soltó Raquel, sorprendiéndonos a todos, pero más aun a mi)
- ¡Raquel (Grite, nervioso)
- ¿Qué, algún día tenían que enterarse, no te parece? (Pregunto con total tranquilidad)
- Sí, pero al menos quería enterarme primero (Dije un poco apesadumbrado, de ser el último en hacerlo)
- (risa) eso es fantástico amigo (Me dio una torta en la espalda mi amigo, como felicitación)
- Sí, claro que lo es, ¿quedamos para celebrarlo mañana? (Contesto Raquel, sorprendiéndonos a todos)
- Esta dicho y hecho, ¿después de comer? (Comento Alberto)
- Venga, venís a mi casa (Ofreció su mujer)
- No, esta vez vosotros a la nuestra, la próxima vez, vamos a la vuestra (Ofrecí)
- Vale ¿a qué hora? (Pregunto Lisa)
- ¿a la hora de comer? (Pregunto Raquel)
- Espera miro mi agenda, vale (Aviso Alberto)
- Luego estoy ocupado (Comento el de nuevo)
- Y yo, creo (Comente, ambos nos miramos extrañados)
- Ya nos contamos mañana (Puso su mano, en mi hombro, pero la quite y le di un abrazo)
- Sí, eso nos contamos (Dijo Raquel, con una cara que a Alberto y a mí, nos dio miedo)
Cuando Alberto y Lisa siguieron su camino
- ¿de qué iba eso? (Le pregunte a Raquel)
- De nada, solo intentaba ser amable (Ella se hizo la inocente)
- ¿Qué tramas Raquel? Eres muy lista y me das miedo (La mire con desconfianza)
- Nada, llama a Cristian y comunícale lo que nos pasa… (Me ordeno, para cambiar de tema)
- Vale…voy (Dije a regañadientes, sabiendo que no iba a parar, hasta saber que estaba pasando)
Aun con desconfianza, sabiendo que Raquel trama algo, llamo a mi amigo.
- Si, ¿dime Kiki? (Mi amigo parecía estar cansado)
- Estoy en el centro comercial que no me traen las cosas a casa, ¿te importa que te las lleven al tuyo y mañana te ayudo a cargarlas? (Le pedí a mi amigo)
- Vale, sin problemas amigo (Este nunca se negaba fuera lo que fuera)
- ¿Quieres venirte a comer? vendrán Alberto y su mujer (Ofrecí, aunque sabía que a esto también se negaría)
- No, almuerzo en plan parejitas no, paso, gracias (Contesto un poco molesto, por mi invitación, ya que sabía que era lo que más le aterraba)
- ¿Seguro? Raquel me dijo que traerá a una amiga suya, para ti (Pensé que no haría daño alguno, por meter a Raquel en un compromiso, ya que ella me lo hizo a mí, su cara de sorprendida lo dijo todo)
- ¿Seguro que no le importa? No quiero molestar a nadie (Pregunto Cristian)
- No, si está encantada de hacerlo (Mentí a mi amigo, viendo como Raquel, ponía cara de asesina)
- Vaaaaale, entonces me quedo después de descargar las cosas, pero porque tu insistes (Se hizo el que no se quedaba por la chica, aunque ambos sabíamos que si)
- Hasta mañana, te tengo que dejar (Me despedí de mi amigo, viendo que Raquel de un momento a otro, me iba a saltar encima)
- Hasta mañana y gracias, amigo (Me agradeció de corazón)
- Gracias a ti (Aunque en realidad, éramos los que de verdad le agradecían)
Cuando colgué
- ¿Se puede saber qué te pasa? (Me señalo con un dedo en el pecho, mas enfadada que nunca)
- Nada, solo intentaba ser amable (Imite su respuesta, fingiendo que tenía una falda, que la levantaba y ponía la misma cara de mosquita muerta)
- ¿Te crees muy gracioso? (Dijo aguantando la risa, aunque aun molesta)
- Pues no lo sé, ríete (Dije medio en broma, medio en serio)
- ¿por qué? (Pregunto ella, sorprendida)
- Porque tienes una sonrisa muy bonita (La piropee acercándome a ella)
- Te odio (Intento empujarme, molesta)
- No puedes odiarme, soy tu novio (Pero no se lo permití, me acerque más)
- Vete a la mierda (Se me resistió y se soltó)
- ¿nos vamos juntos? (Le ofrecí la mano)
- Idiota… (Me la quito, de un manotazo, riéndose, provocando que me riera también)
Ambos nos reímos, mientras nos abrazamos un segundo, aunque al principio no se dejo. Luego organizamos el pedido con la mujer de atención al cliente y tras eso cogimos un taxi hasta casa. Aunque ya era hora de cenar, de ducharnos, de cenar y de largarme a hacer lo que tenía que hacer. Por el camino estuvimos peleándonos de broma, metiéndonos el uno con el otro y para qué negarlo, besándonos sin parar.
Tras una cena rapidita, una ducha por separado, también ligera por mi parte, aunque no tanto por la suya, que se coló antes para que no me fuera, me fui igual, intente darle un beso en los labios antes de irme, pero me quito la cara, me dio un beso en el cachete y al ver mi cara de decepcionado, con una sonrisa, además de un toque en la nariz, me dijo: “si vuelves te lo daré” le prometí un poco molesto un “volveré” y me marche.