Julia, 2ª parte, una visita inesperada

Continuan las aventuras de las madres del AMPA, esta vez le toca a Julia, descubrir una nueva faceta de su sexualida, como siempre dar las gracias a mis lectores y esperando vuestros comentarios y mi correo disponible para cualquier consulta, gracias de antemano

JULIA

2ª Parte

Una visita inesperada

Julia se desperezó, los acontecimientos del sábado de madrugada le habían dejado extenuada, se levantó de la cama toda dolorida, necesitaba una ducha relajante, se fue directo a la ducha, puso la temperatura adecuada, y desnuda como estaba se  metió debajo del chorro reparador, permaneció un buen rato  con los ojos cerrados sintiendo el calor del agua recorrer todo su cuerpo, aún sentía esas manos que recorrieron ese mismo cuerpo no hacía muchas horas, aún notaba el olor a macho, a hombre que la impregnaban toda, y aunque las sensaciones eran agradables necesitaba purificarse, sabía que eso solo pasaría en su vida una vez, necesitaba volver a la normalidad, ser de nuevo esa mujer controladora, decidida, resistente a cualquier problema, resolutiva, esas eran las cualidades que le llevaron a ser nombrada directora de recursos humanos en sustitución del anterior director, despedido por el nuevo jefe, el joven nieto de los fundadores del conglomerado, de 16 años recién cumplidos, pero con unas dotes para el mando innatas, su resolución en el momento en que les comunicó a las secretarias reunidas en la sala de juntas que eran ascendidas automáticamente le sorprendió en un hombre tan joven, pero se notaba que la decisión la tenía tomada hacía mucho tiempo, estaba secándose, cavilando en el trabajo de ese lunes cuando sonó el telefonillo de la entrada, no podía ser su marido, estaba de caza y para él aunque se cayera la casa no abandonaría la cacería, no esperaba a nadie, salvo…  y se echó a temblar, que fuera su hijo, que le ocurriera algo, no se puso nada, bajó desnuda a la planta baja, ni siquiera miró por el telefonillo,abrió la puerta y allí estaban, se quedó de piedra, no eran sus padres.

  • Buenos días, menuda sorpresa, no me podía imaginar que sería usted, estaba duchándome y cuando sentí el timbre creí que eran mis padres por el niño, pensé que le había pasado algo.

  • Ya veo.

En ese instante fue cuando se percató que estaba totalmente desnuda, se tapó con los brazos lo que pudo.

  • Por favor, entre,póngasecómodo mientras me visto.

Julia salió corriendo, subió las escaleras como si fuera un cohete, llegó a su habitación y comenzó a maldecir.

  • Joder, me tenía que pasar a mí, joder mira que salir y abrir la puerta totalmente desnuda, joder ¿qué pensará de mí?, vamos Julia, vístete y baja, lo peor ya ha pasado.

Cogió de un cajón dos prendas de ropa interior, un tanga y un mini sujetador, pero no tenía tiempo ni ganas en pararse a más, deseaba saber por quéél estaba allí, se las puso, mientras abría la puerta del armario, cogió una falda que le llegaba por las rodillas y una camisa ajustada, se la puso rápido, fue al baño y se maquilló un poco, se miró al espejo y se dio cuenta que  con la ropa que eligió estaba guapa, salió de su habitación, bajó las escaleras y allí estaba sentado en el sofá, mirando su móvil.

  • De nuevo buenos días, espero que no se asustara por lo de la puerta, pero como le expliqué, tengo a mi hijo con mis padres y creí que le había ocurrido algo.

  • Tranquila Julia, la verdad que apenas me fijé, además me daba la luz del sol en la cara.

Pero la verdad que él la vio toda desnuda en todo su esplendor y le agradó lo que vio, una mujer joven, que se notaba que se cuidaba, con unos buenos pechos, una cadera poderosa y un pubis rasurado, además de una espalda preciosa y un culo para comérselo.

  • Te preguntas ¿Por qué estoy aquí?

  • Pues la verdad es que sí, ¿Qué hace el jefe en mi casa un domingo por la mañana?

  • Bueno, si me invitaras a una infusión te lo agradecería.

Julia se ruborizó, menudos modales los suyos, ni siquiera le ofreció una bebida a su jefe, que concepto iba a tener de ella.

  • Perdón, me dijo una infusión, ¿de qué la quiere?, tengo té rojo, té negro pakistaní, té verde y roiboos.

  • Un Roiboos, por favor, con poca azúcar.

Julia caminó a la cocina, notaba en su espalda la mirada del jefe como la examinaba, la escrutaba, llegó a  la cocina, cogió aire, tomó de la caja de las infusiones un sobrecito de Roiboos, lo metió en una taza, puso agua a hervir, y su mente comenzó a divagar, ¿Qué hacía ese hombre en su casa?, ¿Qué quería de ella?, ¿Qué era tan importante que no podía esperar al lunes?, pero sabía que pronto tendría respuestas a sus preguntas, pero estaba preocupada, nerviosa, pensaba en los acontecimientos de estos días atrás, la extraña reunión, la sorprendente decisión de ponerlas al mando a cada una de las secretarias de sus departamentos, como transcurrieron los dos primeros días, el ritmo frenético para comenzar a preparar el futuro de la central, la notificación de que en breve estaría terminada la nueva central, así como la nueva residencia para la nueva dirección, para que no perdiéramos tiempo en preparar la llegada al puesto de trabajo, el jefe decidió con nuestra aprobación que viviríamos en una residencia que se construía al lado de la central nueva, bonitas casas, con todos los servicios, guardería, colegio, hospital, tiendas, todo a mano, también tenía sus inconvenientes, estábamos bastante lejos del centro de la ciudad, tendríamos que mudarnos a un sitio nuevo, dejar algunas de nuestras amistades, cambiar de colegio, de costumbres, pero Julia estaba convencida de que merecía la pena, una posición social nueva, mejor sueldo, una nueva oportunidad para crecer laboralmente, un barrio nuevo, Julia estaba absorta en estos pensamientos cuando escuchó el ruido del agua hirviendo, apagó el fuego, la vertió en un recipiente, y lo colocó en una bandeja junto con una taza y tres sobres de roiboos, además de un azucarero y un bote con pastillitas de sacarina, Julia no sabíacómo le gustaba la infusión al jefe y no le apetecíatener que andar a pasear, caminó con la fuente hasta el salón, depositó la bandeja en una mesa baja.

  • No sabíacómo le gustaba la infusión, así que traje de todo un poco.

  • Gracias, tomaré un sobre con un poco de azúcar, no te preocupes, ya me sirvo yo.

  • Como usted quiera.

El jefe cogió un sobre de la infusión, la depositó en la taza, cogió el recipiente del agua, hechó hasta medio llenar la taza, y del azucarero se sirvió dos cucharaditas, cogió una cucharilla, revolvió la mezcla y se llevó la taza  a la boca, tomó un sorbo, depositó de nuevo la taza en la mesa.

  • Julia, sé que por tu cabeza pasan muchas preguntas, del porqué estoy aquí, e intentaré aclarártelo, en primer lugar pedirte disculpas por mi sorpresiva aparición, pero tengo ganas de dejar este asunto resuelto y tú eres una de las  que me faltan por entrevistar.

  • Bien, usted dirá.

  • Bueno Julia, el tema no es fácil de plantear, me gustaría que me hablaras un poco de ti antes.

  • Verá, jefe, soy una mujer luchadora, que se  casó relativamente joven, tengo un hermoso hijo, mi marido trabaja en la fábrica, es algo mayor que yo, pertenezco al AMPA del colegio de mi hijo, junto con la mayoría de las madres de la central, me gusta mi trabajo, aunque sé que a veces mis decisiones pueden cambiar el devenir de una vida, pero esos son gajes de mi oficio.

  • Bien Julia, ahora me gustaría hacerte unas preguntas un poco más personales, mas íntimas, me gustaría que me respondieras con sinceridad, sé que algunas te pueden molestar, pero te aseguro que todo lo que digas aquí, quedará entre nosotros dos, ¿Estás dispuesta a responder a mis preguntas con sinceridad?

  • Jefe, me pone en una situación bastante complicada, me pide que me abra para usted, que le cuente cosas personales, cosas sobre mi vida íntima, pero si usted me garantiza que las respuestas que le dé quedarán entre usted y yo, le contestaré con sinceridad, pues usted confió en mí hace unos pocos días.

  • Julia, te haré las preguntas, algunas son fáciles de contestar, con un sí o un no llega, en otras tendrás que ser más específica, y algunas, las más personales, necesitarán un esfuerzo por tu parte.

  • ¿Eres feliz en tu matrimonio?

  • Quiero a mi marido, pues es el padre de mi hijo, pero si quiere  saber si lo amo, mi respuesta es no.

-¿Crees que te atiende como te mereces?

  • No.

  • Explícate, ponme un ejemplo.

  • Los únicos días que podemos estar juntos los tres, son los fines de semana, y él, generalmente se marcha con sus amigos a cazar, es cierto que me pide que le acompañe, pero fui un par de veces y tampoco lo veía, pues las mujeres nos quedábamos en el hotel mientras ellos se iban de caza, y para estar encerrada, prefiero que sea en mi casa, también es poco detallista, sabe que trabajo duro, y que cuido del niño, pero para él ese tiempo no cuenta, es un poco machista, si por él fuera, no trabajaría, estaría todo el día en casa.

  • ¿Cómo es vuestra vida sexual?

  • Inexistente.

  • Julia, eres una mujer atractiva, no puedo entender que no tengáis vida sexual, alguno de los dos tiene algún problema.

  • Jefe, no es eso, lo que pasa que desde que tuvimos el niño, mi marido dejó de interesarse por mí, lo he intentado de todas las maneras posibles, lencería, juegos de rol, caricias, pero siempre me rechaza.

  • ¿Por qué sigues con él?

  • La verdad, eso me pregunto todos los días, pero creo que es por comodidad, me acostumbré a este estilo de vida, y con el trabajo lleno ese hueco.

  • No me digas que no has tenido ninguna experiencia sexual recientemente.

  • Me dio su palabra que lo que se diga aquí quedará entre los dos.

  • Sí, Julia, tiene mi palabra.

  • La verdad que este viernes tuve mi mejor experiencia sexual en muchos años.

Julia no entendía por qué le iba a  contar al jefe la experiencia con los dos maduros en el hotel, pero tenía ganas de contárselo, necesitaba desahogarse, descargar su conciencia, no se arrepentía de lo hecho, pero le gustaría tener una aprobación.

  • Como le decía, jefe, el viernes en la discoteca, conocí a dos apuestos maduros, entablé conversación con ellos y sería por el alcohol y que necesitaba desahogarme, me acosté con los dos, al salir de la discoteca, me invitaron a ir a tomar la última en el pub del hotel  allí, decidí que esa noche me acostaría con aquellos dos hombres, fue una experiencia increíble, pues ellos eran bisexuales, nos amamos de una forma salvaje, de una manera loca, estuvimos toda la noche follándonos y besándonos, no quedó centímetro de nuestros cuerpos sin explorar, jefe, fue una noche maravillosa, pero solo eso, una noche, a esos hombres jamás los volveré a ver y ahora me concentraré en mi trabajo.

Julia notó que mientras recordaba esa noche, se estaba excitando, que sus bragas se empezaban a mojar, sus pezones se erizaron, solo con pensar en esa noche, se puso cachonda, fue en ese instante cuando se fijó con más detenimiento en el jefe, era joven, muy joven, pero era atractivo, de proporciones exactas, cuerpo atlético, unos ojos oscuros intensos, tenía una mirada directa, no rehuía el contacto visual, era guapo, jodidamente guapo y ella estaba caliente, de repente pasó por su cabeza una idea,  excitar a su jefe, estaba tan  caliente que quería follar, lo deseaba, y delante tenía a un joven guapo que seguro que estaba bien dotado.

  • Jefe, ahora me gustaría hacerle yo una pregunta.

  • Dime Julia.

  • ¿Me ve atractiva?

  • Desde luego, eres una mujer apetecible, seguramente muchos hombres te desearían, incluso yo podría ser uno de ellos.

Julia en cuanto escuchó decir esa frase al jefe, sintió un cosquilleo en su coño, le estaría tirando los tejos el jefe, a ver si la visita era para ligar con ella y llevársela a la cama, estaba tan cachonda que decidió jugársela a una sola carta.

  • ¿lo suficientemente atractiva como para acostarse conmigo?

  • Julia, ese no es el planteamiento que nos tenemos que hacer, claro que te llevaría a la cama, pero el tema es, si tú jugarías con mis reglas.

-Y ¿Cuáles son esas reglas?

  • ¿Has oído hablar de la sumisión?

  • Sí.

  • Bueno, pues yo soy amo, y solo busco el placer a través del que le proporciono a mis siervos y siervas, la pregunta es ¿Quieres ser tú una de ellas?

  • Jefe, ¿me está pidiendo que sea su sumisa?

  • Sí, exacto, te aseguro que serás más feliz dejándote llevar, permitiéndome entrar en tu vida, conducirte al placer de la sumisión, de saber que tu amo te  cuidará y te dará todo el placer que necesites, además, muchas de tus compañeras ya son mías, en este mes, se me han entregado, Maribel, Luna, Saraí e incluso el marido de Maribel, Jesús y Ramón el hermano de Lunay como ves, todas ellas han descubierto la mejor forma de disfrutar del placer.

  • Jefe, ¿pretende que todas las mujeres que formamos su círculomás próximo nos entreguemos a usted?

  • Sí, Julia, eso es lo que pretendo, pero tengo un motivo, sirviéndome como sumisas, tendremos más confianza entre todos, y no surgirán las rencillas, pues para mí como amo, todas sois exactamente iguales, nunca llegaré a amaros, solo seréis mis esclavas, perteneceréis a un club exclusivo, el de mis esclavas más cercanas, las de la central.

Julia le escuchaba, y conforme salían las palabras de la boca del  jefe, más excitada se sentía, lo de la sumisión lo vivió de forma breve con los dos maduros, pero ahora se hablaba de una forma más seria, en lo más profundo de su ser, algo le decía que debía aceptar, que su vida sexual y personal sería diferente, ahora comprendía ciertas cosas, la obsesión del jefe por tenerlas cerca de la central, de educar a sus hijos en un colegio propio, en la construcción de ese edificio que el jefe llamaba la academia, ahora sabía cual era el fin de dicho edificio, sería como un centro de educación en la sumisión.

  • Me excita ser su sierva, además mi vida sexual y sentimental es una mierda, no pierdo nada probando y además me excita la idea de ser sometida por un hombre como usted.

  • Bien, Julia, entonces solo te haré una pregunta, piénsate bien la respuesta, pues depende de lo que  contestes, no hay marcha atrás.

  • Julia, ¿Estás dispuesta a entregarte a mí, y aceptar todas las condiciones que te imponga?

  • Sí, mi amo.

Sintió un golpe en su cerebro cuando pronunció aquella palabra, Julia, se sentía distinta, su cerebro volaba libremente, su corazón latía tan fuerte que sentía el retumbar en sus sienes, sus piernas temblaban, notaba como se le secaban los labios, tuvo que humedecérselos conla lengua, era una sensación nueva, se sentía liberada, como si por fin se sintiera mujer, su coño estaba tan mojado que sus bragas estaban empapadas, sus pezones estaban tan tiesos que le dolían, se sentía libre, sí, libre.

  • Bien puta, a partir de ahora me perteneces, eres mía y dispongo de ti de la manera que yo crea más conveniente, de entrada tu amo quiere que te desnudes, te  pongas de rodillas y agaches la cabeza, mientras hago una llamada.

Julia se levantó del sofá, se desnudó de una forma salvaje y se puso de rodillas con la vista en el suelo.

El amo agarró su teléfono, marcó un número.

  • Sí, Saraí, ya puedes venir, sí, la perra te abrirá.

Julia sintió una punzada en su vientre, como que Saraí estaba esperando a que ella se entregara.

  • Ahora perra, vete a la puerta y ábrele a mi otra puta.

  • Sí, mi señor.

Julia se levantó, se acercó a la puerta y antes de que sonara el timbre, la abrió, Saraí entró con un abrigo que le cubría hasta las rodillas, pero nada más entrar lo dejó caer, no llevaba nada debajo, se puso a cuatro patas y comenzó a caminar hacia el amo, Julia vio hacia el amo y observó como las miraba, automáticamente ella también se puso a cuatro patas y fue detrás de Saraí, al llegar a la altura del amo, ambas se detuvieron, bajaron la cabeza y esperaron.

  • Bien, mis dos nuevas perritas, vuestro amo, desea que os tumbéis en el suelo boca arriba, el amo tiene  ganas de desahogarse.

Ambas obedecieron al unísono, se tumbaron cuan largo eran en el suelo con la cara hacia arriba.

  • Bien, putas, ahora quiero que abráis bien la boca, os voy a mear encima apuntando a vuestras bocas y  quiero que todo el meado que os caiga lo bebáis, ¿lo entendéis so perras?

Las dos contestaron al unísono.

  • Sí, mi amo.

El amo se bajó la cremallera, se sacó la polla y comenzó a mear encima de las dos, dirigía el chorro a ambas bocas, primero a la de una y a continuación pasaba a la de la otra, ambas intentaban beberse todo el  líquido caliente que le entraba, sacaban la lengua para que no se les escapara ninguna gota, cuando el amo terminó de mear, ordenó a Saraí que se pusiera a cuatro patas y terminara de limpiarle la polla, esta se la metió en la boca y succionó hasta tragarse la última gota de orina.

  • Ahora Saraí, limpia con tu lengua los restos de orina que tenga Julia por el cuerpo y una vez que esté perfectamente limpia, será Julia la que te limpie a ti, Saraí se hechó sobre ella como una gata en celo y comenzó a lamerle todo el  cuerpo, primero su cara, limpiaba toda la orina que tenía por cada rincón de su cuerpo, siguió por el cuello, los hombros, su vientre y cuando llegó a su pubis, sus labios ácidos tocaron su clítoris, Julia se puso rígida, nunca una mujer  le había besado en esa parte de su cuerpo, pero le agradaba, sentía un cosquilleo, cuando estuvo totalmente limpia, Saraí se tumbó en el suelo y fue Julia quien realizó la misma operación sobre el cuerpo de Saraí, y cuando llegó al sexo de esta, Julia tuvo su primer orgasmo.

El amo vio como Julia emitía gritos de placer, como se tensaba sobre el coño de Saraí y la apartó con el pie.

  • So puta, que sea la última vez que te corras sin mi permiso, por esta vez te lo perdono, pero la próxima vez te castigaré, ahora volved las dos a la posición de sumisión.

Ambas como si llevaran un resorte se pusieron de rodillas mirando hacia el suelo.

El amo se metió la polla en el pantalón, se subió la cremallera y se sentó en el sofá, estuvo un rato mirando los dos cuerpos que tenía delante, sus planes se estaban cumpliendo a la perfección, directa o indirectamente, ya poseía dieciséis esclavas y tres esclavos, de todos ellos, cinco mujeres y un hombre pertenecían a la central, otro hombre era el nuevo director del hospital y el último era  el jardinero jefe de su mansión, todo marchaba más o menos según sus planes, pero necesitaba ir más rápido, por culpa de María, Elisa y Lucía, la academia iba más despacio de lo que él deseaba, joder, esas tres zorras le tenían cabreado, maldijo para sus adentros, en lugar de estar preparando la academia, las tres putas estaban en la clínica recuperándose de las  heridas en sus pechos que se infligieron las tres en una pelea estúpida.

  • Par de putas, vuestro amo está cabreado,  quiero que os pongáis en la postura del 69 os comáis los coños, pero bajo ningún concepto emitiréis ruido alguno, tengo que pensar.

Las dos obedecieron al amo, Saraí se puso en el suelo y Julia encima de ella, comenzaron a lamerse los coños y aguantaban las ganas de gritar a duras penas.

El amo se desentendió de ellas y volvió a sumirse en sus pensamientos, el resto de sus obras marchaban a buen ritmo, la nueva central estaría dentro de dos meses, el nuevo hospital en un año estaría totalmente terminado y equipado, con su personal y cuerpo médico incluido, el trabajo de Antonio era excelente, la reestructuración del personal de la mansión iba por buen ritmo, Maribel y Jesús trabajaban a destajo para tener todo el personal necesario lo antes posible, Helena y Ana ya tenían a la primera candidata a la  que entrevistarían en un par de días, Julio y Daniel estaban realizando un excelente trabajo en la clínica, prácticamente estaba lista, solo la mierda de la academia iba con retraso, no por las obras, sino por esas tres putas.

Dejó de pensar y desvió su mirada a las dos putas que tenía en el suelo, las dos se comían los coños con lujuria, pero se notaba que les costaba aguantar el gritar de placer, le gustaba poner a prueba a sus esclavas, saber cuál era su límite de resistencia, para saber cómo tratarlas.

  • Vamos zorras, con más ganas, quiero que os comáis los coños, no que os beséis como dos monjas, quiero que os cueste aguantaros, a la que más aguante me la follaré, la otra mirará sin poder tocarse.

Cuando escucharon esas palabras del amo, las dos empezaron a comer los coños con más pasión, era una pelea por ver quién resistía más sin gritar, las dos se aplicaban en lamer el coño de la otra con locura, se lamían, metían sus lenguas lo más profundamente en el coño de la otra, ambas luchaban con todas sus fuerzas por provocar el orgasmo de la otra y a la vez soportar el castigo de su coño, el amo las miraba y se acordó de las tres putas que tenía en la clínica y decidió parar ese juego, tenía miedo que se hicieran daño.

  • Parad ahora mismo, gritó, quiero que os detengáis so perras.

Las dos pararon, se quedaron como petrificadas con sus bocas pegadas a los coños, pero sin atreverse a moverse.

  • Poneros en posición de sumisión.

Ambas se pusieron de rodillas mirando al suelo, no entendían lo que pasaba, estaban obedeciendo a su amo, y no sabían porqué motivo les ordenó que parasen totalmente enfadado, pero eran esclavas, su deber era obedecer sin preguntarse el porqué, la respiración del amo era agitada, algo pasaba, las dos estaban nerviosas, temían que hubieran hecho algo mas, pero en sus mentes no lo entendían, obedecieron ciegamente a su señor, y este les ordenó parar.

  • Veréis, zorras, os ordené parar, porque aun no estáis lo suficientemente educadas para este tipo de  competiciones, pero no creáis que os quedareis así, vuestro amo quiere que os masturbéis y la que más aguante sin correrse, será a la que me folle y la otra mirará, empezad pues a tocaros.

Las dos estaban súpercalientes, cuando sus manos tocaron sus coños, ambas comprendieron que la competición sería corta, su capacidad de resistencia no era mucha, llevaban mucho tiempo aguantando con las ganas de tener un orgasmo y ahora el amo les daba su permiso, pero sabiendo que la que se corriera antes, quedaría sin poder disfrutar de la polla de su señor, ambas comenzaron a gemir, a moverse, estaban de rodillas y les costaba mantenerse en esa postura, sus manos se movían con velocidad, por mucho que intentaran ralentizar el ritmo, sus mentes se lo impedían, estaban desatadas, ambas deseaban llegar al clímax, pero luchaban todo lo que podían y fue Saraí la primera que secorrió entre gritos de lujuria.

  • Mi amo, gritó Saraí, esta perra siente no poder resistir más, pero su capacidad de resistencia ha sido vencida por la necesidad de sentir el placer del orgasmo, lamento decepcionarlo, y desea ser castigada por no aguantar más.

  • Mi querida zorra, bastante castigo será ver cómo me follo a esta puta y que no te puedas ni tocar.

Julia estaba feliz, había ganado el derecho a ser follada por su amo, se sentía plena, pero sabía que con la calentura que tenía no duraría mucho sin correrse, ella seguía tocándose, pues su amo no le había ordenado que parara, estaba a punto de correrse cuando escuchó.

  • Bien Julia, te lo has ganado, ponte a cuatro patas mientras Saraí me desnuda de cintura para abajo.

Saraí, de rodillas, se acercó a su señor, le quitó el  cinturón, le desabrochó los botones del pantalón, tiró de ellos con suavidad, agarró su bóxer y se lo bajó con cuidado, le ayudó a terminar de quitarse el resto de la ropa y permaneció de rodillas a escasos centímetros de la polla de su señor.

  • Saraí, aunque no te voy a follar, sítendrás el placer de chupármela antes de que me folle a esta puta.

Saraíse levantó, miró a su amo y le dedicó una sonrisa, su amo la compensaba con un premio, aunque se  corrió antes que Julia, el amo comprendía que se había esforzado, que aún no estaba lo suficientemente educada para resistirse a sus instintos, pero la esclava puso lo mejor de su parte para resistir y el amo la compensaba.

El amo le tocó la cabeza y esa fue la señal para que se llevara ese pedazo de carne a la boca, Saraí quería disfrutarlo lo máximo que pudiera, la empezó a lamer lentamente, sus  labios recorrían todo el glande, acariciaban la polla en toda su longitud, hasta llegar a los huevos, los besaba, y volvía a subir, poco a poco la polla de su señor empezaba a crecer en sus labios y Saraí decidió metérsela en la boca antes de que el amo se la quitara, abrió la boca y se tragó todo aquel pedazo de carne, succionaba como una posesa, deseaba tenerla dentro de su boca el mayor tiempo posible, pero sabía que su amo en cuanto notara que estaba lo suficientemente dura se la quitaría de la boca, para metérsela a Julia, Saraí con los ojos cerrados se concentraba en proporcionarle a su amo el mayor placer posible.

  • Tú, puta, ponte a  cuatro patas, que en cuanto note que la tengo lo suficientemente dura te la meteré en ese coño.

Julia obedeció al instante, estaba deseando sentir ese pedazo de polla dentro de ella, su coño estaba tan mojado que el líquido resbalaba por sus piernas llegando hasta el suelo, su mente solo pensaba en sentir la polla de su amo dentro de ella, su cerebro se concentraba en ese instante, sabía que sería breve, pero quería que fuera intenso, se relajó, deseaba que cuando la penetrara su coño no opusiera resistencia a la polla de su señor.

  • Zorra, chupa un poco más que casi estoy listo,

Saraí en cuanto escuchó esas palabras de su amo comprendió que su premio se terminaba, empezó a succionar con más intensidad, buscaba sacarle el máximo provecho a la polla de su señor, antes de que abandonara su boca, de repente, sintió que la polla de su señor abandonaba su boca y se dirigía al coño de Julia.

  • Escúchame puta, quiero que mires  como me la follo, como le rompo el coño, como la destrozo, y tú, zorra, abre bien ese coño de perra, para que la polla de tu amo entre en ti.

Julia apartó con una mano sus labios vaginales para permitirle la penetración más fácil a la polla de su señor, el amo acercó la punta de su polla al coño de Julia y de un solo golpe se la metió toda, ella pegó un fuerte grito y tuvo un intenso orgasmo.

  • Zorra, ya te has corrido, pero no te preocupes, que antes que te la saque, tendrás varios orgasmos más, y tú, perra, acaríciate, tu amo desea que te unas a esta fiesta de lujuria, quiero que os corráis una y otra vez, hasta que acabéis totalmente derrengadas, pues sois un par de putas que solo valéis para tener  contento a vuestro amo, mientras él les hablaba aumentó el ritmo de bombeo sobre el coño de julia, esta no paraba de gritar.

  • Gracias mi amo, esta su puta fiel le agradece que se la folle, sin contemplación, que le destroce el coño, le pertenezco, nunca creí que pudiera gozar tanto, joder, soy una puta al servicio de mi señor, ordéneme lo que desee, le obedeceré ciegamente, dejaré a mi marido si el amo me lo ordena, seré la mayor puta de su harem, me acostaré con las personas que mi amo desee, mi cuerpo está para satisfacer todas las órdenes de mi señor, oh, mi amo, ¡qué placer!

Julia tuvo un segundo orgasmo, mientras Saraí se masturbaba como una loca, se metía un dedo detrás de otro dentro de su coño, ver a su amo follar con Julia la excitaba, la volvía loca, solo deseaba poder estar en el sitio de esa zorra, pero el sentimiento que sentía por Julia era de amor, deseaba acercarse a ella y besarla en la boca, acariciarla mientras el amo se la follaba, pellizcarle los pezones, sobarle el clítoris, lamerle el ano, la quería poseer, de repente se dio cuenta que se estaba enamorando de Julia, pero ese sentimiento no era nuevo, se daba cuenta que siempre la miraba de una forma distinta a la manera con que miraba a las demás madres, le gustaba verla en el colegio, cuando se reunían, le gustaba verla en el parque cuando sus hijos jugaban, le encantaba mirarla, ver como se movía, su soltura, su sensualidad, y se dio cuenta, estaba enamorada de Julia, las dos eran dos mujeres insatisfechas, sus maridos no las satisfacían, lo comprendió al instante, el amo había conseguido que dejara de reprimirse, que afloraran sus verdaderos sentimientos, y se corrió de nuevo.

  • Mi amo, dijo Saraí, ¿le permite a esta zorra besar a su otra esclava?, es que esta su puta se acaba de dar cuenta que está enamorada de ella.

  • Escúchame zorra, tu amo ya se dio cuenta en cuanto te dijo que vendríamos aquí, es más, ya tenía decidido emparejaros, abandonareis a esos pusilánimes de vuestros maridos y viviréis juntas en la residencia de la central, y ahora bésala y cómele todo el cuerpo mientras sigo follándola.

Saraí acercó su cara a la de Julia y la besó en los labios, esta la correspondió con locura, Julia también sentía lo mismo por ella, pero hasta que el amo no las liberó de los prejuicios sociales, tenían reprimido ese sentimiento en su subconsciente, ahora podían liberarlo y dar rienda suelta a sus deseos, en cuanto sus lenguas se juntaron, ambas tuvieron un orgasmo al unísono, el amo sacó su polla del coño de Julia, la puso sobre el ano de esta y de una sola embestida se la metió toda, Julia gritó de dolor, pero conforme el amo bombeaba la sensación de dolor se convertía en placer, mientras Saraí se metió debajo de Julia y empezó a comerle el coño, Julia al ver el coño de Saraí tan cerca de su boca, acercó sus labios y empezó a lamerlo, los tres se convirtieron en un solo cuerpo, el amo le estaba destrozando el culo a Julia y esta le comía el coño a Saraí mientras esta se lo comía a ella.

  • Mi amo, dijo Julia, esta perra te agradece de nuevo que nos unieras, ahora yo también me doy cuenta que la amo, y le agradezco que nos permita vivir juntas, estoy segura que seremos felices viviendo juntas y sirviéndole.

Los tres estaban desbocados, el amo no paraba de follarse el  culo de Julia y esta de comerle el coño a Saraí quien a su vez lamía todos los jugos de la vagina de Julia, al cabo de unos minutos el amo se tensó y se  corrió dentro del culo de Julia, la llenó de semen, permaneció dentro de ella hasta que la polla salió por sí sola, momento que aprovechó Saraí para llevarse la polla de su amo y limpiarla de semen y los fluidos de Julia, los tres se dejaron caer en el suelo.

  • Bien, mis dos esclavas, permaneceréis juntas, llamareis a quien tenga a vuestros hijos y os iréis a la urbanización de la central, existen ya algunas casas completamente preparadas os acomodareis en una de ellas y permaneceréis allí con vuestros hijos, por vuestros maridos no os preocupéis, de ellos me encargo yo. Coged lo imprescindible, si necesitáis alguna cosa, llamad a este teléfono, es de uno de los miembros de mi seguridad personal, él os conseguirá lo que necesitéis, ahora subiremos a tu habitación, me bañareis y me vestiré para marcharme, pues aún tengo muchas cosas que hacer, ¿lo habéis entendido, par de zorras?

Las dos contestaron al unísono que sí.

Subieron a la habitación, bañaron al amo, este se secó, se vistió y se fue.

Las dos se quedaron en la habitación totalmente desnudas en silencio, fue Saraí la que rompió el silencio.

  • Julia, te amo.

  • Yo a ti también, Saraí.

Y se abrazaron.

CONTINUARÁ