Klaster 001: Capitulo 4
Kiki queda con sus amigos y le cuenta sus planes, se ofrecen a ayudarle, pero este se niega, la cuenta que tiene es personal, Va al Opalo a pesar de que Raquel intenta que se quede con ella por todos los medios y allí, conoce sus limitadas opciones y se enfrenta al gigante, para conocer a su enemigo
Klaster 001:Capitulo 4
Me desperté teniendo a Raquel recostada encima del pecho, mis brazos la rodeaban, protegiéndola, dándole calor, aunque no es que hiciera mucha falta, ya que en su casa había siempre un cálido ambiente, ya que las paredes eran muy gruesas y absorbían bien el calor. Habíamos dormido con la ropa puesta y sin taparnos ni nada, eso si abrazados, Raquel seguía durmiendo plácidamente y yo tenía una curiosa erección matutina, como no quería que pensara que era por ella, intente moverme sin que se despertara, craso error, la desperté.
.- Buenos días… ¿ya es de día? (Pregunto con voz de dormida sin abrir los ojos)
-. Si… ya es tarde, Raquel, pero tu sigue durmiendo te hago el desayuno, ¿vale? (Dije aprovechando que ella seguía dormida, intentando dejarla apoyada sobre el sofá)
.- vale… ya sabes lo que desayuno, ¿no? (Dijo poniéndose boca arriba ocupando todo el sofá, además se le salió un pecho, pero no se dio cuenta)
-. Si, lo sé… (Tenia la mirada fija en su pecho, no podía evitar mirarlo, como si fuera hipnótico, aunque pensé que se enfadaría si me veía haciéndolo)
.- ¿No ibas a hacer de desayunar, para los dos? (Dijo mirándome abriendo un ojo)
-. Si, si, voy… (Dije apresurándome a la cocina, sin dejar de mirarla)
Hice el desayuno, calenté la leche, el café y tosté un poco el pan, luego prepare una bandeja, para llevárselo a la “cama” que hoy, había sido el sofá. Cuando estaba yendo hacia el salón, vi como se rascaba el pecho con la mano derecha, en ese momento abrió los ojos de par en par, se metió la teta en el sujetador y se tapo con la camiseta que llevaba.
.- ¿lo has visto? (Dijo ruborizada)
-. ¿Ver el que? (Me hice el tonto, aunque sí que lo había visto, era un pecho precioso y de un tamaño adecuado, con un bonito pezón que lo coronaba nada mas pensarlo, la erección volvió a subir)
.- Nada, nada, ¿me traes el desayuno a la cama? (Siguió ruborizándose)
-. Bueno, al sofá… (Dije un poco cortado, por la insinuación de considerar el sofá una cama, en el que habíamos dormido juntos)
.- ¿Qué tal has dormido? (Me pregunto nada más sentarme a su lado con la bandeja)
-. Yo, mejor que nunca, ¿y tú? (Conteste mientras le hincaba el diente a la tostada)
.- Eh dormido bien, aunque eres muy duro (Se quejo ella, riéndose)
-. ¡Oye! Encima de que te hago de almohada… (Me queje, enfadado de broma)
.- No puedo quejarme hoy, el desayuno a la cama, dormir acompañada, me siento como una princesa (Contesto con una sonrisa, que ilumino mi día)
-. ¿Y dónde está el castillo? (Pregunte yo, mirando a nuestro alrededor, como si realmente hubiera un castillo, aunque allí estaba la jirafa, gigante, que me hizo sonreír al recordar el día anterior)
.- una verdadera princesa, no necesita un castillo para valorar al príncipe que tiene delante (Me dijo mientras miraba la taza de café y le daba vueltas a la cucharilla para mover el azúcar)
No sé cuál de los dos se ruborizo mas, lo que si se, que yo me fui ruborizando mientras iba escuchando lo que ella decía palabra por palabra, pero ella lo hizo al final como si no hubiera pensado lo que decía. Solo sé que me gusto lo que había dicho, mis padres o mejor dicho, mis pobres padres lo único que me habían inculcado es que un matrimonio sin tener trabajo los dos, no funcionaba y podía llevarte hasta la muerte.
Mis amigos, lo único que habían podido enseñarme que el que era rico, tenia mujer mientras que mi amigo que trabajaba más que ninguno, estaba solo, la primera persona en el mundo que me enseñaba que podía haber algo, sin necesidad de trabajo, era Raquel, porque si, tenía dinero, pero si no lograba nada al estudiar, ese dinero se acabaría y no pensaba dejar que tocaran mi ADN mas veces, para salir del problema. Así que decidido a estudiar más que nunca y gracias a la ayuda de Raquel, que dijo que lo recogería ella y no acepto un no por respuesta, me puse a estudiar, aunque cuando de veras avance fue cuando ella acabo de recoger y se puso a mi lado, para ayudarme, estudiando ella misma a la vez.
Tras estudiar, mientras Raquel cocinaba, porque dijo querer sorprenderme, seguí estudiando a su lado y preguntándole mis dudas, cuando termino de cocinar, me pidió que pusiera la mesa y lo hice, mientras que almorzábamos.
.- ¿Cómo va esa herida superficial del otro día? (Pregunto al recordarlo)
-. No lo sé, tú eres la enfermera y deberías de saberlo… (Yo reí divertido, porque se nos olvido por completo a ambos, pero quería usarlo para provocarla un poco)
.- a ver déjame ver, ayer con todo lo del zoo, se nos olvido cambiarte el vendaje (Se excuso ella, haciendo un gesto nervioso de ponerse los pelos detrás de la oreja)
-. Qué más da, no era tan grave (Le quite importancia, si no me había dolido, era porque estaría bien, si no me hubiera acordado)
Raquel dejo mi torso al descubierto, se ruborizo un poco al principio, para luego sorprenderse y buscarme por todo el cuerpo, dando vueltas a mi alrededor, casi asustada.
-. ¿Qué pasa? (Pregunte yo alarmado)
.- ¿Dónde está la herida o cicatriz? (Contesto ella con otra pregunta)
-. Ya se me abra curado (Dije quitándole importancia)
.- Las heridas no desaparecen así como así y mucho menos sin dejar cicatriz (Ella seguía palpándome y afanada en encontrar cualquier tipo de señal)
-. No sé, no sería tan grave como para dejar cicatriz (Estaba bastante tranquilo, quitando el detalle que con la escusa de buscar la marca, estaba tocándome todo el pecho, los brazos y la espalda, lo que me estaba provocando que se me saltaran los colores)
.- Quizá no… pero si para dejar alguna marca en su parte más profunda o para tardar un día y medio en desaparecer (Ya no me tocaba al ver mis colores, pero seguía mirándome de cerca)
-. Quizá me regenere rápido (La verdad que me curara rápido, no me parecía motivo para alarmarse, de al revés mas bien)
.- Si tu lo dices… ¿estás yendo al gimnasio? (Dijo sentándose de nuevo, permitiéndome que me pusiera de nuevo la ropa, que me había quitado)
-. No, ¿Por qué? (Conteste, extrañado, al no saber a qué se refería, exactamente)
.- No sé, pareces estar más en forma (Dijo con una sonrisa en su cara y mirándome bastante)
-. ¿Hoy tienes planes? (Pregunte para ver si tenia vía libre para ir al Opalo)
.- por la tarde he quedado en ayudar a una señora que ayudaba antes, está muy sola en el mundo y no quiero, dejarla desamparada ¿y tú? (Me explico Raquel)
-. Si no te importa, ¿puedo invitar a Cristian y a Alberto aquí? (Yo seguía pidiendo permiso, porque para mí seguía siendo un invitado)
.- Esta es tu casa, no me pidas permiso… (Protesto ella)
-. Vale, gracias (Le guiñe un ojo)
.- Que tonto eres (Se quejo, aunque con una simpática sonrisa)
-. Pero te gusta, que lo sea (Le dije devolviéndole la sonrisa)
.- puede ¿y por la noche, haremos algo? (Pregunto ella interesada)
-. He quedado para salir con ellos, ¿lo dejamos, para mañana? (No me gustaba mentirle, además sabía que podía colar, ya que, llevaba bastante sin ver a mis amigos)
.- vale… (Aunque aparentemente me creyó, no estaba muy contenta con mi respuesta)
Tras eso, cogió una pequeña mochilita que tenía preparada, se la puso a la espalda, al pasar por mí lado me dio un beso en el cachete, que me pareció muy tierno y diciéndome: “adiós, Kiki” Salió de la casa. Nada más salir, llame a Alberto y luego a Cristian, ya que tenía ganas de verlos y de charlar un poco con ellos, fue más fácil localizar a Cristian que a Alberto, como siempre.
Aunque Alberto se quejo del poco tiempo con el que le avisaba, prometió que iba a venir, pidiéndome que la próxima vez le avisara con algunos días de antelación, Cristian me dijo que como no, después de llevar tanto tiempo desaparecido del mapa. Desde que había conocido a Raquel, los tenía un poco abandonados y como Alberto estaba también entre el trabajo y su mujer muy ocupado, Cristian estaba muy solo.
Prepare la mesa, para que nos tomáramos unas cervezas y unos aperitivos, estaba liado en eso, cuando llamaron a la puerta, me dirigí hacia la puerta, me asome a la mirilla y era Cristian. Al abrirle, nos dimos un abrazo eterno e invitándole a pasar, le dije.
-. ¿Quieres una cerveza, Cris? (Llame a mi amigo con cariño)
.- Venga Kiki, tráeme esa cervecita, que estoy reventado de trabajar (Se sentó en la mesa, porque estaba más cerca de la puerta)
-. Aquí la tienes, fresquita y todo (Le dije con una sonrisa a mi amigo)
.- ¿estamos solos? (Pregunto mirando para todas partes, esperando ver a Raquel)
-. Si, luego vendrá Alberto (Añadí, para que no le pillara por sorpresa)
.- Te veo más feliz (Choco su cerveza con la mía)
-.La vida acompañado con una mujer es mejor (Dije recordando a Raquel)
.- la vida de casado (Dijo mi amigo con sana envidia)
-. Bueno, yo no, tengo nada con ella (Dije sinceramente, dándole un trago a la cerveza)
.- ¿En serio? (Se atraganto mi amigo con la cerveza)
-. ¿Estás bien? (Me levante y golpee su espalda)
.- si… estas más fuerte, ¿no? (Dijo mi amigo aun tosiendo)
-. No, que yo sepa… (Dándole un buen trago y sacando bíceps, sin mucho éxito)
.- ¿de veras vives con ella, como amigo? (Pregunto dándole un trago a esa cerveza de nuevo)
-. Si, cuidado no te atragantes (Dije preocupado por el)
.- ¿no crees que ella esperara, algo más? (Pregunto mi amigo)
-. No lo sé… (La verdad es que no tenía ni idea de lo que quería yo, como iba a saber lo que quería ella)
En ese momento llamaron a la puerta
-. Sí, me disculpas (Me disculpe de mi amigo por tener que abrir la puerta)
.- Claro, claro, ve. (Mi amigo me dio permiso, sabiendo que yo era así de educado)
Me levante, me dirigí a la puerta con la cerveza en la mano, al asomarme por la mirilla, vi a Alberto, sonreí abrí la puerta y nos dimos un abrazo como si lleváramos años y no meses sin vernos, ya que siempre habíamos sido muy unidos y últimamente estábamos algo mas distanciados.
.- ¿quieres una cerveza, Albert? (Pregunte nada mas separarnos)
.- sí, claro… (Dijo mi amigo, poco acostumbrado a mi ofrecimiento)
-. Siéntate donde quieras, en la mesa esta Cris, ahora mismo te la traigo. (Comunique yo, mientras desaparecía en la cocina)
.- ten cuidado que este está ofreciéndonos mucho alcohol y quiere emborracharnos (Bromeo Cristian con Alberto)
.- ¿si, y eso? (Pregunto Alberto riéndose entre dientes)
-. Para una vez que tengo presupuesto para invitaros a mi casa… (Proteste yo, por sus bromas)
.- Como está a dos velas, porque no hace nada con Raquel, quiere probar con nosotros (Bromeo Cristian)
.- ¿A ti también te tienen a dos velas? (Pregunto Alberto informándonos a la vez de su situación)
-. Mas quisierais vosotros, tampoco estoy tan necesitado (Desilusione a mis amigos, siendo directo)
.- ¿te tienen a dos velas? (Choco la Mano Cristian con Alberto)
.- estamos en una mala racha, desde que le corte un poco las alas (Informo Alberto, saludando chocando cabeza con cabeza a Cristian)
-. ¿Y eso? (Pregunte yo, volviendo con la cerveza)
.- gastaba demasiado (Dijo Alberto dándole un trago a su cerveza y sentándose en la silla de en frente de Cristian)
-. A quien se le ocurre darle una tarjeta de crédito a una mujer (Bromee yo, aunque ahora que caía, yo también lo había echo)
.- solo a Alberto (Rio Cristian)
Nos reímos todos
-. Y a mi… (Dije levantando la mano, diciendo que era culpable)
.- entonces, no lo sabes, pero ya estas pillado (Acuso Cristian)
.- entonces estas peor que yo, puede gastarse tu dinero y encima no tienes nada con ella (Informo Alberto añadiendo su opinión)
Todos nos reímos de nuevo
.- el dinero no importa, me importa más estar con ella (Informe dándole un buen trago a la cerveza)
.- tú estás enamorado, a mi me importa mi mujer, pero el dinero también. (Rio Alberto)
.- el dinero no importa dice… por el me rompo yo el lomo cada día (Protesto tocándose la espalda Cristian)
-. Bueno chicos, cambiando de tema… necesito vuestra ayuda (Dije sabiendo que podía contar con ellos)
.- Habla, ¿Qué quieres que hagamos por ti? (Pregunto Alberto sin bromear que sabía que cuando yo pedía ayuda era algo importante)
.- ¿Necesitas que alguien se declare por ti, a Raquel? (Pero Cristian pensó que estaba de broma)
-. Déjate, estoy hablando en serio (Aclare que no lo estaba)
.- ah, perdona, ¿Qué necesitas? (Pregunto tras disculparse Cristian)
-. Antes traeré otra birra para todos (Dije levantándome de la mesa)
.- uhhh, eso es que es serio (Dijo Alberto a Cristian chocando sus birras)
.- Que nos irá a pedir… (Contesto Cristian a Alberto, siguiéndole el juego)
-. Nada muy importante (Regrese cargado de cervezas)
.- bueno, ahora que has recargado el combustible… ¿Qué quieres? (Pregunto serio, Alberto)
.- habla ya (Dijo Cristian, viendo que lo miraba)
-. A ver, le dicho a Raquel, que iba con vosotros de fiesta esta noche, necesito que me cubráis (Dije sin tapujos)
.- ¿Cómo? (Pregunto Cristian sin haberme pillado del todo)
.- ¿y adónde vas a ir tu? (Pregunto Alberto que no era tonto, para nada y que me conocía muy bien)
-. Tengo cosas que hacer (Dije intentando no contestarles)
.- ¿Qué cosas? (Pregunto Cristian, intentando saber más del tema)
.- ¿tienes una cita, con otra? (Quiso saber Alberto)
-. ¡No! No quiero que me preguntéis, necesito hacerlo solo (Dije intentando evitar mirarles, como si eso fuera a hacer que supieran adónde iba a ir)
.- ya sé que vas a hacer… (Dijo Alberto)
.- ¿el qué? (Le pregunto Cristian)
-. ¿Qué voy a hacer? (Rete yo, pensando que estaba fanfarroneando)
.- Tu estas buscando al tipo ese que la violo, para darle una lección (Pero Alberto me conocía demasiado bien)
.- No creo, Kiki está loco, pero no tanto (Dijo Cristian mirándome esperando ver mi reacción)
.- Que bien me conoces… (Le respondí con una sonrisa que me había nacido en la cara)
.- Lo sabía (Alberto me devolvió la sonrisa)
.- ¡¿estás loco?! (Cristian nos miraba escandalizado, sobre todo a mí)
-. Es algo que tengo que hacer (Dije volviendo a mi seriedad natural)
.- si vas a ir a por él, voy contigo (Me dijo Alberto, sorprendiéndome)
.- si vas tú, voy yo (Y aun más me sorprendió esto, que se lo decía a Alberto)
-. ¿Estáis locos? Es peligroso (Avise a mis amigos)
.- ¿y las palizas de pequeños, eran menos peligrosas? (Ciertamente Alberto tenía razón, alguna vez estuvimos a punto de sufrir heridas considerables)
-. … (No conteste, porque tenía razón)
.- pensamos ir, quieras o no quieras (Rio Cristian)
-. Aun no lo he encontrado, cuando lo encuentre vendréis conmigo, pero hoy no, solo me cubriréis. (Intentaba pactar con ellos, para mantenerlos al margen)
.- echo (Dijo Alberto, alzando la cerveza)
.- estamos locos (Dijo Cristian, mirándonos a ambos)
-. No vengas si no quieres… (Dije, cruzando mi cerveza con Alberto)
.- no contéis con ello (Alzando su cerveza y cruzándola con las nuestras)
Estuvimos allí contándonos anécdotas, contándonos futuras actividades que haríamos y pasándolo bien en definitiva, a las seis, Cristian se fue porque tenía que abrir la tienda y a las siete, Alberto se fue a atender a su trabajo, a las ocho comencé a hacer la cena, a las nueve la tenia echa, espere a Raquel para cenar, bastante arreglado, para salir.
.- ¡Buenas! (Saludo Raquel al entrar en casa)
-. ¿Qué tal con la señora? (Pregunte interesado en lo que ella había hecho toda la tarde)
.- bien, la he ayudado mucho, estoy rendida (Dijo mientras que dejaba las cosas en su sitio)
-. Siéntate en el sofá y te lo llevo, si quieres (Me ofrecí para repetir lo de esta mañana)
.- mmm… que bien huele (me abrazo por detrás y me susurro en el oído, mientras sus manos me rodeaban sin llegar a rodearme por completo, diciéndome suavemente esas palabras, tras eso me dio un beso en el cuello y se retiro, dejándome perplejo, no sabía a qué venía esto)
-. ¿Has tenido un buen día? (Pregunte saliendo del embrujo)
.- si… necesito un masaje en los pies como el comer (Contesto desde el salón, se había sentado en el sofá y se estaba quitando los zapatos, pude observarlo desde la cocina)
-. En seguida te doy de comer, lo otro lo soluciono después (Dije ya sin mirarla)
.- ¿hablas en serio? (Parecía sorprenderse por mi respuesta)
-. Si… ¿Por qué no? (Conteste mientras le llevaba el almuerzo en una bandeja, como esta mañana)
.- Ya, solo te falta darme de comer (Dijo sonriendo sin mirarme)
-. ¿Qui… quie… quieres? (Pregunte extrañado)
.- No, no, no, era una broma (Contesto sonrojada)
Nos pusimos a comer el uno al lado del otro, Raquel, puso la televisión, para evitar el silencio incomodo, que se acaba de formar en la habitación. En la televisión lo único interesante que salía, era el caso de la plaza del otro día, los presentadores decían que creían que había sido un animal desconocido, bípedo, que se movía pegando saltos enormes, saltando como un canguro, pero mucho más, con la fuerza de un gorila y humanoide.
.- ¿Qué miedo, no? (Pregunto aterrada)
-. Creo que eso son solo tonterías, para asustar a la gente (Conteste con una sonrisa)
.- ¿tú crees? (Aun temblando de miedo pregunto, Raquel)
-. No lo creo, estoy seguro (Le guiñe un ojo, para aparentar seguridad)
.- ten cuidado cuando salgas, de todas formas (Me pidió preocupada)
-. Lo tendré (Me gustaba que alguien se preocupara por mí, ya que nunca nadie lo había echo, salvo mis amigos)
.- ¿Por qué no te quedas? (Pidió poniendo morritos)
-. Sabes que no puedo… he quedado con estos (Me excuse, porque hoy era el día perfecto)
.- lo sé, lo sé, pero si te quedaras lo pasaríamos bien (Ella acaricio con su pie desnudo, mi pierna de abajo a arriba, poniéndome nervioso y excitado)
-. ¿Lo pasaríamos bien? (Pregunte para confirmar si me estaba tirando los tejos o era cosa mía)
.- si… (Me acaricio el brazo desnudo con sus suaves dedos)
Lleve las bandejas a la cocina más para escapar que otra cosa, pues esto era una provocación muy directa y con eso no contaba.
.- ¿vienes a darme el masaje? (Dijo con tono sensual Raquel)
-. Voy… voy (Yo no era muy listo, pero sabía que todo esto lo estaba haciendo para que no me marchara, así que no pensaba caer, me marcharía igual)
Cuando volví al salón ella se había recostado en el sofá, con los pies en el aire, esperando a que yo volviera me senté y puso los pies apoyados sobre mis piernas y mi entre pierna, agarre uno y empecé a masajearlo, pero ella empezó a gemir suavemente, provocando que me ruborizara y que la mirara, viendo que al llevar una mini falda blanca, se le veía un tanga negro y los cachetes del culo.
Me quede hipnotizado, con esa visión, estuve mucho tiempo con un solo pie y luego cambie al otro sin dejar de mirar, cuando acabe el masaje, ella tenía puestos sus pies sobre mi entre pierna, notando mi considerable erección y entonces soltó la bomba, que no me esperaba, además de ser lo que más me costó rechazar.
.- ¿dormimos juntos? (Dejándome de hielo con esa pregunta)
-. ¿Qué, como ayer? (Creía que se refería al sofá, como ayer)
.- no, hoy en la cama (Aclaro Raquel)
.- ¿e…e…en, l… la, cama? (Pregunte con bastantes nervios)
.- si, si quieres…claro (Contesto un poco nerviosa, también)
Iba a aceptar sin dudarlo qué clase de hombre rechazaría dormir con la chica que quiere, después de darle un masaje y encontrarse en estas circunstancias (la erección) pero, la imagen de la violación volvió a mi cabeza torturándome, entonces me puse en pie y le dije:
-. Quiero, pero… hoy ya he quedado, ¿otro día? (Con una estúpida sonrisa)
.- Otro día no, porque ya paso la oferta (Dijo como una niña caprichosa, para lo mismo, para que me quedara, fuera como fuera)
-. Es una lástima, pero no puedo dejar colgados a estos, mañana no te dejo sola en todo el día, te lo prometo (Me puse la mano el pecho a modo de juramento)
.- eso si vuelves, ¿no? (Dijo ella por lo bajo, sin que yo me enterara)
-. ¿Si, que decías? (Pregunte interesado en saber)
.- que no vuelvas muy tarde y que cuando vuelvas, vengas a la cama… (Dijo dirigiéndose al cuarto)
-. ¿pero, no había pasado la oferta? (Le pregunte con una sonrisa traviesa)
.- es una forma de saber cuando llegas (Dijo sin mirarme, entrando en el cuarto)
-. Ah, es para quedarte tranquila, ¿no? (Observe mientras que ella se quitaba el top de espaldas, quedándose con la falda y el sujetador nada mas)
.- eso es (Respondió, mientras se desabrochaba la falda y esta caía al suelo)
-. Nos vemos luego, Raquel (Quería darle un beso de despedida, pero si entraba allí, sabia, que no iba a escapar luego, así que me despedí desde la distancia)
.- eso espero (Dijo por lo bajo Raquel, desabrochándose el sujetador, pero yo ya no estaba mirando) Hasta pronto Kiki (Dijo ella mirando al salón y al ver que no estaba, sentándose a llorar en la cama)
Salí de la casa como alma que lleva el diablo, si me quedaba un solo mas en ese salón, el pequeño Kiki tomaría el control, del resto del cuerpo y ya solo tomaría un rumbo, un rumbo que no tenia marcha atrás y que me asustaba más que morir en una pelea, jamás había tenido una relación con una mujer y no sabía cómo comportarme en tal caso. Además ahora que Cristian y Alberto sabían adónde iba, si moría, Raquel disfrutaría su dinero, podría estudiar, para rehacer su vida y disfrutar de su vida, porque no iba a parar, hasta acabar con el tipo que la violo y eso incluía que no podía morir.
Se dirigió al Opalo, aun pensando en lo que era capaz de hacer Raquel, para que no se fuera, la pregunta era, ¿Por qué?, porque una chica con la que vive, haría esas cosas por él, ¿acaso quería agradecerle algo? En realidad yo me sentía en deuda con ella, por acogerme en su casa después de dejarla tirada una vez. Al llegar aún pensaba en esas sensaciones extrañas de antes, quizá los chicos tenían razón y era imposible vivir junto a una mujer, sin enamorarse de ella, ¿estaría realmente enamorado? Creo que si no muero, la respuesta será si y si no consigo mi objetivo, es que no la amaba tanto, finalmente decidido, empiezo a fijarme en el local.
El Opalo era un local de alterne, en la puerta había muchas señoritas del placer de carretera, ya que estaba a la salida de la ciudad, esta parte era más oscura y solo una farola del propio local, iluminaba la calle que pasaba por delante del local, la avenida pasaba por detrás, estando mucho mas iluminada, a un lado había un pequeño callejón lleno de muebles, basura y con dos gorilas con mala cara en la puerta de un tamaño considerable, con solo la tenue iluminación de una bombilla sobre la puerta, en la puerta principal había tres gorilas con cara de ser más simpáticos, pero eso no significaba que lo fueran.
El local estaba construido en madera de buena calidad y simulando un edificio de una época anterior, como yo no era ningún experto en arquitectura, no sabría que decir de cual y podía decir que imitaba eso, por las películas que veía de vez en cuando. Algunos clientes, paraban con su coche negociaban con una, dos o varias chicas, otros iban directos a por una, a veces el chico se las llevaba en su coche y otras, pasaban al callejón y entre los muebles, la tenue oscuridad y la vigilancia de los gorilas, lo hacían.
Otros no llegaban a un acuerdo y se iban, otros vestidos con ropas incluso mejores que las mías, entraban con su propia mujer allí dentro, ahora no estaba seguro si con estas ropas me dejarían entrar, pero tenía que intentarlo. Me acerque a la puerta intentando ser agradable…
-. Buenas, ¿Cómo están las cosas allí, adentro? (Haciéndome el cliente habitual)
.- Bien, ¿Por qué le interesa, entrar? (Pregunto mirándome desde abajo hasta arriba, con cara de que aspecto más cutre)
-. Sí, claro, he quedado con unos amigos, dentro (Dije intentando hacer que venía con alguien que estaba dentro)
.- ¿está en la lista, usted o sus amigos? (Saco una lista, que con los otros clientes no había sacado, sabía que estaba intentando echarme y tenía que evitarlo, a toda costa)
-. Yo no, pero mis amigos si (puse trescientos dólares sobre la carpeta que estaba observando)
.- Ah, no le había reconocido, usted perdone, pase (Me hizo hasta una reverencia)
-. Gracias (Por dinero, baila el perro, pensé)
Al pasar escuche como los tres gorilas se peleaban por el dinero, en vez de repartirlo equitativamente, imbéciles, había una doble puerta para evitar ruidos en el exterior y al estar tintados, miradas ajenas también, adentro había otro gorila aunque este estaba más cerca de ser humano que gorila, aunque al entrar me echo una mirada asombrado de que hubiera entrado, me abrió la puerta.
.- Pase, señor (Me dijo cortes mente)
En cierto sentido tenía sentido, afuera necesitaban a los mas brutos, para que no dejaran pasar a cualquiera y protegieran a las putas que eran del propio local y adentro necesitaban a gente más refinada para tratar a los clientes de buena calaña, que solían entrar aquí y si alguno de mala entraba, solo tenían que entrar los machacas. Al entrar el edificio por dentro te trasportaba al futuro, era un edificio decorado como si fuera una nave espacial, ahora tenía por delante dos caminos, uno era un pasillo que entre mesas y sillas llenas de gente de dinero, llevaba hasta a una barra, llena de todo tipo de alcohol y de borrachos de toda clase y tipo.
Otro una escalera hacia abajo, que daba a un gran salón con sillas y mesas, de gente que estaba comiendo, disfrutando de el espectáculo del escenario, donde salían chicas a bailar para hacer striptease y unas islas donde había chicas, haciendo el pole dance, además de haber bastantes chicas que hacían de camareras y que subían a las habitaciones con algún cliente. En realidad el sitio de abajo era más escandaloso, mas bullicioso y la gente estaba atenta a todo, así que si quería pillar a algún tío haciendo chanchullos, seguramente sería donde la gente tomaba algo, centrada en sus propios grupos, así que me senté en una mesa solo.
De camino a una mesa algunos me habían mirado de forma extraña, supongo que era raro, que un tío solo no buscara compañía, no tardo en llegar una joven, inexperta y bella camarera.
.- ¿no quiere ir abajo, señor? (Pregunto con amabilidad la chica)
-. No, no busco compañía, gracias (Conteste sin percatarme que quizás estaba dando demasiada información)
.- ah bueno, ¿desea tomar algo? (Con un gesto extraño, la chica intentaba averiguar, porque estaba aquí)
-. Si, una coca cola (Sonando todavía, más raro, pero es que nunca había ido a un local de estos)
.- ¿en serio? (Sonrió la chica, con una bonita sonrisa)
-. Si, en serio (Confirme yo, sonriéndole, para devolverle la sonrisa)
.- como quiera, es usted el primero que aquí me pide eso, enseguida se la traigo (Me guiño el ojo, como un gesto simpático)
La chica no llevaba más que una falda de flecos roja, con un tanga blanco, unos patines blancos con cordones rojos y unos, cubre pezones, llevaba una peluca verde fosforito y un maquillaje bastante exagerado, para que no la reconociera nadie, supongo. Al poco volvió con mi coca cola y me la dejo sobre la mesa
.- son diez dólares señor (Dijo un poco apurada por el precio del refresco)
-. Toma veinte, quédate la vuelta (Haciendo ver que el dinero no me dolía, aunque si me dolía, tenía mucho que hacer aquí y valía la pena)
.- ¿quiere algo a cambio? (Pregunto mientras se guardaba el dinero en la liga de color blanca que ya tenía algunos billetes)
-. No nada (Dije sonriendo)
.- ah vale…gracias (Dijo no muy convencida)
-. ¿Qué pasa? (Pregunte extrañado)
.- lo normal es que si me da una propina, me coja el culo o algo… (Señalo la chica)
-. No pienso hacerlo (Respondí con mi cara de chico bueno)
.- ¿puedo hacerle una pregunta? (Dijo la chica hablando bajito, para que solo la escuchara yo)
-. Claro (Le seguí el juego, como si estuviéramos tonteando)
.- ¿Qué hace aquí solo, sin querer compañía y para tomarse una coca cola, sin querer ver el espectáculo? (Pregunto señalándome todos los fallos que había cometido)
-. Estoy aquí por negocios (Dije con seriedad)
.- ¿negocios? (Pregunto la chica)
-. Si, busco al hombre al cargo del negocio, del esmoquin blanco (Pregunte intentando aparentar tranquilidad)
.- ¿quiere que lo llame? (Se ofreció la chica)
-. Me harías un favor (Le hice un saludo con la coca cola)
La chica se largo, entro por detrás de la barra y desapareció tras una puerta, yo estaba nervioso, ahora me arrepentía de no haber bebido algo, porque lo necesitaba, pero por otro lado, la coca cola mantendría mi mente con claridad y mis reflejos en total funcionamiento. No se hizo esperar mucho y de la nada salió un tipo con mala cara y se sentó a mi lado, yo lo mire, el me miro y mantuvimos ese extraño duelo de miradas sin romper el silencio, hasta que un momento dado viendo que yo no decía nada ni hacia nada, me pregunto.
.- Lisa, dijo que me buscabas, ¿puedo saber, quien te envía? (Pregunto, observando cada detalle, cada gesto, a mis alrededores, mi indumentaria, absolutamente todo)
-. El chico del callejón me dio buenas referencias de ti (Conteste, intentando ser más serio que de costumbre)
.- ¿eres amigo suyo? (Pregunto incrédulo)
-. Somos íntimos, el otro día nos fuimos de fiesta y acabamos destrozados los dos en el callejón (Me reí por dentro sin dejar asomar por fuera ni una sonrisa, técnicamente no era mentira, solo había decorado, muy, mucho, la verdad)
.- ¿¡os fuisteis de fiesta! y no me avisaron?, le bronqueare cuando venga por aquí, para comprarme de nuevo. (Bromeo él, aunque demasiado serio, para ser una broma)
-. Bueno, ¿dejamos las bromas y hablamos de negocios? (Dije intentando ir directo al grano)
.- ¿Por qué tanta prisa amigo?, me gusta conocer antes de negociar con quien trato, tómalo como un mero trámite. (Era más una orden, que una posibilidad)
-. Me gusta ir al grano en los negocios (Dije con seriedad y pasividad, aunque por dentro no hiciera más que temblar)
.- ¿no te tomarías una copa conmigo? (Contesto haciendo el amago de llamar a Lisa)
-. Ya, estoy tomando algo (Conteste, haciendo el gesto de que no la llamara)
.- si, un refresco, ¿no? (Se rio de mi en mi cara)
-. Cuando estoy negociando, me gusta mantener la cabeza clara (Dije sin mirarle a los ojos, mirando mi coca cola, porque no quería que se notara el miedo en mis pupilas)
.- ya veo… eres todo un profesional, eso me asusta (Dijo bromeando de nuevo, aunque con gesto serio, demostrando que la broma no era tal)
-. ¿Preferirías negociar con alguien a quien puedas estafar? (Arquee una ceja, para darle veracidad a mi frase)
.- ¿me acusas de estafador? (Por un momento su cara de póker, se transformo en una mueca molesta)
-. Yo no he dicho eso (Dije aparentando seguridad en mi mismo, aunque por dentro no estaba seguro de cómo saldría esto)
.- Ah, por qué serias el primero y el último que me dirías estafador en mi propio bar (Dijo poniéndose amenazador conmigo)
-. Cuando quieras salimos al callejón y te parto la cara (Dije apretando el vaso, con cara de enfadado)
El se me quedo mirando sorprendido por unos segundos, creo que no estaba seguro si estaba hablando en serio
.- me gustas, tienes huevos, tío (Dijo rompiendo a reír)
-. Bueno, dejamos de besarnos el culo mutuamente ¿y hablamos de negocios? (Dándole un trago al refresco como el que le da un trago al alcohol)
.- Antes quiero que me digas una cosa, ¿es para ti o para alguien que está por encima de ti? (Intentaba sacarme información, pero no se lo iba a poner fácil)
-. Para mí, yo no trabajo para nadie (Dije intentando parecer independiente)
.- Bueno ¿y cuánta quieres? (Pregunto empezando a interesarse en el negocio)
-. Lo mismo que mi compañero, se suele llevar (Como no sabía ni de que estábamos hablando, preferí imitar al del callejón)
.- ¿Qué eres, un camello de tres al cuarto, como él? (Se mofo de mi)
-. No, es para una fiesta privada (Argumente buscando en todo mi ingenio)
.- ¿Para una fiesta privada? Joder como te lo montas, ¿me invitaras, no? (Seguía con sus bromas, que no eran broma)
-. No, solo invito a mis amigos (Dije con una sonrisa)
.- ¿y yo no lo soy? (Contesto indignado)
-. No, no lo eres (Pero yo quería ya, salir de aquí y llevármelo a solas, cortar el rollo era lo único que se me ocurría)
.- Entonces, enséñame la pasta (Haciéndome el gesto, de que sacara el dinero aquí con la mano)
-. Nunca llevo la pasta al primer contacto, hoy quiero quedar en el precio y ver la mercancía, mañana hacemos el cambio (Así me aseguraba entrar y salir, aunque si lo pillaba a solas le iba a sacar la información por las buenas o por las malas)
.- Entonces, sígueme, veamos la mercancía (Dijo levantándose sin mirar atrás)
Yo lo seguí no muy seguro de lo que hacía, ya me había calmado bastante, aunque sentía que me metía yo solo en la boca del lobo, deje la coca cola allí sobre la mesa, bueno, más bien lo que quedaba de ella, Lisa la recogió y limpio la mesa, nos miramos tan solo un segundo y luego continúe siguiendo al mayorista de drogas, por no decir proveedor de camellos de barrio. Nos metimos por detrás de la barra, pasamos por la cocina donde había bastante personal sudamericano, mas del que creía, no quise mirar demasiado para no parecer sospechoso, aunque el tío ni me miraba, eso sí, quería quedarme con el camino, por si no volvía acompañado.
Tras la cocina, pasamos por un par de pasillos idénticos, casi laberinticos, con muchas habitaciones cerradas, supuse que eran las habitaciones y el baño de personal. Llegamos a la habitación mas escondida de todas, que estaba incluso pintada como la pared y bajo una escalera, que si no fuera por el pomo y la separación entre la puerta y la pared, no se la vería en absoluto, seria invisible.
.- Espera aquí (Ordeno el proveedor)
-. Vale (Ahora si miraba para todas partes, no tenía ni idea de donde estaba, así que salir, sería complicado)
Nada más entrar el, salieron de dentro dos tipos con armas de fuego en las manos, al ver eso, el temblor me volvió, los pelos se me pusieron de punta, todos ellos, aunque intente disimular, sin mirarlos, ya que así, me daba menos miedo. El proveedor asomo la cabeza solamente y con una sonrisa que ponía los pelos de punta, aviso de que podía pasar.
-. Voy (Dije con seriedad, ya que si sonreía me temblaría el labio)
Al entrar la habitación estaba en penumbra, ya que tenía tan solo una bombilla que no alumbraba mucho, lo que conseguí ver a parte de una habitación totalmente cerrada a cal y canto, que olía a cerrado es una habitación bastante descuidada, con cajas de cartón cerradas.
.- Espero que no te moleste, es simple protocolo (con una maquina en las manos)
-. No, no, adelante (Dije, pensando en que era eso)
Al pasarme la maquina alrededor, capte lo que era, estaba mirando si tenía micrófonos o rastreadores, pero obviamente no los tenía, nadie se podía esperar en su sano juicio, que yo estaba tramando una venganza personal.
.- Estas limpio (Dijo sorprendido)
-. ¿Qué esperabas? (Pregunte, con una sonrisa por primera vez)
.- Tenías toda la pinta de ser policía o un infiltrado (Me explico, sin todavía terminar de creérselo)
-. A veces las cosas no son lo que parecen… (Reí más por nervios, que por otra cosa)
.- Menos mal que no he sacado la pistola y te he metido dos tiros, como pensaba hacer (Dije el riéndose)
-. Tranquilo, si hubieras hecho eso, no hubieras vivido para contarlo (Me crují los puños)
.- ¿tan bueno eres peleando? (Pregunto, mirándome, no muy convencido por mis afirmaciones)
-. Bueno no, soy mejor (Dije sacando musculo, aunque no tenía demasiado)
.- Me gustaría verlo, algún día (Pidió bastante interesado)
-. Si me presentas a tu jefe algún día, ya veremos. (Intentaba negociar con él, como un policía en realidad)
.- ¿Sabes, que todo aquel, que lo conoce, muere, no? (Amenazo indirectamente el)
-. Siempre hay excepciones (Aunque trague saliva fuerte, no quería dejarme asustar por nadie)
.- si, si llegaras a ser el campeón de la lucha ilegal, conocerías a su hijo y el, puede ser que te lo presente… (Dijo como pequeña posibilidad)
-. Eso me interesa (Respondí con una pequeña sonrisa)
.- Si me haces una demostración ahora, estoy dispuesto a llevarte a combatir a las peleas ilegales (Ofreció la posibilidad de luchar para él, si le demostraba, que sabia luchar)
-. ¿Hablamos, primero de negocios? Y ya luego, hablamos de diversión (Pero quería zanjar este tema, ya que ya sabía cómo sacarle partido a la droga)
.- ¿diversión? Bueno, si quieres diez gramos son: dos mil doscientos veinte dólares, pero si luchas para mi, te lo dejo en dos mil. (Intentaba animarme a luchar)
-. ¿Con cuanta cantidad, podría conocer al jefe? (Pero yo solo quería conocer al jefe, para acabar con él)
.- ¿eres poli? (Me pregunto agarrando el mango de su pistola, cada vez sospechando mas de mi)
-. No, ¿Por qué? (Respondí asustado pero intentando aparentar que no lo estaba)
.- pareces obsesionado con conocer a mi jefe (Acuso el proveedor)
-. Soy su admirador (Salí del apuro, con la primera excusa que se me ocurrió)
.- ¿me estas vacilando? (El proveedor parecía no creerse lo que yo decía)
-. No, lo soy de verdad (Fingí serlo, era fácil todo el odio que sentía hacia él, lo iba a convertir temporalmente en admiración)
-. ¿Cuánto? (Mientras el miraba sin poder entenderme, yo volví a preguntar por el precio)
.- no creo que tengas dinero para eso… (Ahora que sabía que sabía luchar, parecía que solo le interesaba que peleara)
-. Da igual, ¿Cuánto? (Pregunte de nuevo)
.- Pues tendrías que comprar mil gramos, lo que son unos: dos cientos veinte dos mil dólares (Me dijo un precio, totalmente desorbitado, no podía competir con eso)
-. No, se sale de mi presupuesto (Convencido que de esta manera no podría conseguirlo)
.- entonces solo te queda una opción, pelear para mi (Dijo satisfecho, como si no me dejara más opciones)
-. Echo, mañana traeré el dinero del negocio, ¿Qué prueba quieres hacerme? (Pregunte preocupado)
.- ¿no quieres probar la mercancía? (Pregunto escamado)
-. No, me fio de ti y de mi amigo (Dije ya sin mucho interés en la droga)
.- ¿sabes? Cada vez me pareces más un poli (Dijo él con la primera broma, que parecía de verdad)
-. Bueno, ¿Dónde está mi prueba? (Pregunte pasando ya de lo otro)
.- vamos a una sala más acorde (Haciendo que lo siguiera, sin mirarme de nuevo)
Me llevo hasta un sótano, con una sola bombilla, que no alumbraba casi nada, solo una silla en la que estaba sentado un tío de espaldas
.- Te presento a tu contrincante, se llama gigante, gigante aquí tienes al martillo de la ley (Dijo entre broma y en serio)
-. ¿Martillo de la ley? (Reí yo, preguntándole)
Pero mi risa se corto, al ver al gigante levantarse, de verdad era un puto gigante, tenía que medir cerca de los tres metros, rozaba el techo con su cabeza, podría decir que una pierna suya, era yo entero.
.- Ring, Ring, empezad (Fingió que la campaba sonaba)
-. Vamos, ven, pequeño (Dije sorprendiéndome a mí mismo, por el valor)
.- ¿pequeño? (Rio el proveedor)
Gigante solo sonrió, desde la distancia intento darme una patada, pero era lento, me agache, intente avanzar hacia él, para llegar a mi distancia de pegada, me metió un rápido combo de dos puñetazos, esquive el primero fácilmente, bloquee con mis dos manos el segundo, pegaba fuerte, me hizo dar dos pasos hacia detrás. Las piernas eran manejables, aunque yo era más rápido, esquivar las manos era más complicado, acercarme, sería difícil, tendría que tramar algo, dio una patada al aire, yo solo esquive llevando mi cabeza hacia detrás, di un paso hacia delante y me envió la otra pierna, yo me agache y ande a cuatro patas, hasta llegar a él.
Rodé por el suelo esquivando sus dos puños y luego le di una patada en las piernas, que aunque no conseguí derribarlo, hice una voltereta hacia detrás, esquivando un puñetazo que fue directo al suelo, resquebrajándolo, pero no vi venir un rodillazo que me impacto en el pecho y la barbilla, derribándome al suelo. Me levante levemente aturdido, sacudí mi cabeza, espabilándome en el instante, cuando venia una patada hacia mí, me agache y tire un gancho contrario contra su pierna, que impacto, haciéndole quejarse de dolor, por primera vez.
.- Buen golpe, martillo (Dijo el proveedor, observando la pelea y aplaudiendo)
El hombre gigantesco casi enfadado porque su jefe me animara a mí, empezó a avanzar hacia mí, me intento pegar una patada hacia delante, la esquive, clavo el pie en el suelo, iba con el puño hacia mí, lo desvié a duras penas, teniendo que dar un paso hacia detrás, salte contra él y le pegue un puñetazo en la cara, haciéndole sangrar en los labios, retrocedió asustado por el golpe, se toco los labios con la mano y viendo la sangre, cargo contra mí, era difícil esquivar esa gigantesca mole por completo, así que me agarro y me clavo en la pared del impacto.
Al recibir ese intenso e inmenso golpe me quede sin respiración, me dolía todo a la vez y de una manera increíble, el se alejo, esperando que me levantara, por un momento vi pasar mi vida por delante de mis ojos e incluso pensé que me había roto algo, pero no fue así, salí de la pared y me mantenía en pie, levante los puños con media sonrisa en la cara, escupí sangre y le hice la señal de que viniera a por mí con los puños.
-. Mi padre borracho hasta el culo, golpeaba más fuerte, que tu (Dije con una sonrisa)
.- ¡¿Qué haces loco?! No lo provoques, que te va matar (Dijo sorprendido)
Volvió a repetir la escena de antes, pero esta vez, lo esquive a duras penas, se comió la pared, yo le di una patada tras las rodillas, un puñetazo lateral en el costado, y un codazo en la nuca, me retire y salió cabreado de la pared, con rasguños por todas partes, por delante.
.- Te va matar (Sentencio, con una sonrisa)
-. Que lo intente (Dije con otra sonrisa)
Me dio una patada frontal, yo lo esquive, pegue un salto y le pegue una patada en el pecho, no retrocedió, nada mas caer al suelo, intento darme un puñetazo por un lado, lo esquive y el otro puñetazo, me dio de frente, intente bloquearlo con mis puños, pero me tiro de culo, intento pisarme y rodé por el suelo, me levante rápidamente, me agache y su pierna paso por encima. Yo estaba bien, pero él tuvo que parar, estaba jadeando, entonces lo capte, tenía que enfadarlo, para que me golpeara mucho y cansarlo.
-. Ya sé porque eres tan alto, tu padre era una jirafa y tu madre un elefante (Dije burlándome de él)
Se volvió a enfadar lanzo una pierna la esquive, lanzo otra la esquive, se hacía cada vez más lento, se acerco a mí, golpeo con sus dos puños, esquive el primero y el segundo, además, saltando le pegue un puñetazo en la cara, haciéndolo retroceder. Ahora era el momento de atacar, golpeo con su pierna, la agarre aunque me hizo retroceder un par de paso, le pegue dos puñetazos en la rodilla, me agarro la cabeza e intento golpearme la cara, me cubrí con la mano, casi me parte el brazo y levante la pierna, para hacerle perder el equilibrio y hacerlo soltarme.
Ambos nos miramos de frente, el jadeaba y sudaba, yo estaba todavía fresco, solo me dolía el brazo del golpe y un poco el resto del cuerpo, corrí hacia él, me intento dar un puñetazo me agache y le di un golpe en los huevos, haciéndolo caer de rodillas llorando y agarrándoselos con ambas manos, lo agarre del pelo y dije:
-. Ríndete (Exigí yo)
El intentaba levantarse pero no podía del dolor
.- ya basta, pasaste la prueba, nos vemos mañana (Dijo el aplaudiéndome)
-. ¿Me llevas a la salida? (Le pedí ya que estaba totalmente perdido)
.- Claro, sígueme (Dijo el más amable que antes)
.- Pues si que pegas bien, eres el primero que hace sangrar a gigante (Dijo mientras íbamos andando)
Me guio hasta la salida por otro camino para que no me quedara con el camino, el tipo era bastante inteligente, pero no se podía imaginar nada de lo que se le venía encima, sería uno de los que caerían cuando el tipo del esmoquin callera. Me saco por el callejón y me paso una tarjeta del Opalo
.- por si te pierdes (se rio el solo con la broma)
-. Hasta mañana (Dije un poco molesto)
Me fui caminando solo un poco dolorido hasta casa, tenía un poco de sangre en la ropa, aunque no era mía, sabía que Raquel se iba a asustar cuando la viera, intentaría lavar la ropa mañana, para así evitar que ella lo viera. Volví a casa, esta vez las luces estaban todas apagadas, eso me hizo sentir solo, aunque el pensar que Raquel me estaba esperando en la cama desnuda, me hizo tener una erección y sacar una sonrisa.
Entre en casa intentando hacer el menor ruido posible, deje la ropa en el baño, me di una ducha para arreglar las manchas que tenia de pared, de sangre y demás, me di cuenta que tenia cardenales por cada sitio donde me había tocado. Los primeros golpes fueron los peores, tenía hasta la marca del golpe, me puse en calzoncillos, ahora que me fijaba, si que parecía estar un poco cachas, pero me extrañaba, ya que no había hecho nada para ponerme así, le quite importancia pensando que serian cosas mías y me dirigí sin pensarlo mucho al cuarto de Raquel, allí estaba ella plácidamente dormida.
Abrí la cama para meterme y estaba totalmente desnuda, se me escapo un: “no me jodas”, tanto en pensamiento como por la boca, me metí ya que ella me lo había pedido antes de irme tras contemplar eso sí, su cuerpo un poco más tras la penumbra que dejaba ver la ventana. Me metí en la cama, aunque ahora que me había enfriado todo empezaba a dolerme de verdad, disfrute del roce, de nuestros cuerpos desnudos en la cama al abrazarme a ella y ella corresponderme al abrazo…