Karina, tres gringos y un mexicano.

Finalmente accedí, nos acercamos a una banca donde había cierta iluminación, él se sentó, le entregue mi bolso y mi abrigo, me desabrocho el vestido y con su ayuda me lo quité, quedando en lencería frente a él

(Este relato es una secuela de la saga de Las aventuras de Daniela y Karina, si quieren que continúe esa saga déjenlo en los comentarios)

Contacté a Roberto por internet, era un hombre de lo más agradable, con mis veinte años no podía desear un hombre como él, 44 años, fornido, 2,10 m de alto, moreno cabello, quebrado desaliñado, una barba mal rasurada, esperaba mucho placer al conocerlo, me presenté en el chat…

-Hola soy Karina.

-Hola soy Roberto, dime cómo eres.

-Bueno, soy alta, mido 1,57m, delgada, nalguitas paradas, piernas torneadas, bien depiladita, cabello largo, no tengo tetas, no estoy operada, pero los que me conocen les encanto.

-Perfecto, me gustaría conocerte, puedes esta noche.

-Si tengo tiempo, donde te veo.

-En la esquina de Avenida Coyoacán y Félix Cuevas.

-Perfecto, te veo a las 9 de la noche, llevo un auto rojo.

Así nos despedimos, no sin antes darnos nuestros números de teléfono, abrí el guardarropa, y busque, ese día tenia deseos de estar de rojo, así que saque un vestido de lentejuelas rojas, y un conjunto de tanga y brasier del mismo color, así como mis sandalias de tacón alto, me bañe, me peiné hacia un lado, me vestí y me maquille lo más putita posible, por último las sandalias, nunca me han gustado las medias así que la mayoría de mis zapatos son sandalias de tacón alto, tome un bolso que hacia juego con mi vestido y un abrigo negro ligero, algo de joyería y lista, salí de mi departamento a eso de las 8:45, y bajé despacio las escaleras, pues sabía que al señor del elevador se le propasaría la mano al verme, además de que no me gustaba, llegue a la esquina acordada y saque de mi bolso mi cajetilla de cigarros, y encendí uno, Roberto me escribió, le dije como estaba vestida y me respondió que estaba a cinco minutos de distancia, así que esperé y en efecto, Roberto y su coche rojo llegaron al momento, deseché el cigarrillo y abordé el auto de Roberto, de inmediato partimos hacia Coyoacán, pues me dijo tenía un amigo que nos permitiría entrar a los viveros a caminar al aire libre un rato, aparcamos cerca de la puerta, y en efecto ya nos esperaba su amigo, platicamos con él un rato y entonces apagó la cámara del acceso y nos permitió pasar, nos adentramos en el parque y comenzamos a platicar, a que nos dedicábamos, nuestra edad, nuestros intereses, nuestros gustos etc., así que la plática se puso más candente, llegando al punto en el que mi amigo Roberto estaba deseoso de verme en lencería…

-Pero ¿Aquí?

-¿Por qué no?, no hay nadie, no nos van a molestar al menos por unas dos horas.

-Eres muy directo.

-No te imaginas cuánto.

Finalmente accedí, nos acercamos a una banca donde había cierta iluminación, él se sentó, le entregue mi bolso y mi abrigo, me desabrocho el vestido y con su ayuda me lo quité, quedando en lencería frente a él…

-Te ves hermosa.

-Gracias.

-Camina un poco, modélame.

Así lo hice y vi como el paquete de su verga crecía bajo su pantalón, entonces él se puso de pie, se me acercó, y sentí sus manos en mis nalgas, me besó, y me llevó al pasto, mi brasier cayó al suelo, y su boca devoró mis pezones sacándome los primeros gemidos, su ropa se fue en un segundo dejándolo desnudo, entonces me puse de rodillas y comencé a mamar su verga de manera que él lo disfrutara ampliamente, luego de un rato con su enorme verga ya parada, me puso boca arriba en el pasto, me quito la tanga, y tras ponerme algo de lubricante comenzó a metérmela en mi culito, causándome mucho placer, en poco tiempo ya bombeaba con fuerza y nuestros gemidos se perdían en la inmensidad del parque.

Cambiamos de posición y ahora él estaba boca arriba y yo lo cabalgaba con fuerza, lo cabalgué de frente y por atrás para que pudiera nalguearme a su gusto, por espacio de media hora lo cabalgué hasta que le dije que estaba cansada, entonces él me puso en cuatro y siguió cogiéndome pero ahora con mucha más fuerza sacándome más gemidos, su fuerza era tal que no lograba mantener el apoyo, y sus manos prácticamente rodeaban mi diminuta cintura, su verga era tal larga que sentía que me llegaba a la garganta, y sus manos pesadas caían como látigos en mis nalgas haciéndome casi caer al suelo, era demasiado placer, y yo estaba mareada, entonces el me tomo de las muñecas jaló mis brazos hacia atrás y me cogió con toda la fuerza de la que era capaz, y aceleró el ritmo hasta que no pudiendo más empujo la totalidad de su verga dentro de mí y comenzó a llenarme el interior de su leche; sus espasmos eyaculatorios dudaron alrededor de dos minutos, he visto videos de hombres eyaculando por mucho tiempo pero nunca lo había sentido, era delicioso, pero llámenme loca pero su verga era tan larga que sentía los chorros de leche en mis intestinos,  y no en el recto como normalmente sucede, por lo que su leche no salió de mi sistema hasta varias horas después, si ustedes me entienden.

Regresamos a la banca donde permanecimos desnudos unos minutos, recuperando el aliento, y yo dejando que el mundo dejara de darme vueltas…

-Eso fue, increíble. –le dije.

-Tú estás deliciosa.

-Gracias.

-¿Qué te parece si terminamos la noche en una habitación cómoda de hotel?

-Sería mucho mejor, porque eso que acabas hacerme lo tienes que repetir.

-Te importaría caminar denuda unos minutos me encanta verte así.

-Es una noche cálida, por que no.

Roberto caballerosamente recogió mi ropa, y encendió un cigarrillo para mí, entonces su celular sonó y el respondió…

-Si hola, si ya vamos de salida, espera unos minutos más y te dejare tener una vista muy hermosa.

-¿Quién era?

-Mi amigo el vigilante, me pide que ya salgamos para poder encender la cámara de nuevo, si no la enciende en unos minutos vendrá una patrulla.

-Entonces nos apresuramos.

-Si pero no tanto, pero antes, ¿te importaría dejar que mi amigo te vea en lencería?

-para nada.

Así que nos detuvimos unos minutos, y me puse la lencería y me retoque el cabello y el maquillaje, tras lo cual salvamos los últimos metros hasta el portón donde su amigo nos esperaba, al verme se llevó la mano a la entrepierna y dijo algo inentendible…

-No juegues carnal está muy sabrosa tu chava.

-Así es, gracias bro, dime cuanto más te debo por el favor.

-Déjame sobarle y chuparle las tetitas tantito y estamos a mano.

-Karina, tú que dices.

-No hay problema pero solo las tetas.

Si bien yo soy más plana que una tabla a él eso no le importó, me retiré el brasier y el policía apretó mis pezones, los pellizcó los retorció suavemente, masajeo mi pecho lo acarició y por ultimo chupó con fuerza mis pezones, mordiendo un poco de paso, y cuando se sintió satisfecho, me volví a poner el brasier, y nos despedimos, caminé unos 40 metros hasta el auto y me metí aun en lencería, luego fuimos a unas calles de mi departamento, y entramos a un motel, Roberto alquiló la suite con piscina, pues en nuestra platica le dije lo mucho que amaba nadar, pago por toda la noche, así que entramos, yo aun en lencería, entramos a la habitación y mire la piscina con agua caliente al verla me emocioné mucho, y quitándome las sandalias entre en la piscina con todo y ropa interior, Roberto se excitó de inmediato, quitándose la ropa…

-¿Te han mamado la verga debajo del agua?

-No, nunca y ¿tú lo has hecho? –pregunto.

-Varias veces, ven y te lo muestro.

Roberto entro en el agua, se sentó en una pequeña banca dentro de ella y yo tomé aire y me sumergí abriendo mi boca metí su verga en ella y se la mame por espacio de veinte minutos tomando aire cada tanto tiempo, luego de lo cual Roberto me beso y me cargó hasta la orilla de la piscina donde me hizo un oral delicioso, aunque soy travesti pasiva permito que me toquen y me den sexo oral si así lo desean, mis gemidos fueron muy fuertes, Roberto no se detenía a pesar de que le decía que era una sensación muy fuerte…

-Me voy a venir. –le dije.

-Pues hazlo.

Y sin poder controlarlo más comencé a venirme abundantemente, después de un beso, Roberto me levantó en brazos y me llevó a la ducha junto a la piscina, nos bañamos ahí, nos besamos, pero las cosas se estaban calentando de nuevo y no queríamos desperdiciar el agua, así que nos secamos y fuimos a la cama, ahí Roberto reinició el cachondeo, me beso todo el cuerpo, y me puso boca abajo dedicando 30 largos minutos a darme placer con su lengua en mi culito, haciéndome gemir fuerte, de vez en cuando apretaba mis nalgas o las nalgueaba, hasta que se puso sobre mí y dejó ir de un movimiento su verga en mi interior, haciéndome gemir con fuerza, el mete saca comenzó con violencia, pero estaba disfrutándolo muchísimo, y Roberto también, dándome una cogida deliciosa y larga, en la que me puso en varias posiciones, boca abajo, piernas al hombro, de cucharita, de lado, en cuatro, frente al espejo, con las piernas colgando de la cama, y en todas ellas un largo rato…

-Quiero que vuelvas a hacérmelo salvaje como en el parque.

-Lo que tú quieras putita.

Roberto me puso en cuatro, me tomo las muñecas y comenzó su violento bombeo, mis nalgas ardían sentía que me iba a partir por la mitad, y por espacio de 15 minutos el ritmo no disminuyó, hasta que sin poder más Roberto comenzó a venirse nuevamente y esta vez por extraño que parezca, sentí calor en mi estómago, ¿Era acaso que la eyaculación de Roberto era tan fuerte que su leche había recorrido todo mi intestino hasta mi estómago? La verdad no lo sé.

Nos volvimos a bañar, nadamos un rato en la piscina y ya cerca de las dos de la mañana estábamos en la cama desnudos y abrazados, mientras yo acariciaba su verga lentamente…

-Oye, conoces Veracruz.

-No aún no he ido, ¿Qué me vas a invitar?

-Pues de hecho sí, tengo que salir pasado mañana al puerto, me voy a ver con unos clientes de mi trabajo allá, son gringos, y creo que podríamos pasarla muy bien tu y yo allá, y quien sabe igual y también les gustas y te cogen también.

-La idea es tentadora, y no he tomado vacaciones en un largo rato, ¿De cuántos días estamos hablando?

-Mis negocios con ellos solo duran un fin de semana, pero tú y yo podemos pasarnos unas dos semanas allá si eso quieres.

-Hare lo que tú quieras, mañana veré que mi estética sea atendida y con gusto te acompañaré.

-Perfecto, ahora durmamos un poco.

-Sí, pero ¿antes podrías hacer algo?

-Si putita dime.

-¿Me coges de nuevo?

-Eres una puta insaciable.

-Claro que sí, soy tu puta insaciable.

-Pues abre las piernas.

Y acomodándome, me preparé para recibir la verga de Roberto de nuevo, la idea de irme de vacaciones con él era deliciosa, pero eso lo dejaremos para el próximo relato.