Jugando con hielos
Cogí otro hielo, me lo metí en la boca, y fui hacia sus tetas, deslizando el hielo por ellas, rodeando los pezones, y jugando con ellos, con mi lengua fría. El quinto hielo, lo puse en su boca, y besándola con lengua me lo lleve a la mía. Con mi lengua fría, empecé a jugar con su clítoris...
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http://bolleramolamasquelesbiana.blogspot.com.es/
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Hace unos meses conocí a una chica que me volvía loca, el único inconveniente era que ella vivía en Barcelona.
Tonteabamos prácticamente desde que nos conocimos, y después de un tiempo hablando decidí ir a verla. Éramos muy iguales en algunos sentidos, y completamente diferentes en muchos otros.
Su familia, tenía otro piso, deshabitado pero muy céntrico, e íbamos a quedarnos ahí.
Fui a verla en tren, así que vino a recogerme a la estación de Sants. Ella me aviso que al principio era muy vergonzosa.
Cuando la vi, me acerque a ella y le di un abrazo. No fue demasiado especial, porque ella estaba muriendo de vergüenza. Me acerque a sus labios y le di un gran beso, a pesar de haberla prometido que iría despacio hasta que me cogiera confianza. Después del beso, ella se apartó sonriendo, y me dijo:
-Menos mal que ibas a ir despacio.. Anda vamos, vacilona.
La sonreí, la cogí de la mano y nos fuimos a su piso.
Cuando llegamos, entramos, y allí estaba su gato blanco con media cola entre gris y negra, tan adorable! Jugamos con él un rato, dejé la maleta y nos fuimos a patear Barcelona, que a pesar de que ya había ido allí bastantes veces, ella me enseñó la ciudad, y de paso comimos por ahí.
Pasamos un día genial, y cada vez estábamos más a gusto juntas. Por la noche, cenamos en su piso, y después fuimos a un pub, donde ella va muy a menudo.
Cuando entramos, una camarera bastante salida nos invitó a unos chupitos, en parte porque quería liarse con mi enana. Estando aún al lado de la barra, después de los primeros chupitos, puse mi mano derecha en su nuca, y la izquierda en su culo acercándola a mi, y la besé.
Seguimos bebiendo y hablando, y antes de irnos, fuimos al baño. Entramos juntas. Ella entró primero, la seguí y cerré la puerta, la empotre contra la puerta, besándole el cuello y metí mi mano directamente al interior de sus bragas notando que estaba muy mojada. Me miró, con esa cara de sorpresa y morbo, y me dijo:
-Vámonos a casa. YA.
Me cogió de la mano, y salimos del bar. Nos comíamos a besos en cada esquina, hasta llegar a su casa. Cuando subimos, nada más entrar a su piso, entre besos lascivos, nos fuimos desnudando, y nos dirigimos a la ducha.
Nos duchamos juntas, sin dejarnos ninguna parte del cuerpo, sin tocar centrandome sobre todo en comerle las tetas. Ella tarda siglos en ducharse, así que, cuando terminé, me salí para esperarla en la cama.
Me metí en la cama, desnuda, y jugando con su gato, esperando a que viniera.
Al ratito, llegó ella empapada y solo con una toalla blanca que cubría lo justo. Me moría de ganas por que se metiera en la cama y hacerla mía. Ella sin en cambio, se paró delante de la cama, mirándome con cara de viciosa, y sin decir nada.
Salí de la cama, y me dirigí hacia ella. La besé, y me dijo que me sentara en la cama. Me senté en la cama, apoyando la espalda en el cabecero de la cama. Ella vino aún con la toalla, puso una pierna a cada lado, y se sentó a horcajadas encima de mi.
-No puedes tocarme hasta que termine, ¿me lo prometes?
No tenía ni la menor idea de lo que iba a hacer. Mi cabeza, mi imaginación, iba a mil por hora. Así que, cuando conseguí articular palabras, le dije que si. Que no se lo podía prometer, pero que lo intentaría. Ella sonrió y empezó un lap dance.
...
ME QUERÍA MORIR.
Estaba totalmente hipnotizada con sus tetas, su cuerpo, su baile, todo. Intenté resistir, pero hubo un momento en el que ya no pude más.
Era hora de cambiar los papeles, y aunque ambas somos muy dominantes en la cama, esa noche me tocaba solo a mi.
La cogí por las muñecas para que no pudiera zafarse de mi, poniéndola boca arriba, y yo encima de ella. La besé, le mordí varias veces el cuello y fui directa a jugar con sus tetas.
Me encantan. Son perfectas y las tiene muy bien puestas.
Me había llevado algunos juguetes, entre ellos, unos de mis favoritos, las esposas. Antes de que pudiera darse cuenta, las cogí de la mesilla y se las puse bien fuertes, porque tiene el don de zafarse de las esposas, cuerdas y demás, y no quería que se escapara.
Seguí besándola el cuerpo entero, y la puse un antifaz. Me quite de encima de ella.
-Eh, ¿donde vas?
-Espera, enana. Voy a coger unas cositas. No te muevas. Ah, no. Que no puedes.
Empecé a reírme mientras me alejaba de la habitación y las dejaba allí en la cama refunfuñando e intentando zafarse.
Cogí al gatito, que me acompañaba a todas partes y fuimos a la cocina. Cogí un bol y lo llene de hielitos. Volvimos a la habitación y me puse encima de ella, dejando el bol en la mesilla.
-¿Me echabas de menos? Le dije.
-No. Echaba de menos tus tetas.
-Idiota, encima de que te traigo regalos..
Antes de que pudiera contestarme, cogí un hielo, y lo metí lentamente en su boca y ella aprovechó para lamerme un dedo.
Mientras ella degustaba el hielo que tenía en la boca, cogí otro, lo metí en mi boca humedeciendo y lo fui pasando por su cuello y cerca de sus orejas y empecé a bajar muy lentamente.
Cogí otro hielo, me lo metí en la boca, y fui hacia sus tetas, deslizando el hielo por ellas, rodeando los pezones, y jugando con ellos, con mi lengua fría.
El cuarto hielo, fue para su barriguita y sus caderas y de paso, fui dejándola algún chupetón por el camino.
El quinto hielo, lo puse en su boca, y besándola con lengua me lo lleve a la mía.
Con mi lengua fría, empecé a jugar con su clítoris, intercalando mi lengua con el hielo, mientras ella empezaba a mover sus caderas.
Cuando este se derritió, y deje de jugar con su clítoris, fui a por un sexto hielo.
Repetí lo mismo que había hecho con el hielo anterior, lo puse en su boca, y la bese para humedecerlo y hacerlo un poco más pequeño. Me fui a la entrada de su vagina. Metí y saque varias veces sí lengua fría de dentro de ella, y después, metí el hielo en la entrada. Succionando, lo saque, y asi varias veces, hasta que el hielo se derritió por completo.
Cuando acabe con los hielos, me lamí dos dedos, y los introduje dentro de ella, follandomela una y otra vez mientras me comía su clítoris a placer, hasta que acabó retorcierdose de placer y corriendose en mis dedos.
Cuando acabé con ella, me dijo:
-Ahora me toca a mi.
-Eso será si te quito las esposas.
-No. Ahora me toca a mi.
No sé como lo hizo, pero antes de que pudiera darme cuenta, se las había quitado y estaba poniendose encima de mi.
Había estado aguanto esas ganas que tenia de mi. Se giró, poniéndose encima mia, me cogió de las muñecas indicándome que era ella la que mandaba. Me besó, me besó con muchas ganas,mordiéndome el labio. Después se dirigió a mi oreja y me susurró:
-Esta noche eres mia.
Estaba muy perra y ella sabía ponerme aún más.
Fue bajando mordisqueando y lamiendo mi cuello hasta llegar a mis tetas.
Las chupó, las mordió, jugó con mis pezones...
Hizo todo lo quería y más conmigo, y yo me dejaba hacer.
Siguió bajando besando mi barriguita, hasta llegar a mi ingle, desde ahí, empezó a bajar hasta llegar al interior de mis muslos, los besó, y los mordió haciéndome desear que me follara de una vez.
Paró en seco e hizo que me girara.
Cogió un hielo, y lo paso por mi espalda, erizandome toda la piel mientras trazaba dibujos en ella.
Volvió a decirme que me girara, e introdujo dos dedos dentro de mi mientras me miraba a los ojos.
Subió una mano para que lamiera sus dedos y bajó a mi clítoris. fue haciendo círculos, succionandolo mientras que con su otra mano me fue masturbando hasta que acabe corriendome en sus dedos con un gran orgasmo, de esos que te estremecen todo el cuerpo y te dejan con ganas de más.
Desnudas, nos tumbamos un momento en la cama. Ella boca arriba, y yo con la cabeza en su pecho. podía sentir el latido acelerado de su corazón.
Cuando recupere el aliento, fui besando su teta y subiendo hacia su cuello. Ella bajó la cabeza y nos besamos. La miré a los ojos y le dije:
-Ni se te ocurra moverte. VOY A POR LA NATA.