Katherina... (2)

Katherina se radica en Lima y constata que su violación anterior ha tenido consecuencias insospechadas.... Incluye foto del trasero de katherina

Katherina

II Parte

Recostada en la cama, con el torso desnudo y divagando entre mis tumultosos pensamientos, mientras juego con las suaves hebras de tu cabello y mi respiración se acopla al rítmico movimiento de tu pecho como si de una melodía se tratase, te observo Daniel, me siento complacida con lo que veo, y sonrío para mi misma, con razón me enamoré de ti de esa forma tan arrolladora, ¿Cómo no hacerlo? Si dormido pareces un adolescente, tu cuerpo delgado y cultivado, sin un gramo de grasa fuera de lugar, te confiere un aire de niño bueno, de esos que apenas comienzan a vivir, sin sospechar a la vista de quien te ve dormir tan placidamente, que a tus 32 años eres un hombre salvaje, indomesticable, de instintos sexuales primitivos, capaz de llevar a una mujer a éxtasis, abierto a todas las posibilidades con tal de conseguir el goce supremo en la cópula….un amante excepcional, el mejor que he tenido, a decir verdad, con quien he explorado recónditos parajes de mi sexualidad que desconocía que existiesen.

Buen amante, nobles sentimientos, mucha compatibilidad entre nosotros, aunque distintos en todo sentido, eran en suma, algunos de los ingredientes que juntos habían conseguido que perdiera la cabeza por ti. Verte así, dormido, inofensivo, casi un ángel, con tu cara aniñada y recordar los acontecimientos de las últimas horas produjo un calor en mi entrepierna, muy familiar para mí, cuando compartimos la cama, así fuese, como en efecto era, el caso de que tú estuvieses rendido en los brazos de Morfeo y yo meditando nuestra última experiencia sexual.

No podía dormir, ¿Quién hubiese podido? Solo tú, claro, podías hacerlo tras un disfrute tan intenso, por mi parte, aún podía sentir en mi cuerpo las emociones vividas, el sudor recorriendo mi espalda, aquel enorme falo introduciéndose en mi ano, dilatándolo al máximo llevándome al paroxismo del placer.

Pero me estoy desviando en mis pensamientos, déjenme ordenarme y relatarles todo desde el comienzo….

.Después de mi última visita a Lima, aquella en la cual José Herrera (supe su nombre a través de su tarjeta) abusó de mi condición de extranjera y de su condición de agente aeroportuario, para someterme a su lujuria y violarme salvajemente, sin sospechar, claro, que me estaba prodigando, muy a mi pesar, de uno de los mayores placeres sexuales de mi vida, he de confesar, que a partir de ese momento desarrollé un exquisito gusto por las vergas enormes.

Era frecuente que mis fantasías se enfocaran en enormes vergas, gruesas, inhiestas, hermosas, que me tomaban perforando cada cavidad de mi anatomía, elevándome a la supremacía del placer. Al ser una mujer sola, gustaba de masturbarme con este tipo de de fantasías, pero ahora que me había venido a radicar definitivamente a Lima y con la buena vida sexual que gozaba al lado de Daniel, salpicada de una amplia gama de originalidad y aventura, mis fantasías habían quedado relegadas a un segundo o tal vez un tercer plano.

Lo cierto es que, Daniel y yo, habíamos decidido que vivir juntos no era lo conveniente, no queríamos que la rutina pudiese apoderarse de nuestra preciada vida sexual, destruyéndola, así que cada quien tenía su casa y por consiguiente su libertad, aportando esto un plus a nuestros encuentros sexuales, pues la pasión siempre estaba a la orden del día.

Nuestros gustos, por demás variados, iban desde los disfraces hasta las violaciones consentidas, Daniel, era adepto a perseguirme por toda la ciudad y en cualquier oportunidad que se le presentase, aparecía de la nada, me tironeaba del cabello, me arrastraba a un callejón maloliente y me violaba salvajemente, esta de más decir, que el solo hecho de sentirme raptada me mojaba de inmediato, aunque siempre cabía la posibilidad que en cualquier momento algún desconocido terminase violándome de verdad, pues Daniel se las ingeniaba para que no lo reconociera, se disfrazaba, se ponía una capucha, restringía mi campo visual, acudía a cualquier recurso que tuviese a mano con tal de que pareciera un verdadero acto de violación, lo excitaba mi pánico, el cual siempre estaba presente y solo disminuía en el momento de la penetración, pues hubiese reconocido el pene de Daniel entre mil con los ojos cerrados, finalizado el acto, solía dejarme ahí tirada, marcharse y esperarme un par de cuadras más allá mientras se fumaba un cigarrillo.

Una noche en nuestra búsqueda de novedad nos instalamos frente a la computadora con el fin de encontrar a una pareja que quisiera mirarnos mientras teníamos sexo anal, (coincidirán conmigo en que el sexo anal es una de las mejores formas de sexo que hay), y que a su vez nos permitiesen ver sus encuentros sexuales, fue así como empezamos una caliente conversación con una pareja española de que aparentaba estar a la mitad de los 50, aquel par se desnudó exponiendo ante nosotros unos cuerpos, descuidados con el paso del tiempo, carnes flácidas, caídas, amorfas, las cuales quedaban relegadas a un segundo lugar, frente a la lujuria que ellos demostraban, por nuestra parte hicimos lo propio, ya les he dicho que Daniel a pesar de ser un hombre muy delgado, está en buena forma, y yo, por mi parte, a pesar de tener unos kilos de más, a mis 36 conservo todo en su lugar y en buena cantidad, pues tengo, como ustedes saben, unas generosas caderas en concordancia con unos grandes pechos, todos coinciden en decir que mi culo es mi mejor atractivo y son pocos los hombres que no se han hecho una buena paja en su nombre, así pues que el españoleto no iba a ser la excepción, apenas vio mi enorme culo, se puso a mil, su arrechura no tenía medida y le pedía a Daniel casi a gritos que me comiera el culo es ese mismo instante.

Daniel, no se hizo de rogar, si algo le gustaba era poder disfrutar de mi ano en el momento y lugar que se le antojase y aunque debo confesar que al comienzo siempre ponía algo de resistencia pues siempre me dolía e incluso en algunas oportunidades hasta lloraba, me dejaba hacer con gusto, debido a que mis más ricos y extensos orgasmos los tenía cuando practicaba sexo anal, a Daniel le gustaba presumir con el hecho de que mi culo solo había sido disfrutado por él y le excitaba el saber que otros hombres lo codiciaban, por mi parte, me sentía orgullosa de que él fuese quien hubiese desvirgado mi ano, puesto que al no conocerme virgen, aquel había sido mi regalo de amor para él.

Tan afanados estábamos en nuestro propio goce que casi nos habíamos olvidado por completo de nuestros amigos al otro lado de la red, de no ser porque el español se tiraba a su mujer con tal ímpetu que los gemidos, casi gritos, histéricos de ella nos hizo volver la cara hacia el monitor de la pc, ver aquella escena, grotesca por un lado por las formas de ellas, sublime por otro lado, por la soberana cogida que se estaban pegando, nos excitó muchísimo e hizo que Daniel acelerara frenéticamente sus entradas y salidas de mi agujero, aferrándose de mis hombros para tener mayor estabilidad, me embestía con más fuerza de la aplicada normalmente, mientras yo me concentraba en mi clítoris y gozaba de lo lindo de la cachada que mi marido me estaba dando, no tengo que decirles que cada uno de los cuatro, a su debido momento, obtuvo un orgasmo exquisito. Luego de tan rica sesión nos sentamos nuevamente frente a la computadora a intercambiar opiniones, el español nos agradecía muy efusivamente por haberles cumplido una fantasía, nos sorprendimos, pues siendo nosotros tan novedosos habíamos experimentados muchas cosas, y si bien era verdad que era muy estimulante ver a un desconocido tirar y que a su vez él te viese a ti en lo mismo, tampoco es que aquello fuera algo del otro mundo, en ese punto sucedió algo sorprendente, el español quizo compartir un video con nosotros y no los envió, cual sería nuestra sorpresa, o mejor dicho MI SORPRESA al abrir el archivo y observar en detalle una grabación de mi violación a manos de José y sus secuaces, ocurrida meses atrás, cabe decir que nunca hice mención de ello a Daniel; él me miraba fijamente exigiéndome en silencio una explicación, mientras nosotros estábamos aturdidos por el video, sin articular palabra alguna, el español nos explicaba que él y su mujer habían tenido sus mejores polvos luego de ver mi video, que el morbo que les producía verme tragar la colosal verga de José, había resultado una especie de viagra para el español y que su esposa gustosa lo acompañaba a ver el video pues sabía que la única beneficiada con ello era ella misma, no se imaginaron nunca que al contactar a una pareja para verlos tirar en vivo, los pondría frente a frente, literalmente hablando, con la protagonista de su video favorito, su aventura en la web había sido mucho más que un éxito total.

Daniel se resintió mucho, no solo por desconocer el hecho, sino también por constatar que, auque a claras luces se notaba que era un video aficionado y que no había que ser un experto para verificar que era una violación real, no era menos cierto, que yo había gozado de lo lindo comiéndome el enorme falo de José, buscando algo de lógica al asunto, concluimos que los degenerados me grabaron desde el vehículo y después se hicieron de un dinero vendiendo el video a alguien para que lo comercializara en Europa. Frente a tanto reclamo por parte de él, trate de explicarle que no había podido evitar la situación y que ante un posible trauma generado por una mayor violencia, había optado por colaborar y disfrutar en la medida de lo posible de lo que me estaba sucediendo, Daniel no pareció muy satisfecho con mis argumentos y poco a poco, con el tiempo, se fue distanciando de mí, nuestros escasos encuentros ya no eran todo los satisfactorios que antes habían sido, y en síntesis, él se obscecionó de tal forma con aquella grabación, que no había día en el cual no lo viese por lo menos 03 veces, mientras, yo veía con preocupación como nuestra relación se iba deteriorando cada día más y no podía evitar sentirme culpable, por no haberle contado las cosas cuando sucedieron y de paso haberlo gozado.

Pasaron unos dos meses, desde el momento en que el video apareció en nuestras vidas y un buen día, al salir del baño, encontré una nota de Daniel sobre mi cama, la cual decía:

"Sé que me he estado portando como un cretino, pero me ha jodido mucho verte tirar con otro….sé que tu putería no tiene límites, pero siempre habías sido MI PUTA, solo mía y de nadie más. No supe manejar lo que te paso, en vez de apoyarte me he dedicado a joderte, pero quiero remediarlo y deseo que retomemos nuestras vidas en el punto en que las dejamos y volvamos a disfrutar de nuestra sexualidad. Es por ello, que quiero que esta tarde te arregles pensando en mí, te pongas ropa interior de la que sabes que me gusta y me esperes en el hotel Mérida, hab 1003, a las 04 de la tarde, pide las llaves en la recepción y dirígete a la habitación, ahí encontraras una cinta negra y un juego de esposas, desvístete y quédate solo con tu ropa interior, toma la cinta negra y átala fuertemente a tu cabeza, cerciórate de que no puedas ver nada, espósate una mano al poste de la cama y espérame….Tuyo siempre Daniel"

No podía dar crédito a lo que mis ojos leían, estaba feliz!!! Y decidí ese día me dedicaría por completo a estar inmejorable para mi hombre, me depilé la vagina, tal y como le gusta a Daniel, fui a un spa a hacerme un velo de novia y finalmente pasé por la peluquería, el resultado no podía ser mejor, estaba radiante para nuestro anhelado encuentro. A medida que avanzaba lo que restaba de tarde mi ansiedad y excitación iba en aumento, llegué al hotel 20 minutos antes de lo previsto, me dirigí al vestíbulo y solicité las llaves de la 1003, la habitación era hermosa, bien ventilada, buenos muebles, una cama amplísima, un gran ventanal por donde se filtraban los rayos del sol y un pequeño jacuzzi, había un fondo musical instrumental muy agradable y pétalos de rosas esparcidos sobre el lecho nupcial, pensé, nunca Daniel había sido tan romántico, esto es lo bueno de las reconciliaciones, me despojé de mi vestido y quede únicamente con un sostén azul turquesa que realzaba mis senos y un semi hilo a juego, que dejaba al descubierto mis redondas nalgas, nada más, sé que no era lo más provocativo del mundo, pero en resumidas cuentas, destacaba mis formas y sabía que Daniel prefería para ese momento algo sencillo. Fui al frigobar y me serví un zumo de frutas con una buena dosis de alcohol, lo tomé de un solo trago para calmar la ansiedad, regresé a la cama y me senté en el borde, coloque las esposas en mi muñeca derecha, tomé la cinta negra y me dispuse a atarla, no sin antes verificar en mi reloj que solo faltaban 10 minutos para nuestro encuentro, verifique que mi visibilidad era nula y sonreí, acto seguido cerré la esposa alrededor del poste de la cama y me recosté a esperar a mi amado.

Daniel llegó puntual, escuché sus pasos y pude oler su perfume, con la mano libre le hice un ademán de invitación, al sentir su cuerpo hundirse en la cama, le dije lo feliz que estaba y cuánto lo amaba, él me dijo que esa noche era de él, que debía hacer lo que me pidiese y que procurara hablar lo menos posible y me limitara a sentir….Sus manos recorrían palmo a palmo mi piel, sus labios se fueron posando en cada milímetro de mi anatomía, yo me contorsionaba llena de placer, podía sentir su pene erecto jugando a la entrada de mi vagina, procurándome un exquisito placer, una delicada tortura, sentía su aliento junto a mis pezones erguidos, de repente tomó un pétalo de rosa y recorrió mi cuerpo con el, apenas tocaba mi cuerpo, se acercaba solo lo suficiente para dejar en mí esa sensación de querer más, estaba experimentando el primer orgasmo del día y aquel hombre prácticamente no me había tocado, aquello era solo un preámbulo, una preparación para lo que vendría….en un momento no aguanté más y le susurré que me tomara, quería sentirlo nuevamente dentro de mí, él se colocó entre mis piernas y apuntó su pene a mi húmeda vagina, se dejó caer lentamente mientras me besaba con mucha dulzura, cuánto tiempo hacía que no me tomaba así, suave, lentamente, profundo, en un acto lleno de amor y ternura, fue una experiencia única, sublime, irrepetible, que dio rienda suelta a toda la sensualidad que había en nosotros, nuestro orgasmo se acercaba y él aprovecho para hacer sus embestidas más profundas sin modificar mucho el ritmo que mantenía, me sentí plena, satisfecha, si nuestro encuentro hubiese finalizado ahí, habría valido la pena, una lágrima de agradecimiento rodó por mi mejilla, pues la delicadeza del acto me había conmovido.

Lo sentí bajarse de mí e incorporarse a mi lado, podía sentir el ritmo acelerado de su corazón, tomé su mano y la besé, él a cambio me dio un beso en la frente y me dijo que pasara lo que pasara, él me amaba profundamente y que todo lo que hacía era en beneficio de nosotros como pareja y sabiendo él, lo importante que era el sexo para nosotros, le parecía oportuno decirme que había llegado el momento de seguir probando cosas nuevas, me pareció extraño el comentario, por el tipo de relación abierta que llevábamos, pero aquel era su día y podía hacer conmigo lo que se le antojase.

Se levantó de la cama, fue al baño y regresó, empezó a acariciarme nuevamente, esta vez con pasión, con lujuria, con hambre, mi cuerpo respondía con frenesí, sentí su pene en las comisuras de mis labios y los abrí golosa, quería retribuirle el placer que me estaba prodigando, empecé a succionar y a lamer como si la vida se me fuera en ello, podía sentir como su miembro reaccionaba al estímulo e iba acrecentando su tamaño dentro de mi boca, lo sentí más fuerte, más vigoroso, más potente, él lo retiró de mi boca, privándome de su sabor, deslizándolo hacia el valle de mis senos, colocándose justo en medio de las cimas que adornaban mi cuerpo, moviéndose hacia arriba y hacia abajo, yo me sentía llena de un extraño goce, mi cuerpo acostumbrado a las caricias de Daniel estaba reaccionando como sí de otro hombre se tratase, era la forma en como me tocaba, la manera como introducía mi pezón en su boca y lo mordisqueaba y succionaba pretendiendo sacar de él una leche inexistente, eran las mismas caricias de siempre adornadas por un no se qué, que no alcanzaba a descifrar, podía sentir una respiración rápida contenida, casi angustiosa, estiré mi brazo libre en la búsqueda de aquel pene que a lo largo de casi 04 años me había convertido en una mujer plenamente satisfecha y solo encontré vacío, como si él no quisiese que lo tocase, un gemido de desilusión escapó de mi garganta, mi amante, bajó hasta mi entrepierna, su lengua se apodero de mi clítoris, se deslizaba desde ahí hasta la entrada de mi ano, no podía existir en el mundo un placer más genuino, mis suaves gemidos se sucedían uno detrás de otro, inundando la habitación.

Sentí como mi mano derecha era liberada, pensé que me estaba dando licencia para tocar, me coloco boca abajo y me volvió a esposar, sonreí, sabía lo que esperaba, hubiese sido iluso pensar que ese día Daniel no disfrutaría de mi culo, levante mi cola pues sabía lo mucho que ello le gustaba, sentí como apartaba mis nalgas y lamía mi agujero, luchaba con mi esfínter, tratando de introducir su lengua en él, mientras magreaba mis nalgas, se retiró un poco y empezó a meter un dedo en mi ano, sentí su dedo más grueso que lo normal, lo metía profundamente y lo sacaba, esperaba un segundo y repetía la operación, luego introdujo un segundo dedo y empezó a girarlo en círculos dentro de mi culo, abría ambos dedos como si de una tijera se tratase procurando una más rápida y mayor dilatación, sentí como algo frío resbalaba hacia dentro, obviamente un lubricante, empecé a moverme como si ya me estuviese penetrando, adelantándome al placer y dejándole ver que ya estaba lista para la penetración, en ese momento Daniel se acercó a mi oído y me dijo, no comas ansias mi amor, ya tendrás lo que tanto quieres, en el acto, mi cuerpo se tensó y dio un respingo, si Daniel estaba de pie junto a la cama susurrándome al oído, ¿quien se estaba comiendo mi culo en ese momento?

¿Que significa esto, Daniel?, pregunté.

Nada cielo, te estoy obsequiando lo que yo no tengo y tanto te gusta, he comprendido tras mucho ver ese video que gozas demasiado con una verga enorme, quiero ver como José te rompe el culo y grabarlo para que nos podamos recrear luego nosotros viendo el video, te prometo solo será está vez.

Estas loco!!!!....como puedes creer que algo así pueda entrar en mi orificio???

Entra amor, entra, tú lo sabes, ambos sabemos que te encanta comer verga y yo te quiero tanto que deseo complacerte en todo, así ello signifique compartirte con alguien más, dijo Daniel.

Pero es que has debido preguntarme, le dije, ya las lágrimas deslizaban por mi rostro, no solo por el engaño sino de imaginar que un pene como aquel me destrozaría, no puedes hacerme esto!!!

Si puedo y lo haré, me refutó él, acaso crees que he olvidado como has gozado siempre, cuando fingía que te violaba, tu decides, "o lo transformas en un trauma por la violencia que en esta habitación se pueda generar o colaboras y lo disfrutas en la medida de lo posible" dijo parafraseando mis propia explicación del porque disfruté aquella violación.

CONTINUARA

Ahí les envío una foto de mi trasero, espero comentarios!!!!