Karina y Mariana- parte 2

Continuación de la historia que comenzó en el sillón mientras el marido de unas duerme. Ahora se produce un encuentro totalmente a solas entre Karina y Mariana.

La noche en que masturbe a Mariana frente a su marido Ernesto había sido hermosa. Nunca había estado con otra mujer en su iniciación. No le había contado a Male, me daba un poco de morbo haberle hecho esas cosas a su amiga.

La semana siguiente repetimos cena . Todo transcurrió con normalidad. En la despedida Mariana mencionó que me debía la clase para hacer una torta red velvet. Respondí que sí que podíamos combinar cuando a ella le quedase mejor.

Male se dio cuenta de inmediato así que tuve que contarle. Como la nuestra es una historia con permitidos solo se pudo reír y decir que aquella loca no se había aguantado.

Aquel jueves en la tarde queda con Mariana en su casa. Me abrió la puerta vestida de cocinera sexy. La mire comiéndola y le pregunté si podía pasar. Yo llevaba un solero sin corpiño y un culotte. Le seguí su jueguito de cocinera y pregunté si tenía un delantal para mi y donde estaban los moldes. Saco el delantal que eche a un lado y cuando se agacho para agarrar los moldes le agarre el culo y comencé a masajearlo y le dije que podíamos dedicarnos a otra cosa en vez de cocinar que no me gustaba pero venía muy bien como excusa siempre que nos queramos ver. Mariana simplemente asintió entregándose por completo a mi. Me gustaba masajearle ese culo y mucho más cuando mi mano comenzó a urgar en su sexo que ya estaba caliente y pude masajearlo sobre esa tanga color colorada que llevaba. No quería hacerla venirse tan pronto pero sentía como su pelvis me pedía más. Así que escabullí dos dedos dentro de su concha y la penetre . Exitandola y contándole que esto recién empezaba. Lo cual era cierto. Llevaba toda la ropa puesta. Sentí su orgasmo , su contracción. Aún con mis dedos dentro de ella la di vuelta y la besé. Nuestros besos eran largos, cargados de emoción, eran nuevos porque eran nuestros primeros encuentros así que también resultaban dedicados y deliciosos. Las lenguas se querían demostrar pasión en todos lados y puntos. Mariana me abrazo y comenzó a bajarme el solero, así que pronto quede solamente en culotte. Me besaba el cuello con sutileza, se lo entregaba porque se lo movía y le decía que era muy tierna. Sentí su mano sobre mi pecho. Mientras yo le quitaba ese delantal sexy, llevaba un body semy transparente con una pollera mínima. Le quite la pollera y arremetí con el body mientras ella seguía sirviéndose de mis tetas.  Ya estaba desprendido así que simplemente le baje los bretele, suspendí su acción y se lo saqué dejándola desnuda completamente. Le toque todo su contorno con mis manos. Ella comprendió que debíamos ponernos más cómodas. Así que me tomo de la mano y me llevo para su habitación. Ahí nos recostamos y jugamos con nuestros pechos. Sentía como la excitaba que me apoderara con mi lengua de sus tetas, que las estimulara con mi mano, la escuchaba jadear. Ella hacía lo mismo y yo le correspondía. Pero le había dicho que podíamos hacer mucho más así que tocándole esos pechos fui bajando despacio a su entrepierna. La note un poco dubitativa así que me subí a besarla nuevamente y decirle que le gustaría y sino estaba de acuerdo me avisaba y cortábamos. Quería darle seguridad de que ella tenía el poder aunque era yo la que más hacía. Así que volví a llenar su cuerpo dé besos, besos con lengua, sentía a Mariana cada vez más caliente. Comencé a morder y besar  suavemente su entrepierna, continué hasta llegar a la ingle, luego arremetí en su clitoris , me ayude con la mano solo para lamerlo a él. Tenía un sabor único. Me gustaba y a ella también porque ya no podía contener sus gemidos y súplicas, pidiéndome más. Y ahí fui que adentré con mi lengua en su rajita. Era sabrosisima, despedía fluidos. También pasaba mi lengua por todo su sexo como pintándola. Su clitoris ya estaba más agrandado así que me centre nuevamente en el y metí por lo menos esta vez tres dedos y luego un cuarto, al tiempo que le chupaba ese clitoris. Gritaba, gemía, me pedía más y que no pare. Y no lo hice . De hecho cuando note que llego a su orgasmo. Mi mano se empezó a mover dentro de ella así estallaba en muchos más orgasmos. Quedó como petrificada cuando finalmente terminó la sucesión de placer continuó y me abrazo muy fuerte. Me dijo -Kari nunca nadie me ha dado tanto placer.

Y me dio un beso muy tierno. Al tiempo que notaba que su mano descendía a mi culotte y buscaba entrar. Me lo quite y quede igual que ella, desnuda. Le agarre su mano y la ayude a que me masturbe. No es que lo hiciera mal, muy por el contrario pero quería más contacto con Mariana y ayudarla con ello fue una buena salida. Tuve un orgasmo maravilloso. Llevábamos juntas casi dos horas. Me acomode sobre ella a besarla para que nuestros cuerpos desnudos se sientan y respondan a qué quieren seguir. Nos besábamos, locamente. Nuestras tetas que se ponían duras igual que los pezones de sentirse una con la otra y el solo roce de nuestro sexo. Sentía su cuerpo caliente de sólo besarla cuando me sorprendió al envolverme con con piernas mi cadera. Así que comencé a moverme sobre ella. Aún no sentiríamos nada especial pero era la antesala. Si esto lo gustaba lo que vendría aún más. Así que le empecé a tocar los pechos y lamerlos, esos pezones volvían a estar especiales. Mi respiración se agitaba, la de ella también. Me senté sobre su concha, húmeda igual que la mía. Y comencé a buscarla. Le acariciaba los pechos al mismo tiempo. La veía estremecerse de placer. Mi cuerpo se movía buscando chocar su concha y ella sin darse cuenta comenzó a hacer lo mismo. Me encantaba verla como un animal, entregada totalmente a la pasión . Volvíamos a ser dos hembras sin poder parar. Íbamos cada vez fuerte y el roce era intenso, nos besábamos y nos tocábamos y dábamos unas chupadas de nuestros pechos. Los gritos se hicieron más densos cuando nos íbamos acercando al orgasmos. Despedimos las dos un liquido que lo tome y me lo pase por la cara para tragármelo. Ella me beso para compartirlo. Pasamos tres horas dándonos placer. A ese primer encuentro se vinieron muchos más. Y muchos más intensos. Lo seguro es que no podíamos dejar de vernos. Salía del gimnasio a la mañana y me iba a duchar con ella. A veces nos veíamos hasta dos veces al día.

Male se dio cuenta de que ello ya no era un permitido. Se enojo y me planteo terminar nuestra relación o terminar la relación con Mariana.