Jugando, jugando y en el sexo pensando

Casi consigo lo que deseaba, aunque la cosa no deja de prometer.

(Recomiendo la lectura de mis dos relatos anteriores, pero coger el hilo de la historia)

Cuando mi cuñado regresó, las cosas se calmaron un poco en la vecindad, se ve que las juerga se las corrían en el sótano o en la buhardilla y a su dormitorio no iban mas que para dormir.

Pero mi imaginación no paraba, me imaginaba miles de cosas con ella y esperaba con impaciencia cualquier oportunidad de pillarla ligera de ropa, pero pareció que las cosas se habían acabado.

Un viernes, sentados en la terraza tomando unas copas, ya casi a medianoche, cuando el frescor del verano empieza a serenar la oscuridad, se nos ocurrió echar unas manitas de mus.

Por no jugar como siempre por matrimonios, lo hicimos por género, chicos contra chicas y la partida fue alternando la suerte de forma que ya de madrugada después de mil manos, ya no sabíamos ni como "desempatar" la partida.

Pero hete aquí que a mi cuñado, se le ocurrió que cambiáramos de juego, que echáramos una mano a los números; automáticamente me dio un respingo el corazón y otra "cosa" se me puso en guardia, me temía lo mejor…. ¡efectivamente!, acordamos que el perdedor de cada mano, se quitara una prenda.

Comenzamos a jugar y en tres manos, mi cuñado, habitualmente buen jugador, debido probablemente a la falta de costumbre, quedo desnudo, aunque no volvió a perder ninguna; varias manos después, las mujeres estaban en braguitas y yo que no habiendo perdido mas que una, en bañador y camiseta.

Realizamos una vuelta y perdió el… como no se nos ocurría que castigo ponerle, acordamos que bailara un "agarrao" con el o la primera que perdiera.

Dicho y hecho, de forma increíble, mi mujer acertó el número a la primera y hete aquí en medio del salón, un hombre desnudo, con cierto grado de excitación, bailando con una mujer en topless.

Se levantó mi cuñada y puso una balada, ante la cual los dos se pegaron y comenzaron el baile, previamente acordamos que tenia que ejecutarse toda la pieza.

Bailaron de forma sumamente sugerente, agarrados de firme, pegados totalmente, entre ellos no se veía nada y los traseros mas que separarse, estaban uno hacia el otro… entretanto mi cuñada y yo contemplábamos el espectáculo callados, yo la miraba de reojo y notaba como los pezones se le iban endureciendo y la aureola difuminando… me imaginaba que igual ese día terminaría de forma sumamente agradable.

Terminada la canción, la caliente pareja se separó, mi mujer con los pechos a punto de estallar de excitación… el con su aparato totalmente "extendido".. a ambos se les notaba el rostro encarnado por la excitación.

Mi mujer, que se encontraba de pié al otro lado de la mesa, se echó sobre ella y me extendió las manos, yo se las cogí y nos miramos a los ojos… mire a mi cuñada, ella nos miró y ambos, miramos a su marido, el cual se acercó por detrás de mi esposa y poniéndole las manos en las caderas, hizo ademán de penetrarla por detrás.

El cuadro era demoledor: mi cuñada, recostada en un sillón, a mi derecha, con los pechos totalmente henchidos, ya ni se le notaban los pezones, para empeorar las cosas, a través de sus braguitas, el sexo se le notaba totalmente inflamado… mi mujer apoyada sobre los suyos, cogiendo mis manos y mirándome a los ojos con la expresión mas sexy que imaginarse pueda. Y por fin el cuñado, detrás, rozando el trasero de mi esposa en un amago de penetración, totalmente rojo de deseo.

Los dos nos miramos durante unos momentos, mire a mi esposa y volviendo a mirarlo a el le dije.

Adelante

Por un momento movió las manos hasta el borde de las braguitas de mi esposa, se detuvo ahí e hizo ademán de bajarlas.

En ese momento, miró a su esposa, ella le devolvió la mirada se levantó y lo separó de la hermana, la cual se encontraba con los ojos semicerrados, como esperando la que se le venia encima.. su cara era puro deseo.

El matrimonio, se miró, me miraron y el dijo:

No ha llegado el momento

Y se rompió el hechizo.

Mi mujer se reincorporó, recogimos las prendas y en completo silencio, apenas roto con un leve "hasta mañana", nos fuimos a casa.

Hicimos el amor sobre las escaleras, estaba totalmente excitada, mi miembro, al entrar pareció como si no tuviera carne ardiente alrededor tal era el grado de humedad que había.

Duró poco, pues la superexcitación que llevábamos hizo que mas que un orgasmo, fuera una explosión.

Al terminar ella se bajó al sótano como siempre y yo volví a mi cama, desde donde durante un buen rato, intente cazar algún ruido de la actividad de al lado.

Solo tuve silencio.

Pero esa noche, me desperté muchas veces con dolor en los genitales, debido a los continuos sueños que tuve.