Justina pierde su virginidad
Para comprender la perversión es necesario conocer su origen. Temprano despertar de una virgen inocente. Justina es desvirgada por su tío.
Para comprender la perversión es necesario conocer su origen. Temprano despertar de una virgen inocente.
Justina es desvirgada por su tío.
NOTA1: El siguiente relato forma parte de la obra en proceso "Los Viajes del Erudito Nocturno", y como tal es narrada por el personaje principal de la obra, José Molina. Para ayudar entender mejor la trama y así disfrutar más del relato os recomiendo leer el relato anterior.
(Una Viciosa mujer, un vicioso hombre. un vicioso desenlace. ¿Hay acaso algo más que decir?)
NOTA2: Según la historia, Justina le cuenta al Erudito Nocturno sus experiencias sexuales luego de una breve introducción. A partir de este momento algunos relatos de la serie Justina serán escritos en primera persona siendo relatados por ella para así ambientar al lector y otros serán contados desde la perspectiva del Erudito Nocturno cuando él tenga importancia en la trama.
JUSTINA PIERDE SU VIRGINIDAD
Acabé en un largo y placentero orgasmo con un turbulento torrente de esperma irrigando copiosamente su ajustada cavidad vaginal. Me sentí morir y volver a la vida. Luego me quedé acostado a su lado y me dormí vuelto una picha.
Mujeres como ella pueden hacer a un hombre feliz o desdichado, llevarlo a la gloria o a la ruina, ellas deciden.
Luego de mi primer polvo con Justina, seguí visitándola en la iglesia. Ella siguió visitándome al hostal. Los dos seguimos visitando nuestros templos de iluminación y durante un tiempo todo fue perfecto. Ella me narraba sus experiencias sexuales, o al menos las mas importantes para ella, pues querer contarme todas habría sido un ejercicio de futilidad, por no decir un intento eterno de inmortalizar sus momentos de grandeza. Sin mí. La odié por eso. A estas alturas ya empezaba a sentirme embriagado de ella. La olía en el agua de panela. La probaba en el jugo de guayaba.
No supe en ese momento ni sé hoy ni sabré nunca en que momento se hizo tan indispensable para mí. Que puta vida. Conocerla ahora que creía no tener más nada que conocer.
Tan fútil y a la vez tan necesaria. Tan niña y tan mujer. Así es ella.
Aquella tarde la fui a buscar a la capilla donde nos conocimos una semana antes. Donde me confesé y se confesó. La hallé orando frente a la estatua de la virgen María. Nada más pecaminoso se me pasó nunca por la mente que ver a semejante monja libertina frente a la imagen de la madre de Dios.
Justina y yo nos pasamos la tarde en mi habitáculo cogiendo y por la noche luego de cenar nos quedamos el uno junto al otro pasando el tiempo. El silencio era ensordecedor (si es que puede existir cosa semejante) así que decidí romperlo interrogándola:
-Justina, dime. ¿Quien te ha nombrado así?
-Este nombre me lo puse yo misma. Cuando me uní al clero me permitieron escoger un nuevo nombre para mi nueva personalidad e identidad.
-¿Por qué escogiste ese nombre?
-¿Te parece feo?
-No, es que me recuerda a Justine, la protagonista de la obra del Marqués de Sade.
Una risa macabra pero a la vez diminuta, con la "i" como única vocal, casi escapó de su boca. Benditos los ojos que ven moverse esos labios para orar. Maldita la verga que es adorada por tan delicada boca.
-Has leído al Marqués de Sade. Pensé que no, tienes ese aire de hombre serio y prejuicioso. Escogí ese nombre porque cuando fui acogida por el clero, me sentí como ella. Atacada cruel y despiadadamente por perversos peores que yo.
-¿Quién te atacó? ¿Qué te hicieron?
-No tiene caso que te explique eso ahora. Además no me atrevo. Más adelante talvez.
-Justina quiero saber todo sobre ti. Todo. He quedado prendado de ti. No sé por qué pero estoy encoñado. Nunca me pasó antes de conocerte a ti. Cuéntame todo.
-¿Todo? Es mucho lo que deseas saber, José. Te contaré lo que me atreva a contarte.
-¿Como empezó tu vida sexual? ¿A que edad? ¿Quién fue?
-Bueno. A los trece años. Muy dolorosa. Mi tío.
-¿Tu tío? ¿Qué te hizo? < ¿Qué te hizo, mi dulce niña? Amor mío, cuanto te odio por no haberte cruzado antes en mi camino. Tarde llegas a reclamar amor. Amor que solo ahora que no te interesa, es tuyo.
Como si hubiese adivinado mis pensamientos, me dijo:
-¿quieres que te cuente con lujo de detalles?
Como si no conociese ya la respuesta, le dije:
-Si. Por favor.
Empezó entonces a relatar:
"Tenía yo trece años cuando vivía con mi mamá y mis tíos en casa de ellos. Mi tía era hermana de mi madre. Mi madre tendría unos treinta años cuando eso. Me tuvo joven ya que en su época se usaba que un hombre raptara a una mujer para desposarla si era menor de edad. Mi padre trabajaba en una empresa minera de carbones en el Cerrejón, La Guajira. Como nosotras dos vivíamos en Barranquilla y él trabajaba dos semanas allá y venía una a estar con nosotras, nos cansamos de vivir separados y mis padres decidieron divorciarse. Con el tiempo decidieron que mi madre y yo viviéramos con mis tíos mientras mi mamá conseguía un apartamento.
Mi tío tendría treinta y ocho años, al igual que mi tía. Tenían un hijo de dieciocho que no vivía con ellos pues estudiaba en una universidad en Bogotá, y aceptaron gustosos nuestra estadía por tiempo indefinido.
Mi tío solía beber mucho y una noche llegó ebrio y se metió a mi cuarto. Yo estaba dormida cuando lo sentí sentarse a mi lado en mi cama. El era muy cariñoso conmigo así que no me alertó que me acariciara el cabello. Me tomó por la nuca y acercó su cara a la mía. Yo pensé que me besaría la frente y por eso esperé el beso con los ojos cerrados, pero él me besó en la boca. El beso fue desagradable y altamente repulsivo para mí. Introdujo su lengua en mi garganta y probé los ácidos y gases del licor en su aliento. Un sabor indescriptible invadió mis papilas gustativas mientras un olor a aguardiente con limón y cigarrillo llenó mi pituitaria amarilla. La sensación más asquerosa y antisexy que nunca probé.
Yo hice fuerza para separarlo de mí, pero no pude, era mucho más fuerte que yo. Mucho más grande que yo. Y cuando intenté hablar para preguntarle lo que le sucedía, tapó mi boca con su mano mientras susurraba gagueando quizás por la misma borrachera:
-Calladit ta mam mita. Te voy a coger quieras o no!! Y como no te dejes, te lo hago con mmmas fuerza. O si no le digo a tu mamá que me andas acosss sando y coc queteandome.
Yo intenté decirle que no, que eso era mentiras y que yo era una niña. Y SU SOBRINA!! Pero justo cuando empecé a hablar me abofeteó tan fuerte que me tembló toda la cara. Por poquito y no me partió la boca. Me dolió mucho. Yo deseaba que él saliera de ese estado enseguida. Pude haberme quedado callada si el tan solo hubiera salido de esa borrachera en ese instante, pero no.
Empezó a besarme el cuello mientras me metía mano por debajo del pijama de camisón y acariciaba mis senos. Debo decirte que a los trece años ya yo estaba en pleno desarrollo y mis senos empezaban a tomar tamaño, así como mi cola y en general mi cuerpo ya parecía de mujer.
Me resistí y traté de alejarlo de mí una vez más pero me mordió en mi cuello y me apretujó los senos. Me empujó a la cama y me tapó la boca. Su mirada era la de un desquiciado. Me miraba fijamente. Una mirada enfermiza.
Se montó encima de mí y mientras yo lloraba se soltaba el cinturón y se corría la cremallera de su pantalón. Yo deseaba que todo fuera un sueño. Solo quería que todo terminara pero apenas empezaba.
Sacó su polla de su pantalón y la extendió frente a mí. Como estaba montado encima de mi pecho y su verga era grande quedaba frente a mi cara, casi podía tocarme la nariz con su cabeza.
Tomó mi nuca en su mano y me dijo:
-Si gritas quedarás mal tu, yo no. Tu me sedujiste a mi, no al revés. ¿Entiendes?
Visto que detuve mi protesta y no hice sonido alguno, me soltó la boca diciendo:
-Me vas a chupar la verga, y cuando me venga te la tienes que tragar toda.
Sin siquiera preguntarme mi opinión procedió a mover su cadera hacia mí, acercando su miembro a mi boca.
El olor a orín y sudor de su verga mi desanimó mucho. Viendo que yo no abría mi boca, por el asco, me la abrió a la fuerza y me embutió su pija. Me atraganté con semejante aparato mientras él empujaba una y otra vez follandose mi boca. Continuó un rato empujando hasta que sentí sus venas encrespándose mientras su respiración se aceleraba y su glande se inflaba. Instintivamente intuí que estaba a punto de botar algo. En un suspiro llenó mi boca con su semen. Era como un jarabe. Viscoso, insaboro pero muy desagradable. Luego de lo que yo pensé fueron litros de leche espesa y caliente en mi boca, sacó su miembro y un hilo delgado de saliva o semen, no sé, se formó entre su glande y la comisura izquierda de mi boca. Entonces me dijo:
-Trágatela, o les digo que te portaste mal y que me incitaste a hacerte esto.
No supe en que momento su acento y fluidez volvieron a la normalidad, pero ya no parecía hablar como borracho. Parecía un hombre sobrio, comun y silvestre.
Luego de cerciorarse de que hubiera tragado todo, simplemente se guardó su verga en el pantalón. Se lo abrochó y se fue dejandome con mis lamentos. Y un sabor amargo en mi boca.
Toda la noche lloré y me lamenté por mi humillación, pero en la madrugada agradecí al cielo que no me hubiera arrebatado mi virginidad.
La mañana siguiente durante el desayuno ni palabra fui capaz de decir, y al parecer él tampoco pues nadie parecía tener conocimiento de eso.
El día transcurrió normal hasta la noche, cuando recibí una nueva visita de mi tío.
La verdad me asusté mucho y quise gritar enseguida, pero él levantó sus manos en son de paz. Yo le dije que saliera. Que no quería verle. Mentí. Realmente me puso a pensar mucho. Él no era feo y ahora limpio y sobrio, se veia muy atractivo. De hecho hasta ese momento habia sido muy inocente y no sabía de sexo mas que lo que mi madre me habia permitido conocer. Pero despertó mi curiosidad. Ademas, no me habia hecho daño real. Si se disculpaba, yo lo perdonaba.
Él se fue acercando a mi al ver mi debilidad de mente. Me dijo que lo sentía y que no quería lastimarme. Que nunca quiso lastimarme. Casi con lagrimas en los ojos me pidió perdón. A punto de romper en llanto le dije que si que lo perdonaba. Nos abrazamos y me besó la frente. En eso sentí su aliento confortablemente limpio. Convenientemente sobrio. Sentí deseos inmensos de besarlo y me quedé mirando su boca. Rosada y gruesa. Una boca perfecta. No pude aguantarme y lo besé, esperando que con ese beso se disolviera cualquier percance que hubiera habido en el pasado, borrón y cuenta nueva, empezamos de nuevo, de cero, con un sólido y solemne beso.
Mi tío no hizo el menor intento de escapar de mi beso. De mi abrazo. De mi cortejo. Solo se dejó acariciar los labios con los míos hasta que perdí el aliento y dejé de besarlo.
Él me tomó por los antebrazos con sus manotas y me besó casi metiendo su cara en la mía y me tumbó en la cama. Yo estaba asustada pues no pensaba que en serio pudiera pretender hacerme el amor. En ese momento. En ese lugar. Y si en serio lo pretendía, por qué no podía defenderme. Por qué no podía detenerlo. Esta vez no me forzaba. No me lastimaba. No me silenciaba con su mano en mi boca, ni mucho menos me abofeteaba.
No sé aun por que me dejé hacer sin para todo aquello. Solo me quedé en silencio. Quieta dejándolo tocarme los senos por debajo del pijama mientras me besaba el cuello. Me frotaba su entrepierna contra la mía calzoncillo, jean y braguitas de por medio. Podía sentir su miembro tomando fuerza y creciendo mientras su respiración evidenciaba su excitación.
De golpe, mas no con un golpe, me arrancó el camisón sin mucho esfuerzo. Con gran delicadeza pero ademas unaagilidad que creo solo la experiencia le ha podido dar. Quise ser mi tía en ese momento. Ser su esposa, su mujer y que todo pudiese ser normal y bien visto. Una pareja comun y silvestre.
Lamió, chupó y besó mis senos uno y otro, una y otra vez. Sentí un cosquilleo que me recorrió de los pezones hasta las puntas de los dedos de los pies, pasando por mi vagina que a estas alturas ya estaba húmeda y caliente.
Una gota de sudor me cruzó la frente mientras él deslizaba mis bragas hacia el lado derecho y apreciaba mi coñito cuidadosamente depilado. Besó mi monte de venus y dio pequeños mordiscos a mis labios vaginales. Yo estaba extasiada. Completamente idiotizada mientras mi tío me comía la vulva.
No sé en que punto ya tenía mis braguitas en las rodillas, y él estaba completamente desnudo, y su miembro completamente parado. Duro. Largo, ancho y duro. Como un pan francés. Y yo era el horno.
Escupió en mi conchita y con su enorme falo esparció su saliva entre mis labios y hacia mi interior como mermelada en un sándwich. Respiró profundo y sin avisarme me penetró. Primero me metió medio pene y sentí un escozor muy fuerte. Luego se retiró y volvió a empujar, esta vez con mas fuerza introdujo tres cuartos de picha en mi coño aun virgen. Solo por un segundo. Sentí mi himen rasgarse y ceder paso a su ariete.
Se retiró por ultima vez y luego con una firme y rápida estocada zampó todo su instrumento en mí. Yo no veía nada pero sentía un calor y un dolor penetrante (no creo que haya otra manera de describirlo) en mi hasta hacia tres segundos virgen vagina. Ahogué un grito y un sollozo por mi virginidad perdida. No mas niña. Ahora mujer. No mas señorita. Ahora señora. De mi tío.
Vigorosamente me cogió, empujando, retirando y repujando su mástil una vez y de nuevo y de nuevo hasta arrancarme un gemido de placer. No podía creerlo, hacia un rato me moría por dentro y lo quería fuera de mí. Ahora me moría por tenerlo dentro un segundo mas, y otro, y otro.
No se cuanto tiempo estuvo embutiendome como un pollo asado mientras mis braguitas seguían en mis rodillas. Mis anterodillas en sus hombros. Mi culo alzado y su verga partiendome en dos. Hubo un instante en que lo sentí jadear y resoplar. Y su polla se inflaba una vez mas, tal como la noche anterior. Y su cabeza golpeaba las paredes internas de mi vagina.
Y fuimos uno en ese instante, mi tío y yo, y su pinga explotaba en mi interior como un géiser y llenaba mi cueva como agua un pozo.
Su barba en mi pecho. Su colonia de Hugo Boss.
Sus manos de gorila enternecidas ante mí acariciaban mis manos mientras la embutía una y otra vez dentro y fuera de mí.
No pude más. Ahí si me perdí. Ahí si no hubo fuerza que me salvara de tan malicioso e incestuoso deseo. Quise tenerlo en mí por el resto de la noche.
En ese momento sentí un cosquilleo en mi espina dorsal, y mariposas en el estómago. Garrafal temblor en mi concha que vibraba y me hacia como teléfono ocupado mientras el maldito, sabiéndose buen amante continuaba propinándome golpes en mis nalgas con sus bolas y en mi vagina con su viga descomunal.
Sentí como se me apretó el coño contra su pija y ahí no supe más. Solo que me sentí como nunca antes pensé podría sentirme en toda mi vida.
Menudo lío; trece años y siendo desvirgada por mi tío.
Menudo placer; Aun sometida disfrutando de dicho imposible.
Desde eso lo amé y lo odié como me amé y odié a mí misma por quererle.
Fui su concubina escondida de la mirada celosa y sospechante de mi tía. Muchas veces la maldije por impedirme ser feliz con mi hombre. Mi titán.
Mi primero. Mi señor.
Mi tío."
Pronto continuará en:
"JUSTINA: LA LUJURIA HECHA MUJER ".
Ojalá disfruten tanto leyendo este relato como yo he disfrutado crearlo y escribirlo. No olviden comentar y valorar, como dice Hermanita18 es el premio que recibo por escribir estos relatos para ustedes. Aunque en mi caso mis intereses son un poco mas egoístas, jaja.