Jugando con fuego (4)

Descubro cosas de Edu que me empujan aún más a pedirle a María que lo caliente.

-¿Cómo? ¿En serio? ¿Pero qué pasó? ¿En donde?

-En la cervecería.

-A ver, cuéntame bien.

-Pues no sé... estaba allí sentada en la terraza de la cervecería... tú me escribías... y pensaba que llevabas semanas con esto y la verdad es que no te había cumplido prácticamente nada... y que cada vez estaba más claro que estabas muy interesado en... no sé como llamarlo.

-Ya...

-Pues eso... que ni me había sentado con él, y no sé, pensé que lo del botón no era para tanto, y que si a ti te ponía imaginarme que él me miraba... porque creo que es por ahí por donde van los tiros... que a ti te pone que él crea que yo me insinúo o algo así... pues eso... pensé que no era para tanto. Y me acabé la segunda cerveza y me fui al baño de la cervecería y me lo desabroché. Pero cuando salí del baño me encontré a Edu en la barra pagando, y me dice que Manu, Paula y Antonio ya se van, así que ya se acababa la noche. Y nada, allí estaba yo plantada delante de él enseñando media teta mientras él pagaba y decía que hoy invitaba él. Entonces llegó Paula, me trajo el bolso y se despidió, y nos quedamos Edu y yo solos.

A mi me estaban dando taquicardias por lo que me estaba contando, se me ocurrían mil preguntas.

-¿Y qué hiciste? Espera, a ver... -dije desabrochándole el botón para ver exactamente lo que había visto Edu. Me temblaban hasta las manos...

Los dos de pie en medio del dormitorio y yo contemplando como efectivamente sin ese botón se descubría un escote brutal, cambiaba la estampa de María completamente, se veían prácticamente la mitad de las tetas y hasta un poco de sujetador...

-¿Es mucho? -preguntó.

-Bueno.. algo más se ve. -respondí. Aun con la chaqueta del traje puesta, que María siempre llevaba abierta, allí no se podía disimular nada con ese botón sin abrochar. Yo insistí:

-Sigue contando, ¿os quedásteis solos y tú así?

-Sí, nos dejaron a los dos solos, yo no sabía donde meterme. Él empezó a hablar de trabajo mientras en la barra le daban la vuelta y yo miré para abajo y me di cuenta que estaba enseñando todo... pero si en aquel momento me lo abrochaba o cerraba la americana pensaba que sería peor.

-¿Y él te miraba?

-Pues no.

-¿Cómo que no?

-Te juro que no.

-¿Qué no te miró las tetas ni una vez?

-No.

-Bueno, no te darías cuenta. -A mi me parecía imposible hablarle a María mirándole a la cara con la mitad de las tetas al aire. -¿Y qué más pasó?

-Nada... bueno, sí, me preguntó si quería tomarme otra cerveza allí con él en la barra.

-Jodeeer... ¿y?

-Pues le dije que no, estaba incomodísima. Solo quería irme. Hablamos un rato más y nos fuimos. Tan pronto me despedí, me di la vuelta y me lo abroché... ¡qué vergüenza...!

-Joder, María... ¿cómo no te tomaste la cerveza con él? Era perfecto... ¿Cuanto tiempo hablasteis en la barra? ¿No te miró en ningún momento?- Yo le preguntaba sin dejar de contemplarla, se le veía hasta alguna vena de las tetas de lo desnuda que iba... diooos... el cabrón de Edu tuvo que haber alucinado...

-Pues no sé... ¿Cinco minutos?

-Cinco minutos hablando allí y no te miró las tetas, no me lo creo.

-Que te lo juro...

No me lo podía creer... No aguanté más y la besé con lujuria, a lo que ella respondió igual de caliente... Me había puesto super cachondo con lo que me había contado, tenía la polla que me explotaba. Nos besamos en la boca, en el cuello, entrelazaba mi mano por su melena y tiraba un poco hacia atrás al besarla, hasta que me separé un poco y me desnudé delante de ella, ella se quitó la chaqueta y yo comencé a pajearme, mirándola, a un metro de ella. María sonrió:

-¿Qué haces?

-Joder... María...

-¿Qué...?

-Qué morbazo que te viera así.

-Qué cabrón... me decías que no era para tanto...

-Ya... no sé... seguro que Edu se está haciendo una pedazo de paja recordando lo que ha visto...

-No digas tonterías -dijo sonriendo y acercándoseme. Me cogió la polla y ahora era ella la que me pajeaba. Me estuvo pajeando un rato mientras yo bajaba un poco su sujetador para acariciarle aquellas tetazas que yo no podía creer que Edu no hubiera querido ver. Tenía los pezones durísimos y las areolas oscuras y grandes como siempre. Le tuve que decir en seguida que parara... no podía más. Me desnudé del todo y le quité los pantalones. María se sentó en la cama ya solo en bragas, sujetador y camisa, aunque el sujetador lo tenía bajado, quedando sus tetazas libres. Me arrodillé entre sus piernas y comencé a besarle los muslos y su sexo sobre las bragas, ella suspiraba y yo me embriagaba de aquel olor que se hizo más fuerte al quitarle la ropa interior, olía a coño que me volvía loco y se lo dije:

-Joder... cómo te huele, María...

-¿Sí?

-Si, joder... te huele muchísimo. ¿te has puesto cachonda...?

-Mmm no...

-Seguro que sí...

-No sé...

Yo ya pasaba la lengua por su sexo y ella llevaba su mano a mi pelo. Su coño estaba húmedo y caliente, estaba muy excitada. Comencé a mover mi lengua, separando aquellos labios que se iban hinchando y sobresaliendo de su cuerpo. No paraba de repetirle "qué coño tienes..." o "me encanta como huele..." y ella comenzó a gemir y dejó caer su torso hacia atrás, abandonándose completamente; estaba tan cachonda que le temblaban las piernas y su mano iba de mi cabeza a sus tetas... cogiéndoselas cada una con una mano; arqueaba un poco la espalda en un espasmo involuntario cada vez que mi lengua llegaba más lejos o rozaba su clítoris. Mi boca solo abandonaba aquel precioso coño para seguir preguntándole:

-¿Y querías que te hubiera mirado?

-Mmm, sigue...

-Dime... ¿por qué no miró?

-Mmm... joder... uff... no sé...

-¿Te jodió que no te las mirara?

-Ahh... mmm... sigue...

-Dímelo...

-Joder... mmm... calla... cómemelo así... no pares...

-Estabas jodida porque no te miraba... eh...

-Ahhh... no se... puede ser... uff...

-¿Te jodió?

-Sí... jodeer... un poco...

Al escuchar eso creí que me corría sin tocarme... Llevé una de mis manos a mi polla, la tenía casi goteando, con todo el glande embadurnado, mientras María se retorcía del gusto y mi boca se empapaba de su sexo. Se agarraba las tetas y movía su cadera y sus piernas le temblaban... Yo ya alternaba mi boca con dos de mis dedos que entraban y salían de su interior, penetrándola despacio.

-Joder, María... cómo no te mira las tetas...

-Mmm... ah ah... sigue... no sé...

-Sabía que en el fondo te jodía que no te las mirara. Dímelo...

-Mmm... síiii... joder... me jodió... ¡me jodió que no me mirara las tetas!

-¿Síi?

-¡¡Si, joder...!! No me miraba el cabrón...

-¿Y cómo te sentiste?

-Mmm... ahh... dios, dios.. ¡¡me voy a correr...!! ¡¡¡me voy a correer!!!

-¡Dime como te sentiste!

-Mmm... ¡¡¡me sentí una guarra...!!! ¡joder...! ¡¡dios...!! ¡Me corrooo! ¡Me corroo!!

-¡Córrete! Joder.. córrete... ¡¡¡¡córrete como una guarra...!!!

María empezó ya no a gemir si no a gritar, yo a penas podía contener su cuerpo de como se retorcía del gusto. Se pegó una corrida espectacular en toda mi boca dejándome mojadas hasta las mejillas.

Fue la primera vez que supe que lo que me había dicho era verdad. Sí que le había jodido que Edu no le hubiera mirado las tetas. Lo había sabido desde que ella había reconocido aun vestidos que él no la había mirado. No es que fuera un avance, es que aquello cambiaba todo, aunque yo aun no sabía hasta qué punto.

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Me acosté en la cama mientras María se levantaba y se desnudaba completamente, dejando la camisa sobre el respaldo de una silla.

-Dios... me has matado -dijo

-¿Sí?

-Uff... me he quedado...

Se giró hacia mí, estaba con la melenaza completamente despeinada y con la cara sonrojada. Se tumbó a mi lado y comenzó a besarme el cuello, llevando su mano a mi polla.

-¿Ya? -pregunté riendo.

-Hombre... ahora te toca a ti disfrutar.

-Créeme que he disfrutado.

Se me puso dura inmediatamente y María comenzó a pajearme, en silencio.

-Aun alucino con que no te mirara...

-¿Ya estás otra vez? -rió.

-Jaja, es que es imposible, igual es gay.

-Jaja, créeme que no es gay, pero estando con esa rubia...

-Estás tú más buena que Nati.

-Sí... claro...

-Pues sí.

Me siguió pajeando, los dos en silencio, hasta que dijo:

-Oye... esto...¿me subo?

-Sí, sube.

María se colocó sobre mí y a los pocos segundos se fue sentando sobre mi polla. Yo estaba tan cachondo que casi me corro solo de sentir su coño envolviéndome el miembro, sentí un tremendo calor y ambos emitimos un suspiro, le tuve que pedir que no se moviera ni un milímetro o me correría. Se quedó allí sentada sobre mi polla, resoplando.

-La tienes durísima, cabrón... nunca te la había visto así.

-Joder... María no te muevas...

-Jajaja.. es increíble como te pone esta historia. -María se inclinó para besarme sin salirse de mí, sus tetas tocaron con mi pecho. Yo llevé mis manos a sus nalgas... y ella me susurró:

-En la reunión fui majísima. Le sonreí sin parar...

-¿Sí?

-Sí... parecía una adolescente queriendo llamar la atención...

A mi me palpitaba la polla en su interior aunque nuestros cuerpos no se movían.

-Joder... ¿y él?

-Él debió de salir de allí pensando que me tiene loquita... y para colmo horas más tarde ve que voy al baño, me desabrocho un botón... y le enseño la mitad de las tetas...

-Ya... joder, María... uff no te muevas.

-¿Te pone lo que te cuento?

-¿Tú que crees?

-Ya... joder ¿en serio no me puedo mover?

-Espera... -dije moviendo yo un poco mi cadera, haciendo salir casi mi polla de ella para volver a embestir hacia arriba. Ambos nos fundimos en un un gemido.

-Uuf.. qué gusto, dios. -Susurró María, que seguía increíblemente cachonda.

-¿Por qué te jodió que no te mirara las tetas?

-Hombre... a todas nos gusta gustar...

-¿Gustarle a él también? ¿Aunque te caiga mal?

-No sé...

-¿Cómo que no sé?

-A ver, igual no es que me pareciera mal, me chocó simplemente.

-Te chocó y te jodió, las dos cosas... ¿Y cómo podríamos hacer para que te las mirara?

-Jaja... complicado. Ya sabes que en el despacho no. Una pena que te diera por él. Si fuera no sé... un vecino... un no sé, un camarero... un desconocido... pero con alguien del trabajo es... no sé, un follón. -María hablaba mientras yo me movía mínimamente, arriba y abajo, sacando media polla de su interior para volver a llenarla, muy muy despacio.

-¿De verdad te sentiste como una guarra?

-Hombre... una monja no me sentí... allí delante de él con media teta fuera.

-¿A ti te pone esto?

-Puede ser que un poco. Al principio no, pero... así como fantasía para jugar nosotros está bien.

-¿Cómo crees que será en la cama? ¿Crees que follará bien?

-Pues no lo sé... a Nati parece que la tiene loca.

-¿Sí? ¿Por? ¿Cómo lo sabes?

-En el trabajo se lo estaba comentando Amparo a Paula, parece ser que Amparo es amiga de Nati y fue quien se la presentó a Edu.

-¿Sí? Joder, creí que Nati era más joven, ¿y que te dijo?

-Pues no sé, tampoco mucho, tendrá veintiseis o veintisiete. No sé, llegué con la conversación empezada y dijo que la tiene loquita.

-¿Podías preguntarle?

-¿El qué?

-Pues... hasta qué punto Nati está satisfecha.

-Jaja, estás fatal. Cómo le voy a preguntar eso, además tampoco Amparo creo que lo vaya a saber.

María levantó su torso obsesiquiándome con la visión de sus tetas otra vez. Apoyó sus manos en mi pechó y movió su cintura de atrás adelante en un movimiento lento.

-Joder... María... que me corro si te vuelves a mover.

-Pues córrete... -dijo repitiendo el movimiento.

-María...

-¿Qué...? -susurró con los ojos cerrados.

-La próxima vez que quedéis todos quiero que volváis a quedaros solos... -dije al borde del orgasmo.

-Umm... no sé... van a pensar todos que me gusta...

-Por eso...

-No sé...

-Venga... ¿por qué no?

-Puede ser... el próximo día intento quedarme al final sola con él... -dijo sin parar de mover su cadera.

-Joder María.. dios... ¡uuf, ¡¡me corrooo....!!

De golpe empecé a convulsionar y a llenar a María de leche que no paraba de salir de mí. Llevaba todo el día con la polla a punto de explotar y al moverse ella tan despacio yo temblaba estallando dentro de ella, me corrí como un animal entre resoplidos, llevando mis manos a su culo... descargando sin parar... creo que me estuve corriendo como quince segundos... Un orgasmo brutal...

María volvió del cuarto de baño diciéndome que nunca me la había notado tan dura y que nunca "había soltado tanto". Nos quedamos dormidos aquel viernes... pero nos pasamos un fin de semana en el que follamos cinco o seis veces y en casi todos los polvos hablamos de Edu; estando el tema de Edu presente yo podía recuperarme y follar varias veces casi seguidas... algo para mí desconocido. Fantaseábamos con que Edu le miraba las tetas a María... o de cómo follaría Edu con Nati... pero a mí aun me faltaba el valor de pedirle que fantaseamos con lo que realmente me excitaba, que era fantasear con que Edu se la follaba a ella...

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El lunes por la mañana me desperté bastante contento, me di cuenta de que hacía justo un mes que había visto a Edu por primera vez, aquella vez que, cenando con María, había aparecido él con otros del trabajo y habían hablado un poco con ella. Yo estaba encantado de follar con mi novia fantaseando con ese tema, pero necesitaba más, estaba obsesionado, tenía que reconocerlo, todo el tiempo abstraído, pensando en qué cosas proponerle a María para que el juego avanzase, aunque de nuevo no sabía muy bien hacia donde.

Me llamaron del trabajo y me dijeron que empezaría en 3 semanas. Me pareció una eternidad. No esperaba estar más de una semana más en aquellas vacaciones forzosas. Los días se me harían eternos, más ahora que no tenía trabajo que buscar ni entrevistas que preparar.

Aquel día quedé con María en una cafetería a la salida de su trabajo. Apareció con un traje negro y una camiseta blanca de cuello redondo. Quizás en camisa estuviera más erótica o más femenina, pero con aquella camiseta estaba más potente, se le marcaban las tetas de forma brutal. No tardé en sacarle el tema:

-¿Has visto a Edu hoy?

-¿Hoy? No. Bueno, por el pasillo siempre te lo cruzas, como a todos.

-¿Asi?

-¿Así como?

-Pues con eso... -le dije señalándole el pecho.

-Jaja, es lo que tengo, qué quieres que haga. Además tampoco son para tanto.

Que no eran para tanto era muy discutible, para ser de complexión normal o casi delgada, tenía un buen par. No creía que sus compañeros de trabajo no hablasen de sus tetas con frecuencia.

-¿Vas a tener reunión con él esta semana?

-Pues... igual monto una para el jueves. Sí, no vendría mal.

-Y tanto que no vendría mal... -me reí contagiñandola a ella.

Esa noche volvimos a follar como locos, yo le decía que Edu le miraba las tetas... que se lo decía a sus amigos... le decía que seguro él se iba al baño a pajearse después de cruzársela por el pasillo. Ella me seguía más o menos el rollo, pero noté que menos implicada que el fin de semana.

El martes y el miércoles hice bastante deporte. El miércoles además quedé con un amigo para comer, intentaba mantenerme entretenido, pues tan pronto me quedaba una hora muerta me hacía una paja tremenda pensando en Edu y María, como así hice a la hora de la siesta. Por la noche llegó María, bastante cansada. Se fue directa al dormitorio e hizo lo de siempre: quitarse el sujetador y volver a aparecer en el salón ya fuera con una camiseta de andar por casa o con la camisa con la que había ido a trabajar, como así fue esta vez. Se sentó en el sofá, a mi lado y casi se queda dormida. Finalmente fue a la cocina y volvió con un yogourt que tomaba de pie en el salón, diciendo que estaba tan cansada que no comería más que eso. Los pezones se le transparentaban bajo la camisa blanca... tanto que se me estaba poniendo durísima...

-Mañana reunión... ¿no?

-Jaja... pues sí.

-Serás maja.

-Seré maja, claro.

-¿Ya te cae algo mejor?

-Que va. Es un gilipollas. -sonrió.

-Joder María... no hay quién te ablande...

-Qué más te da que sea gilipollas... total...

-Podías ir así mañana.

-¿Así cómo?

-Pues... sin sujetador.

-Jajaja... estás fatal.

-¿Por?

-¿Cómo que por? Se me transparenta y se me marca todo. No, en serio. De esto olvídate.

-Vamos.... no puedo esperar solo a la cervecería de jueves en jueves sin que pase nada.

-Cómo que sin que pase nada, si estás todo el día sacando el tema, que ya no se puede follar normal.

-Bueno, María, no te pongas así. Como si tú no te pusieras con el tema.

-A veces no está mal meter algo así... pero joder... A ver, que te entiendo. Pero creo que... no sé, tiene más punto si es un recurso de vez en cuando... que si estamos cada polvo con lo mismo...

-¿Qué quieres? ¿Que lo dosifique? ¿Un polvo por semana fantaseando? -yo no estaba enfadado pero sí algo molesto.

María se fue a tirar el yogurt a la cocina y al volver se sentó a mi lado. Nos quedamos en silencio hasta que dijo:

-Está bien, pídeme otra cosa, sabes que lo del sujetador... es que es imposible, de verdad... razona un poco; que entiendo que te ponga, pero habrá otras cosas más sutiles... -Yo me sentí algo culpable pues era yo el que estaba a punto de pedirle perdón.

-No sé, María... no se me ocurre nada sutil. Podías no sé... más que ser maja tontear con él mañana.

-¿Tontear? ¿Qué voy a hacer? ¿Quieres que tire un boli al suelo y lo recoja como en las películas? Ya me dirás....

-No sé... tú eres la chica... tú sabes mejor que yo... mirarle fijamente... tocarte el pelo... venga, sabes perfectamente de lo que hablo.

-Está bien, está bien. A ver que se me ocurre.

-Pues eso... si en el despacho haces eso... y después por la noche os quedáis a solas en la cervecería... sería el mejor día del mes, jaja.

-Anda... quedarme a solas con él allí... no me acordaba, ¿ves? No me digas que no me pides cosas... Es que me haces sentir como si fuera una novia aburrida que no entra en tus juegos cuando es lo contrario. Que a ver como me quedo a solas con él... que si decide irse ya me dirás qué puedo hacer.

-Bueno, primero mañana en la reunión... tontea... por la noche ya veremos como puedes hacer.

Nos fuimos a cama y, mientras ella miraba qué ropa coger para el día siguiente, yo no paraba de mirar como se le marcaban las tetazas y los pezones bajo la camisa. Ella tenía razón en que se le transparentaba y se le marcaba muchísimo, y es que esa camisa, y prácticamente todas las que usaba para trabajar, eran como de seda, muy finas; ella no escatimaba en comprar ropa bastante cara para ir al despacho; si con una camisa normal ya se le transparentaría con las que usaba para trabajar era cierto que se le veía todo. Pero yo no atendía a razones... me estaba poniendo burrísimo e insistí:

-¿Seguro que lo del sujetador es imposible?

-Que síi... que eso es imposible...

-Joder... María... es que sería brutal... se le iba a caer la baba hasta el suelo.

-Brutal para ti... Yo imagínate la vergüenza... Mañana voy a llevar una camisa blanca también, pero no te emociones que no voy a hacer nada.

-Venga María... te imaginas... es que sería...

-Es demasiado, sabes que es imposible. Mira, si quieres un día salimos a cenar tú y yo... voy vestida como hoy y me lo quito.

-Ya... bueno... no es lo mismo.

-Pues... salimos a tomar algo y voy así, y que alguien me vea así, algún desconocido.

-Tampoco es lo mismo.

-Es que no sé porque tiene que ser él, de verdad.

Yo tenía clarísimo que era con él con quién me ponía todo aquello. Me parecía atractivo, y sinceramente pensaba que a María algo guapo le tenía que parecer, además compañero de trabajo, algo más joven, algo flipado... perdonavidas... de los que se creen que pueden tener a quién quieren. Lo tenía todo. Reconocía que el plan de María tenía su punto pero... lo de ella en el despacho sin sujetador y Edu mirándola... solo de pensarlo se me ponía la polla durísima.

Me sentí algo culpable con María. Tan pronto se metió en cama comencé a besarla, repté sobre su cuerpo y comencé a hacerle una comida de coño increíble. Puse todas mis ganas y todo el morbo que tenía acumulado en lamerle el sexo hasta hacerla retorcerse del gusto. Estuve más de 20 minutos lamiendo, succionando y chupando aquel precioso coño que se deshacía en mi boca... y María se acabó corriendo dos veces... y no le saqué el tema de Edu.

Al acabar pensé que no sabía bien si aquella comida de coño la había hecho de manera plenamente altruista o si esperaba que ella me diese algo a cambio al día siguiente...


A la mañana siguiente me levanté bastante excitado. Me había despertado en mitad de la noche un par de veces y si no había despertado a María para follar había sido porque sabía que ella necesitaba descansar. Pero es que por fin era jueves y había muchas cosas pendientes.

No tardé mucho en escribirle a María, en preguntarle cuando tenía la reunión con Edu. Me dijo que a las 11, que iba a ser algo rápido. Le pregunté si había pensado como tontear con él y me respondió que no, que improvisaría. Veía que me quería despachar rápido, que no tenía tiempo para escribir mucho y le acabé preguntando:

-¿Quitarte el sujetador imposible? ¿Seguro?

-Olvídate.

-¿Seguro?

-Que síi... que eso no... venga, te tengo que dejar. Te quiero.

-Bueno... pues al menos tontea mucho con él. Te quiero. Chao.

-Chao. Beso.

Sobre las doce le escribí, le pregunté qué tal y me respondió que bien, que ya me contaría. Le pedí que me escribiera algo más pero me dijo que no podía, que estaba muy liada. Le pregunté si había pensado como quedarse a solas con Edu por la noche pero ya no me respondió.

Yo estaba que me subía por las paredes. Sabía que eran pataletas infantiles, que ella estaba trabajando. Pero me jodía que pasara horas sin responderme y que no cumpliera lo que le pedía sobre Edu.

Comí... salí a correr... no sabía como entretenerme... A la hora a la que sabía que ya estarían todos tomando algo le volví a escribir:

-¿Te has sentado con él?

-No pude.

-Joder.. ¿y eso?

-Pues porque los chicos salieron un poco antes y cuando llegamos él estaba en medio de los chicos...

-Mierda... bueno... al final intenta quedaros solos, ¿vale?

La conversación quedó así. Miraba el móvil todo el rato pero no respondía. Yo estaba que no podía más, tentado estuve de llamarla. Tardó como dos horas en responder, eran ya las diez y media de la noche cuando contestó:

-No pude, nos hemos quedado solo las chicas, y ya nos vamos. ¿Voy a casa? ¿Quieres cogerme con el coche y nos vamos a cenar por ahí?

-Joder María... ¿no ha pasado nada? -yo estaba hecho polvo.

-Sí que ha pasado.

-¿Síi?

-Sí... una cosa que creo que te va a gustar....

-Dimee...

-Jaja... no, en persona.

-Vale, te recojo en el coche.


Un cuarto de hora más tarde María se subía en mi coche. Estaba muy guapa, muy elegante. Hay días que a última hora tiene cara de cansada, pero aquel día seguía espectacular. De nuevo aquel pequeño brillo en los ojos de haber tomado un par de cervezas.

Decidimos ir a una pizzería a las afueras, a unos 6 o 7 kilómetros, a la que íbamos a veces. No tardé en pedirle que me contara todo cuanto antes.

-Son dos cosas... la light... y la fuerte, ¿cual quieres primero?

Aquello mejoraba por momentos.

-La light primero.

-Está bien. Pues eso fue en el despacho... La verdad es que la idea me la diste tú. Hice lo de tocarme el pelo... mirarle fijamente... creo que alguna vez se sintió intimidado...

-¿Sí? Y... ¿llevabas la americana o solo la camisa?

-Solo la camisa... pero no creas que...

-Ya... ya...

-Ya te dije que eso era imposible.

No le había dado a que se hubiera quitado el sujetador más de un cinco por ciento de posibilidades. Ya sabía que lo fuerte no había sido aquello.

-¿Y qué más?

-Pues de eso poco más...

-¿No os tocasteis?

-Noo.

-¿Entonces?

-Pues nada... me tocaba el pelo... cruzaba y descruzaba las piernas... le miraba fijamente... me reía... me acomodaba en la silla... créeme que me costaba... con lo mal que cae. Date cuenta que la mesa de reunión que tengo delante de mi mesa es muy pequeña, lo veía todo muy... muy de cerca.

Yo me la imaginaba haciendo aquellas cosas... La miraba de vez en cuando mientras conducía y se le transparentaba el sujetador un poco. Pensaba que si fuera Edu habría salido empalmado de aquella reunión. María estaba muy buena y haciendo ese numerito tendría que ser para sacarse la polla allí mismo.

-Joder María... debió de salir de allí con un buen dolor de huevos...

-Jaja... qué dices.

-Que seguro, que sé cómo somos los tíos.

-No exageres. No me dio la impresión.

-¿No? ¿No te miraba?

-Pues claro que me miraba, estábamos frente a frente en aquella mesa enana, pero no me dio la impresión de que... no sé... de que se estuviera sofocando. Estuvo muy profesional... la verdad es que trabaja bien, tiene el caso bien preparado.

Estábamos llegando a la pizzería así que decidimos postponer la noticia fuerte para después. Aunque finalmente decidimos pedirlas y llevarlas para comer en casa. Estábamos en la barra de la pizzería esperando y yo no veía el momento de que me contara aquello y de llegar a casa. Cada vez que nadie nos veía le rozaba el culo con las manos y le daba pequeños besos en los labios. No podía más pero ella me paraba de vez en cuando los pies. Llegué a sacarle la camisa de dentro del pantalón, acariciar su vientre desnudo e intentar subir aun más la mano... pero ella me lo impidió.

-¿Estás loco? -rió.

-Joder... María... me tienes cachondísimo.

-Ya... qué te crees... yo soy humana también.

-Dime ya que pasó...

-Ahora en el coche te digo. Joder, que a lo mejor es una chorrada y te estás haciendo demasiadas ilusiones.

Finalmente dejamos las pizzas en los asientos traseros y nada más arrancar María empezó a contar:

-A ver... esto pasó en la terraza de la cervecería, como te dije estábamos sentadas las chicas por un lado y los chicos por el otro. Tú no parabas de escribir y siempre me siento algo mal cuando veo que no te sigo el rollo, pero es que no es tanto que no quiera como que no puedo. Bueno, pues tenía a Amparo al lado, que es la que le presentó a Nati a Edu, pero no sabía como sacarle el tema. Entonces escuché a los chicos hablar de que se tomarían dos cervezas rápidas y que se irían ellos por ahí. Entonces le dije algo a Amparo en plan... "estos se quieren ir hoy de caza por ahí" y después algo como... "bueno pocos sin novia hay, ahora Edu tiene novia, ¿no?" Y ella me dijo algo como que algo parecido, que estaba liado con una chica que se la había presentado ella, y que se arrepentía de habérsela presentado. Le pregunté por qué y me dijo que ella se estaba colando por él y que él no quería una relación seria. Le dije entonces si es que era solo una... relación física... si no eran novios ni nada, y me dijo que algo así. Y después... madre mía.

-¿Qué?

-Pues que no sabía como abordar el tema y le dije una locura, no sé... algo como... "¿pero está enganchado a Edu por como es en la cama o qué?" Me puso una cara... es que no venía demasiado a cuento, además Amparo no es con la que tengo más relación en el despacho precisamente.

-¿Pero que te dijo? ¿Te respondió?

-Me dijo algo así como: "calla... que parece que sí, vamos... que en eso la tiene más que satisfecha". Le quise tirar algo más de la lengua pero era muy descarado. No me acuerdo que le dije, algo más, algo así como "o sea que en la cama él... bien...", cada vez que le decía algo así miraba para otro lado, no sabía donde meterme. Pero ella vamos... no sé con qué palabras, pero me vino a decir que sí, que Edu en la cama muy bien.

-Que folla bien, vamos. -le dije yo excitadísimo.

-Bueno... no con esas palabras pero que si, vamos, que sí.

-Joder... -resoplé.

-Espera, espera, que hay más.

-¿Más?

-Sí...

-Dime...

-Pues al final se fueron los chicos y nos quedamos las chicas un rato más en la terraza, pero se levantó algo de viento y nos fuimos a dentro. Allí nos tomamos un gin cada una. Tenía de casualidad a Amparo al lado y ahí si que se me fue completamente.

-¿Por?

-Uff... es que... en serio... me rio por no llorar -dijo María sonriendo.

-¿Pero qué pasó?

-Pues... a ver... le acabé diciendo algo como que si la tenía satisfecha por cómo era en la cama... o porque... no sé.

-A ver dimee...

-Es que no me acuerdo bien, pero algo así como si era bueno en la cama por como lo hacía o por físico, en plan por lo que tenía él... ahí... Bueno, no veas la cara que me puso Amparo... se acabó por reír y preguntarme si yo le estaba preguntando si Edu la tenía grande y qué por qué lo quería saber. Le dije que bueno, que me daba igual, que no sé... que curiosidad... y me dijo: "si quieres le pregunto a Nati". Ella estaba de cachondeo y le pedí que no, que era una chorrada, y acabó cogiendo el móvil y le escribió preguntándole a Nati algo como... "me preguntan por aquí como la tiene Edu". Yo no sabía donde meterme pero Nati respondió en seguida riéndose, preguntándole por quién lo quería saber y Amparo le dijo que era secreto. Nati dijo que éramos unas cotillas y acabó por escribir algo así como...pues el chico va bien armado... o está bien cargado... Una expresión así...

-¿Síí?

-Sí... flipa...

Yo estaba empalmadísimo. Sabía que era lo que me faltaba para acabar de obsesionarme....


Nos quedamos un momento en silencio. Yo estaba cachondísimo y María lo sabía. Estábamos llegando a casa y cada vez había más semáforos, cada vez que uno se ponía en rojo mi mano iba a los muslos de María sobre el pantalón de traje o a sus tetas sobre su camisa.

-Sabía que te pondría que la tuviera grande... -dijo María.

-Hombre... normal...

-Pues eso no lo acabo de entender... a ver, entiendo más que te ponga que me insinúe con él que el hecho de que la tenga grande o pequeña o folle bien o mal.

-No sé... -la verdad es que no me apetecía hacerle una análisis de porqué me ponía. Solo quería meterle mano por todas partes.

Estaba tan cachondo que acabé por llevar mi mano a la entrepierna de María mientras conducía. Frotaba sutilmente su sexo pero había demasiada ropa por medio. Ella no me apartaba la mano y me dejaba hacer. En el siguiente semáforo nos besamos de forma muy guarra... con nuestras lenguas húmedas volando y atacándonos, muy cachondos... ella acabó por llevar su mano a mi pantalón, me apretó un poco, yo la tenía a reventar y ella se dio cuenta:

-La tienes durísima...

Yo la seguí besando y mi mano que acariciaba su sexo intentaba hacerlo con más fuerza, quería sentir sus labios hinchados, pero por fino que fuera el pantalón no notaba su coño como yo deseaba.

A duras penas conseguí llegar al garaje de lo empalmado y excitado que iba. Una vez allí apagué el motor y nos quedamos prácticamente a oscuras. La besé excitadísimo. Ella me abrió el pantalón y yo le abrí un poco el suyo... colé mi mano por dentro de sus bragas... por fin aquel tacto de su vello púbico recortado y sus labios calientes... sentí como si fuera la primera vez que se los acariciaba, me recreé en recorrerlos con mis dedos por fuera, estaba húmeda... y ella no perdía el tiempo y me sobaba la polla, todo esto sin dejar de besarnos de la forma más guarra, suspirando y mordiéndonos un poco los labios.

-¿Qué te parece que la tenga grande eh? -le pregunté.

-Que la tenga como quiera... me da igual.

-¿Tú crees? ¿Le vas a mirar con los mismos ojos en el trabajo?

-Pues claro... -dijo ella ya empezando a gemir.

Quise maniobrar mejor y le bajé un poco los pantalones y bragas hasta la mitad de los muslos. Volví a llevar mi mano a su sexo y palpé como sus labios se abrían hacia fuera, como si florecieran, invitándome a meter un dedo dentro de su coño.

.

-Seguro que le vas a mirar el paquete de reojo.... a ver si se le marca.

-Jaja.. umm... eso te gustaría a ti...

-Pues si...

-¿Quieres que se lo mire?

-Sí... joder... cuando te lo cruces por el pasillo mírale a ver si se le marca...

-Estás fatal... -sonreía a la vez que disfrutaba de como le acariciaba el coño...

Empecé a meter un dedo en su interior y ella emitió un suspiro que casi hace que me corra. Esos suspiros que suelta María cada vez que le meto el primer dedo me vuelven loco. Yo tenía la polla que no sabía como no me corría. Ella alternaba pajearme con esparcirme mi preseminal por el glande... me tenía a punto pero yo no quería correrme aun por nada del mundo.

-Quiero que le mires como se le marca la polla -le susurré en el oído mientras le metía un dedo.

-Uff... ¿siii? Mmm... joder...

-Sí... quiero que además él lo vea, que él sepa que cuando se cruza contigo le miras la polla.

-Joder...

-¿Qué te parece...?

-Mmm... vale...

-¿Sí?

-Síi... umm, dios qué bien me tocas.... -gimoteó María, entregada, moviendo su cintura al compás de mi dedo. Ya no era capaz de pajearme mientras disfrutaba, solo me la agarraba con fuerza. Le estaba haciendo un dedo brutal, notaba como se abría su sexo más y más.

-¿Sí? ¿Lo vas a hacer?

-Mmm... sí...

-Dímelo...

-Mmm... dios... le voy a mirar... ¡le voy a mirar la polla cuando me lo cruce!

-¿Y qué más?

-¡Dioos...! ¡sigue...! ¡le voy a mirar la polla... y que vea que se la miro!

-Va a pensar que eres una guarra, María... -le susurré mientras ella ya cerraba los ojos y parecía hasta que se follaba mi mano.

-Sí...

-¿Qué te parece que piense eso?

-Mmm... me da igual.

-Primero tonteas con él y ahora le miras la polla...

-Ya...

-Va a pensar que eres una guarra...

-Sí... dioos... va a pensar que soy una guarra...

Yo no me corría porque afortunadamente ella me había dejado de pajear y solo me la agarraba. Ella estaba a punto... lo sabía... Le pregunté una vez más:

-¿¿Te gusta que crea que eres una guarra??

-Mmm... sí... quiero que lo crea... dios...

-¿Te pone que é lo crea... a que sí?

-¡¡Sii!! ¡¡Dios... me pone que él lo crea! Mmm... jodeer... siii.. sigue un poco más...

En aquel momento se escuchó el inconfundible ruido de la puerta de entrada y se encendieron automáticamente las luces de garaje. Me asusté y como acto reflejo quité la mano. Ambos maldecimos el inoportunismo del vecino y nos subimos un poco los pantalones.

-Dios, Pablo... tenías que haberme hecho acabar... no me quedaban ni cinco segundos...

Tenía razón, entre que se abría la puerta y entraba el coche nos habría dado tiempo, pero había actuado como acto reflejo.

Salimos del coche y cogimos las pizzas. Yo no tenía nada de hambre. Solo quería subir en el ascensor y llegar a casa cuanto antes para follar con ella, pero necesitaba saber una cosa antes:

-María.

-Qué.

-¿Lo decías en serio?

-¿El qué?

-Lo de que te pone que Edu piense que eres una guarra.