Julián. marta y sus hijos -2-

Marta le hizo a su hija una mamada perfecta. Lamidas y chupadas de huevos. Lamidas de frenillo. Lamidas y chupadas de glande, acompañadas de un suave meneo con su mano...

Marta estaba en la ducha, Blas, que debía estar dando sus primeras clases de derecho en la Universidad,  entró en el baño a orinar. Vio a su madre tras el cristal de la mampara de la ducha. Se estaba masturbando. Se iba a marchar cuando la oyó decir:

-No pares que ya me tienes, Blas, no pares, hijo. ¡¡Me cooorro!!

Blas vio como su madre se encogía con el placer que sentía, y oyó sus gemidos.  La erección de su polla fue instantánea. Se fue del baño y esperó a su madre sentado en el sofá de la sala de estar.

Marta llegó a la sala de estar cubierta sólo por una toalla. Su sorpresa fue mayúscula al ver a su hijo.

-¡¿Qué haces en casa?!

-Hay huelga en la Universidad. Siéntate a mi lado que quiero hablar contigo.

Marta se sentó al lado de su hijo.

-Y yo contigo. ¿Cuánto tiempo hace que traes a tu novia a casa?

-No es mi novia, es una amiga, y era la primera vez.

Blas puso una mano sobre una rodilla de su madre. Marta se puso nerviosa.

-¡¿Qué haces?!

Blas no le contestó. Metió un mano entre los muslos de su madre. Marta, temblando como una adolescente en su primera vez, le dijo:

-No sigas, hijo.

Blas buscó los labios de su madre con los suyos. Marta no dejó que la besara, pero tanpoco se levantó del sofá. Acarició sus grandes tetas con la otra mano por encima de la toalla, y le dijo:

-Desde que vi como te corrías tengo ganas de hacerte el amor.

-Acabas de cunplir los 18 años. Son las hormonas.

-Tu tienes 34 y las tienes igual de alteradas que yo.

Blas ya metiera la mano por debajo de la toallla y estaba pellizcando uno de los pezones de su madre, que no lo detenía.

-Alteradas las tenía a los 15 años cuando quedé embarazada.

-Y ahora. Te vi en la ducha.

Le pellizcó el pezón de la otra teta.

-¡¿Y me oíste?!

-Sí.

Marta, se ruborizó.

-Una cosa es la fantasía y otra la realidad, hijo.

Blas volvió a buscar los labios de su madre. Esta vez los encontró, aunque sólo era él quien besaba, y sin lengua, ya que su madre no abría la boca.

Unos degundos más tarde, Marta abrió un poquito las piernas. Blas acarició sus muslos. Marta abrió abrió más la piernas y su hijo llegó con su mano al chochito mojado. Le metió dos dedos en la vagina. Marta reacionó abriendo la boca y chupando la lengua de su hijo. Comenzó a besarlo con lujuria... Al rato le decía:

-¿Me dejas que  te la chupe, hijo?

Blas sacó la polla y su madre vio sus 20 centímetros, erectos, con la piel del glande recogida.

-Toda tuya.

-¡Qué preciosidad!

Marta le hizo a su hijo una mamada perfecta. Mamadas y chupadas de huevos. Lamidas de frenillo, Lamidas y mamadas de glande. acompañadas de un suave meneo con su mano... Blas se acabó corriendo en la boca de su madre. Marta se tragó la leche de su hijo.

Blas le iba a devolver el favor.

-Ahora quiero yo comerte las sandías y la rosa, madre.

Marta se quitó la toalla y su hijo vio aquellas grandes tetas, con sus grandes areolas, con su pezones erectos y su panocha recién depilada. Blas besó a su madre, y le dijo:

-Si llegá a estar aqui Lucía se da un festín contigo.

-¿Quién es Lucía?

-La que viste en mi habitación.

Marta besó a su hijo, y le preguntó:

-¿Y tú como sabes eso?

Blas se arrodilló delante de su madre. Marta se recostó en el sofá y abrió las piernas.

-Después de irte me dijó que se la comiera, - le pasó la lengua por los labios inferiores-  y me preguntó como te llamabas.  -le metió la lengua dentro de la vagina- y al fnal, cuando se corrió, pronunció tu nombre, -le lamió el clítoris- Marta.

-¡Oooooh! Me halaga que una chica guapa como ella pensara en mi. Es bueno saberlo

Lo que también sería bueno que supiera, era que su hija Isabel, que hacía unos minutos que llegara a casa, en el pasillo que llevaba a la sala, se acababa de quitar las bragas.

Blas le comió a su madre las tetas y el coño. Se lo comió bien comido. Marta, a punto de correrse, le preguntó:

-¿Cómo te gusta más, arriba, abajo, a cuatro...?

-Para empezar, abajo, así puedo acariciar y comer tus deliciosas sandías.

Blas se echó boca arriba sobre la alfombra... Marta lo cabalgó... Blas, sintió que se iba a correr y le preguntó a su madre:

-¿Me puedo correr dentro de ti, madre?

-Sí, tomo la pildora, pero aguanta un poco más.

Marta quitó la polla de su hijo del chocho. Se dió la vuelta. Chupó su polla pringada de su flujo y  puso su chocho mojado sobre la boca de su hijo. Blas vio toda la humedad que bañaba los muslos de su madre y cuando lamió su chocho a punto estuvo de correrse,  pero Marta era una zorilla con experiencia. Se volvió a dar la vuelta... Cabalgó a su hijo con movimientos de culo cada vez más rápidos, hasta que...

-¡Me corro, Blas!

-¡Y yo, madre, y yo!

Marta descargó un torrente de aguadilla sobre la polla de Blas. Se corrió, y temblando sobre él, sintió como la llenaba de leche. En el pasillo, Isabel, acababa de pringar la mano con el jugo de su corrida.

Un par de minutos más tarde, desde la puerta, Isabe, decía:

-¡Ya estoy en casa, mamá!

Marta recogió la toalla y se fue corriendo a su habitación, Blas se guardó la polla.