Juguete peligroso-Relato corto

Max compra un juguete que le hará tener un disgusto.

El joven Max llegaba a casa corriendo con un paquete en las manos. Era un chico de 19 años que nunca había tenido sexo ni una relación larga debido a su pequeño pene. No era más grande que la de un niño y sus huevos apenas eran dos pequeñas olivas. Estaba solo aquel fin de semana por lo que era ideal hacerlo y tenía una erección, no era gran cosa, igual unos 2 cm más de largo pero aún así seguía siendo pequeña e inútil para hacer disfrutar a una mujer.

Era un juego exclusivo y de carácter pornográfico. Venía con los accesorios y enseguida lo introdujo en la consola y le dio al play. Los accesorios eran unos sensores mediante una especie de cinturón que iba hasta sus huevos. Era una especie de pequeña bolsa, como una silla para los testículos. Los colocó y pronto notó la suavidad del cuero rozando su escroto. Luego se colocó las gafas y tras un tiempo de carga, la escena salió ante sus ojos.

—Hola guapo—una mujer espectacular estaba frente suya, si se podía decir así. Una rubia, desnuda con las tetas al aire y un coño bien depilado y a la espera de un buen rabo.

Al mirar abajo, vio que estaba bien dotado, una polla que desearía tener en la vida real y unos huevos que colgaban como péndulos.

Ella le agarró de la mano y notó como si fuera real, era increíble la sensación de realidad. Esbozaba una sonrisa mientras la escena de ser llevado y tumbado en una hamaca. Estaba en un chalet con una gran piscina, una mujer top model y un buen rabo. Se vio tumbado mientras ella bailaba sensualmente y meneando el culo.

—Por favor, debe ponerse el accesorio B—él se quitó las gafas y enseguida lo buscó con el corazón a mil por hora.

Era un aparato similar al chastity. Se lo colocó y lo cerró bien hasta que escuchó un ruido, estaba listo. Se colocó de nuevo las gafas y le dio al play del menu.

—Excelente señor, ¿comenzamos?—preguntó ella. Él asintió, la cámara captó el movimiento y la mujer se deslizó hasta su polla donde comenzó a succionarla.

—Ohhh diooooss me la está chupando—decía entre gemidos al notar como el aparato vibraba.

Era una sensación tan real que daban ganas de correrse. Luego, ella acarició los huevos y la bolsa hizo lo propio haciendo temblar de placer al pobre Max que sentía que iba a morir de placer.

Por suerte, aunque tenía la polla pequeña, aguantó. Lo único bueno después de practicar con tantas pajas por falta de sexo. La mujer se puso encima y comenzó el vaivén. Pero ahí si que no aguantó más que apenas unos pocos segundos y el accesorio lo notó.

—¿Te has corrido ya usuario?—preguntó ella triste.

Él asintió y entonces apareció un menú pequeño.

—¿Deseas aceptar castigo por correrte en poco tiempo?—este extrañado aceptó, imaginó que sería un castigo muy leve.

Al hacer si con la cabeza, ella aplaudió y le dio un beso a la cámara.

—¡Empecemos!—dijo emocionada.

Sin previo aviso y sin imaginarlo, la mano de la joven golpeó con fuerza el escroto del chico en la pantalla. En la vida real, la bolsa se fue cerrando hasta oprimir los huevos por completo haciendo chillar al chico que trataba de quitárselo de encima.

—¡Ahhhh mis huevoooosss!—el joven cayó al suelo.

La vista de la chica era de una mujer disfrutando y carcajeándose de él.

—¿Te duelen?—preguntó.

—Si...—hizo con la cabeza.

—Ohhh pobre chico...pero es un castigo...—dijo tierna y meneando sus tetas.

La bolsa comenzó a vibrar ante el horror de este que aún seguía adolorido y con los huevos comprimiéndose con el paso de los segundos. El aparato del pene comenzó a apretar el diminuto aparato del chico que estaba viendo las estrellas.

—Y ahora...ERROR....ERROR EN EL SISTEMA...POR FAVOR DESCONECTE EL APARATO—fue lo que apareció en la pantalla.

Él intentó por todos los medios quitarse eso con las pocas fuerzas que le quedaban pero sintió como una corriente eléctrica recorría todo su cuerpo, pero sobretodo, en los huevos que le dolía de tal manera que era imposible sentirse peor. Intentó apagar la consola pero estaba demasiado lejos al igual que el mando.

—¡Uaahhhh!—la bolsa se apretó tanto que estrujó el saco escrotal con intensidad y el pobre Max cayó al suelo.

La consola estalló haciendo que el juego se parase. Pero el chico ya estaba tumbado en el suelo con las gafas a un lado y los accesorios aún puestos.

Cuando despertó en el hospital, las enfermeras que le habían atendido le dieron la mala noticia de que no pudieron salvar sus pelotas ya que el aparato que llevaba puesto era defectuoso. De hecho, una de las chicas que estaba licenciada en aparatos tecnológicos le dio la explicación de porque estaba defectuoso aunque no entendió nada. Lloró largamente en las noches por ello.

Mientras estaba hospitalizado, buscó la pagina donde la había comprado. No existía, había sido eliminada. Entonces comprendió de que todo fue una estafa. Preguntó a la joven sobre ello, de hecho ya le daba igual, había perdido lo más valioso. Ella se encargó de buscar y entonces preguntando por todos lados dijo que nadie sabía la existencia de ese aparato, nadie había fabricado algo así...todo muy misterioso.

Mientras tanto, en un plano superior, una belleza de mujer de voluptuosos pechos, cabellera negra, curvas definidas y un culo de miedo, observaba al joven llorar. Ella lo veía todo a través de sus ojos mágicos.

—Creo que he ido demasiado lejos...—pensó—bueno, después de una semana...le devolveré sus huevos—se echó a reír, deseando ver como sería su reacción.

—Señora, un hombre ha encargado otro aparato por la web—dijo una asistenta.

—Muy bien, envíale uno...ah, y añade un regalo...

—¿Cómo cual?—preguntó la joven.

—Un alargador de pene y que lo que haga en realidad sea...achicarlo aún más—ambas rieron y la chica hizo click para enviar el pedido.

Fin