Jugando con fuego (5)

Continúa la historia.

-No sé... algo hay, pero no sé que es.

-¿No sabes qué es?

-No... -dijo besándome.

No podíamos contenernos. Entramos en casa como pudimos, solté las pizzas de una vez y empezamos a devorarnos en el medio del salón. Caímos en el sofá y a mi me faltaba manos para atacar su cuerpo.

Nos besábamos excitados, mi camiseta desapareció, su camisa se abrió... sus tacones cayeron al suelo, mis manos fueron a sus pantalones para sacárselos y ella hizo lo mismo con los míos. Cuando me quise dar cuenta estaba desnudo y cada beso que ella me daba en el cuello... en el torso... me ponía todo el vello de punta. Me quedé con sus bragas en mis manos mientras ella se colocaba entre mis piernas... dispuesta a hacerme una mamada. Primero la palpó con las manos y me repitió que la tenía durísima, y después me miró a los ojos y se la metió en la boca, como hace cuando está muy cachonda. Empezó a hacerme una mamada brutal... usando toda su saliva y mi liquido preseminal para embadurnármela entera, no solo el glande si no que tenía hasta el tronco completamente embadurnado. Apartaba su pelo de un lado a otro... yo emitía suspiros de placer y ella se la llevaba a la boca y la soltaba... recogía mis huevos con sus manos y lamía la punta... Yo acabé por llevar sus bragas a mi nariz y olerlas mientras cruzábamos las miradas...

-Joder... como huelen...

-Mmm... ¿si?

-Sí... huelen a guarra...

Era cierto que olían realmente a fuerte, olían a coño que me volvía loco. No sabía como aguantaba sin correrme al ver como María se metía mi polla en la boca casi entera y me miraba mientras yo olía aquellas bragas suaves que apestaban a su sexo.

-Joder María... estás hecha una buena guarra...

-Mmm.. sí... -ella dejaba de chupármela para responder. Siempre mirándome.

-¿Cómo huelen así? ¿Te ha puesto cachonda él?

-Me pones cachonda tú...

-Y te pone cachonda que crea que eres un poco guarra...

-No sé...

-Sí que lo sabes...

-Mmm... me encanta tu polla... -dijo clavándome la mirada.

-¿No preferirías un buen pollón como el suyo?

-Mmm... no...

-Si no estuvieras conmigo seguro que querrías una buena polla como la suya...

Ella no respondió y yo le tuve que pedir que parara para no correrme. Me acerqué para besarla. Estaba cachondísimo, hasta me puso aun más cachondo el sabor y olor de sus labios después de haber estado chupándomela. Nos pusimos de pie. Dimos dos pasos en dirección al dormitorio pero yo no podía más, mi polla apuntaba al techo, tenía que follármela ya... la ataqué por detrás, le agarré el culo, la cintura, las tetas; le bajé el sujetador... pegaba mi pelvis a su culo, le metía un dedo en la boca... estaba poseído y ella gemía cada vez que la sobaba con fuerza. Acabó llevando sus manos al marco de la puerta de la entrada del salón, los dos de pie, yo tras ella apoyando mi polla en sus nalgas mientras no paraba de meterle mano.

-Dios... María... te voy a follar aquí mismo...

-Síi... métemela... métemela aquí de pie...

Nunca había visto a María tan cachonda. Flexioné un poco las piernas y con una mano agarraba su culo y con la otra dirigía mi polla... que entró con una facilidad nunca vista, en tres segundos se la había metido hasta el fondo y ella se ponía de puntillas y jadeaba desinhibida.

-Joder María... estás abiertísima. -Yo la sujetaba con una mano por la cintura mientras con la otra le acariciaba las tetas, tenía los pezones durísimos y las tetas al estar montadas sobre el sujetador que le había bajado aun parecían más enormes. Ella se apoyaba con una mano en el marco de la puerta y la otra la llevaba a mi culo para marcarme el ritmo de la follada, de vez en cuando volteaba su cabeza y me miraba con una cara de puta que nunca le había visto.

-Vaya cara de guarra tienes...

-¿Sí...?

-Sí, joder...

-¿Te gusta como te miro? -decía girándose otra vez.

-Sí... ¿vas mirando así a la gente? -los dos sabíamos a quién concretamente me refería con aquello.

-Mmm... no... solo a ti... Dios... qué bien me follas... -gimió llevando otra vez su cabeza hacia adelante. Estaba tan abierta que yo cada vez notaba menos.

-Tienes el coño abiertísimo... María...

-Mmm... sí... sigue por dios...

-Necesitas una buena polla que te llene bien...

-Joder... Pablo... sigue por favor...

-Dime que querrías ahora una buena polla...

-Sí...

-¿Sí?

-Sí... joder... quiero una buena polla.

-¿Te la imaginas eh? ¿te imaginas un buen pollón follándote eh? -Yo estaba fuera de mí, jaleado además por lo que acababa de decir.

-Mmm... sí... me imagino una buena polla...

-Una polla como la de Edu... eh...

-Mmm.... dame... dame cabrón... sigue....

-Dime joder... ¡una buena polla como la suya...!

-Mmmmm... joder... ¡¡síii... !! ¡¡una buena polla como la de Edu follándome...!! ¡¡dios...!!

-Imgínatelo María... como te folla... con su pedazo de polla...

-Sigue... sigue... ¡dios...!

-¡¡Imagínatelo...!!

-¡¡Siii... dios... me folla con su pedazo de polla..!! ¡¡me mata del gusto ese cabrón...!!

-¿¿Síi?? ¡¿hace que te corras?!

-¡¡¡Sii Dios... hace que me corra!!! ¡¡¡me folla... dios..!!! ¡ahh... joder..! ¡¡¡Me corroo..!!!. ¡¡¡Me corrooo!!!

-¡¡Córrete... !! ¡córrete así... ! ¡¡¡¡Córrete con su polla!!!!

María empezó a gritar como si se acabase el mundo y yo exploté con ella. Yo suspiraba pero ella gritaba como loca, creía que se me desmayaba allí mismo. A mi me temblaban las piernas pero ella literalmente se caía... se retorcía y seguía repitiendo que se corría mientras yo descargaba toda mi leche en su interior, resoplando en su nuca... yo ya había lanzado dentro de su coño seis o siete chorros y ella seguía corriéndose y gritando, nunca la había visto correrse así.

Me salí de su cuerpo y nos fuimos al cuarto de baño. No hablábamos... quizás los dos estábamos sorprendidos. Cenamos un poco de pizza fría, y, al meternos en cama, le acabé diciendo que había sido un polvazo y ella sonrió. Nos acostamos y me acerqué a ella, la abracé, le dije que la quería y ella me dijo que también me quería, y empezamos a besarnos en la mejilla con dulzura hasta que nos quedamos dormidos. Yo estaba alucinado y no se me iba la excitación al recordar las cosas que María había dicho.

Al día siguiente María se levantó temprano y me despertó pues estaba haciendo la maleta para irse el fin de semana. Cada cinco o seis semanas se iba a casa de sus padres. Siempre había sido muy familiar. Yo intentaba seguir durmiendo, ya me despediría de ella por la tarde.

Dormí como un par de horas más hasta que me levanté y ella me había escrito al móvil. Me decía que lo de la noche anterior había sido una locura, que había dicho cosas que no pensaba, que me quería y que la volvía loca sexualmente, que estaba plenamente satisfecha y que las cosas que había dicho durante el polvo habían sido fruto de un calentón. Acababa el mensaje repitiéndome que me quería como nunca.

Yo sabía que si le escribía se reafirmaría... así que no quise entrar en el tema y solo le dije que yo también la quería como nunca.

Estuve muy liado con recados por la mañana y por la tarde me acordé de milagro que le había prometido a un amigo que le ayudaría con una mudanza. Pensé que sería algo más rápido pero pronto vi que sería imposible despedirme de María antes de que se fuera a casa de sus padres. Fue realmente una putada... ningún viernes había tenido tantas ganas de despedirme como aquel... necesitaba además un polvo de despedida que no pudo ser.

María siempre tiene ganas de visitar a sus padres pero una vez allí siempre reconoce que se aburre y estamos todo el día colgados del móvil. Esa misma noche de viernes, cada uno en su cama, nos escribíamos sin parar y pronto el tema derivó en sexo. Le acabé escribiendo cómo me la querría haber follado en un polvo de despedida... lo que me gustaría haberle hecho... ella se cortaba un poco al escribir ese tipo de cosas pero me seguía el rollo también encantada de escribirnos en ese tono.

Nos deseamos las buenas noches y yo por fin tuve tiempo para estar solo y recapacitar sobre lo que había pasado la noche anterior. Aquellas frases de María... uff... quizás hubieran sido para complacerme pero... lo que había dicho era realmente fuerte. Me hice una paja tremenda recordando sus frases, aquellas... "hace que me corra...", "me folla con su pedazo de polla...". Joder... solo de recordarlas me corría en menos de un minuto.

El sábado cambiaron las tornas de lo que habían sido las últimas semanas, pues era ella la aburrida y me escribía mucho al móvil y yo el que estaba ocupado, en este caso con amigos, y no podía hacerle tanto caso. La cosa con mis amigos fue pasando de ir de cañas a cena con vino... a copas hasta tarde. Llegué a casa sobre las 2 de la madrugada y le escribí a María que para mi sorpresa estaba despierta. Me preguntó que qué tal los chicos... si había ligado... y le dije que no, pero que había visto a Edu.

-¿En serio?

-Jaja, que va, mujer...

-Ah.

-Habría estado bien verle.

-¿Tú crees? -preguntó.

-Pues sí. Oye... ¿Cómo estás?

-¿Cómo estoy de qué?

-Ya sabes... que si estás... cachonda...

Me respondió con un emoticono sonrojado.

-Jaja -le puse yo. ¿Quieres jugar?

-No sé... es un poco tarde.

-El jueves estabas increíble... en camisa blanca... con tus tetas...

-Tú también estabas guapo.

-¿Cómo ves lo de esa camisa sin sujetador con él? Piénsalo otra vez.

María respondió poniendo varios puntos suspensivos.

-Jaja, ¿eso que es?

-Que lo veo difícil.

-¿Difícil pero no imposible?

En ese momento la pantalla ponía que María escribía y escribía. Yo tenía la polla dura por la conversación. Me bajé un poco el pantalón del pijama y releía la conversación, excitado y expectante... y me pajeaba lentamente. Finalmente apareció un buen párrafo escrito por ella:

-No lo sé, lo estoy pensando, ¿vale? Se que a ti te pone muchísimo que haga eso... Igual paso un poco de vergüenza o ni se da cuenta... Si lo hago es por ti, porque te quiero y se que llevamos más de un mes con esto. Podría meter una reunión con él el lunes, una reunión corta e intentarlo. Pero no te prometo nada.

Joder... aquello era más de lo esperado. Comencé a pajearme mientras lo releía... ufff.... imaginarme a María, con sus tetas... y con esos pezones enormes.... transparentándose bajo la camisa y a Edu alucinando... joder... es que me corría solo de pensarlo.

-Joder, María... no me merezco la novia que tengo.

-Ya... ya...

-Jaja... en serio.

-Bueno, ¿dormimos? -preguntó

-Sí, dormimos.

-Te quiero.

-Te quiero mucho. Besazo.

-Besazoo.

Apagué el móvil e, imaginándome a María transparentándose las tetas en la cara de Edu, me hice una pedazo de paja que me dejé el vientre perdido de leche de una manera increíble...

El domingo yo estaba de resaca y María aburrida y volvió a salir el tema y comenzamos a fantasear con cómo sería esa escena. Ella de vez en cuando me decía que no podía prometer nada. Pero volvíamos al tema. Pondría la reunión para última hora, una reunión rápida a las siete de la tarde y si se veía capaz, puesto que tiene un despacho para ella sola y nadie entra sin llamar... se quitaría el sujetador, lo metería en el bolso, se sentaría en la mesa pequeña de reuniones... y vendría Edu que tendría una visión muy nítida de sus areolas y pezones... así como toda la silueta de sus tetazas. Yo de vez en cuando me sorprendía que ella accediera, se la veía super cachonda. La tarde del domingo le escribía cosas que me gustaría hacerle, aunque mi cabeza estaba en su show con Edu, pero sabía que si le escribía fantaseando con lo que podría ver Edu de sus tetas se podría asustar.

Llegó el lunes y María iba directa desde casa de sus padres al trabajo. Yo contaba las horas para que dieran las siete. Intentaba no hacerme pajas para disfrutar bien de María por la noche. Ya me veía follándomela mientras ella me contaba como Edu le había mirado las tetas. Pero fue inevitable que finalmente me hiciera una paja después de comer.

No la quería atosigar así que no le pregunté nada del tema. Dieron las siete y no había recibido ni un "sí, me atrevo", ni un "uff, no me atrevo". Dieron las siete y media y yo no podía más con los nervios... tenía las manos heladas y me palpitaba el corazón que se me salía del pecho. Le escribí y no respondió. Dieron las ocho y cuarto y la llamé y me rechazó la llamada. Finalmente me llamó ella pasadas las ocho y media ya desde la calle. Supe en el momento que la cosa no había ido bien, estaba muy alterada...

-¡¡He pasado la mayor vergüenza de mi vida!!¡Me quiero morir! Llevo un rato sola en mi despacho que se me caen las lágrimas. ¡No te perdono que me hayas comido la cabeza para hacer esto! ¡En serio! ¡ahora mismo te odio como no te imaginas! -me gritaba alteradísima.

-¡¡Quéee...!! ¿pero qué ha pasado? -Pasé de golpe de estar excitado a estar en shock total.

-Pues que al final lo hice y tan pronto entró por la puerta sabía que aquello era una locura. Nada más entrar me miró las tetas, era descaradísimo joder... no sé como se me pudo ir la olla así.

-Bueno, no es para tanto.

-¿Que no es para tanto? En serio, te lo cuento con lágrimas en los ojos. Estuvo como tres minutos mirándome las tetas, sin cortarse un pelo, haciéndome sentir incomodísima, yo no decía nada coherente, estaba bloqueada, y él lo sabía, y yo no sabía como taparme y me acabó diciendo... ¿sabes que me dijo?

-¿Qué ?

-Me dijo: "Oye María... me metes esta reunión con calzador... y... me enseñas las tetas... porque sabes que me estás enseñando las tetas, ¿no? Podríamos ser un poco profesionales".

-Joder.... No me jodas...

-Te juro que me quise morir allí mismo. No me habían humillado así en la vida.

-Joder... María...

-Sí... ya... ¿Y sabes lo que hice? Le pedí perdón, dios.. le pedí perdón... joder... y fui a ponerme la americana para taparme... dios... qué puta vergüenza, la reunión no duró ni dos minutos más y se fue sin decir nada. ¡Como se lo diga a alguien es que me muero!

-Joder María... y qué va a decir... igual se te rompió el sujetador... esas cosas pueden pasar.

-Mira... nunca... jamás... en tu vida me vuelvas a sacar el tema de Edu ¡Jamás! ¡¡No quiero hablar de esto ni de ese hijo de puta nunca más!! ¡¡No me habían humillado así en la vida!! Voy para casa y no quiero ni que me hables. Voy directa para la cama. En serio, cuando entre no me digas ni una palabra.

María colgó el teléfono y yo estaba con el corazón en un puño, no me lo podía ni creer. Mi primera reacción era de que quizás no había sido para tanto, que ya se le pasaría. Después pensé que Edu era un buen cabrón, si yo me viera en una de esas me alegraría la vista y no diría nada... Es que había que ser hijo de puta para decirle aquello.

María llegó a casa y pasó por delante de mi y efectivamente se fue directamente al dormitorio. Media hora más tarde entré allí y le pregunté si quería cenar y no me respondió. Acabé metiéndome en la cama y no dijimos ni una palabra.

Yo sabía que la había jodido bien, lo que aún no sabía era hasta qué punto.

En principio pensé que se le pasaría en un par de días... pero nada más lejos de la realidad. Estuvimos las dos semanas siguientes más distanciados que nunca. Desde que vivía con María nunca había estado incómodo en nuestra propia casa. Yo no sacaba el tema y ella tampoco. Creo que en esas dos semanas follamos dos veces, en unos polvos insulsos y por mera necesidad física. Fueron dos semanas en las que yo aun no trabajaba y me hacía tranquilamente dos o tres pajas diarias y siempre imaginando a Edu mirándole las tetas en el despacho o directamente imaginándome que se la follaba a lo bestia, con ese pollón que Nati decía que tenía.

Estaba muy jodido, por el distanciamiento con María y porque justo cuando mi novia estaba entrando realmente en el juego... dispuesta a tener una reunión con él sin sujetador... follando y corriéndose mientras decía que quería que se la follara una polla como la de Edu... todo se iba a la mierda. Pasar de ese morbo a un polvo triste a la semana era ir del cielo al infierno. Además los fines de semana yo salía con mis amigos y ella con sus amigas, esto segundo poco frecuente, a mi me sonaba por su parte a una especie de "yo también tengo vida social, a ver qué te vas a creer".

A veces creía que ella tenía razón y a veces me parecía que había tenido una reacción completamente exagerada, la llegaba a culpar del ambiente frío en casa.

Empecé a trabajar y la cosa mejoró un poco. Estaba más entretenido y la cosa con María se fue normalizando. Aunque siempre sin hablar del tema. Pero yo seguía obsesionado con Edu, no me lo podía sacar de la cabeza, y no poder preguntarle si lo veía o si hablaba con él me carcomía por dentro.

Tarde o temprano tenía que pasar. Cada vez que salía sabía que había esa posibilidad. Finalmente me acabé encontrando a Edu un sábado por la noche, ojalá me lo hubiera encontrado sobrio pero iba borracho como pocas veces.

Me acerqué a hablar con él, cosa que no habría hecho si no llevara 4 o 5 copas. Le hablé como si fuéramos amigos y él me trataba con distancia. Iba todo pijo, con camisa y pantalón de pinzas, y sus amigos prácticamente igual. Le invité a una copa y yo hablaba de chorradas y él escuchaba casi sin mirarme, oteando el horizonte por todo el pub. Le invité a un chupito que aceptó y en seguida me dijo que encantado, que volvía con sus amigos.

Llegué a casa muy muy borracho y María ya estaba durmiendo. Cogí el portátil e hice una locura. Le escribí a Edu desde mi cuenta de Fac*, y le dije que tenía algo muy importarte que decirle y que se pusiera en contacto conmigo.

Al día siguiente me desperté y fui consciente de la tremenda estupidez que había hecho. Gracias a dios mi mensaje no contenía nada concreto. Él no me respondió ese día, ni el siguiente, ni el siguiente.

Durante dos semanas miraba de vez en cuando si me había respondido, pero nada. Mi relación con María ya era más normal. Como antes de la fantasía. Aunque a mí me daba la sensación de que el sexo era algo peor que antes, aunque quizás fuera solo que no era tan bueno como cuando fantaseabamos con Edu. Cada vez que se iba o volvía de trabajar miraba lo atractiva que iba, en camisa, en camiseta o incluso con jerseys ajustados... y me moría de ganas por decírselo... por volver a fantasear... pero no quería volver a cagarla.

Un sábado por la noche en el que María estaba en casa de sus padres me volví a encontrar a Edu, y de nuevo yo llevaba bastantes copas encima. Le volví a saludar yo, pero esta vez él estaba más elocuente, también iba bastante bebido. Finalmente tras una copa y dos chupitos, salió el tema de aquel mensaje mío no respondido.

-Nada, es una chorrada -le dije.

-Vale, vale... -respondió.

-Bueno... a ver... es que es jodido que te lo diga yo precisamente...

-¿Por qué?

-Bueno... mira... es que es María.

-¿Qué le pasa?

-Pues... nada... me ha dicho que le pareces atractivo.

-Vale, muy bien. -dijo como si nada.

Yo veía que estaba a punto de volver con sus amigos. Estaba harto de que aquella fantasía llevara parada semanas y semanas.

-Bueno... no solo eso. Que... vamos... que le gustas... le gustas en plan hacer algo.

-¿Cómo que hacer algo?

-Pues mira... eso ya serían cosas vuestras... yo ahí no me meto.

-¿Cómo que no te metes? Si eres su puto novio, tío.

-Que sí. Que ahí no entro. Bueno, yo te digo que la tienes a huevo si quieres. Ahora es cosa tuya.

A mí en aquel momento me parecía que era algo morboso, divertido, que él pensara aquello. Él, por primera vez, parecía quedarse pensando por algo que yo le decía.

Un amigo mío se acercó y me preguntó si "iba a pasarme la noche con el pijo ese..." porque ellos se iban a otro lado. Yo le dije a Edu que me iba pero me dijo que esperara, que me quedara un poco. Aquello de quedarme un poco se tradujo en que nos quedamos una hora él y yo hablando en la barra. Me preguntaba a cuento de qué le decía aquello, que no se fiaba, que era muy raro. Nos íbamos emborrachando hasta que fuimos con sus amigos a una discoteca, ya sobre las 6 de la mañana. Seguimos hablando del tema hasta que me acabó diciendo: "mira, tio, a mi me da que a ti te pone que alguien se folle a tu novia, más que otra cosa". Yo me encogí de hombros y el prosiguió: "a mi no me da la impresión de que ella sepa nada de esto y creo que ni te ha dicho que se lo quiere montar conmigo. No la conozco mucho, pero no la veo... no sé". Le respondí que eso no cambiaba mucho la situación y él se rió: "jaja, vaya que si cambia... pero oye... que si quieres que me la folle yo me la follo."

Me quedé un poco impactado, por su tono y su risa. Era un buen imbécil. Se lo tenía muy creído. María iba a pasar de él como de la mierda. Yo no quería que se la follase, eso lo tenía claro. Pero veía en aquella conversación la posibilidad de verle a él intentándolo y eso sería una forma de reactivar la fantasía; María llegando del trabajo contándome como él intentaba conquistarla... sería brutalmente morboso. Le pregunté si lo de Nati le sería un impedimento y me dijo: "mira, ayer me follé a una universitaria que me dejó seco, con eso te digo de que voy con Nati".

Era un fanfarrón de cuidado, había cogido carrerilla: "Además Nati es guapa... pero le falta... le falta punch... joder... en cambio María... igual no es tan guapa pero joder... con esa melena... esas curvas... uff". Yo alucinaba como hablaba así de mi novia. "Nati está muy bien para pasearla... pero para follar... dame una María con ese culo y sobre todo esas tetas... tú te pondrás las botas con esas tetas, claro, qué cabrón". Edu pasaba de tío serio y formal a un crío de lo más infantil y guarro en cuanto se quitaba la careta.

-Por cierto, sabrás el numerito que me montó en su despacho, ¿no?

-Sí...

-Jooder... se le veía todo. Menudas tetazas... Le tuve que meter un corte tela.

-Sí, me lo contó...

-Menuda locura. Joder, qué tetazas... como se le transparentaba todo... cómo va sin sujetador con esas tetas... dios... le tuve que meter un corte, la pobre casi se me echa a llorar allí mismo. Se lo conté a los colegas y no daban crédito. Al principio pensé que me estaba tirando la caña pero me parecía demasiado soez... ¿quién le tira la caña a uno del curro así? Al final pensé que se le había roto el sujetador y no me extraña con esas tetazas que se le acabara rompiendo. Qué cabrón, seguro que te pasas horas comiéndoselas.

Hablaba de ella de una forma que me estaba poniendo enfermo, pero no le dije que se cortara:

-Sí, sí... me contó que se le rompió el sujetador y que no pudo cancelar la reunión.

-Jaja, no pudo cancelar la reunión mis cojones...

A mí me estaban dando ganas de marcharme. Empezaba a ver que aquello había sido un gran error.

-Mira, vamos a hacer una cosa -prosiguió- Es cierto que desde aquella vez María casi ni me mira a la cara, voy a ver si arreglo eso, le pido perdón y tal... y hacemos de ahí el punto de partida eh. Porque tal como están las cosas...

-Tú verás.

-No, no, cómo que yo veré, coño. Primero me pides que me la folle y ahora me dices tú verás.

-Yo no te he pedido nada.

-Ya... ya... que ya te veo venir... que eres de los cornudos raros estos... Dame tu móvil.

Nos intercambiamos los teléfonos y me dijo que yo le tenía que echar un cable.

-No va a ser fácil, tío. María no parece una chica fácil. Así que tendrás que ayudarme de vez en cuando, no lo voy a hacer yo todo.

Nos despedimos y yo tenía bastante mal cuerpo, por no decir muy malo. Llegué a casa super borracho y le escribí a María, dándole las buenas noches, que eran casi los buenos días, ella hacía horas que no se conectaba. Me sentí realmente mal. Pero no era capaz de dormir. Comencé a pensar como intentaría él seducirla, lo veía realmente imposible, pensaba que Edu iba a hacer el mayor de los ridículos... pero mi imaginación poco a poco fue echando a volar.... y me acabé haciendo una paja tremenda pensando en el cabrón de Edu follándosela... no lo podía evitar.

Miré el reloj y pasaban de las 7 de la mañana. Me acojoné porque Edu se fuera de la lengua aunque él no ganaba nada con ello. Le escribí al móvil, pidiéndole discrección absoluta, y en seguida me respondió:

-Tranquilo, tío. Esto solo lo vamos a saber tú y yo. Estamos en contacto.

Me desperté y me sentí como una auténtica mierda. Me sentía terriblemente culpable. No entendía como le había podido ir con todo aquello al fanfarrón de Edu. Tan mal estaba que le pedí por favor a María si podía volver a casa aquella noche, en lugar de el lunes por la mañana. Mi novia se extrañó pero aceptó.

María llegó relativamente pronto, aun era de día. Tan pronto la vi supe que aquello había sido un estúpido bache, por una estupidez mía. Estaba espectacular, guapísima, había tomado algo el sol en casa de sus padres y había cogido bastante color, para colmo había llegado la primavera de repente y ella llevaba un vestido amarillo. Entró por la puerta y me la quería comer, y no solo en sentido sexual.

Ella respondió igual de cariñosa, nos dimos un fuerte abrazo. Le dije que la quería, que la había echado de menos, me vine un poco abajo. Ella me decía que sentía exactamente lo mismo y fuimos a cenar fuera. Allí no tardé en pedirle perdón, le dije que había sido todo culpa mía pero ella decía que había sido culpa de los dos, que ella había estado jodida pero que hacía tiempo que había querido arreglarlo pero que por orgullo no lo había hecho. Llegamos a la conclusión de que por no hablarlo habíamos perdido un mes de forma absurda. Le dije que la había echado de menos también sexualmente... y nos reímos de nuestros últimos polvos... que habían sido bastante cutres. Tentado estuve de contarle mi error con Edu pero la vi tan feliz que no fui capaz. Si Edu me volvía a escribir le diría que lo olvidase, aunque realmente pensaba que no lo haría, que quedaría en fantasías de borrachos.

Aquella noche más que follar hicimos el amor, que era lo que ambos necesitábamos. Fue un sexo puro y maravilloso y me sentí el novio más afortunado del mundo.

Al día siguiente en el trabajo me escribí bastante por móvil con María, todo muy cariñoso, hasta que a media tarde me escribió:

-No veas lo que acaba de pasar. He comido con Edu.

A mí casi se me sale el corazón por la boca. Miedo me daba ese cabrón.

-¿Y eso?

-Pues me ha pedido comer con él. Pensé que sería algo de trabajo y le he dicho que sí. Y al final era para pedirme perdón. Después te cuento bien.

-Perdón por...

-Perdón por aquel maldito día en mi despacho, sí.

Esa tarde quedé con María para tomar algo en una terraza antes de cenar en casa. Apareció con un traje azul marino y una camiseta blanca de cuello redondo, que le hacía una delantera digna de mención. En seguida me empezó a contar lo de la comida con Edu, que se lo había pedido por favor y que había estado muy majo y muy educado, pidiéndole perdón varias veces. Mientras María me lo contaba yo pensaba en el papelón que se había inventado aquel cabrón... pero no tuve el valor de decirle nada a María. Ella seguía contándome que Edu se había echado toda la culpa, que le había dicho que había sido un imbécil, que el que no había sido profesional había sido él... y no sé cuántas disculpas más. Yo me imaginé a aquel cretino inventándose aquellas disculpas que no sentía mientras le miraba las tetas a María y se me revolvían las tripas.

Esa noche, ya en el dormitorio, hablamos de Edu. Ella me decía que entre nuestra conversación el día anterior y la que había tenido con él en la comida se cerraba todo.

-Sí, bueno... se cierra todo... pero tienes que reconocer que era morboso.

-Uff... no me hables de eso, que bastante problemas nos ha dado.

-Bueno... nos ha dado problemas porque quizás al final se nos fue de las manos.

-No sé... es que prefiero no recordarlo.

Yo seguí hablando, explicándole que habíamos echado buenos polvos con esa fantasía y me reconoció que sí, aunque no quería hablar mucho del tema.

-Podemos hacer una cosa -le dije- podemos seguir a veces con la fantasía pero sin que salga de esta habitación.

-No, no. Olvídalo.

-Venga María. Solo cosas que nos digamos en estas cuatro paredes. Sin hacer nada fuera.

-¿Sin hacer nada fuera? Sin... desabróchate un botón... emm... siéntate con él... insinúate...

-Si, exacto. Nada de eso. Todo en este dormitorio. Todo cosas que nos digamos aquí.

María dudó un poco, pero finalmente accedió.

-Está bien... así vale... pero eso, ni se te ocurra pedirme más cosas raras.

-Que no... Es que... reconoce que hubo polvazos... diciéndonos cosas con el juego este...

Yo me acerqué a ella y la besé, ella me correspondió el beso, que se fue haciendo cada vez más guarro hasta que dijo:

-Pero hoy no eh... aun no me apetece hablar de ese idiota mientras lo hacemos.

-¿Aun te parece un idiota?

-Pues claro. Hoy se portó bien, está claro... pero aun así le veo algo que no me gusta...

Nos fuimos calentando... yo volvía a estar especialmente cachondo... como siempre que volvíamos con la fantasía... Ella se acabó subiendo encima de mí... y cogiendo mi polla para metérsela. Se sentó y sentía como la invadía... los dos resoplamos del gusto. Ella empezó a mover su cadera, a cabalgarme lentamente y llevaba la camiseta aun puesta; cuando se la quiso quitar le pedí que no... Ella apoyaba sus manos en mi pecho y movía la cadera... follándose mi polla y yo veía como se le marcaba el sujetador a través de la camiseta, aquellas tetas increíbles, así, tal cual estaban, se las había visto Edu horas antes y eso me ponía cachondísimo. Mientras María me montaba me preguntaba por qué no podía quitársela y le dije que me ponía verla así... que así la veían los tíos por la calle y que todos la miraban... Ella me dijo: "ya... ya...", un poco seria.

Cambiamos de postura y me puse tras ella, no tardé mucho en hacer como otras veces y cerrar los ojos para imaginarme que no era yo quién la follaba a cuatro patas si no que era Edu y yo lo veía desde fuera. Intentaba con todas mis fuerzas no imaginarlo pero no lo podía evitar. Yo me salía de ella y se la volvía a meter... cada vez estaba más cachondo... lo hacía cada vez con más fuerza y ella gemía y gritaba, llegando a pedirme alguna vez que no fuera tan bruto, pero yo estaba otra vez fuera de mí. No salía de mi mente la imagen de aquel fanfarrón follándosela fuerte y María agradeciéndole la polla que le daba. Me imaginaba a aquel imbécil diciéndole cosas como que ahora sí que le estaban metiendo una buena polla... y ella respondiendo que por fin le metían una polla de verdad... Aquello me ponía tanto que a los pocos minutos de metérsela en esa postura, no pude más y me tuve que parar en seco para no correrme, pero María no estaba dispuesta a parar y comenzó a mover el culo hacia atrás, sin dejar de gemir y gritar haciendo que mi orgasmo fuera inevitable... y comencé a correrme en su interior como un loco...

Era la primera vez que follábamos de verdad, lo que era una buena follada... desde hacía cinco semanas.

-¿Ya? -me acabó diciendo María un poco fastidiada. Mi orgasmo la había cogido algo por sorpresa. Nos miramos y sonreímos, los dos sabíamos que, aunque corto, había sido otra vez un polvo de verdad.

Después de asearnos fui al salón a por el móvil. Edu me había escrito al Fac*:

-Oye, tío, no sé si te lo ha dicho, pero le he pedido perdón y tal... se quedó encantada. Joder... no veas QUE TETAZAS se le marcaban hoy... qué cabrón... Ahora estuve dandole tema a Nati y la veo planísima, jajajaj. Ya está dado el primer paso pero ya tengo el segundo preparado. Te voy a hacer el CORNUDO DEL AÑO, no me des las gracias.