Karina: la nueva experiencia

Karina es una mujer sorprendente, pero terminó sorprendiéndome completamente.

La verdad, yo creí conocerla bien, pero la vida siempre nos da sorpresas. Karina es una mujer sobria, 28 o 30 años, alta como las modelos, buen cuerpo, cabello castaño claro, lacio, largo hasta los omóplatos o algo más, no me he fijado bien. No es lo más importante, lo que sí he prestado atención es a su mirada, (ojos oscuros) muy expresiva, inteligente, muy llena de sentimientos nobles. Cara ancha, mandíbulas fuertes y unos dientes blanquísimos que te encandilan en cada sonrisa. Eso sí, porque no hace más, sólo hasta la sonrisa, amplia, de oreja a oreja, pero nunca una carcajada, por tanto, se supone que vive en su moderación hasta el límite de no soltar una sola carcajada. A lo sumo, una risita en voz baja, como pidiendo disculpas. En resumen, una mujer equilibrada, normal, con la que cualquier hombre podría soñar.

Por eso me llamó la atención cuando me pidió ir a mi piso. No lo entendí, ni lo soñaba siquiera. Pero todo esto exige una aclaración al lector. Yo me dedico a la exportación de software y con un socio importamos prendas de Europa y perfumes. No nos va brillante, pero no me puedo quejar tampoco (nada es fácil), trabajamos mucho y no gastamos nada que no sea superfluo, y ahí las cuentas nos cierran. Yo hago muchos trámites en oficinas y Karina es una de las secretarias de nuestro contador. Con todas me llevo bien, pero con ella hay mayor afinidad, no sé, más trato.

Ella me explica muchas cosas que yo no entiendo, me hace mandados cuando no se los he pedido pero que me han sido de gran ayuda, pero la cosa no ha ido más de una amistad. Yo la he invitado a tomar un café y ella sabe que no es un levante, porque a mis 50 largos, soy un solterón empedernido, tengo mis gustos bien definidos y no me la voy a tirar. La respeto mucho, le deseo lo mejor y punto. Pero un café con ella es lo más sensacional que me ha pasado, es una persona de una gran inteligencia, de mucho sentido del humor y de mucha cultura para la edad que tiene. Nos hemos acostumbrado a un día a la semana tomarnos un café a la media hora después que sale de la oficina y se ha hecho una necesidad a esta altura, no una rutina. Tenía un novio que la usaba y aunque yo lo notaba, no se lo dije por tacto, hasta que ella se dio cuenta y lo dejó. Como les dije yo tengo mis gustos bien definidos, me excito mirando, no actúo, pero sí hago actuar y me he ido armando de una cierta clientela, por decirlo así, gente que viene a probar y lo que le ofrezco le gusta y listo, me hago un dinero extra. Karina lo sabe, porque yo se lo dije en una de esas tardes de café.

Creo que lo hice para probarla, fue en una de esas tardes de café, y me acuerdo que apretó las cejas y luego quedó pensativa un rato. Yo pensé que se iba a levantar y nunca más, pero no, al rato dijo un: "Ah! ¡Qué bien! ¿Y cómo te sentís?"; me dejó sin respuesta. La verdad es que nunca va a dejar de sorprenderme. No supe si contarle que lo hacía por excitarme o por el dinero, todavía no lo sé, tal vez es por ambas. Pero, en fin, la cosa es que me llamó una noche y sospeché que estaba medio "bajoneada". Fue a mi piso a conversar y desahogarse por el fracaso con su novio, me lloró en el almohadón del sofá, cosa que encontré cursi y de pérdida de tiempo, pero por educación la consolé y la animé. Ahí me pidió para asistir a una sesión de las que yo daba. Otra vez me dejó sin habla. Lo pensé más friamente y me fui a servir un vaso de whisky doble y le serví otro a ella. Me fui a un ventanal a mirar el paisaje nocturno y le dije:

Bueno, pero con una condición.

¿Cuál?

Que escuches bien lo que te voy a decir y que no me interrumpas, por favor. Harás lo que te diga y si hay algo que te desagrade me lo dices, paramos y no seguimos más. No te voy a hacer daño, aunque lo parezca, no hablarás ni pedirás nada a menos que te lo pregunte y vendrás vestida como yo te diga.

¿Entonces es un sí?

Sonreí levemente y pensé que me había escuchado solamente para saber si la aceptaba, en fin, ¡qué chiquilina!

Es un sí, claro. Pero Karina- y ahora me volví y la miré intensamente a los ojos- tu amistad es un freno para mí, no sé si sería bueno que vinieras... no es algo que se lo hago a los amigos, no sé si me entenderás...

Por supuesto que te entiendo- dijo, devolviéndome la misma mirada intensa- y por esa misma razón es que deberías hacerlo.

En fin, bueno, si tú estás tan decidida. Irás a tu casa, te bañarás bien, te pondrás una lencería fina con corpiño que se desabroche por delante y bombacha muy fina, casi con hilos y un vestido liviano sin botones, trae zapatos de tacón alto o sandalias de lazo y una muda de ropa interior y otra ropa para tu regreso a casa.

¿Qué ropa traigo para volverme?

La que quieras, con que sea cómoda para ti es suficiente para mí.

Se retiró y me dispuse a preparar todo. Primero llamé a mis asistentes, dos mujeres y un joven que me ayudan en estas ocasiones: Eva, rubia de pelo corto, exuberante y lesbiana, muy activa y mandona, Luisa, morena muy alta y muy cálida, pero de hablar y hablar con palabras muy dulces, con menos carácter que Eva, y Jorge, que es stripper, atlético, introvertido, bien parecido y bien dotado. Luego pasé al salón Rojo (por su alfombra), donde tengo un potro de madera y acolchado en forma de X y con la parte central que se desplaza de arriba hacia abajo y un aro metálico grande que rodea las puntas del potro, pero que se separa del potro y se puede llevar de la posición horizontal a la vertical, para que el sujeto que use el potro pueda ser movido a la vertical si es fijado al aro. Además la pieza tiene varios espejos de techo a piso y uno en el techo para que el cliente pueda mirarse.

Llegaron los asistentes y les expliqué las características de la personalidad de Karina y luego diagramamos cómo iba a ser su sesión. Noté que Eva se excitó muchísimo aunque se cuidó de no exagerar delante de mí, ya que estaban al tanto de nuestra amistad.

Yo me puse un traje oscuro que uso para esas ocasiones con una hermosa corbata amarilla dorada que reservo para casos especiales como éste.

Con veinte minutos de retraso llegó Karina, yo estaba furioso. Llegó con un tapado de cuero y lana muy fino y muy bien arreglada. Entregó el bolso a Luisa, a mi me dio un beso en la mejilla que me hizo desvanecer la furia por el atraso y cuando se sacó el abrigo y vimos qué vestido traía, quedamos las dos chicas y yo sin habla. Blanco inmaculado, muy coqueto, sencillo pero muy coqueto, que le dejaba los hombros descubiertos y sostenido por unos bonitos breteles y con unas sandalias blancas también que terminaban en lazos y que le daban un aire muy sensual. Nos miró y sonrió con cierta duda:

¿Estoy bien así?

Estás...eeh, eeh, ...-tragué saliva- estás muy bien, mejor de lo que pensé.

¿Por qué siempre me daba esas sorpresas? Es lo que la hace diferente a las demás mujeres, pensé agradecido de poder sorprender también a mis asistentes. Cabe agregar que a Jorge lo tenía en otra pieza aparte, por lo que Karina se sintió más tranquila de saber que había dos mujeres y yo. Jorge sería llamado en caso de ser necesario, si no, se quedaría sin salir de su pieza.

Bien, Karina, ellas son Eva y Luisa, serán tus anfitrionas y estoy seguro que te harán pasar una noche deliciosa, como para olvidar por todo lo que has pasado. Yo estaré cerca de ti pero no me verás, tal vez me oigas porque estaré supervisando el trabajo de las chicas. Porque, no te lo aclaré, pero para pasar a esta habitación tendré que vendarte los ojos. Y si la cosa no te gusta, paramos ¿estamos de acuerdo?

Por primera vez vi duda en la mirada de Karina, pero se recompuso y me dijo sonriendo:

Tú mandas,- y añadió haciendo un mohín muy gracioso- eres el dueño de casa.

Excelente, Karina, - le respondí – verás que no te arrepentirás.

Y dicho esto, Luisa tomó y colgó el abrigo de Karina y mientras Eva la tomaba de un brazo yo le pasé una venda por los ojos no sin antes acomodarle ese magnífico pelo brillante que cubría la figura de Karina. Realmente estaba despampanante, pero yo era el primero que debía guardar compostura. Luego Luisa tomó el otro brazo de Karina y pasamos al Salón Rojo.

Esta pieza además de luz tenue y perfumada con sándalo e incienso, dejaba oír una música suave y arrulladora. Una vez que el trío llegó al centro de la pieza, las chicas tomaron a Karina de las manos y las levantaron a la altura de sus hombros. Luego untaron con suaves masajes sus manos y brazos con cremas perfumadas. Luego siguieron por su cuello y rostro, mientras una colocaba la crema la otra masajeaba el cuero cabelludo de Karina y movió la cabeza de ésta hacia atrás, para poder masajear su cuello y parte de su pecho, hasta donde permitía el vestido que llevaba. Esto causó una relajación placentera a Karina, a continuación le bajaron los brazos y cada una de las asistentes a su turno quitaron los breteles del vestido y éste se deslizó lentamente a los pies. Karina exhaló un suspiro de satisfacción. Nosotros nos deleitamos con su hermosa figura, la cual estaba acentuada por el brillo de su pelo y la crema en sus brazos. Con Eva por delante y Luisa por detrás continuaron los masajes y me percaté de que la piel de Karina se erizaba. Así continuaron pasando crema por sus piernas, ombligo, espalda, etc. Hasta lograr que Karina en determinado momento abriera un poco las piernas, ya se la veía algo excitada, no mucho, tal vez ese movimiento lo hizo por comodidad, pero era la señal que esperábamos para trasladarla al potro.

Ahora te haremos una sesión de masajes acostada-,le dijo suavemente Luisa y la alzaron y depositaron boca abajo en el potro.

Karina se percató de la forma del potro pero no dijo nada, se dejó hacer, mansamente, estaba completamente relajada. Sobre el potro los masajes subieron en intensidad, ya masajeando todo el cuerpo pero sin quitar la ropa interior, hasta lograr que Karina por efecto del calor producido por los masajes exhalara un largo suspiro. A la segunda exhalación, mis asistentes dieron vuelta a Karina y continuaron con los masajes. Luego Luisa se puso a la cabecera y masajeó las manos, antebrazos y siguió a los brazos y axilas para volver por el cuello y empezar de nuevo por las manos, pero esta vez las puso con las palmas hacia arriba. Luego continuó el circuito hasta llegar a los pechos de Karina todavía cubiertos por el corpiño. Mientras hacía esto, Eva aprovechó para quitarse toda la ropa. Una vez desnuda, tomó los pies calzados de Karina y se dedicó a masajear sus dedos, para después quitar delicadamente sus sandalias. Encremó sus pies y reanudó el masaje, pasando al pie, el arco, los tobillos y seguir subiendo por las pantorrillas y los muslos, pero pasó por alto la cintura y siguió hasta el borde de sus pechos que pellizcó suavemente. Luego bajo hasta los pies y volvió a empezar. Cuando vimos que Karina empezaba a respirar más rápidamente, Luisa se desnudó y comenzó a masajear a Karina con una mano la cara, los labios y el cuello y con la otra los pechos.

Cuando la excitación de Karina se elevó más, las dos asistentes se subieron al potro y tocaron con sus cuerpos desnudos a Karina para que ésta se percatara de su desnudez y acercaron sus caras sobre el abdomen de Karina y se dieron un corto beso en la boca. El contacto del pelo de ambas sobre la piel de Karina aumentó su excitación. Luego las chicas juntaron sus manos con crema sobre el corpiño y masajearon su abdomen y pecho. Entonces Eva pasó su mano por el corpiño y lo desabrochó. Luego Luisa posó la punta de su lengua en ese espacio medio y lentamente la dirigió al pezón izquierdo al que sorbíó delicadamente, como un niño que toma pecho. Acto seguido Eva hizo lo mismo con el pezón derecho, pero con más vehemencia y murmurando por lo bajo. Ahí Karina se arqueó levantando más sus pechos para ofrecerlos generosa en aquella sorbida fenomenal y Eva aprovechó para retirar totalmente el corpiño de Karina y dejarlo caer al suelo. Mientras hacía esto, Karina abrió las piernas y tocó con los pies los arneses de cuero que estaban en el aro de metal. Eso la sorprendió y noté que quedaba pálida, no lo esperaba. Entonces pregunté:

¿Está todo de tu agrado, Karina?

Sí, sí, pero, ¿puede ser que haya tocado un arnés?

Sí, bonita, es para controlar tu mayor excitación más tarde, pero si no lo quieres podemos para ahora.

No, está bien, está bien, continuemos.

Lo dijo casi sin dudar, la excitación pudo más que la razón.

Muy bien, sigan adelante, chicas- dije- lo están haciendo muy bien.

Y la verdad, es que lo estaban haciendo excelente. Entonces Luisa se bajó del potro y aseguró cada mano de Karina al arnés correspondiente y Eva hizo lo propio con los pies, moviendo los arneses hasta lograr la máxima abertura de las piernas, lo que logró soltar un leve quejido de Karina, Eva se excitó con ese quejido y no pudo contenerse y pellizcó un pezón de Karina. Pero se dio cuenta que yo la estaba mirando y siguió con el plan como si nada. "Luego ajusto cuentas contigo" pensé mirando torvamente a Eva.

Yo accioné el mecanismo de levantar el centro del potro hasta que Karina quedó tensamente fijada al aro metálico, con la cabeza suelta y caída hacia atrás. Entonces, mis chicas fueron hacia los pies de Karina y tomando cada uno con las dos manos masajearon sus dedos y luego subieron hasta masajear su sexo, todavía tapado por la bombachita tipo tanga. Karina tenía manchada de flujos su tanga y jadeaba. Algunas gotas de sudor resbalaban por su piel. Las chicas se pusieron a cada lado y empezaron, lentamente a tornear los bordes de la tanga. Este arrollamiento va acortando la tanga y hace que se vaya tensando sobre el sexo, pero al mismo tiempo para que no pellizque los pelos pubianos se levanta con la mano y la parte que cubre al sexo se enrolla también, hasta quedar toda la tanga como una soga gruesa, que recorre las caderas, se introduce en el medio de las nalgas y de a poco se va introduciendo dentro del sexo, lo cual produce una excitación elevadísima, pero que se debe controlar porque al frotar la tanga contra el clítoris éste puede erosionarse. Todo esto con aplicación de aceites alrededor de la vulva aumentaron la excitación de Karina a límites indescriptibles. Luisa tomó las manos de Karina en el instante anterior y las besó dulcemente, luego metió un pulgar de Karina dentro de su boca y luego cada uno de los otros dedos.

Eva llevó su boca a los pezones de Karina y entonces tensó al máximo la tanga y empezó a restregarla contra el clítoris de Karina. Esta se arqueó aún más y abrió la boca jadeando alocadamente, se contorsionaba para todos lados, suspiraba, gemía y pedía más y más. Ahí tuvo su primer orgasmo, fue larguísimo. En el medio de esta apoteosis, elevé aún más el centro del potro para lograr limitar los movimientos de Karina y a una seña mía, Luisa se dirigió a la cabecera y tomando la cabeza de Karina con sus manos le dio un largo y prolongado beso que Karina respondió enloquecida de placer, luego dirigió sus manos a sus pechos y los ofreció a Karina que chupó con desesperación, entonces Luisa se incorporó y ofreció su vulva a Karina que al principio olisqueó y luego empezó un besuqueo exploratorio. Luisa se dio cuenta que Karina era inexperta en eso y con palabras amables y cariñosas le indicó cómo debía hacer para lograr el orgasmo en una mujer. Mientras Karina se concentraba en la vulva de Luisa ésta le sorbía los pezones y Eva por su parte, terminaba de frotar la tanga sobre el clítoris de Karina y con una tijera cortaba toda la tanga para retirarla y dejarla en el suelo. Enseguida empezó con una mamada soberbia que hizo primero suavemente y luego siguió en forma casi salvaje, lo que hizo producir el segundo orgasmo de Karina, esta vez acompañado de un gemido y llanto salvaje. Al finalizar el orgasmo, Karina exclamó:

No puedo más, no tengo más fuerzas, pero sigan por favor, estoy a su disposición, háganme lo que quieran.

Pero claro,mi amor, si recién comenzamos- dijo Eva con una sonrisa de oreja a oreja.

Ella hizo una seña a Luisa y cambiaron de posición. Eva empezó por lamer el rostro de Karina, sin besarla, y cuando Karina quería hacerlo, Eva, traviesa, retiraba su boca, mientras hacía esto se masturbaba y cuando estuvo a punto sumergió su vulva en la boca de Karina que la llevó al orgasmo de inmediato. Entonces sí Eva besó la boca de Karina embadurnada con los jugos del orgasmo. Mientras tanto Luisa bajó el centro del potro y giró el aro metálico hacia arriba de manera de levantar las piernas de Karina y descender su cabeza, en un ángulo de 45º y empezó a mamar la vulva de Karina y aplicar crema y saliva sobre su ano con su dedo. A medida que se acercaba al orgasmo los círculos con los dedos se hacían más rápidos y más fuertes. Al llegar al borde del clímax, retiró su boca de la vulva y empezó a escarbar con su lengua el ano de Karina, lo que la hizo gemir de placer, entonces retiró su lengua e introdujo lentamente su dedo índice, el que sacó para introducir el dedo mayor para moverlo más rápidamente en vaivén y en círculos, al mismo tiempo retomó las chupadas a la vulva. Karina estaba siendo besada en sus pezones por Eva y sorbía jugos de su vulva, estaba extasiada, con el cuerpo sudoroso, el pelo desordenado y mojado de flujos y sudor. Se respiraba un ambiente lujurioso. Pero aún faltaba lo mejor.

En el momento de tener un nuevo orgasmo Luisa introdujo 2 dedos en el ano de Karina que respondió con más contorsiones y entonces Eva besó a Karina mientras le sacaba la venda de los ojos. Al mirarse, se besaron más dulcemente, tiernamente, lo que me dio un poco de envidia, celos, tal vez. Pero Karina era mi amiga (¿o no?), me sentí en un mar de dudas y decidí concentrarme nuevamente en lo que estaba sucediendo. Mientras se recuperaba Karina las chicas pusieron el aro en posición vertical y Eva se acercó a Karina y Luisa por detrás. Eva la miró a los ojos desafiante a un distancia de 5 cms de la cara de Karina y le susurró, lo suficientemente alto como para que yo oyera:

-¿Sabes? Para ser amiga del patrón eres poco "sobadita", necesitas hacerte más puta, mi querida.

Karina no respondió, pero sólo abrió los ojos sorprendida, estaba exhausta. Eva le agarró fuerte la boca y le mordió los labios mientras que Luisa le apretaba los pezones, Luego la soltaron y se pararon una delante de la otra y se empezaron a tocar y menearse y besarse delante de Karina que se volvió a excitar mirándolas. Al final, con lágrimas en los ojos pidió:

¡No sean estúpidas!¿No ven que estoy que ardo?¿Me sueltan o van a seguir así?

Oooooooohhh, ¿escuchaste, Luisa? Parece que la putita quiere seguir...

Y Luisa, soltándose de los brazos de Eva abrazó a Karina y le secó las lágrimas, diciéndole palabras dulces. Besó con cariño sus pezones y empezó a lamer su vulva. Karina estaba otra vez en éxtasis, exhausta por la posición forzada, pero orgullosa de haber sido tan obsequiada y haber tenido tantos orgasmos.

-Sí mi negrita, sigue así, despacito que quiero llegar, pero despacito, mi vida- decía Karina

Y Luisa seguía, mientras que Eva se colocó detrás de Karina y empezó a masajear sus nalgas, luego los pechos, el ombligo y subió al cuello y a la boca. Ya llevaba colocado un arnés que tenía introducido una parte dentro de ella y otra más fina que tenía para el ano de Karina. Para aumentar más la excitación de Karina pasaba la punta del pene artificial por el medio de la nalga de Karina y ésta se movía hacia atrás y adelante, entonces Luisa se incorporó y se colocó otro arnés pero éste con un gran miembro que hizo abrir grande los ojos a Karina. Esta cerró los ojos e hizo una inspiración muy profunda y esperó, con las piernas tan abiertas, como en un principio y sintió esa masa voluminosa que penetraba y la abría y parecía que no terminaba de entrar, pero largó un aullido de satisfacción al empezar Luisa con el mete-saca violento, se sentía en el cielo, cuando escuchó el siseo de Eva detrás suyo:

-Vas a tener que respirar hondo, otra vez, cariño mío...jejejjee...

¡Horror! Se había olvidado de Eva con su pene, nunca la habían penetrado por el culo, respiró hondo otra vez, pero entró esa cosa más fina y el dolor intenso del pricipio se aplacó al rato porque no era tan grueso como el que tenía en la vagina. Entonces sintió que se tocaban dentro suyo y la abrían por dentro y así en esa posición en vertical su peso favorecía la penetración. Ella no podía tocar y sus uñas se clavaban en sus manos, lastimándolas, pero era penetrada, besada, lamida, mordida, masajeada, sometida y eso le producía una sensación divina, de increíble placer. Estaba disfrutando de ese momento cuando fue que tuvo la sensación de que el aro metálico era movido a la posición horizontal, y junto con ella, lentamente los cuerpos de Eva y Luisa también. Al quedar las tres sobre el potro siguió la penetración simultánea, entonces tuvo dos orgasmos más. Entonces siente unas manos que la desatan y ve a un hermoso joven, de mirada enigmática que le acaricia el rostro.

Ella ve su enorme pene y se asusta pero todavía está siendo penetrada por la chicas que reanudan la sesión. Se siente otra vez en la gloria, se afloja del todo, cierra los ojos y se deja ir con la boca abierta, para jadear libremente. Entonces siente en la boca algo que la toca y es el pene del joven, se recompone y le chupa con goce. Luisa la ve y se sale pero se saca el arnés y se pega vagina con vagina en la posición de la tijera. Es el delirio total, pero falta algo, quiere ese pene dentro suya, pero no puede porque lo tiene todo dentro de la boca. Hasta que al final, sale y un chorro de esperma le cae dentro de la garganta y otro, pero el joven retira el pene y lo toman las otras chicas golosas que lamen su cara, entre ellas y sus pechos y sus cabellos, por todos lados ha sido regado el generoso semen del joven.

Karina estaba rendida. Después de esa sesión estaba como en un sopor, así que pedí a mis asistentes que la bañaran. Como estaba como borracha la acostamos en mi cama y luego de despedir a los muchachos me fui al comedor, a cenar, tomar algo fuerte y a mirar algo de TV. La verdad, había tenido una jornada...¡AGOTADORA!!

¿Qué pasó al otro día? Bueno, tal vez se los cuente, algún día, ...no sé, ahora quiero cenar...