Katherina... (3)

La historia llega a su fin...¿logrará katherina comerse la enorme verga de José?...leánlo!!!

Katherina

III y última parte

Mis queridos lectores, desde la última vez que escribí para ustedes, ha pasado mucho tiempo ¿no?, debo confesarles que no pensaba terminarles el relato pues a mí ya no me llena, mis preferencias sexuales ya no tienen como máximo exponente a las vergas enormes, que dicho de paso son bien ricas y gracias a ellas he disfrutado siempre un montón, gemido como loca y gritado a los cuatro vientos mis orgasmos, pero por estas épocas me deleito más con la no tan colosal, pero si cumplidora, verga de Jasón, mi pastor alemán….amigas se han dejado alguna vez tirar por un can??? Si ya lo hicieron FELICITACIONES, si aun desconocen la aventura, pues le diré que se están perdiendo de una experiencia que toda mujer debe tener.

Pero no nos desviemos del tema que nos ocupa, ya les contare lo que he estado haciendo con Jasón y como, al principio, Daniel se excitaba muchísimo presenciando mis encuentros con nuestro perro, y luego, poco a poco, fue sintiéndose desplazado por un animal.

.Como recordaran, los que han seguidos mis relatos, me encontraba en un cuarto de hotel, esposada, indefensa, enfrentándome a mi marido que quería que por las buenas o por las malas, me comiese la enorme verga de José por el culo, aquella que mi vagina demoró tanto en asilar, aquel inmenso falo que solo había podido ser devorado por mí bajo circunstancias un poco penosas, pero bueno, aquel miembro me había hecho gozar como la buena puta que soy, pero una cosa era tragarse aquella monstruosidad por la vagina y otra bien distinta era pensar que mi ano pudiese dilatarse de tal manera que le permitiera el ingreso a tan gigante pene….

Las lágrimas rodaban de manera incontenible por mi cara, minutos antes, regocijada de gozo y ahora desfigurada por el terror, sabía muy bien que Daniel hablaba en serio, no pararía hasta verme poseída por José, aquello, lo llenaba, lo placía, le estimulaba el morbo, aquello había sido su tortura por dos largos meses y no iba a desperdiciar la oportunidad de llevar a cabo su mayor fantasía.

De cara al colchón, aterrada como estaba, con las manos esposadas a mi espalda no era mucho lo que pudiese hacer, no siendo, suplicarle a Daniel que no permitiese eso, inclusive trate de dialogar, de concertar un acuerdo, le dije que podían hacerme una doble penetración, pero José por delante y Daniel por detrás, nada de ello me fue concedido, mis suplicas no hacían mella en la conciencia de Daniel, muy por el contrario, lo excitaba verme atemorizada. Con el dorso de su mano acariciaba mis húmedas mejillas mientras me susurraba al oído que siempre le agradecería el gesto de amor que en ese momento estaba teniendo para conmigo.

Mientras Daniel trataba de convencerme que aquello seria el mejor afrodisíaco que tendríamos en años, José aprovechaba mi exposición para lamer descaradamente la entrada de mi ano, aquello me gustaba, como negarlo!!! Pero no podía disfrutar las hábiles caricias de solo pensar en que aquel enorme trozo de carne intentaría introducirse en cualquier momento en mi culo virgen, si como lo leen, VIRGEN, porque cualquier culo sería virgen ante tan enorme miembro varonil, ningún culo esta preparado para alojar un pedazo de carne tan grande.

En un intento desesperado le dije a Daniel, amor, por favor, al menos bésame, acaríciame, penétrame para prepararme, estando muy excitada todo será más fácil!!!...el me quedo viendo por unos segundos que parecieron interminables y me dijo.- ¿acaso yo estuve ahí para hacértelo más fácil, cuando te violó? ¿No fuiste tú la que de muy buena gana terminó comiéndose por completo la pinga de tu agresor? No seas tonta, ¿Qué me pides? Ambos sabemos que podrás, tienes miedo en este instante y tal vez cuando empiece a romperte el culo, porque tienes claro que te lo romperá ¿verdad? Pero eres TAN PUTA y te gusta tanto una buena verga que terminaras disfrutándolo, posiblemente hasta pidiendo más y finalmente agradeciéndomelo….relájate cariño, ya te lo dije, esto será como tú decidas, por las buenas o por las malas, pero hoy José se va a comer tu culo delante de mi, te lo juro!!!!

Nunca creí que mi cuerpo pudiese agitarse de aquella forma, estaba literalmente temblando y nada había sucedido aún, no había poder humano que me permitiese relajarme, no estaba gozando con aquello, el solo pensamiento hacia que más y más lágrimas brotasen de mis ojos; agotada por tanta súplica, dejé caer mi cabeza de lado sobre el colchón y desde ahí pude observar a mi pareja cómodamente sentado en un mullido sillón con la mayor erección que alguna vez le hubiese visto, con una extraña expresión que jamás olvidaré….

Quería relajarme pero en mi mas profundo interior sentía que no estaba preparada para lo que vendría….dejé que mi cuerpo se desmadejara, evalué concienzudamente mis posibilidades, no tenía ninguna, solo debería dejarme hacer ¿podría ser tan malo? Una vez mas las lágrimas rodaban a caudales por mi rostro, empañando mi mirada, dejándome ver, como a través de una cortina, la cara de mi marido desencajada por el morbo que le producía verme sufrir de aquella manera.

José no se había hecho de rogar y mientras yo estaba sumida en mis cavilaciones él se devoraba mi ano como un chiquillo comiéndose su golosina preferida, sentía como lamía una y otra vez mi entrada trasera, apretaba mis prominentes nalgas entre sus dedos, me palmeaba, primero, casi como un roce, luego, un poco más intenso y en un momento tan duro que podía sentir mis carnes al rojo vivo, empecé a aullar, si a aullar, el dolor de las nalgadas era intenso, muy intenso….detente cabrón, le dije, me haces daño!!!!....su respuesta fue un contundente jalón de cabello con lo cual logro que mi cabeza se arqueara hacia atrás hasta límites insospechados, y me balbuceo en la oreja, tu marido me pago para que te rompa el culo y eso pienso hacer, te guste o no, no me interesa, el único consentimiento que necesitaba era el mío y súmale que tu marido está de acuerdo y hasta me paga por esto, ¿crees que perderé esta oportunidad? Acá se hace lo que yo quiera y cuando yo quiera ¿te quedó claro? No respondí, me sentía humillada, sucia, degradada, sentí como me tironeaba aún más de mi cabello y volvió a preguntar ¿te quedó claro? Tampoco respondí, no quería doblegarme, entonces el tirón fue tan intenso que arqueo mi cuerpo como un contorsionista y sentí un agudo dolor en mi espalda, temí que rompiera mi cuello o mi columna en aquel instante, así que cuando volvió a preguntar, respondí débilmente, sí, me quedó claro, el hijo de puta me dijo, ¿Cómo has dicho? No te escuché; más lágrimas brotaron de mis ojos, nunca pensé pudiese llorar de esa forma sin parar, entonces junté el poco de orgullo que aún quedaba en mí y dije clara, nítida y fuertemente, SI, ENTENDÍ, me quedo claro, sentí como aflojaba mis cabellos y mi cabeza caía torpemente sobre la cama, su estruendosa risa se escuchó malvada cuando me dijo, así me gusta putita, nos vamos entendiendo…..

En ese momento me resigné, sentí que nada en el mundo evitaría que aquel hombre me violara, sería la segunda vez en hacerlo y yo debía tratar de disfrutarlo, tal como lo logré la primera vez, pero estaba tan aterrada, tan cerrada emocionalmente que aquello se me estaba convirtiendo en un imposible. Reuní todo el valor que me quedaba y le dije, mientras tomaba ambas nalgas con mis manos, permitiendo así una visión perfecta de mi culo, ven papito, ven a comerte este culo con el que has soñado semanas enteras, monta a esta perrita en celo y rómpele el culo como se merece; por instantes hubo un silencio intenso en la habitación, el cual solo fue roto por el blandir de algo que en el momento no supe identificar, hasta que estalló contra mis ya adoloridas nalgas; José había ido en busca de su cinturón y me había dado un azote con todas las fuerzas que tenía contenidas, abrió las esposas, me asió del cabello y literalmente me arrastró hasta una mesa que había cerca del frigobar, me tiró sobre ella, quedando mi pecho y rostro aplastados sobre la mesa y mis brazos y piernas extendidos al aire, doblo mi muñeca derecha y deslizo la esposa sobre ella, asegurándome a una pata de la mesa, ya una vez inmovilizada me azotó con rabia, con dureza, con crueldad, cada correazo era una agonía y cada uno de ellos le daban paso a una frase diferente.

Este por puta…este por hablar sin haberte dado permiso….este por pretender manejar la situación, ya te dije que aquí se hacen las cosas a mi manera….y este último, el más intenso y doloroso, por faltarme el respeto dirigiéndote a mí….NO ERES NADIE, NO TIENES DERECHO A NADA, HOY ERES MIA, PAGUE POR TI Y HAGO DE TI LO QUE SE ME DE LA GANA.

Fue tan cruel su paliza que Daniel debió dejar su cómodo asiento y tomar una media y amarrarla alrededor de mi boca para acallar mis gritos, mientras me amarraba la media, me dio un beso en la frente y me dijo, pórtate bien amor, después que todo esto pase me lo agradecerás toda la vida.

Mi espalda estaba toda inflamada y mis heridas sangraban, mis nalgas también se sentían como si me hubiese sentado sobre brasa ardiente, ya toda resistencia había quedado minada por la brutal tunda que me dio José. Dispuesta a soportar lo que fuese necesario con tan de terminar de una vez con todo aquello, cerré mis ojos, concentrada en no contrariar más a aquel hombre que era capaz de lastimarme de aquella manera.

Sentí como metió sus dedos en mi ano, no uno, ni dos como se acostumbra, sino tres de un solo golpe, di un leve respingo, pero solo eso, él debió notarlo pues me dijo, sabes que tengo que dilatarte bien o ¿quieres que te la meta así sin preámbulos? No, dilátame por favor, te lo suplico; así me gusta gatita, que me supliques, veo que has aprendido, me dijo.

.Y metió los dedos restantes mientras me bombeaba con mucha fuerza, yo trataba de no sentir, quería desconectarme del dolor, pero el se afanaba en penetrarme con aquellos cinco dedos que me destrozaban, se apartó de mí por unos instantes e inmediatamente sentí algo frío en mi dolorido ano, algo delgado, frío, húmedo, comprendí que se trataba de una botella de licor, la botella entraba sin ningún problema en mi recto y para alivio mío en cada embestida dejaba ingresar a mi intestino el frío liquido que de alguna manera me hacía sentir mejor; el cuello de la botella entraba bien, hasta gusto me estaba dando, se complicó cuando el pretendió que el cuerpo de la botella ingresase en mí, sentí como los pliegues de mi ano se dilataban al máximo, mi mano libre se aferró a la otra pata de la mesa y mis piernas se agitaban convulsionadas, pero aquello no despertaba la compasión de mi violador, abrí los ojos desmesuradamente cuando sentí que finalmente el cuerpo de la botella se abría paso dentro de mí, sentí un liquido caliente deslizarse por mis piernas y no tuve ninguna duda de que mi culo había sido literalmente roto en ese momento, pues me sentía llena de una manera abrumadora….no sé que tiempo estuvo violándome con esa botella, lo que si sé es que cuando por fin la sacó de mi agujero, el mismo, no volvía a su estado natural, era como si mi esfínter hubiese perdido su elasticidad natural y se negase a volver a su tamaño normal. En ese momento José me dijo ya estas lista y yo también, deslizo la cabeza de su verga erguida por todo el contorno de mi maltrecho ano, como para que yo pudiese notar la magnitud del agujero que se me había abierto atrás, pensé que lo que vendría no podría ser más malo, pero olvidé por unos escasos momentos el tamaño del miembro de mi agresor…la cabeza entró sin mucha dificultad pero a medida que iba entrando sentí más presión, me mordí los labios, nuevas lagrimas se asomaron, él iba teniendo movimientos lentos y coordinados en un suave vaivén, empezó a deslizar sus manos con mucha delicadeza sobre mis adoloridas nalgas y en cada embestida iba profundizando un poco más la penetración, ya no se trataba de aquel movimiento brusco ni fuerte, se recostó sobre mí y empezó a lamer las heridas de mi espalda.

Mi organismo empezó a reaccionar y me dejé hacer sin mucha resistencia, me retorcía suavemente como la gata tierna que soy y a cambio obtenía cada vez más, dulzura en sus actos, empecé realmente a excitarme, ya no sentía a aquel invasor como algo que no pudiese alojarse en mí; José lo notó, beso mi cuello, dejando una estela de saliva a todo su paso y me dijo, lo siento chiquita, era la única manera de hacerlo, sabía que podrías aguantar, sabía que luego lo ibas a disfrutar pero tenía que ser así, dicho esto se incorporó y empezó a cabalgarme con más intensidad y yo, debo reconocerlo, empecé a gozar de lo lindo con la cogida que el José me estaba dando, la media no podía contener mis gemidos, parecía que la mesa se rompería en cualquier momento…cerré mis ojos, mi orgasmo se acercaba de una manera devastadora, jamás había sentido algo como aquello, José se aferraba a mis nalgas clavándome sus uñas y bombeándome como un poseso…sucedieron tres cosas, en este orden, sentí un grueso chorro de semen en mi cara, la leche de mi marido que se masturbaba frenéticamente frente a mí y yo ni siquiera me había percatado, estiré mi mano libre y me aferré al tronco de Daniel, mientras ahogaba un grito contenido del mayor de los placeres, quería transmitirle de alguna manera las convulsiones de mi cuerpo logradas por aquel enorme orgasmo que estaba obteniendo y apenas unos segundos después se oyó un estruendoso grito de José y pude sentir en mis entrañas la leche que resbalaba por mis intestinos….José se desplomó en mi espalda y yo me quede abrazada a mi marido, quien acariciaba tiernamente mi cabeza….ya no recuerdo mucho…solo sé que mi Daniel, me desató y me llevó en brazos a la cama, caí desfallecida por el esfuerzo y la experiencia misma, creo que en algún momento me limpió y curó mis heridas, horas después cuando me desperté ya José no estaba en la habitación y mi marido me contemplaba con una ternura que hacía años no veía en su rostro…..tuvimos sexo, sexo intenso, sexo fuerte y placentero, pero sexo anal, no, mi culo había quedado seriamente maltratado y tardaría varios días en recuperarse…..Mi Daniel, se entregó a los brazos de Morfeo y yo, bueno, yo estoy encendiendo un cigarrillo y rebuscando en mi bolsa un papel y un lapicero para dejar plasmada la experiencia que hoy tuvimos, sin lugar a dudas, tengo que reconocer que debo agradecer a Daniel por haberme regalado tan hermoso momento.

Este es un tributo a mi amado Daniel, con quien compartí los mejores polvos de mi vida, pero que como todo ciclo de la vida, ya terminó y hoy en día ya no somos pareja.