Katiuska

Debía ser por ver a dos hombres juntos. Por sentirme superior a ellos... Fuera por lo que fuera estaba cachondísimna.

Este relato me lo mando una de mis lectoras, aunque lo adorné un poco.

Mi nombre es Katiuska. Imagíname como quieras pero hazlo guapa, ya que lo soy. Solo te diré que mi chochito lo tengo pelado, mis tetas no son grandes y mis pezones marrones los tengo todo el día duros porque ando todo en día caliente.

Te cuento... Hace un par de años había salido de marcha con Luka, un primo mío. En una disco nos encontramos con un grupo de chicas y chicos y pegamos honda. Cinco acabamos en la casa de Alexey y de su hermana Lidija. La casa era una pequeña mansión. Bebimos y charlamos delante de la chimenea del salón, donde ardían unos leños... Se estaba de maravilla, teniendo en cuenta que fuera los campos y los árboles estaban cubiertos de nieve... Hasta los lobos aullando se quejaban de aquel invierno infame.

Lidija, la hermana de Alexey, una veinteañera, rubia, preciosa y con todo muy bien puesto, media hora más tarde, se fue a su habitación acompañada de Nicolay, un joven moreno y remilgado.

Alexey, un treintañero, rubio, de ojos azules, alto, guapo y cachas. Sentado en un sillón con las piernas cruzadas y un vaso de vodka en la mano, me preguntó:

-¿Nos divertimos?

Yo no soy de las que se cortan, le respondí:

-No vine aquí para mirar el mobiliario.

-¿Has hecho algún HMH?

-No.

Alexey, se levantó, se arrodilló delante de mi y me quitó las bragas. Eché hacia delante el cuerpo y hacia atrás la espalda y me abrí de piernas. Alexey comenzó a comerme el coño. Luka saco la polla, flácida y me la metió en la boca. En segundos se la había puesto tiesa cómo un palo. Con el coño encharcado y latiendo, me levanté del sillón, me quitó la blusa y el sujetador, y desnuda de cintura para arriba, agarré las pollas y con las dos frente a mi cara, listas para mí, las masturbé y las mamé cómo yo sola sé pajear y mamar hasta que me apoyaron en el sillón de modo que quedé boca abajo con el culo levantado. Alexey me volvió a lamer el coño, y me sorprendió diciendo:

-¿Le gusta así, ama?

Me gustó lo de ama. Quería jugar. ¡Iba a saber que era jugar!

-¡Para, inútil, que no sabes hacer nada!

-Sí, ama.

-Bájale los pantalones a León.

Mi primo quedó a cuadros, pero se calló. Hacía años que me quería follar y otra ocasión cómo aquella no se le iba a presentar. Alexey le bajó los pantalones. Luka tenía la polla parada.

-¡Mámasela, maricón!

-Si, ama.

Al ver la polla de mi primo en la boca del hijo de papá, mi coño empezó a latir aprisa. Mis pezones se pusieron tan duros que podían rayar ladrillos. Me puse perra perdida. Ganas me dieron de decirle que lo enculara, pero no lo hice, no fuera que después no se le levantase y no pudiese encularme a mí.

Mi primo estaba en la gloria. Lo bajé al infierno al decirle:

-Bájale los pantalones a Alexey y chupa su polla, Luka.

Se quejó.

-¡No me hagas eso, Katiuska!

-¡Haz lo que te digo o vete, esclavo!

¡Y una mierda se iba a marchar! Le bajó los pantalones y se la mamó. ¡Joder cómo me pusieron! Sentía mis jugos empapar mis bragas. Debía por ver a dos hombres juntos... Por sentirme superior a ellos... Fuera por lo que fuera estaba cachondísima. Lo malo fue que ya no podía esperar más para correrme, si seguía con el juego me correría sin ni siquiera tocarme. Me acabé de desnudar, y después les dije:

-Luka, cómeme el culo, y tú, Alexey, cómeme el coño.

Nada, no iba a durar nada de nada. Al sentir las lenguas en el coño y en culo me estremecí.

-¡Para, Alexey! ¡¡Para que me corro!!

-Sí, ama.

Luka lamía mi ano pero no me lo follaba.

-¡Fóllame el ano con la lengua, esclavo!

-Sí, ama.

¡Pufffffff! Después de entrar y salir la punta de la lengua de mi ano media docena de veces supe que si seguía me iba a correr. Así que le dije:

-¡Más rápido, cabróóóóón!

Me folló el culo más rápido. Un squirt salio a presión de mi coño y puso perdida la cara de Alexey. Le cogí la cabeza e hice que se bebiera hasta la última gota de la corrida.

Al acabar de correrme, cuando me dejaron de temblar las piernas y dejé de jadear cómo una zorra, le dije a Alexey:

-Besa a Luka. Quiero que conozca el sabor de mis jugos.

-Sí ama.

Se besaron y me empecé a poner cachonda de nuevo. Le dije a Alexey:

-¡Ya basta! Traerme de beber, esclavos.

Me senté en el sillón... Cuando Alexey me dio el vodka, le eché un trago, y les dije:

-Masajearme los pies.

Ya estaban demasiado cachondos. Me quitaron el vaso de la mano, me pusieron en el sillón en la misma posición de antes, y me djo Alexey:

-¡Ahora vas a saber lo que es un hombre, puta!

La ama había muerto y había nacido el amo.

Alexey sacó la polla, ladeé la cabeza y se la vi, ¡Vaya pepino calzaba el hijo de papá! Me escupió en el ojo del culo. Pensé que me lo iba a reventar. Estaba equivocada me clavó la polla en el coño y me folló suave al principio (mientras lo hacía metió un dedo en mi ano, después dos y para hacer más hueco, tres). Con tres dedos dentro del culo me follaron a lo bestia, Alexey, el coño y Luka la boca. Exploté con un orgasmo brutal. Las piernas me temblaron tanto que parecían dos flanes. A este orgasmo siguió otro inmediato, más potente todavía... Aún me estaba corriendo y temblando cuando Alexey me cogió en alto... De tres embestidas me la metió en el culo. Sentí una mezcla de placer y dolor. Luka, con el coño abierto a su disposición, me la clavó sin piedad. Me follaron duro, cómo a mi me gusta, y me volví a correr. Ellos acabaron corriéndose en mi cara. Extenuados, nos sentamos en tres sillones. Al poco dormían. Llegó al salón Lidija, la hermana de Alexey. Venía vestida solo con unas bragas blancas con encajes. Sus tetas eran grandes, redondas, con inmensas areolas rosadas y finos pezones. Se sentó en otro sillón, y me dijo:

-Hombres, mucho bla, bla, bla y después no dan la talla.

-¿Qué te pasó?

-Que no me corrí.

Siempre había tenido ganas de probar con una mujer. Había que intentarlo.

-Si puedo ayudar a que te desahogues...

-Me gustaría, pero tengo la leche del flojo dentro de mí. ¿Voy a cambiarme?

Me levanté, fui a su lado, la besé, metí una mano dentro de las bragas, le metí un dedito dentro del coño, lo saqué mojado de leche y de jugos, lo chupé y se lo di a chupar. Lidija se quitó las bragas mojadas a la velocidad del rayo y me las metió en la boca. Se echó sobre mi, me comió las tetas y después me comió un poquito el coño. Subió besando y acariciando mi cuerpo, me quitó las bragas de la boca y me besó con lengua. Bajó besando mi cuerpo hasta llegar de nuevo a mi coño mojado... Su lengua era mágica, tintineaba sobre mi clítoris cómo si fuera un intermitente, luego bajaba y me follaba la vagina con ella, me chupaba los labios, lamía de abajo arriba y volvía la lengua a tintinear sobre el clítoris. Lo hacía tan bien que me corrí soltando el segundo squirt de la noche. Era rápida, puso la boca sobre mi coño y se tragó la deliciosa corrida. Iba a devolverle el favor, pero cuando abrí los ojos ya su hermano Alexey le había clavado su gorda polla en el coño. Las ganas que tenía Lidija eran tantas que tardó minutos en correrse. Fue delicioso ver su rostro lleno de placer, su cuerpo estremecerse y oír sus gemidos. Al acabar se dio la vuelta. No me pude contener. Metí mi cabeza entre sus piernas y le comí el coño, pero a mi manera, lamiendo de abajo a arriba cada vez más rápido y tragando sus jugos y el semen de su hermano. Sus gritos de placer despertaron a Luka... Me la clavó en el coño y me folló con fuertes embestidas. Lidija me tenía que agarrar la cabeza para que mi lengua no se fuese de su coño. Me corrí sobre la polla de Luka. Lidija, moviendo su pelvis de abajo a arriba y de arriba a abajo se corrió en mi boca y Luka dentro de mi coño.

Tengo más historias que contarte, si te interesan, dímelo.

Quique.