[Karla] El amor de familia (2)

Después de probar el placer en compañia de la persona que más ama, Karla no quiere que todo se quede en el olvido y convence a su madre de continuar con la relación Incestuosa.

Mi segundo relato, ni más ni menos. Este ha sido difícil pero me la pasé muy bien escribiendolo así que espero les guste. Gracias a todos por los mensajes de felicitación que mandaron por la primera parte

Parte 2.

Karla

Inicia una aventura con mi madre

No solía levantarme tarde los fines de semana, pero aquella vez dormí como no lo había hecho en mucho tiempo. Eran las diez de la mañana cuando abrí los ojos y no pude contener la sonrisa espontanea que invadió mi rostro. El dolor de mi entrepierna apenas era perceptible -Solo fue un dedo después de todo- Pensé. Me vestí y me dispuse a salir de mi habitación, pero al llegar a la puerta una sensación insoportable de nervios mezclados con la culpabilidad invadió mi cuerpo, dudé por un momento si debía salir y enfrentar el juicio de mi madre. Abrí la puerta y me dirigí a la sala, la casa estaba en completo silencio por lo que me sorprendí cuando escuché de manera repentina la voz de mi hermano.

-Hasta que te dignas a levantarte!

-Buenos días a ti también ena…- Mi cara de preocupación y sorpresa debió ser evidente.

  • ¿Te encuentras bien?

Había olvidado que mi hermano se encontraba en la habitación de al lado la noche anterior, por lo que el terror me invadió al pensar que él pudo haber oído algo de lo ocurrido.

  • Si, solo me siento un poco mal- Mentí. - ¿Mamá aún no se ha levantado?

-No, toqué a su puerta hace como una hora, pero me dijo que se sentía mal… ¿Les ha dado un resfriado a ambas?

Aproveché la situación. -Sí, supongo que nos hemos enfermado, desde ayer me sentía mal así que creo que fui yo quien la contagió. El desayuno transcurrió sin mayores problemas, mi hermano fue a encerrarse a su habitación por lo que aproveché la oportunidad para ir a ver a mamá.

  • ¿Te encuentras bien má? ¿Puedo pasar? - No oí respuesta por lo que abrí la puerta y entre a la habitación y ahí estaba ella. Llevaba el mismo camisón que la noche anterior, pero su ánimo era totalmente distinto, sus ojos, rojos por las lágrimas, resaltaban por las ojeras que mostraban. En cuanto me vio, mi madre rompió en un llanto silencioso.

-Tranquila má. -Cerré la puerta de la habitación y me acerqué a abrazarla. La situación cortó de tajo la excitación y felicidad con la que había amanecido.

-Perdóname hija- Me decía mi madre entre sollozos mientras me miraba directamente a los ojos. -No debí hacerte eso, perdón.

-Pero ¡¿qué dices má?! Si yo fui la que inicio todo el lío. -Intenté restarle culpabilidad tan notable que mostraba mi madre. -Fue por mí que hiciste todo eso mamá, además, la pasamos muy bien ¿o me equivoco?, no deberías sentirte así.

  • ¡Que soy tu madre Karla! Yo no debería hacer eso, ¡¿Qué clase de madre cae tan bajo?! -Bajo su mirada mientras sus lágrimas recorrían sus mejillas.

-No te pongas así má… a mí me ha gustado mucho y estaba feliz de pensar que a ti también. -Se hizo el silencio, mi madre seguía sollozando y yo ya no encontraba palabras para darle a entender a mi madre que me había hecho muy feliz y que no debía sentirse mal por ello. Finalmente fue mi madre quien habló.

-No entiendes hija... -Me decía intentando contener las lágrimas. -Estoy así porque a mí también me gustó, pero no debimos hacer eso, no importa que tan bien nos hayamos sentido, ¡está mal!

-Yo no lo veo mal, yo te amo y tú me amas a mí, no entiendo porque no debimos hacerlo… o por qué no deberíamos repetirlo. Tú me lo dijiste anoche, nosotras también necesitamos liberarnos de vez en cuando, además no hay riesgos si lo hacemos solo entre nosotras ¿o me equivoco?... ¿qué dices?

La duda era evidente en el rostro de mi madre, después de unos minutos de silencio mi madre fue la que finalmente habló.

-Cariño- suspiró -nadie se puede enterar ¿de acuerdo?

Aquellas palabras me ilusionaron como si fuera la navidad, mi madre se percató de ello y hasta dejo escapar una sonrisa tímida. Intenté besarla, pero ella evadió el beso ladeando la cabeza.

-Pero hoy no. Que quiero descansar que no dormí toda la noche, será mejor que hoy te ocupes de tu hermano que ha de estar muy preocupado por mí. Lo nuestro podrá esperar un poco ¿no crees?

Aquello me desilusionó un poco, pero la respuesta de mamá había sido una victoria para mí, por lo que decidí salir de su habitación y dejarla descansar.

Pasé el resto de día intranquila, imaginando a mi madre y a mí, con cada pensamiento mi excitación aumentaba, pero tenía que cuidar de mi hermano y llevarlo a comer, por lo que reprimí mis ganas de satisfacerme. Después de la comida, ya en casa, mi hermano y yo nos dispusimos a ver películas como lo hacíamos todos los sábados hasta que caía la noche.

-Ya es tarde Karla, iré a dormir.

Miré el reloj que colgaba en una pared -Las 23:48, no será hoy- Pensé.

-Supongo que yo también- Apagué al televisor, mi hermano y yo nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones.

Me desnudé y me recosté sobre la cama, no podía aguantar más mi excitación por lo que empecé a frotar mi clítoris dando pequeños círculos con mis dedos, estaba totalmente mojada así que introduje uno de mis dedos en mi sexo, tal como lo había hecho mi madre, con mi mano libre daba pequeños tirones a mis pezones. Cada vez que introducía mi dedo me sentía humedecer más, retire el dedo de mi sexo para introducirlo a mi boca, el sabor de mis fluidos me excito aún más, volví a la tarea de frotar mi clítoris, esta vez de una manera más frenética hasta que sentí llegar el orgasmo, mis muslos se tensaron y mis piernas se cerraron atrapando mi mano que no paraba de frotar. Poco a poco me fui calmando, el cansancio se apodero de mí y quede dormida.

Nuevamente desperté tarde, salí de mi habitación y me dirigí al baño para tomar una ducha. Cuando terminé, salí del baño envuelta en una toalla y me encontré de frente con mi madre, que iba envuelta en su bata de baño.

-Buenos días cariño ¿cómo dormiste?

-Muy bien má…y ¿tu, descansaste?

-Sí, ya me siento mucho mejor. -Dicho esto de dio media vuelta y se dirigió a su habitación, al llegar a la puerta se giró.

-Tu hermano ha salido con sus compañeros del colegio, llegará hasta la tarde. -Mi madre me lanzó una mirada picara e inmediatamente se metió a su habitación dejando la puerta abierta.

Sin pensarlo dos veces la seguí, apenas entrar en la habitación mi madre se despojó de su bata de baño. Llevaba únicamente una tanga de color negro, su vello púbico era visible al igual que sus pechos y sus pezones duros. El morbo de verla prácticamente desnuda me provocó una excitación increíble, me humedecí al instante que me acercaba para plantarle un beso. Sentí como nuestros labios se juntaban de manera tímida, la respiración de mamá me indicaba que estaba tan excitada y nerviosa como yo. Su lengua se fue introduciendo poco a poco en mi boca dejándome saborear su saliva mientras que con una de sus manos desprendía la toalla que cubría mi cuerpo dejándome totalmente desnuda. Mi madre no dejaba de jugar con mi lengua ni de pasar sus manos sobre mis pechos. Estuvimos besándonos un buen rato hasta que mi madre se apartó de mis labios y empezó a dar besos en mi cuello y pequeñas mordidas en mi oreja.

  • ¿Te gusta hija?

-mmm… sigue má… me encanta.

Mi madre bajo sus labios hasta mis pechos y empezó a succionar mis pezones. Mi excitación era tal que empecé a gemir, en un principio eran gemidos leves, pero mientras más sentía la lengua de mi madre jugando con mis pechos los gemidos se hacían más ruidosos. Mi madre fue bajando poco a poco, recorriendo mi vientre con sus labios hasta quedar arrodillada frente a mí, me dio la vuelta y empezó a besar la parte trasera de mis muslos hasta llegar a mis nalgas. Me recosté sobre la cama alzando mi culo para dejar que mi madre degustara mi sexo.

-Cariño, tu coño es muy dulce.

-Es todo tuyo mami, sigue chupa…mmm -El orgasmo se acercaba, pero no quería acabar aún, por lo que me incorpore. -Espera mami, quiero que tú también te sientas bien.

-Está bien cariño, recuéstate sobre la cama.

Obedecí, en cuanto estuve acomodada mi madre apoyo sus piernas a cada lado de mi cabeza, en esa posición podía ver el sexo de mamá, estaba empapada y sus jugos ya recorrían su entrepierna. Bajo sus caderas y posó su entrada sobre mi boca, los fluidos resbalaron rápidamente por mi barbilla. El olor y sabor de mi madre me volvían loca, mi lengua recorría desde el clítoris hasta su entrada cuando mi madre empezó a gemir, cosa que me encendió aún más.

  • ¿Te gusta mami? -Pregunté.

-Me encanta cariño, me encanta como me comes el coño…mmm…sigue así.

El oír a mi madre hablar de esa manera era totalmente nuevo para mí, era como si fuera una persona totalmente distinta. Me encantaba.

Mi madre empezó a frotar mi clítoris con sus dedos, para después repetir la labor con su lengua. Me sentía en las nubes, pero no podía dejar de darle placer a mamá. Introduje uno de mis dedos al sexo de mi madre, ella respondió con un gemido, el interior de su coño se apretó aprisionando mi dedo como si no quisiera que saliera nunca.

-Mete otro amor, mételo... ¡ahhh! si justo así.

-Mmm mami, me voy a correr pronto.

-Espera un poco más amor. -Me decía mi madre sin parar de dar lengüetazos a mi sexo. No tardo en empezar a penetrar mi coño con uno de sus dedos. -Cariño sigue…que yo también estoy a punto. -Mi madre soltaba gemidos entre cada palabra que decía y yo ya no era capaz de articular una sola, pues cada que abría la boca era para soltar un leve grito de placer.

Mi madre paró de tajo sus lengüetazos y se incorporó, me indico que apoyara mis codos en la cama y abriera mis piernas, cosa que ella imito. Nuestros coños se acercaron uno al otro mientras nuestras piernas se entrelazaban para hacer una tijera, sentía como nuestros jugos se mezclaban y la excitación crecía cada que se rozaban nuestros clítoris, la clara de placer que tenía mi madre debía ser una réplica de la mía. Nos besabamos sin pudor, como si cada una quisiera comerse la lengua de la otra, mis manos recorrian sus pechos mientras que las de mi madre jalaban mi cintura para que nuestros coños se pegaran más, el orgasmo estaba cerca.

-Mami, ya no aguanto… mmm… me voy a correr.

-Yo también cariño… ¡ahhh!… me vengo…mmm.

Llegamos juntas al orgasmo, la sensación era maravillosa, mil veces mejor que la primera vez, por mi cuerpo no paraban de circular como descargas eléctricas que me hacían estremecer, una tras otra, mientras mí que mi madre parecía disfrutar igual que yo pues daba largos gritos de placer mientras arqueaba su espalda.

Tardamos buen rato en recuperarnos, abrazadas una a la otra dándonos repentinos besos en los labios y repartiendo caricias a nuestros rostros.

-¿Sabe cariño? Creo que tu hermano tardará otro par de horas en volver. -Dijo mi madre sonriendo.

No articule una sola palabra, me limite a sonreír para después introducir mi lengua en su boca y probar a mi madre una vez más.