Jugando con... fuego. Cap III (FINAL)

Lo que vi en esa pantalla fue increíble. En ninguna parte de mi calenturienta mente hubiese imaginado ver a Hugo realizarle una felación al consolador que ya conocía. Y aún menos, que David le penetrara.

Jugando con... fuego. Cap III (FINAL)

Dicen que la verdad solo la dicen los niños y los borrachos. Por desgracia, ya no soy lo primero (aunque se pueda discutir), lo que si soy es un poco borracho. Lo que más me extraña es que siempre he bebido con ayuda de mis manos y  beber sin manos y acostado es más complicado. Mary acercaba la botella a mi boca alternando con sus besos. No caía todo el tequila a mi boca, pero ella se encargaba de que no se desperdiciara.

Yo estaba deseando pasar a la acción, en especial por la incomodidad que me producía tener el bóxer todavía puesto. Cuando ya habíamos bebido casi media botella, la dejó en el suelo y me dijo:

-Ahora toca jugar a verdad o reto. ¿Qué eliges?- Estuve dudando en qué decir, la opción fácil era la verdad, pero quería parecer más valiente-

-Reto-

Esperaba que me dijese que tenía que desnudarme por completo o volver a comerle el coño. Sin embargo, mi reto consistió en no hacer nada. Ella cogió el bote de helado y una cuchara, con la que cogió un buen montón y tirando de la goma del bóxer depositó el frío helado en mi caliente cipote. Mi suspiro se debió oír en todo el edificio. El contraste de mi calentura con el frío helado fue algo tan inesperado como extrañamente placentero.

Tenía ganas de devolverle la jugada, o al menos, que me quitase el helado con la lengua.

-Te toca, ¿Verdad o reto?- Le pregunté solo pensando en el reto y notando como se derretía el helado.

-Creo que elijo verdad- Hay me dí cuanta que había perdido en el juego y ella siempre iba a elegir verdad para seguir torturándome.

No sabía que preguntar, estaba muy confuso. Así qué pregunté si había estado con otra mujer. Su respuesta me decepcionó mucho, esperaba una diosa del sexo como ella hubiese tenido tanto amantes masculinos como femeninos.

En el siguiente turno, lógicamente elegí verdad. Reímos a la vez sabiendo que había arriesgado mucho, tanto como para acabar con helado la polla. Su pregunta fue clara y mi respuesta casi inmediata. Yo tampoco tenía experiencia con mi mismo sexo. Lo qué me descolocó fue su comentario:

-Pensaba que habías experimentado algo, ya sabes, con tus compañeros de piso alguna vez- Aquello me dejó totalmente descolocado. Después de pillar a David con un consolador, no me sorprendía que fuese gay, pero Lucas parecía muy hetero. De hecho, casi todos los fines de semana traía a alguna chica.

-No sabía qué les gustaran esas cosas. -Ahora, su cara fue un poema. Comenzó a reir y se levantó del sofá. Parecía que le hubiese contado un chiste.

-Tio, ¿De verdad no lo sabes?-

Volvió al sofá con una tablet mientras no paraba de reír. Por mi parte, había perdido gran parte de la excitación y e empezaba a sentir muy incómodo, en especial por las esposas que se clavaban en mis muñecas.

Lo que vi en esa pantalla fue increíble. En ninguna parte de mi calenturienta mente hubiese imaginado ver a Hugo realizarle una felación al consolador que ya conocía. Y aún menos, que David le penetrara.

No había duda que eran ellos. Tampoco que era nuestro piso. Los muy cerdos estaba en nuestro sofá, donde nos sentábamos a ver la tele. No sabía como actuar, estaba tan sorprendido que era incapaz reaccionar. Afortunadamente, Mary rompió el hielo con una hábil recapitulación:

-No sabías nada... Nunca hubiera pensado que no te hubieras dado cuenta. Son estrellas del porno amateur. Hacen shows online, juntos y separados. Toda la uni lo sabe-

-Joder- Fue mi última respuesta, lo poco que pude decir, un escueto joder.

-¿Y me has dejado jugar con tu culo antes?-

-Sí, no, bueno, no sé. Me la estabas chupando y me gustaba, y bueno, no me ha molestado.- Ahí fue cuando noté mis mejillas enrojecidas. Estaba avergonzado, sucio, y cada vez más incómodo.

Ella vio todas esas sensaciones en mí. A lo mejor de no haber estado esposado hubiera huido, necesitaba pensar aunque tuve que aplazar ese debate pendiente conmigo mismo.

-Venga, ¿Qué verdad quieres?-

-Pues, no sé... ¿Has hecho algún trió?- Esperaba un sí rotundo. Una gran historia, de esas en las que una amazona cabalga dos grandes pollas.

-No, siempre de uno en uno- Me decepcioné mucho.

-¿Hacemos una ronda de retos?- Me preguntó, a lo que solo pude asentir con mi cabeza.

-No me cojas rencor- Cogió otra vez la tablet y puso el vídeo de mis compañeros de piso. Se recostó encima mía, de forma que podía ver la pantalla y mi cara.

Puso el vídeo a tope de volumen y metió su mano dentro de mis bóxer. Esa fue mi primera paja viendo porno gay. Creo que no me gustó mucho no me corrí en los veinte minutos de vídeo.

-Jope, si que aguantas. Vamos a ver otro-

En el siguiente sí que me sorprendí. Era la misma escena que había presenciado la noche anterior. Estaba David penetrándose con el consolador. Intenté aguantar lo máximo posible sin correrme, supongo que para no admitir que me ponía verlo siendo follado por aquel trozo de plástico. Mi corrida acabó dentro del bóxer, mezclándose con los restos de helado.

-Me toca prueba, y la quiero muy cerda-

Estaba tentado a devolverle la broma del helado, pero me apetecía que pasara algo más de vergüenza.

-Quiero ver cómo te masturbas- Su cara cambió por completo. Me miraba con evidentes signos de duda, como si hubiese perdido el control de la situación.

-Veras, no me gusta hacerlo en la cama y ... Ven, prefiero que lo veas.-

Me ayudó a levantarme y seguí sus pasos. La situación era bastante patética, en especial por el helado que caía por mis piernas, la corrida y estar esposado. Entró en un pequeño baño, con el WC a la derecha, el lavabo a la izquierda y frente a la puerta la ducha tapada por una cortina floreada. La estancia era muy estrecha y nos faltaba bastante espacio. No entendía qué pasaba, porque si se masturbara en la ducha no sería tan avergonzante . Lo que no esperaba es lo que había dentro de la ducha.

Me quedé paralizado. Tenía un consolador atornillado a la pared, de forma que se masturbaba con ese falo fijo. Volví a mirarla, y me di cuenta que acababa de dominar la situación.

-Bueno, si así es como te gusta hacerlo, adelante. El reto es el reto.- Le dije pensando en la escena que me iba a dedicar. Sin embargo, volví a perder la iniciativa.

-Te parece si te quito esas esposas y mientras yo juego por delante, tú juegas por detrás.-

Estuve muy cerca de correrme cuando me dijo eso. Nunca había follado un culo, y ahora, ella quería que lo hiciera mientras se masturbaba con aquel falo de color rosa chicle.  Mi intusiasmo era indisimulable. Fue a buscar las llaves de las esposas y yo me quedé esperando en el baño. De vez en cuando miraba el consolador, pensando si en mi casa había alguno igual para los shows de mis compañeros de piso.

Cuando Mary volvió ya se había desnudado. Me quedé absorto mirando su cuerpo desnudo, en especial a sus pechos que había tocado, pero no visto sin el vestido rojo. Abrió el agua de la ducha y mientras tanto, intentó abrir las esposas. Mientras las abría aprovechó para sobar mi culo por encima del bóxer. Temí que quisiese cambiar de rol y acabar yo con el falo rosa en mi interior. No sé si decir que lo temía porque estaba bastante intrigado desde que pillé a David jugando consigo mismo. Cuando me desesposó, entró en la ducha. Me bajé el maltrecho bóxer y, como era de esperar, volvía a tener la polla muy dura. En las últimas 24 horas me había corrido tres veces, pero tenía ganas de más.

En la película Psicosis, la mejor escena es la del asesinato en la ducha. Supongo que Norman Bates no hubiera cometido el asesinato si hubiera visto lo mismo que yo cuando entró en la ducha. Mary estaba con el falo dentro de su coño y emitiendo suaves gemidos. Me quedé disfrutando del espectáculo, sintiéndome otra vez un voyeur.

-Venga, métemela por detrás.-

Era bastante difícil meterle mi polla mientras ella seguía jugando con su masturbación. Intenté que dilatara jugando con mis dedos. Cuando metí dos, cambié de estrategia y volví a intentar penetrarla.

Cuando conseguí metérsela descubrí que era la mejor experiencia sexual de mi vida. Mientras bombeaba los orgasmos se sucedían. Puse mis manos en sus caderas y aumenté al máximo el ritmo.

-Piensa que estas follándote a los maricas de tu piso.-

En aquel momento solo pude correrme sin control. Eyaculé como un cerdo. Para ahogar mis gemidos mordí su cuello, y según iba perdiendo la dureza de mi miembro salí de su interior.

Aprovechamos para ducharnos y eliminar los restos de nuestras aventuras sexuales. Ahora solo me quedaba una incógnita: ¿Quería follar con mis compañeros de piso?