Karina 5

Karina vive nuevas y exitantes experiencias.

Amanece, el sonido del despertador taladra los oídos de Karina, mientras va despertando,  placenteras sensaciones recorren su cuerpo, sonríe al recordar lo vivido ese fin de semana, lleva los dedos a su vagina y se acaricia suavemente el sensibilizado clítoris, el placer recorre su cuerpo y aprieta fuertemente sus muslos mientras contiene un gemido, lleva los húmedos dedos a su nariz y aspira un fuerte olor a semen y luego llevándolos a su boca los chupa mientras se imagina que son una verga erecta.

Se levanta de la cama y se para frente al espejo, sonriendo se ve con el arrugado vestido rojo aún puesto, se lo acomoda y ve le poco que le cubre, una vez más se pregunta cómo es posible que se haya atrevido no a salir a la calle, sino siquiera atreverse a ponerse un vestido tan corto y ajustado, pero no puede evitar reconocer que se ve muy bien con el puesto, ve lo poco que cubre sus hermosos pechos, cómo lucen sus obscuras aureolas y sus erectos pezones, como si estuvieran a punto de escapar de la diminuta tira que los cubre y contiene, también ve lo bien que lucen sus hermosos muslos como una prolongación de su amplia cadera, y la forma en que las medias de red los resaltan y una vez más aprecia lo corto del vestido, tan corto que con solo levantarlo un poco es fácil mostrar mucho, mucho más de lo que nunca soñó alguna vez mostrar.

Dándose cuenta de la hora se mete a bañar, disfruta las caricias del agua caliente mientras lentamente recorre con las manos sus pechos, su vientre, sus nalgas hasta acariciar suavemente su clítoris y sus sensibles labios vaginales, pronto lleva sus dedos a su culito; se acaricia delicadamente disfrutando de las sensaciones que genera su cuerpo, nunca pensó ser una mujer tan ardiente, pero ahora lo sabe y lo disfruta.

Al empezar a vestirse siente molestias por el roce de la pantaleta y el sostén, se ve al espejo y las prendas que siempre usó hoy le parecen enormes y decide comprarse prendas más ligeras; con disgusto se da cuenta que la ropa que usualmente usa para ir al trabajo está sucia pues no la lavó el fin de semana; al ponerse un pantalón ajustado, la molestia aumenta por lo que decide llevarse un vestido, una vez más ante el espejo le parece que el vestido que tanto le gustaba ahora se ve demasiado aseñorado y que no se ve bien en una chica joven; considera cambiarse pero al darse cuenta de la hora sale corriendo del departamento con rumbo al trabajo..

Conforme pasa el día, las molestias en su vulva y culito aumentan por lo que decide acudir con el ginecólogo; mientras tanto, no puede evitar revivir una y otra ves los eventos del fin de semana, lo que hace que placenteras sensaciones recorran su cuerpo hasta que no puede evitar que sus manos estrujen sus pechos y su clítoris mientras está en su lugar de trabajo, emite un fuerte gemido de placer que llama la atención de su jefe que casualmente va pasando:

— ¿Qué pasa Karina?, ¿te sientes bien? —

Mientras los colores recorrían su rostro, Karina sólo acertó a decir:

— si esteee… es que sentí una punzada en la sien, pero… estee…, ya me pasó, ya me siento mejor —

— Bueno, entonces sigue trabajando y no distraigas más a tus compañeros; ah y no te vistas tan aseñorada eres muy bonita para eso —, le dijo mientras la miraba apreciativamente, lo que la hizo sonrojarse nuevamente.

Al salir del trabajo acudió a su cita y mientras esperaba a ser atendida siguió recordando su aventura y nuevamente se empezó a excitar, finalmente la hicieron pasar al consultorio, sorprendiéndose por no ver al médico de siempre:

— Buenas tardes, estee… ¿y el Dr. Lara? —

— Está de vacaciones, lo estoy cubriendo, pero siéntese y dígame en que le puedo ayudar —

Karina tardó en responder por estar viendo lo joven y apuesto que es el médico.

— ¿señorita… Karina? — mientras ojeaba el expediente

— esteee…, ah sí, es que me da mucha pena, pero… tengo muchas molestias en mi… vagina —

—no se preocupe, para eso estoy aquí, ya conoce el procedimiento, por favor desnúdese por completo atrás de aquel biombo y póngase la batita, la espero en la sala de exploración —

Ante la orden de desnudarse un estremecimiento recorrió su cuerpo y notó que su vagina se empezaba a humedecer.

En cuanto llegó a la sala la ayudó a subir a la mesa y a acomodar sus piernas para la exploración.

Lo primero que notó el médico mientras la ayudaba a acomodarse fue la gran cantidad de moretones que cubrían la parte interna de los muslos, vientre y vulva y… la humedad de su vagina; al abrir la batita para iniciar el examen vio que también abundaban los moretones en el cuello y pechos de Karina.

— ¿Cómo están tus respuesta? — dice mientras palpa los pechos

— ¿respuestas? No le entiendo —

— Si, ¿Cómo respondes al estímulo sexual? —

— esteee…, creo que bien, auch —

— te duele cuando te toco estos moretones, son mordidas, ¿verdad? —

— Ayyy, esteee…, pues si, que pena… —

— no te apures, no es raro ver las huellas deee… un novio fogoso —

Mientras el médico examina con cuidado ambos senos, Karina notó que los pezones se ponían duritos y no supo si era su imaginación pero notó que el doctor empezaba a tocarla de un modo diferente, como acariciándola, pues empezó a tocar sus senos con la punta de los dedos, trazando pequeños círculos que se iban acercando lentamente a sus pezones pero sin tocarlos, y cuando parecía que tardaba más de lo esperado, le daba un suave apretón provocando que gimiera de placer por lo rico que sintió, para luego sonrojarse intensamente por la vergüenza..

Sin cerrarle la bata para cubrir sus pechos, el doctor se ubico ante sus muslos abiertos para iniciar el examen ginecológico;

— ummm, veo que tuviste actividad sexual muy intensa, también aquí tienes muchos marcas de mordidas; tienes muchas lesioncitas en toda la zona vaginal, estuviste con varios hombres a la ves, ¿verdad? —

— auch, esteee…, ayyy doctor, esteee… me da mucha pena pero … si —

— es obvio que también te dieron por el ano, lo tienes un poco dilatado —

— ayyy, esteee… si doctor —

Karina sintió un extraño placer en cuando el doctor continuó con el examen, a pesar de la incomodidad del gel frío en los dedos del doctor sentía como la excitación crecía, sintió cómo revisaba detenidamente sus labios, a cada roce empezó a emitir pequeños gemidos de placer, casi gritó cuando metió un dedo en su ano y empezó a moverlo pausadamente, de pronto sintió algo que no esperaba, - ¿o sí? -.

El doctor empezó a acariciarla con la lengua, primero un labio luego el otro, suavemente, como chupando y dando mordiditas a uno y a otro, con ansia esperaba sentir la lengua sobre su clítoris y cuando parecía que por fin la tocaría, él evitaba su nódulo de placer y volvía a acariciar suavemente sus muslos, lamiéndolos, acercándose nuevamente a sus labios, chupándolos, mordiéndolos, hasta que Karina casi suplicaba que la acariciara, que la mordiera; cuando por fin le dio un pequeño mordisco antes de darle un fuerte chupetón, Karina gimió con fuerza al tiempo que el ansiado orgasmo recorría su cuerpo como si de una descarga eléctrica se tratara, desvaneciéndose por unos instantes mientras fuertes espasmos de placer recorrían su cuerpo.

Cuando aún temblorosa se recuperó, vio al doctor que con una amplia sonrisa se lavaba la cara para luego decirle:

— tienes razón Karina, tus respuestas están bien, aquí hay toallitas húmedas, aséate, ya te puedes vestir, te espero en el consultorio.

Ya en el consultorio el médico le dijo:

— mira Karina, yo te recomiendo que no seas promiscua en tus relaciones sexuales, pero finalmente es tu decisión, tienes una ligera infección, no necesariamente es producto de los contactos, te voy a recetar estos medicamentos para aplicar en tu vagina y este es para tu ano, y como supongo que ya vas a llevar una vida sexual activa también te voy a recetar este anticonceptivo; -¿te parece bien? - —

— si doctor, pero esteee… me preocupa haber quedado embarazada —

— no, para nada, está empezando tu sangrado, ¿alguna duda? —

— no, es todo, gracias —

– mira, aquí tengo esta muestra, dile a la enfermera que te la aplique –

– ahhh, gracias doctor –

— ah, y diles a tus amigos que no te muerdan tan fuerte, jajajaja —

Avergonzada, Karina no supo que responder.

Más tarde, mientras le aplicaban el anticonceptivo ella misma se decía: —¿para qué me pongo el anticonceptivo?, no creo que lo necesite —, pero recordando lo pasado no pudo evitar pensar — ¿o sí? — mientras un grato estremecimiento recorría su cuerpo y una amplia sonrisa llenaba su rostro.

Cuando pasó tras el biombo a vestirse no puedo evitar cierto desagrado a ver su sostén y pantaletas, – son horribles, ¿cómo no me di cuenta antes? –, así que decidió ya no ponérselos, – en cuento pueda los tiro a la basura –.

Al salir del consultorio busca una farmacia y la encuentra en un centro comercial, acude a los baños públicos para aplicárselos y mientras lo hace se da cuenta que sus muslos ya tienen pequeñas manchas, por lo que con disgusto se vuelve a poner la pantaleta que pensaba tirar; mientras se lava las manos se ve al espejo y piensa que su vestido es mas propio de una mujer de más edad, por lo que decide comprarse algo de ropa.

Se compra pantaletas más pequeñas que las que usa; todavía no se siente lista para usar mini tanguitas así como brasiers más ajustados y que ahora si realzan mas sus pechos, faldas que le quedan arriba de la rodilla y blusas escotadas, entre ellas dos blusas tipo cazadora que realzan su figura.

Durante toda la semana no pudo evitar recordar una y otra vez lo vivido el pasado fin de semana, una y otra vez se sorprende a si misma estrujando sus pechos o frotando su sexo por encima de la tanga, estando es su departamento se desespera por no poder acariciarse libremente debido a su regla, no le gusta embadurnarse los dedos, por lo que su desesperación va en aumento.

El jueves a media tarde se sorprende al recibir una llamada de Mario pues no recuerda haberle proporcionado su número de celular, después de saludarla le pide que se reúnan esa tarde pues desea comentarle algo y también decirle que le envía un e-mail con unas ligas de internet, después de acordar el lugar y hora se despiden; nerviosa revisa sus correos hasta encontrar el mensaje de Mario; abre la primera liga de la lista para ver con sorpresa el video donde se le ve quitándose el sostén y la tanga para luego mostrarse con los muslos abiertos mientras acaricia su clítoris y su húmeda vagina, al instante siente un fuerte sobresalto recorrer su cuerpo, un cálido hormigueo recorre sus pechos y su sexo, con rapidez cierra la página y con agitación trata de ver si alguno de sus compañeros vio algo; para su fortuna está sola así que con más cuidado va viendo los videos de las demás ligas; en todos se le muestra teniendo sexo con Mario y sus amigos no solo en la camioneta sino también en el reservado del bar usando el vestido rojo; pero además para ella lo peor no son los videos en sí, sino que en todos ellos se le ve perfectamente la cara y se le menciona por su nombre.

Angustiada se pregunta con ansiedad acerca de lo que querrá decirle; inicialmente piensa en el chantaje pero de alguna manera se dice que no puede ser eso; pues no tendría sentido que primero los publicaran y luego trataran de obtener algún beneficio, ¿o si?.

Con ansiedad espera la hora de salir, sus manos le tiemblan, pero para su asombro se da cuenta de que está excitada y siente como un cálido y placentero hormigueo recorre su cuerpo, al llegar la hora sale corriendo sin despedirse de nadie, mientras se dirige a la cita se siente enardecida, parece caminar entre nubes, finalmente se siente aliviada al ver a Mario que la espera; después de saludarse con un beso se dirigen a un restaurante cercano y se sientan en una zona un tanto aislada pero aún así a la vista de todos.

Después de pedir café empiezan a platicar

n  ¿de qué trata esto, por que publicaron esos videos? –

n  Tranquila, no pasa nada –

n  ¿Cómo no va a pasar nada?, con esos videos me destruyen para siempre –

n  Naaa …, no te creas esa página es nueva y nadie la conoce, así que no pasa nada

n  Pero como no la va a conocer nadie, si ya vi que ya tienen comentarios y algunos hasta en inglés y otros idiomas que no reconocí –

n  Upss, ¿en serio?, no creímos que los verían tan pronto, a ver déjame checarlo –

n  No quiero ni pensar en lo que pasaría si alguien que me conozca los ve –

n  Hummm, no te preocupes lo más que puede pasar es que tengas muchos admiradores, mira alguien puso en los comentarios una liga a otro video, a ver ,,,, wow, no lo vas a creer, mira, eres tu caminando en la avenida Cir…….. completamente desnuda, a ver… lo voy a adelantar… mmmm…, sí, mira, es hasta que te desapareces en el pasillo de arriba en los baños.

n  Si serán desgraciados, ¿también subieron eso? –

n  No, no fuimos nosotros, mira, aquí nos vemos en el video --

n  ¡Ay no …¡, entonces es demasiado tarde, debe haber otros videos

Así estuvieron hablando un largo rato hasta que poco a poco el enojo de Karina fue cambiando a la aceptación y la excitación.

n  ¿Ya estas más tranquila? –

n  Pues ya que –

n  Bueno, mira, te llamé para hacerte una propuesta –

n  Oye, ¿cómo es que tienes mi número?

n  Amm … este …, bueno la verdad es que sacamos tu celular de tu bolsa cuando fuiste por el lubricante; deberías ponerle contraseña –

n  Mmmm ya, bueno ya qué, ¿qué me quieres decir? –

n  Bueno, a ver qué te parece, resulta que le enseñamos los videos a unos amigos y les gustaste mucho y tienen ganas de hacer lo mismo contigo, te pagarían bien –

n  ¿Queee…?, pues què creen que soy, ¿una puta? –

n  Pues… si, no te enojes pero ¿recuerdas que te pagamos por cogerte?, no recuerdo que te negaras, al contrario, bien que lo disfrutaste –

n  No pues sí, la verdad es que me gustó mucho lo que hicimos, tanto que no he podido dejar de pensar en eso –

n  Entonces, ¿qué dices?, ¿aceptas? –

n  No sé, déjame pensarlo.

n  Mmmm, mientras lo piensas ¿Qué dices si buscamos dónde divertirnos un rato?, mira cómo me tienes, ya parezco burro en primavera.

n  Jajajaja, si, se nota, dice mientras estira la mano para tocarlo sobre el pantalón, ¿te gusta?

n  Sabes que sí.

n  ¡Sácatela!, le dice mientras voltea a todos lados con una mirada de deseo.

Más tardó en sacársela que Karina en inclinarse sobre él para meterse la verga en la boca, a ratos sólo chupaba la cabeza y a ratos se la metía tan profundo como podía; la chupaba, la lamía, la mordisqueaba con verdadera ansia, su saliva escurría por su barbilla mojando el pantalón de color claro, Mario se sentía morir de morbo y placer, cerró los ojos y se recargo en la silla hasta que de improviso escuchó una voz

n  ¿Se les ofrece algo más?

El sobresalto lo hace brincar al tiempo que trata de separar a Karina, la sorpresa hace que ella se dé un fuerte golpe con la mesa, el ruido hace que muchos volteen a ver qué pasa; la mesera que no se había dado cuenta, ahora se ríe a carcajadas.

n  ¡Ayyy!, ¡perdón!, ¡no quise interrumpirlos!, jajajaja

Y no es la única, ante las carcajadas de otros, Karina sólo acierta a limpiarse la boca y la barbilla mientras Mario se sube el cierre, luego toda colorada solo alcanza a decirle a Mario…

n  Te espero afuera.

En cuanto Mario sale se quedan viendo y sólo atinan a soltar una gran carcajada.

Finalmente llegó el viernes, al vestirse para ir a trabajar decidió ponerse la blusa roja tipo cazadora, escotada que se había comprado en la semana y un mallón de color negro que hacía lucir sus hermosos muslos, para ella fue agradable dejar de sentir las molestias que había tenido toda la semana en su vulva a causa de las toallas sanitarias.

Cuando se encontró con sus amigas notaron que la blusa tenía el mismo largo que el ‘famoso’ vestido rojo aunque no le hicieron comentario alguno.

Durante el transcurso del día sus compañeros de trabajo encontraron pretextos para acercarse al lugar de Karina y poder admirar sus pechos y sus piernas y ocasionalmente la forma en que el mallón se le amoldaba a las nalgas, especialmente cuando se encontraba de pie y por alguna razón se inclinaba; Karina no tardó en sentirse observada y poco a poco se empezó a excitar mientras disfrutaba de la situación y casi sin darse cuenta empezó a moverse de manera sutilmente insinuante.

Terminó temprano sus labores y como sus amigas iban a terminar tarde decidió aprovechar para ir a comprar el material que necesitaba para elaborar unas manualidades y pensando en regresar pronto sólo se llevó su monedero.

En el camino recordó que para llegar a los locales donde compraba su material pasaba por una zona donde se ponían unas putas para esperar cliente, siempre le había llamado la atención su forma tan atrevida de vestir y mas de una ves se había preguntado cómo sería ser una de ellas, por lo que se empezó a sentir más excitada de lo que ya había estado todo el día.

Bajó del metro y mientras se acercaba a la zona de las putas se empezó a sentir mas nerviosa y excitada, al llegar empezó a caminar mas lento mientras miraba con disimulo a las chicas que se encontraban ofreciendo sus servicios, una de las chicas estaba parada al lado de un carro mientras mostraba sus pechos al conductor para después subir al carro mientras otra de las chicas vestida con una blusa muy escotada y una faldita muy corta hablaba con un hombre para después alejarse caminando juntos mientras el hombre posaba su mano sobre sus nalgas, al ver su interés una de las chicas se le acercó y le pregunto si buscaba con quien divertirse un rato, Karina ya muy alterada le dijo – esteee … no gracias -- y se alejó del lugar mientras sentía que oleadas de calor recorrían su cuerpo, no se dio cuenta que aumentó su contoneo al levantar levemente sus nalgas y proyectar al frente sus pechos.

El local que buscaba estaba cerrado por lo que regresó por el mismo camino, nuevamente caminó lentamente mientras contemplaba embelesada a las chicas y casi sin darse cuenta se detuvo a verlas, se sobresaltó cuando un hombre de aspecto agradable se le acercó:

-- hola preciosa, ¿Cuánto cobras? –

-- ¿eeehh?, esteee… nnno… , yooo… see… se equivoca –

-- ¿de veras?, parece que esperas a… alguien –

-- nnno, sólo pasaba por aquí –

-- y te llamaron la atención las chicas, por la forma en que las miras diría que te preguntabas cómo sería ser una de ellas –

-- ¿cómo lo…?, eeeeerrr… no, de veras que no – su cuerpo se estremecía de placer y su cara mostraba su sonrojo

-- ¿lo ves?, casi lo acabas de reconocer, además la expresión de tu cara te delata, se ve que te sientes excitada –

-- no, se equivoca, esteee… --

-- vamos, no te hagas del rogar, se ve que tienes ganas –

-- no, esteee… ay no sé… --

-- anímate, pasaremos un buen rato y de paso satisfaces tu curiosidad –

-- no esteee… yooo… ¡ayy no sé!… --

-- ves como si quieres, anímate, me gustas mucho te doy $### –

-- ¿$###?, mm … mee… parece poco –

-- mira, estas buena pero aquí las chicas son baratas, decídete, aceptas o mejor cada quién sigue su camino – después de un momento el hombre hizo el ademán de alejarse mientras le decía… -- ok, adiós –

Karina lo vio alejarse mientras sentía una repentina sensación de vacío y de pronto le gritó.

--¡espera   …, no te vayas! –

-- entonces qué, ¿nos divertimos un rato? –

Pareció dudar un momento mientras volteaba a su alrededor y después de humedecer levemente sus labios respondió:

-- pueees  … sssi, vamos –

El hombre la jaló por la cintura y aspirando en su cuello le dijo – hueles rico – al tiempo que amasaba unos de sus pechos, luego apoyando su mano en sus nalgas la empujó hacia el hotel.

Karina se sentía nerviosa ya que era la primera ves que entraba conscientemente a un hotel de paso; de inmediato notó que el encargado se le quedaba viendo con deseo lo que aumento su excitación, en cuanto el hombre recibió la llave nuevamente puso la mano en sus nalgas y la empujó hacia el elevador; ya adentro empezó a darle besos y pequeñas mordidas en cuello y oreja mientras le repetía – hueles rico – para empezar a desabotonarle con cierta rudeza la blusa, Karina sintió un ligero jalón y se escuchó un golpecillo al que no dio importancia, cuando bajaron del elevador ya tenía la blusa abierta y los pechos fuera del sostén, en el pasillo se cruzaron con una pareja, la chica se sonrió mientras el hombre miró con deseo sus pechos aumentando el sonrojo y excitación de la hembrita.

En cuanto entraron al cuarto, el hombre la empujó contra la pared para besarla con avidez antes de quitarle a tirones la blusa y el sostén al tiempo que Karina empezaba a desabotonarle la camisa, luego mientras la empujaba hacia la cama empezó a quitarle con brusquedad el millón y calzón  al mismo tiempo, no tardó en poner su cara entre los muslos de la hembra para decir después de hacer una profunda aspiración – que rico hueles – y empezar a lengüetearle la vulva provocando gemidos de placer en Karina.

Después de un rato se separó de Karina y poniéndose de pié le dijo...

-- ahora si perrita, ¡ponte a trabajar y quítame la ropa! --, Karina se arrodilló frente al hombre y empezó a desabrochar el cinturón y el pantalón, que bajó hasta las rodillas, ya sentía la boca hecha agua mientras se disponía a bajar la trusa cuando el hombre la detuvo – primero quítame el pantalón --, le quitó los zapatos y los calcetines antes de hacerlo con el pantalón, ya iba a bajar la trusa cuando le ordenó – antes besa mis pies – la orden hizo dudar a Karina y antes de darse cuenta ya le había dado una bofetada, -- ¡obedece perra estúpida! --, reaccionó y se puso a cumplir la orden, después de un rato le dijo – ahora sí, mámame la verga --, con verdadera ansia Karina bajó la trusa y después de admirar por un momento la verga empezó a mamársela con desesperación, por momentos chupaba sólo la punta para luego metérsela hasta el fondo de la garganta, momento en que se sentía ahogar, luego se la sacaba y le lamía y chupaba los huevos para luego darle pequeñas mordiditas en el tronco y volvérsela a meter para chuparla con ansia y empezar de nuevo.

El hombre disfrutó tanto de la mamada que no tuvo fuerzas para detener a Karina antes de terminar tan pronto en medio de gemidos de placer, pronto ella sintió cómo las contracciones en la verga antecedieron a una descarga abundante de semen en su boca, sorprendida sólo atinó a tragarse la descarga para continuar mamando con ansia la verga hasta sacarle la última gota.

El hombre casi obligó a Karina a soltarle la verga, se acostó en la cama bocarriba y como para su sorpresa conservaba en parte la erección le dijo a Karina que se ensartara, ella le dio unas mamadas más para ensalivarla antes de montarse a horcajas para ensartarse de un golpe la verga, pronto Karina lo cabalgaba con ansia mientras apretaba rítmicamente su vagina; pronto el hombre llegó a una corrida no tan abundante como la primera, pero tanto o más placentera, Karina siguió bombeando unos minutos más hasta llegar a tener una abundante corrida en medio de gritos de placer para después caer agitada y sudorosa sobre el hombre, después de sacarse la verga se dejó caer sobre la cama mientras el hombre agitado le decía ..

-- ¡que bruta!, coges muy rico, en serio que te ganaste tu lana, –

-- ¿de veras te gustó? –

-- ¡vaya que me gustó!, te tengo que coger otra vez –

-- ¿ahorita? –

--no, me encantaría pero me dejaste listo p’al arrastre --

Después de descansar un rato el hombre se metió al baño para lavarse y después de vestirse le preguntó cómo localizarla, Karina le proporcionó el número de un celular que había comprado en la semana.

Después de que el hombre se fue contempló pensativa el dinero antes de guardarlo, luego se dio un regaderazo tratando de no mojar su pelo.

Cuando se quiso poner el sostén se dio cuenta que el broche estaba roto e inservible, después de contemplarlo  un momento lo arrojó a la basura, se puso la tanga notando que estaba húmeda y se puso el mallón y la blusa,  notando que faltaba el botón de arriba por lo que ahora lucía un amplio escote, además el último botón estaba flojo, contemplándose en el espejo observó cómo lucía dejando un botón más abierto para así mostrar ahora una mayor parte de sus pechos, sonriendo salió del cuarto mientras cerraba el botón.

Al salir se encontró nuevamente con la chica del pasillo…

-- oye, tu eres nueva, ¿verdad? –

-- puessss … sí –

-- no te había visto antes, ¿sí le pediste permiso a la Doña? –

-- ¿a quién? –

-- a la Doña, es la señora que controla esta zona –

-- nnnoo …, no sabía que se tiene que pedir permiso a alguien –

-- pues ahora ya lo sabes, si quieres seguir puteando por aquí tienes que pedirle permiso y darle su parte –

--¿su parte? –

-- eres bruta o qué, tienes que parle una parte de lo que cobras por coger para que te proteja de los patrulleros y otros malvivientes –

-- aahh ya, estee … ¿me puedes llevar con ella? –

-- mmm, bueno, sígueme –

-- Doña, aquí le traigo una nueva, no sabía que le tiene que pedir permiso a usted –

-- ora pues Tencha,  yo me hago cargo, a ver tú, ¿Cómo te llamas? –

-- Karina señora –

-- ¿Karina qué? –

-- eeerr … esteee … sólo Karina … –

-- esta bien “sólo Karina”, ¿por qué quieres trabajar aquí? –

-- pues … queda lejos de donde vivo y de donde trabajo –

--  eso sólo contesta parte de mi pregunta, ¿Por qué quieres ser puta? –

-- aaayyy esteee … la verdad es queee … siempre me han llamado la atención las chicas que trabajan en … esto y … también porqueee … esteee … mmee gustaaa … la verga –

-- así me gusta, que me digas la verdad, mmm porque te gusta la verga, buen punto, ¿y qué te hace creer que te voy a dar permiso? –

-- no lo se, la verdad no sabía que debía pedirle permiso a usted, por eso le pido que me perdone y me de su permiso –

-- ¿de que habría de perdonarte? –

-- es que ya tuve  … un cliente --, acababa de decirlo cuando recibió una bofetada, Karina sólo atinó a mostrar sorpresa mientras llevaba la mano a su mejilla

-- eso es para que sepas que conmigo no se juega, agradece que no haga que te partan la madre –

-- gggracias … señora –

-- mmm eres dócil, así me gusta, a ver, déjame ver tu cara … mmm eres bonita, muy bonita, tu piel no está maltratada, a ver, ahora ábrete la blusa, mmm vaya, tienes muy buen cuerpo, tus pechos ¿son naturales? –

-- si señora –

-- bueno, cierra tu blusa, mira te voy a dar permiso … --

-- gracias señora – se sorprendió por sentirse contenta y sonreir

-- aquí hay una cuota que cubrir, la tercera parte de lo que cobres o mil pesos mínimo por noche, no me importa que no hayas tenido clientes, ¿de acuerdo? –

-- si señora –

-- ahora dame la mitad de lo que ya cobraste –

-- usted dijo que la tercera parte – nuevamente recibió una bofetada

-- a mi no me repeles, agradece que no te lo quito todo –

-- gracias señora – dijo, mientras agachaba la cabeza y habría su monedero

-- ponte cerca de ese poste, anda, ya vete a trabajar –

-- si señora, gracias --

Ya se alejaba cuando la Doña la llamó:

-- vestida así te ves muy decente, si quieres cumplir con la cuota tienes que enseñar un poco más –

-- ¿enseñar?, ¿Cómo? –

-- a ver, abre otro botón de tu blusa y quítate el mallón, te lo regreso cuando te vayas –

-- no creo que la blusa me alcance a cubrir, si me quito el mallón se me va a ver todo –

-- le dio otra bofetada mientras le decía: a mi me parece que si te cubre, así que quítatelo de una ves o lárgate pero primero me das el dinero de tu cuota y no vuelvas por aquí o te partimos la madre –

-- sin pensarlo mucho Karina se recargó en un poste mientras se quitaba el mallón enfrente de los que pasaban –

-- ves, sí te alcanza a tapar, nada más no te agaches mucho a no ser que te pidan que les enseñes las nalgas, ahora sí, ¡vete a trabajar! --.

-- si señora --.

Karina se sentía humillada, pero estaba disfrutando de la situación y ya estaba muy mojada, la blusa apenas alcanzaba a cubrirle las nalgas haciendo que mostrara sus largas y hermosas piernas, el escote abierto mostraba ampliamente sus pechos, nerviosa al principio, se empezó a relajar mientras sonreía a los mirones que pasaban, después de un rato se detuvo un coche, el hombre le pidió que le mostrara los pechos y después que se subiera un poco la blusa para mostrar sus piernas quedando satisfecho, después de llegar a un acuerdo se subió y el coche entró al estacionamientos de un hotel cercano.

Mientras caminaban hacia la recepción el hombre metió la mano bajo la blusa y empezó a manosearle las nalgas, ya en el elevador en hombre siguió manoseando sus pechos y nalgas mientras le decía que era una perrita muy sabrosa, Karina excitada disfrutaba de la situación y se dejaba hacer mientras le abría la blusa a tirones, ya en el cuarto la empujó bruscamente sobre la cama y se lanzó sobre ella para chupar y morder sus pechos mientras estrujaba ansiosamente el sexo de Karina para luego separarse de ella y quitarle a tirones la tanga.

Ni siquiera se desvistió, simplemente abrió el pantalón y sin más enterró con brusquedad la verga en la húmeda vagina, iniciando una frenética cabalgata que terminó con una abundante descarga de semen, sudoroso y sin decir nada se limpió con la sábana y arreglando su ropa salió del cuarto, dejando a Karina con una sensación de vacío, permaneció unos minutos recostada en la cama y luego de lavarse y vestirse también salió de la habitación.

Al regresar con la Doña esta vio que se había cerrado los botones del escote.

-- te dije que te abras los botones de arriba, a ver, ven aca – al tiempo que sacaba una navaja para quitarlos de la blusa

-- ahora si, vete a trabajar –

-- eeehh, sí señora, gracias –

Pronto encuentra al tercer cliente, quien le dice que la quiere para metérsela por el culo, al escuchar eso siente pequeñas contracciones en el culito y emocionada le dice que si, antes de entrar al hotel el hombre ya ha metido la mano por dentro de la tanga y ya va tratando de meterle un dedo por el culo, en medio del placer ella sólo atina a parar mas las nalgas.

Al entrar al cuarto, el hombre la empuja con rudeza hacia la cama y de inmediato se arrodilla atrás de ella para arrancarle a tirones la mojada tanga para enseguida empezar a darle de mordidas y lengüetadas alrededor del culo.

Cuando ya la a ensalivado empieza a meterle un dedo, al principio siente dolor, pero le resulta agradable, poco a poco la va dilatando y después de un rato ya tiene tres dedos en su culo moviéndose rítmicamente, el placer que siente hace que mueva las nalgas de un lado al otro mientras gime con gran deleite, pronto ella misma le suplica a gritos que ya le meta la verga por el culo, el hombre sólo se abre un poco el pantalón para enseguida meterle con fuerza la verga hasta el fondo del dilatado culito, Karina grita de placer y dolor.

Mientras la penetra, el hombre le arranca a tirones la blusa para luego apoderarse de uno de sus pechos estrujando con fuerza su pezón, conforme va aumentado su placer siente cómo el hombre la toma de las caderas y mientras le clava las uñas va aumentando la fuerza de sus embestidas hasta que siente las contracciones de la verga mientras va llenando de semen sus entrañas, el líquido caliente que la inunda le provoca un intenso orgasmo, lo que la hace gritar de placer; después de embestirla con fuerza unas veces más, el hombre se desploma sobre la cama arrastrándola con él mientras aún mantiene la verga adentro.

Agitado y sudoroso la abraza con fuerza mientras la besa en la nuca y la oreja permaneciendo así un buen rato con la verga aún adentro hasta que finalmente se retira de ella, finalmente se lava, se arregla la ropa y antes de salir de la habitación le dice:

— para la otra lávate las tripas —

Sorprendida sólo atinó a preguntarle:

—nnno … entiendo, ¿Qué quieres decir? —

— si serás pendeja, antes de coger por el culo te debes hacer una lavativa —

Confundida se quedó pensando un rato para luego meter dos dedos en su culo, al verlos sucios se dijo — mmm creo que ya entendí —

Al quedarse sola se dio otro regaderazo, al ver su tanga notó que ya estaba muy sucia pues estaba llena de flujos y semen, le dio asco y decidió echarla al bote de basura, mientras se ponía la blusa se vió en el espejo y empezó a hacer poses para ver cómo se le veía la blusa abierta mientras mostraba su cuerpo desnudo, la idea de mostrarse así la hizo estremecer de placer y al tratar de cerrar el botón de abajo notó que se había caído; nuevamente posando ente el espejo nota que al caminar, la blusa se le abre dejando ver su pelambre, sonriendo ante la situación nuevamente salió a la calle y regresó a donde estaba la Doña para darle su parte.

— ya ves, en este negocio hay que enseñar, sigue así y tendrás muchos clientes, sigue trabajando —

—si señora … este … una pregunta —

—¿Qué quieres? —

— este … ay, me da pena preguntar,  esteeee …, ¿sabe qué puedo usar para hacerme una … lavativa? …—

— ¿una qué…?, ah ya, te quieres lavar las tripas y el culo … —

Sacando un paquete de una bolsa le dijo:

— lo conectas a la llave del agua y te metes el otro lado por el culo, lo aguantas un rato y lo hechas pa’ fuera.

—   Gracias ---

—   No que gracias, son cien pesos --

Nuevamente se puso en donde le había dicho la Doña, ahora se sentía mas segura y trataba de llamar la atención de los posibles clientes abriendo la blusa para mostrar sus pechos, pronto alguien se detuvo y le pidió que le enseñara más, Karina abrió la blusa para mostrar en todo su esplendor su cuerpo desnudo en plena calle, el hombre sólo era un mirón que satisfecho y con una amplia sonrisa siguió su camino, Karina excitada ya no cerró la blusa y se siguió mostrando así a todo el que pasaba, pronto llegó a un acuerdo con alguien y se fue con él al hotel.

No hizo el menor intento por cerrar la blusa y entró a la recepción mostrando sus hermosos pechos y su mata de pelos sin recato alguno; para su decepción el cliente fue poco imaginativo y se limitó a chupar sus pechos antes de colocar las piernas de Karina sobre sus hombros y cogérsela hasta correrse en su interior, luego uso el semen que escurría de la vagina para lubricarle el culo y luego de hacer que Karina le diera una mamada hasta que recuperó la erección la enculó durante un buen rato causándole ricos momentos de placer.

Después de bañarse y descansar un rato vio la hora y mientras pensaba en buscar otro cliente o no recordó algo que le provocó cierta angustia, había dejado las llaves de su departamento y de su auto en su escritorio de trabajo, el auto no le inquietaba tanto pero sin las llaves no tenía forma de entrar al departamento, forzosamente tenía que ir a su lugar de trabajo; se puso la blusa y salió del hotel para buscar a la Doña.

Cuando llegó al lugar en donde la había visto notó que había mucho alboroto entre las  chicas que estaban reunidas, se acercó y les preguntó por la Doña:

-- Se acaba de llevar a Sonia al hospital –

-- ¿Qué le pasó? – preguntó aunque no tenía idea de quien era

-- un maldito desgraciado la golpeó y le quitó su dinero –

-- ¿y la lastimó mucho? –

-- pues le partió la ceja y le rompió la nariz, no va a poder trabajar por un rato—

-- pobre, ojalá no sea muy serio, este  … ¿y tardará mucho en regresar la Doña? –

-- supongo que sí, se va a quedar con Sonia hasta que la pueda llevar a su casa –

-- este…  y sabrás si me dejo mi mallón –

-- ¿es de color negro? –

-- si –

-- era lo ùnico a la mano y lo usaron para detenerle la hemorragia, ah, me llaman, adiós – si, adiòs  –

Aturdida, Karina se quedo sin saber qué hacer, nunca paso por su cabeza la posibilidad de tomar un taxi, sólo pensaba en que ya casi eran las doce de la noche y estaba por terminar el servicio del metro, por lo que se dirigió casi corriendo hacia el metro mientras buscaba con la mirada algún lugar para comprar alguna prenda para cubrirse, pero ya todo estaba cerrado, antes de entrar a la estación trato de acomodar la blusa pero con botones faltantes apenas cubría sus pechos, sabía que al subir las escaleras cualquiera le vería con facilidad las nalgas pero ya no había nada por hacer y se apresuró a entrar.

Mientras estaba en la oscuridad de la calle no llamaba tanto la atención como ahora que estaba en los bien iluminados pasillos del metro, Karina notaba que los hombres la miraban con deseo lo que la excitaba, sentía placenteras sensaciones recorrer su cuerpo mientras escuchaba los silbidos y piropos soeces que le dedicaban,  no se dio cuenta que al ajustar el cinturón de la blusa la acortó y se veían sus nalgas aún sin agacharse.

Se recriminaba a si misma por la situación en la que estaba:

-- ¿cómo puedo ser tan estúpida?, ¿cómo es posible que me dejé llevar por las ganas de coger, de exhibirme?, ¡me he vuelto tan puta que en cuanto me piden las nalgas me mojo y me abro de piernas!, ¡¡¡ya hasta he cobrado por coger!!!, ahora estoy en un verdadero lío, esta pinche blusa apenas me cubre las nalgas y sin botones traigo los pechos casi de fuera y así tengo que entrar a la oficina por las llaves, seguro que si alguien me ve lo va a contar a todo el que me conozca, ni pensar en hablarle a Leticia o a Sofía, viven muy lejos y no tengo cara para explicarles cómo es que de nuevo ando sin calzones enseñando las nalgas a todo el que me las quiera ver,  ¡que pendeja soy! --

Mientras se acercaba al edificio en donde están las oficinas donde trabaja se empezó a sentir nerviosa, ya que a pesar de la hora había mucha gente en los alrededores que además no dudaban en  chiflarle o gritarle piropos obscenos,  se daba cuenta que sería desastroso para ella que alguno de sus compañeros de trabajo o algún otro conocido la viera vestida sólo con la blusa pues sabía que iba prácticamente desnuda, al pasar por la calle donde dejó su auto vio que quedaban dos o tres carros más además del suyo.

Por fin llegó a las puertas del edificio donde trabaja y tocó con insistencia para que le abrieran, con cierto alivio vio que el guardia era Don Benito, un señor de casi 60 años que siempre la saludaba con mucha familiaridad mientras contemplaba las redondeces de su cuerpo, y que no dejó de notar sorprendido la escasa vestimenta de Karina.

-- ¡Señorita Karina!, ¿qué hace aquí a esta hora? – mientras veía con descaro y deleite no sólo el amplio escote sino también su desnuda entrepierna.

-- Buenas noches Don Benito, ¿me puede dejar pasar?, es que se me olvidaron mis llaves –

-- Uyy, no se puede, ya está cerrado el piso, ya se fueron casi todos los del edificio, además como no vino mi compañero sólo yo estoy de guardia y no puedo desatender la puerta y a esta hora no puedo dejar que suba sola --

-- No sea malo Don Benito, de veras necesito subir a la oficina –

-- no Karinita, tendrá que esperar a mañana --

-- Por favor Don Benito, necesito pasar por mis llaves, si no, no puedo entrar a mi casa y no hay quien me pueda abrir –

-- ya le dije que no se puede Karinita –

-- ándele Don Benito, le juro que no me tardo nadita –

-- no se puede…–

Estaban entretenidos en la discusión cuando pasó un grupo de jovenzuelos que al ver a Karina casi desnuda no dudaron en acercarse a ella y chiflarle y decirle piropos obscenos, Karina trató de no hacerles caso, pero pronto empezaron a manosearle las nalgas y los pechos, al ver esto Don Benito abrió la puerta para correrlos, finalmente le dijo a la chica:

-- está bien, pásele, pero me va tener que esperar a que haga mi rondín, mmm… dentro de quince minutos –

-- gracias Don Benito, no sabe el gran favor que me hace –

-- el favor me lo vas a hacer tú preciosa – dijo murmurando entre dientes –

-- ¿perdón?, no le entendí –

-- no, nada, pásele –

Karina subió los cinco escalones que antecedían al recibidor ante la atenta mirada de Don Benito que pudo comprobar cómo la blusa permitía ver las deliciosas nalgas desnudas de la hembrita, aprovecho para sacar su celular y tomarle un par de fotos, cuando llegaron frente al escritorio le ofreció una silla, sin pensarlo se sentó en ella sin darse cuenta que la blusa se le abría dejando sus muslos y pelambre a la vista del ávido vigilante, que no quitaba la vista de Karina y que disimuladamente le seguía sacando fotos, pronto Karina se dio cuenta de la blusa abierta y se puso de pié, pero no sirvió de mucho pues su imagen se reflejaba en los espejos que adornaban las paredes del recibidor, mañosamente Don Benito le pidió que se anotara en el libro de visitantes al tiempo que rodeaba el escritorio poniéndose a espaldas de ella, nerviosa y excitada Karina no notó que era un truco y se acercó al escritorio y se inclinó levemente sobre él para anotarse, momento que aprovechó Don Benito para tomarle otra foto de las nalgas y los pliegues de su sexo, Karina le preguntó:

-- ¿Qué está haciendo? –

--  eeer… este…  estoy checando si todavía tengo pila en mi teléfono –

-- ah, este… bueno, ¿ya podemos subir? –

-- no Karinita…, ya le dije que tenemos que esperar a que haga mi rondín, mientras póngase cómoda –

Pero Karina se sentía muy nerviosa y optó por permanecer de pie y a dar pequeños paseos mientras se inclinaba ligeramente hacia adelante sin darse cuenta que así se mostraba con más facilidad a los ojos del vigilante, quien no perdía detalle de ella.

-- ¿ya podemos subir? --

-- si, ahora si, pásele, vaya adelante, tendremos que subir por las escaleras porque ya se apagaron los elevadores –

Sabiendo el espectáculo que daría de subir por las escaleras trató de convencerlo de que él fuera por delante, pero fue inútil:

-- este …, ¿no podría ir adelante?, este … me da miedo y las escaleras están a obscuras –

-- miedo de qué Karinita, si viene conmigo, adelántese mientras prendo las luces de la escalera --

Karina dudó por un momento, pero empezó a subir mientras trataba de bajar la blusa para cubrirse, cuando iba a la mitad del primer tramo se encendió la luz y pudo ver a Don Benito que encantado miraba hacia arriba para ver la desnudez de sus nalgas al mismo tiempo que seguía tomando las fotos mas reveladoras que se pudiera imaginar, Karina no supo que hacer o decir y sólo atinó a seguir subiendo, mientras una mezcla de rabia y excitación crecía dentro ella, resignada soltó la blusa y dejó que se le subiera.

Mientras subía las escaleras casi podía sentir la ávida respiración del vigilante en sus nalgas y sin darse cuenta empezó a subir con un lento contoneo, como si quisiera prolongar la situación

Pronto llegaron al segundo nivel y mientras Karina esperaba frente a la puerta Don Benito se le acercó mucho y como por accidente le rozó las nalgas, provocando en ella un placentero sobresalto al tiempo que le decía:

-- que chula está Karinita,  --

-- este… gracias Don Benito, este… ¿ya podemos entrar? –

-- si, ya está, pásele –

Karina se apresuró a llegar a su escritorio, se agachó para sacar sus cosas de un cajón y en eso sintió cómo Don Benito recorría con su mano abierta sus nalgas y los húmedos pliegues de su vulva, provocándole a su pesar placenteras sensaciones.

-- ¿Qué hace? –

-- ¿pues que no lo sientes?, te estoy acariciando las nalgas y la panocha, estás bien mojadita – al tiempo que la abrazaba desde atrás para seguir manoseándole las nalgas.

-- noooo, suélteme, ¿qué se ha creído?—

-- ¿qué?, pues que has venido a buscar quien te meta la verga y me encontraste a mí –

-- no, se equivoca, suélteeemeee –

-- no chiquita, de aquí no te vas sin que te haya dado una buena cogida –

--noooo, si no me suelta grito –

-- ¿y quién te va a oír?, además, no te hagas la pendeja si viniste a coger con el primero que te encontraras –

-- noooo…, le digo que nooo, suélteeemeee o lo acuso con la policía –

-- ¡¡¡¡¿en serio?!!!!, jajajajaja, ¿a poco crees que te van a hacer caso? … jajajaja, sobre todo si enseño las fotos que te he estado tomando, te ves bien chula enseñando las chiches y las nalgas, si desde que tocaste vi re bien que ni siquiera traes calzones. —

-- no Don Benito, por favor no me haga esto –

-- no chiquita, no te me vas sin que antes te meta la verga, no tienes idea de lo que me gustaste desde la primera vez que te vi, ni de cómo he deseado tenerte ensartada en mi verga, hoy me voy a dar ese gusto –

-- nnnooo … mmmggg … no quiero, déjeme ir mmmmggggg–

-- ¿no quieres?, estás mojadita mojadita, y mira, ve cómo mueves las nalgas mientras te meto los dedos en la panocha –

-- mmmmgggg … no siga, por favor  mmmmggggg –

-- ¿ves?, ya te está gustando, ¡de rodillas, sácame la verga y empieza a mamar! –

En medio de su excitación Karina no supo en que momento cayó de rodillas y sacó la verga de Don Benito, después de contemplarla embelesada unos segundos mientras sentía como se le hacía agua la boca empezó a mamar con ansia la al principio flácida verga de Don Benito, quién después de un rato la separó y ordenó que se recostara sobre el escritorio mientras abría los botones que quedaban en la blusa; la hembra obedeció y pronto gritaba de placer mientras al hombre lengüeteaba y mordía los húmedos pliegues de su vulva para luego meterle la verga y bombear con fuerza entre sus abiertos muslos al tiempo que estrujaba sus pechos y seguía tomando fotos, pronto se cansó  y le sacó la verga sin haber terminado – uuuaaahhh, maldita sea, ya estoy muy viejo para esto --, para su sorpresa Karina le dijo – acuéstese en la alfombra – mientras ella se ponía de pie; luego de ayudarlo a acostarse sobre la alfombra se colocó a horcajas sobre él y ayudándose con la mano se ensartó lentamente en la verga para luego iniciar un frenético vaivén que pronto los hizo gemir de placer; el hombre no podía creer que los hermosos pechos de Karina estuvieran al alcance de su boca para morderlos o chuparlos a placer mientras la hembra cabalgaba sobre su verga al tiempo que apretaba sus músculos vaginales,  empezó a correrse  poco antes de que la sudorosa y agitada hembra también empezara a gritar de placer antes de desplomarse sin fuerzas; permaneció quieta por unos minutos con la verga todavía adentro mientras descansaba sobre el agitado pecho de Don Benito

– uuuaaahhh, casi me muero, pero que rico estuvo –

-- ¿va a borrar las fotos, verdad? –

-- de pendejo las borro, me vas a dar las nalgas cuantas veces me de la gana o se las enseño a todos –

-- ¿Por qué me hace esto Don Benito? Yo siempre me he portado bien con usted –

-- te lo haces tu sola, ¿para que vienes casi encuerada a esta hora?, tu lo que quieres es verga-, --

-- sé que es mi culpa por venir así, pero no era mi intención –

-- no será tu intención pero quítate de encima que me estás aplastando y dame otra mamada de verga –

Cuando estuvo erecto otra ves le ordenó a Karina que se recargara en el escritorio apoyándose sobre sus codos …, ella obedeció y el hombre empezó a sacar semen de su sexo para después embarrarlo en el culo, -- no, por ahí no --, le dio una fuerte nalgada mientras le decía -- ¡cállate!, desde que te vi por primera ves me gustaron tus nalgas, hoy me voy a dar el gusto de cogerte por el culo – mientras usaba sus dedos para empezar a dilatarlo poco a poco, pronto Karina acompañaba con sus caderas el movimiento de la mano al tiempo que gemía suavemente por el placer que empezaba a sentir; después de un rato ella mismo empezó a decirle casi suplicando:

--mmmmmmmmggggg, ya, ya, ya, Don  Benito, ya, por favor, mmmmmggggg, yaaa –

-- ¿ya qué?—

-- mmmmmmmggggg, ya, ya, por favor ya, mmmmgggg ya, ya métame ya la verga, ya, ya, por favor, ya, mmmmmmgggggg –

Después de un rato, Don Benito acomodó la verga jugueteando  a la entrada del culo mientras le decía --jajajaja, ¿qué quieres que haga?—

--mmmmmgggg ya, métame ya la verga, ya, mmmmmgggggggg por favor, ya …--

Mientras se reía a carcajadas la sujetó de las caderas dando el primer empujón –yaaa, ya te la metí—

--mmmmgggg ayy, así, así, ayyy, que rico, más, más, mmmggg—

Mientras bombeaba con fuerza siguió sacando más fotos.

-- me duele …, pero se siente rico … mmmmmggg más, así –

-- afloja las nalgas, ahhh que rico se siente, pero te entró muy fácil, se me hace que ya te han enculado, ¿verdad? –

-- pues… si… aaaygggh –

-- ¿Cuándo? –

-- hace rato, mmmeeee… laaa… metieron ppor… el culo … dos … veces, mmmgggg ¡que ricoooggghh! –

-- ¿cómo que dos veces? ¿quién? –

-- eeerr… este… un… amigo –

-- bonito amigo que te dejó salir casi encuerada, jajaja –

-- puesss  sssii…, nos peleamos y ya ve, mmmmgggg, más, asi, así con fuerza --

-- ¿ves?, tu para lo que sirves es para coger, aaagghhh, no puedo más… mmmmgggh – para zafarse de ella resoplando, -- maldita sea, quiero pero no puedo seguir—

-- no…, no se detenga, siga, siga, por favor…, venga siéntese en esta silla—

Después de ayudarlo a sentarse, ella se colocó a horcajas sobre él y dirigiéndola con la mano apuntó la verga hacia su culo para ensartarse hasta el fondo de un sentón mientras lo abrazaba y ponía sus pechos a la altura de su cara, él sin perder el tiempo nuevamente empezó a chuparlos y morderlos con ansia mientras la tomaba de las caderas para ayudarla a cabalgar con rapidez sobre su verga...

--aaaaaaaaaaahhhhhhhhh, que rico—ella misma se dio de sentones hasta que llego a un intenso orgasmo al tiempo que sentía las cálidas descargas de vigilante en su interior; resoplando, ella se quedó abrazada a él mientras gruesas gotas de sudor recorrían su cuerpo.

Después de descansar un rato le ordenó s Karina que se recostara sobre el escritorio para luego tomarle más fotos en diferentes posiciones, procurando siempre que se le viera la cara y la humedad en su vulva y su dilatado culito.

– si lo cuento no me van a creer que ya te cogí, pero con esto… --

-- no Don Benito, no sea así, no las enseñe –

-- pues de ti depende, me vas a dar las nalgas cada vez que yo quiera o todos verán tus fotos, bueno, ya ponte esa blusa y vámonos, tú te largas a la calle y yo descansaré un rato más, ¿me entendiste?–

-- ssssii Don Benito esteee…, bueno, espéreme, ahorita vengo –

--¿A dónde vas?—

--al baño, a limpiarme un poco, estoy escurriendo su semen—

--jajajaja, no chiquita, así te vas, escurriendo mi lechita, jajaja—

--ay no Don Benito, ¿cómo cree que ve voy a ir así?—

--te vas así porque así lo mando yo, así que camina—le dijo mientras la tomaba del brazo y la empujaba hacia las escaleras

Cuando llegaron al recibidor Don Benito le dijo,

-- ven pa´ca, voy a tomar unas fotos que serán la envidia de todos –

-- no Don Benito, por favor no enseñe esas fotos –

-- de ti depende, de ti depende, a ver quítate la blusa y siéntate en el escritorio abierta de piernas, quiero fotografiar tu panocha y tu culo todos mojados y no dejes de sonreír, que se vea que te gustó la cogida que te acabo de dar, jajajaja –

Karina tuvo que obedecer y ponerse en las poses que le fue indicando el taimado vigilante hasta que…

-- ¡chin!, se acabó la pila de esta porquería –

-- entonces, ¿ya me deja ir?, ¡por favor! –

-- si, te abro la puerta y te largas, te busco en la semana –

-- si Don Benito, gracias.

Antes de dejarla salir le dijo – espérate, yo te acomodo la blusa, jajajajaja --, para luego abrochar los dos botones que quedaban por atrás de su espalda, de tal manera que la blusa sólo cubría su espalda mientras que sus pechos, vientre y pubis quedaban totalmente al descubierto.

-- ahora si, ya te puedes ir, jajajaja – al tiempo que le daba una nalgada para luego empujarla hacia la calle.

Al verse desnuda en la calle sólo atino a correr hacia su auto y sin tratar de acomodarse la blusa arrancó su coche.

Mientras conducía se dio cuenta que a pesar de la hora más de un conductor se había dado cuenta de su desnudez, algunos tocaban la bocina mientras se le emparejaban y trataban de llamar su atención, su cuerpo reacciono con un cálido estremecimiento de placer mientras sentía cómo mojaba el asiento con los fluidos que salían de su vagina y ano, por lo que pensó en detenerse al lado de un parque cercano a tratar de limpiarse un poco con el trapo húmedo con el que solía limpiar el carro.

Mientras se limpiaba vio a lo lejos la tienda de 24 horas a la que pasaba con frecuencia cuando iba de regreso a su casa, tenía hambre y ganas de tomar un café, se detuvo enfrente de la tienda mientras pensaba en entrar o no a comprar algo, la cordura le indicaba que siguiera su camino hasta llegar a su casa, pero era grande su ansia por el café y además le gustaban mucho los antojitos que hacían en el local de al lado; la idea de entrar prácticamente desnuda a la tienda le provocaba ricas oleadas de placer, una vez más sentía cómo su húmeda vagina se contraía rítmicamente por la excitación y el dolorcillo de sus endurecidos pezones no le ayudaba mucho a pensar.

Llevó la mano a la manija y abrió la portezuela, bajando después una de sus piernas; al momento recordó la forma en que Don Benito le había acomodado la blusa, terminó de bajar del auto y trató de acomodarse la blusa, para entonces ya había llamado la atención de algunos clientes de ambos locales y ya empezaban a murmurar y alguno hizo el clásico chiflido de admiración.

Excitada, por fin pudo acomodar la blusa, pero con sólo dos botones era muy poco lo que le cubría; con un deliberado contoneo cruzo la calle y caminó hacia el local de comida con una amplia sonrisa en su rostro, ocupó una mesita sentándose en un banquillo alto, sintiendo con cierto estremecimiento el contacto del frió metal del asiento en sus nalgas desnudas, el sorprendido mesero la reconoció de inmediato y la saludo con una gran sonrisa y un dejo de burla – buenas noches Señorita Karina – mientras con disimulo sacaba su celular, tomó su orden mientras contemplaba con lujuria la forma en que resaltaban sus apenas cubiertos pezones y la completa desnudes de sus hermosos muslos; el saberse reconocida provocó que sus pezones se endurecieran aún más y una placentera sensación recorrió todo su cuerpo.

Karina fingió no darse cuenta de la forma en que se le abría la blusa dejando ver la desnudez de su sexo, incluso separó levemente las piernas antes de cruzarlas, aunque sólo por un momento ya que le incomodó lo alto del banco, comió mientras disfrutaba de las sensaciones que le provocaba su exhibición.

Al terminar de comer pagó y salió del local; sin fijarse en los que estaban en la tienda 24 horas, entro sorprendiendo al dependiente quién no tardó en reaccionar y sacando su celular empezó tomar algunas fotos mientras contemplaba con deleite la desnudez de sus nalgas y los húmedos labios de su vulva al inclinarse a tomar unas galletas de un anaquel para luego dirigirse a la máquina de café,

Karina se sorprendió al reconocer al encargado que siempre la atendía en la tarde pues no creyó encontrar a alguien conocido en el turno nocturno, sintiendo cómo se sonrojaba al tiempo que algo parecido a un cálido hormigueo recorría su cuerpo, el encargado tardó en reconocerla por estar contemplando con avidez la redondez de sus apenas cubiertos pechos y la pelambre entre sus muslos mientras le tomaba otra foto.

-- ¡¡¡¡¿Señorita Karina?¡¡¡¡ , este… que sorpresa verla por aquí a esta hora – mientras una amplia sonrisa de lujuria iluminaba su cara y tomaba una nueva foto.

-- ¡¡¡¿Roque …?¡¡¡, este … ¿Qué haces aquí?

-- Estoy trabajando y doblando turno, mire nada más que suerte tengo, yo que no quería trabajar cubriendo esta hora y usted viene a alegrarme la noche --, mientras tomaba otra foto.

--¡Por favor, ya no me tomes mas fotos¡ --, mientras hacía el ademán de cubrir sus pechos y pubis.

-- ¿Por qué no?, si te ves re chula, así, encueradita, enseñando chiches y nalgas, jajajaja--, le dijo empezando a tutearla al tiempo que acercaba el celular a sus muslos para tomar otra foto.

-- ¡Ayyy!, nooo… este… que pena que mee… veas así, con esta ropa –

-- No, si la ropa es lo de menos, jajajaja, yo diría que ni siquiera traes ropa, jajaja –

-- No, pues esteee …, tienes razón, pero por favor ya no me tomes mas fotos –

-- Jajajaja, no, pues si no las tomo ahorita quien sabe para cuando tenga otra oportunidad como esta, jajajaja --, --Siempre me has gustado pero nunca creí que te vería las nalgas y la panocha y menos aquí en medio de la tienda, jajaja, esto hay que aprovecharlo--, al tiempo que la abrazaba por la cintura y le plantaba un beso en la boca al tiempo que con la mano libre le estrujaba uno de sus pechos haciéndola lanzar un gritito de sorpresa –Ayyyy, no … ¿Qué haces?, nooo ---.mientras se tomaba una selfie con ella

-- Fito, encárgate de la tienda mientras platico con Karina allá atrás – le dijo a su ayudante mientras empujaba a Karina hacia la trastienda,

-- ¿Y yo qué?, también me la quiero coger –

-- Ahorita que termine te toca, tú aguanta –

--¡¡¡No, suéltameee!!!, no quiero--, grito Karina mientras sentía estremecerse de gozo su ya encharcada vagina.

-- Jajajaja, no te hagas del rogar--, le dice mientras mete sus ávidos dedos en la vagina para luego decirle –Mira cómo estás de mojada--

Ya en la trastienda la abrazó y beso ya no tan a la fuerza al tiempo que seguía manoseando su vulva, le quitó de un tirón la blusa arrancando los botones que quedaban al tiempo que la empujaba sobre unos bultos de mercancía haciendo que se apoyara sobre sus codos, sin más se bajó los pantalones y acomodándose entre sus muslos de un solo golpe enterró con facilidad su verga hasta el fondo de la húmeda vagina, haciendo que Karina gritara de placer y dolor.

Sujetándola con fuerza de las caderas empezó a penetrarla con gran avidez, pronto sólo se escuchaba una sinfonía de chapoteos, gritos y gemidos mientras Karina pensaba para sí misma:

--sí seré pendeja, ¿cómo es que estoy de nuevo en esta situación?, me paso de puta, debí saber que acabaría siendo cogida de nuevo, todo por andar enseñando las nalgas sin ninguna decencia, aaaagghhhh, que rico—al tiempo que movía con gran frenesí sus caderas, aaaaaaaaggggggghhhhhh ¡¡¡¡¡que rico¡¡¡¡¡, sssiiii .. sssiiigueee ssiigueee mmmaaasss mmmmmmmgggggggghhhhhhaaaaa.

Roque no tardó en correrse abundantemente al tiempo que Karina también explotaba con su orgasmo, dejando un charco de líquido sobre el suelo; resoplando, Roque obligó a Karina a arrodillarse para meterle la verga en la boca, quien apenas podía respirar mientras la empezaba a mamar recibiendo las últimas  gotas de semen, Karina se detuvo hasta que obtuvo otra corrida con su boca.

En cuanto Roque se recuperó se arregló la ropa y todo sudoroso salió de la bodega mientras le decía a su ansioso compañero –vas compa, esta puta coge bien rico, jajaja, hay te la dejo bien rellenita como a ti te gusta, jajaja --.

Fito entró mientras se arrancaba la camisa para luego tomar de los cabellos a Karina que aún estaba arrodillada en el suelo tratando de recuperarse, para luego empujarla a un sillón sucio y desvencijado, se quito a toda prisa el pantalón para enseguida tomar a Karina de los tobillos y empujando con fuerza los puso a la altura de la cabeza de ella, quien sólo pudo emitir un leve gemido de ahogo antes de que Fito con ansia empezara a lengüetear la chorreada vulva sorbiendo ansiosamente los jugos que la llenaban, causando al mismo tiempo oleadas de placer en Karina que al cabo de unos minutos alcanzara un nuevo orgasmo llenando con su corrida la boca de Fito, que la bebió con deleite, para luego penetrarla profundamente con gran fuerza durante varios minutos hasta que entre gritos de placer ambos alcanzaron su orgasmo en medio de un abundante chapoteo.

Sudoroso y agotado Fito se quedó con la frente apoyada entre los agitados pechos de Karina, luego de unos minutos soltó los tobillos de Karina permitiendo que bajara las piernas, para finalmente salirse de ella, se limpió la verga con la ajada blusa de Karina antes de ponerse la ropa y de salir de la bodega, abandonando a la temblorosa Karina en la bodeguita, quien había caído de rodillas; cuando que finalmente se puso de pié, buscó pero no encontró con que limpiarse, y así, escurriendo semen se cubrió como pudo con la blusa y salió lentamente de la bodeguita y de la tienda ante la mirada asombrada de un par de clientes.

Estaba por subir a su auto cuando la alcanzó Roque mientras le decía:

--Toma Karina, olvidas tu café y tus galletas, cuando quieras ven por más, ya sabes cómo pagarme, jajajaja—

Karina sólo atinó a decirle –gracias—mientras tomaba el trapo del auto para limpiar sus piernas y su encharcado sexo antes de subir a su auto; aún temblorosa y agitada permaneció unos minutos en el lugar mientras tomaba su café hasta que se dio cuenta que ya estaba por amanecer, y entonces, angustiada por la hora condujo con rapidez hasta llegar al edificio de departamentos en donde vivía.

Al entrar al estacionamiento llamó la atención del vigilante, quien fue tras su auto pensando en verla a la distancia, pues le encantaba ver la voluptuosidad de su cuerpo; pero antes de alcanzarla la vio bajar del vehículo y asombrado contempló su escasa vestimenta, se oculto para disfrutar de la visión que ofrecía Karina, cubierta escasamente con la blusa, que al no tener ya botones se le abría por completo permitiendo ver su cuerpo desnudo y al no preocuparse ya por acomodar la blusa, ésta quedaba montada sobre sus nalgas, dejando ver de paso los húmedos pliegues de su sexo al agacharse al interior del auto para sacar su bolsa.

Después de poner el seguro de la puerta, y sin hacer el menor intento de cubrirse, caminó lentamente hacia la escalera que ella pensó que le permitiría llegar a su departamento sin que la vieran, pero no contó con que el vigilante la siguiera hábilmente para seguir disfrutando del espectáculo de verla subir las escaleras al tiempo que también aprovechaba para sacar fotos con su celular.

En cuanto entró a su departamento camino directamente hasta su cama y sin más de dejo caer en ella, durmiéndose casi al instante.