Kindan No Koi – XXVI

David y Oscar empiezan una relación sentimental después de haber sido amigos de toda la viada, pero al transcurrir de los días el sexo y un fallo en la mente humana logra hacerlos pasar por un sin fin de errores. molestia, tragedias y miserias. El amor y la locura siempre van de la mano.

Kindan No Koi – 26 - El inicio del final.

Alguna vez se han preguntado qué tan dura es la vida de las demás personas? A mí me gustaría tener unos lentes que me permitieran ver los problemas de las otras personas, tal vez así la gente seria más consiente de porque existen los ladrones.

No tenía demasiado tiempo, la policía me buscaba y seguramente el psiquiátrico también. Tome la valija con la ropa que mi tío me había comprado con su novio y antes de salir me despedí de mi tío y de su novio.

-Ya te vas?-Dijo mi tío.

-Sí. Lo lamento, no puedo quedarme por más tiempo.

-Porque?

-Porque Oscar me debe estar buscando. Y no quiero que se preocupe por mí.

-Que hermosa pareja. Espero sean felices juntos.

-Yo también.-Respondí.

Salí de casa con la valija y me dirigí a mi casa, al llegar me encontré con un auto estacionado en ella. No era de mi papa, no era de Natán o Eliot, no era de nadie que yo conociera. Me acerque a ver quién estaba husmeando en casa, y me encontré con una mujer joven de cabello negro y recogido, y una pareja de esposos que parecía estaban mirando la casa. Hice una asociación rápida en mi mente. Una mujer, enseñando una casa a una pareja de esposos. Mis padres están vendiendo esta casa. Regrese sobre mis pasos hasta una vía principal. Pensé en ir al apartamento de Oscar y quedarme en la azotea, pero ya que ellos viven en un séptimo piso la policía no hubiera tenido problema en salir a mirar por la ventana y verme. Luego pensé en regresar a donde mi tío, pero si la policía lo registraba a él me vería en un grave lio y también haría que mi tío pagara por eso. Así que solo me quedaba una opción…

Construí una casa bastante improvisada en la azotea que quedaba frente al apartamento de Oscar. Lo cubrí con bolsas de cemento  que encontré en una construcción junto al edificio, así se confundiría con el asfalto del techo y me permitiría observar sin ser observado. Obviamente no podía hacerlo de día, puesto que la policía era más activa en esas horas. Tarde casi tres días en lograr terminar  la casa, era de madera, con mucho polvo de cemento  en el techo, y bolsas a su alrededor para que si llovía pudiera cubrirme. Estaba bastante bien hecha, tenía espacio y tenía  todo el tiempo que quería.

Ya había pasado tres días y solo había almorzado dos veces. Y fue en esos restaurantes elegantes donde te dejan la cuenta para que la pagues. Siempre mandaba a llamar al mozo y le pedía la cuenta, cuando este me daba la espalda, yo me levantaba y me iba del restaurante sin pagar. Pero necesitaba algo mejor.

Entre en la cocina de un restaurante mientras estaba cerrado. Me metí por una de las ventanas que suelen dejar abiertas para que el olor a comida salga de la cocina. Rompí la malla que evita que se metan los insectos y entre. Tome toda la comida que pude. Pan, frutas, verduras, y algo de carne. Pero obviamente no podría cocinarla sin los materiales correctos. Me lleve dos sartenes, una estufa a gas muy, pero muy pequeña y portátil, varios encendedores y muchos vasos desechables que encontré en una gaveta. Los lleve a mi “pequeña morada” los deje y organice, luego regrese al lugar de donde los había tomado para rematar llevándome un tanque de gas. Era bastante grande y pesado. Pero no tanto como para evitar que me lo pudiera llevar en el hombro. Al llegar a casa instale todo lo que tenía, y lo organice de una manera más adecuada. Me vi obligado a extender mi casita, gracias a los nuevos implementos que conseguí, ya que ocupaban demasiado espacio.

Mi casa era mucho más amplia de lo que era días atrás. Tenía más espacio para dormir, cocinar y esperar a mi amado. Procuraba no moverme demasiado, y solía comer en ropa interior para no mancharme, tenía ropa pero en caso de que tardara más de lo esperado en encontrarme pues… tendría que reservarla.

Ya llevaba casi dos semanas en la misma situación, robaba algunas tiendas para reabastecer mi cocinita, me estaba empezando a impacientar, así que decidí vestirme con otra ropa, debido que la que llevaba puesta estaba bastante sucia, e irme a la estación de policía solo para echar un vistazo, para saber si mi hermoso estaba retenido. Camine casi treinta calles para llegar hasta la estación central de policías, entre con unas gafas de sol que había robado de un pequeño puesto y una de las gorras que mi tío me había comprado.

Había una mujer que tenía cara de suicidio, y estaba anotando muchas cosas en una computadora. Parecía bastante distraída. Me intente colar por una de las puertas que estaba abierta y justo antes de entrar escuche a alguien.

-Disculpe…-Dijo la mujer.-Señor. Necesita algo?

-Eh… Si… estoy buscando a alguien.

-Asunto?

-Solo quiero saber si está aquí.

-Es pariente?

-Sí.

-Que parentesco tiene?

-Soy… Su pareja…

-Como se llama?

-David…

-David…?

-G-García… David García.

-Y como se llama a quien busca?

-Oscar Gómez.

-Su pareja se llama Oscar Gómez?

-Si…-La mujer me miro algo desafiante o turbada, no lo sé, en cualquier caso no me importa. Tras algunos minutos de escuchar como tecleaba en la computadora hablo.

-Hay un caso con Oscar Gómez. De 19 años puede ser?

-Sí. Cuál es el problema?

-Eso no se lo puedo decir.

-Está aquí?

-Parece que está en detención domiciliaria.

-Qué significa eso?

-Que no puede salir de su casa hasta nuevo aviso.

Por eso no había salido. No podía salir de casa. Y por eso no podría buscarme. Solo tenía que hacerle llegar una manera de saber dónde estaba.

-Disculpe. Sabe si él tiene que ir al juzgado o algo así?

-Dice que solo saldrá de la casa para testificar. Y cuando ya no necesite protección se le permitirá salir.

-Ah. Vale. Gracias.

Protección… Tenían toda la razón, si un día me enfadaba demasiado con el seguro terminaría como Natán, y es algo que no estoy dispuesto a permitir. Tenía que buscar a alguien que me ayudara y rápido. Era eso o… no quiero pensar el “O…”.

Regrese a mi pequeña casita improvisada y espere a que hubiera movimiento en el apartamento de Oscar.

Me dormí mientras esperaba a que Oscar llegara. Soñé con el día en el que asesine a Natán… Ahora si podía pensar, y no era agradable.

Me desperté en la noche, hacía calor, tenía hambre y las luces del apartamento estaban encendidas. Pero justo al mirar se empezaron a apagar una a una. Creí que se iría dormir y me empecé a alistar para hacer lo mismo. Una ventana se abrió de golpe, y mire hacia la habitación de Oscar, salió disparada una soga que, por efecto de gravedad, quedo colgando uno de los extremos. Alguien empezó a bajar por ella, obviamente era Oscar.

Me vestí con buena ropa lo más rápido que pude, y corrí hacia las escaleras, baje y espere a ver quién salía.

Espere un rato y me di cuenta de que si hubiera querido salir por la puerta principal, habría salido por el ascensor y no por una soga. Así que me fui a la parte de atrás del edificio, buscando un callejón. Y lo encontré. Una soga colgando y basura, gatos y algunas ratas, o eso parecían. Me eche a correr al no encontrarlo. Mire en todas las direcciones y lo vi entrando a un taxi. Corrí intentando alcanzarlo cuando la policía me vio. Corrí y corrí, intentando alcanzar al taxi que llevaba a mi hermoso amado, e intentaba escapar de la policía. El taxi doblo en una esquina y yo corte por un callejón, intentando despistar a los policías…

El taxi se detuvo.

Bienvenido a la feria!