Jugando con los Reyes Magos

Cuando eres un niño, pides un juguete a los Reyes Magos. Pero cuando ya estás crecidito, mejor es pedir que ellos se queden a "jugar" contigo, no?.

Jugando con los Reyes Magos

6 de Enero. 20:00 horas.

Disfrazados como los tres Reyes Magos, David alias Melchor, Manuel alias Gaspar y Rolo alias Baltasar repartían golosinas a los niños en la puerta del hipermercado, en donde trabajaban en el sector Expedición.

Sin ser espectaculares, se notaba un cierto esmero en la confección de los atuendos y también en las caracterizaciones de los hombres, que incluían maquillaje en la cara y las manos de Rodolfo – Baltasar para hacerlo pasar como negro . . . aunque los ojos azules del muchacho desentonasen un poco con su personaje.

Los niños se acercaban incansablemente a los tres hombres, que después de dos horas de estar de pie acusaban el cansancio.

" Estos mocosos no se acaban nunca!! " exclamó David – Melchor por lo bajo a sus compañeros.

" Sí, y encima son demasiado avispados " contestó Rolo – Baltasar, un apuesto morocho de treinta y dos años. " Recién un crío de cuatro años me hizo agachar, y cuando me vio bien me cuestionó porque tenía los ojos azules. Con qué ganas le hubiese pateado el trasero! ".

Los tres hombres rieron, y siguieron con su dulce tarea. De repente, Manuel dijo:

" Hey, Rolo! Ahí está tu admirador ".

El aludido giró la cabeza, y a unos metros de distancia vio a un adolescente que los miraba sonriendo.

" No, por favor! " gruñó Rolo.

Los otros dos rieron, divertidos con el fastidio de su compañero.

David, un morocho morrudo de cuarenta años, ojos negros y leve pancita, miró con interés al adolescente que se estaba acercando a ellos, y hablándole a Rolo le dijo:

" Y . . . nunca se te ocurrió darle el gusto y hacerle el favor? ".

" Estás loco! " contestó Rolo. " No me van los tíos, y además es un mocoso ".

" Puede ser. Pero el pendejo está lindo, y además tiene un culo excelente. Es carne tierna, amigo, y a esa edad no notas la diferencia con una mujer ".

Rolo miró al chico, y tuvo que admitir que David estaba en lo cierto.

" Anda, no seas tonto y dale caña!" continuó David . "¿Verdad que tengo razón, Manuel? ".

" Y . . . un culo es un culo. Y si pide verga, no hay que despreciarlo " contestó sonriendo Manuel, un muchacho de veintiséis años, alto y flaco, de cabello castaño y barbita candado.

" Pues denle ustedes, si les apetece! " respondió Rolo con un tono de voz que hizo reír a sus compañeros.

Los hombres se callaron, porque el adolescente había llegado junto a ellos. Se llamaba Paco, tenía dieciséis años y trabajaba como changador en el hipermercado. De estatura mediana, tenía el cabello rubio lacio y ojos verdes, y unas bonitas facciones angulosas. Su contextura era delgada, pero a pesar de eso su culo era redondo y firme, con unas nalgas que se marcaban en el ajustado pantalón y se movían acompasadamente cuando el muchachito caminaba.

Paco saludó a los tres hombres, y ellos respondieron amigablemente.

" Hola muchachos! ¡Qué buenos que están los disfraces! , comentó. Luego miró a Rolo con ojos soñadores, y le dijo: " Por cierto Rolo, te ves muy bien. El color del maquillaje destaca tus ojos ".

Rolo enrojeció, visiblemente fastidiado por las palabras y la actitud afectada del chico, y masculló algo ininteligible con los dientes apretados.

" ¿Y viniste a pedirle un dulce a los Reyes? " preguntó Manuel a su joven compañero con tono burlón, mientras le daba un caramelo.

" Sí, aunque me gustaría que el dulce me lo diese Baltasar " respondió descaradamente el chico haciendo que Rolo enrojeciese nuevamente.

" Ah! No, no! Los pedidos individuales son para Papá Noel. Nosotros trabajamos en grupo. Si quieres el dulce, tendrás que recibirlo de los tres ", dijo David con tono intencionado mientras los otros sonreían sarcásticamente.

Paco lo miró, clavándole sus grandes ojos verdes. Después sonrió, y mientras desenvolvía el caramelo que le había dado Manuel respondió:

" Mmm . . . Y por qué no? A mí me gusta mucho el dulce ".

Su mirada era desafiante, y con la lengua se puso a chupar el caramelo que mantenía en los dedos.

" Bueno, cuando quieras nos avisas y te damos otros caramelos para que chupes como ese " dijo Manuel, causando la risa burlona de sus compañeros con la poco sutil frase.

Esta vez fue Paco el que enrojeció, pero se mantuvo en silencio. Parecía que todo no pasaría de unas cuantas palabras con doble sentido, cuando el adolescente exclamó:

" Por mí . . . me puedo comer esos caramelos ahora mismo ".

Los hombres se quedaron mudos, algo sorprendidos por la desfachatez del muchachito.

Paco sonrió ante el efecto de sus palabras.

" ¿Y? ¿No hay respuesta? Claro, ya me imaginaba! Puras amenazas! " dijo el adolescente. Después, tomando las bolsas casi vacías que tenían los pseudo Reyes, agregó: " Voy al depósito a llenarlas, y se las regreso ".

El chico dio media vuelta y comenzó a alejarse, moviendo las carnosas nalgas con esa manera tan particular que tenía de caminar. Llegó al depósito, llenó las bolsas con caramelos y cuando se disponía a marcharse se encontró con los tres hombres cortándole el paso. Asustado por la sorpresa dejó caer las alforjas, pero luego sonrió.

" Vaya susto me dieron! Estaba distraído! ". Luego los miró extrañado, y agregó: " Pero . . . qué hacen aquí? Ustedes no deberían . . . "

" Vinimos a darte tus caramelos! ¿No los querías ahora mismo? " exclamó David con una expresión lasciva en su rostro mientras se apretaba el paquete.

Paco miró a los hombres, y un gesto de alarma se pintó en su bonito rostro.

" Hey! Era una broma! Lo dije para apurarlos, eso es todo " dijo el muchachito mientras trataba de pasar entre sus compañeros. Pero David lo tomó rudamente de un brazo, y le espetó:

" Pues nosotros no estábamos amenazando, pendejo. Sabemos que te gusta la verga, y ahora que nos provocaste no nos vas a dejar con las ganas ".

" No . . . no, suéltenme, por favor! " gimoteó el chico mientras forcejeaba para soltarse.

" De aquí no sales hasta que hayamos terminado contigo, amiguito! " dijo Manuel mientras lo sujetaba con fuerza de ambos brazos. Entonces David le bajó los ajustados pantalones y el boxer, dejando al aire las nalgas blancas y carnosas del muchachito.

" Qué buen culo! " exclamó el morrudo Melchor mientras empujaba la espalda del chico hacia abajo haciéndole poner el trasero en pompa. Después se levantó la túnica, y sacando del boxer su durísima tranca la colocó en el rosado orificio del chico, escupió abundantemente sobre el tronco de su agarrotado miembro, y sin más preámbulos comenzó a encular al adolescente.

Paco empezó a quejarse, pero David le dio una buena nalgada ordenándole con tono imperioso: " Chito!!. Y ni se te ocurra gritar! ". Después metió de un solo golpe su verga en el culo del chico, y tomándolo firmemente de la cintura comenzó un frenético mete y saca.

Con las piernas bien separadas, las manos apoyadas en las rodillas, los ojos cerrados y un rictus de dolor en su cara, Paco emitía sordos quejidos. Su respiración estaba agitada, y su cuerpo se sacudía a causa de las violentas embestidas de David. Todo en él indicaba que estaba padeciendo una cruel tortura. Sin embargo, en un momento dado comenzó a morderse el labio inferior, y sus quejidos de sufrimiento se tornaron en gemidos de placer. De repente dejó escapar un " Ahhhh! " prolongado y arqueó la cintura para alzar más el culo, e inmediatamente su esfínter se aflojó abriéndose como una flor.

David notó como su gruesa verga se deslizaba más fácilmente por la ardiente cueva.

" Ah, grandísimo puto! Empezaste a gozar, no? ".

" Psí!! " respondió débilmente Paco.

" ¿Y quieres que siga, o me detengo? " preguntó David, manteniendo un ritmo incesante en su cadera que hacía bailotear la holgada túnica.

" No, no, por favor, no te detengas! ", exclamó el adolescente sin abrir los ojos.

Manuel, con la verga totalmente enhiesta se paró frente al chico, y tomándolo por la nuca le hizo abrir la boca y le encajó su duro carajo dentro de ella.

" Toma otro caramelito, para que lo chupes bien ". Paco no se hizo rogar, y aferrándose a la cadera de Manuel comenzó a mamar con deleite el largo y venoso miembro del delgado Gaspar, arrancándole profundos gemidos de gozo.

Hasta ese momento, Rolo había permanecido a un costado, limitándose a sobarse la tranca endurecida por encima de la túnica aunque sin intenciones de participar en la fiesta. Pero el espectáculo que ahora se estaba desarrollando ante sus ojos lo había excitado como nunca lo hubiese imaginado, y sin poder contenerse sacó su verga que estaba al palo y comenzó a meneársela.

Instantes después, David se corría en medio de sordos gritos y violentos espasmos. Rendido, sacó su todavía empinado miembro del culo de Paco, y le dejó su lugar a Manuel. El delgado muchacho enterró de una su larga tranca en el delicioso agujero y reinició el mete y saca que había interrumpido su compañero, haciendo que el adolescente chillase agudamente. Pero Manuel estaba demasiado excitado por el tratamiento previo de lengua, y bastaron pocas bombeadas para que se descargase abundantemente dentro de Paco. Dio un último empellón con su verga hasta la raíz, y luego la sacó del dilatado orificio.

Entonces David miró a Rolo y le dijo sonriendo:

" ¿Y? ¿Qué esperas? Mira esto, compañero . . . " agregó mientras sobaba el culo en pompa de Paco, " . . .. y dime si no te provoca enterrársela hasta el fondo ".

Rolo miró el culo del adolescente, y sintió que su verga se endurecía hasta causarle dolor. Las nalgas eran firmes y carnosas, apenas cubiertas por una suave pelusa. El anillo de carne rosada estaba totalmente abierto, y aún latía por el agitado uso del que había sido objeto. El semen de los dos hombres brotaba de esa cueva oscura, y escurría por las piernas del chico.

Sorprendido, Rolo descubrió que si hasta hacía unos minutos atrás sentía fastidio por Paco, ahora deseaba follarlo con desesperación. Y sin pensarlo dos veces, apoyó su palpitante falo en la entrada de esa gruta de placer y comenzó a introducirlo lentamente, sintiendo como se deslizaba fácilmente por la abundante lubricación que propinaba la guasca de sus compañeros.

Paco comprendió que la verga que lo estaba ensartando era la de su deseado Rolo, y dejó escapar una exclamación de gusto desde lo más profundo de sus entrañas. Extasiado, levantó cuanto pudo su atrayente retaguardia y comenzó a abrir y cerrar su esfínter, masajeando la tranca del hombre a mediada que se introducía en su cuerpo.

" Sí, Rolo, sí! No te imaginas cuánto había deseado este momento! " murmuraba por lo bajo.

El Baltasar de ojos azules serruchaba con intenso ardor en el culo del chico, sintiendo en cada embestida la caricia de las jóvenes nalgas en el grueso tronco de su polla. Fascinado con el inmenso placer que estaba experimentando intentaba prolongar lo más posible el momento de la corrida, pero los estímulos eran demasiado fuertes e instantes después advirtió como su tranca empezaba a latir sin control anunciando la acabada. Entonces clavó su polla hasta la raíz en las entrañas de Paco, y atrayéndolo contra sí de la cintura comenzó a soltar uno tras otros violentos disparos de leche caliente mientras daba roncos gritos de gozo.

Para el adolescente fue la gloria, y sin necesidad de tocarse también comenzó a vaciar el abundante contendido de sus hinchados huevos. Cuando su polla terminó de lanzar chorros se incorporó, y mientras Rolo le sacaba lentamente del culo su aún morcillona verga lo escuchó susurrarle al oído: " Me gustó mucho ".

Después, los hombres y el chico se acomodaron las ropas y salieron del depósito.

Pasaron unos días desde ese Día de Reyes.

Una mañana, mientras ordenaba unas cajas, Rolo vio acercarse a Paco a paso vivo llevando una bolsa de papel en una mano. El adolescente saludó al hombre, le dejó la bolsa exhibiendo una enorme sonrisa, y luego de decirle por lo bajo " Después hablamos! " se marchó al trote.

Intrigado, Rolo abrió la bolsa. Dentro había un pequeño zapatito con una nota en su interior que decía lo siguiente: " Queridos Reyes Magos: hoy estoy solo en casa, y me gustaría que pasasen a darme más dulce. Paco, el goloso. ".

Rolo alias Baltasar sonrió, guardó el zapato y la nota, se acomodó la verga para disimular la brutal erección que experimentaba, y llevando la bolsa en la mano salió en busca de David alias Melchor y Manuel alias Gaspar.