Juguemos con hielo 1

Lo que empezó como una charla, termino como una fantasía a llevar a cabo a toda costa. Y jugar es lo que mas me gusta.

Reconozco que tengo una mente demasiado calenturienta.

No se cómo me las arreglo, pero el sexo está presente en mi vida de una forma u otra.

Incluso en una conversación de lo más normal, siempre puede desviarse el tema  y terminar hablando de sexo. Es lo que me pasó en la última conversación que tuve con una amiga. Hace tiempo que no hablo con ella y hablando de esto y aquello, terminamos hablando de un programa de televisión en el que hay un apartado en el que hablan de sexo.

En esta ocasión hablaron de juegos de pareja. Uno en especial me llamo la atención “Jugando con hielo” Ufffff con este calor que hace, no me extraña que jueguen con él, pienso en voz alta.

Al comentárselo a María, me dice que ella ya lo ha probado. Pero con una variante, que en el programa no dijeron y que es muy, pero que muy placentero.

Ya me iréis conociendo, porque además de tener una mente calenturienta, también soy muy curiosa.

Al final hablamos sobre su experiencia, lo que hablaron en el programa y yo me muero de ganas por probar todo eso. Siento que ya estoy tardando.

Llevo una relación a distancia, con lo cual no veo a mi pareja todo lo que me gustaría. Justo para el próximo fin de semana vendrá a verme. Lo estoy deseando. Hablamos por teléfono a diario y le cuento que tengo una sorpresa para él. Que ganitas de que llegue el fin de semana.

Mi cabeza va por libre. Estoy emocionada ante la llegada de Javier. También tengo miedo porque no sé si le va a gustar mi juego, ni como lo voy a hacer con él.

Es un hombre que le encanta el sexo, es pasional, morboso, muy activo sexualmente y con el que tengo un feeling brutal. Es tremenda la facilidad que tenemos en ponernos cuando estamos juntos. Una mirada, un gesto, un roce, todo es válido para ponernos a follar como animales. Javier es un hombre alto y moreno al que le encanta raparse la cabeza. A mí me parece mucho más atractivo cuando lo hace. Tiene los ojos verdes, labios carnosos, unas manos preciosas con grandes dedos largos y delgados. Su culo es un pecado. Redondo, duro, firme y al que me gusta agarrarme siempre que le tengo cerca. Espalda ancha, piernas largas y muy bonitas. Le gusta cuidarse y siempre lleva rasurado su pubis. Eso hace que se puedan ver mucho mejor sus proporciones, pues es un hombre bastante bien dotado.

Ahora podéis entender lo que me ocurre cada vez que pienso en él. Me excito solo de imaginarlo.

Yo por el contrario, soy una mujer rubia, pelo largo, ojos marrones, labios carnosos y con curvas. Digamos que tengo donde agarrar. MI culo es redondo y duro. Mi pecho es una 100B, ni pequeño, ni grande, generoso pero sin pasarse. Intento cuidarme todo lo que puedo y me encanta rasurar mi coño. Cualquier mujer ya se hubiera hecho el láser, pero a mí me encanta disfrutar de ese momento en el que estoy rasurándolo y mi coño se moja sin parar mientras lo hago. Tanto, que termino tocándome y corriéndome con muchas ganitas.

Ahora estamos en Julio, hace un calor insoportable y me paso el día desnuda por casa. Espero que las cortinas tapen lo suficiente para que mis vecinos no me vean. Porque si no, deben de estar contentos.

Mi cabeza sigue dando vueltas al nuevo juego. Pienso en el hielo y lo placentero que debe de ser jugar con algo fresquito en estas condiciones.

Mi curiosidad me puede y que mejor que probar las cosas en una misma para saber si es placentero o no.

Me dirijo a la cocina, a la nevera y abro el congelador para ver si me queda hielo. Según comentaron, no valen de cualquier tipo. Deben de ser bloques, que no estén huecos por dentro, que no tengan aristas, ni estén rotos y que no sean enormes.

Sonrío al ver que tengo los correctos para jugar. Así que busco la cubitera en uno de los muebles y pongo un buen puñado dentro. Los llevo al fregadero y dejo caer un poco de agua en el fondo. Necesito que estén un poco húmedos para poder deslizarlos y no arañen mi piel.

Salgo de la cocina y me dirijo al sofá. Pongo la cubitera sobre la mesa baja.

Mi cabeza va a mil. Hay algo indispensable para terminar el juego y como Javier no está, necesito un poco de ayuda. Así que voy a mi cuarto y cojo uno de mis juguetes. Abro el cajón de la mesita y allí tengo mi pequeño arsenal. Bolas chinas, un succionador, un vibrador de clítoris y mi consolador. Lo cojo y vuelvo al salón.

Me tumbo en el sofá. Este está justo en un lateral del salón, el cual está rodeado de 3 grandes ventanales. Las persianas están hasta arriba y solo hay una cortina transparente que tapa lo justo.

Miro la cubitera, agarro un hielo y lo mojo un poco con el agua del fondo. Lo giro en mi mano y empiezan a caer gotas sobre mi piel.

No puedo evitar jadear al sentirlas deslizarse hacia abajo. Muerdo mi labio y comienzo a deslizar el hielo por mi piel.

Lo llevo a mis labios y los rodeo. Bajo hacia mi cuello y lo deslizo de un lado a otro, subiendo por la parte de atrás de las orejas.

Mi piel se eriza con fuerza.

Siento como las gotas resbalan y van cayendo hacia la parte de atrás del cuello y espalda. Ese contraste me gusta, el calor de mi piel y el frio del hielo.

Mis pezones se han puesto duros y la areola se ha contraído. Los miro y comienzo a bajar con el hielo por el centro de mis pechos. El hielo se derrite y las gotas de agua comienzan a bajar hacia mi vientre, el cual contraigo y terminan entrando en mi ombligo.

Sonrío.

Justo a la altura del bajo pecho, deslizo el hielo hacia el lado izquierdo. Cada vez se deshace más rápido. Las gotas caen por mi costado y hago lo mismo hacia el otro lado. Jadeo y mi piel se eriza sin parar.

Cojo aire y acerco la palma de mi mano al pezón derecho. La pongo sobre él, pero sin tocarlo. Siento lo fría que esta y el pezón se contrae endureciéndose mucho más.  La sensación eriza mi piel.

Ufffff resoplo al sentir como mi cuerpo reacciona por todo lo que voy haciendo.

Agarro otro hielo de la cubitera, esta mojado y le doy unas vueltas en mi mano, mojándola y enfriándola.

Acerco de nuevo la palma de la mano al pezón izquierdo, siento el frio, se eriza y se pone duro. Bajo la mano por mi vientre, sin tocar la piel y siento el frio al pasarla por encima. Mi vientre se contrae y gimo. Suelto el hielo y agarro ambos pechos con las manos frías. Gimo de nuevo al apretarlos y juntarlos. Pellizco los pezones y los estiro. Mi coño se contrae y aprieto las piernas con fuerza.

Muerdo mi labio.

Agarro de nuevo el hielo y lo pongo sobre el pezón derecho. Dejo caer gotas sobre él y el agua se desliza por mi pecho. Mi piel se eriza con fuerza, gimo y mi pezón se pone duro encogiendo la areola. Siento la dureza del pezón porque duele la sensación. Bajo el hielo y lo deslizo por él. Hago círculos que voy abriendo poco a poco hasta dibujar todo el contorno del pecho. Mi pecho esta empapado y las gotas se deslizan por el centro de mis pechos, bajando hacia el vientre y por el costado hasta mi espalda.

Hago lo mismo en el otro pecho.

Deslizo el hielo por el pezón, hago círculos sobre el abriéndolos poco a poco hasta dibujar todo el contorno del pecho. El pezón esta duro como una piedra.

Mi piel se eriza con fuerza y no dejo de gemir al deslizar el hielo por mi piel. Siento como mi coño se contrae al estremecerme.

Agarro un nuevo hielo de la cubitera, le doy unas vueltas en mi mano y comienzo a deslizarlo por el centro de mis pechos. Bajo poco a poco por mi vientre hasta llegar al ombligo. Hago unos círculos mientras el agua cae dentro y el sobrante por mis costados. Me contraigo y gimo.

Me encanta lo que siento.

Bajo un poco más para deslizarlo por el pubis. Voy de un lado a otro y las gotas se deslizan por mis ingles mmmmmm.

Paso el hielo de una mano a otra para enfriarlas y seguidamente las acerco a mis costados sin tocarlos. Siento el frio y mi piel se eriza con fuerza. Me arqueo. Deslizo los dedos subiendo y bajando por ellos, rozándolos suavemente. No dejo de gemir y erizarse la piel. Mi coño se contrae, siento como aprieta.

Mi mano esta helada y necesito saber que está provocando este juego en mi coño. Acerco unos dedos a mis labios, subiendo y bajando por ellos, pero sin abrirlos.

Mis flujos están por fuera de mis labios. Estoy tan mojada, que siento como se deslizan hacia mi ano. Me sorprende el grado de excitación en el que estoy. Nunca hubiera podido imaginar lo placentero que podía ser el hielo. A partir de ahora, lo veré de muy distinta forma.

Subo la mano y meto los dedos en mi boca. Chupo mis flujos.

Quiero seguir jugando un poco más, hasta centrarme en él.

Agarro un nuevo hielo y lo hago girar en mi mano. Las gotas caen sobre mi pubis.

Me contraigo y gimo. Acerco el hielo a él y comienzo a deslizarlo de un lado a otro. Se deshace y las gotas caen hacia mis ingles.

Doblo mis rodillas abriendo bien mis piernas para poder deslizar mejor el hielo por ellas. La llevo a la izquierda y bajo poco a poco por ella hasta llegar a la zona del perineo. Muerdo mi labio y subo de nuevo. Poco a poco paso por mi pubis y voy hacia la derecha. Bajo por la ingle despacio hasta rozar de nuevo el perineo.

Ufffff resoplo. El agua cae por entre mis nalgas.

Sonrio.

Llevo el hielo sobre mi coño, lo hago girar dentro de mi mano y dejo caer gotas sobre mis labios.

Las gotas caen deslizándose por él y bajan por entre mis nalgas.

No puedo dejar de gemir y contraerme.

Cojo un nuevo hielo, lo hago girar en mi mano y lo bajo a mis labios. Lo muevo de arriba abajo sobre ellos, justo por mi rajita. Voy abriendo círculos hasta subir por uno y bajar por el otro.

Mi piel se eriza con fuerza y sin parar.

Lo pongo sobre mi clítoris y me contraigo. Está muy frio y no lo aguanto. Demasiado sensible. Hago círculos alrededor de él y el agua se desliza entre mis labios. El hielo está lleno de todos mis flujos. Subo un poco la mano y lo miro. Me relamo y lo acerco a mi boca. Lo huelo y lo meto dentro. Saboreo mis flujos, le doy unas vueltas y cuando creo que está limpio lo pongo en mi mano de nuevo.

Lo bajo a mi coño y esta vez lo deslizo entre mis labios. Subo y bajo.

Gimo y me contraigo.

El hielo se ha reducido bastante y apenas me queda. Mi coño está muy caliente y lo ha fundido con rapidez.

Agarro un nuevo hielo, lo llevo a mi boca, le doy unas vueltas dentro y lo llevo a mi mano. Lo palpo, siento que esta redondito y lo bajo a mi coño de nuevo.

Con la otra mano agarro mi consolador y lo llevo a mi boca. Lo hundo dentro y lo mojo, lo babeo bien.

Cuando lo tengo, lo dejo sobre mi vientre.

Llevo el hielo a la entrada de mi coño y empujo. Siento el frio, pero mi coño no ofrece resistencia. Agarro mi juguete y lo llevo a la entrada de mi coño y lo meto.

Siento el frio del hielo, el calor de mi coño, el consolador entrando y empujando el hielo, el agua que se desliza hacia afuera y baja por mis nalgas.

Mis pezones siguen como piedras, mi piel esta erizada por la excitación y placer que siento. Mi coño derrite el hielo más rápido de lo que hubiera podido imaginar.

No dejo de mover el consolador y mover el hielo dentro de mí, para evitar una quemadura por el frio.

Ufffff resoplo sin dejar de gemir.

Al moverse el consolador, siento como el frio hielo se mueve dentro de mí  y llega hasta el fondo de mi coño. Hasta llegado el momento que dejo de sentirlo y el consolador entra hasta el fondo. Se desliza solo.

En ese momento comienzo a moverlo más rápido y llevo un par de dedos a mi clítoris.

La yema de mis dedos se mueven rozando y presionando el clítoris poniéndolo más y más duro.

Mi coño se contrae con fuerza en el consolador al cual subo el ritmo y mi cuerpo se tensa. Lo hace con fuerza. Con tanta fuerza que comienzo a gruñir y seguidamente estallo a gritos.

Mi cuerpo tiembla, me estremezco de placer mientras me sigo follando con el consolador. No dejo de hacerlo, no quiero parar.

Uffff no dejo de resoplar, de gemir, gritar y retorcerme.

Durante un rato sigo follandome. Poco a poco voy bajando el ritmo, hasta que siento como mi coño deja de contraerse y dejo el consolador dentro.

Mi cuerpo esta empapado de sudor.

Cojo aire con fuerza y saco consolador.

Lo miro lleno de flujos y lo llevo a mi boca para limpiarlo. Lo lamo, lo chupo y lo dejo limpio de mi corrida.

Sonrío.

Uffff creo que le va a encantar y aunque solo le guste la mitad de lo que me ha gustado a mí, nos vamos a divertir muchísimo. En unos días lo comprobaremos.