Jugando al póker con mi hermano.
Juego al póker con mi hermano, no imaginé como acabaría.
Mis padres se habían ido de cena por lo que aquella noche nos quedamos solos mi hermano y yo. Ambos estábamos en nuestras respectivas habitaciones, yo estaba con mi ordenador dispuesto a ver algo de porno cuando la luz de fue.
Salí hacia fuera alumbrándome con la linterna del móvil y me encontré con mi hermano Manuel que salía por el mismo motivo.
-¿Que ha pasado? -pregunté -¿se han ido los plomos?
-No lo sé -respondió mi hermano dirigiéndose al cuadro de luces.
No vimos nada raro en éste así que nos dirigimos a una ventana para comprobar que tampoco había luz en la calle.
-Debe ser un fallo general ¡Menuda mierda! -exclamé.
-Y ahora que hacemos.
-Voy a ver si hay velas.
Tras encontrar algunas nos dirigimos a la sala de estar y nos sentamos en el suelo frente a una mesa baja y las encendimos.
-Podríamos hacer una ouija -bromeó mi hermano.
-Si, para contactar con un fulana del mas allá -bomeé yo también.
-Pues algo tendremos que hacer, la luz podría no venir en toda la noche.
Nos quedamos pensando, sin ordenador y sin televisión, no se nos ocurría ninguna idea.
-Ya está -exclamo mi hermano -podríamos jugar a algo.
-No jodas -respondí- al parchís, jaja.
-No, al poker, un juego de hombres.
-Pero yo no sé jugar -objeté.
-Tranquilo que te enseño.
Manuel trajo un maletín con todo lo necesario, fichas, barajas de cartas, hasta una pequeña ruleta.
Me explicó las reglas del juego y empezamos a jugar.
-Mientras juegas irás cogiéndole el truco -dijo.
-Pero falta algo -dije en tono jocoso.
-¿El que?
-Unas copas, jaja ¿quieres?
Fuimos al mueble bar de mi padre y “cogimos prestada” una botella de wisky que mezclamos con coca cola.
-Buena idea -dijo mi hermano tras beber un trago.
Así pasamos una hora, jugando y apostando dinero ficticio mientras el alcohol se nos subía a la cabeza.
No tardamos en aburrirnos del juego, aunque estaba muy reñido pues a pesar de ser mi primera vez jugando había ganado unas cuantas manos.
-Ya estoy cansado -dijo Manuel -a menos que quieras subir las apuestas, esto ya me aburre.
-Si -respondí -podemos apostar dinero de verdad si quieres.
Manuel se quedó pensando un rato y una sonrisa se le dibujo en la cara.
-¿Que tal otra cosa?
-Dime -ni por un momento imagine lo que me iba a proponer.
-¿Que tal si el que pierda la próxima partida hace todo lo que le diga el otro?
-¿Como si fuera su esclavo?
-Exacto.
No se si fue por el alcohol ingerido pero me pareció buena idea. Además era incapaz de adivinar, en el caso de que perdiera, qué me podía pedir mi hermano. En cambio si yo ganaba siempre podría pedirle que me dejara el coche alguna vez, o me hiciera de chófer, por ejemplo, así que decidí aceptar.
Iniciamos la partida, las cartas de poker pasaban por mis manos e intentaba juntar la mejor jugada luchando contra el wisky que se me había subido a la cabeza.
Al final pude juntar un full -es una buena mano -pensé -no creo que Manuel tenga algo mejor.
Cuando enseñé mis cartas él sonrió y mostró las suyas.
-Poker de damas -exclamó.
-¡Joder! He perdido.
-Ahora tienes que hacer todo lo que te diga -dijo poniendo énfasis en el “todo”.
-Vaaale -dije asumiendo mi derrota -¿Que quieres?
Tras pensar un momento Manuel me dijo que bebiera otra copa.
-Si bebo otra copa ya estaré borracho -respondí sabiendo donde estaban mis límites con el alcohol.
-Da igual, haz lo que te digo -ordenó.
No supe adivinar sus intenciones y obedecí.
-Venga rápido -insistió mi hermano.
Tras bebérmela casi de un trago sentí mi cabeza estallar y me mereé. Ya estaba totalmente borracho.
Caí al suelo de espaldas y todo me daba vueltas.
Escuche a Manuel acercarse a mi y tumbarse a mi lado.
-Mmmm, bien -susurró aunque estuviéramos solos -ahora quiero que te estás quieto.
Yo asentí con la cabeza, abandonado al alcohol y a él.
Entonces sentí las manos de mi hermano acariciar mi cuerpo.
-¿Que haces? -balbuceé.
Él siguió acariciándome a gusto, incluso por mis partes intimas.
Cuando se hubo saciado, mi hermano agarró mi mano y la puso sobre su pene, cubierto con la tela del pantalón. Lo noté duro e intenté sin lograrlo quitar mi mano.
-Bien, quiero que me la chupes -ordenó Manuel.
Negué con la cabeza mientras él se levantaba y me obligaba a ponerme de rodillas.
-Has perdido y ahora debes cumplir, así es el poker -sentenció Manuel.
Se desabrochó el pantalón y se lo bajo hasta las rodillas, seguido de los calzoncillos.
Yo miré su pene frente a mi, alumbrado por la luz de las velas, duro y preparado para que mi boca lo devorara.
-Venga hermano -me apremió -no tenemos toda la noche.
Yo no podía creer lo que estaba pasando ¿que se la chupe? ¿en que momento mi hermano había decidido esto? ¿lo tenia planeado de antemano?
Sumiso acerque mi mano y toque su miembro, estaba caliente y palpitaba.
Deslicé su piel hacia atrás y el capullo asomó. Noté su extraño olor a sexo y tímidamente acerqué mi cara y sin saber muy bien lo que hacía saque mi lengua y lo lamí despacio.
-Hooo -exclamo el dueño de aquel tronco de carne.
Lo miré y vi su cara de placer, repetí el gesto, esta vez pasé toda mi lengua por el tallo. Noté como la punta soltaba una gota de líquido blanco lubricador que mi lengua recogió sintiendo su sabor amargo.
Me humedecí los labios con la lengua y empece a mamársela.
No sabia muy bien lo que hacía, era como si estuviera fuera de mi cuerpo y me moviera de un modo automático, aún así algo me guió, como un instinto que me decía como hacerlo.
Con la lengua apoyada en mis labios inferiores lo lamia por debajo al recorrerlo con mi boca notando toda esa parte carnosa.
Cuando llegaba al glande me detenía unos segundos para sentirlo rugoso y sensible y algunas de esas veces lo exprimía con mis labios como si quisiera sacarle todo el jugo.
Las manos de Manuel acariciaban mi cabeza con cariño mientras no dejaba de gemir y jadear, y las mías agarraban sus huevos y acariciaban su cuerpo.
Fue cuando me di cuenta que mi polla estaba dura.
¿Acaso me estaba gustando aquello? ¿Ser usado por mi hermano? ¿Sentir su sabor en mi boca?
La luz ya había vuelto pero ninguno percibimos ese detalle. Estábamos totalmente abandonados al deseo.
Sin dejar de mamársela me desabroché el pantalón liberé mi polla y empece a masturbarme.
Mi hermano al verla se excito todavía mas.
-Hooo que polla tienes, siii -gimió.
Cuando sentí que iba a correrse apreté sus huevos con mi mano como si quisiera estrujar hasta su última gota, aceleré la mamada sintiendo el miembro moverse velozmente en mi boca llevando su polla hasta el fondo de mi garganta.
-Ag, ag, ag -emitía yo ahogándome con su tranca.
Sentir
q
ue el semen del interior de mi hermano, sacado
gracias a mi mamada inundaba mi boca y lo saboreaba fue algo que me excitó enormemente. Todavía hoy cuando lo pienso me excito.
Manuel tuvo un gran orgasmo y le temblaron las rodillas, se agarró donde pudo y no dejaba de gemir.
Yo agarré mi miembro y no hizo falta mucho para que eyaculara también dejando en el suelo mi semen.
Cuando la última gota de mi hermano lleno mi boca me ordenó tragar y sentí la pastosidad del semen bajar por mi garganta.
Agotados nos sentamos en el suelo y nos miramos sin saber que decir.
-La última vez que juego al poker -bromeé para romper el hielo.
-Gracias -dijo Manuel -me has hecho feliz.
Se levantó y empezó a recoger el juego. Yo traje una toalla y limpié mi semen del suelo.
De madrugada, cuando ya estábamos ambos durmiendo escuche llegar a nuestros padres y me desperté.
Volvió a mi cabeza lo ocurrido aquella noche -¿lo habré soñado? -pensé, pero no, fue real.
Me masturbé de nuevo recordando el sabor de la polla de mi hermano y me pregunté si volvería a pasar, tal vez podría pedir la revancha, pero esta vez debía ganar yo.
¿Continuara?