Karen

Simplemente una anecdota de adolescentes.

Estando yo en preparatoria fue que la conocí, su nombre era Karen.

Ella era la clase de chica con la que los hombres a veces soñamos, una chica vivaz de mirada simpática, amistosa, del tipo de personas populares, esa clase de personas que pertenecen a la élite que existe en todas las escuelas. Solía vestir de manera excepcional, siempre dejando ver su atractiva figura.

Yo asistía a un curso por segunda vez en el grupo donde ella estaba inscrita, como suele suceder los lugares habituales estaban ya ocupados, así que, no tenía mas elección que sentarme en la primer fila cerca de la puerta, para mi fortuna era en esa misma zona donde ella ocupaba su lugar, ya que, entre una clase y otra ella siempre salía a reunirse con su grupo de amistades, donde se quedaban para que los demás mortales pudiéramos admirar a esa clase de gente.

En una ocasión por azares del destino (el cual a veces nos juega malas pasadas, pero otras veces nos remunera estas); nuestro profesor nos dio instrucciones para realizar una tarea en equipos, siendo que yo no conocía a mis demás compañeros me resignaba a realizar la encomienda yo solo; es cierto cuando se afirma que uno no recuerda a veces ni lo que comió durante el día, o como fue su primer cumpleaños, pero lo que uno no olvida es la voz de un ángel; Karen estando a dos lugares del mío giró su cara hacia mi preguntándome si ya tenía equipo de trabajo y, o, si podíamos trabajar juntos, yo no sabía que contestar, lo único que salió de mi garganta fue un –mmjuh-; no lo podía creer ella me estaba pidiendo mi colaboración!. Si bien yo me daba cuenta de que no le era del todo indiferente pues en mas de una ocasión nuestras miradas se encontraron valorando nuestro físico, no cruzábamos palabra alguna, de algún lugar de mi mente surgían mensajes diciendo que esa clase de personas no solían hacerle caso a mi tipo de personas, o, lo que es lo mismo sus pulgas no brincaban en mi petate.

En esos días no era ningún tipo de nerd como los que vemos en todo lugar, yo mas bien era un tipo rebelde, de cabello largo, y actitud ruda, eso si, siempre andaba limpio, vestía jeans gastados con camisetas de algodón y botas de trabajo, lo cual me daba la imagen del rebelde sin causa (aunque siempre me faltó la motocicleta).

En esa ocasión terminamos la clase con las presentaciones y una despedida para una próxima reunión acerca de la tarea.

Una oportunidad como esta no iba a desaprovecharla, así que, tuve que visitar la biblioteca en más de una ocasión para no ajustarme a estereotipo en el que todos me catalogaban antes de conocerme. Fue en una de esas visitas en que acercándose Karen me propuso reunirnos en su casa dentro de dos días para comenzar con el proyecto, y dándome su dirección y una de sus mejores sonrisas (la cual me intrigó sobremanera, pues tenia algo de maquiavélica), se despidió y me dio una maravillosa vista de sus generosidades traseras, ese día llevaba unos jeans que se ajustaban a sus redondeces como si hubieran sido cosidos a su piel, pude notar como se marcaba un bikini que se perdía entre esas dos circunferencias que tanto me excitaban, su cabello de un tono casi rubio le caía a la mitad de su espalda, tenía puesta también una blusa con los hombros descubiertos, los cuales gustoso me habría pasado horas besándolos y lamiéndolos sin importarme quien pudiera ver el espectáculo de mi lengua.

A los dos días estaba yo frente a su puerta,era un viernes por la tarde, traía yo buen aliento, bien arreglado el cabello y una excitante loción masculina, por si no se hubiera dado cuenta ya con mi apariencia. Toqué el timbre por segunda vez con el corazón latiendo a mil, a la vez que pensaba que tal vez se le habría olvidado nuestra cita. Sin embargo mi corazón aumentó sus latidos (como si todavía pudiera hacerlo más), cuando escuche unos paso de tacones que se acercaban a la puerta; la persona que abrió debía de ser su mamá, era una mujer que no llegaba a los cuarenta años, ella era una imagen como del futuro de Karen; una mujer distinguida, refinada y de un cuerpo exuberante, gracias a los años.

Después de las formalidades de las presentaciones y del motivo de mi visita, la mujer me dio paso dentro y se acerco al pie de la escalera para llamar a su hija.

Estando yo de pie casi me caigo al verla bajar, siendo en la época de la transición de la primavera hacia el verano ella vestía una falda corta, la cual le cubría hasta un poco arriba de la rodilla, arriba tenía puesta una blusa muy similar a la que vestía hace dos días, yo podía ver como sobresalían sus pezones un tanto erectos por la falta de sostén, de todos modos ni falta le hacía; pude también notar que sus mejillas estaban un tanto sonrojadas y su mirada tenía un brillo muy peculiar, como el que tenían sus ojos al momento de despedirse aquel día.

Saludándome con un tierno y efusivo –Hola!-, me dijo que pasáramos a la sala donde íbamos a trabajar mas a gusto; su mamá subió las escaleras, yo podía ver que la señora se alistaba a salir.

Después de un rato de arduo trabajo en donde, yo perdía cada ves más la concentración gracias a su perfume, tanto la esencia que tenía puesta como la que ella destilaba; mis pensamientos iban de tomarla entre mis brazos y hacerle el amor con bastante efusividad a pasarme toda la tarde colmándola de caricias como ella lo merecía; esos pensamientos se truncaban cada vez que escuchaba el taconeo de su mamá entrando y saliendo, cada vez con más desesperación. Karen se levantó de su asiento y se dirigió al encuentro de la señora, yo aunque estando en otra habitación aún podía escuchar la conversación, Karen le preguntaba que era lo que esperaba, la señora le decía que se le hacía tarde pero que no quería que nos dejarla sola, puesto que yo no era uno de los amigos habituales de su hija, Karen le contestaba que no se preocupara pues yo no era la clase de tipo del que tuviera de que preocuparse, que si acaso no se había dado cuenta que yo era una persona educada con la pequeña charla que sostuvimos, su mamá le contestaba que si lo había notado, Karen le dijo que debía de irse sin preocupación, además no tardaba en llegar su hermana, la señora le dijo que le iba a tomar la palabra pues ya era tardísimo para su cita.

Escuché los pasos de Karen dirigiéndose a la sala después de haber oído la puerta al cerrarse. Cuando levante la mirada mi boca se al instante al ver que ella traía ahora una minifalda del mismo color que antes, pero no, era la misma falda solo que ahora la llevaba bien puesta, pues, su blusa la había levantado y podía ver su vientre plano y sin gota de grasa, imaginé que se había puesto la falda mas abajo para levantar menos sospechas de las que su madre se habría imaginado.

Volviendo a la realidad, ella propuso ahora trabajar en el comedor puesto que teníamos que hacer unas ilustraciones explicativas del tema. Una vez instalados en la mesa a ella pareció caérsele un plumón (sin duda alguna un movimiento bastante extraño), a lo que ella me pidió se lo levantara, para lo cual uso un tono de voz tan tierno y solícito al que yo jamás me hubiera negado, cuando me metí debajo de la mesa para ubicar el plumón pude también recrearme un momento con sus piernas desnudas, seguí la forma y la dirección en que estas se doblaban para casi caer colapsado por lo que acababa de descubrir, ¡No traía panties!, sus piernas estaban abiertas muy sutilmente, podía ver como se dibujaban sus labios vaginales sin un solo vellito y más arriba un pequeño monte de vellos, -¿No lo encuentras?- fue lo que dijo para traerme de nuevo a la realidad, yo trabándome por completo –ah, es.., ta...-, me levante como un resorte con el plumón en la mano y otro debajo de mis pantalones, al darme cuenta me senté de nuevo, y se lo di, no sin antes ver como se dibujaba una picarona sonrisa en sus labios. Yo no sabía que hacer, ella lo había tirado a propósito?, esa era su manera de andar cómoda?; o que?. Por lo tanto decidí probar suerte.

Para mi fortuna ella pidió un receso de las labores, se levantó y me preguntó que si quería algo de tomar pues ella iba por un refresco, -vamos por él a la cocina- me dijo.

Ya estando ahí sacó dos latas de refresco y me dándome una ella se paso la lata por su frente para refrescarse, acto seguido la puso sobre su pecho por encima de sus montes gemelos, en este momento una gota de frío sudor corría por detrás de mi cuello para seguir su camino por mi espalda, me tenía a mil!.

Tomé la palabra y comencé a hacer comentarios acerca de cuan abstractas son las matemáticas, de cómo se habla de "x" y "y", cuando se debería de hacer más fácil como cuando éramos niños y los ejemplos eran con manzanas, ella captaba el punto y me daba la razón y aportaba su opinión; una vez expuesto el punto principal me dirigí a probar suerte, y puse otro ejemplo, -es como en biología, nos pasan todas esas películas de abejas y flores cuando hay muchos chicos y chicas que sostienen relaciones ya- y agregué –lo que deberían de hacer es pasar imágenes reales del acto para que no quede como una cosa prohibida, que es lo que mas atrae-, ella a todo asentía con la cabeza; -por ello me he dado a la tarea de investigar por mi cuenta lo más que he podido acerca del tema-, a lo cual ella replicó con una sonrisa -¡Ja!, lo que pasa es que debes de ser un poco pervertidón!-, entonces me defendí, tirando mi As que traía debajo de la manga –pues no, he leído de todo desde revistas, fanzines, boletines, folletos y libros no solo de sexo sino de sexualidad, ¿Conoces tu todas las partes de tu órgano reproductor?-, ella se puso a la defensiva y comenzó a recitar un par de términos, a lo cual le dije que parara, -estas como los libros mucho "blah, blah, blah", pero nada claro- y agregue –dime cual es cual, pero con imágenes-, ella no se quedaba atrás y me lanzó un reto, -hazlo tu primero con las tuyas-, -esta bien tienes algún libro?- dije yo, ella volvió a mostrar esa sonrisa que tanto me intrigaba y dijo –no tengo libros, revistas ni películas de ayuda, ¿Qué es lo que harás?-, aunque mi amigo de abajo ya estaba un poco mas tranquilo, aún se notaba un bulto pero esta vista estaba protegida por la barra que nos separaba.

Siendo que ella había lanzado el reto no podía aparecer como un cobarde anta tal situación, me di cuenta de que mi orgullo no me importaba, desde luego lo que me atraía era el premio que me esperaba.

Le dije –esta bien, ahora verás-, gire hacia su lado y con un salto ágil me senté sobre la barra, ella se separó un poco, aun dudaba de lo que iba yo a hacer, -desde ahí no vas a ver nada- le dije, me recosté sobre la barra para bajar mi pantalón y mostrar unos boxers negros, ella dio un paso al frente cuando yo liberé mi pene medio erecto del encierro, lo saqué por la abertura que tienen los calzones, ella dio un gran trago a su refresco sin quitar la vista de mi miembro. Una a una le fui describiendo las partes de mi aparato empezando por los testículos hasta llegar al glande, ella sonrió y dijo –ves te ha faltado una!-, a lo que le contesté –no me faltó, lo que pasa es que lo tengo circuncidado, por eso es que el glande esta descubierto, pues no tengo el prepucio-, y agregue con los brazos en alto -¡He ganado, te los he dicho todos!, ¿Cuál va a ser mi premio?-, Karen dijo –te has ganado un besito!-, yo esperaba por el cuando ella se colocó frente a mi, me hizo una señal para que esperara y sacando un lápiz labial se coloreo sus antojables labios, para mi mayor sorpresa y gusto ella se reclino para poner sus labios sobre la cabeza de mi ya completamente erecto miembro y, le depositó un sonoro beso que me dejó la punta roja; entonces le dije –es su turno señorita- me bajé de la barra y sosteniéndola de sus caderas la levante para sentarla sobre la barra.

Ella aun dudaba un poco, mas sin embargo el juego le encantaba. Karen dejo que la tela de su falda fuera subiendo, acariciando sus muslos mejor dicho hasta tenerla sobre su cadera, yo por mi parte me daba gusto viendo como ella iba dejando ver cada ves mas parte de su cuerpo; una vez llegado a este punto además de haber comprobado que en efecto no traía panties, pude ver con mayor claridad la manera en que se había recortado sus vellos, cuando ella abrió completamente sus piernas, sus labios estaban completamente desprovistos y solo había un pequeño triángulo por encima de su pubis, ella me iba describiendo cada una de sus partes mientras me las mostraba como si una modelo de subasta lo hiciera, pude darme cuenta como en la profundidad de su vagina se vislumbraba un brillo a causa de sus jugos por la reciente exibición de mi hombría. Al terminar, según ella, me pregunto -¿Qué tal?, ¿Cómo lo hice?, ¿Cuál va a ser mi premio?-, yo le dije –te ha faltado-, -¿Qué?, si han sido todos!- dijo ella, -permíteme- agregué yo, le separé un poco mas la piernas y la acerqué mas a mi para que pudiera levantar mas su pelvis, -esto de aquí es el anito-, y le trace todo alrededor con la yema de mi dedo índice –y estos son los pliegues que se forman al cerrar tu esfinter- y uniendo la acción a la palabra le coloqué la punta de mi dedo sobre la mera entradita sin dejar de moverlo en giros, sin darme cuenta la primer falange de mi dedo se había introducido ya, y continué –pero de todas formas te mereces tu premio-, para lo cual saque mi dedo de ese lugarcito tan calido y rico y puse mi boca sobre su anillito y le di un beso francés, mientras mi boca cubría su anito mi lengua se movía como una serpiente queriendo entrar.

Levante mi vista para observar como ella con los ojos cerrados dejaba caer su cabeza hacia atrás para disfrutar mejor de ese singular beso. Despegando mi boca de su tierno anito dejé mi lengua fuera para pasarla hacia arriba por toda su vulva, llegue a su clit donde le dejaba sentir la punta de mi lengua en suaves toques, hasta que una ves que salía completamente de su capuchita lo lamía de arriba abajo y de lado a lado, llegué a pegar mis labios cubriéndolo por completo y chupeteándolo a placer, Karen ya había dejado al descubierto sus dos voluminosos senos y los masajeába, de vez en vez se tomaba uno de sus pezones entre el dedo índice y el pulgar y lo jalaba para volverlo a su lugar, en eso estaba cuando sentí como su cuerpo se tensaba y se ponía rígido, aprisionándome con sus piernas mi cuello para que no me despegara de su pequeño botón, ella era un mar de emociones mientras se venía, todo mi mentón quedo cubierto de sus jugos que corrían hacia abajo por mi cuello.

Una vez repuesta me levante para acercar mi cara y besarla, nuestras bocas se encontraron y comenzaron un sensual juego de lenguas, era mas una batalla, sin embargo en esta no habría perdedor sino dos excitados ganadores. -Espera- me dijo, tomando su lata de soda le dio un gran sorbo que hizo que se le escapara unas gotas por la comisura de su boca, estas corrían cuello abajo para lo cual me apresuré a lamerlas con deleite, tanto para mi como para ella, continué aun mas, besándole todo su cuello, saboreando esa mezcla de dulzor y salinidad del refresco y su sudor, subiendo hacia su boca para seguir degustando los restos de su soda impregnados en sus labios; ahí se me ocurrió algo, a alta de una bebida noble que degustar estaba el refresco, le pedí que tomara un poco de soda y lo mantuviera en su boca, yo como un gatito me apresuré a lamer el refresco que estaba dentro de su boca abierta, a la vez que lamía el dulce líquido también lamía su dulce boca y lengua, dándole cada ves más placer.

Karen se incorporó y rodeándome el cuello con sus brazos me pidió que la bajara, mientras yo la tomaba de su cintura nuestras lenguas seguían dándose gusto; ella despegó su boca de la mía para bajar su cara hacía mi cada ves mas grande pene, en el piso estaba un pequeño charquito a causa de mis jugos lubricantes y, de la punta de mi miembro escurría un largo hilo de estos.

Hincándose para tener mi goteante pene a la altura de su cabeza lo tomo con una de sus manos, lo frotaba de arriba hacia abajo y viceversa, todo mi aparato estaba afuera, incluidos mis testículos, una mano se encargaba del tronco de mi miembro y la otra acariciaba la piel que cubría mis testículos, Karen embadurnaba todo mi pene con mis jugos cuando comenzó a pasar su lengua de niña viciosa por mis bolsas velludas, tomaba la piel entre sus dientes y la jalaba para después meter completamente un testículo en su boca, el otro no se quedó sin recibir el mismo tratamiento. Ahora comenzó a pasar la lengua en movimientos hacia arriba por toda la extensión de mi columna de carne, por momentos se detenía para aplicarle ese juego de dientes que tanto placer le dio a mis testículos, hasta que llegó a la punta de mi ahora chorreante miembro, donde, le daba suaves lamidas a toda la punta, para después meterse toda la cabeza de mi pene en su boca.

Se metía una gran porción de mi miembro y lo sacaba dejando solo dentro la punta la cual era rodeada y acariciada con su lengua estando dentro de esa boca calientita. Era un ir y venir de mi miembro en su boca lo sacaba de ves en ves y lamía la parte que había dejado fuera, mi pene estaba completamente brilloso, cuando sacaba mi miembro dejaba colgando un gran hilo de jugos y saliva mezclados, los cuales volvía a tomar con su boca, como si fuera este quien la regresara a su sensual tarea.

Karen misma fue quien me pidió que la penetrara, yo haría lo que ella me pidiera; así que le pregunte que como lo quería. Ella contesto -¡Quiero montarte!-, la tomé ahora por debajo de sus sexys nalgas y la levante para depositarla una ves más sobre la cercana barra, no sin antes darle un par de besos a cada uno de sus pechos.

Me bajé completamente mis boxers y me subí a la barra. Una ves que estuve ahí Karen me montó en un santiamén, colocándose a horcajadas sobre de mi ella misma fue la que se penetró, yo tomé los bordes de su blusa y se la saqué por encima de su cabeza. Sentía como todo mi miembro se iba deslizando dentro de ese túnel caliente y húmedo. Una vez que estuvo todo dentro yo me dediqué a acariciar sus senos con mis manos libres los cubría con mis manos hasta apoderarme de sus pezones, ella me pasaba las manos por mi cabellera hasta que la empujó hacia si, yo sabía lo que quería.

Comencé a cubrir de besos y caricias orales toda la superficie de sus pechos, se los dejé completamente húmedos, hasta que me concentre en cada uno de sus pezones, mi boca iba de uno al otro, chupándolos, lamiéndolos en círculos. Sentí como sus caderas comenzaban a subir y bajar, las paredes vaginales me frotaban toda la extensión de mi miembro. Le puse mi dedo índice en su boca y ella lo chupaba con la maestría antes mostrada con mi pene, pasando mi mano por detrás de ella la bajé para dejarla justo entre la abertura entre sus nalguitas, ahí empecé por frotarle la punta de mi dedo por toda la extensión de su anito, regresé mi dedo a su complaciente boquita donde recibió el mismo trato anterior, sus caderas subían y bajaban a un ritmo por demás excitante, mi mano volvió a esa zona tan rica, ahora hice presión con el sobre su suave entradita trasera, la cual estaba también desprovista de todo pelito, su esfínter iba cediendo cada ves mas hasta que medio dedo estuvo dentro, ahí lo removía girándolo dentro, ella se retorcía de tanto placer.

Sacando ese juguetón dedito ahora lo coloqué en mi boca chupándolo con deleite, ella me miraba con sus ojos llenos de éxtasis, -¿Quieres probar?- le dije, así que mi dedo regresó a su escondite y volvió a entrar a nadar en ese calientito y apretado lugar. Una vez que me di y le di gusto lo saqué para colocárselo frente a su cara deformada de tanto placer. Karen sacó su lengua y comenzó a lamerlo como si de un dulce se tratara, hasta que lo tomó por completo con sus labios y lo chupó con avidez. Era tan fantástico ver su boca trabajar, me encantaba esa chica sexy!.

Ahora sus caderas se movían a un ritmo vertiginoso, mi pene no iba a aguantar mucho ese tratamiento, sobre todo cuando giraba sus caderas a cada penetración, no merecía una chica así, o tal vez... sí!. Una ves más sus ojos tomaron un color blanco, a la ves que todo su cuerpo se contraía y apretaba mas mi miembro, el cual era bañado por su orgasmo, toda ella temblaba mientras yo no dejaba de tomarle sus senos acariciándoselos, dándole más placer.

También era mi momento, así se lo hice saber, ella saliéndose rápidamente sin dejar de estar sobre mi tomo mi pene y comenzó a masturbarlo, sus labios vaginales acariciaban el tronco de mi pene, no hay hombre que resista ese tratamiento. Mi miembro comenzó a contraerse y a explotar en un mar de jugos, algunos llegaron hasta sus senos y escurrían por su vientre, la mayoría cayeron sobre el mío, una vez que recuperé el aire, Karen se inclinó para lamer mis jugos sobre mi vientre sin soltar mi pene, los lamía como una gatita hambrienta, no se que me daba mas placer si la visión que tenía o el placer de su lengua pasando por mi abdomen.

Estábamos reposando después del momento y, aunque nos sentíamos cansados no dejábamos de tocarnos el uno al otro, ella me pasaba sus dedos por el pecho pellizcando y jalando mis pezones mientras que yo me deleitaba con sus labios mayores. Le pasaba las yemas de mis dedos por toda esa extensión, se sentían tan suavecitos, así que le pregunté

-¿Cuándo te afeitaste tu vello?-, a lo que ella respondió –fue hoy antes de que llegaras-, y agregó –ya había terminado y me estaba dando dedo cuando tu llegaste, mira-, Karen me mostró su falda en donde se veía una manchita producida por sus jugos; ahora me explicaba la razón del brillo en su mirada y el sonrojamiento de sus mejillas.

Esta charla erótica me estaba poniendo a tono otra vez y ella lo notó, puesto que ya tenía mi cabeceante miembro en sus manos.

-Quiero que lo hagamos de nuevo, pero esta vez quiero que me des tu lengua como solo tu la sabes usar entre mis nalguitas- me dijo, yo estaba encantado con la idea, mas sin embargo en ese momento me llego a la cabeza que podría llegar su hermana y descubrirnos, podría contarle a su mamá y yo perder la oportunidad de un próximo encuentro con esta chiquilla tan dispuesta a todo, así se lo hice saber, -no te preocupes, todo estaba planeado, mi hermana está ahora con su novio, tal ves haciendo lo mismo que nosotros, aunque no tan bien- dijo ella; así que yo era parte de su plan, no me importaba si ella continuaba usándome de la manera en que lo había hecho ya.

Fue ella misma la que me dijo vayamos a mi habitación, una invitación como esa no la podía desperdiciar, rodeando su cintura con mi brazo nos encaminamos por la escalera hacia su cuarto; por supuesto que en el camino yo no dejaba de darme gusto tocándole sus desnudos glúteos. Le pasaba mi mano frotando toda la circunferencia para después tomar son mi mano toda la extensión de piel que podía abarcar.

Una vez que nos detuvimos frente a la puerta de su habitación ella giró para darme una probada mas de su boca, tomándome de mi pene me hizo seguirla, me conducía como una niña exploradora que jala su carrito de galletas.

Aun cuando mi miembro ya estaba casi listo para la batalla todavía le faltaba un poquito para hacerle frente a esta diosa del sexo y la lujuria. Karen se sentó sobre su cama y se inclinó para meterse la punta de mi pene con la maestría que ella sabía, mis caderas instintivamente comenzaron un lento movimiento hacia el frente y atrás, hasta que soltando mi pene ella solo lo tomaba con su boca mientras mis caderas aumentaban el ritmo de esta penetración oral, poniéndole una mano en cada una de sus sienes comencé a atraerla hacia mí para una mas placentera fornicación de su boca, ahora ella dejaba abierta su boca para con mayor facilidad deslizar mi pene hacia dentro, hubieron momentos en que toda la longitud de mi pene la tenía dentro, hasta su garganta.

Me tenía que detener para poder disfrutar de un mayor tiempo de esta chica sucia y sensual, así que, sacando mi pene de su caliente cavidad bucal me incliné y le di un beso antes de decirle –es tu turno linda-.

Ella recostó su espalda sobre el colchón de la cama, pero le pedí que se diera vuelta si quería disfrutar de mi lengua en su rica entradita trasera; Karen al momento estuvo en la posición indicada y con sus piernas abiertas, el espectáculo que tenía ante mis ojos era grandioso; debí de haber traído mi cámara para poder captar esa imagen tan divina. Toda su vulva abierta y chorreante de jugos, y mas arriba ese lindo tesoro escondido entre sus montes de carne, todo esto sin ningún vello a la vista.

Esto lo tenía que disfrutar al máximo y ella de igual manera o más. Así que comencé desde sus talones, les pasaba mi lengua para ir subiendo por sus dos columnas tan bien torneadas, me detuve un poco en la zona trasera de sus rodillas y la zona cercana del comienzo de sus muslos, para seguir subiendo por toda la parte trasera de estos, sus piernas delataban la visita de mi lengua con un caminito de saliva, mi saliva.

Justo donde se unen las piernas con sus nalguitas tuvieron su parte de mis caricias bucolinguales, ahí donde se formaban los pliegues por causa de la gravedad de sus magníficos cachetes, de ahí fui adentrándome en su entrepierna, bajando lado por lado para concentrarme en su vulva de labios abiertos y húmedos. Mi lengua adquirió un movimiento de pala mecánica, la cual recogía los jugos que de ahí emanaban para depositarlos en su gustoso agujerito, cada ves se llenaba de una mayor cantidad de jugos lo cual le daba un brillo muy lindo.

Mi lengua comenzó a pasar por toda la extensión de la piel de sus nalguitas sexys, una ves que estuvieron bastante húmedas se fue acercando cada ves mas a la rajita que separaba sus dos medias lunas. Apreté una contra la otra para cerrarlas y que mi lengua se diera gusto pasando por toda ella, hasta que manteniéndolas juntas estas comenzo a quererse abrir paso entre ellas, las solté para poder alcanzar su lindo agujerito oscuro, lamía todo el interior de este túnel y llegaba a su anito, el cual se contraía cada ves que era tocado por mi lengua. Esta se detuvo en ese punto y comenzó un rico movimiento circular, lamía el centro y toda la zona que lo rodeaba, siguió haciendo círculos pero esta ves imprimiendole un poco de presión para deslizarse dentro, abriéndole completamente sus nalgas mi lengua ya se metía descaradamente por este agujerito, era ahora mi cabeza quien la iba a fornicar, la acercaba y la retraía para que mi lengua como un pequeño pene lo penetrara a placer. Era maravilloso como nuestras mejillas se encontraban a cada empujón, sentir mi cara cubierta por sus dos cachetes era una experiencia tan excitante.

Yo estaba loco por proporcionarle el placer griego, soltándole sus ricos cachetes me subí encima de ella y coloqué mi pene entre sus nalgas, haciéndole a un lado su cabello le deposité una lluvia de besos en la parte trasera de su cuello a la ves que le susurraba muy cerca de su oído –quiero penetrarte-, ella solo contestaba asintiendo con gemidos que me erizaban la piel, yo continué diciéndole –pero quiero penetrarte tu culito, me dejarías?-, ella muy suavemente me dijo –no, por ahí no, nunca lo he hecho-, o sentí como mi pene daba un estirón mas al escuchar aquello; Karen me había dicho que no la penetrara, mas no que dejara de intentar convencerla de hacerlo, así que continué en mi intento –anda, a que te ha gustado como ha trabajado mi lengua ahí?-, ella decía que le había encantado pero que sabía que producía dolor este tipo de acto, -si me dejas hacértelo como yo sé no tendrás molestia alguna, me dejas mostrarte como? al primer momento que tu me digas que me detenga lo haré, esta bien?- le dije, ella por el estado en que se encontraba y como mas tarde me dijo, que se había dado cuenta de que yo era una persona caballerosa y de gran conocimiento le intrigaba como se lo haría y confiaría en mí. De todas maneras los frotamientos que yo le daba por entre sus nalgas y las caricias que le prodigaba a su cuello le daban la mayor muestra de que sin duda le iba a gustar.

Así que ahí tenía yo su permiso, comencé por chuparle todo su anito, repitiéndole el tratamiento de mi boca cubriendo su rico anillito mientras mi lengua se deslizaba dentro y se movía como ágil serpiente, después tomé una de sus manos y se la coloqué por debajo de su cosita para que a la ves que yo me daba gusto con su traserito ella se frotara, le puse mis dedos frente a su boca para que los lubricara, una ves que estuvieron empapados de su saliva retraje mi mano y comenzó un jugueteo por parte de mis traviesos dedos, no necesitaban mas, así que, fui hundiendo un primer dedo hasta que estuvo completamente rodeado de su esfínter, lo saqué solo para que se le uniera un amigo, con dos dedos dentro de ella comencé un vaivén de mis dedos entrando y saliendo. Ahora eran tres los dedos que aceptaba su anito, ya que estuvo bien relajado su culito mis dedos se daban gusto entrando y saliendo, los saque solo para tomar sus dos hemisferios y separarlos, se veía encantador como se abría su anillito como una boquita, tal ves tanto o mas perversa que la que tenía Karen en su cara. Le dejé caer un buchito de saliva que corrió rapidamente hacia dentro, el cual al cerrarle sus dos cachetes surgió para ser absorbido por mi boca, para luego ser nuevamente depositado con una cantidad mas de saliva.

Aunque todo esto me producía un enorme placer y excitación mi pene se había relajado un poquito, esto era bueno pues así sería mas fácil la penetración. Solo faltaba lubricar mi miembro, corrí hacia su cercano tocador en donde encontré gran variedad de cremas, exfoliantes, antiarrugas, quitamaquillaje, etc., decidí tomar la que estaba diseñada contra el paso de la edad, así su culito siempre se mantendría joven pensé.

Me embadurne bastante en mi miembro cuidando de no levantarlo demasiado y así aprovechar la poca dureza perdida, dejé caer un poco sobre su culito y me dispuse a perforarlo.

Colocando la brillosa punta de mi pene en esa entradita la froté para esparcirle un poco la crema, mientras le frotaba sus chorreantes labios pues su clit era atendido por ella misma comencé a hacer presión con mi pene.

La dilatación y la crema hicieron más fácil la penetración aunque por momentos resbalaba mi pene hacia algún lado, sin embargo la punta entró en esa cálida abertura, ella profirió un gemido que no pude distinguir si fue de dolor o de placer, yo me quede estático para darle oportunidad de ajustarse al tamaño de tan festivo invasor -¿Quieres que siga?-

le pregunté, ella entrecortadamente alcanzo a decir –espera... sih... ahora... yah-, no necesitaba escucharlo dos veces, comencé a empujar hacia abajo, deslizando toda la longitud de mi ahora completamente erecto miembro hasta que estuvo completamente dentro, mis testículos literalmente pegados a su vulva, después de unos segundos me retraje para deslizarme hacia atrás de ese culito exvírgen.

Volví a deslizar mi miembro dentro de ese ardiente lugar para comenzar con los movimientos de penetración, Karen cada ves profería mas fuerte gemidos mientras mis penetraciones adquirían mayor rapidez, decidí aplicarle mi movimiento de rotación de mis caderas, era un ir y venir en círculos mientras sus dedos no soltaban su pequeño botoncito, mis manos las pasaba por toda la longitud de su espalda frotándosela, era lógico que no íbamos a durar mucho tiempo en esta práctica. Ahora sus gemidos se transformaban en pequeños gritos de placer, yo deslizaba mi entero miembro dentro y fuera de su anillito, sentía una presión bastante rica sobre mi pene, -vente conmigo!- me ordenó Karen, lanzando un grito que debieron de haber escuchado los vecinos –Me vengooooo!!!-, fue la señal para que mi complaciente miembro comenzara a lanzar sus chorros de crema ardiente, mientras ella con su característico modo de terminar exprimía aun mas mi pene, era como si se lo estuviera deglutiendo, le solté una cantidad bastante generosa de semen dentro de su culito para sacarlo y terminar de expulsar todo lo demás sobre su canalito que separaba sus cachetes.

Me tendí a su lado unos segundos solo para recuperar la respiración, ya que nos repusimos un poco ella se acercó a mí y mientras nuestras bocas se demostraban cuan agradecidos estaban el uno con el otro yo le frotaba su espalda y cuello.

Entre una caricia y otra nos lanzábamos una y otra felicitación por el reciente encuentro, ella recostó su cabeza sobre mi pecho y nos quedamos un momento descansando. Salí de su casa ya bien entrada la noche, con mi miembro un poco dolorido pero muy satisfecho, en cuanto a su anito estaba en las mismas condiciones, bien había valido la pena el resultado tan placentero.

En cuanto a proyecto encargado en clase, lo entregamos con unos días de retardo, ya que en cuantas ocasiones nos reunimos para darle seguimiento lo hicimos, pero seguimiento a nuestra enorme calentura, la nota que sacamos fue muy mala, hubiéramos preferido que nos hubieran evaluado nuestro desempeño en las lides amorosas, aunque creo que no hubiera habido un número que definiera nuestro resultado.

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