Karp II: Lobos y corderos

Karp evoca algunos pasajes de su pasado familiar en una pequeña capital de provincias

Karp II: Lobos y corderos

Part I: Intro

El suceso de la playa que os relaté fue un disparo en mi cabeza y marcó un antes y un después, por cierto, ella se llama Olga, olvidé mencionarlo. A lo que iba, mirando por la ventana de mi despacho a veces aún evoco aquella época, mi vida en aquella capital de provincia donde pasé mi juventud, y mis primeros años de matrimonio siendo un esforzado padre de familia, atento, servicial... sin embargo algunas cosas que fui viendo a mi alrededor en aquella vida aparentemente idílica me hicieron reflexionar sobre el sentido de las cosas y cómo nuestro papel en las relaciones va cambiando y sobre todo acerca del dolor y la hipocresía de la sociedad.

Part II: Cuñados

He leído algunos relatos en esta página sobre historias tórridas con cuñadas, es un clásico del relato erótico, mucha fantasía, mi historia, sin embargo, es verídica y me hizo saber un poco más acerca de los oscuros planes y deseos que anidan en la mente de algunas mujeres y también sobre mi propio instinto que empezaba a descubrir y que explotó definitivamente con mi vida en el suceso que ya os conté.

Ocurrió en el último año de mi matrimonio. Mi mujer tenía dos hermanos y una hermana. Mi cuñado más afín, Ginés, tenía mi edad, le conocía de toda la vida, igual que conocía a la que fue su novia en la universidad y que acabaría siendo su mujer, la que fue una de mis cuñadas en aquella época, Montse.

Montse era un cañón de tía en el instituto y aún lucía un tipazo, alta, morena, ojos negros azabache algo rasgados que le daban un aspecto felino, cara fina y con un culo de infarto a sus veinte años y muy bien mantenido a los treinta largos cuando se desencadenaron los hechos, sin duda para mí seguía siendo uno de los mejores culos de la ciudad y ella muy atractiva. Mi cuñada no era brillante en los estudios, más bien todo lo contrario, le gustaban mucho los tíos y se distraía mucho … y no cabe duda de que a temprana edad ya sabía muy bien cómo dominar a un tío lo que la convertía en una mujer “peligrosa”, y aunque su simpleza a veces podía hacernos reír a todos, era lo suficientemente lista para saber como manejar y hacer babear al más pintado. Un buen culo en una mujer puede llegar a ser un arma muy peligrosa.

A ella la conocía de antes de salir con mi cuñado,  compartimos instituto y siempre la vi frecuentando tíos de gimnasio, macarrillas, chicos con moto que pasaban más tiempo fumando petardos y jugando al futbolín que en clase, se la veía por aquel entonces con unos y con otros.

Me sorprendió que acabara con mi cuñado, una persona moderada, alumno modelo, brillante en los estudios, opositor imbatible, muy vinculado a las tradiciones de nuestra ciudad y sin duda un joven prometedor. Pero cometió el error que a la postre le acabaría costando su vida, enamorarse de una mujer que no era para él.

Ginés, que habría sido el yerno perfecto para cualquier madre, tenía no obstante un tanto mermada su capacidad física por las frecuentes problemas pulmonares que venía sufriendo desde niño, asma, fatiga, nada de esfuerzos prolongados, siempre con inhaladores y frecuentes convalecencias en hospital por neumonías. En fin, no era precisamente un tío de acción, un atleta, aunque se esforzaba mucho en no aparentar debilidad, algo no encajaba ¿Qué coño pinta una tía así con Ginés?

Part III: Se completó el ciclo y la zorra vuelve a salir de la madriguera

Los años pasaron, después de unos años de noviazgo vino el matrimonio y con él un par de hijos. Todos parecían haber madurado, ella también, aunque parecía que de un tiempo a esta parte las cosas no estaban yendo bien, nada bien, entre ellos. Era evidente que Montse acusaba ciertas “carencias” que Ginés no podía cubrir, ella cada vez salía más con antiguas amigas, los compañeros de trabajo, se la veía con antiguos novietes y un día lo vio claro: Ginés ya había completado su función, le quería pero para ella empezaba a ser él un estorbo en sus nuevos planes.

No, no lo mató, ni lo envenenó al pobre Ginés, jajaja, me río porque cuando una mujer se pone a malas no hay cabrón que las supere. Ella no hizo nada de eso. Se plantó delante de él y le dijo aquello de que ya no estoy enamorada de ti, que ya no sentía nada por él y que sabía no le deseaba a su lado, que quería llevar una nueva vida. Bueno, hasta aquí nada raro, todo muy típico, esto ocurre todos los días ¿verdad?. A partir de ahí comenzó una estrategia letal de erosión en la autoestima de Ginés para empujarlo a dejar su propia casa, a sus propios hijos.

Toda esa situación que veíamos todos nos dejó muy tocados a todos y yo de alguna manera me veía en la obligación de intentar algo por salvar aquel matrimonio tan cercano, hacer entrar en razón a Montse. La actitud de ella me parecía mezquina, egoísta, pero también la actitud de mi cuñado no ayudaba, demostró no tener carácter para hacerle frente a la situación,  lloriqueando por las esquinas, refugiado en su casa esperando que el tiempo la hiciese recapacitar, llamamientos a su responsabilidad de madre y mientras aguantando más desprecios e indiferencia. Llegó un punto que a ella solo le faltaba llevarse los tíos a casa para follárselos delante de sus narices. Me indignaba ella, nadie merece un desprecio así pero sinceramente, me enervan más los pusilánimes que solo saben lamerse las heridas y lamentarse y en esta vida amigo o dominas tu la situación o te lleva la corriente.

Part IV: Tenía que hacer algo

Siempre me ha gustado seguir saliendo de vez en cuando, salía algunos viernes o sábados con los amigos que aún mantenía, cervezas, más cervezas, copas, más copas, risas. La ciudad es pequeña así que no es difícil coincidir con gente, y mira por donde aquella noche coincidí con Monstse en un garito. Las cosas iban de mal apeor entre ella y Ginés y allí estaba la muy zorra, en medio del pub Osiris donde van todas las divorciadas cuarentonas a intentar tirarse a un treintañero, rodeada de algunos babosos de su oficina, bailando en la pista con un vestido negro de licra ajustado como un guante, descalza con los zapatos de tacón en la mano y moviendo su culo girando sobre sí misma como una peonza alzando los brazos entre las risas de todos y provocando a todos los tíos del garito. Una auténtica reina de la noche, la verdad es que estaba como un cañón, nunca antes la había visto así. Yo la miraba desde la barra, y me decía mí mismo ¿Como había podido estar ese pendón quince años de matrimonio con mi cuñado y unos cuantos más de noviazgo? Yo había estado con ella en bodas, bautizos, cumpleaños, pero verla así me hizo entrar en shock ¡Qué buena estaba la puta! y desde ese momento no pensé en otra cosa que en follarme ese culo hasta hartarme. ¡La haría entrar en razón a pollazos! Me decía y me ría para mis adentros.

Me vio, y no sé si fue un acto reflejo suyo por pudor por verme allí sabiendo que era de “la familia”, pero dejó de bailar y se me acercó sonriendo, a fin de cuentas por aquel entonces todavía éramos cuñados y habíamos compartido muchos, muchos momentos familiares juntos y siempre habíamos mantenido una buena relación.

  • Hola Karpy, ¿qué haces por aquí?

  • Vaya pedo que me llevas cuñadita, jajaja.  Nada, he salido con los colegas (todos reían como gilipollas a mi lado)

Ella tenía una mirada de zorra que ponía nervioso al más pintado y mis colegas bufaban así que la cogí del brazo cariñosamente me alejé con ella un poco de los amigos que me acompañaban

  • Yo estoy con los de la oficina, hoy es juernes, jajajaja, luego iré para casa, o a lo mejor no, ya veré, jajaja

  • Si, ya te veo, estás muy guapa y muy pedo, oye Montse, cuando estés mejor me gustaría hablar contigo a solas un rato, me he enterado que las cosas van muy mal entre Ginés y tú, que lo vais a dejar y verte así...

Fue como un ataque de responsabilitis de mi lado, a veces yo también me comporto de manera patética aunque mi objetivo último era poder estar a solas con ella…

Dejó de reírse de repente, paró, le corté el rollo con el tono de padre responsable que me salió y  por un momento pensé que la había cagado bien cagada porque yo solo deseaba en ese momento follármela como un lobo y allí estaba yo sermoneando a la Reina de Saba.  Afortunadamente ella reaccionó bien y no se me chafó el plan, y ya un poco más sería me dijo

  • Si, no le soporto a Ginés más a mi lado, somos muy distintos, pero si quieres, sí, me tomo la copa y nos damos una vuelta y charlamos, y te cuento, pero la verdad es que voy un poco pedo, jajajaja

Volvió a reírse (menos mal)

  • Okay, te espero entonces fuera, damos una vuelta, hablamos y ya te acerco luego yo a tu casa

  • Vale papi, jajajaja

Me dijo con tono sarcástico riéndose mientras volvía con sus colegas.

Part V: Un culo a la luz de la luna

Era primavera, pero aquella noche hacía un calor del copón, serían las 3:30 de la noche, salí fuera y a los 15 minutos, que se me hicieron eternos, salió ella. Tardó tanto que ya pensé que había fracasado mi plan y ella se había olvidado, pero no, cuando ya me iba a ir la vi aparecer, iba todavía riéndose y con una copa en la mano moviéndose de un lado a otro, conlos zapatos en la mano.

  • Vamos en mi coche Monstse, damos una vuelta a que se te pase el pedo, hablamos un poco y te llevo a casa

  • Vale cuñadito, jajaja

me dijo con cierto tonillo mientras se le trababa la lengua, se sentó en un coche aparcado para ponerse los zapatos, y cuando subió y cruzó las piernas para ponérselos vi un maravilloso triangulito rojo y muy pequeño  de sus braguitas. Eso me calentó como a un verraco.

Montamos en el coche, no sabía dónde ir, la ciudad es pequeña así que enseguida estás rodeado de campo, pinos y chopos y por cualquier camino te puedes perder si quieres. No podía dejar de mirar sus muslos pero también vi que iba muy cargada de gin-tonics y que en cualquier momento me echaba la pota así que cogí un camino que conocía y me aparté a una chopera cerca del río, un merendero apartado.

  • Creo que voy a potar Karpi, me encuentro fatal, tengo ganar de vomitar, ¡Para, para el coche porfa!

me dijo, frené rápido y salió ella corriendo del coche hacía detrás una mesa de piedra del merendero. Fui detrás de ella, se agachó a unos metros de mí, apoyando una mano en la mesa y empezó a potar de espaldas a mí, oía sus arcadas y como salpicaba su vómito.

Lo estaba echando todo, lamentable, pero mientras vomitaba estaba  mostrándome su maravilloso culazo, había una buena luna así que su culo a través de su ceñido vestido parecía que iba a reventar la licra, no paraba de  flexionarse y de marcar sus braguitas. No pude contenerme, actué como un autómata, me acerqué a ella desde atrás, tocándome la polla mientras me acercaba, fui bajándome la cremallera, cuando estuve justo detrás me bajé un poco el calzoncillo y saque el rabo morcillón que ya empezaba a hincharse. Ella estaba  concentrada en lo suyo, no se dio cuenta que estaba allí, la agarré ligeramente de la cintura desde atrás, mientras se arqueaba le subí un poco el vestido, la agarre con más fuerza por la cintura acercando despacio mi polla a la parte interna de sus muslos. Soy bastante corpulento así que la sujetaba con mucha fuerza por lo que no sentía lo que estaba intentando.

  • No te preocupes Montse, hasta que no vomites todos no vas a quedarte a gusto, yo te sujeto, sigue...

Le apretaba del abdomen hacía atrás pero en realidad lo que hacía era juntar más su culo a mi polla que ya deslizaba, entraba y salía de entre sus muslos. Iba ella tan pedo que ni sabía lo que estaba ocurriendo. Aunque allí ya olía que apestaba yo no paraba de pasar mi rabo entre sus piernas agarrándola desde atrás por la cintura para que vomitase todo. Ya no era momento de parar así que le fui subiendo la falda un poco más con mi mano libre, se la fui subiendo desde atrás hasta que su culo quedó casi totalmente descubierto mostrando una pequeña braga roja brasileña. Mi polla seguía entrando y saliendo de entre sus muslos rozando su braguita cada vez con más fricción. Dios, ella estaba echando la primera papilla y yo a punto de correrme. Saqué un momento la polla de entre sus muslos y le baje las braguitas muy despacio hasta justo debajo de su maravilloso culo, la agarré luego primero con suavidad y luego con más fuerza de la nuca para que se arquease un poco más

-          Muy bien Monstse, sigue vomitando un poco más, agáchate un poquito, eso es, así

Me cogí la polla con una mano y haciendo palanca con ella fui recorriendo el surco de sus dos redondos cachetes de su carnoso culo, tenía un ano precioso que latía al ritmo de sus arcadas, veía como se abría y cerraba del esfuerzo, apunté la polla a la entrada de su ano y poco a poco se la fui introduciendo agarrando mi polla con una mano mientras con mi otro brazo la rodeaba la cintura y la apretaba hacia mí. Aproveché cada arcada para írselo metiendo poco a poco. Con cada arcada me creía morir de placer con mi polla dentro de su culo, cada arcada hacía abrirse y cerrarse su esfínter y yo aprovechaba cuando se abría para seguir metiéndosela. Solté mi mano de la polla cuando ya estaba toda casi dentro y la cogí de la nuca, con el otro brazo la seguía cogiendo muy fuerte de la tripa hacia mí. Paternalmente seguía diciéndola

  • Vamos Montse, pequeña, vomita todo, yo te ayudo, no te preocupes ...

ya tenía toda la polla dentro de su ano y mis huevotes hinchados y peludos pegados a la fina piel de su culo, así estaba yo, sin querer moverme y absorto con mi polla totalmente clavada en el culo de mi cuñada cuando ella comenzó a gritar

  • Ahhhh, qué haces hijoputa, cabrón, ahhhh, sácala de mi culo! Me duele cabrón! Karpy, por favor, noooo!!!

en ese momento fue cuando ella tomó consciencia del intruso, pero para entonces yo ya no podía parar.  La tenía bien sujeta de la nuca y por la cintura, y comencé a moverme y abombear, balanceando mi cintura se la metía y sacaba con frenesí de un golpe hasta la cepa de mis huevos, con cada embestida le hacía levantar sus pies del suelo como intentando meterle los huevos dentro, ella gritaba y yo se la metía otra vez hasta el fondo, con cada embestida la levantaba del suelo dejándola apoyada en las puntas de los zapatos, ella no podía hacer otra cosa que intentar sujetarse a la mesa de piedra y a mis piernas para no caerse y de esa forma involuntaria solo conseguía meterse mi rabo más profundamente.

Me di cuenta que los huevos se me estaban empapando, tuve miedo de haberla hecho daño y que fuese sangre lo que notaba húmedo así que saqué la polla de su culo unos segundos, le pasé la mano por todo el coño y el culo desde atrás y noté que era su coño el que chorreaba, le colgaban los jugos que segregaba por las piernas como una baba prácticamente hasta el suelo, la muy puta estaba disfrutando. Tenía los huevos a punto de estallar, la saqué de su ano y entonces le metí la polla en el coño de un golpe cuando estaba a punto de correrme, ella gritó, pataleó un poco intentando desencajarse lo cual me excitó más todavía y me corrí dentro de su vagina. Me corrí como un animal, sentía como si me estuviese meando dentro de ella de todo el semen que la descargue, yo bramaba como un buey manteniéndola ensartada en mi polla con los pies de ella en ese instante totalmente en el aire mientras yo la sujetaba desde atrás por la cintura, fueron unos segundos que creía que iba a morir de placer… y ella no dejaba de gritar o jadear, ya no era capaz de distinguir.

  • Aaahhh, pedazo cabrón, ¿Qué has hecho? Me vas a dejar preñada hijoputa. Sueltame.

Aquello me desconcertó y me calentó más todavía, una zorra que tiene miedo de quedarse preñada… no acababa de entenderlo pero si hay algo que me excita cuando estoy follando es saber que puedo dejar preñada a la hembra que hago mía. Su coño, estaba hinchado por la sangre acumulada por la excitación y aprisionaba mi polla dentro como si tuviese una ventosa en lugar de útero. La mantuve agarrada desde atrás con mi polla metida en su coño varios minutos hasta que cedió la tensión de mis brazos, salió sola como un trozo de carne flácida, morcillona, goteando y así ella ya pudo plantar sus dos pies en el suelo. Todavía envorvada, desde atrás veía como su vulva latía y chorreaba el semen cómo si vomitase también por su vagina toda la leche que le había dejado en lo más profundo de su matriz. La incorporé, yo todavía a su espalda, me recuperé durante unos minutos, ella seguía inmóvil. Con las piernas aún temblorosas, de manera instintiva le pase la mano desde atrás por toda su entrepierna, sus labios vaginales empapados, su ano palpitante con las secreciones que no pudo contener… a lo que respondió ella con un gemido suave, más parecía un aullido, recogí los jugos que se derramaban en la palma de mi mano se los pasé por la tripa y le froté los pezones de sus pechos metiendo la mano debajo del top (no sé por qué lo hice así, pensándolo después quizás de alguna forma quería marcar su cuerpo con la mezcla de mi semen y sus jugos para que supiese que ya sería mía para siempre), luego  la subí sus braguitas despacio,  le bajé el vestido de su cintura y buscando complicidad la daleé la cabeza y le mordí en el cuello, siempre detrás de ella, a lo que respondió con un ligero quejido. Aún segúi ella inmóvil asimilando lo que había ocurrido

  • Lo siento Montse mucho, no he podido aguantar, lo siento mucho,

Comencé a balbucear de manera patética

-          Era algo que quería hacer desde hace tiempo, no he podido contenerme, lo siento de verdad, no sé cómo ha podido ocurrir esto

Ella se volvió, me miró fijamente, y se empezó a reirse viéndome con los pantalones bajados, con mi polla flácida aún goteando, mientras farfullaba unas palabras ridículas de disculpa. Entonces me puso la mano en el pecho y fue empujándome hasta la mesa de piedra, me sentó, me echó para atrás despacio dejando mis piernas colgando, bajó la mirada a mi cintura agarró mi flácida polla y empezó a chupármela despacio, se la metía hasta el fondo como nunca nadie lo había hecho hasta ese momento. La cogió con una mano, la levantó de su flacidez dejándola sobre mi tripa me chupó los testículos metiéndoselos totalmente en la boca, apenas le cabían porque son bastante grandes y por un momento pensé que quería comérselos. Cuando hubo terminado me puso de pie tirando de mí, me subió los calzoncillos, lo pantalones y me dio un mordisco en el cuello que me resulto excitante a la vez que doloroso, yo tampoco puede evitar emitir un quejido.

La llevé de vuelta a su casa, no hablamos en el camino, y cuando llegamos, antes de salir del coche, me dijo algo que me dejó reflexionando algún tiempo: “Si Ginés me hubiese follado así alguna vez, aún estaría a su lado”. Bajó del coche, se colocó el vestido mientras se pasaba la mano con un clínex por el interior de sus muslos aún mojados y desapareció por el jardín de entrada a su chalet adosado.

Part V: Desenlace

El matrimonio de mi cuñado se fue a la mierda definitivamente poco después, ella consiguió todo lo que quería de él, apenas opuso resistencia, él se llevó sus libros, su ordenador, su colección de discos, algunas fotos, su ropa, sus recuerdos, su tristeza y volvió a casa de sus padres. No se recuperó ya de ese golpe, su salud no hizo sino empeorar y empeorar, le fue matando la indiferencia de su exmujer y murió en el hospital poco después aún enamorado de ella sin comprender por qué le apartó de su vida. Definitivamene ella fue demasiada mujer para él.

Montse sigue saliendo cada fin de semana, se folla el tío que quiere cada noche y cuando le apetece, no tiene pareja y no la busca y de vez en cuando me llama y hablamos por teléfono y nos reímos recordando los viejos tiempos. Es una puta sin sentimientos y sin moral para muchos de aquella pequeña capital de provincias donde muchas esposas la temen, para mí, sin embargo, es una mujer independiente que se marca un plan y dirige su vida, mi cuñado simplemente fue un cordero que tuvo la mala suerte de cruzarse en su camino y que no supo reconocer las señales de peligro. Cuando nos vemos, de vez en cuando, directamente es para follar, sin preámbulos, sin reglas, sin reproches, no hay culpabilidad, no hay remordimientos del pasado, los dos sabemos lo que somos y nos aceptamos, sabemos que manda el instinto.

Una llamada de Virginia, mi secretaria, a mi teléfono de mesa me sacó de mis recuerdos, dejé de mirar por el cristal de mi despacho al infinito de la gran ciudad, anochecía y comenzaban a iluminarse todos los edificios, volví a mi mesa de trabajo para atender la llamada.