Julio 5

Placer y sumisión de un esclavo

El entrenador me aceptó al momento. Me dio el horario de actividades del equipo y las horas a las que necesitaba que estuviera allí. Julio me observaba sonriendo, todo el rato. En un momento en que el entrenador me estaba enseñando las instalaciones, Julio se inclinó sobre mí y me susurró "Vas a disfrutar esto más de lo que te imaginas, zorra"

Mientras caminábamos de vuelta a nuestra habitación, el móvil de Julio sonó.

"¿Cuándo vas a llegar? ", preguntó a la persona al otro lado de la línea. Cuando obtuvo la respuesta, dijo "Genial. Pide a mi compañero de habitación cualquier cosa que necesites. Nos vemos esta noche"

Julio se volvió hacia mí. "Tengo que irme ahora. Tendremos una visita los próximos dos días. Es de mi barrio, así que trátale bien. Cualquier cosa que te pida, considera que soy yo quien te lo está pidiendo, y ya sabes que eso significa que es una orden, gusano"

"Para esta noche", continuó " necesitas conseguir un dildo, no mayor que mi polla. No quiero que tu culo se dé de sí. A las nueve, estarás en nuestra habitación y empezarás a clavártelo, manteniendo tu polla bien dura. NO te correrás hasta que yo te diga que puedes hacerlo. ¿Entendido? ". Asentí con la cabeza.

"Y una cosa más", dijo con una de sus sonrisas más morbosas. "A partir de las nueve, la puerta debe estar cerrada, pero sin echar la llave. Si alguien llama a la puerta, dile que la puerta está abierta y que pase".

Abrí mi boca para protestar, pero pensé en la consecuencia: no volvería a ver la polla de Julio. Cerré la boca, y asentí. Julio sonrió.

Julio puso su mano en mi nuca y me forzó a mirar hacia abajo. Con la otra mano se había abierto sus pantalones cortos dejándome ver su polla. Estábamos enfrente de la puerta del dormitorio. Estábamos en una esquina del pasillo, pero cualquiera que pasara por él vería su polla. "Bésala", ordenó.

"Julio, no sé si quiero hacer esto aquí", empecé a gimotear.

"Me importa una mierda lo que quieras o no, gusano", dijo con un brillo perverso en sus ojos. Haz como que te estás atando los zapatos. Haz como que se te ha caído algo. Pero vas a darle un beso de despedida a tu taladradora favorita ahora"

Me agaché y besé su polla rápidamente. Aún podía oler nuestra follada, no nos habíamos duchado. A mi izquierda, oí que se aproximaban varios chavales, botando un balón.

"¿Qué hacen esos dos maricones?" oí decir a uno.

"Parece que uno le está mamando la polla al otro ", dijo otro.

"No puede ser. Nadie dejaría a otro tío que se la mamara en público. Es una jodida locura " Yo había terminado de besar la polla de Julio y me estaba levantando. Julio escuchaba los comentarios y sonreía.

"¿Ves, zorra?" dijo en un volumen que sólo yo oí. "Todo el mundo empieza a reconocerte como la putita que eres. Nos vemos esta noche"

Julio se fue corriendo, saliendo del Campus. Me preguntaba a dónde cojones iría. Los cuatro chavales del balón pasaron a mi lado. Yo me puse colorado, y bajé la cabeza. Pero sus miradas lo decían todo.

Tenía un par de horas antes de las nueve, y un montón de cosas por hacer. Había un sexshop cerca del Campus, y era el único sitio que se me ocurría donde podía conseguir un dildo. Cogí mi mochila y hacia allí me dirigí.

Afortunadamente, las únicas personas en la tienda eran dos tíos mirando porno hetero. Me llevó algo de tiempo encontrar un dildo de goma del tamaño adecuado. En un momento dado, cuando nadie miraba, me metí un dildo de muestra en la boca para asegurarme sobre lo apropiado del tamaño. Sabía a sexo. Cuando me lo saqué de la boca, miré por encima del hombro, y el más joven de los dos chavales estaba mirándome directamente, con gesto asqueado.

Estaba sacando mi dinero para pagar cuando, con el rabillo del ojo, vi un grupo de gente entrando en la tienda. El cajero estaba poniendo el obsceno dildo negro en la bolsa, cuando oí a alguien decir "¿Qué está haciendo el maricón aquí hoy?" Me puse rojo y, furioso, me volví a ver quién había dicho eso. Era Sergio, el chico de mi clase.

"Nada, Sergio… ", empecé a decir.

"Algo buscarás" dijo. "Algo para meterte por ese culito de mariquita"

Miré alrededor y vi que Sergio estaba acompañado por otros siete tíos. Todos llevaban una camiseta con un pin. Reconocí el símbolo de Sigma Un, una de las fraternidades de la Universidad en la que más difícil de ingresar. Los otros siete chicos miraban la escena, sorprendidos de cómo me trataba Sergio, y cómo yo le dejaba hacer.

"A propósito, ¿qué coño estás haciendo tú aquí?" pregunté, para defenderme.

"Forma parte de una promesa de la Fraternidad. Estamos recaudando fondos." Contestó. "¿Cuál es tu excusa para comprar un enorme dildo negro?"

"Yo estaba…" empecé a balbucear. " Estaba… es una broma… una inocentada de mi compañero de habitación…"

"Ah, tu compañero de habitación" dijo Sergio. "¿El mismo que te hizo comerle el culo? ¿Ese compañero? ¿El dildo es para su culo o para el tuyo?"

"No es… no sé… yo…" Me tenía bloqueado. Y encima me preguntaba todas esas cosas tan embarazosas delante de sus compañeros de Fraternidad.

"Seguidme, chicos", dijo Sergio. "Veremos si este dildo es de la talla del culo de este marica, como el zapatito de cristal del cuento de Cenicienta". Me agarró de los tríceps, fuerte, y me arrastró hacia las cabinas de vídeo.

"¿Este tío es realmente maricón? ", preguntó uno a Sergio. "Nunca había visto un chupapollas antes"

"Me dejó meterle un dedo en el culo el otro día, y se corrió en los pantalones " dijo Sergio. "Yo diría que sí que es maricón". Me empujó dentro de una habitación donde se proyectaba una película porno, y cerró la puerta, empezando nuestra fiesta privada.

"Bájate los pantalones, y saca el dildo de la bolsa, gusano ", ordenó Sergio. A pesar de la vergüenza de haber sido descubierto por todos esos tíos, y de la humillación, yo estaba empalmado. Con los pantalones en los tobillos, me afanaba en abrir el envoltorio del dildo.

Sentí una mano fuerte en mi espalda, empujándome. Me doblé por la cintura, exponiendo mi agujero del culo a Sergio. "Veamos si este dildo es de tu talla", dijo. "Prepáralo bien cuando lo desenvuelvas. Humedécelo, puta"

Sentí un aliento en mi culo justo antes de que una lengua se hundiera en mi agujero. Sergio, el tío que podría comerse el coño que quisiera, estaba comiéndose mi culo recién follado, enfrente de sus compañeros de Fraternidad.

Involuntariamente, me caí hacia delante y tuve que apoyarme con mi mano en la pared. Con la otra mano cogí el dildo, ya desenvuelto, y empecé a mamarlo, imaginando que era la polla de Julio, y no un sustituto de látex.

"¿Qué coño haces, Sergio?" preguntó uno de los chavales, horrorizado.

"Preparando el culo de esta zorra para mi polla, imbécil ", dijo Sergio. "Obviamente tú nunca le has dado por culo a nadie. No quieres matar a la puta, y llenar de sangre el agujero que te vas a follar. Tienes que lubricarlo antes. Se lo he hecho a mi novia cientos de veces. A ella le encanta tener mi polla en lo más profundo de su trasero"

"No sé, tío", dijo el chaval, " Parece una mariconada"

"Cierra tu puta boca, Edu, o será mi culo el que comas mañana en la reunión de la Fraternidad. Sabes que tengo poder para hacerlo." Volvió al trabajo, comiendo mi culo como si fuera el de su novia.

Sacó su cara de mi culo. "Esto sabe a algo más aparte de a culo". Sentí un cachete muy duro. "¿Qué cojones es?"

"Semen", dije. Clavó su nariz en mi culo, y luego su lengua, saboreándolo.

"Es una jodida corrida" dijo. "¿Tu compañero?". Asentí.

"Algún día tengo que conocer a ese tío que te desvirgó ", dijo. "Ahora, dame esa polla". Le di el dildo.

La polla de goma estaba fría al contacto con mi agujero, a diferencia de la polla caliente de Julio, y la humedad de la boca de Sergio. El frío hacía que pareciese más grande, y grité cuando la cabeza entró en mi culo. Sergio me agarró por detrás con su mano y empezó a pajearme.

"La señal de un verdadero maricón", explicó, " Su polla está dura incluso mientras le follan con un dildo. No puedes disimular la necesidad de polla de tu culo. No puedes decir que lo haces para que otro tío se corra, porque es un jodido dildo. Tu cuerpo necesita tener polla dentro, aunque sea una de goma. Y tu culo se amolda como un guante a esta polla". Gemí y levanté la cabeza lentamente.

El dildo salió durante un momento y sentí la caliente cabeza de la polla de Sergio presionando contra mi dilatado agujero. Sergio me metió el dildo en la boca. El sabor a culo, semen y latex inundó mi paladar, y gemí con mi nuevo chupete en la boca. Miré a mi izquierda y derecha y vi a los compañeros de Sergio con sus pollas fuera, pajeándose. Incluso dos de ellos, se pajeaban mutuamente. Me pregunté si Sigma Nu aceptaría novatos este curso.

"Tu compañero dejó tu culo estrecho y preparado, hasta dejó algo de lubricante dentro.", dijo Sergio. "Tengo que conocerle y agradecerle por rompértelo tan bien".

Sergio bombeaba con su polla dentro y fuera de mi culo. Si Julio lo hacía por placer, Sergio me follaba como un tío que tiene algo que demostrar. Sus empellones me recordaban un documental de la tele sobre la cría de conejos.

"Tony", dijo Sergio, hablando con uno de los chicos, un negrito espectacular con una polla muy tiesa. "¿Alguna vez te han comido el culo?"

"No, tío", dijo mientras seguía meneándosela. "¿Mola?"

"Pruébalo por ti mismo. Al maricón le encanta comer culos"

Tony se acercó y me sacó el dildo de la boca. Se bajó los pantalones, y su culo tomó el lugar del dildo. Su culo estaba especialmente limpio. Tenía un regusto a jabón. Normalmente me gustaba comer el culo de los tíos que habían hecho algún esfuerzo físico y estaban sudados. Pero lo que echaba de menos por la ausencia de olor lo compensaba con la perfección de aquel culo. Podía sentir sus fuertes nalgas retozando por mi cara.

"Joder", dijo Tony. "Es la ostia, Sergio. Tan jodidamente morboso. Este tío es una jodida puta. Tengo que conseguirme un maricón de estos para comerme el culo cuando me pajeo cada día"

"Te lo dije", respondió Sergio entre gemidos. "Le encanta comer culo". Su bombeo comenzó a acelerarse. "Jodido maricón", gritó. "Jodido maricón, tentándome con su culo estrecho, haciéndome que lo coma y lo folle. Me encanta. Me voy a correr"

Sergio me la clavó hasta el fondo, y paró, soltando un profundo gemido. Sentí su polla agitarse dentro de mi culo, y su lefa golpear mis entrañas. Me la clavó un par de veces más, y terminó de correrse sobre mi culo.

Tony oyó a Sergio gemir, y empezó a pajearse más deprisa. Se dio la vuelta y me clavó la polla hasta la garganta. Cuando sentí sus huevos golpear mi barbilla, empezó a correrse en mi garganta.

"Cómete mi semen, gusano", gritó Tony. "Traga mi lefa, chupapollas". Obedecí, y mi garganta masajeó su polla mientras se corría, al intentar respirar. Sentí un fluido caliente caer sobre mi culo y espalda, y me di cuenta de que los otros chavales se estaban corriendo sobre mí, mientras sus dos compañeros lo habían hecho dentro de mí.

Sergio sacó su polla de mi culo, y me enchufó el dildo de golpe. "Eso conservará mi lefa calentita un rato", dijo. "No te lo quites hasta que llegues a tu dormitorio, o hablaré con tu compañero de habitación y te castigara, ¿entendido?" asentí, mientras la polla de Tony salía lentamente de mi garganta y de mi boca. Todos los tíos me habían llenado de semen, y se estaban subiendo los pantalones.

"Larguémonos, tíos", dijo Sergio. "Te veré el lunes en clase, puta". Me vestí mientras se iban.

Mientras me levantaba para irme, oí una voz decir "Bonito espectáculo". La voz provenía de un agujero en la pared entre dos cabinas. "Gracias", contesté a la voz de alguien que no tenía ni idea de quien era. Salí de la tienda, caminando tan rápido como pude, con la corrida de Sergio en mi culo, taponada con el dildo negro del tamaño de la polla de Julio, y el semen de Tony en mi estómago.