Julieta y los Viajes (1 de 4)
No es exactamente Primera Vez, pero anda cerca. Filial y Hetero General sería más ajustado. Los deseos de Julieta de viajar a Europa se ven satisfechos
Julieta y los Viajes (1 de 4)
Autor: Ricardo Erecto
No es exactamente Primera Vez, pero anda cerca. Filial y Hetero General sería más ajustado
Esta es una historia puramente imaginaria. Seguramente a muchos lectores les hubiera gustado conocer a Julieta de carne y hueso
Julieta escuchaba embelesada las historias que Damián Laferriere (amigo del padre de Julieta) contaba de sus frecuentes viajes.
Desde varios años atrás Damián, que viajaba por cuestiones de negocios, a diversas capitales de Europa y de América, contaba historias y curiosidades que le habían tocado vivir. Poseedor de una simpatía y verborragia nata, a nadie aburría con sus narraciones. Tanta confianza tenían con él que lo llamaban “el tío”.
Julieta hubiera deseado estar en el lugar de Damián. Pensar en hacer una maleta y subir a un avión le fascinaba. Su familia no tenía recursos suficientes como para tomar vacaciones muy alejadas del lugar de residencia.
Como he dicho antes Damián, ahora de unos 35 años y soltero, gozaba de la amistad de Ramón, padre de Julieta y de toda la familia y frecuentemente almorzaban juntos. En uno de esos almuerzos y luego que Julieta se retiró de la mesa, Ramón le preguntó a su amigo.
-Sabes que a Julieta le gustaría viajar como tú. Siempre anda con revistas de turismo, de viajes y todo eso. Nosotros no podemos hacer un viaje con ella y como solamente tiene 19 años, no quiero dejarla ir sola. ¿Podría acompañarte en algún viaje tuyo?-
-Mira, por supuesto no tengo inconveniente, pero recuerda que yo voy por trabajo y me despediré de ella por la mañana y la veo a mi regreso. No podré “cuidarla” durante el día.-
-No quiero que la cuides, es simplemente para que no esté sola en un país extranjero.-
-Entonces no tengo problema en que me acompañe. El asunto es que los hoteles son muy caros y una habitación cuesta mucho dinero. Generalmente debo alojarme en hoteles cinco estrellas, por imagen.-
-Eso no lo había pensado. Es cierto, esos hoteles a los que vas son muy caros.-
-Ramón, si tú no tienes inconveniente podemos compartir habitación. Esos hoteles cuestan lo mismo si se alojan una o dos personas. En ese caso el alojamiento no te costará ni un céntimo.-
-Damián, ¿no crees que pueda molestarte tener que compartir la habitación con Julieta?-
-Si fuera alguien a quién no conozco, no haría semejante propuesta, pero a Juli la conozco desde que tenía doce años y es una buena chica.-
-Mira, si no te molesta, yo por mi parte no tendría inconveniente. Por supuesto pagaré pasaje y todos los gastos.-
-Ramón, yo invito a Juli y me hago cargo de todo. Es una manera de devolverte los favores de almorzar tan frecuentemente en tu casa. Debemos saber qué dice Juli.-
-Damián, yo te propongo que la llames unos de estos días por teléfono y le pides que vaya a tu oficina y le haces la propuesta cono si yo no supiera nada. Veamos cómo reacciona, pero supongo que aceptará.-
Así finalizaba la conversación sobre el posible viaje de Julieta. Unos días más tarde Damián llama a Julieta a su celular.
-¿Julieta? ¿Cómo estás? Habla el tío Damián.-
-Tío, que sorpresa. ¿Por qué me llamas al celu?-
-Quería hablar contigo sin que se enteren tus padres. ¿Podrías venir un día de éstos a mi oficina?-
-Sí por supuesto. ¿Para qué?-
-Ya te lo diré. Tengo una idea y quiero compartirla contigo para ver qué te parece.-
-Dime cuándo quieres que vaya.-
-¿Mañana a las 11 te parece bien?-
-Mañana a las 11 estaré allí.-
-OK. No les digas nada a tus padres, por favor.-
-¡Qué misterio! Bueno allí estaré sin comentar en casa.-
Al día siguiente, a las 11 en punto Julieta se anunciaba a la secretaria de Damián, que la hizo pasar a su despacho.
-Tío, me tienes intrigada, ¿Qué quieres decirme?-
-Mira, en tres semanas estoy saliendo de viaje. Deberé estar en Londres, París, Copenhague y Roma. Será una semana aproximadamente en cada lugar.-
-¡Cómo te envidio! ¡En esas cuatro ciudades!-
-Sé que te gusta viajar y no lo has podido hacer hasta ahora. Buenos Aires queda lejos de Europa y no se puede ir en auto-stop. Quería invitarte a que me acompañes.-
-¿Queeeeé? ¿Qué te acompañe? ¡Eso sería fabuloso!, pero mis padres no tienen el dinero para pagarlo y además no creo que me dejen ir.-
-Respecto del pago de pasajes, hotel y comidas, como es una invitación mía, me hago cargo de todo, con una condición, deberemos compartir habitación. Los hoteles son caros y tomar una habitación para cada uso cuesta una fortuna. Creo que podremos arreglarnos.-
-¿Además me pagas el viaje y alojamiento? ¡Eso es fantástico!, pero creo que no me dejarán ir. No tengo inconveniente en compartir habitación. Pero mi padre… no me va a dejar ir.-
-Juli, sabes que la peor gestión es la que no se hace. Diles a tus padres que yo te he llamado en secreto y te he invitado a que me acompañes. ¡Si te echan de casa, yo te pagaré un lugar dónde dormir!-
-Echarme, no, pero creo que les gustará que vaya sola.-
-Yo te acompañaré. Durante el día tendré que trabajar, pero luego regreso al hotel. Espero que hagas ninguna macana de la cual deba arrepentirme haberte invitado.-
-Puedes estar seguro que me portaré bien.-
-Bueno, habla con tus padres y luego me cuentas.-
Julieta salió de la oficina casi llorando de la emoción. ¿Le permitirían sus padres ir con Damián? Era una de esas oportunidades que se presentan pocas veces en la vida. ¡Londres! ¡París! ¡Copenhague! ¡Roma! Eso era un sueño, no podía ser realidad. La realidad era que sus padres la dejaran ir.
Llegó a su casa y esperó ansiosa que su padre regresara del trabajo. En un arranque le dijo que quería hablar tanto con su padre como con su madre.
-Hoy estuve en la oficina de Damián.-
-¿Y que fuiste a hacer allí?- dijo el padre mostrando sorpresa.
-Me llamó porque quería decirme algo y por eso fui.-
-¿Y qué te dijo?-
-¡Me invitó para que lo acompañara en su próximo viaje a Europa!-
-¿Cómo que te invitó?-
-Me dijo que como sabía que yo tenía ganas de viajar, me invitaba a que lo acompañara. ¡Estará en Londres, París Copenhague y Roma!-
-Pero eso es carísimo y sabes que no lo podemos pagar.-
--Me dijo que él paga todo. Como debe alojarse en hoteles cinco estrellas, la única condición es que comparta habitación con él, ya que habitaciones “single” cuestan lo mismo que dobles. Va por un mes.-
-¿Y qué le dijiste?-
-Que primero tenía que consultar con ustedes. Es casi el sueño de mi vida, visitar esas ciudades.-
-Eres un poco chica para estar sola.-
-Si bien él debe trabajar durante el día, me dijo que hasta las 4 o cinco de la tarde, (mintió) el resto del tiempo estaría conmigo.-
-Damián es un buen amigo y supongo que te cuidará, pero quiero hablar con él antes de darte el permiso y quiero estar seguro que él te invita porque nosotros no podemos pagar semejante viaje y menos alojándose en hoteles de lujo.-
-Me insistió en que se haría cargo de los gastos, incluso pasaje y hotel.-
-Lo llamaré enseguida para preguntarle más detalles. Me sorprende esta oferta (mintió).-
-Por favor papá, déjame ir. Sale dentro de un mes.-
-Primero quiero hablar con él. Tú ¿qué opinas?- preguntó dirigiéndose a su esposa.
-No sé. Damián es de confianza, pero la nena tan lejos y sola…-
-No soy una nena, tengo 19 y sé cómo comportarme.-
-Ramón, habla con Damián y que nos de más detalles.-
Ramón se dirigió a su dormitorio, cerró la puerta y llamó por teléfono a Damián.
-Me ha dicho Julieta que estuvo en tu oficina y le ofreciste que te acompañe. ¿Estarás un mes afuera?-
-Sí este viaje será por un mes pero como debo ir a cuatro capitales, creo que es una buena oportunidad. Supongo que las dejas venir conmigo.-
-Sí, por supuesto. Lo que no sabía que sería por tanto tiempo. Eso es mucho dinero y, como te adelanté, no puedo pagarlo.-
-¡Hombre! Yo también te adelanté que invitaba yo, que me hago cargo de todo.-
-Bueno, por nuestra parte no tenemos inconveniente. Ya lo había hablado con mi mujer y no quisimos dar el sí delante de Julieta muy rápido. Ahora que corte la comunicación, le diré que la dejaré ir.-
-Ramón, será un lindo regalo para Juli.-
-Ya lo creo, estaba muy nerviosa y creo que temía que no la dejáramos ir.-
-Eso me dijo, que pensaba que ustedes se iban a oponer.-
-Nada más Damián. Te esperamos como siempre el domingo a comer un asado en casa.-
-Hasta el domingo.-