Jugando delante de ti

Recibo a mi pareja vestida de colegiala, y le hago mirar mientras me masturbo. ¿Dejaré algo para él?

Estaba nerviosa, pero preparada, hacía mucho tiempo que tenía ganas de hacerlo, pero el pudor y la vergüenza me habían frenado, pera tras nuestra última crisis, decidí liberarme de prejuicios y temores, iba a mostrarme contigo como realmente me apetecía, cómo yo fantaseaba, y pretendía ponerte a 1000.

De repente escuché las llaves en la puerta, estabas entrando, así que salí a recibirte, tu cara de sorpresa lo dijo todo al verme, y la sonrisa posterior, me hizo ver que te gustaba lo que veías.

Yo llevaba puesta una minifalda roja de cuadros, una camisa blanca ceñida y ajustada, que marcaba mis pechos, si de algo de mi anatomía estoy orgullosa son de ellos, son generosos, pero sin llegar al exceso, naturales, y por ahora se conservan firmes y en su sitio, tengo debilidad por mis tetas, y se que tu también, por eso me encanta cuando con lujuria me las estrujas y me las lames sin contemplación.

Siguiendo con mi vestuario, aderezaba mi indumentaria de colegiala traviesa con la corbata negra que tuve que adquirir para mi jura como letrada, pero que en esta situación tenía un morbo diferente. Adorné mi cabeza con una diadema roja adornada con un lacito, prescindiendo así de las típicas coletas. Y como era una escolar guarrila llevaba unas medias negras cuyo fin con blonda encaje quedaba por debajo de la falda y unos tacones negros de aguja. Lo que llevaba debajo de la ropa visible ya lo irías viendo más adelante.

 Guau, me has dejado impresionado, que pasa que has sido una niña mala y vienes a que te de tu merecido -me dijiste-.

 Jajaja, No, aquí, el malo has sido tu, y te vas a tener que sentar ahí en el sofá y ver todo lo que hago, sin poder hacer nada, hasta que yo te de mi permiso, no soy una niñita sumisa, en este caso soy una niña mandona.

 Ummm, por mi encantado, pero no me hagas sufrir demasiado.

Te empujé hasta el sofá con una sonrisa traviesa, abrí mis piernas y me puse sobre ti, te abrí los dos primeros botones de la camisa -ponte cómodo- te bese en los labios asomando levemente la lengua en tu boca y me retiré. Instintivamente tus manos fueron a para a mi culo. Inmediatamente te amonesté por el gesto.

 La manos fueras tu no tocas hasta que yo lo ordene.

Me levanté, me di la vuelta y puse la música, "Beatiful Liar" de Beyonce y Shakira.

Empecé a bailar, moviendo mis caderas, tocándome, agachándome, levantando mi falda, dejándote ver por unos breves segundos lo que había ahí debajo. Mi striptease comenzó desabrochándome los botones de la camisa y dejando a la vista un bonito corpiño negro semitransparente, mis pechos se movían acompasados por mi baile, y la falda empezaba ya a darme calor, me desprendí de ella con sensualidad, quedándome con el corpiño y unas braguitas brasileñas transparente y negra, que dejaba al descubierto gran parte de mis nalgas y que por delante, debido a su transparencia, delataba que mi coño estaba depiladito como a ti te gusta, solamente había dejado un pequeño triangulito de vello sobre él. Las medias y los tacones seguían en su sitio, y creo que iba a ser lo único que no me iba a quitar esa noche.

Me fui hacia ti, me senté encima tuya apoyándome y levantándome de encima de de tu polla, te habías desabrochado los pantalones y bajo tus boxers, pude notar, como tu polla no me había defraudado y estaba ya gorda y preparada, una humedad en tu ropa interior me hizo ver que ya estaba hasta mojada, pero no, todavía era muy pronto, antes de que me la pudieras meter te iba a hacer sufrir más y yo a disfrutar mucho más.

 Estás buenísima y me estás poniendo cachondísmo, ¿me dejas que te toque ya?.

 No, quiero que veas como juego yo solita primero – dije con la sonrisa más obscena que pude poner.

Mientras tanto seguía contonoeándome sobre ti, sobre tu polla, y paseando mi escote por tu cara, mi coño está ya bastante húmedo, y no se si lo notas. Así sentada empiezo a desabrocharme el corpiño, y dejar mis pechos al descubierto, ummm están ya erectos, empiezo a tocármelos y acariciarmelos, a pasar los deditos sobre los pezones y te los ofrezco para que los chupes, umm no lo puedo resistir, me encanta como lo hace, se me pusieron aun más duros, como unos garbancitos.

Pero mi coño está ya demasiado caliente , noto, como me quema y me pide a gritos que le preste atención, así, que me levanto y me voy a la otra esquina del sofá, de debajo de un cojín saco los juguetitos que tenía escondidos, tu cara delata sorpresa y entusiasmo, procedes a ponerte cómodo de verdad, te desprendes de toda la ropa que llevas encima, sin apartar ni un momento tu mirada de mi, y te preparas para disfrutar del espectáculo.

Yo recuesto mi cabeza sobre uno de los brazos del sofá y un cojín, abro mis piernas y tomo mi vibrador morado, no es muy grande, pero tiene la forma adecuada para alcanzar el punto G, lo pongo en funcionamiento, y lo introduzco por mis braguitas, empiezo a acariciarme el clítoris, ahhhmmm , dios que gusto, es un vibración suave pero constante, a mi me gusta pasarlo por todo mi chochito, no sólo por el clítoris y así empiezo a hacerlo.

Al mismo tiempo , mis caderas de mueve , buscando la mejor posición, mis manos y mis caderas, saben como acompasarse para que mi chochito sienta mas intensamente todo.

Las braguitas ya me sobran, así que me las quito rapidamente, no quiero dejar de tocarme. Tu me mirabas fijamente, cuando me quité las bragas vi como mirabas con delectación mi coño depilado, totalmente expuesto para ti, brillante por todos los jugos que estaba soltando.

El vibrador se movía solo, ser resbalaba, y yo gemía y me relamía, yo te miro, pero otras veces cierro los ojos para concentrarme en mi placer, estoy disfrutando mucho, pero aun no quiero que llegue el orgasmo, hoy no soy impaciente como otras veces, hoy quiero disfrutar de mi coño, ummm, me encanta mi coño, y me gustaría pensar que a ti también, Las veces que te miraba te veía concentrado observándome, con una erección de caballo, y tocándote suavemente, sabía que no te ibas a pajear hasta el final, porque en realidad, lo que más deseabas en ese momento es poder meterla en ese coño brillante y humedo que veías en primer plano.

Decidí acariciarme también con mis manos, moje mis dedos en el coño y me los chupe, lo reconozco, me encanta como sabe mi chochito, y el lamerme los dedos con mi sabor hace que me ponga aun más cachonda. Dios!!! estoy superexcitada, ahora lo quiero todo, así que introduje mi vibrador del punto g en la vagina, y saqué mi otro juguetito, el "conejito", un conejito con unas orejitas de silicona, que con la vibración se meneaban y hacía estragos sobre mi clítoris.

Así, con un vibrador en la vagina, y la orejas del conejito vibrando sobre mi clítoris, empecé a jadear como una posesa, me estremecía, era un placer increíble, y entonces empezaron a llegar un orgasmo tras otros, mis caderas se contorsionaban, mi cuerpo vibraba, y yo no paraba de gritar y de gemir.

En un instante en que abrí los ojos te vi, te habías puesto a mi lado, de pie y estabas mirándome alucinado, viéndome como disfrutaba y deseoso que poder seguir siendo tu el que me proporcionara los orgasmos.

Después de unos minutos decidí finalizar, agotada de tanto placer continuo, saque el vibrador de mi vagina, pare al "conejito" y me puse de rodillas sobre el sofa, te bese, y me dijiste:

 Me encante ver como te corres, en ese momento eres la mujer más sexy del mundo, pero mi polla, está muy mal, necesita unos primeros auxilios ya o va reventar de un momento a otro.

 No te preocupes ahora le toca a ella, anda tumbate.

A estas al turas yo estoy ya sin zapatos, con la medias a medio caer, así que termino por quitarmelas, lo único que queda de la colegiala traviesa del comienzo era la felpa o diadema roja con el lacito, que inexplicablemente había resistido los cimbreos de mi cuerpo, y seguía aun domando los rizos de mi pelo.

Contigo tumbado y un apéndice apuntando al techo procedo a sentarme a horcajadas sobre ti, muy despacio, acerque mi vagina a tu glande, y el primer contacto de tu polla con la humedad y calor de mi coño, te supo a gloria, emitiste un suspiro-gemido, que me animó a proseguir mi descenso, pero lentamente, para que tu polla se deslizará y fuese saboreando ese calorcito y fricción que mi coño estaba empezando a darle.

Volviste a gemir, sonriente entre gemidos y arqueaste levemente tu espalda, había llegado el momento que llevabas toda la noche esperando, así que empecé a cabalgarte, primero más lentamente y después subiendo el ritmo. A mi me encanta notar tu polla, está dura como las piedras, y firme, cada embestida de ella que yo provocaba, me hacía estremecer, la llevaba hasta el fondo, así notaba la enormidad de tu polla en toda su dimensión, y a la vez hacía rozar mi clítoris con tu pubis, provocando un doble placer en mi persona.

Yo ya venía muy excitada de mis orgasmos anteriores, con lo cual mis jadeos fueron aumentando, mi cabalgar sobre ti cada vez tenía mas ritmo y notaba que mi nuevo orgasmo estaba cerca, tú no parabas de gemir, y de emitir sonidos y aaahhhs por tu boca,

Tu excitación era muy grande, así que imaginaba que tu orgasmo tampoco iba a tardar en llegar y que si estaba tardando más era porque querías que yo me corriera contigo, así que me dejé llevar y finalmente explotó un gran orgasmo dentro de mi, bestial y alucinante, mis gritos debieron oirse en las viviendas colindantes, pero me daba igual, o si acaso, me excitaba aun más,

Seguí montándote mientras disfrutaba de mi maravilloso orgasmo y entonces noté como tú, tensando todos y cada uno de tus músculos alcanzabas el tuyo, gemistes, y lanzastes unos cuantos oh oh.

Me encanta ver tu rostro cuando te corres.

Tú estás bañado en sudor, y yo francamente agotada, me separo de ti y noto como tu semen resbalaba desde mi vagina hacia mis piernas y mi culo; Aahh, estaba tan exahusta que primero debía reponerme antes de limpiarme.

Me abracé a ti, y tu me besaste. No hubo más palabras, quedamos dormidos rendidos el uno abrazado al otro.