Jugando... jugando... 1
Una reunión de amigos en un chalet cerca de la playa...
CAPÍTULO PRIMERO
Circulaban por carreteras, casi caminos, secundarias muy muy secundarias. El sol se estaba ocultando después de un día de otoño entre nubes y claros. La proximidad del mar se adivinaba por aquel ambiente húmedo con vagos aromas a salitre, a yodo Fuera algo de brisa, cambiante, caprichosa Dentro el confort del magnífico deportivo, los acordes de un cd "mixado", mestizo de extravagancias que iban desde temas de la música más clásica hasta canciones de Estopa y Melendi pasando por Beatles o techno, dance, house ¿La temperatura?... 22° centígrados
Para Elena la situación era terriblemente atractiva, sentía cierta ansiedad tan sólo un ligero contratiempo, esa estúpida manía-vicio contumaz-que tenía David de fumar casi constantemente, de forma compulsiva, quemando más que fumando sus cigarrillos
David solía conducir de forma deportiva pero segura, en silencio, atento y disfrutando sólo la banda sonora de su equipo de música rompía y mejoraba-al menos a su gusto-el silencio Ella respetaba su silencio y también disfrutaba-de forma pasiva-de su conducción, le observaba y le gustaba lo que veía, aquella actitud, aquella cara, aquellas manos, su mirada entre tensa, atenta y gozosa
-Casi no le conozco, pensó Elena, apenas hace dos semanas era un absoluto desconocido para mí.
Estaban cada vez más cerca de la costa, era evidente. Habían ido bajando tortuosamente entre curvas y ya llaneaban casi oyendo el rumor de las olas de un mar que se publicaba agitado. No un temporal, pero sí agitado Eso encantaba a Elena. Le relajaba, le despejaba
-Ya casi estamos Elena, dijo David. Tan sólo tres curvas y una recta de doscientos metros y estaremos en el chalet de Alberto. Espero que te guste, es un bello refugio.
-Sin duda Da, desde que te conocí no haces más que enseñarme cosas bellas, sitios curiosos algunos hasta extravagantes francamente no haces otra cosa que sorprenderme
-Espero que agradablemente, comentó David (Da para Elena y los amigos) que, tras salir de la tercera curva y enfilando la recta, posó sus ojos en Elena.
-Sí, claro Da, muy muy agradablemente No seas bobo ¿No se nota?
Ambos se sonrieron, cómplices, encantados de sentirse juntos de disfrutarse
El chalet avanzó hacia ellos devorando la corta recta. Elena pudo apreciar, detrás de un murete no muy alto y unos setos que ni pretendían ni conseguían ocultarlo, el refugio de Alberto. Una construcción sobria y elegante que se desarrollaba en una sola planta a excepción de una pequeña buhardilla, a modo de estudio, en uno de sus extremos. Era sin duda amplia, incluso más que amplia, y estaba rodeada de un amplio jardín en el que destacaban tres sauces llorones. La fachada mezclaba piedra, vidrio y acero inoxidable en notable armonía. La cubierta a cuatro aguas y de teja de pizarra-capricho extravagante e innecesario en aquella zona-sólo dejaba escapar la citada buhardilla-estudio orientada a la playa y una chimenea.
La puerta-cancela estaba abierta y Da, ya lentamente, introdujo su vehículo hacia una zona cubierta donde ya se veían aparcados otros dos, también deportivos.
El motor se paró y Da apagó también la música.
-¿Bajamos?, preguntó innecesariamente a Elena.
-Sí, claro respondió ella con una sonrisa.
Una figura de considerable altura, sobrepasaba con creces el 1,90, se acercó hacia ellos
-Hola Da, ¿qué tal todo?
-Muy bien Alberto, sin problemas. Mira, te presento a Elena, ya te hablé de ella Es un cielo
-Si es sólo la mitad de lo que has dicho, sin duda debe de ser un encanto
-Hola Alberto, gracias por tu invitación, contestó Elena mientras saludaba con los dos besos de rigor.
-Bueno, pasemos a la casa antes de que os quedéis helados, el tiempo ya no es el de verano y al oscurecer se nota algo de frío. He encendido la chimenea, así será todo más confortable
Caminaron hacia la casa, Elena ligeramente adelantada, entre conversaciones intrascendentes, típicas de los primeros momentos. La puerta estaba entornada y Elena entró en lo que era un amplio recibidor.
-Dadme vuestros abrigos, los pondré en el armario-indicó Alberto-mientras ayudaba galante a Elena a desprenderse del suyo. Bajo el abrigo una minifalda de cuero negra y una camisa considerablemente traslúcida era lo único que cubrían a Elena, medias negras y zapatos tipo salón del mismo color, reloj y collar y pendientes de perlas. Los chicos con vaqueros y jersey ligero parecían del mismo club ¿Club Boss?...
Entraron en un espléndido salón donde otro chico y dos chicas charlaban sentados junto al fuego.
La decoración, observó Elena, era sobria, minimalista, pero claramente de calidad. Tres sofás de cuero de tres plazas alrededor de una mesa baja de cristal apoyada sobre dos sólidas patas de mármol, frente a la chimenea. Un par de mesas auxiliares a juego entre los sofás, iluminación halógena, una pequeña mesa de juegos con cuatro sillas, también de cuero, un aparador que dividía la zona comedor donde una mesa también de vidrio y mármol, rodeada de ocho sillas, y un par de vitrinas conformaban el espacio. Todo se completaba con un par de estanterías repletas de libros y algún adorno de líneas sencillas y tres lámparas de pie de diseño moderno. En una esquina el equipo de música y sin televisión. Todo agradable y elegante
-Bueno chicos, por fin llegaron. Os presento a Elena, a Da, no es necesario, ¿no?... jajjajaj, dijo Alberto.
-Ellos son Marta, mi novia, y Ana y Juan, ¿amigos por ahora, no?... jajajja
A continuación la consabida ceremonia de saludos y besos y los no menos consabidos encantado, que escondida la tenías y otras frases de extraordinaria originalidad que se suelen decir en estos casos
En el equipo sonaba un popurrí similar a los que solía escuchar Da que, por tanto, no extrañó a Elena.
Alberto ofreció bebidas a los recién llegados y todos se acomodaron alrededor del fuego iniciando, o más bien continuando, la conversación intrascendente que ya estaba en curso antes de su llegada. Puesta al día de los últimos sucesos profesionales, familiares y varios desde su última reunión que, a lo sumo, había sido dos o tres semanas antes. Se notaba que Da y sus amigos, pensó Elena, tenían gran confianza entre ellos y se trataban asiduamente.
Elena, algo más callada, amparada en una natural timidez, aprovechó para observar a los asistentes.
Alberto era distinguido y cortés, un perfecto anfitrión, con ese estilo y esa forma de ser que suelen exhibir, con naturalidad, los que nacen ricos Físicamente era alto, muy alto, delgado, enjuto, con el aspecto de un pívot su tono de voz grave, pausado, educado sus manos de pianista.
Juan era el más bajo y fornido de los tres chicos (Da media sobre 1,80), ya que apenas superaba el 1,70. Su cuello era extraordinariamente ancho, como sus hombros y, a pesar del jersey (el también parecía del mismo club), se adivinaba una musculatura cuidada y extremadamente desarrollada. Sus modales, su forma de moverse, su lenguaje corporal era menos distinguido que los de Da o Alberto, emanada más agresividad-sin resultar violento-, más determinación Sus manos, de no estar cuidadas, parecerían las de un trabajador físico, anchas, rotundas
Da, bueno, Da era ideal equilibrado, atlético, agradable un cielo era su Da
Las dos chicas vestían como ella minifalda y camisa también con medias, también con zapatos de salón. Marta, la novia de Alberto, era rubia natural, ojos azules, esbelta Ana, era ligeramente pelirroja, de ojos verdes, también esbelta
Elena se sorprendió, parecía una broma, en realidad las tres chicas eran muy similares altas (sobre 1,70), esbeltas, de largas piernas tan sólo el color de su cabello (ella era morena, muy morena) y de sus ojos (los suyos de una curiosa mezcla verde y azul), las diferenciaban
-¿Y si preparamos algo de comer?-dijo Alberto a los otros chicos-Venga, no os hagáis los remolones, echadme una mano
Los tres chicos desaparecieron hacia la cocina dejándolas a ellas tres en el salón. Se produjo el típico silencio embarazoso de 30 ó 40 segundos (una eternidad probadlo, pero cronometrado)
-Parecemos tontas jajajjaja-rompió Marta-¿Es esto un ascensor?... jajajja
-Perdonad-respondí-pero uno de mis defectos es mi excesiva timidez en las primeras citas. Intento superarlo, me repito una y otra vez que parezco estúpida, una cría pero no hay forma
-Bueno, comentó Ana, tal vez deberíamos de recurrir a los clásicos. Ya sabéis, a que nos dedicamos, que nos gusta, que leemos y, sobre todo, donde nos cortamos el pelo jajajjaj Esto último es broma, pensarás que soy más tonta de lo que en realidad soy jajajjajajaaaa
-Como soy LA NUEVA y para contrariar mi timidez, empezaré yo-dije-. Lo mío es fácil, soy economista y trabajo en el Santander, soy subdirectora de una agencia pequeña en un barrio modesto, así, curiosamente, conocí a DA os tengo que contar Mi única afición destacable, además de las habituales, es la fotografía-desde niña, la verdad,- Leo con profusión, seguramente para llenar el vacío que provocaba en mí mi escasa actividad sentimental jajajjaj (risa algo nerviosa) de todo: novela, cuento, poesía, ensayo he de reconocerlo, también autoayuda y hasta teatro Me gusta mi trabajo, aunque aspiro y supongo conseguiré, desarrollarlo en una esfera de mayor nivel, pasear, llorar mientras leo poesía o veo películas de amor clásicas, la brisa del mar-sobre todo cuando está revuelto en otoño e invierno, bailar como una loca en una disco donde nadie me conoce y mi peluquero es Pablo un capricho que a duras penas puedo permitirme
Marta y Ana rompieron a reír al unísono, sonoramente
Yo estaba como desconcertada y ellas no paraban sus ya sonoras carcajadas, casi con lágrimas en los ojos absolutamente sincronizadas
No sabía muy bien cómo interpretar aquella situación ¿Qué había dicho? ¿Donde estaba el chiste o la gracia? Me empecé a sentir algo incómoda, molesta
-Perdona-dijo Marta, frenando a duras penas sus risotadas-, no pretendemos mosquearte, sólo nos ha hecho gracia lo extraordinariamente metódica que ha sido tu autodefinición Queda claro que eres economista y, me atrevería a decir, absolutamente organizada. Ana y yo somos un auténtico desastre en ese aspecto jajajjaja
-Desde luego, terció Ana, como seas así en todo (su expresión pasó a ser pícara e insinuante ), tienes que tener a Daniel comiendo en tu mano jajajjajajja
-No, bueno-dije-en realidad Bueno, no soy, no soy (¡Mierda!!!!... me estoy ruborizando ), bueno (¡Como un tomate, estoy como un tomate!!!!...) en realidad no, no soy
-Jajajajjajajj-interrumpió Ana-mujer, es sólo una gracia, no es un interrogatorio jajajaaja
-Vaya, parece que sí que eres así de organizada y metódica en todo, jajjajajja-apostilló Marta.
Me sentía un poco aturdida, algo embarazada. Marta y Ana exhibían una complicidad perfecta, esa que tienen las buenas y viejas amigas No es que las notara desagradables o poco consideradas conmigo, muy al contrario, había que reconocer que me daban todo el protagonismo, que intentaban integrarme en el grupo a marchas forzadas ¡Es esta maldita timidez mía!-me recriminé enfadada, muy enfadada conmigo misma-sólo este viejo defecto que tantas malas jugadas me ha gastado en mis relaciones sociales ¡Venga ELE!... espabila, relájate, diviértete (se confabuló consigo misma)
-Venga cielo-añadió Marta-perdónanos, somos unas bromistas incorregibles. Espero que no te hayas sentido mal ¡Somos incorregibles!... Ya en serio, queremos, tanto Ana como yo que te sientas cómoda, a gusto, como en tu casa
-No, no os preocupéis, es normal, os conocéis desde hace tiempo Además, francamente (mintió) me siento muy muy a gusto os agradezco vuestra acogida, pero creo que os toca a vosotras, ¿no?
¿Cómo?-contestaron al unísono Marta y Ana, Ana y Marta, algo sorprendidas (ELE, por primera vez-esta vez sí-empezó a sentirse cómoda, jajjajaaj).
Looking for Paradise empezó a sonar Precioso tema, pensé, Alejandro Sanz con Alicia Keys ¡Yo canto para alguien como tú, alguien como tú, baby!... Tú dime a quién le cantas Todo el mundo va buscando ese lugar ¡Magnífica! ¡Me encanta!... ¡Búscalo!...
¿Cómo?-repitieron Ana y Marta, absolutamente desconcertadas.
-Perdonad chicas, esta canción me encanta, DA la pone mucho
-Sí, como dijo Ana, tal vez deberíamos de recurrir a los clásicos. Ya sabéis, a que nos dedicamos, que nos gusta, que leemos y, sobre todo, donde nos cortamos el pelo jajajjaj , comenté ya centrada
-Ahhh, claro, es cierto, sólo has cumplido tú, jajjajaja-respondió, rápida, Ana.
Empezaba a sentirme integrada, controlando algo la situación que, inicialmente, fue como un torbellino.
-Lo mío es sencillo-continuó Ana-me gustan los coches rápidos, los hombres potentes y, también, por supuesto, Pablo jajajjajajaaaaaaaaa. Lo que más me gusta en este mundo es, sin duda, el SEXO, creo que casi es una adicción, muy muy placentera. Trabajar no hay más remedio, mis padres ya casi no se dejan sablear y, además, queda mejor jajjajajaja. Soy relaciones púbicas o eran púbicas jajjajajaj en La Luna en negro, ya sabéis, la disco y también he iniciado una aventura fotográfica pero con mi inconstancia, no sé, ya veremos ¿Mi Paraíso?... una tarde de amor, con un hombre potente y guapo, sobre todo viril, muy viril que dure hasta el amanecer ¿De amor?... No, jajjajajjaj, de SEXO mejor de sexo jajjajajjaja
-Jajajjajaj Nada que ver con tu orden y método, como puedes ver Elena Jajajjajajja Ana, eres la anarquía hecha mujer-comentó, divertida, Marta-. Creo que te has definido perfectamente Jajjajajjajj
-Sí, AMOR, pero la que aún no se ha definido eres tú, Martita. Yo seré la anarquía pero tú aún eres un misterio para nuestra nueva amiga ¿Verdad ELE? ¿No estás ansiosa?
-Bueno, comenté, creo que no ha sido tan caótico Ha dejado bastante claro lo que hace, lo que le gusta
-Jajjajajja, claro, el SEXO a rabiar Jajajjaj SEXO, SEXO, SEXOOOOOOOOOOOOOO Jajajjajaja
-¿No te gusta a ti, Martita?¿Me vas a decir que no te gusta?... Jajajjajaj
Yo me sentía otra vez extraña, no desplazada, pero sí como si no fuera capaz de adecuarme, de acoplarme a aquel vertiginoso ritmo que tenían sus conversaciones Esa enorme complicidad de grandes amigas que me brindaban. No me sentía mal-en absoluto-, todo lo contrario Pero no era capaz, me sentía culpable yo, de formar parte del club al que claramente me estaban invitando Al menos, no tan rápidamente
-Bien sabes que también es lo que más me gusta en este mundo, Anita También es ese MI PARAÍSO, sin duda Jajajajajajj
Alberto, Juan y DA llevaban tiempo en la cocina, afanados-absolutamente sincronizados-en los preparativos de la cena. Nada muy formal, todo cuidadosamente improvisado, como quien no quiere la cosa, pero absolutamente selecto
Algo de caviar, nada de sucedáneos, ostras, salmón marinado, caña de lomo, jamón (ambos absolutamente ibéricos)
Para beber una excelente reserva de rioja (de hecho y sólo para evitar a las chicas ese trabajo, ya habían abierto una botella de prueba )
La presentación sencilla y elegante (algo más elegante que el menú que tal vez pecaba de excesivamente pijo) gracias, todo hay que decirlo, a las bandejas, cubertería, cristalería y loza que atesoraba en el chalecito la madre de Alberto todo de la más exquisita calidad pero con un toque extraordinariamente clean totalmente cool no en vano era, entre otras muchas cosas, una reputadísima decoradora y, por supuesto, dinero viejo, muy muy viejo
¿La conversación de los chicos?... bastante estúpida: lo último de la pasada jornada futbolística y lo previsto, casi predecible, de la próxima Dos o tres comentario-chiste-gracia-cotilleo de carácter erótico-festivo. Nada que no fuera de esperar en un club Boss
Juan, de improviso, cambió el tema: ¿Le has dicho algo, DA? ¿Sabe de qué va esto?...
-¿Cómo?
-Ya veo que ELE, ni idea, ¿no?
-Bueno, no sé no encontré el momento
-¿Me pasas esa fuente a tu derecha Juan? Esa, la grande, sí esa gracias
-Y, ¿cómo piensas plantearlo, DA? ¿Cómo crees que será más adecuado?... ¿comentaste algo con Marta y Ana?...
-Bueno, con Marta hablé esta tarde por teléfono Le indiqué Le comenté como es ELE
-Es de suponer que estén en ello Ana y Marta, Juan ya sabéis como son nunca nos han fallado
-Sí, Alberto, nunca fallan pero ¡joder!!!... siempre nos pilla el toro de estrategia, la verdad, vamos justitos siempre igual
-Bah, no hay que exagerar, Juan. Si he traído a ELE es porque creo que se integrará rápido, porque mi instinto-y tienes que reconocer que hasta la fecha no me ha fallado-me dice, me grita que esto le va, que le atrae que, aunque ella aún no lo sepa, está hecha para disfrutar con nuestros juegos como lo hacemos nosotros.
-No, yo no te discuto ni tu instinto, ni tu criterio Para todos eso está claro. Tampoco se trata de convertir esto en un Ministerio, sé que sólo buscamos divertirnos, relajarnos, experimentar pero, también tenéis que reconocer que, hasta para ir de fiesta una noche de copas, joder, hasta para ir al cine o coger el autobús, hace falta un mínimo de organización y yo, joder, no la veo por ningún sitio además ya sabéis que, aunque hasta la fecha nunca hemos tenido ni media complicación, esto es bueno, un poco delicado, ¿no?
-Que sí, Juan que sí, joder, que tienes más razón que un santo, que DA y yo somos algo o más que algo dejados en lo de la organización que tú eres un máquina que eso no lo discute nadie, que las chicas opinan igual pero, coño, relájate un poco y vamos a fiarnos del instinto cazador de DA, ¿no?... Además, tú lo has dicho hasta ahora, ¡coño!!!... ni medio ruido y ya llevamos tiempo, tío
-Venga Juan, sirve un poco del reserva y pasa un pitillo la fiesta empieza ya, joder, a divertirse-apostilló DA.
-Tenéis razón, joder, a veces me paso de meticuloso venga ¡Que no nos falte de ná!... jajajjajjaj sentenció Juan.
-Sí, chicas, también me gusta el sexo a rabiar Tengo mis necesidades, mis preferencias, mis fantasías, mis curiosidades como todas
-Bueno, Marta, yo no sé si TODAS se lo pasan como tú y yo, además, tampoco me importa Yo, Ana Cuevas, lo que busco, lo que pretendo, lo que quiero es que Ana Cuevas se lo pase lo mejor posible
-A ti, Elena, o mejor dicho, para ti, ¿es el SEXO, así con mayúsculas, algo importante?-soltó de sopetón Marta.
-¿Cómo??? (sentí de golpe que algo se salía del guión, al menos del que yo me había montado para una velada tranquila con DA y sus amigos)
-Eso que te ha preguntado Marta-añadió Ana-que qué es para ti el sexo. Ocupa un lugar en tu vida, supongo, pero ¿es importante? ¿lo buscas? ¿lo encuentras? ¿lo disfrutas? ¿lo paladeas?...
-Esto, bueno no sé, yo (ya estaba trabada, ya notaba los malditos coloretes en mis mejillas) es que
-Ana, ¡eres incorregible!!!!!... jajjajajaaaaaaa eres un mal bicho Vas a asustar a nuestra nueva amiga ¿Tú crees que es forma de interrogar?...
-Vamos a ver, ELE y Marta, no me seáis absurdas estamos las tres más buenas que el pan los tíos, y no me digáis que no, más que mirarnos nos desnudan, despacio, muy muy despacio con la mirada ¡estoy más que harta de resbalarme en charcos de baba haya por donde voy!!!... y, a vosotras, os pasa lo mismo, ¿o no?... y ¿no queréis aprovechar eso? ¿no lo hacéis?
-Sí, es cierto, lo que dices es muy cierto pero, Ana, tú y yo somos amigas desde hace tiempo, hemos corrido muchas ¿aventuras? Juntas sabemos de lo que hablamos. ELE acaba de conocernos y, lógicamente, no va a despelotarse, en el sentido más figurado de la palabra, delante nuestra a la primera ¿no es así, ELE?
-¿Despelotarse? ¿He oído despelotarse?... ¡Me parece una magnífica idea!... (interrumpió Juan que entraba en el salón con dos enormes bandejas) pero no empieces sin avisarme Marta, sería imperdonable
Ana y Marta rieron al unísono, eran una sola carcajada. Mi desconcierto aumentaba a cada paso. La reunión parecía tomar un cariz sexual que no había previsto. Francamente, no me disgustaba, no era chabacano si tenía que ser sincera, diría que estaba como EXPECTANTE. Sí, sin duda, así me sentía No era lo previsto, es cierto, pero de alguna forma, ese clima tan abierto, tan ¿sexual?... me estaba atrayendo.
-Anda Juan, ven ven, acércate, te daré un aperitivo
Juan dejó las dos bandejas sobre la mesa baja y, despacio, muy lenta e insinuantemente se acercó a Marta, se inclinó sobre ella-también muy despacio-y sus rostros se enfrentaron muy próximos, extraordinariamente próximos, pero sin tocarse Marta elevó su mirada, también cargada de insinuación, hacia él. Su melena, más larga que corta, se deslizó, debido al giro, y dejó al descubierto un cuello que, en aquel momento y posición, resultaba o mejor, se mostraba, extraordinariamente atractivo todo se desarrollaba en el más absoluto silencio Se miraron, acercaron sus labios, una vez más sin ningún tipo de contacto, y así permanecieron diez o quince segundos que se prolongaron en una eternidad corta de tiempo subjetivo.
-¿Preparado para el hielo, Juan?-dijo Ana.
-¡Absolutamente!-respondió Juan-para el hielo, para tu hielo y para tu fuego para todo el calor que me quieras dar.
Aún se mantuvieron, casi rozándose, otro tiempo ¿Cuánto?... ¿Cómo se mide la pasión cuando es PASIÓN, así, con mayúsculas?... Permanecieron así aunque ya estábamos los seis en el salón, DA y Alberto parados con sus bandejas junto a la puerta que comunicaba con la cocina, callados-muy callados-y también observando.
Aquello sí que, con perdón, me había puesto cachonda, me sentía cada vez, cada minuto más y más expectante con lo que aquella velada me podía ofrecer
Trozos del cielo en ardor
trozos del cielo en ardor
Cantaba Maná su Arde el cielo y después Hombre real (de Hombres G en su sorprendente reaparición) Soy de ese tipo de hombre que siente miedo y se esconde
no quiero decepcionarte sólo soy un hombre real
-Venga chicas, interrumpió DA (mi DA), haced hueco
Esa frase, casi vulgar o mejor extremadamente vulgar, a la vez que depositaba otras dos bandejas, recondujo muy acertadamente la situación. Mi DA o es un genio o ha nacido no con una flor, más bien con todo un ramo de ellas, en el culo
Todas y todos, de repente y como un equipo bien entrenado nos afanamos en preparar la mesa de aquí para allá, en un pis-pas todo estaba listo y delicadamente preparado.
(CONTINUARÁ )