Juntos por Siempre (8)

-Hola señor Manuel- dije sin poder sostenerle la mirada al pensar que solo unos minutos antes estaba haciendo el amor con su hijo medio ebrio.

Bueno, me disculpo por la tardanza, al final explico un poco el por qué… pero bueno…

Les digo que estén atentos a lo que sucede en este capítulo… Aunque puede que no parezca la gran cosa, puede decir mucho.

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-Permiso por favor, permiso… permiso, coño quítate.

-¿¡Que pasó mi son!? –

Me chupé los dientes restándole importancia a la pregunta y seguí caminando entre la gente ya sin pedir permiso. Se suponía que era una fiesta para celebrar el segundo lugar que había ganado el liceo en la competencia y entre la gente estoy seguro que debían haber más de uno llevaban ya varios años de graduados, sin hacer nada de seguro, vagos, que soló estaban ahí para aprovecharse de cualquier tonta que cayera en su “trampa”, sin importarle realmente, sin poder evitarlo recordé a Andrea y su forma de ser, jamás cómo esas chicas, viviendo en su frívolo mundo, sólo lleno de superficialidades sin importarle nada más que ellas mismas, al igual que muchas otras personas, despreciables también.

Llegué cómo pude a la puerta de la casa y apartando a la gente de nuevo logré entrar y ver a Erick que le hablaba a Jorge al oído mientras este me miraba directamente para luego separase y dirigirse hacia mi pasando a duras penas entre la gente. Más de los mismo, chicas con una flexibilidad extrema, capaces de montar la pierna sobre el hombro de los tipos y restregándole todo su sexo sobre el de ellos, vamos, donde estaba su dignidad. Otras, las más reservadas, yacían con las manos apoyadas en el piso levantando el culo y restregándoselo a los chicos donde se marcaba una más que notable erección en cada uno.

Creo que es más que obvio que la escena me repudiaba… Jorge se acercó a mí con una sonrisa torcida de seguro por el alcohol también, habían pasado más o menos dos horas calculaba desde que había comenzado el “matiné” y ya más de unos estaba vuelto mierda….

-¿Que pasó Andrés todo bien?- preguntó Jorge haciéndose el Indiferente.

-¿Dónde está Marcos?- dije colocando la mano pesadamente su hombro, Erick desde atrás alzó un poco la mirada.

-Heey, pero tampoco para ponernos así, tu amiguito está  por ahí.

-¿Dónde está?- volví preguntar manteniendo la mirada fija sobre los ojos de Jorge.

Jorge, perdiendo la seguridad con la que me había hablado al principio se volvió mirando a Erick que con un cabeceo me indicó que hacia el pasillo de su casa. De nuevo pasando entre la gente que se quejaba al tropezarlos logré llegar hasta lo que parecía ser la habitación de Erick, y allí estaba Marcos, tirado en la cama…

-¿Qué qué?

-¡Coñoo! que marcos está que casi ni puede caminar…

-No te creo Julián, casi que me acabas de decir que no sabías nada.

-Coño que si, me acaba de llamar Brayan.

-¿Pero cómo?

-Bueno no sé que coño bebió, que esta curdo que ni se puede mantener en pie.

-Coño de la madre, ¿y por qué bebió tanto?

-Qué se yo, él no está acostumbrado a beber lo más mínimo.

-Si, eso lo sé, dime donde es.

Con razón no contestaba el teléfono, maldición…  -¿Marcos que coño te pasó?- Movía el pie intranquilo mientras esperaba pasara un autobús, y pasaban miles, pero ninguno iba al lugar donde yo necesitaba ir, lo peor es que a diario los veía, leyes de Murphy, no es momento para joderme.  Voltee y vi como una camioneta abarrotada de gente se acercaba y sin dudarlo saqué la mano y comencé a rogar por que se detuviera, y lo hizo, a duras penas me monté con medio pie afuera, era obvio las 6 de la tarde era el momento en que ya la mayoría de estudiantes y trabajadores se dirigían a sus casas.

-¿Seguro que estaba con clave?

-Si pues ahí la tiene.

-Estoy seguro que había quedado desbloqueado.

-Yo no sé, así lo encontré en mi salón…

-¿En tu salón?

-Si

-Pero si lo dejé en la cantina.

-Pues no sé allí estaba.

-Bueno, igual gracias…

-Revísalo a ver si tiene todo- me dijo Brenda.

-Si, ya lo hago.

-Si, todo bien- asentí mirando al chico. -No sabes cuanto te agradezco-

-No ha sido nada, y mira que ganas de agarrarlo para mí no me faltaron jaja.

-¡Aah! Vamos, sabes que no serías capaz- le dijo Brenda al chico pellizcándole la mejilla –este no le gusta ni pisar las hormigas- me dijo a mí haciendo que el chico sonriera.

-¿Quieren agua o algo?- nos ofreció invitándonos a entrar, y apenas me senté en el mueble llamé a Marcos, y, no contestó, ya era el colmo. Marqué rápidamente el número de Carlos quien no sabía nada, Julián, tampoco, Esteban no contestaba y a Alejandro ni preguntarle.

Era lo normal, que el grupo de “nerds” “comegatos” o como quisieran llamarle, no se enterara de ese tipo de fiestas, nadie les decía y tampoco el rumor llegaba a ellos, simples comentarios que por asociación uno terminaba dándose cuenta. Marcos estaba allí sólo por haber participado en la carrera, aunque de todas formas, todo el embrollo se me hacía sospechoso, tampoco a él era que le gustaban esas cosas y por algo debió haber ido. Mi cabeza daba mil vueltas al asunto mientras el corneteo de los autos iban llevando mi desesperación al tope.

Y así estuve, al borde de convulsionar o de coger un arma y asesinarlos a todos, gente que siempre se quejaba de lo mismo, peleas por la más mínima tontería, todo, el estrés era contagioso y es fácil notarlo en horas picos y nada más fácil para contagiarte que una camioneta con 40 personas donde solo había asiento para 15. Pagué el pasaje dándole las gracias al conductor por avisarme cual era el edificio, espere a que alguien saliera y casi sin cansarme subí lo más rápido que pude los seis pisos donde apenas pisar sentí las vibraciones del bajo.

-Cójeme.

Sin poder evitar reírme tiré a Marcos a la cama mientras seguía comiéndole la boca.

-¡Que delicado!

-Cójemee- volvió a pedir.

-¿Y tu novio no se va a molestar?- le dije ahora siguiendo un juego que habíamos tenido hace rato.

Marcos se comenzó a reír fuertemente mientras llevaba las manos a su estomago apretándose como si hubiera dicho el mejor chiste del mundo o algo así y luego pasando el brazo se sostuvo de mi cuello, levantándose y llegándome al oído.

-Quiero sentirte dentro de mí, Pedrito-

Volví a reír sin poder evitarlo, Marcos volvió a caer tendido en la cama mientras entrecerraba los ojos, acaricie su pelo húmedo por la ducha y luego me acerqué plantando un beso en su frente mientras aspiraba el olor de su cabello. Él estiro su mano y tomó mi pene apretándolo hasta el punto de dolerme mientras me miraba directo a los ojos y yo apretaba los dientes, soportando el dolor, devolviéndole la mirada llena de lasciva.

Levantándose me tiró a mí a la cama mientras volvía a llevarse mi pene a su boca, dando vueltas alrededor de él con su lengua como tratando de enrollarlo para luego succionar y con cada succión sentir las inevitables ganas de acabar en su boca, pero eso en su estado seguro y lo frustraría.

-Marcos me vas a hacer acabar.

-Noooooo, tienes que cojerme antes.

Volví a reírme mientras veía como Marcos se acostaba sobre la cama boca abajo recostado sobre la almohada y levantando un poco el culo.

-Cojeme- volvió a pedir.

-Despiértate Marcos -lo zarandee un poco tomándolo por los hombros -¿Qué tomó?- le pregunté a Erick y Jorge que desde la puerta del cuarto me miraban.

-Guarapita- dijo Jorge.

-Glacial- Añadió Erick.

-También un trago de Carta Roja (Ron) con Pepsi.

-Creo que si fue mucho lo que bebió- concluyó Jorge.

Marcos por fin despertó con los ojos rojos y llorosos miró primero hacia Jorge y Erick y luego me vio a mí.

-A.. An… Andrés…- dijo algo que me tuvo que repetir tres veces hasta que pude entender que me preguntaba que hacia allí, nada más con oler su aliento noté que no había sido poco lo que bebió.

-Vine a buscarte…

-Yo puedo irme solo- dijo levantándose de golpe y sentándose en un costado de la cama poniendo los pies en el piso, cómo si acababa de recordar algo de mí.

-Aja, claro.

Marcos se levantó y en su primer intento por dar un paso iba de boca contra el piso, de no ser por Erick y Jorge que lo atraparon de seguro sus dientes hubieran pasado a la historia.

-¿Y así piensas irte?

-¡QUEEE SIIIIII!- gritó apartando a Erick y Jorge del medio para salir al pasillo de la casa, abarrotado de gente. Sosteniéndose de todos que lo veían algunos aguantando la risa y otros con cara de preocupación, me adelanté y me puse a su lado pasándole el brazo por los hombros.

-¡Sueltameee Andrés!- volvió a decir en un tono más alto de lo normal.

-Que te puedes caer.

Marcos siguió caminando pasando entre la gente sin volver la mirada hacia mi hasta que llegó a las escaleras.

-Que yo puedo bajar solo.

-Está bien, está bien, yo solo caminaré aquí adelantico- le dije poniéndome unos escalones más abajo, los ascensores de ese edificio necesitaban llave y no se me había ocurrido decirle a Erick.

Como pudo bajó unos cuantos escalones, terminé de bajar yo y me voltee a mirarlo, y cuando ya solo le faltaban unos cinco escalones para llegar abajo las piernas parecieron flaquearle, y el equilibrio traicionarlo haciendo que se enredara con sus mismos pies bajando rápidamente tratando en vano de agarrarse de cualquier cosa, abrí los brazos esperando atraparlo y no sé con que tanto peso cayó encima mio tirándome al piso. Al caer encima de mí le había amortiguado su caída, apoyándose con los brazos se levantó a mirarme directo a los ojos.

-Te amo- dijo embriagándome con su aliento.

-Deja yo abro.

-Claro, apenas puedes caminar, estoy completamente seguro que podrás encontrar la llave Marcos.

-Mira –botó un ligero eructo tapándose la boca con el puño- Mira y aprende.

Rebuscó la llave en su bolsillo y sin saber cómo, dio con la llave de su casa.

-Ves, te lo dije, ahora me debes- dijo entrando y dejándome espacio para yo entrar a su casa.

-¿Qué te debo?- pregunté intrigado.

-Algo.

-¿Como qué?- volví a preguntar.

-¡Cómo esto!- dijo mas fuerte tomándome por la muñeca pegándome a él mientras que él se recostaba sobre la puerta y esta se cerraba tras de él debido al peso.

Sus manos estrujaban todo mi cuerpo de una manera un tanto desordenada, comenzó por mis nalgas y moviendo ambas manos subió por mi camisa beige del uniforme del liceo, sacándola de dentro del pantalón y siguiendo aún con desespero hasta poner ambas manos a los lados de mi cuello y tirar de él para juntar nuestros labios, bruscamente, un ligero dolor al chocarnos sólo me hizo pensar que en un rato se me iba a hinchar, de seguro y Marcos no había sentido nada por el alcohol. A pesar de ello continúe con su juego besándole dando vueltas pegados a la pared de la sala, caminando sin separar nuestros labios, sosteniendo a Marcos por la cintura mientras que el seguía sujeto a mi cuello, mas que nada que por mantener el equilibrio. Al sentir sus piernas chocar contra el puff se dejó caer quedando acostado sobre este mirándome y haciéndome con ambas manos para que me acercará a él.

-Siéntate aquí- me indicó dando un ligero golpe sobre su entrepierna.

Comencé a reír más para mi mismo que para él, toda la situación no dejaba de causarme gracia.

-Espera voy a buscar alcohol.

-¿Más? Ya veo, me quieres rascar sólo para aprovecharte de mí, cumplir tus fantasías…- se detuvo por un momento – malditos placeres terrenales.

-Por favor Marcos, eso lo hago sin que estés ebrio, es para curarte el brazo.

-El brazo... ¿Qué me pasó?- dijo desde la sala mientras yo buscaba en los gabinetes de la cocina un alcohol –Madre santísima, que es esto… Andrés voy a morir, me estoy desangrando-.

Volví a reírme solo botando aire por la nariz, conseguí el alcohol y algo de algodón.

-Ya ya, que yo he venido a salvarte…

-¡Oh! ¡Mi héroe!

Le estiré el brazo a Marcos y pasé el algodón por el rasguño que se había hecho con una cerca por el camino. Apenas terminé Marcos me volvió a mirar directo a lo ojos mientras yo me levantaba e iba a guardar las cosas.

-Me has salvado, estoy agradecido.

Volví a reírme mientras guardaba las cosas y cuando salí de la cocina me encontré a Marcos parado justo a la salida.

-Andrés… ¿tú sabes bailar?

-Ehmm, si, un poco… ¿Qué cosa?

-Enséñame...- dijo dándose vuelta y dirigiéndose al equipo de sonido donde pareció buscar un disco.

-Dejameeee- volvió a gritar caminando aferrado a una pared. Me le quedé viendo de arriba abajo por un momento, la ropa que llevaba no se la había visto antes por lo que supuse que era prestada y que la suya debía estar en su bolso. Aun así los zapatos estaban completamente llenos de pantano, un blue jean que le quedaba algo flojo y una camisa gris con pequeñas líneas negras, el pelo alborotado, los ojos rojos y con las mejillas algo coloradas y las venas un poco marcadas en la cien.

-Ponte este suéter Marcos, te ven así y nos para la policía por jodernos.

Rebusqué entre mi bolso y le pasé el suéter.

-Noooo, no te quiero, tú eres malo Andrés.

-No, yo no soy Andrés- dije para tratar de calmarlo- yo me llamo Pedrito…

-¿Pedrito?- preguntó sin girarse.

-Si pana, ponte este suéter…

-Ok Pedrito… tienes un nombre muy gracioso.

Me reí mientras lo sostenía por el hombro para que no se fuera a caer…

-¿Y de donde nos conocemos pedrito?

-Me dijiste que me llevarías a tu casa a… a… a follar ¿no?

-¿Yo dije eso?

-Si si… claro.

-Bueno, así me vengo.

-¿Te vengas?

-Si… de mi novio.

-¿Vengarse? ¿De mí? Pero ¿Y yo que hice?

-¿Y por qué…?

-Tú solo calla y camina.

Obedecí por unos minutos mientras me preguntaba de qué se quería vengar Marcos… Antes de que pudiera preguntarle comenzó a hablar sólo.

-Ya verá, no soporto que me haya puesto los cuernos… y o sea, ¡Con Brenda! Esa perra traicionera.

Me detuve por unos segundos asimilando lo que acababa de decir y luego me puse de nuevo a su paso, con la capucha del suéter no se le veía bien la cara, algunas personas que nos pasaban por al lado lo miraban intrigados y luego, como parte de un proceso me miraban a mí y yo les devolvía una sonrisa.

-Marcos, por qué piensas eso- le pregunté mientras cruzábamos la calle para ir a la parada del bus.

-Lo vi, ¡yo lo viii! Con mis propios ojos- dijo poniéndose un dedo sobre el entrecejo.

-¿Qué viste?

-¡Qué se iba con ella pedrito!

Y ahí me di cuenta de todo, por eso Marcos había bebido tanto, vio cuando me iba junto con Brenda y mi error fue no haberle avisado a ninguno del grupo, más que todo porque no quería perder tiempo para encontrar mi celular. Por supuesto, al vernos abrazados pudo haber pensado mal… pero tampoco era para tanto.

Terminando de cruzar la calle me separé un poco de él que trató de dirigirme la mirada mientras con las manos trataba de mantener el equilibrio.

-Te pasas de pendejo ¿Cómo vas a creer eso? Te amo tonto…- dije abrazándolo. Poniendo mi cabeza sobre su hombro y mirando como de uno que otro auto algunas personas me miraban.

-¿Andrés? me engañasteee, pensé que era otro chico- dijo mientras intentaba salir corriendo y se tropezaba con una reja para luego recostarse de ella y poco a poco deslizarse hacia el piso cayendo.

-Dios, esperemos que no estén tus padres para cuando lleguemos- caminé hacia él tomándolo por la muñeca y levantándolo del suelo- vente que ya viene el bus- dije fijándome que se había cortado un poco el brazo.

Por suerte Marcos no se puso necio y siguió conmigo hacia el bus donde apenas subirnos el montón de miradas curiosas cayeron sobre nosotros mientras yo sólo trataba de protegerlo de estas poniéndome en medio  mirándole a la cara.

-A ver si así se te pasa un poco la rasca…- abrí el chorro de la ducha e inmediatamente varios chorros de agua comenzaron a caer sobre el mojando su cabello ondulado hasta que le cayó sobre la frente, corriendo por todo su cuerpo para finalizar en pequeños chorros que caían de sus brazos y la punta de su pene al suelo. Marcos agarró un poco de agua entre sus manos y se la echó en la cara.

-Espera, ¿donde tienes la toalla? Olvidé traerla.

-Por ahí en mi closet agarra una.

-Ok

Fui a buscar la toalla y de regreso encontré a Marcos apoyado de la puerta de baño.

-¿Todavía no te puedes mantener en pie?

-Si… pero no tengo mucho equilibrio…

-Al menos parece que ya se te está pasando un poco- puse la toalla colgada en un gancho que había en el baño –Acércate para enjabonarte.

Marcos caminó hasta la puerta de la ducha, poniéndose más cerca de mí y colocando su mano sobre mi hombro para apoyarse.

-¡Marcos me vas a mojar todo! Luego yo me tengo que ir…

-Quédate…

-No puedo Marcos…

-Si quédate y durmamos juntos- se acercó a mí tratando de poner su frente pegada a la mía pero me aparte para evitar que mojara mi uniforme.

-Deja me quito la camisa.

Mientras lo vigilaba que no fuera a resbalar rápidamente desabroché cada uno de los botones de la camisa y la coloqué sobre un pequeño perchero que había en el baño.

-Ahora si, acércate para enjabonarte- dije tomando el jabón y comenzando a pasarlo sobre su brazo mientras le agarraba la mano, subí con el jabón hasta llegar a su hombro. Los chorros de agua de la ducha corrían por su brazo y llegaban a mí mojándome el pantalón.

-Mira- señaló Marcos hacia mis pantalones- se te están mojando también…

-Espera- me aparté, desabrochándome el cinturón y luego bajándome el pantalón azul marino del liceo y los zapatos haciéndolos a un lado.

-Ahora si.

-Este chorro no sale casi agua- se quejó Marcos y giró un poco más la llave.

Al estrellarse contra el suelo salpicaban gotas hacia todas partes.

-Se te van a mojar las medias.

-¿¡Sabes qué!? Me voy a bañar contigo coño, no quería tardarme.

Marcos se río como villano de película al que su plan macabro le acaba de funcionar. Me desvestí haciendo toda la ropa a un lado y quedándome solo con la cadena, el barniz no dejaría que la madera se dañara.

-Así que estabas tramando todo- cerré la puerta de la ducha tras de mí y Marcos se alejó pegándose a la pared.

-No no, soy inocente…

-Ah pues entonces te dejo tranquilo…

-Nooo no soporto el remordimiento de conciencia, yo soy culpable…- se arrodillo cerrando los ojos por las gotas que le salpicaban levantaba sus manos entrelazando los dedos de ambas.

-Ajaaa- dije riéndome tomándole de la muñeca para levantarlo.

Tomé de la repisa lo que parecía ser un gel de baño y luego de asegurarme de que lo era le pedí a Marcos que se levantara, una vez lo hizo me puse un poco de gel en las manos, coloqué el pote en el piso comencé a frotarle por los hombros dando suaves vueltas haciendo presión con la parte baja de la palma de la mano. Un suave aroma a perfume de hombre comenzó a llenar el baño.

Bajé por sus omoplatos y luego deslicé las manos más abajo de estos pasándome por ambos lados de sus brazos a la altura de las costillas hasta abrazarle colocando mis manos sobre su pecho apretando delicadamente. Deposité un suave beso en su hombro y fui subiendo por su nuca, Marcos a medida que subía iba doblando el cuello para dejarle espacio a mis besos… Subí hasta estar a la altura de su oreja dejando que sintiera mi respiración y continuando el movimiento con las manos bajé juntándolas en su abdomen, haciendo un triangulo con ambas las deslice hasta la altura de su pelvis, sintiendo los vellos que rodeaban su pene.

Separé las manos despacio y bajé un poco por sus muslos dando la vuelta para quedar por atrás y subir hasta sus glúteos apretándolos un poco mientras los enjabonaba.

Desde la posición no lo veía pero era obvio que ya para entonces Marcos debía estar excitado, al igual que yo… mi pene rosaba sus nalgas dando pequeños brincos debido a la excitación, pero iba a ir despacio, a pesar de que el tiempo no estaba a nuestro favor por sus padres que podían llegar en cualquier momento.

-Andrés…- dijo con la voz algo temblorosa -¿tú me quieres?

Con las manos llenas de gel volví  subir por sus glúteos pero esta vez pasando por su espalda, recorriendo sus hombros, y cayendo por sus brazos hasta llegar a sus manos donde entrelacé mis dedos con los suyos.

-No marquitos, te amo…

-¿Estás seguro?

-Por supuesto…- solté una de mis manos de las suyas y la dirigí hasta la cadena que también colgaba de su cuello -¿Qué crees que significa esto?

-Es una pieza de rompecabezas…

-Si, si, ya sé… pero ¿No sabes lo que quiere decir?

-Ehmmm… Tiene la A de tu nombre…

-Y la mía la M del tuyo… pero entonces, ¿no ves algo más?

-No- dirigí mi mano hasta su mejilla y con el pulgar bajé hasta su barbilla, repasándolo por el contorno.

-Separadas son solo piezas pero ya juntas forman algo… M & A…

-Aja…

-Tú me completas Marcos- le susurré al oído…. Apenas escuchándolo él se dio la vuelta, mirándome de frente.

-¿Qué hacías con Brenda cuando los vi?

-Había perdido mi celular, con nuestras fotos, y ella conocía al que se lo encontró.

Marcos se quedó callado mirándome, su expresión cambio un poco, una ligera sonrisa de alivio relució en su rostro.

-Por eso era que no te había podido escribir ni nada bebé, discúlpame-

-Debería disculparme yo contigo… Soy un idiota.

-No, no pienses eso…  Sólo tu mente se puso algo creativa, pero tranquilo, yo solo tengo ojos para ti- le guiñé un ojo.

Marcos colocó sus manos sobre mis hombros y empujándome me llevó hasta la puerta de baño donde chocamos haciéndola vibrar un poco y resonar en el baño, se acercó bruscamente a mis labios y con su lengua exploró mi boca con avidez, maestría. Sus manos desesperadas comenzaron a recorrer mi cuerpo, sin él dejar de besarme, dimos otra vuelta, ahora él quedó pegado a la pared siguiendo con los movimientos certeros de su lengua dentro de mi boca mientras yo solo me dejaba hacer, bajando por su espalda hasta deslizar mis dedos entre su raja mientras el hacia lo propio apretando las mías, resbalando sus manos por el agua y el gel de baño con el que también había bañado mi cuerpo.

Dimos otra vuelta, de nuevo yo contra la pared, Marcos subió sus manos hasta la altura de mi pecho, y como sin querer despegar nuestros labios empujó, separándolos,  respirando agitadamente sin dejar de mirarme, con los ríos de agua recorriendo su cuerpo y los montoncitos de espuma que formaban pequeñas islas sobre él.

Cerró un poco sus brazos, acortando la distancia que había puesto entre nosotros al separarnos y bajó una de sus manos hasta su pene, masturbándose frenéticamente, yo hice lo mismo y comencé a trabajarme también mientras que nuestras frentes no se despegaban, subí un poco la cabeza y junté nuestras narices, aspiraba el aire que él soltaba y luego soltaba el aire que él volvía a respirar. Abrió su boca soltando un pequeño gemido y de pronto soltó su pene, dejando ver como daba pequeños brincos. Puso su mano sobre la mía, frenando mi paja, junto nuestros penes colocando el mío encima los tomó a los dos con una mano y continuó él con la paja.

Nuestras respiraciones perdieron la sincronía que había tenido segundos antes, ahora eran mucho más rápidas, desesperadas. Puse una mano por el abdomen de Marcos y lo empujé un poco, volviéndolo a pegar de la pared, coloqué mis manos a ambos lados de su cabeza y con la lengua comencé lamiendo las comisuras de sus labios, recorriendo su barbilla, subiendo hasta su oreja, descendiendo por su cuello, bebiendo agua del pequeño oasis que se había formado entre su cuello y los hombros.

Sin mediar palabra me arrodillé frente a él rápido y sin miramiento alguno llevé su pene hasta mi boca succionando en lo que parecía el equilibrio entre la calma y la desesperación que me daba el sentirlo.

-Mi mamá tiene un disco con un popurrí de canciones por aquí…- rebuscaba entre los discos- este mismo es, se levantó un poco, y colocó el CD en el reproductor, ajustó un poco la rueda del sonido y se alejó.

El inconfundible sonido del teclado, la percusión y el bajo hicieron que sólo en cuestión de segundos reconociera la canción, siguiendo las trompetas y por ultima la voz…

♫♪Sé que tu no quieres que yo a ti te quiera…♪♫ el inconfundible Oscar d´León.

-Vamos- me acercó Marcos su mano.

-Vamos Marcos… me da pena.

-¿Por qué pues?, ya me dijiste que sabes, y estamos los dos solos…

-Si, pero por más que sea, es raro, dos hombres…

-¡Hey! Y entonces quieres que me enseñe una mujer, que luego ande bailando por ahí meneando el culo como Celia Cruz.

Murmuré un poco –buen punto- extendí mi mano y puse mi palma bajo la suya, pasando el pulgar por el dorso y apretándole un poco.

-Mírame primero- le indiqué ya tomándole ambas manos –lo más básico, y por supuesto, fácil, es esto- me solté la mano izquierda y puse ese pie hacia atrás mientras flexionaba un poco las rodillas al ritmo.

-¿Cómo formando un triángulo con los pies no?- preguntó mientras intentaba copiar mis movimientos.

-Puedes hacerlo primero sin mover mucho las rodillas, cuando te sientas ya bien, lo haces.

-¿Seguro que no lo habías hecho antes?- pregunté al ver que antes de llegar a la mitad de la canción ya iba haciendo el paso al mismo tiempo que yo.

Colocó una de sus manos en mi espalda y con su pierna derecha entre las mías se pegó y me susurró al oído.

-Ya me llevan rato enseñando mi abuela y mi mamá…

-¿Eso quiere decir que me mentiste?

♫♪Lloraras y lloraras, sin nadie que te consuele♪♫

-No- dijo mirándome a la cara, para después volverse a acercar hasta mi oído –se dieron por vencidas, dicen que soy un caso perdido- dijo antes de que yo con una mano en su espalda baja y la otra levantada tomando la suya comenzara a guiarlo para dar vueltas.

-Yo veo que lo haces muy bien…

Marcos se río un poco en mi oído, terminé por separarnos y continuar como habíamos comenzado… para volver a juntarnos al momento que volvía la parte instrumental.

Me acerqué un poco hasta su cuello mientras nos movíamos, una vez allí, con la lengua,  hice un pequeño camino hasta el lóbulo de su oreja, sintiendo el ligero sabor salado de su piel ya perlada por el sudor.

♪♫Tú me hiciste sufrir, ahora el que ríe soy yo♪♫

Terminó la canción y ambos nos detuvimos de golpe, quedando uno frente al otro, Marcos a duras penas trató de sostenerme la mirada pero al parecer el alcohol no lo dejaba tranquilo aún y terminó por bajar la cabeza.

-La que viene también me gusta.

También la reconocí, de hecho, era de un grupo al parecer mexicano, se hacía molesta la canción ya que en todas partes se escuchaba, pero, estando con él, ya tenía más sentido.

♪♫Y mi nuevo amor, cada día, se parece más a ti… ♪♫

Moviéndonos muy lento sobre la pista de baile que ahora era la sala de la casa de Marcos, no dejaba de mirarle, primero como movía los pies, con movimientos que a pesar de que algunos no estaban muy acertados, iban de forma muy grácil sobre el suelo, luego subía, mirándole entero, aún con la ropa alborotada… Hasta llegar a sus ojos, y sólo centrarme en ellos… Convertidos en un profundo negro por la oscuridad que ya había, perdidos, y moviéndose de forma tanto extraña, Marcos parpadeó fuerte y terminó por devolverme la mirada, manteniéndola ahora sí, y al percatarse de que podía sonrío un poco a lo que yo le devolví otra sonrisa. Pasaron unas tres canciones más, Mi libertad de Jerry Rivera, Sandy y Papo con lo que también tuve que explicarle lo poco que sabía de merengue y por último, “Un poco más” de los adolescentes.

En la última Marcos no dejó de mirarme durante todo el tiempo que duró la canción… cuando acabó y ya los dos estábamos bastante sudados, con un pequeño empujón lo tiré en el mueble y me senté encima suyo, besándole de nuevo, en el equipo sonaba otra canción del mismo grupo que el anterior, pero ya nosotros completamente ajenos seguíamos besándonos, hasta que nos separé…

-Ya deben de estar por llegar tus padres

-Mi papá llega un poco más tarde

-Deberías al menos ducharte para que no se den cuenta ¿No? Hueles como que a borrachín.

-Heeeey- levantó su mano y con el dedo índice y medio me apretó por la nariz.

-Si quieres yo te baño- le dije.

-Ah, así pues sí…- sonrío mientras yo le guiñaba un ojo y nos levantábamos para ir a la ducha.

Con Marcos boca abajo sobre su cama me fui acercando por su cuello, besándolo, acariciando con mi nariz los pelitos de su nuca, recorriéndole sin dejar de besarle, coloqué mis manos sobre sus omoplatos y fui bajando poco a poco sintiendo como durante el recorrido la temperatura iba aumentando poco a poco. Pasee mis manos por sus hombros y luego recorriendo el contorno de su cuerpo fui bajando hasta llegar a sus caderas, me corrí de donde estaba arrodillado por encima de su espalda hasta quedar casi sentado sobre sus muslos, coloqué ambas manos a los lados de su espalda baja y con la lengua comencé a lamer por los pequeños hoyuelos que se formaban un poco más arriba de sus nalgas, mientras lamía uno palpaba el otro…

Luego levantando el dedo índice me deslicé un poco hasta quedar sobre sus nalgas, estiré la mano tratando de atraparla toda, luego hice lo mismo con la otras, las estrujé haciendo círculos, y estoy seguro que Marcos no se esperaba lo que venía…

Abrí sus nalgas y sin miramiento alguno acerqué mi lengua hasta su agujero, lamiéndolo por encima, subiendo y bajando lentamente mi lengua, Marcos comenzó a gemir estirando sus manos y agarrándose un poco de la sabana.

Por los gemidos podía notar todo el placer que él estaba sintiendo, y como si fueran música para mis oídos quise escuchar más y seguí con mi trabajo, comenzando a mover la lengua un poco más rápida, y tratando de introducirla en su agujero, sintiendo como cada tanto se contraía un poco más de los normal.

Mientras lo lamía coloqué las manos a los lados de sus caderas, soltando sus nalgas dejando que presionaran un poco a ambos lados de mi mentón deslicé mis manos por su cadera acariciándolo con los pulgares…

Marcos volteándose un poco puso su mano derecha sobre mi cabeza y me hundía más hacia él mientras yo desesperado por darle placer lamía todo su ojete.

Me separé y apoyándome me acerqué hasta él besándonos, mientras el lamía toda la baba que había quedado alrededor de mi boca mordiéndome la comisura de los labios, por los lados, paseando sus lengua por los bordes mientras yo la perseguía con la mía, puse la mano atrás de su cabeza y lo junté más hacia mí, haciendo más fuerte el beso, más doloroso y causante de más placer…

Gemíamos juntos al unísono… mi pene se deslizaba entre sus nalgas, sintiendo lo húmedo que lo había dejado y lo caliente que estaba la piel de Marcos, estiré una mano dirigiendo mi pene mientras con la otra me apoyaba de la cama, deteniéndome a su oído susurrándole cosas que jamás me imaginé diciendo. Introduje mi pene hasta lo más profundo de su ser haciéndolo gritar, un grito que ahogó en mis labios mientras a pesar de que estaba seguro que le dolía levantaba las nalgas buscando que estuviera más adentro…

-¿Te gusta sentirlo todo no?

-Si… hasta el fondo.

Pasé mis manos por sus hombros, teniéndolo entre mis antebrazos empuje todo lo que podía y la posición me permitía, sintiendo más que todo el contacto de nuestra piel, enrede mis piernas con las suyas, luego los brazos, y me quedé quieto un rato, sino de seguro con solo bombear una vez hubiera acabado, que todo el juego previo había estado bastante fuerte…

-Me gustaría quedarme así por horas…- soltó Marcos…

-Pues sí, está rico- susurré en su oído, él se giró hacia mí y continuó con otro beso con la misma pasión que unos minutos antes pero ahora a una velocidad muchísimo más lenta. Y no sólo alrededor de mis labios, sino que también subió por mi nariz, cómo acariciándome con el calor de su aliento.

Hice lo mismo con él y hasta llegar a su nariz, me acerqué a ella y sin que se lo esperara la mordí.

-Aaah- se quejó con su nariz entre mis dientes.

-Grr- me separé cogiendo aire rápido y apoyándome para a bombear con las caderas haciendo a Marcos gemir de nuevo a cada embestida mientras de vez en cuando gemidos también escapaban de mí.

Entraba y salía de él mientras lo escuchaba tratar de ahogar sus gemidos contra la almohada, subiendo las manos por la cama. Le besé por el cuello y me levanté con los brazos cómo si fuera a hacer flexiones sin sacar mi pene de su interior, moviendo sólo la cintura.

-Ffff… Dame más- me pidió Marcos, a lo que le respondí con una fuerte estocada.

Cerré la puerta de la casa de mi novio y mientras esperaba el ascensor el tiempo se detuvo por unos segundos en los que quedé en completo shock al ver al Señor Manuel al abrirse las puertas.

-Hola Andrés- dijo más serio que antes, cómo me trataba desde que se enteró de lo mío con Marcos.

-Hola señor Manuel- dije sin poder sostenerle la mirada al pensar que solo unos minutos antes estaba haciendo el amor con su hijo medio ebrio.

-¿Qué tal todo?

-Bien, bien… Ahí, en la lucha- dije entrando en el ascensor evadiendo su mirada.

-¿Y Marcos?

-Mm, se quedó dormido- apenas acabó – creo que estaba cansado…

-Ahmm- miró su reloj…- Si, seguro, porque para dormirse a esta hora…

-Si y por la competencia y eso, se debe haber esforzado mucho… - Si, la competencia… -

-Si si, que quedaron de segundos me dijo cuándo lo llamé…

-Si, bueno me voy… que tengo que hacer un trabajo para mañana…

-¿Y Marcos ya lo hizo?

-No, pero pongo su nombre y luego le explico, no se preocupe…

-Bueno- estiró la mano para estrechármela – chao Andrés.

-Chao Sr. Manuel- le correspondí al apretón dejando luego que se cerraran las puertas mientras sonreía recordando todo lo que había pasado en el día.

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En el próximo capítulo… Todo comienza como una simple salida al cine de Marcos y Andrés… pero llega un pequeño invitado especial a dañarlo todo… y un final de día… un tanto complicado.

Lo siento mucho, en serio… quería hacer este capítulo mejor, más detallado, más sin embargo últimamente no he tenido tiempo, sin contar que estoy viviendo una situación un tanto difícil con mi familia que no me deja pensar en esto, la cabeza (de arriba de los hombros) no me da para esto de escribir, por lo que lamentándolo mucho he decidido tomar un descanso por un tiempo indefinido, quizás unas semanas, unos meses, años… no bueno, no hay mal que dure mil años ni cuerpo que lo resista así que espero estar dentro de poco por aquí de nuevo.

Espero les haya gustado este capítulo a pesar de tantas fallas que posiblemente tenga.

¡Y no me queda más que desearles un Feliz Año 2013! Y gracias a todos por acompañarme en este 2012 :).

Un fuerte abrazo.

Nos estamos viendo.