Kara (3)

Más complicaciones me deparan en la búsqueda de la aceptación por parte de kara. Tanto así que en mi deseo de hacerla mía por poco la pierdo para siempre.

Más complicaciones me deparan en la búsqueda de la aceptación por parte de kara. Tanto así que mi deseo de hacerla mía por poco la pierdo para siempre.

Al despertar me di cuenta que había salido el sol, los rayos inundaban la habitación tornándola de vivos colores. Al estirar mi brazo descubrí que estaba solo, un sentimiento de soledad me inundo el alma. Al bajar apresuradamente las escaleras me tope con la mirada de kara. Esta se encontraba vestida abrazando los cuadernos.

_Hola… _dijo tímidamente

_ ¿Adonde vas?_ pregunte extrañado

_ A la escuela, pensaba no ir pero… creo que es mejor así, quedarme en casa solo hará que me llene de tristeza

_ ¿Quieres que te lleve? _dije sabiendo que seria muy difícil tratar de convencerla que se quedara

_ Si…_ respondió dándose vuelta y tomando su bolso abrió la puerta.

Yo volví corriendo a mi habitación, me puse una camisa y un vaquero en solo unos segundos, fui hasta el baño y… me detuve al ver que sobre la tapa del canasto de la ropa para lavar, kara había dejado su tanguita blanca. La tome y la observe detenidamente, ¿como diablos podía usar algo tan pequeño? Al olerla percibí el aroma característico de ella, un aroma dulzón

Deje la tanguita donde estaba y salí apresuradamente. Kara ya estaba sentada en la camioneta.

Emprendimos el trayecto sin decir nada, en mi cabeza bullía miles de pensamientos, pero no me atrevía a preguntarle nada por miedo a su rechazo, parecía que nuevamente había vuelto al principio o sea que no tenia ningún avance con ella. Luego de cavilar mucho me decidí

_Kara… sobre lo que paso anoche…_ la mire de reojo y vi como el rubor asomaba a su rostro. Acto seguido miro hacia el acostado del camino. No sabía si debía continuar, pero tomando nuevamente la iniciativa seguí

_ Que es lo que sientes por mi_ me mande de una_ Porque tú no hablas sinceramente conmigo como yo lo hago contigo_ interrogue

_Darién no quiero hablar sobre eso, creo que fue un momento de debilidad_ se justifico_ creo que fue un error, no podemos volver a caer, no quiero, me aterra la sola idea de saber que estarán pensando mama y papa desde donde quiera que estén_ concluyo

_No metas a mama y papa en esto, no dejare que los uses como una excusa, anoche te sentí temblar en mis brazos, correspondiste a mis besos, a mis caricias, no te atrevas a negarlo_ le suplique casi gritando

_No…no vuelvas a repetirlo por favor, ya es suficiente con saber que fuiste tu mi hermano quien me beso por las primera veces, el que me ha acariciado en los lugares que yo jamás me hubiera imaginado… eso esta mal, esta mall!_dijo llorando

Yo detuve la camioneta justo en unos de los caminos adyacente que hacia mucho tiempo no se usaba. Me quede mirando el camino, en mi mente trataba de decidir si lo intentaba de nuevo o me daba por vencido.

Me acerque a ella suavemente, ella me miro preocupada como adivinando mis pensamientos. Le quite los cuadernos y el bolso de sus manos y los dejes en el piso de la camioneta.

_No puedo evitarlo mi vida… es mas fuerte mi amor, mi deseo, que mi cordura o mis principios. Quiero tenerte en mis brazos, acariciarte, besarte cada centímetro de tu piel, dejarme llevar por la pasión._dije susurrándole al oído mientras ponía una de mis mano sobre uno de sus senos_ quisiera acariciarlo desnudo, ver como se endurece esa pequeña aureola que tienes por pezón, succionarlo hasta endurecerla _ al oír esto se le escapo un jadeo_ añoro contemplar tu desnudez, para mi la vida es una constante agonía sin ti, saborear tu piel dulce como la miel…dime que no sientes nada niégamelo!! _ estaba totalmente bajo mi poder, no podía desaprovechar la oportunidad aunque me costara perderla para siempre.

Con una mano desabotone su camisa por completo, llevaba puesto un soutien color rosado que acentuaba mas aun el nuevo bronceado de su piel. Pase mi mano por la espalda, la acaricie con tanta ternura que ella se dejo hacer, tome los broches del brasier y los desprendí. Al hacerlo ella dio un grito ahogado se aparto unos centímetros mientras se cubría los senos con ambas manos.

_No... No te cubras, deja que te vea_ suplique tomando sus manos y apartándoselas de sus senos, quite primero la camisa, la eché aun costado, luego mirándola a los ojos comencé por sacarle por completo su brasier. Ya la había visto desnuda aquel día de tormenta pero en este momento fue como si la viera por primera vez. ¡¡Dios!! Sus senos eran perfectos, grandes para su edad, redondos con una rosada aureola, al verla sentí como mi miembro comenzaba levantarse. El slip me hacia doler, desabroche mi pantalones y baje la bragueta, rápidamente me quede en slip. Ella me miraba perpleja sin decir nada.

_Sabes… amo tu desnudez_ al decir esto ella quiso taparse nuevamente_ ¡quédate así mi amor, no te avergüences, porque yo te miro con amor! Nada que venga de ti es vergonzoso y nada de lo que yo te haga lo es._ dije con voz suplicante.

Sus ojos nublados por primera vez me miraban sin reproche. Mis manos tomaron cada uno de sus senos y los acariciaron delicadamente, cada suave contacto erizara los bellos de sus brazos, me agache y con mis labios succiones dulcemente su redondeada aureola, yo había tenido la agradable visión de ver como con cada caricia anunciaba un excipiente pezón. Me encantaba poder recorrerlo con mi lengua, era tibio, suave, terso, no me pude aguantar y tomando sus senos con mis manos los apreté hasta que las aureola se tensaron elevándose hacia arriba. Los chupe de la misma manera que lo hiciera un recién nacido desesperado por alimentarse. A cada succión ella dejaba escapar gemidos que me excitaban cada vez más. Mientras succionaba uno de los pechos con una de mis manos trataba de encontrar el cierre de la falda, al encontrarlo lo descorrí. Me detuve y enderezándome la mire directamente a los ojos. En ellos había pasión, deseo y para mi asombro entrega.

_kara… vamos a casa

Al no ver ninguna señal de protesta, encendí la camioneta, y nos regresamos a la casona.

Una vez ya en la puerta de entrada me baje casi corriendo, abrí la puerta de ella y suavemente besando sus labios la cargue. Ya en mi habitación la deposite en la cama, me detuve un momento a contemplarla. No podía creer que hacia un poco mas de dos meses kara era para mi, mi hermanita pequeña, y ahora, seria mi mujer, porque en este momento la haría mi mujer no se si para siempre pero lo seria hasta lo que durara.

Me quite los pantalones nuevamente, luego le saque la falda. La tanga era del mismo color que su brasier, de un rosa pálido. Me di cuenta que ella me miraba mi slip, yo por mi parte sonreí al darme cuenta de su sorpresa. Si no me equivocaba era la primera vez que kara vería a un hombre desnudo, y lo que mas me enorgullecía era que ese hombre seria yo. Jamás encontrare a una mujer mas completa que ella, he conocido a muchas y ninguna se le compara ni en belleza física como así tampoco en la pureza de alma. Su cuerpo era puro, su corazón y su mente también, lo único que nubla mi alegría es que yo soy su hermano alguien prohibido para ella, seria quien le enseñara todo y eso mas allá de enamorarme como un loco, empañaba mi felicidad

Me acerque suavemente le saque las zapatillas y las media, luego al intentar quitarle la única prenda intima que le quedaba ella se resistió un poco hasta que yo mirándola con todo el amor del mundo se dejo hacer.

Desnuda ya, me quite mi slip, y fue allí donde ella pudo verme detenidamente. Vi temor en sus ojos al ver mi miembro que ya se encontraba casi totalmente empalmado.

_kara… _ susurrándole en el oído mientras mi mano recorría su pierna, cada vez subía más

_ Kara…_volví a repetir. Busque su boca mirándola fijamente, suavemente pase mis dedos por sus labios y se los introduje hasta que sentí el calor de su lengua.

Ella trataba de apartarse pero no dejaría que lo hiciera, la pasión que había en sus ojos era inconfundible, acerque su rostro al mío y con la dulzura a flor de piel la bese. Al principio suave, deleitándome con cada uno de sus gemidos, la escuche quejarse cuando mordí su labio, la mire para ver su reacción pero ella solo se quedo quieta con los ojos cerrados.

Volví a saborear su boca pero esta vez con más énfasis, mientras con una mano le sujetaba del cuello con la otra comencé a acariciar su espalda. Tersa, con mi boca comencé a recorrerla empezando por su frente, sus mejillas, su cuello… hasta que llegue hasta sus senos. Sonreí al ver que aunque estaba muy excitada, aun sus pezones no emergían, allí me di cuenta de lo joven que era, a pesar de poseer un cuerpo que volvería loco a cualquier hombre, aun le quedaban vestigios de niña.

Me agache y bese tiernamente la aureola que estaba en lugar de un pezón, la sentí jadear, eso me alentó a continuar.

La acosté a lo largo de la cama, a todo esto ella mantenía los ojos cerrados, me deslice hacia sus pies, tomándolo comencé a besar uno por uno sus deditos, deteniéndome en cada hendidura, kara se retorcía no solo por el placer que le provocaba lo que le estaba haciendo sino porque también le provocaba cosquillas. Si hay algo que me apasionaba era hacerle cosquillas hasta que me suplicaba que me detuviera. Es un placer que nunca dejaría de lado. Creí escuchar una risita algo temblorosa, levante la vista pero aun continuaba cerrando sus ojos. Volví a continuar pero esta vez, seguí con sus bien formadas y torneadas piernas, todo gracias a los paseos continuos en bicicleta por el campo y las competencias de natación en la escuela.

Lo que siempre me intrigo mucho es que nunca ningún chico en la escuela haya intentado acercársele o conquistarla ya que ella confía en la gente y pudo ser engañada para sacar provecho de su inocencia.

Kara tenía más amigos que amigas por lo que ella me contara. Un día le pregunte si tenía novio o si le gustaba algún compañero de la escuela, ella solo me miro extrañada como si su mirada me dijera que yo la conocía bien como para hacerle ese tipo de pregunta. La verdad me sorprendí porque no estaba acostumbrado a que una jovencita de su edad no tuviese un noviecito por allí.

Pero pensando en la forma en que mis padres criaron a kara no era de extrañarse.

Dejando de lado mis cavilaciones me concentre en ella, besaba cada centímetro de su piel, degustando su sabor hasta que llegue hasta su escasamente poblado monte de Venus, fue en ese momento cuando sentí sus manos en mi cara intentando detenerme.

_kara… no me detengas por favor… déjame amarte como solo un hombre enamorado lo haría_ sentí como sus manos en mi rostro temblaban, ella se sentó en la cama y llevo mi cara hasta unos pocos centímetro de la suya. Me miro por largos segundos como si estudiara mi rostro.

_No puedo… _ dijo mientras le corrían lagrimas por las mejillas. Hizo el ademán de levantarse, sabia que si no la detenía en ese instante nunca mas podría volver a intentar estar con ella.

_ ¡Noo! _ casi grite de la desesperación de perderla_ no dejare que me alejes kara… no te lo permitiré solo porque tu tengas miedo_ volví a susurrarle en el oído cuando le agarre su cabecita.

Forzándola un poco la acosté nuevamente, pero esta vez me acosté encima, ella solo me miraba, aunque ya no veía horror en sus ojos si pude notar algo de desesperación. La bese apasionadamente perdiendo casi por completo el control, mientras una de mis manos acariciaba sus caderas y algo mas

Mi excitación iba cada vez en aumento, no podría contenerme mucho tiempo mas, no quería perder el control para no dañar lo que mas amaba en este mundo, nunca en mi vida me había sentido de esta forma.

_Quiero que seas mi mujer… ¿entiendes lo que digo kara?_ le dije mirándola_ quiero que vivamos juntos tu y yo, por favor kara, no me nieguen esa felicidad_ suplique besándola desesperadamente pero ella intentaba apartar la cara, le tome la barbilla entre mis dedos y se la levante, al sentir nuevamente el contacto húmedo y calido de sus labios fue una conmoción física para mi.

Recorrí su cuerpo con mis labios conteniéndome más tiempo en sus senos, esos senos que cada día se convertían en mi obsesión. Los bese, succione, de cualquier manera que los tocara o acariciara me obsesionaban cada vez mas. Necesitaba desesperadamente que ella me correspondiera, pero solo se quedaba quieta bajo mío, volví a besarle esos labios tan sensuales, sentir su aroma y su calor me llevaba más allá de la locura, entrelacé mis manos con las de ella con ímpetu sin dejar de besar su cuello, sus jadeos se convertían en fuerte gemidos.

Ya no aguantaba mas, el dolor y el deseo eran insoportables, le abrí las piernas suavemente, como tratando de evitar que ella se diera cuenta de cuales eran mis intenciones, con una de mis manos acaricie sus partes intimas, cada vez con mas fuerza, me di cuenta de cuan excitada estaba. Vi su cara completamente sonrosada, aunque ella no quisiera su cuerpo la delataba ya que se retorcía con cada caricia nueva que me inventaba. Me ubique entre ellas y mirándola a los ojos me perdí suave pero muy lentamente dentro de ella. Kara sintió en ese instante que sus piernas perdían totalmente sus fuerzas bajo el impulso de las embestidas de Darién, con una sensación de incredulidad lo miraba sin entender que estaba sucediendo hasta que un dolor agudo la sacudió, trato de gritar al principio pero solo pudo emitir un gemido ahogado, sus mejillas quedaban bañadas de lagrimas debido al tormento que su hermano la estaba sometiendo.

Con cada empuje me introducía cada vez mas, por un momento no me di cuenta de la reacción de kara hasta que la oí gritar

_ ¡Noo! Por favor Darién no lo hagas, déjame… dejamee_ sollozaba histérica

_No puedo mi amor, ya no puedo detenerme, porque ya eres mi mujer

Diciendo esto aumente el frenesí de mis embestidas. Sus gritos me excitaban demasiado tanto así que descubrí que pronto acabaría. Me contuve volviendo a poseerla lentamente tratando de alargar el inmenso éxtasis que me embargaba.

_Detente ya Darién… Me haces daño… ¡Por favor!_ dijo sollozando

Pero yo no me detuve continué penetrándola aunque esta vez fui mas suave casi tierno, sentí como un hormigueo me recorría la columna que culminaba en mis partes erógenas, igualmente sentí que el interior de kara era dominado por una corriente que la hacia agitarse involuntariamente.

Los gritos de kara se convirtieron en gemidos y jadeos de placer, no me di cuenta cuando me había abrazado por el cuello donde sus manos tiraban de mis cabellos, sus labios pegados a mi oreja me anunciaban que pronto llegaría al clímax, aun escuchándola no podía creerlo. Por fin ella me aceptaba, se entregaba a mí después de tanta resistencia, el solo sentir como su pasión fluía como un manantial, me embriagaba de un amor extremo el alma.

Levante sus piernas ubicándolas en mis hombros para poder penetrarla más profundamente antes de que el incontrolable orgasmo que nos uniría para siempre nos invadiera.

Los temblores de kara se tornaron casi convulsivos, tanto me preocupo, que inconscientemente comencé a penetrarla con demasiada suavidad y consideración y entonces llego como una explosión por dentro, los espasmos que nos dominaban eran incontrolables, segundos más tarde cesaban muy lánguidamente. Unos minutos después nuestros cuerpos sudorosos pegados ligeramente muy próximos al agotamiento, nos encontró besándonos. _Te amo mi amor… te amo con locura _ susurre jadeando pleno de éxtasis.

La respiración de kara aun era entrecortada, no dijo nada solo se quedo mirando el vacío aunque aun se mantenía abrazada a mi cuello, al volver a besar su cara poco a poco fue deshaciéndose de su abrazo

La culpa comenzó a inundarme el corazón, hacia mas de dos horas que todo había ocurrido, ella aun permanecía con su mirada perdida. Intente hablarle para ver si podía sacarla de ese estado, pero nada sucedió

_ Kara… mi amor que sucede, háblame _ sin decir nada se dio vuelta y se encogió tanto que quedo prácticamente en posición fetal, solo supe que lloraba por las sacudidas de sus hombros. Al ella darse vuelta los vestigios de su virtud quedaron sobre las sabanas. Una tristeza inmensa me embargó. Solo atine a recostarme a su lado y abrazarla tratando de consolarla por lo que yo le había hecho.

La noche nos descubrió abrazados, kara dormía profundamente, su respiración era casi imperceptible. Bese suavemente sus labios tratando de evitar despertarla. Ella se movió haciendo muecas y dejando escapar una protesta de niña. Sonreí y la ame solo por el modo que tenia ella de pasar de mujer a niña y viceversa

Me levante y todavía estaba oscuro, estaba todo adolorido pero feliz ya que el solo sentir ese tipo de dolor me llenaba de placer, tome un toallon y fui a darme un buen baño para despejarme un poco ya que la confusión que sentía me nublaba la razón.

Kara estaba sentada con sus largas y torneadas piernas recogidas en posición yoga sobre los escalones de la amplia galería, las primeros rayos del amanecer se perfilaban por entre la arboleda, sintió mi presencia mucho antes de yo cruzar la puerta que da a la galería, se volvió y me miro fijamente nunca me imagine cuan sombríos estaban sus ojos aquella mañana. Temblando se levanto y camino hacia el portalon del jardín, hice el ademán de detenerla pero la deje ir.

La magnitud de mi calvario se hizo presente unos días después cuando cayo en una profunda depresión provocándole un estado febril que me tenía extremadamente trastornado. Día a día la escuche llorar y rememorar en su mente atormentada mientras dormía lo que había sucedido entre los dos. Poco a poco fui desmoralizándome al punto de olvidarme de comer o asearme, la culpa no me daba tregua, encogido a su lado en la cama trataba de no hundirme en la desesperación, temía perderla, es como si ella lentamente se dejara llevar por la negrura de la inconciencia. Cada vez se veía mas pálida hasta que unos días después tome la decisión de llevarla al pueblo para que la viera un medico ya que yo no me encontraba en condiciones ni siquiera de ocuparme de mi mismo. Al principio dudaba por miedo a que se supiera la causa por la cual kara se encontraba en ese estado, pero aun así me arme de valor y prepare todo lo que ella pudiera necesitar en la clínica. En el camino la sorprendí al ver que de vez en cuando ella entreabría los ojos y miraba al costado del camino, al menos estaba consiente y eso le dio un respiro a mi alma

Llegamos a la clínica, kara me miro extrañada a pesar de su gran debilidad me miro interrogadoramente.

_Quiero que te vea un doctor kara, estas muy desmejorada, si quieres puedo hacer que el doctor Campbell te vea… era el medico de mama y papa ¿Eso te haría quedar mas tranquila?_pregunte mirándola fijamente. Para mi sorpresa asintió sin protesta alguna.

Abrí la puerta de la camioneta, la tome en mis brazos, ella no puso ningún reparo ya que se encontraba muy débil para caminar, al hacerlo note mi debilidad cuando sentí un temblor en las piernas. Apoyo su cara en mi pecho, el contacto con mi piel me estremeció tanto que mi corazón comenzó a latir como un caballo desbocado. Tan fuerte que me hacia daño y era casi imposible que ella no se diera cuenta pero si lo hizo no dio señales de ello. Mientras subía las escaleras pensaba como algo tan insignificante podía provocar ese tipo de sensaciones y emociones tan intensas.

Al entrar en la sala pude ver al doctor Campbell charlando con otro medico, al verme se acerco preocupado.

_ ¿Darién que sucede?_ pregunto y yo en ese momento perdí toda la fuerzas que me quedaban que casi se me cae kara, de un solo impulso el doctor me la quito de los brazos, unos minutos después ya mejor me di cuenta de que estaba acostado en una de las camas de la clínica y kara a mi lado dormía placidamente en la cama contigua. Cuando me puse a pensar como llegue allí, recordé que casi tire a kara al suelo cuando mis fuerzas me abandonaron, tal vez fue por los nervios, o tal vez la presión y el sufrimiento de todo lo vivido en los últimos tres meses fueron demasiado para mi.

En esos momentos entro el doctor Campbell con una carpeta, al ver que estaba despierto se acerco hasta mi cama.

_Veo que ya te sientes mejor Darién, sabes me asuste muchísimo cuando te desmayaste_ dijo sonriendo

_Si, la verdad es que no me sentía bien. ¿Como esta kara doctor?_ pregunte mirándola

_No te preocupes tanto Darién… es comprensible que después de perder a sus padres recientemente y de manera tan trágica el sufrimiento los haya llevado a un estado de colapso nervioso, kara solo necesita descansar unos días, solo tiene una descompensación producida por el estado de profunda tristeza en que se encuentra y además creo que va a necesitar de tu cariño y contención para que se recupere lo mas pronto posible_ concluyo

_ ¿Cuando podremos irnos doctor?_

_Creo que lo mejor es que ella se quede un par de días para poder controlarla, tu eres medico y sabes como son estas cosas, además la voy a someter a una cura de sueño leve para que se tranquilice y una buena alimentación para que su cuerpo recupere fuerzas_ dijo anotando algo en la planilla que se encontraba al pie de la cama de kara

_Si creo que es lo mejor _ asentí

_Creo también que a ti no te vendría mal dormir un poco_ recalco mirándome serio_ No solo tu hermana sufre de agotamiento físico y emocional. Porque no te quedas estos dos días también, así de paso asistes a kara para que ella no se preocupe por ti_ concluyo enfáticamente

Kara durmió por espacio de veinticuatro horas ininterrumpidas, por medio de una vía en su mano el doctor Campbell la asistía con un coctel de vitaminas para alimentarla. Por mi parte el descansar una horas me devolvió las fuerzas, solo una cosa perturbaba mi tranquilidad. Como reaccionaria kara cuando despierte, el miedo se adueño de mi corazón, si le contaba todo al doctor Campbell, si no quería regresar a casa, o peor aun que el inmenso amor que me tenía desde niña se convirtiese en odio. ¡Oh Dios! cualquier cosa menos eso, no podría soportarlo, preferiría irme lejos antes que ver desprecio en sus ojos.

Entre a la habitación donde kara dormía y para mi sorpresa no estaba en su cama. Una corriente helada me recorrió el cuerpo temiendo que le hubiera sucedido algo, pero al salir nuevamente al pasillo vi que el doctor Campbell traía a kara en una silla de ruedas, a su lado una chica y un joven los acompañaban.

Al verme su rostro cambio de una amplia sonrisa a reserva total, me acerque lentamente, al llegar a su lado la mire fijamente antes de hablar. Su mirada era sombría, trataba constantemente de esquivar mis ojos, una punzada en el pecho me dejo casi sin aliento.

_Hola kara, como te sientes_ pregunte

No me respondió solo se limito a mencionarle algo en voz baja al doctor. Este me miro seriamente, tuve la sensación que el lo sabia todo pero mi alma regreso a mi cuerpo cuando dijo sonriendo

_ ¿Puedo hablar un momento contigo Darién?

Solo asentí con la cabeza sin dejar de mirar la cabeza agachada de kara

_Darién… no se que es lo que sucede entre kara y tú pero ella no quiere regresar a casa por ahora, me pidió que te preguntara si podía quedarse en la casa de su amiga Lissa por unos días hasta que se recupere totalmente. Creo que deberíamos complacerla si queremos que se restablezca rápidamente.

La pregunta me tomo por sorpresa tanto así que tarde unos segundo en darme cuenta de lo que eso significaba para mi, no quería verme ni mucho menos volver a casa conmigo. Sentí una opresión en el pecho que me quitaba el aire, ladeé un poco la cabeza para mirar a kara, esta aun se mantenía en la misma posición.

_Puedo hablar un momento con ella _ pregunté molesto

_Creo que no seria conveniente muchacho_ dijo pausadamente

_Por favor…_suplique

El bajo la cabeza y asintió

Hizo una seña a los chicos y se fueron del pasillo, me acerque quedamente, ella en ese momento levanto la cabeza para mirarme firmemente, me senté pesadamente en una de las sillas cerca de ella, creo que fue una eternidad que nos miramos sin decir nada.

_ ¿Me odias kara?_ pregunte repentinamente sin darme cuenta tomándoles las manos con tanta dulzura que me sorprendí a mi mismo

No intento rechazar esa caricia, sus ojos llenos de lágrimas me miraban pero no había odio en ellos, solo tristeza y soledad.

_No… no puedo odiarte a pesar de todo, eres mi hermano y el cariño que siento por ti aun lo conservo en mi corazón… pero Darién… ya nada volverá a ser igual entre los dos, no soy la misma que tu viste aquel día en la escalera cuando regresaste, tu me mostraste una cara que yo nunca creí que existiera y menos en ti_ la voz se le quebró, no pude contener mis lagrimas, nunca pensé en el daño que le causaría, siempre me hice a la idea que ella me amaría tanto o igual de lo que yo la amaba. En ese momento supe que a pesar de no odiarme la perdía para siempre.

_Si tu quieres puedes quedarte en casa, yo me iré, regresare a EE.UU.

Ella lo pensó un instante antes de responder.

_No, no quiero que te vayas, eres la única familia que me queda Darién_ me suplicaba aferrando fuertemente mis manos_ solo te pido unos días para pensar y ver que voy a hacer con mi vida desde hoy, tal vez una semana o diez días como máximo_ recalco dándome una tímida sonrisa.

¿Y aun me pregunto que es lo que vi en kara para enamorarme de esa manera?

Era el ser mas puro que podría conocer y yo en mi afán de poseerla le había mostrado la parte cruel de la vida y los bajos instintos de los hombres. Nunca imagine ver ternura en su mirada, me sentí un miserable porque ella me había perdonado, sin palabra alguna solo con su dulce sonrisa supe que no me seria difícil con el tiempo el intentar borrar aunque sea un poco el daño que le había hecho.

Continuara

Quiero agradecer por la cantidad de comentarios que he recibido. Además quiero también aclarar que la historia es real, cada detalle y cada situación que mi amigo confía en mi y que el nombre Kyra es de mujer, como algunos se imaginan que soy hombre aclaro el mal entendido