Jugando con fuego (16)

Continúa la historia.

-Ya le respondes tú directamente -dijo María.

-¿Cómo?

-Bueno, es que no voy ni a responder.

-¿Por qué?

-¿Cómo que por qué? Porque no. No viene a cuento si quiera que me lo pregunte.

-A ver, es normal. Pensará que te tiene casi, y lo quiere intentar. Él no sabe nuestro juego, de hecho tiene que estar alucinando con que os toquéis así y que no acabe pasando nada.

-Ay, no sé. Qué lío de tema, de verdad. Cuando pensaba que se había acabado todo. Mira, me voy a la ducha, ya veré si ni le respondo o le digo simplemente que no y ya está.

Tan pronto escuché el sonido de la ducha llamé a Edu. Estaba realmente nervioso, todo lo que había contado María me parecía brutal, morboso hasta morirse... no podía parar... De hecho llamé a Edu sin saber muy bien qué decirle.

-Qué tal Pablito... ¿no estás con ella?

-Está en la ducha.

-Le he escrito.

-Si...

-Ah, que ya lo sabes.

-Sí, tiene el móvil aquí.

-Ajá, bueno, ¿para qué me llamas?

-Pues... por lo de ayer, que...

-Mira, Pablito... -me interrumpió- ahora no te lo voy a contar. Además que me debes la foto que tú sabes. Lo que sí te digo es que tu mierda de plan hace aguas por todas partes, porque vamos camino de que lo que yo haga con ella lo haremos en mi casita y tú ni lo vas a ver ni te vas a enterar a menos que yo te lo cuente, y me da a mi que tu locurita va más del palo de ver como me la follo que de que te lo cuente.

-Ya...

-Jaja... siempre estás con lo de ya. Eres un pusilánime... bastante está aguantando María... Venga, ya hablaremos.

Me colgó sin más, me quedé con cara de tonto después de una conversación, por llamarlo de alguna manera, de medio minuto. Por escrito conseguía mantenerme más o menos a flote, pero en persona o hablando por teléfono, sentía que me anulaba y no podía rebatirle nada. De aquella aun no sabía que su trato tan despectivo hacia mí acabaría por un día colmar mi paciencia del todo.

Pero es que por otro lado ansiaba con todas mis fuerzas que me contara lo que había pasado la noche anterior, necesitaba su versión... En lo de mi plan tenía que reconocer que tenía bastante razón, algo tenía que cambiar en mi plan. Pero antes de todo, mi prioridad era que María saliese con él aquella noche de sábado, y es que yo quería que quedara con Edu, cuántas más veces mejor.

Durante esa tarde fuimos a dar un paseo y se lo propuse y su reacción fue mucho más drástica de lo que esperaba. Se negaba en rotundo a quedar con él. Fue entonces cuando le dije de quedar los tres. Me salió así, sin más, y eso aun lo entendió menos.

Vi entonces que me iba a ser realmente difícil seguir con todo aquello después de haberle jurado que el viernes de la cena se acabaría todo aquel juego. Se cerraba en banda completamente, estaba al borde del enfado. Sentía que no estaba el asunto para soltarle frases como "en el fondo te pone", y es que María era una cuando hablaba de Edu estando los dos cachondos en cama y otra cuando estábamos, digamos, en la vida normal.

Finalmente, y en parte gracias a que Edu le siguió insistiendo, escribiéndole, conseguí que le propusiese cambiar la noche del sábado por tomar un café al día siguiente. Le dije que quizás él querría hablarlo, aclarar las cosas, y que siendo colegas del trabajo, sería bueno que lo hablasen. Más teniendo en cuenta que les esperaba un mes de vacaciones sin verse. María dijo que lo último que le apetecía era hablar de ese tema con él, pero al final conseguí que le propusiera tomar un café a media tarde el domingo y Edu aceptó.

Descubrí que no solo estaba enganchado a la fantasía si no a todo lo que la rodeaba, y una de esas cosas eran esos momentos en los que ellos estaban juntos y yo estaba a la espera. Solo con saber que estaban juntos se me ponía la polla durísima, aunque solo fuera una reunión o un café. No necesitaba que estuvieran en un pub con unas copas para que se me pusiera a punto de explotar.

Esa sensación era indescriptible, mi corazón palpitando sin parar y mi mente dando vueltas, imaginando. María fue a su encuentro en camisa muy fina y sin mangas, y una falda que le llegaba hasta la mitad del muslo, ni corta ni larga; hubiera preferido que hubiera ido con un vestido más corto, pero obviamente no procedía proponérselo.

Pasaban los minutos y no podía aguantar con la polla así tanto tiempo y mi mente comenzó a volar: me los imaginaba sentados cerca y él mirándole siempre como se le notaban las tetas... y me imaginaba que ella quería mirar como se le marcaba la polla bajo el pantalón, pero no lo hacía por vergüenza... me imaginaba una tensión sexual insoportable para ambos y comencé a pajearme compulsivamente. Aproveché entonces para madurar todo lo que me había contado María de la noche anterior, Edu metiéndole mano contra el coche... y llegando a tocarle las bragas... dioos... me imaginé que María no podía disimular una tremenda cara de placer al ser tocada sobre las bragas... ¿Y si hubiera gemido un poco al notar su mano sobre su coño? Ufff... imaginándome esa escena comencé a eyacular sin parar en la soledad del salón... la enésima tremenda paja pensando en ellos dos...

No me había planteado cuanto duraría su encuentro, y cuando fueron pasando los minutos me fui sorprendiendo a la vez que alegrando. Habían pasado unas dos horas cuando María volvió a casa.

Llegó animada. Al parecer el café había dado paso a un par de cervezas. Me dijo que de el tema en cuestión apenas habían hablado nada. Que le había pedido perdón, que con unas copas se ponía muy tocón, y que había sido una chorrada. No habían hablado más de uno o dos minutos sobre eso. También me contó que había estado muy majo y muy simpático, que habían hablado del trabajo, de cotilleos del despacho y de las vacaciones. María le había contado que yo trabajaba tres de las cuatro semanas de agosto y que no sabía que hacer y él la había invitado a pasarse por su apartamento de la playa, que allí solía estar Nati, a veces estudiando y a veces descansando y tomando el sol. Cuando la escuché decir aquello supe que aquella invitación no tenía nada de casual o inocente, pero para mi desgracia María la interpretó de la misma manera.

-¿Y qué le has dicho? ¿Te pasarás por allí?

-Sí, vamos... lo que me faltaba... ir a su piscina y a la playa... con un compañero de trabajo que me ha... eso... que no quiero ni mencionar, hace dos días.

-Bueno, pero estará Nati, no va a hacer nada.

-Tampoco es que Nati me caiga demasiado bien, no sé, no me parece un planazo precisamente, que quieres que te diga...

No quise insistirle más. La conocía perfectamente y sabía que podría ser contra producente. Tampoco le pregunté si Edu la había mirado con más o menos lascivia o cosas por el estilo, no podía permitirme otro error.

Si Edu parecía tener su táctica yo también usé la mía que además era doble. Por un lado pasó el lunes, el martes, el miércoles... y yo no le insistía en que fuera a su apartamento, creía que si yo le insistía correría el peligro de darle demasiada importancia y podría espantarla. Por otro lado quería que saliera de ella que fantaseásemos con él, tras casi seis meses desde que había empezado todo aun nunca ella había propuesto fantasear con Edu, siempre había sido yo, así que, esos días, follando con ella, me esmeraba en que los polvos fueran especialmente cortos e insulsos.

Confiaba sobre todo en mi primera estrategia porque María siempre había sido muy activa y sabía que se aburría soberanamente, todo el día sola, yendo a la playa sola a leer. Paula y sus otras amigas no estaban, estaba tirando sus ansiadas vacaciones completamente.

Pero la paciencia nunca ha sido una de mis virtudes, y llegó el jueves por la noche, y, tras un misionero de no más de cinco minutos, le pregunté qué haría al día siguiente y me dijo que no sabía. Fue entonces cuando sí le dije de ir con Edu y Nati. Le dije que le vendría bien por lo menos hablar con alguien, pero me dijo que no.

Yo empezaba a desesperarme. El viernes por la mañana la llamé preguntándole qué hacía y me dijo que nada, le dije que era tonta, que sin ser Nati su mejor amiga precisamente no era mal plan, que Edu no se pondría tonto con Nati delante y que Edu en el fondo tan mal no le podía caer si había quedado con él dos horas del domingo. María me dijo que no me hiciera el tonto, que sabía perfectamente para que quería que fuera.

-Vale, María, aunque sea así. Vete, yo feliz, tú entretenida. Te preguntaré si intentó algo, me dirás que no, y ya está. ¿No?

-No sé, Pablo... ¿a qué hora sales?

-Pues igual hasta las nueve no salgo...

Escuché un silencio al otro lado del teléfono.

-Venga, María -insistí- Ya es cabezonería tuya u orgullo más que sentido común.

-Está bien...

-¿Sí?

-Sí... a ver... le voy a escribir e igual me paso por allí después de comer.

Me dio un subidón por todo el cuerpo. Me moría de ganas por saber con que bikini iría y por saber si Edu intentaría algo. Hasta me olía que lo de que Nati estuviera en aquel apartamento podría ser perfectamente una mentira de Edu.

Ni que decir tiene que no me fue fácil concentrarme en el trabajo aquella tarde sabiendo que María estaría en bikini a los ojos de Edu. La tarde avanzaba y no quería atosigarla y me aguantaba sin escribirle, pero llegó un momento en el que no pude más. Le pregunté qué tal le iba y me dijo que bien, que estaban en la playa los tres, que pronto irían a la piscina de la urbanización. No pude evitar que se me notara que me alegraba de aquello y ella leyó entre líneas escribiéndome un "No tienes remedio". Las impresiones de Edu sobre aquella visita no se hicieron esperar: al rato me escribió.

-En serio, Pablito, QUÉ TETAS....

Solo leer aquello se me ponía durísima, quería que me escribiera más.

-Jaja, ¿lo estais pasando bien?

Pero ya no me contestó más, hasta una hora más tarde:

-Vaya dos pibones tengo en la piscina, en la urbanización deben de pensar que esta noche me monto un trío.

-Ya... menuda suerte.

-Oye, Pablito, mándame una foto cachonda de María ya.

-Sí, tengo que buscar.

-Que no, coño, mándame una ya, se que tienes que tener alguna.

-Uff... alguna tengo... pero joder... me sabe mal...

-Jaja, qué te sabe mal, a ver.

-Pues no sé... es como medio traición.. no se como llamarlo.

-JAJAJAJ... me pides que me la folle y te parece traición mandarme una puta foto?? eres gilipollas o qué te pasa?

No sabía que responderle... Escribía y borraba.

-Mira Pablito, mándame una buena foto y nos hacemos los dos una paja.

A mi me temblaban las manos... seguía sin saber qué decirle.

-Vamos, coño, manda, me subo a casa, me hago la paja y tú me mandas foto de tu mini polla.

A mi me ponía tan cachondo que él se hiciera una paja con una foto de María... enviada por mí... no pude resistirme más.

-Vale. Te envío ahora.

-Eso es Pablito...quieres foto de mi polla recién exprimida??

Aquello aun me puso más nervioso...

-Sí, vale.

-JAJAJAJAJJA... LO SABÍA. Venga mándame la foto de una vez.

Fui al album del móvil, tenía aquellas fotos de María con las piernas abiertas en la cama de aquel hotel. Descarté en seguida una que me me había enviado tras haber tenido sexo telefónico, porque era demasiado. Y entré en aquellas tres que me había enviado el día anterior al de aquel día del sexo telefónico: Estaba la que estaba con la camisa blanca y las bragas negras, la que era similar pero sin bragas... viéndose el vello recortado... enseñando su precioso coño con nitidez... y la última... algo más recostada, con la camisa abierta... con el pelo cubriéndole las tetas y tapándose con una mano el coño y con la otra cogiéndose una de las tetas... y con aquella cara de guarra que parecía una actriz porno... dudaba cual enviar totalmente infartado...

No le quise enviar la segunda pues se le veía perfectamente todo... todo lo que María albergaba entre sus piernas... y... me parecía demasiado, me parecía una locura mandarle eso... Dudaba entre la primera y la tercera... es que estaba tan cachondo que sopesaba realmente enviarle la tercera... Además, no sabía como explicarlo... pero quería que... no sé, quería su aprobación... que me agradeciera la foto... y que le excitase. Pensé que en la tercera, a pesar de su cara de guarra se tapaba el coño con una mano y con el pelo se tapaba las tetas, y aun cogiéndose una teta con la mano apenas se veía realmente nada; era la foto más morbosa de las tres, pero en esencia era la que menos enseñaba. Así que, finalmente... le envié la tercera foto. Su respuesta no se hizo esperar:

-¡¡¡¡LA MADRE QUE LA PARIÓ!!!!

Le respondí pero él no respondía, hasta pasados unos minutos:

-Así me gusta, Pablito, que te portes bien.

-¿Qué te parece?

-Que me va a parecer... qué cara de puta... si te pone esa cara a ti... la que me pondrá a mi. ¿te imaginas? Jajaja.

Yo hacía tiempo que estaba curado de espanto y totalmente acostumbrado a que hablara así de ella.

-Ya... bueno ¿qué hacemos? ¿Te vas a hacer la paja con la foto? -pregunté.

-Jajajaj, primero háztela tú, yo esta foto tengo que disfrutarla con calma, y mándame foto de tu mini polla. Qué le vamos a hacer, me hace gracia.

-¿Y lo que hicisteis el viernes pasado cuando me lo cuentas?

-En persona, Pablito, un día te pasas por aquí. Hazte la paja ahí en el curro imaginando que me la follo, venga.

Yo no estaba muy convencido, pero quería complacerle. Esperé un poco a que se me bajara la erección y fui hacia los baños del trabajo. Sentado en el inodoro comencé a masturbarme... entre la foto... que él la tuviera... que él estuviera con ella... lo del viernes... no me faltaba material para correrme, pero le hice caso y simplemente imaginé, como tantas veces, que se follaba a María, esta vez que lo hacía en su apartamento esa misma tarde. No tardé en correrme ni dos minutos... Dejé que todo aquel líquido blanco me embadurnase la zona baja del vientre y el vello púbico... y mi polla se recogiese un poco, con cuidado de no mancharme la ropa y le envié la foto.

Tan pronto se la envié supe que de nuevo aquello se me había ido de las manos. Me limpié y me fui a mi mesa inmediatamente. No quise ni mirar el móvil a ver qué me respondía. Sabía que él me estaba puteando con lo de mandarme foto de su paja. Además tenía la foto de mi paja, la foto de María, estaba con ella, seguía sin contarme lo que había pasado el viernes, y yo tenía que concentrarme y volver a trabajar.

Conseguí no mirar el móvil hasta marcharme del trabajo. El muy cabrón no me había escrito y María sí lo había hecho diciéndome que se iba para casa.

Cuando llegué María acababa de salir de la ducha y se estaba secando el pelo, por mera casualidad vi los bikinis que había llevado y, sin ser los que más tetas enseñaban, tampoco eran de los que la tapaban más. En seguida le pregunté qué tal la tarde, intentando que no se notase demasiado mi interés, aunque creo que ambos fingíamos que mis preguntas eran inocentes. Me dijo que lo había pasado bien, que Nati le seguía pareciendo un poco tontita y que él "bien, majo, sin más".

Me moría de ganas por hacerle otro tipo de preguntas, pero me contuve.

Llegó el fin de semana y el cabrón de Edu seguía sin responderme y yo por momentos me preocupaba porque le enseñara a alguien la foto...

Mis polvos con María seguían siendo bastante insulsos y hasta menos frecuentes. Yo seguía sin pedirle que fantaseáramos con Edu, y nada me lo impedía, pues lo que le había prometido era no pedirle más veces que le calentara, insinuara o provocara, pero necesitaba que lo pidiera ella, aunque el momento no llegaba.

Si en ese sentido la cosa no avanzaba, la otra parte de mi plan si funcionaba mejor, ya que el lunes estuvo en casa, pero el martes por la tarde acabó yendo otra vez al apartamento de Edu. Y el miércoles también, y además por la mañana comerían los tres en la terraza de su casa.

Mi tensión iba en aumento, así como mi déficit de información, ya que Edu pasaba de mi y yo me cortaba de preguntarle mucho a María. Finalmente Edu me escribió diciéndome que tuviera calma, que no iba a hacerme un "report", palabras textuales, de cada movimiento, que en persona me contaría bien. Le pregunté por su paja y se rió, y me dijo que era una pena que se pusiera el pelo delante de las tetas en la foto, que también lo hacía en bikini y era una lástima, pero que hacía tiempo que no se hacía una paja tan bestial, que la foto era una puta locura, y que sabía que María por mucho que quisiera disimular, de mojigata tenía poco y quedaba claro en la foto.

El jueves por la tarde María había quedado otra vez con ellos y le escribí. Me dijo que Nati se había quedado estudiando en el apartamento y que estaba con Edu en la playa. Yo, de nuevo, sabiendo que estaban solos, me ponía como una moto. Le pregunté si lo tenía allí al lado y me dijo que él estaba en el agua. No pude contenerme más:

-Mira que he sido bueno que ni te he preguntado estas dos semanas qué tal está de cuerpo.

-Jaja, y créeme que me ha sorprendido.

-¿El qué?

-Que no me hayas preguntado apenas nada.

-Bueno, pues eso, ¿qué tal está?

-Está bien.

-¿Sí?

-Si, sí, la verdad es que sí.

-Bueno, ya le habías visto vistiéndose en el hotel.

-Pues sí.

-¿Y te mira mucho?

-Jaja, no.

-¿Cómo que no?

-Pues no sé, lo normal. Además me pongo el pelo hacia adelante, y me tapo así.

Parecía que todos éramos conscientes de que María hacia eso para taparse las tetas, que no era casual.

-No sé para qué haces eso... ¿sigue en el agua?

-Sí.

-Recíbelo sentada... y échate el pelo hacia atrás.

-Jaja. Ya empezamos.

-Vamos, María... es una auténtica chorrada. Solo es poner el pelo normal.

-No sé.

-Venga... échate el pelo hacia atrás... que te mire a gusto.

-Jaja... ¿Y yo qué gano?

-Pues... después en casa te lo recompenso.

-Ya... falta hace... por que...

-Jajaj, ya, venga, ¿lo haces entonces?

-Voy a ver, no sé.

Como a la media hora o algo más le volví a escribir:

-¿Lo hiciste?

-Sí.

-¿Siii?? ¿¿y qué tal??

-Pues bien, miró bastante, después te cuento.

-¿Después?

-Sí, estoy con Nati en la piscina, y estamos hablando.

Me quedé con aquel "miró bastante" en mi cabeza. Volvía a estar empalmadísimo. Si de una cosa estaba seguro era que esa noche follaría con María de una forma bastante diferente a como venía siendo habitual.

Me sorprendió llegar antes que ella a casa, y en seguida le escribí para saber cuando llegaría. Me dijo que llegaría en pocos minutos. Cuando entró en casa yo ya me había puesto cómodo y estaba solo vestido con unos calzoncillos en el sofá. María dejó el cesto de la playa en el otro sofá, llevaba un vestido corto de playa, estampado con tonos naranjas y blancos. Estaba muy muy morena, perfecta, radiante, con el pelo algo húmedo y sin maquillar. Se rió de de "mi pinta" en calzoncillos en el medio del sofá, y, para mi sorpresa, se acercó hasta sentarse a horcajadas sobre mí. Le di un beso y acaricié sus piernas.

-¿Y bien? -pregunté.

-Y bien qué.

-Que cómo fue el show de la playa.

Yo ni me di cuenta, pero mi polla ya estaba palpitando y moviéndose sola bajo mi calzoncillo. María puso su mano ahí y nos besamos. Me sorprendió que fuera tan directa, algo le pasaba. Fue un beso largo y caliente, sus labios sabían a sal y seguía con su mano sobre mi polla y las mías fueron a su culo.

-Pues se puso las botas.

-¿Sí?

-Sí, se quedó de pie en frente de mi, hablando de chorradas, mirándome sin disimular nadita.

-Qué cabrón...

María tenía que estar tan cachonda como yo, o casi, pues en seguida se puso en pié, me quitó los calzoncillos y se quitó el vestido, quedando vestida con un bikini verde que, de nuevo, sin ser de esos de triángulos que se le marca todo, era de copas algo rígidas pero que tampoco le tapaban muchísimo las tetas. Se volvió a sentar sobre mí y yo comencé a juguetear con los cordones de la braga de su bikini para quitárselo.

Pronto María llevó su mano a mi polla desnuda... y comenzó a masturbarme lentamente. Nos besábamos y mis manos se deshacían de su braga de bikini. Tenía la polla durísima y ella la sujetó con fuerza... y comenzó a dirigirla para montarse sobre ella... al principio no conseguía apuntar bien y la punta de mi polla separaba sus labios con algo de torpeza... unos segundos eternos... hasta que encontró el camino y ella comenzó a sentarse sobre ella... a bajar... deslizando mi miembro con lentitud pero facilidad...

Nos fundimos en un gemido y noté que su coño estaba ardiendo y mi polla entraba perfectamente, abriéndose paso en un coño estrecho, pero que se había abierto sin necesidad de masturbarla previamente. Nuestros cuerpos pegados... devorándonos la boca... mis manos a su parte de arriba de su bikini liberando sus tetas... hasta que le dije:

-Joder... cómo ha entrado...

-Sí...

-Venías cachonda o qué...

-Venía con ganas... sí...

-Venías cachonda de mirar su cuerpazo... y de enseñarle las tetas...

María no respondió... y seguimos gimiendo, lentamente, hasta que susurró en mi oído:

-Mmm... dios, qué ganas tenía -dijo rodeándome con sus brazos, y moviendo su cadera en círculos. Sentía cada centímetro de su coño caliente y sentía sus tetas y sus pezones duros en contacto con mi pecho.

-Cuéntame... María... cómo te miraba -sin más ni más habíamos vuelto al juego.

-Mmm... pues... me miraba... me miraba las tetas...

-¿Sí...?

-Síi... joder... me encanta así, despacio...

-¿Y qué más?

-Mmmm... me miraba las tetas y... ufff... se le... se le marcaba...

-Joder... ¿En serio? -al escuchar eso, llevé mi boca a una de sus tetas... las babeé como un loco, estaba fuera de mí, y a ella la notaba muy cachonda.

-Sí... se le marcaba la polla bajo el bañador...

Yo me imaginaba a Edu de pie mirándole las tetas y creciéndole la polla bajo el bañador... y ella mirando eso... y sentía que me corría, sufriendo los movimientos de cadera de María... mientras seguía devorándole aquellas tetazas que Edu había estado mirando sin cortarse.

-¿Y le crecía la polla?

-Mmm... es que eso no fue lo más increíble...

-¿¿Quée??

-Sí... mientras hablábamos... se la tocó...

-¿Cómo que se la tocó? -Yo tenía el corazón a doscientas pulsaciones mientras ella me seguía matando con sus movimientos de cadera.

-Se la... como que se la acarició sobre el bañador un poco.

-¿Pero recolocándosela?

-No, no, como marcando... la silueta o la forma... no sé como explicarlo.

-Joder... María... qué cabrón... ¿lo hacía en plan mira lo que tengo para ti o qué?

-Jaja... no sé...

-¿Y qué hiciste?

-Nada... intentaba no mirar... pero algo miré...

Cuando escuché aquello casi exploto.

-¿No le crecía mientras se la mirabas? -pregunté.

-Es que... uff... mmm... Así...

-Es que qué...

-Que no... no quise mirar mucho...

-¿Por qué? -pregunté sin dejar de lamer y besar sus tetas.

-Mmmm... dios... qué bueno... porque... me daba vergüenza...

-Pero se la miraste... y miraste como se la acariciaba.

-Uff... dios, Pablo... me encanta así... y que me comas las tetas así... diooos... -gimió y hasta jadeó en mi oído.

Le tuve que pedir que parara para no correrme, y le dije que me diera la espalda. Ella apoyó los pies en el suelo y agarró mi polla con cuidado para inmediatamente después sentarse sobre ella otra vez, pero ahora yo solo veía su culazo subiendo y bajando lentamente y su espalda tapada en parte por su larga melena. Yo le ayudaba en el movimiento con las manos en su culo, levantándoselo y bajándoselo lentamente, y ella apoyaba sus manos en mis muslos. Así estuvimos un rato en el que ambos resoplábamos, gemíamos y jadeábamos, los "uufff " de ambos resonaban por el salón y ella no se cansaba de subir y bajar, cubriendo y descubriendo mi polla. Cuando ya estaba cerca de correrme quise explotar dentro de ella viviendo aun más morbo.

-Le miraste la polla... a qué sí... mirabas como se la tocaba.

-Mmm... un poco...

-¿Y le crecía bajo el bañador?

-Ufff... puede ser...

-Le crecía porque se la pones dura... porque te miraba las tetas y se le ponía dura... a qué sí...

-Mmmm... sí...

María llevó sus dos manos a la mesa de centro para apoyarse así, y al hacer eso la imagen de su culo subiendo y bajando era aun más brutal.

-Le pones muy cachondo... te quiere follar... dímelo -susurré con los ojos entrecerrados sin dejar de mirar el movimiento hipnótico de su culo subiendo y bajando y los labios de su coño abrazando mi miembro que me iba a explotar.

-Uufff... sí...

-Dímelo, María...

-Dios... sí... le pongo cachondo...

-¡Dímelo otra vez...!

-¡Mmmm....! ¡le pongo muy cachondo y...!

-¿Qué más...?

-Le pongo muy cachondo... y... me quiere follar...

-Ufff, María... dímelo otra vez... ¡grítalo!

-Mmm... ¡¡síii...!! ¡¡me quiere follar, joder...!!

-¿¡Te imaginas que subes y bajas sobre su polla, eh!? ¿¡Como ahora!? -le dije dandole un golpe en el culo con la mano abierta.

-¡¡Mmm...!! ¡¡síi...!!

-¿¿Cómo sería?? -le dije dandole otro azote en las nalgas....

-¡¡¡Auuu....!!! ¡Ufff... no sé...!

-¿¡Cómo sería meterse su pollón!?

-¡¡¡Mmm...!! ¡¡dios...!! ¡¡dame...!! ¡¡dame otra vez...!!

Le di dos cachetes más en el culo y le grité que me respondiera.

-¡¡¡Auuu!!! ¡¡¡diiooos...!! ¡¡joder...!! ¡me encantaría...! ¡sentarme así...! ¡¡sobre su pollón!!

-¿¿Si?? ¿Te lo follarías así??

-¡¡Dioos...!! ¡¡siii...!! ¡¡dame... dame más....!! ¡¡me lo follaría así!! ¡¡joder...!! ¡¡¡hasta el fondoo!!!

Le di dos o tres azotes más... tenía las nalgas sonrojadas y no paraba de subir y bajar y le anuncié que me corría... Fue decírselo y al momento comenzar a eyacular dentro de ella, y ella llevó una de sus manos a su clítoris y se tocaba mientras yo me corría. Escuchaba con los ojos cerrados como ella gritaba "¡¡me lo follo así, joder!!", "¡¡me follo a Edu así!!", "¡¡Diooos!! y su cuerpo acogía más y más chorros calientes que salían de mí al tiempo que ella comenzaba su orgasmo... Se retorcía del gusto y seguía gritando aquello y su coño se fundía en una mezcla de sus fluidos y los míos... explotando ambos en dos orgasmos tremendos.

Había sido el mejor polvo en semanas. Era innegable, incluso para ella, que cada vez que fantaseábamos explotábamos en polvos incomparables.

Me quedé pensando en aquel gesto de Edu de acariciarse la polla en medio de una conversación con María, así, sin más ni más. Pudiera parecer que aquel gesto de Edu no tenía más fuerza que el hecho de haberle metido mano sobre sus bragas unos diez días antes, pero el hecho de estar ambos sobrios, en la playa, a plena luz del día... que Edu se comportara así y que ella no se escandalizase ni le cortase... quizás hasta se había ruborizado o se había sentido deseada... Vamos, es que me parecía incluso más excitante y hasta un mayor paso adelante que el hecho de haberle metido mano con unas copas. Tampoco es que fuera exactamente una cuestión de ser una cosa más que otra sino que era sin duda una gran noticia solo por el hecho de que fueran pasando cosas entre ellos dos sin que yo tuviera que pedir nada o participar activamente en nada.

A media mañana del día siguiente María me escribió diciéndome que, al igual que el miércoles, iba a comer con ellos en su apartamento. En un par de semanas se había convertido en algo normal. Ella estaba haciendo la bolsa de la playa y le pregunté qué bikinis iba a llevar, su respuesta no me convenció demasiado.

-Deberías llevar el rojo de triángulos, aquel que llevaste al balneario aquel día.

-Jaja, ya te gustaría...

-Te lo digo en serio... sería mortal...

-Olvídate...

-Venga, María... tú mételo en la bolsa... ya decidirás allí si te lo acabas poniendo.

-Jaja... vale, lo llevo... pero creeme que no me lo voy a poner.

Finalmente, aquella tarde de viernes, se lo acabó poniendo...