Killer 1
A veces, cuando la mierda te llega hasta las orejas, aprendes que al fin y al cabo no estabas tan mal...
CARIBDIS
La lluvia que durante toda la tarde no había dado tregua hacía un rato que había dejado de caer con fuerza, convirtiéndose en una fina llovizna que resplandecía a la luz de las farolas mientras caía perezosamente hasta las calles.
Invisible en su puesto era el momento de comenzar a estirar lentamente todas y cada una de las articulaciones, todos y cada uno de los músculos de su cuerpo; No le hacía falta mirar para estar segura de que su sombra, Scylla había comenzado a hacer el mismo ritual tantas veces ensayado.
De repente algo más allá de su límite de percepción hizo que se congelase en medio de un estiramiento, instantes antes de recibir la señal de alerta en su auricular.
La tensión fue creciendo en su interior mientras oía acercarse unas pisadas a su posición. El ritmo de las pisadas pronto le dejó bien claro que quien quiera que fuese no sospechaba de su presencia, aunque realmente le hubiese sorprendido que alguien fuese capaz de distinguir el bulto de su cuerpo camuflado en el interior de la copa del roble que había elegido para ocultarse.
“ Neutral, con perro ” susurró Scylla en su oído a través del intercomunicador de última generación. “Mierda, eso puede ser un problema” pensó mientras oía acercarse a alguien a su árbol.
Pronto vio al perro levantando su pata para orinar, y a juzgar por el rato que estuvo orinando el pobre animal debía llevar toda la tarde aguantándose las ganas en casa mientras su dueño esperaba a que escampase para poderlo sacar a la calle.
En cuanto terminó, el perro empezó a tirar de la correa en busca de otro sitio que marcar, llevándose a su amo sin saberlo lejos de su muerte.
SCYLLA
La operación marchaba según lo planeado, el mal tiempo de la tarde les había beneficiado pues los escoltas del objetivo primario se habían limitado a quedarse bien calentitos y resguardados en el interior de la casa y a soltar a los perros para que hiciesen su trabajo en su lugar, al fin y al cabo el jefe aún no había vuelto a la casa y ya se sabe que “cuando el gato no está los ratones bailan”.
Parecía que la noche se iba a quedar bastante bonita, aunque aún seguía lloviznando se podían ver los primeros claros entre las nubes…
“¡Mierda!” pensó; se había distraído unos instantes. En su oficio eso mataba, CARIBDIS le iba a echar una buena bronca después…
“ Neutral, con perro ”, informó a través del intercomunicador.
Realmente no era ninguna amenaza real para CARIBDIS: un cuarentón sacando a pasear a su chucho de raza indeterminada de unos seis kilos de peso no podría ser una amenaza ni aunque llevase escondida una automática, pero el perro…
El perro podía joder la misión si se ponía a ladrar y alertaba a los rottweiler del interior del chalet.
Su pulso cardiaco se ralentizó como siempre pasaba cuando se disponía a abatir un blanco, pronto fijó el objetivo de la mira de su arma en la cabeza del hombre que seguía ajeno al pequeño punto rojo que se marcaba sobre su nuca.
Parecía que el animalito estaba reventando, pues la meada se hacía interminable. De pronto, bajó la pata trasera y comenzó a tirar de su amo en busca de otro arbolito y salvándole la vida.
Sus labios se curvaron en una sonrisa fría mientras retiraba lentamente el dedo del gatillo y veía alejarse al neutral, realmente no le gustaba la idea de tener que matar neutrales.
ADRIAN
“Rocco” volvió a dirigirle desde su cesta una de esas miradas suyas entre lastimeras y acusatorias mientras que lanzaba uno de esos suspiros que se te clavan en el alma…
Quien no haya tenido nunca un perro no sabe el sentimiento de angustia que se siente cuando hace ya rato que pasó la hora normal de sacarlo a pasear y se ve sufrir a tu mejor amigo…
Y desde luego “Rocco” era su mejor amigo, probablemente su único amigo…
“Oficial de la Armada en situación de reserva transitoria”; sonaba bien cuando lo decía, sobre todo si tu interlocutor no sabía demasiado del tema. Si sabía algo del tema pronto tenías que aguantar las miradas sardónicas (si tu interlocutor era “de izquierdas”) o peor aún, compasivas (si tu interlocutor era “de derechas”).
Al fin y al cabo no era algo nuevo, en tiempos de las guerras napoleónicas era costumbre desarmar parte de la flota en los períodos de paz mandando a los oficiales “sobrantes” a sus casas a malvivir “a media paga” e impedidos por su orgullo a renunciar a la esperanza de volver a la mar. Tras las tres grandes pandemias de coronavirus de 2.020, 2.021 y la más devastadora de 2.023 el mundo cambió por completo.
En España en un principio se afrontó el enorme coste causado por el encierro de toda la población del país a base de promesas vacías de ayudas que nunca se pagaron, de recortes en los sueldos de los funcionarios que se había jurado que nunca se harían y de ayudas de la Unión Europea que sirvieron para establecer una “paguita” con la noble intención declarada de que la gente no muriese de hambre y la no tan noble y desde luego nunca admitida en público de crear una serie de “pesebres” de votos cautivos que asegurasen que el presidente de entonces fuese reelegido “ad eternum”. La leve inflación previa se convirtió en una deflación de casi el 3%; nadie gastaba pues ¿para qué comprar hoy algo que no sea indispensable si el mes que viene estará más barato?
En el gran rebrote del 2.021, tras el asesinato del presidente de aquel entonces a manos de su vicepresidente (que era de un partido de extrema izquierda con el que estaba coaligado) se produjo la “Revolución de Galicia”, que estuvo muy cerca de tener éxito y sólo fracasó tras el baño de sangre inicial porque los empresarios vascos decidieron que al fin y al cabo preferían una democracia “española” a una dictadura comunista y a última hora decidieron traicionar a sus socios gallegos y catalanes.
Los pocos miembros socialistas del gobierno que sobrevivieron por casualidad a la “matanza de La Zarzuela”, dirigidos por la Ministra de Defensa y con el apoyo del rey pactaron en un tiempo record (menos de dos horas) un gobierno de coalición con los partidos que se mantuvieron fieles a la constitución y en pocas semanas se hicieron con el control de las zonas sublevadas tras fuertes combates callejeros. Los sublevados que no fueron linchados por la población civil tras su liberación aún siguen en la cárcel.
Como podéis imaginar, todo esto no contribuyó a arreglar la economía española, aunque al final tras la condonación de parte de la deuda de España con el BCE se consiguió estabilizar algo la situación. Ese año en lugar de República acabamos estrenando una reina niña tras la abdicación de su padre por las graves secuelas físicas que le dejó la enfermedad.
Curiosamente, aunque el rebrote del 23 fue el que menos victimas causó, fue el que cambió definitivamente el mundo.
China; que a la postre había sido la mayor beneficiada de las distintas pandemias, decidió de pronto anunciar que sólo aceptaría oro a cambio de sus exportaciones. Nadie podía sustituir a corto plazo todo lo que importaba de China, por lo que el valor del oro se disparó y todos los países del mundo intentaron repatriar sus reservas de oro.
Cuando el presidente de EE.UU., Richard Montgomery decidió anunciar la nacionalización/confiscación de las reservas de oro que las distintas naciones mantenían en Fort Knox (pagándolas en dólares de papel que nadie quería); el nivel de las protestas internacionales le forzó a admitir públicamente que, de hecho, el depósito federal de Fort Knox estaba vacío desde la guerra de Vietnam. Se desató la hecatombe, todo el mundo intentaba deshacerse de golpe de sus dólares por lo que en última instancia se produjo una riada de gente comprando lo que fuese en EE.UU. a fin de salvar lo que se pudiese. La inflación en Estados Unidos llegó a niveles que no se conocían desde la guerra de secesión.
La inflación norteamericana se contagió a Europa donde curiosamente España marcó el inicio de la actual tendencia mundial. El resto todo el mundo lo conoce, Europa copió el sistema español que habia sido implantado de manera "provisional" a base de monedas de plata y bronce para la circulación normal y monedas de oro para grandes pagos internacionales y como reserva de valor. Poco después Sudamérica y África nos copiaron a los europeos y hace muy poco los norteamericanos parece que también van a resucitar sus “dólares de plata”.
Si, la economía española empieza a resurgir con fuerza, pero… ¿cuál es mi problema con este resurgir del patrón oro?
El problema en mi caso es que el Estado no puede gastar más de lo que ingresa, y para “cuadrar las cuentas” algún político decidió que podían mandarme a casa cobrando un sueldo ridículo pero sin poder trabajar en otras cosas no fuese a ser que me volviesen a necesitar…
Y aquí estoy yo, malviviendo de mi media paga en la casa que fue de mis padres hasta que murieron en el “gran rebrote” y teniendo que aguantar como vecinos a una mafia de narcos cuyo jefe (nacido y criado en esta misma urbanización) decidió convertir la urbanización donde vivo en “su” urbanización.
Para ello se apropió de toda la manzana contigua a la mía que era básicamente un gran rectángulo de diez parcelas de 500 metros cuadrados cada una. A continuación hizo derribar los chalets de las seis parcelas interiores para construir en su interior el mayor monumento a la horterada que se puede ver en Andalucía; como colofón bautizó al engendro como “Villa Xanadú”. Los cuatro chalets de las esquinas de la manzana gracias a Dios se limitó a reformarlos por dentro para alojar a unas cuantas docenas de miembros de su banda.
La policía hace ya mucho que se niega a patrullar por el barrio, a todos los efectos aquí él es el señor de horca y cuchillo, y el que le incomoda acaba muy mal. Aunque curiosamente yo tengo una especie de “bula” por un sentido difuso de gratitud hacia mi difunto padre quien le dio clases cuando aún era un chaval.
Bueno, parece que está amainando el temporal, al menos al final “Rocco” va a poder salir…
CARIBDIS
“Al final sigue en pie el plan original” pensó mientras reanudaba lenta y metódicamente los ejercicios de estiramientos y observaba como el neutral se alejaba lentamente con su perro por la calle…
SCYLLA
“ Objetivo a la vista ” informó por el intercomunicador; a lo lejos se acercaban las luces de varios vehículos de alta gama hacia su posición.
Si esta fuese una operación “normal” podría liquidar al objetivo desde su posición usando su segundo juguete preferido, un fusil de francotirador “Barret” del calibre 12,7 mm o como decían los yanquis: “Cal. 50”…
Pero esta no era una operación “normal”, el cliente había exigido que el “encargo” se realizase en el propio bunker del “objetivo” y con el mayor nivel de brutalidad posible; sin duda quería mandar un mensaje.
Era un trabajo muy provechoso, provechoso y complicado; el objetivo se hallaba custodiado en todo momento por un mínimo de treinta miembros de su banda armados con fusiles de asalto de los cuales al menos seis estaban en todo momento en “Villa hortera” con él.
Cuando inició el reconocimiento en su papel de jardinero se percató de los enormes muros de hormigón de medio metro de ancho, las rejas de titanio en las ventanas de las dos plantas y las rutinas de los guardias de los chalets de las esquinas.
Carybdis obtuvo mucha más información: infiltrada como empleada de hogar constató la existencia de un enorme sótano que no aparecía en los planos donde se ubicaba una “habitación del pánico” con muros reforzados de casi dos metros y una enorme puerta blindada de varias toneladas de peso. Si el objetivo lograba refugiarse ahí nadie podría sacarlo antes de que la totalidad de su banda apareciese; y más de 200 hostiles eran demasiados hasta para ella. También fue la que más cara pagó la información.
CARYBDIS
Desde mi posición observo cómo salen los seis escoltas del interior de la casa cuando entra el coche del objetivo. Son todos unos putos aficionados.
Cometen error tras error, sin duda su “entrenamiento” lo han recibido a base de ver películas de acción, un matón de barrio sin duda se sentirá acojonado viendo a una docena de energúmenos ataviados con vistosos chalecos antibalas y pavoneándose de sus Uzis y sus fusiles, pero…
Un profesional observa cómo se apiñan, cómo desdeñan protegerse entre las penumbras y las sombras, cómo dejan que las luces echen a perder su visión nocturna…
…Y no se siente impresionado en absoluto.
Sin duda se deben sentir confiados, en estos momentos seguramente habrá una docena de escoltas en lugar de los habituales seis y en las ventanas superiores de los chalets que forman las esquinas se ven las siluetas de varios francotiradores que cubren la zona antes de que el objetivo se baje del vehículo.
Tras unos segundos los pasajeros comienzan a bajar del coche. Primero baja “Putón”, quien es la última adquisición del objetivo y de “Zorrón”, su mujer.
Aunque en un principio barajamos la idea de infiltrarnos en el lugar de “Putón”, desgraciadamente tanto al objetivo como a “Zorrón” les van las tías con balones siliconados que amenacen con explotar en cualquier momento y ni Scylla ni yo damos la talla. Además, nuestro “cliente” tiene prisas con el “encargo” por lo que accedimos a limitar la vigilancia a un par de semanas en lugar de los tres meses que normalmente emplearíamos. Cada vez me gusta menos este “encargo”…
El objetivo y su séquito han terminado de entrar en la casa, empieza la fiesta…
SCYLLA
“ Comienza fase uno ”
Tras esa sencilla frase coloco la retícula del teleobjetivo de mi fusil de francotirador sobre la silueta del francotirador enemigo más alejado, no es mi “Barret”; mi “Barret” tiene muchas cualidades pero no es el arma apropiada para esta fase, para esta fase uso mi “Kalashnikov”.
Cuando alguien dice “Kalashnikov” todo el mundo piensa en los célebres AK-47 y AK-74, pero lo cierto es que el diseñador de estos vetustos fusiles también diversificó su producción fabricando unos excelentes rifles de caza. El mío es uno de estos, usa munición de 7,62x51 mm NATO, aunque la munición que yo uso me la fabrica a mano un virtuoso de Kiev, el mismo que fabrica todos nuestros silenciadores.
En mi mira observo como mi primera víctima da el que será su último bostezo mientras ralentizo mi respiración y presiono lentamente el gatillo.
El retroceso del disparo me sorprende levemente mientras observo cómo la cabeza de mi enemigo explota salpicando la pared que está a su espalda.
“ Sniper 1 abatido ”
Paso a mi siguiente blanco, éste no está bostezando, es aún menos profesional y se dedica a mandar mensajes con su móvil mientras su fusil se apoya contra la ventana…
“ Sniper 2 abatido ”
El tercer blanco está muy ocupado comiéndose el que será su último bocadillo en la tierra.
“ Sniper 3 abatido ”
El cuarto y último blanco es el único que está haciendo algo de provecho: explorando la zona con unos grandes prismáticos, ha debido de ver el leve resplandor de mi último disparo pues su cara está encogida por el miedo y la sorpresa cuando mi último disparo acaba con él.
“ Sniper 4 abatido. Zona clara ”
Es hora de cambiar de arma, mis próximos objetivos los eliminaré con mi “Barret”.
CARIBDIS
“ Comienzo fase dos ”.
El jardín de “Villa Hortera” se halla sumido en la quietud y el silencio, tan solo se ven las sombras de los tres enormes Rottweiler que han vuelto a soltar. Ahora sí que va a comenzar la fiesta…
Con cuidado abro un poco la bolsa de deportes que coloqué bien oculta y cojo el primero de los ocho cálidos bultos de pelo que se estremecen en su interior. Al sacarlo me mira con sus grandes ojos saltones mientras atiesa sus largas orejas. En pocos segundos los ocho conejos están desorientados sobre el césped; al principio no pasa nada pero pronto comienzan los ladridos frenéticos de uno de los perros mientras se abalanza sobre los conejos, seguido por sus dos compañeros. Ha llegado mi momento.
“ Comienzo inserción ”
Con agilidad salto desde mi rama hasta lo alto del muro, si el objetivo fuese menos pretencioso o menos estúpido jamás habría tolerado la presencia de grandes árboles como quien dice al lado de su muro pero… ¿Quién soy yo para quejarme?
Aterrizo con fluidez en lo alto de un macizo de flores que sin duda se ha convertido en mi primera víctima de la noche; mientras, los perros corren felices tras los escurridizos conejos y literalmente me ignoran…
Me acerco con rapidez a la puerta principal y me embosco tras una planta que hay a su lado, soy una sombra entre sombras que espera con paciencia…
Dentro se oye una voz preguntando a gritos que qué pasa con los putos perros y ordenando a alguien que salga a callarlos de una vez. Los aficionados son tan previsibles…
La preciosa puerta blindada se abre, dejando salir a un escolta que se desgañita intentando inútilmente que los perros le hagan caso mientras su compañero espera en el quicio de la puerta con cara de fastidio.
Tan sólo tiene tiempo de ver un borrón que se dirige hacia él antes de morir con uno de mis dos sais sobresaliendo por su nuca, su compañero sufre el mismo destino sin llegar a percatarse de nada. Entro en el interior de la casa, donde un sorprendido escolta se convierte en mi tercera víctima (cuarta si contamos la planta sobre la que aterricé).
Un cuarto escolta comienza a gritar una advertencia que se corta en seco cuando uno de mis sais, hábilmente lanzado, le atraviesa la cabeza. Lanzo mi otro sais a bulto, para generar más confusión en el grupo de escoltas que se estorban unos a otros en su intento de abalanzarse sobre mí…
Oportuna como siempre, Scylla interviene en este momento. El tremendo estampido de su “bebé” se hace oir instantes antes de que se vaya la luz en toda la urbanización.
SCYLLA
“ Comienzo fase tres ”
He esperado unos segundos tras la irrupción de Carybdis para que el enemigo comprenda que está siendo atacado, la confusión es necesaria para llevar a buen término la operación…
…y confusión es lo que yo me dedico a crear cuando destruyo el transformador eléctrico que abastece a toda la urbanización. A continuación comienzo a disparar a través de las ventanas del piso superior mientras sonrío pensando en las caras que deben tener en el interior mientras esperan en vano que el carísimo generador de emergencia se ponga a funcionar y restablezca el suministro eléctrico. No debieron instalarlo en el mismo cuarto donde guardan las herramientas del jardinero…
CARYBDIS
El apagón sirve para varios fines:
Por un lado desconcierta aún más a los escoltas que se apelotonan en uno de los pasillos intentando entrar en el gran recibidor donde me hallo.
Por otro lado hace que no vean las dos granadas de fragmentación que les he lanzado; cuando estallan algo me golpea con fuerza el hombro mientras se escucha un pandemónium de gritos y lamentos. Un rápido vistazo me revela que lo que me acaba de golpear es una bota de cuero con el pie de su propietario aún en su interior.
¡Mierda! Son muchos más hostiles de los que esperábamos. En lugar de una docena hay unos treinta, me lanzo rodando al suelo y me incorporo mientras recojo una automática enorme del suelo. Abro fuego mientras me lanzo sobre mis desorganizados enemigos, cuando agoto el cargador me deslizo en el interior de un pequeño despacho mientras en el recibidor continua la carnicería. ¡Aficionados con automáticas!, desde el despacho oigo cómo todo va saliendo aún mejor de lo esperado, las ráfagas y disparos continuos me indican que los escoltas se están matando en la confusión unos a otros.
No puede durar; al final alguien con autoridad impone la cordura a gritos y cesan los disparos. La siguiente orden que se oye sobre los lamentos de los heridos es que cojan las gafas de visión nocturna. Me sonrío mientras les doy un tiempo para que todos mis enemigos se coloquen las gafas de visión nocturna y las activen. Son tan amables que hasta la misma voz autoritaria me informa de que ya están todos listos cuando les pregunta al resto del equipo.
Unas gafas de visión nocturna pueden ser un arma fantástica…
…siempre que el enemigo no las emplee contra ti, y desgraciadamente para lo que quedaba de la guardia pretoriana de mi objetivo, eso mismo era lo que me disponía a hacer.
Los equipos SWAT de todas las policías del mundo emplean desde hace muchos años unas granadas aturdidoras no letales que básicamente provocan un ruido fortísimo acompañado de un gran fogonazo que literalmente bloquea los sistemas nerviosos de los que se ven expuestas a ellas facilitando o haciendo posible la operación. Naturalmente eso de “no letal” es muy relativo pues los equipos SWAT entran volándole la cabeza a todo aquel al que vean que empuña un arma y… ¿Quién soy yo para negar la sabiduría de ese procedimiento?
La granada puede parecer pequeña, pero sus efectos son magnificados por las gafas de visión nocturna. En condiciones normales tardarían horas en recuperar la visión, tardo exactamente tres segundos y medio en ejecutarlos a todos.
De repente una mujer sale corriendo del pasillo al recibidor vestida tan solo con un minúsculo tanga mientras chilla histéricamente. Es “Putón”, por un momento cruza por mi mente dejar a un lado la profesionalidad para ajustar las cuentas que tengo pendientes con ella, pero finalmente gana la profesionalidad y la dejo salir ilesa por la puerta principal.
El Rottweiler “alfa” le arranca media cara de un mordisco mientras se oye el crujido de los huesos de su brazo al ser triturados por otro perro. Al poco sus aullidos de dolor se cortan abruptamente entre gruñidos caninos. Debe ser cosa del Karma…
Reviso con precaución el resto de la planta, despachando silenciosamente con mi cuchillo a dos heridos que se habían arrastrado hasta la enorme cocina. Por un momento me relajo y me concentro como me enseñaron hace ya toda una vida y percibo leves ruidos procedentes del sótano. Comienzo a bajar lentamente las escaleras y empujo por delante de mí el cadáver de uno de los escoltas.
El cadáver es destrozado por varios escopetazos. Una escopeta es un arma terrible en espacios cerrados, no es preciso apuntar demasiado con ella y causa heridas brutales con sus postas. Afortunadamente lo habíamos previsto y traigo conmigo la solución…
En el sótano hay luces de emergencia que iluminan toda la estancia, así que el hombre de la escopeta exclama “¡mierda!” cuando ve cómo cae una granada cerca de sus pies.
Su rápida reacción le salva la vida, al menos de momento…
De un salto se mete en la “habitación del pánico” donde le espera “Zorrón”, su mujer, casi al tiempo que la granada llena de esquirlas al explotar todo el sótano…
Con un siseo el mecanismo hidráulico de la puerta completa su cierre.
Tal y como esperaba el hombre de la escopeta es mi objetivo. Un hilillo de sangre le sale de su nariz aunque no parece ser consciente de la sangre que mancha su camisa de seda. Debe estar algo conmocionado; me mira a través del cristal blindado de su refugio mientras su mirada de miedo se transforma en júbilo al saberse a salvo y me dedica una “peineta” burlona a través del cristal.
Me acerco lentamente mientras mentalmente llevo la cuenta del tiempo, faltan sólo unos veinte segundos; la escopeta está olvidada a mis pies y la alejo de una patada, saco lentamente una cosa del bolsillo y se la enseño a mi objetivo a través del cristal. Mi objetivo ha dejado de reírse, mira con absoluta incomprensión la moneda de oro que sostengo entre mis dedos. La incomprensión se convierte en asombro cuando me quito la capucha de camuflaje y puede ver por primera vez mi cara. Las paredes de más de metro y medio de hormigón y la puerta blindada de más de dos toneladas de peso hacen que no pueda oír los pitidos que llaman la atención de mi víctima en estos momentos pero el horror que se refleja en su rostro me dice que ha comprendido al fin…
Varios kilos de alto explosivo estallando en el interior de una cámara blindada convierten en jalea a mi objetivo y a su mujer; a continuación la explosión se abre camino por la vía que menos resistencia le opone, el techo del sótano. Si antes dejé arriba algún sicario vivo ya no lo está.
Mientras salgo del sótano oigo a Scylla informarme: “ Hostiles atrincherados, ruta de extracción no segura, usa ruta alternativa ”.
SCYLLA
Tras destruir el transformador eléctrico en el interior de “Villa hortera” se desata el caos, eso es asunto de Carybdis y por lo que oigo se las apaña muy bien.
Mi trabajo es ocuparme de los escoltas que empiezan a salir de los Chalets de las esquinas de la manzana de “Villa Hortera”; hay muchos más de los que esperábamos, quizá unos veinte o más…
De una tacada elimino a cuatro: mi “Barret” es un arma terrible y a tan solo trescientos metros atraviesa los chalecos de kevlar como si fuesen de papel. De los cuatro que he eliminado de una tacada la bala arrancó de cuajo la cabeza del primero, entró por el cuello del segundo saliendo por su espalda, atravesó limpiamente al tercero y ya no tuvo potencia para atravesar el chaleco del cuarto hostil aunque el impacto le destrozó el esternón y todas las costillas por lo que me quedé con la duda de si había muerto por parada cardiaca o ahogado en su propia sangre, aunque...¿a quién coño le importa?
Tras esa “carambola” se les enfriaron mucho los ánimos a los supervivientes de ese chalet por lo que me concentré en los del chalet del otro lado. ¿Cuánta gente habrá muerto por imitar a las películas americanas?
En el otro lado de la calle varios hostiles se parapetaban detrás de varios coches avanzando en el más puro estilo “Harry el sucio” de refugio en refugio…
En las películas los policías se parapetan detrás de las puertas de sus vehículos, pero en la vida real la chapa de un coche es casi imposible que pare una bala de cualquier calibre superior al calibre 22, si te quieres proteger en un tiroteo has de ponerte detrás del bloque del motor y rezar lo que sepas. Aunque si tu adversario tiene un “Barret” disparándote con munición perforante del 12,7 no hace falta que te molestes en rezar: podrás decirle lo que sea a tu Dios cara a cara.
Lo aprendieron a las malas: ahí dejaron una decena de muertos antes de intentar huir. Los del otro lado estaban a un centenar de metros de mi posición cuando pude volver a atenderles como se merecían. Dos hostiles murieron cuando se incendió el coche tras el que se ocultaban y tuvieron que salir, otro murió desangrado cuando una de mis balas le arrancó limpiamente una pierna.
Aprovechando que el enemigo huía o se mantenía oculto, abandoné el puesto que había usado hasta entonces en el tejado de un chalet y dejé en mi lugar un maniquí bastante realista con un rifle de juguete; con suerte distraería su fuego de mi nueva posición.
Mi nueva posición estaba situada tras un depósito de agua en la azotea del chalet de atrás al que usé antes. No era tan buena como la anterior, pero me alegré del cambio cuando una bala impactó limpiamente en el maniquí que ocupaba ahora mi puesto. Alguien había usado el rifle de uno de los francotiradores que abatí al principio, se veía una nubecilla delatora que se desvanecía lentamente en una de las ventanas. Tras el disparo el tirador se guarecía detrás de la pared y supongo que eso le habría servido si yo usase un fusil normal… ¿Os he dicho ya que mi “Barret” es un auténtico monstruo?
De repente una gran explosión se produjo en el interior de “Villa hortera”: parte del tejado se derrumbó y los trozos de cristal blindado cayeron como confeti sobre la calle convirtiendo en carne picada a todo aquel que no estuviese a cubierto. Afortunadamente los tres perros del objetivo habían salido huyendo varios minutos antes, tras destrozar a alguien que salió de la casa medio desnuda. Los perros me gustan más que las personas.
“ Hostiles atrincherados, ruta de extracción no segura, usa ruta alternativa ”.
(Continuará...)