Jugando con fuego (11)

Continúa la historia.

Al día siguiente en el trabajo noté que había hecho bien en trabajar aquel sábado. A pesar de que nadie me dijera nada y que sacaba el trabajo adelante, me había empezado a emparanoiar con si quizás estaba dando un poco bajón de rendimiento, y es que no era fácil concentrarse con todo lo que me estaba pasando. Además, después de comer, me escribió Edu diciéndome algo que seguro podría hacer que me distrajese aquella tarde de trabajo:

-Qué pasa Pablo, ¿no quieres que te cuente o qué?

Decidí llamarle para no estar escribiéndome después con él. Estaba bastante sereno, en un tono más calmado, se sorprendió de que estuviera en el trabajo y finalmente acabó preguntando:

-¿Te ha contado algo María?

-Sí, me ha contado sí.

-Joder, bestial, eh.

-Sí... que le tocaste un poco la pierna.

-¿Un poco? ¿Te ha dicho un poco?

-Sí... que como un minuto, cerca de la rodilla.

-Jajaja... me estás puteando tío, la estuve sobando lo que se tarda en tomar una copa entera... y no le toqué las bragas de milagro.

Me subió algo por el cuerpo terrible. Solo alcancé a decir:

-¿Cómo?

-Jaja, joder Pablo, si le hubiera tocado un minuto la rodilla créeme que ni te habría escrito aquella noche.

-Ya...

-Oye, ¿haces algo hoy después del curro?

-Pues... cenaré y tomaré algo con María.

-Mmm... ¿Y no te puedes inventar algo?

-¿Algo de qué?

-Pues... mira... cenamos tú yo en un sitio, un par de pinchos, un par de cañas, invéntate algo, y la ves después.

Yo estaba bastante nervioso, bueno, más bien muy nervioso; entre que su versión no encajaba del todo con la de María... y mentirle a mi novia...

-Venga, tío -prosiguió- dile que cenas con algunos de tu curro y la ves después. Yo en media horita te cuento todo.

-Está bien....

No sé como accedí... o más bien, si lo sé, y es que que él me contara su versión era demasiado tentador. Quedé con él a las nueve y media y con María en un bar a las diez y media. Le dije a María que cenaría con gente del trabajo como me había dicho Edu... Me sentía raro... sabía que mi novia no se iba a enterar, donde había quedado con Edu era muy apartado... pero aun así tenía un poco de mal cuerpo, poquísimas veces le había mentido a María.

Tenía de nuevo la sensación de que aquello me superaba. Hasta aquella semana las cosas habían ido con relativa calma, pero de golpe en aquellas jornadas habían pasado muchas cosas... y ahora iba a verme yo con Edu... No sabía si aquel ritmo de acontecimientos podría superarme... que las cosas fueran demasiado lejos... el problema era que tampoco sabía cuanto de lejos yo mismo quería llegar.

A las nueve y media llegué a aquel sitio que resultó ser una tasca con bastante mala pinta por fuera pero muy buena por dentro. Consistía en una barra y unos barriles enormes a modo de mesa y taburetes de madera. Edu ya estaba allí, vestido muy formal, especialmente moreno, parecía que no se hubiera cortado el pelo desde la primera vez que le había visto, por lo que su look de surferito pijo se había acrecentado. Pedimos unas cañas y unos pinchos que él parecía controlar. No podía negar que estaba bastante tenso, casi siempre que había hablado con él cara a cara había sido con unas cuantas copas, sin embargo allí estaba yo tras un día largo de trabajo y nervioso por lo que me pudiera decir. A pesar de ser un crío de veintiocho años no podía negar que su presencia me intimidaba bastante.

Dio un sorbo de su cerveza y fue completamente directo:

-Mira tío... a ver cómo te digo esto, ¿Tú quieres que me la folle?

Me quedé sin saber qué decir, no esperaba esa pregunta tan directa. Finalmente le dije:

-Bueno, creo que eso ya lo habíamos hablado hace tiempo.

-Vale, entonces es que sí. Eso es lo que creo recordar que me dijiste aquella noche.

Se hizo un incómodo silencio. Trajeron las tapas y prosiguió como si tal cosa mientras que yo estaba un poco aturdido; y es que te miraba con unos ojos muy azules que intimidaban a la vez que no transmitían demasiada confianza.

-A ver, porque a veces te veo un poco como un sí pero no. En fin. Al grano. Joder... fuimos a cenar, la cena un coñazo y después fuimos a tomar una copa. E hice lo que te dije que iba a hacer, más, el consejo que me habías dado. Es decir, le pedí perdón por todas las cosas que se me ocurrieron y después había unos pesados por allí y les dije que María era la guapa del despacho... blabla, lo típico.

Yo apenas podía comer, mientras que él hablaba y comía como si me hablara del tiempo.

-A ver, esto... bueno, estábamos en la barra y joder... No veas, bueno, no veas no, porque lo sabes perfectamente... pues eso, no veas como se le notaban las tetas. Iba en camisa y tal pero a poco que se inclinase se le veía todo, me aburrí de verle el sujetador, joder... es que daban ganas de colar mis manos ahí... o tocárselas directamente... ¡Joder! No sé tío... falda de cuero... camisita que se le veía bastante... había que ser bien pensado para creer que no iba pidiendo guerra.

Yo, para variar, me sentía mal por como se refería a María, pero a su vez tenía la polla que se me movía sola por cómo hablaba de ella....

-Y no sé qué chorrada le dije... ah si, que por mucho que ella hablara de otras cosas para zona erógena del hombre pues... la polla, ¿Te contó eso?

-Sí.

-Vale. Y entonces le dije medio en broma: ¿Una buena polla no? Jaja. Yo creo que yo en aquel momento estaba hasta más borracho que ella... porque con el coñazo de cena bebimos bastante, porque era beber o morirse allí. Y esto... me dijo... "Sí, claro". Joder... le digo "una buena polla" y me dice "sí, claro". Yo ahí ya vi que la cosa se animaba. Y le pregunté si había sido mucho escándalo lo de cómo se me marcaba bajo el pantalón el día que vino a mi casa y me dijo "sí, bastante". ¿Te lo contó, no? Ya te había dicho que la había pillado mirándome.

-Sí, sí. Me lo contó. -le dije sabiendo que ella no me había contado aquello así exactamente.

-Bueno, pero lo mejor no fue eso. Lo mejor es que no sé con que excusa le empecé a tocar la pierna, y yo veía que no me la apartaba. Y pensé, "joder, no puede ser tan fácil". Pero estuve con la mano allí un rato... hablamos de los pesados que estaban más alejados, que si conocía a uno, que había hablado con él y no se qué, y mientras tanto ella bebiendo tan tranquila, sin apartarme, y yo ya moviendo los dedos, acariciándola un poco...

Cuando me dijo eso... y me lo imaginé ya no con la mano simplemente ahí, si no acariciando... me puse cachondísimo... no lo podía evitar... y no podía ni comer más.

-Te juro que pensaba, esto está hecho, y entonces me puse de pie y metí la mano ya debajo de la falda... joder... qué piel tio... bueno, tú lo sabrás... además no te creas que la toqué por la parte externa... no, no, por la parte interna del muslo. Joder... creí que le llegaba al coño y no me decía nada la cabrona... Y entonces me dijo que parara. Joder... tenía la mano yo creo que a... no sé... cinco centímetros de sus bragas, tenía los muslos... joder, tenía las piernas bastante juntas y hacía un calor de narices... y parecía que cuanto más cerca del coño más calientes tenía los muslos. Es que le metí la mano que la tenía entera debajo de su falda.

El hijo de puta me estaba poniendo tan cachondo que creía que tenía que mandarle parar para ir al aseo a pajearme. ¡Dios...! notaba mi polla pero literalmente bañando mi calzoncillo. Estaba goteando tanto que dudaba si no me estaría manchando ya hasta el pantalón del traje.

-Y al final... pues eso Pablo, que creo que me dijo que parara otra vez, y ya en otro tono... y saqué la mano. Pero tío... no sé... te juro que me parecía que sus ojos decían otra cosa. Igual si no estuvieran los otros idiotas... o con un par de copas más... Bueno, a lo que iba que te dije antes por teléfono, que de un minuto nada.

-Ya, bueno... -le dije yo.

Llegó el camarero y nos interrumpió. Miré la hora, pasaba el tiempo volando. Donde había quedado con María quedaba un poco lejos. No tenía mucho más tiempo, y no sabía si quería hacerle a Edu mil preguntas o no quería hacerle ninguna.

-Por cierto, me había follado a una chiquilla la noche anterior... Te lo contó María, ¿no?

-Sí, sí... que le disteis la noche.

-Jaja, ya tío... y yo te juro que a la chica pero tapándole la boca eh... no por María, que lo escuchara María hasta no me venía mal, pero joder, que estaba la habitación del jefe dos habitaciones más allá, jaja, joder... ¡Ah! Claro, que no te había contado. Es cierto que yo pensaba ya el miércoles tantear a María pero se me puso la pijilla esta a huevo... y dije mira, mañana es otro día. Oye, María no dirá nada, ¿no?

-¿De qué?

-Pues a Paula... que es su amiguita, y que es amiga de Amparo... que es amiga de Nati... jaja, ya sabes... la cadena de información esta.

-Qué va... María no es de meterse en esas cosas.

-No, bueno, es que como me habías dicho aquel día que María si que era de estas de... frente femenino...

-Ya, bueno... pero no hasta el punto de meterse donde nadie la llama.

-Mejor... no por nada... pero un lío menos... Y... qué más... Bueno, la bronca que me echó a la mañana siguiente un poco surrealista. Yo estaba hecho polvo, dormidísimo, primero me despierta el otro y al rato María llamando a la puerta, le abro y estaba yo a medio vestir, y la muy cabrona que si era una falta de respeto y tal... pero no me quitaba ojo zorrita.

-¿A medio vestir pero cómo?

-Bueno, estaba acabando ya... me estaba poniendo la camisa. Ojalá hubiera venido cinco minutos antes jaja.

La conversación fue derivando un poco... pagamos, y cuando nos íbamos a despedir le pregunté si tenía ya preparado el siguiente paso y me dijo que no mucho, que iban a seguir a trabajando en aquel caso, que el socio quería que siguieran mirando cosas... pero que nada concreto.

-¿Y lo ves más fácil o más difícil que antes del viaje este? -le acabé preguntando. Yo intentaba disimular mi tensión, disimular que me ponía cachondo lo que me contaba y que me intimidaba.

Tardó en responder.

-A ver... en estos días al final avanzas lo que no avanzas en tres meses en el despacho con ella. Fue una buena oportunidad... y creo que la cosa va bien. A ver, que hasta lo vi hecho, pero después cuando me frenó... no sé... aunque te repito que parecía que con la mirada decía otra cosa, no sé tío. Lo que sí te digo que está pillada por tí eh... si no habla de ti cada tres frases poco le falta. Y con esto te quiero decir que... tú verás.

Nos despedimos y yo no sabía si le odiaba o hasta casi me podía medio caer bien. Tenía razón María con que lo mismo podía parecer hasta majo que un gilipollas integral. Llegué justo a la hora al bar en el que había quedado con María. De hecho llegué antes que ella. Pedí una cerveza en la barra y a los cinco minutos llegó ella con tacones, aquella falda de cuero y la camisa rosa de la noche con Edu... Dios... ¡estaba buenísima!, creo que todo el bar giró el cuello para darse el gusto. Dios... qué cañón estaba... y yo todavía con lo que me había dicho Edu en la cabeza, que llevaba empalmado más de una hora... Se sentó en el taburete de al lado y me dijo de forma especialmente dulce:

-¿Qué tal tus amigos del trabajo? ¿Majos?

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Apenas había hablado con María en todo el día, prácticamente solo para decirle que no cenaría con ella, por ello me esperaba que hubiera aparecido con ropa normal, haciéndose la loca con aquello de vestirse como la noche con Edu, pero no. Allí estaba tal cual había estado con él y aquello era la gota que colmaba el vaso de mi excitación.

Le conté un poco mi día y ella el suyo, que había estado fundamentalmente descansando. No tardé mucho en inclinarme para besarla... se acababa de echar perfume y olía para morirse... Siempre había sido obviamente consciente de que salía con una chica muy guapa pero desde que había empezado aquella historia me había dado cuenta de que estaba aun mucho más buena. La manera con la que Edu se refería a ella me hacía ver que seguramente no solo él pensaba eso de ella si no absolutamente cualquier hombre que se cruzase con ella. Al segundo beso ya le dije:

-Estás espectacular... joder... me pone mucho que vengas vestida igual que el jueves.

-Ya... Oye... me he puesto la misma ropa... y claro que sé que jugaremos un poco... pero tampoco quiero que esta noche sea un mono tema de Edu, ¿vale?

-Vale.

-Es más... estuve pensando... que... hoy te cuento algunas cosas más que fui recordando que no te he contado, pero si eso podíamos pasar después unos días tranquilos.

-¿Cómo de tranquilos?

-Pues no sé. Ya sabes que el fin de semana que viene voy a casa de mis padres. Si quieres fantaseamos hoy... y nos damos un descanso del tema hasta que vuelva el lunes siguiente.

Era de esperar que tan pronto tuviera un poco de tiempo para pensar decidiese parar un poco las cosas. Le dije que aceptaba su propuesta pero por dentro pensaba que sería capaz de convencerla a lo largo de la semana para saltarse ese nuevo pacto.

Puse en la mano sobre su muslo y le di otro beso, este ya con lengua... yo estaba cachondísimo, aun notaba la humedad en el calzoncillo por lo que me había estado contando Edu. Ella aceptó y devolvió el beso pero acabó cortándolo disimuladamente, no era mucho de montar escenas en público.

-¿Tenía la mano aquí? -le pregunté.

-Bueno, un poco más hacia la rodilla.

-¿Y en serio solo un minuto?

-No sé... igual más, es que no sé calcular. Cinco minutos a lo mejor.

-¿Cinco? Joder, María eso es bastante.

-Bueno, Pablo, aun encima te va a parecer mal ahora.

-No, no. No lo dije en ese plan.

-No, es que solo me faltaba. Para empezar porque si no es porque llevas desde marzo con el tema igual es que habría ido directa de la cena a la cama.

-Ya, ya, si no lo digo por eso, solo me sorprendió, nada más.

-Es que vamos, si no es por ti... es que solo con que me tocara el codo le daba una bofetada.

-Jaja, bueno, y después... se puso de pie... -yo hice lo propio y me puse de pie a su lado y empecé a colar la mano bajo la falda. María se rió.

-¿En serio lo vamos a representar?

-Sí, claro.

-Pues sí... hizo así, un poco más por dentro.

Yo metí la mano totalmente por el interior de su muslo, hasta que ella me paró la mano.

-Bueno, ya. -Me detuvo.

-¿Fue hasta aquí? -le dije con mi mano a medio camino entre su rodilla y su coño.

-Sí, por ahí.

-Entonces aun le quedaba camino hasta tus bragas.

-Hombre Pablo, pues claro que quedaba. Puedes sacar la mano ya... Nos están mirando.

Sabía que se hacía un poco la estrecha pero que estaba bastante caliente... la conocía perfectamente... La besé en los labios... tenía los labios muy húmedos y me recreé en besarlos sin usar la lengua... hasta que le acabé susurrando que el tacto de sus muslos era para volverse loco, que Edu se había hecho una paja seguro pensando en ella aquella noche.

-Pues que se la haga, me da igual... -me susurró también en el oído retirando mi mano de su pierna disimuladamente.

Me volví a sentar frente a ella. Hacía mucho calor allí dentro aunque fuera hacía algo de frío. A mi me sobraba el traje por todas partes. A ella se la veía también acalorada, no podía decir que estuviera tan cachonda como yo, pero no le debía de faltar mucho; además llevábamos una semana entera sin follar y con toda aquella historia a vueltas... Era cierto que si ella se inclinaba un poco hacia adelante si que se le veía parte del escote... quizás no tan exagerado como había dicho Edu, pero sobre todo si se giraba un poco se le podía casi adivinar el sujetador. Nos seguimos besando y seguimos bebiendo. A la segunda cerveza ella ya no cortaba los besos, pero era cierto que aquel bar no era muy adecuado para enrollarse pues tenía bastante luz. María se quería ir a casa pero le dije de ir a otro sitio, finalmente fuimos a un pub mucho más oscuro en el que estaba empezando a entrar gente. Al fondo tenía unas mesas altas y unos taburetes de plástico transparente también bastante altos y nos sentamos allí ya con una copa. Nos besábamos y yo le tocaba el pelo y la cara... dios... estaba buenísima. Le acabé preguntando por la bronca que le había echado a Edu el jueves por la mañana y ella incidía en aquella frase que le había dicho él de "¿no será que tienes envidia, María?". Aquella frase decididamente le había sentado fatal.

-¿Y no tenía nada de razón él ahí?

-Sí, vamos, una envidia loca. -respondió.

-A ver, no porque tú quisieras ser aquella chica... en plan, no porque tú quisieras que Edu te follara a ti y no a ella, pero envidia de estar sola en una habitación de hotel y escuchar que otros follan.

-No iba por ahí él seguro.

-¿No?

-No, el tono fue de... ya te gustaría haber sido ella.

-Bueno, es un flipado, tampoco es nada nuevo. Y tenía la habitación fatal habías dicho.

-Sí, un desastre... él además aun vistiéndose y ya íbamos más de una hora tarde.

-¿Vistiéndose? ¿Pero qué viste? -le dije dándole otro beso.

-Pues... vistiéndose... no sé. Nada, se estaba poniendo la camisa... y nada, lo que tardó en ponérsela, abotonársela y ponerse la chaqueta.

Yo me puse de pie, a su lado, y llevé mi mano a sus muslos, tanto que ella cerró las piernas como por acto reflejo y le pregunté qué había visto entonces de su cuerpo. Yo había visto en las redes sociales fotos suyas en la playa y sabía que estaba bastante marcado.

-Pues le vi el torso... no sé... jaja, que iba a ver, el abdomen... el pecho...

-¿Y qué tal? -preguntaba besándole el cuello.

-Mmm... pues bien...

-¿Está marcado el cabrón?

-Sí... está bien... -respondió ella y yo ya acariciaba una de sus tetas sobre la camisa.

-O sea... que tiene un cuerpazo...

-Sí... de cuerpo está bueno... -uff escucharle eso en mi oído mientras acariciaba con suavidad su camisa sobre una de sus tetas volvió hacer que sintiera mi polla gotear como horas antes con Edu.

-Ya te va gustando más entonces...

-Está bueno... pero no me gusta... es que me parece un idiota.

-¿Y eso que tiene que ver?

-Pues yo si el chico me parece idiota no me gusta por bueno que esté.

-Eso es una tontería.

-Pues para mi no.

-¿Entonces yo te gusto porque te caigo bien?

-Jaja... a ver, sabes que no es así, no me líes... -dijo ella llevando sus manos a mi cara para besarme.

Estábamos increíblemente cachondos... yo ya no podía con mi vida... A veces se producían silencios y nos mirábamos con ojos de querer devorarnos... Su mirada brillaba de deseo y yo no quitaba la mano del interior de sus muslos... Tras un beso especialmente caliente llevé mi mano más allá y comencé a tocar, con la punta de dos dedos, su coño sobre sus bragas. Ella a veces cortaba los besos para comprobar que nadie miraba o al menos que no éramos demasiado descarados. Moví mis dedos allí y llegué a conseguir moverlos ligeramente de abajo arriba; yo no sabía muy bien como de bien o mal la estaba tocando hasta que sentí que ella abría un poco más las piernas y me susurraba: "dios... me tienes cachondísima..." Le desabroché un botón con disimulo y le veía la mitad de las tetas... le pregunté si el jueves Edu se las había mirado.

-Mmm... no sé... no creo.

-¿No? ¿Seguro?

-Creo que no.

-Te tendrías que haber desabrochado un botón como acabo de hacer...

-Uff... ya Pablo... tú sí. Contigo sí.

-¿Te imaginas que lo hubieras hecho? El cabrón se muere...

-¿Y te mueres tú?

-Sí... joder, te las besaría aquí mismo... Dios...

-¿Si? Uff... me matas... -dijo.

-¿Sabes qué?

-Mmm... qué...

-Podrías ir al baño y quitártelo...

-¿El qué?

-El sujetador.

-Estás loco... con esta camisa se me ve todo.

-¿Y qué? La gente está a su rollo.

-No sé...

-Venga...

-No sé, Pablo... -dijo besándome de nuevo y retirándose... estaba sonrojada y se le transparentaba el sujetador, tenía razón que si se lo quitaba se le verían las tetas completamente.

-¿Y si te quitas las bragas...? ¿Te imaginas que te toco como ahora sin ellas?

-Uff... no sé... podíamos ir a casa ya... no aguanto más...

Retiré la mano para ver si así la convencía para que se fuera al baño a quitarse las bragas. De nuevo otro silencio en el que nos mirábamos con deseo. Ella se abotonó aquel botón y me dijo:

-Voy al baño y nos vamos a casa, ¿vale?

-¿Y te quitas las bragas? -le dije al tiempo que la besaba.

-Para qué... vamos a casa ya mejor... y...

-¿Y qué?

-Y allí me follas...

-Uff.. María...

-Ya... yo estoy igual... -dijo antes de irse a los aseos... dejándome con la polla a reventar.

Aquello se había llenado de chavales que deberían de ser universitarios o ni eso, y no se cortaban mucho en mirarla. Lo cierto era que ni ella ni yo pegábamos nada allí.

Vi a María volver del baño e intentar abrirse paso entre unos chicos, joder... ¡Estaba tremenda! En taconazos, aquella falda... sus tetazas... el pelo largo... Cuando vi que un chico moreno y muy alto la paraba y le decía algo, ella intentó pasar de largo pero el chico insistió encorvándose para hablarle al oído, y ella le hizo un gesto como de que no le entendía. Dios... ¡aquel chaval desde su altura le tenía que estar viendo las tetas enteras...! Joder... me ponía cachondísimo verla allí rodeada de aquellos críos que parecían una banda de buitres.

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María hablaba con él con cara de no entender nada. Cuando otro chico se puso también a hablar con ella. ¡Joder! ¡No se cortaban un pelo! Ella era fácilmente diez años mayor que ellos pero les daba igual. A ella se la veía cortada y yo supuse que no, pero pensé en lo increíblemente morboso que sería que ella finalmente sí se hubiera quitado las bragas, y estuviera hablando con ellos sin ellas...

El chico alto ya no hablaba con ella pero no se separaba de su lado y le miraba las tetas con todo el descaro, mientras que el otro chico le hablaba al oido muy muy cerca. Ella acabó sonriendo... yo estaba que no podía más... colé mi mano por dentro de mi pantalón y me la recoloqué un poco... joder... ¡tenía todo el calzoncillo encharcado!

Finalmente María se deshizo de ellos y vino hacia mí. Le pregunté de qué habían hablado.

-Bueno, no veas, el moreno me pregunta que donde están los baños... menuda forma de ligar.

-Jaja, pues sí.

-Madre mía, cómo vienen estas generaciones...

-Es normal, María... estás muy buena, no se han visto en otra igual. Normal que intenten a ver si hay suerte.

-No sé, fue bastante incómodo.

-Deberías estar acostumbrada ya a... que te intenten follar... -le dije acercándome y dandole un pequeño beso.

-Sí... -rió- para ti todo el mundo me va detrás, todo el mundo me quiere follar... estás fatal.

-Pues claro que es así.

Poco después salimos del pub y dudamos si coger el coche o llamar a un taxi. Más que nada porque llevaba como dos o tres copas a parte de las cervezas. Acabamos llamando a un taxi pero nadie respondía, un sábado a las 2 de la madrugada iba a ser complicado. Decidimos ir hacia el coche y nos íbamos besando y metiendo mano todo el rato, en un determinado momento nos dimos un beso tan cachondo que ella acabó con sus manos en mi culo y yo con las mías en sus tetas... la empujé un poco hacia una pared al lado de un portal. Llevando su espalda y su culo contra el muro. Yo no paraba de repetirle lo buena que estaba mientras le apretaba las tetas con fuerza y la besaba en los labios y en el cuello mientras ella me apretaba el culo y dejaba que mi pelvis fuera hacia su entrepierna, casi como si folláramos vestidos... Llevábamos un calentón como no recordaba.

-Mmm... Pablo... nos van a ver... -decía ella, pero no dejaba de apretar mi culo atrayendo mi cuerpo hacia el suyo.

-No hay nadie en toda la calle, María...

-¿Seguro...? -me lo decía con voz entrecortada mientras intentaba mirar hacia los lados.

-Tócame... y ves como me tienes... -dije yo sabiendo que iba a alucinar. Ella volvió a mirar y acabó colando la mano por dentro de mi pantalón, por delante.

-¡Dios! ¡Estás empapado!

-Ya... qué esperabas...

Comenzó a mover su mano como podía dentro del calzoncillo mientras nos besábamos y hasta nos mordíamos el cuello. No tardé en colar yo mi mano bajo su falda y comenzar a acariciar su sexo sobre las bragas. María intentaba pajearme pero lo único que conseguía prácticamente era apretarme la polla y soltarla un poco mientras yo ya había conseguido bajarle las bragas hasta la mitad de los muslos o más abajo. Cuando colé un dedo entre los labios de su coño pensaba que María se fundía allí mismo. Emitió un gemido que ahogó en mi cuello y yo me quedé jugueteando con esos labios de su sexo que se abrían hacia fuera de una manera brutal... hasta introducir un dedo en su interior que entró como si nada... Tenía mi dedo corazón en su interior y lo metía y lo sacaba rápidamente mientras ella seguía apretando con podía mi polla y conseguía más o menos echar un poco la piel de mi miembro un poco adelante y atrás. ¡¡Dioos...!! ¡¡qué dedo le estaba haciendo en plena calle...!!

-Estás muy buena María... Joder... ¡me encanta tu coño...! ¡me vuelve loco...!

Ella no respondía, solo me me pajeaba con una mano mientras con la otra me apretaba el culo.

-Todos te quieren follar... esos críos te querían follar... Edu te quiere follar... Reconócelo...

-Uff... Pablo... como pase alguien...

-No pasa nadie... Joder... mira como entra mi dedo...

-Ya...

-¿Te imaginas que pasa Edu y nos ve?

-Mmm... no sé...

-Edu... que dices que está bueno... ¿Está bueno?

-Mmmm... ¡Dios! Qué bien me tocas...

-¿Está bueno?

-Joder... ufff... ¡sí...! ¡está muy bueno...! -María cerraba los ojos, le había pillado el punto a su coño que se abría más y más por momentos...

-¿Qué pensaste cuando se vestía?

-Pues... pensé que era un gilipollas... pero que tiene un cuerpazo...

-Tiene un cuerpazo y las tiene a todas locas... ¿a que sí?

-Sí...

-¿Y cómo se la folló a la chica esa?

-Uff... no pares... Se la folló bien.

-¿Sí?

-Sí, joder... casi la mata...

-¿Gritaba mucho? ¿La hizo correrse?

-Mmm... Joder... no sé... pero gemía sin parar... la mataba del gusto...

-¿Te imaginabas cómo le metía su pollón a aquella chica? ¿Imaginabas las posturas...? -le pregunté, de nuevo susurrándole en el oído... colando mi mano libre por su escote hasta casi tocarle el pezón de una de sus tetazas...

-No sé... no me los imaginaba... pero se movían mucho... joder... seguro que se la folló en muchas posturas...

-¿Y qué sentiste al escucharles...? -Yo empecé a colar un segundo dedo en su interior que entraba sin demasiada dificultad... María flexionaba las rodillas para que se lo metiera mejor... yo notaba los pelos recortados de su coño totalmente mojados y el interior de su coño ardiendo completamente. Ella miraba de vez en cuando a los lados para después dejarse besar otra vez, siempre sin dejar de sobarme la polla. Le repetí qué sentía al haberles oido.

-Ufff, no sé... pero se la follaba bien el cabrón.

-¿Sí?

-Sii... joder... el cabrón se la folló tres horas...

-¿Y te puso cachonda?

-Mmm... me puso cachonda él...

-¿¡Él!?

-Mmmm... sí, cuando gimió él... jodeer...

-¿Te mojaste ahí cuando le escuchaste que se corría...?

-Joder... no sé... pero ¡¡sííi...!! ¡si dios sigue y me corro aquí...!

-¿Te puso cahonda como se corrió el?

-¡¡Jodeer sii!!

-¿Te corres aquí...? ¡Recordando como se corre Edu! ¡¡Pensando en él!!

-¡¡Síii... dioos... me corro aquí...!! ¡¡Me corro recordando como Edu se corría!!

Comencé a sentir que le temblaban las piernas, en serio pensaba que se me moría allí mismo... Ni yo mismo me creía que María se dejara masturbar así en la calle... Cuando escuchamos unos pasos y bastante jaleo y nos tuvimos que parar de golpe. Nos quedamos quietos y yo me junté más a ella y ambos quitamos las manos de donde las teníamos. Un grupo de chicos pasó por detrás de nosotros y nos quedamos en silencio hasta que pasaron.

-Dios... qué pillada -dijo.

-Yo creo que no han visto nada.

-Joder, qué putada.

Yo me daba cuenta de que María tenía las bragas bajadas hasta más abajo que la falda, si cualquier chico se girase vería sus bragas bajadas. Ella quiso ir al coche pero tras besarla otra vez y comenzar de nuevo a acariciar su coño ella volvió a colar su mano por dentro de mi calzoncillo... Cuando de nuevo pasó otro grupo de gente y paramos de nuevo y nos recompusimos la ropa.

El camino a casa en coche fue un suplicio... yo llevaba mi mano a sus muslos o a sus tetas... y ella ponía un poco de cordura diciéndome que condujera con cuidado. En el garaje y en el ascensor... ¡Dios...! si no me la follé en el ascensor fue porque ella me paraba diciendo que esperase un poco. Pero fue entrar en casa y ella pasó delante de mi y yo la ataqué por detrás, la empujé un poco contra el sofá del salón y ella apoyó allí las manos.. Le sobaba las tetas desde atrás y pegaba mi entrepierna a su culo... levanté su falda y bajé un poco sus bragas... ella me decía que esperase un poco, que no la follara así, pero yo no podía más, me abrí el pantalón y me bajé el calzoncillo que era todo él un charco... tenía la polla completamente tiesa... puse mi mano en su espalda y eché su torso un poco hacia adelante y la encaje un poco más contra el sofá y le dije:

-Dios... María... te voy a follar ya...

-Joder, Pablo... espera, vamos al dormitorio no seas bruto...

Pero yo es que no podía ya más: apunté la punta y me dejé casi caer sobre su coño.... metiéndosela hasta el fondo... ¡dioos...! ¡tenia el coño ardiendo! Cuando me sentí dentro de su cuerpo ya sentí que había soltado algo de preseminal en lo más profundo. Ella pegó un grito tremendo y me dijo "¡ten cuidado, joder!".

Yo estaba como poseído y me incliné sobre ella sin dejar de penetrarla... le tiraba del pelo con una mano y la sujetaba por la nuca con la otra y le decía al oído:

-Joder... me moría de ganas de follarte...

-Uff... despacio... ¡Despacioo!

-Dios... te imaginas que te folla Edu así, ¡eh...! ¡que Edu te folla así!

-Mmm... ¡joder, Pablo! ¡ten más cuidado...!

-Dime... ¿¡te imaginas que te la mete así eh!?

Ella comenzó a gemir pero me volvía a decir que la penetrara más despacio... Llevé mis manos a su tetas y comencé a desabrocharle la camisa como podía... hasta que lo conseguí y le bajé el sujetador de dos tirones hasta liberar sus tetas que colgaban enormes... Llevé mis manos a aquellas tetazas, notando sus pezones grandes y duros en las palmas de mis manos... Todo ello sin dejar de embestirla rápidamente... Se oía mi pelvis chocar contra su culo que retumbaba por todo el salón mientras ella gemía y de vez en cuando gritaba "¡dios, despacio! ¡¡joder!!", pero yo no podía parar.

-Dime, María... te gustaría que te follara Edu eh...

-No...

-Dimelo, joder...

-Mmm... Pablo... ¡Me haces daño!

-¡¡Joder...!! ¡¡Dímelo...!!

-Para Pablo, ¡En serio!

-Joder ¡Dímelo!

-¿Quieres tú eso cabrón? ¡Eh! ¿Quieres tú eso? -me gritó.

-¡¡Síi!! ¡¡Sii joder...!!

-¿¡Quieres tú eso, cabrón!? ¡¡Quieres que me folle!!

-¡¡Síii jodeer !! ¡¡Quiero que te folle!! ¡¡Y quiero verlo!! ¡¡Diooos...!! ¡¡Quiero ver como te follaa!!

Le grité en el oído casi literalmente babeándome sobre su nuca... y agarrado a sus tetas que apenas conseguía abarcar con mis manos y encajándola contra el sofá; comencé a convulsionar y a inundarla sin parar... me corría como un loco en su interior... echando todo lo que llevaba horas y horas acumulando... con mis pantalones a medio bajar, su falda en la cintura y sus bragas en sus muslos empotrándola contra el sofá, me derramaba totalmente poseído entre gemidos y ella acogía todos aquellos chorros en su interior... Yo gemía y gemía en su nuca y ella completamente en silencio recibía toda mi leche con entereza y sin ninguna muestra de placer...

Me quedé casi muerto sobre ella, pero ella en seguida se apartó, me hizo a un lado y se fue al baño. Seguramente estaba cabreada... el polvo no habría durado más de dos o tres minutos.

Le dejé un poco de tiempo, no hacía mucho más de veinticuatro horas que se había cabreado conmigo por algo parecido... Finalmente en el dormitorio le pedí perdón.

-No me pidas perdón, Pablo, no hagas esas cosas y así no tienes que pedirme perdón.

-Joder, María, no sabes el calentón que llevaba.

-¿Y te crees que yo no? Pero a ver si aprendes a controlarte, joder. Eres como un niño.

-Ya, María, lo siento.

Tumbado en la cama me daba cuenta de que tenía un mareo importante... No es que hubiera bebido muchísimo pero es que apenas había cenado nada. No tardé en caer rendido y dormirme, no sería hasta el día siguiente cuando me daría cuenta de aquello que le había dicho a María antes de correrme, aquello de que quería ver como Edu se la follaba.