Jugando con Tinder

Trio por sorpresa.

Nunca fui muy promiscua.  Jamás sexo en la primera noche, jamás sexo sin conocer y gustarme la persona y desde luego jamás nada raro en la cama.

Me encontraba siendo empalada por dos hombres que había conocido hacía escasamente dos horas a uno y cinco al otro.

Tenía el día libre y decidí ir a tomarme un café sola.  En principio iba a quedar con mi amiga Ruth, pero una urgencia de última hora me hizo quedarme sin plan.  Me había dispuesto a pasar el día en casa haciendo cosas que nunca me daba tiempo a hacer, pero después de horas ordenando libros, ordenando el armario o colocando las cosas de la cocina acabé por hartarme.  Era mi día libre en le trabajo y querría hacer algo distinto.

Baje a tomarme un café a un local muy bohemio del centro.  Había algunas parejas y nadie solo, solo yo.

Empecé a leer las distintas publicaciones, después de leer gran cantidad de artículos de todo tipo, acabe leyendo uno sobre Tinder.  Había oído hablar de la app, pero nunca se me había ocurrido descargarme la aplicación.

El 62% de los usuarios son hombres. Tres de cada diez perfiles corresponden a una persona casada. El target estrella va de los 25 a los 34 años.  Muy interesante.

Ummm, me quedé pensando.  Me leí un par de artículos más.  Uno sobre el doping en el deporte, otro sobre el norte de Irán.  No me podía sacar de mi cabeza la app, por lo que cogí mi móvil y por curiosidad me la descargue.

El registro era muy intuitivo,   básicamente para poder enredar tenía que darme de alta, pero como era gratis, sencillamente lo hice.

La app decía que había 36 tíos a mi alrededor buscando conocer a alguien.  Me pregunte si alguien en el café estaría registrado.  Buceé por la aplicación durante un par de minutos, dejándolo al cabo de un rato.

Me puse a leer un articulo sobre al gran barrera de coral de Australia cuando una voz me interrumpió.

-       Hola ¿eres sirena678?

-       ¿perdona?

-       Si, si eres sirena678? En tinder.

-       Uyyyy, ¿y como lo sabes?

-       Por tu foto.  Obviamente.  Te vi en la app, me gustaste y decidí buscarte entre los bares de alrededor mía.

-       No es lo que piensas, simplemente me di de alta para ver como era.

-       Ya, y por eso no lo apagaste.

-       Lo siento, no me di cuenta.

-       Ya, bueno, pues yo soy Fran.  ¿tu te llamas?

-       Ummmmmmm… yo soy Bea, encantado – y el tío se sentó en mi mesa.

-       ¿qué tomas?

-       Perdona, ¿no vas muy rápido?

-       Pero… estas en Tinder.

-       No lo estoy

-       Si lo estas.

-       Bueno lo mismo que tu – dije confiada

-       Dos rones con coca cola, una con coca cola zero me supongo – cuando me di cuenta tenia un copazo en mi mesa y no eran ni las ocho de la tarde.  Fran resultó ser un tío majo, simpático, espontaneo y casado.  Se le notaba la marca del anillo en el dedo.

Llevábamos tres rondas y ya eran as 9:30.  Me estaba riendo mucho con Fran y a pesar de la marca en el dedo, el tío no había intentado mover un dedo.  Yo llevaba un pequeño pedal.

No pude resistirme cuando me propuso irnos a un pub.

Salí y me trastabillé con el escalón de la salida, Fran evitó que cayese al suelo. Nuestras caras se quedaron muy cerca una de la otra.  Me repuso en mi posición vertical y cogiéndome del brazo me dirigió hacia un pub próximo.

Sinceramente casi me meaba de risa con lo simpático que era. Llevábamos más de cinco copas en total y a mi me costaba hablar sin que se me trabase la lengua.

Un tío impresionante entró por la puerta.  Fran estaba bastante bueno, pero bastante casado, por lo que no pude evitar que mis alcohólicos ojos se posasen en el que había entrado en ese momento.

Casi se me mojan la bragas cuando resultó que Fran y el recién llegado eran amigos.  Menudo abrazos.

Willy, el amigo de Fran resultó ser mucho más simpático que mi nuevo amigo de Tinder.  Me dejó encandilada y después de un ronda se me pasó por la cabeza que me gustaría conocer a Willy un poco más.  Fran se fue al baño y cuando estaba pensado como hacerme con el teléfono de el guapo, este me beso.

Me cogió de sorpresa, pero me apetecía tanto que me dejó hacer.  Willy sobaba mi culo y arrimaba su pecho a los míos dejando que le clavase mis tetas.

Fran volvió y nos recompusimos como pudimos, yo no quería que Fran pensase que era una calienta polla y me imagino que Willy no quería quedar mal con su amigo.

Nos tomamos una ronda más, cada vez que Fran se separaba de nosotros Willy me besaba con pasión y paraba cuando su amigo volvía.

Ante mi sorpresa Fran propuso ir a casa de Willy a tomar una copa.  Dudé un poco, seguramente si la idea hubiese venido de Willy no hubiese acertado, pero viniendo del no dueño de la casa acepte.

La casa era preciosa, bien decorada, preciosamente iluminada y con un gran mueble bar.

Fran se fue a dar una vuelta por la casa mientras Willy me besaba.  Metió su mano dentro de mi pantalón y apartando el hilo del tanga sobaba mis nalgas pasando su dedo por mi ano.  Le hubiese parado los pies pero estando su amigo en casa nada podía pasar.

Llevaba un tremenda borrachera y no oyendo a Fran me deje un poco llevar.  Ante la posibilidad de que la cosa no pasase de ahí, deje que Willy me metiese mano por delante.  Con una mano sobaba mi pequeñas tetas y con la otra aparataba la parte delantera del tanga y lo pasaba por mi clítoris.  Estaba en la gloria incluso me atreví a tocarle el paquete.  Ni me acordaba de Fran cuando Willy quitando mi mano se abrió la pretina y sacando su polla volvió a posar mi mano en ella.  Hice ademán de quitarla, pero notando su dedo en mi clítoris y el gusto que me estaba dando no pude menos que empezar a mover mi mano arriba y abajo.

Como suele ser típico en mi me corrí con el dedo en pocos minutos.  Jadeaba y intentaba recomponerme cuando Willy bajando mi cabeza acercó mi boca a su polla.  Me la metí en la boca.  Estaba un poco cortada pero cuando noté que bajaba su cabeza y bajaba mi pantalón y metía la cabeza entre mis piernas. Empecé a chupar.

Era una hermosa polla.  Grande, venosa, rígida y además su dueño me chupaba el coño como un león.

Me costaba mucho comer aquel rabo por que la lamida de parrus que estaba recibiendo me estaba matando de gusto y mis jadeos requerían de mi boca.  Willy retiró mis pantalones y tanga.  Me dio la vuelta y de un único “chop”, me la metió de golpe.  Debía de estar muy mojada por que llevaba más de tres meses sin follar y entró como cuchillo en mantequilla caliente.  Me sentí llena, y más cuando Willy sin pedir permiso me metió un dedo en el culo.  Desde que salí con Antonio, un ingeniero de caminos no había tenido sexo anal.  Nadie en los últimos años se había atrevido a siquiera tocarme desde el día que pille al cabrón de Antonio con una azafata en nuestra cama y le largue de casa.

En circunstancias normales le hubiese quitado la mano, pero estaba a cien y me estaba gustando.

Estaba apunto de tener un orgasmo, acababa de tener otro y solo quería que aquello no acabase.  Willy me metía la polla mientras en mi ano entraba al menos tres dedos.

Willy retiró sus dedos y ante mi sorpresa una polla entró en mi culo.  Era Fran del que me había olvidado, pero obviamente él no de nosotros.  Estaba a punto de protestar y pedir que me dejasen, pero con un fuerte movimiento de cadera que me clavó su polla en mi matriz hizo que no dijese ni pio.

Nunca había sido doblemente penetrada, en alguna ocasión con Antonio habíamos usado vibrador y polla, pero dos pollas jamás.

Me follaron durante horas.  Aquello fue lo nunca visto.  No solo hice el amor con dos hombres, uno de ellos casado, sino que se las chupe, se corrieron ambos en mi cara y me dejaron reventada a golpe de polla.

Nos quedamos rendidos en el sofá bañados en sudor, flujo y semen.  Willy nos propuso ir a la habitación.  Entre el vaivén y el alcohol me quedé dormida mientras acariciaba ambos penes flácidos.

Oí la puerta de la casa abrirse, abrí un ojo con un tremendo dolor de cabeza.  Ni Willy ni Fran estaba a mi lado, oía pasos dirigirse a la habitación.  Estaba desnuda, no tenía ni idea la hora que era, mi reloj se había quedado en el salón.  Sé que me los había follado salvajemente a los dos, me sentía avergonzada, pero más avergonzada que me viesen desnuda por la mañana.

La puerta de la habitación se abrió y un hombre mayor asomó.

-       ¿qué hace usted aquí?, y desnuda.

-       Perdone, retirese por favor – dije yo mientras me tapaba con la almohada.

-       ¿qué me retiré?, estoy en mi casa y me retiraré cuando yo lo considere.  Reitero la pregunta.  ¿qué hace usted aquí?

-       He pasado la noche con Willy – dije yo, no mentando a Fran.

-       No se quien ese Willy, ni que hace usted en mi casa.

-       ¿Willy?, el dueño de la casa.

-       Le repito señorita, el dueño de la casa soy yo – dijo el hombre subiendo la voz.

-       Por favor páseme la ropa que la encontrara en el salón, deje que me vista y así podremos hablar y aclarar todo – el hombre desapareció y volvió poco después.

-       No veo ninguna ropa, como no veo el plasma, el equipo de música, los ceniceros de plata ni muchas cosas que supongo se habrán llevado sus compinches -  me dijo mientras sacaba el teléfono del bolsillo -  si ¿policía?, se ha producido un robo.

Esa mañana fui detenida y conducida a la comisaria tapada con una manta.

Nunca entendí por que dos ladrones de pisos me subieron a follar a una de las casas que pensaban robar y sobre todo por que me dejaron allí durmiendo sin saber nada y sobre todo por que se llevaron mis ropas.

Afortunadamente meses después fueron detenidos y yo me libré de los cargos… estoy esperando a que salgan de prisión para hacerles una visita…