Juguete

Alejandro está decidido a que su madre sea solamente suya... Carola por su parte piensa que todo esto es un error, sin embargo el deseo por su hijo puede más...

¿Realmente todos estos encuentros habían sucedido? Carola estaba viendo por la ventana algo tímida, era una mujer grande ya y no estaba para esos dramas, pero la verdad le dolía el pecho, una gran culpa la azotaba y no podía entender el porqué. Alejandro yacía dormido en su cuarto plácidamente, lo miró por la puerta y sonrió con cierta tristeza, esto debía parar o sería un problema más adelante. Siguió hasta la cocina para tomar a su chihuahua y salir a despejar su mente, iba en el carro cantando con cierta melancolía, se sentía culpable porque ella era la mayor y había dejado que esto pasara, aun así el deseo por su hijo era feroz y eso la carcomía. ¿Cómo le diría que no? Salió de sus pensamientos cuando un chico se le atravesó y casi lo arrolla. El sonido de la corneta y le grito del chico la hicieron frenar de golpe y golpearse contra el volante. Tomó a su pequeña y miró a todos lados, gracias a Dios no pasó nada –Carajo, debo calmarme o voy a matar a alguien- Se dijo así misma para girar a la derecha y estacionarse en un puesto de dulces, compró crepas con nutella y fresas, se sentó en la mesa y decidió relajarse por un instante.

-Disculpe ¿Usted es la señora Carola Díaz?- Un joven la hizo girar.

-Sí, dígame-

-Esto se lo envía un joven, que por favor se lo ponga-

-Oh ¿Pero qué es eso?- Tomó la caja pequeña y la miró algo curiosa.

-La verdad no lo sé, firme aquí por favor- Ella asintió e hizo lo que el joven le pidió para sonreírle y verle marchar.

-¿Qué será?- Lo abrió para quedar impactada y mirar a todos lados, un vibrador sin el control de mando ¿Quién carajos le iba a dar esto?

A lo lejos Alejandro observaba a su madre sonrojada buscando con desespero al que le había mandado semejante locura. Desde el segundo encuentro no podía dejar de pensar en ella, siempre ha sido cercano a su madre y ahora la atadura era tan fuerte que era capaz de matar a cualquier hombre que se le acercara. Tomó el teléfono y decidió enviarle un audio “ Colócate el regalo que te di ” Su madre miró el celular al sentir como esta vibraba para quedar estupefacta ¿Por qué su hijo le entregaría esto?

-“ Daniel Alejandro, no es gracioso, ¿Para qué quieres que me coloque esto? ”-

-“ Porque sos mía cucha, y voy hacerte cosas que no imaginas. Colócatelo ”-

-“ Soy tu madre por encima de lo que pasó y a ver si empiezas a respetar, de ninguna manera me voy a colocar eso, menos en un lugar tan público ”-

-“ Solo hazlo mamá” -

Carola miró a todos lados buscando a su pequeño ¿Por qué haría eso? ¿Qué estaba pasando? Miró la caja curiosa y algo excitada, pero no podía hacer tal cosa. ¿Qué iba a pensar las personas de ella cómo madre?

Se levantó y pagó la cuenta, tenía la caja en su mano y salió del local para caminar en dirección del auto, acarició a su nena para luego volver abrir la caja y mirarla ¿Qué iba a hacer? Suspiró  con fuerza y tomó el juguete, corrió su tanga y lo introdujo en ese coño gustoso -¿Qué estoy haciendo?- Se dijo a si misma pero no pudo seguir hablando al sentir como el juguete vibraba con una alta intensidad. Su cuerpo temblaba y se aferraba al volante, sin duda no podía manejar con esa cosa metida.

-“ Basta hijo, eso me duele ”-

- “No te duele, solo no estás acostumbrada. Relájate y disfrútalo”

-“ ¿Dónde estás jovencito?”

-“ Camina a tu frente, sal del carro ”-

Al detenerse el aparato, salió rápidamente del auto para mirar a su frente, allí estaba su pequeño con el control en la mano y mirándola con lascivia ¿Ese era su hijo? Caminó hacia el pero se detuvo de golpe al volver a sentir el aparato vibrar en su interior, Dios la iba a matar con esa clase de estímulo, Se agachó apretando su vientre y se relajó cuando Alejandro dejó el control a un lado. Se levantó y caminó molesta hasta donde estaba para tomarlo por una oreja y jalonearlo con fuerza.

-Ahora me explicas ¿Qué verga es la que te pasa?-

-¿A mí? Si tú no te negaste y te lo pusiste-  Se sobó la oreja mirándola.

-Bueno… eso…- Era cierto, lo había hecho porque quería, él no la obligó. Salió corriendo hasta el carro para encenderlo y marcharse de allí.

-¡Mamá! Espérate- Se atravesó en medio del carro –Abre la puerta- Carola le abrió y en silencio colocó el carro en marcha, se sentía mal por hacer tal cosa.

-Hijo… Mírame, lo que ha pasado no debe volverse a repetir-

-Me resbala lo que haya pasado, cucha, esto no se trata de si te gustó o no. Se trata que cruzamos la línea y no hay marcha atrás-

-Alejandro, lo sé, me siento culpable. Fui yo la que decidió que pasara-

-No, fuimos ambos y ahora te deseo como un bastardo. No te sientas culpable, porque te amo y quiero que siga pasando.

Estaba anonada de lo que estaba pasando, se estacionó y saludó a sus vecinos para entrar a la casa después de Alejandro y su chihuahua. Gritó al verse estampada contra la pared por su hijo, era más alto que ella y mucho más fuerte. La besó con deseo, sus manos fueron a parar a ese bello y redondo culo maduro; estaba tan enganchado que no deseaba otra mujer que no fuera su madre.

La cargó y dejó abierta en el mesón de la cocina para alejarse y contemplar semejante manjar, sacó de su bolsillo el control y mandó la orden de moverse.

-Tócate mamá, hazlo para tu hijo- Carola negaba con la cabeza pero su cuerpo estaba tibio por las constantes vibraciones del aparato –Hazlo cucha, quiero verte como una puta- Aquellas palabras la encendieron de una manera asombrosa y pronto estaba acariciando sus deliciosas tetas por encima del vestido, se recostó del mesón y abrió sus piernas para que su pequeño se deleitara con su coño humedecido y vibrando por el juguete. Alejandro sonreía con lascivia, ahora era el que mandaba sobre su madre; lo disfrutaría sin duda alguna. Tomó otra caja y se acercó para dársela –Ponte esto mamá- Carola se sentó en el mesón y destapó la caja para darse cuenta que era un pequeñísimo body blanco.

-Amor, estoy me va a quedar súper pequeño-

-Es la idea mom- Ella asintió y retiró toda su para colocárselo y ver como un fino hilo se metía entre su coño y culo haciéndola sentir como una puta, Alejandro le colocó un collar de perro y la subió sobre el mesón nuevamente.

-¿Alguna vez tus amantes te dijeron que eres la mujer más hermosa de todo el universo?- Sus mejillas se sonrojaron con fuerza y gritó al verse abierta de piernas nuevamente, su bebo se alejó para sentarse en un banco y lamiendo sus labios hizo que el aparato en su coño se moviera en máxima velocidad haciendo que se retorciera. Carola estaba sofocada, vestida como puta y con un collar de perra, ahora Alejandro la dominaba y eso la encendía en sobre manera; acariciaba con fuerza sus senos fuera del body mientras sus caderas se movían inquietas por el juguete que hacía el trabajo en su jugoso coño.

-Ale…- Gemía con gusto y abría sus piernas, acariciaba de arriba abajo su cuerpo viendo como su hijo amado lamia sus labios le mostraba su dura polla que se asomaba por encima del pantalón de gimnasia, un deseo abrasador la tomó que en un sonoro grito se corrió, sus fluidos escurrían por su coño y por sus muslos internos dejándole ver semejante espectáculo a Alejandro que se acercó lentamente, azotó su coño con fuerza para luego sacar el aparato y enterrar sin ninguna piedad sus dos dedos en ese gustoso lugar íntimo.

-Eres mi puta cucha, dilo- Sacó sus dedos y los chupó como desquiciado para luego enganchar en el collar una cadena y jalonearla –Dilo-

-Soy la puta de mi bebé- Expresó poseída por una excitación mayor que ella, sintió los jalones y se aferró al collar para gemir y gritar al sentir de nuevo los dedos de Alejandro follarla muy fuerte.

-No, así no mamá. Soy la puta de Alejandro-

-Soy la puta… de Alejandro- Dijo en voz fuerte mezclada con gemidos, Alejandro la bajó del mesón para luego ponerla de rodillas.

-Camina como una perra- La jaloneó del collar para luego soltarla, caminó suavemente y se recostó en el sofá con las piernas abiertas, bajó su mono y dejó que su mástil se liberara, con lascivia lo tomó y lo meneó para que Carola lo viera –Ven por tu leche mami- Carola camino cual perra en cuatro, el sonido de la cadena la hizo sentir como tal, llegó hasta su hijo y este la tomó del cabello para rozarle la polla por toda la cara, esto estaba haciendo que el coño de la morena escurriera cual cascada. Su lengua fue a parar a los huevos de su pequeño, los succionaba uno por uno para luego subir y comenzar a lamer la punta, la jaloneaba de la cadena y sonreía –Eso, eres la mejor puta- Ella asintió totalmente dominada, le hizo una coleta y guio su polla hasta el fondo de su boca, Carola comenzó a mamar esa polla de una manera rápida, se apoyaba en las piernas del chico para mover su cabeza de arriba abajo dejándola toda impregnada de sus babas, Ale la sacó para rozarla en su boca y cara, la golpeó contra su mejilla y la guió de nuevo a esa boca tan deliciosa. Había tenido sexo con muchas chicas, pero ninguna superaba a su madre hasta ahora, como se comía esa polla, que nivel de maestría.

Se levantó y la dejó arrodillada, tomó la cadena, la jaloneó para luego meter la polla en su boca y mover su cabeza con fuerza contra esta –Mom, eres una experta mamando vergas-

Ante eso Carola lo miró pero sin poder hablar, acariciaba los huevos de su hijo mientras aspiraba todo el tronco como una experta, usaba su lengua para darle doble placer, enrollaba esta sobre la punta mientras succionaba toda su envergadura con fuerza, siempre fantaseó con esto, siempre deseó poder mamar una polla de esta manera, sin pudor alguno y ahora estaba allí como la guarra que era. Alejandro jaló la cadena hacia atrás para dejarla inmóvil, se arrodilló y lamió su cuello con lascivia, subió de nuevo y pasaba la polla por toda la cara de Carola, llena de saliva y pre semen. Lo pajeó suavemente, fue aumentado el ritmo más y más hasta que Alejandro la detuvo y la hizo caminar nuevamente por toda la sala, las escaleras y hasta entrar a su habitación.

-Hoy te cogeré en tu propia cama mamá-

-Estoy ansiosa que lo hagas Alejandro- La levantó para estamparla contra la cama y dejarla en cuatro.

-Mom, estás tan deliciosa… Mía, solo mía- Deslizó sus manos por todo su cuerpo, sus tetas hermosas, su culo bien firme, se detuvo en ese jugoso coño ansioso de él, acercó su boca y lo saboreó arrancando gemidos y palabras indescifrables de la boca de carola, metía su lengua con frenesí y la nalgueaba con ansias, la mujer movía su culo de un lado a otro haciendo que el menor jalara la cadena –Quieta, no te muevas tanto perra- La nalgueó con fuerza para escupir su culo y enterrar el vibrador en este, lo puso a andar y con ansias le abrió las piernas, aspiró el coño de su progenitora, lo mordisqueaba y succionaba de una manera psicópata, como si quisiera verla sufrir.  Carola gritaba como una loca al sentir semejante trato en su culo y coño, Alejandro lamía de arriba abajo su raja para luego dejar que dos dedos se adentraran en su cavidad, los movía con fuerza y succionaba sus labios. El aparato dilataba su ano mandando espasmos a su columna que hacían que todo su cuerpo temblara muy fuerte, trataba de aferrarse a las sabanas pero no podía sostenerse por mucho, se iba a correr muy pronto.

-Hijo… Me corro- Gritó al sentir un fuerte azote, Alejandro se detuvo y sin mediar palabras la penetró por el coño, giró la cadena para sostenerla firmemente con una mano, con la otra se apoyó en ese hermoso culo y la comenzó a embestir sin frenos, la nalgueaba sin piedad alguna, sus nalgas se estaban tornando rojizas por tantos azotes pero eso no le dolía. Era tanto placer que sentía ahora que nada parecía real, se aferraba a las sabanas y Alejandro entraba y salía reiteradas veces de su coño, sus fluidos escurrían por sus piernas y su cuello era jaloneado por la cadena.

La giró sin dejarla de penetrarla y destrozó el body para amasar sus tetas y chuparlas, volvió a embestirla haciendo que su cuerpo rebotara con mucha fuerza.

-Aleja….- Apenas podía decir algo, el vibrador hacía que las sensaciones fueran mayor en todo el sentido de la palabra.

-Esto debió pasar hace mucho- La besó con lascivia, se enterraba con muchas ganas y las piernas de Carola lo encerraron, sus uñas se clavaron en su espalda haciéndolo gruñir como una bestia, su madre lo aruñaba por semejante follada tan bestial que le estaba dando. La alzó para estamparla contra el ventanal que daba para la casa de los vecinos, y el hombre de ese matrimonio estaba regando las plantas.

-Bebe, nos van a ver- Balbuceó nerviosa pero Alejandro la penetró sin ninguna piedad, haciéndola gemir, apoyaba sus manos en el vidrio y con su cara de éxtasis veía al vecino que observaba la escena impactado. La cara de Alejandro no se veía, este se aseguró de que fuera así.

-Que vea como te cojo y te hago mía- La folló más rápido, una y otra vez enterraba esa polla dura en el interior de su coño que escurría como una fuente. El vecino estaba petrificado pero pronto sonrió y apretujó su polla mirando a Carola, se sintió acalorada y como una verdadera puta. Alejandro cerró las cortinas cuando miró la reacción del vecino –Desgraciado- Carola se aferró a su cuello y este siguió embistiéndola con fuerza hasta que una última embestida y un grito gutural se vació en el interior de su madre. La recostó en la cama, se miraban agotados y la ayudó a sacarse ese juguete del culo.

-Wow, eso ha sido muy intenso…- Carola acariciaba su mejilla y este ne respuesta se abalanzó sobre ella para besarla.

-Nunca he cogido con una mujer como tu mamá, enserio, eres la mejor-

-Y tu el mejor amante tesoro amado-

Alejandro quedó reposando en esas hermosas tetas mientras su madre le hacía cariños en sus mejillas y su cabello. No supo pero pronto estaba dormido allí en esos pechos que un día lo amamantaron y hoy eran objeto de su deseo…