Jugando al doctor (III)
Todo tiene un fin, a veces sorprendente, otras no previstos.
Queridos lectores, agradezco a todos aquellos que me han escrito, por este medio y/o por mail, esperando que esta 3ra parte sea de su gusto y la disfruten como las anteriores.
Jugando al doctor PARTE 3
Veinte días después de su casamiento, Gaby regreso de su luna de miel, mientras continuaba con mi rutina habitual, mi trabajo, mi novia, me alegre cuando dos días posteriores a su arribo, nos encontramos, que al verla, me invadió una especie de envidia o celos hacia Fede, por supuesto que no estaba en mi derecho, era su esposa y yo su primo.
El día de nuestro encuentro, al verla realmente me impactó, estaba algo más delgada, muy bronceada, donde sus piernas torneadas, se hacían más imponentes con esa falda acampanada y corta que llevaba, la abertura de su blusa, permitía ver la unión entre ambos pechos, envolviéndome su perfume, mientras permanecíamos abrazados, sintiendo su cálido cuerpo contactarse con el mío.
Nos mantuvimos varios segundos así, me dieron ganas de besarla, pero lo hice en su mejilla y mi mente automáticamente me llevó a aquellos momentos que tuvimos de intimidad. Fuimos a tomar un café, contándome su viaje, se la notaba muy contenta con su nuevo estado civil. Nos despedimos quedando de ir a comer a su casa con Claudia, mi novia, le dije que encantado que le avisaría cuando podía ser.
Inconscientemente trataba de evitar a mi prima, aunque igualmente fuimos a comer a su casa un par de veces con mi novia, pero nada más. Me llamaba seguido Gaby, aunque siempre trataba de excusarme para evitar un encuentro.
Traté de abocarme más a mi novia, que pobre indirectamente recibía mi mal humor, situación que casi al año del casamiento de Gaby rompimos relaciones. Salí con varias mujeres aunque no terminaban de congeniar con ninguna. Me contenía de ver a Gaby porque sabía que podría llegar a suceder, no desea complicar las cosas, lo que sucedió paso y basta.
Se me presentó una oportunidad de ir a trabajar al norte, con un sueldo muy remunerativo, pero un contrato de 2 años mínimos, y antes del mes debería partir. Sin pensarlo demasiado acepte la propuesta, podía ser que cambiando de ciudad y lejos de ella las cosas podrían tomar otro rumbo.
Hasta que a casi una semana de partir a mi nuevo destino, me llama mi prima:
“Hace más de un mes que me estas evadiendo, pasa algo conmigo, he hecho algo que te haya afectado?”
“No prima, para nada, estoy ocupado” le contesto , aunque no podía negar que su casamiento me afectaba, pero que podía hacer.
Conclusión después de una larga charla quedamos en vernos, no quería tener una despedida light, sentía la necesidad de expresarle ciertas cosas, aunque no sabía si sería lo más acertado. Llegó el día de nuestro encuentro, que si bien me alegraba verla, sentía cierta nostalgia, no estaba conforme por lo que estaba sucediendo. Apenas nos vimos nos abrazamos, y besamos, notando esa calidez propia de mi prima hacia mí.
Fuimos a tomar un café, y en un momento de la charla, le comento:
“Gaby, quería decirte que me voy a trabajar al norte, es una buena oportunidad muy bien remuneración, así que firme un contrato por 2 años con opción a más tiempo, de acuerdo a mi capacidad……. “y seguí hablando.
Mi prima se debió haber quedado en la parte que decía que me iba al norte, porque su rostro no denotó alegría sino todo lo contrario. Me apretó la mano y me dice
“Pero vendrás seguido, supongo?”
“No, el contrato dice cada 6 meses o más depende de la actividad del trabajo”. Le respondo.
Se produjo un lapso de silencio, nos miramos a los ojos y noté que los tenía enturbiados.
“Es una buena ocasión, para………………..”
Sin dejarme terminar la frase, me dice
“No, vos te vas por algo más.”
No, para nada – Le digo, con ganas de abrazarla y besarla.
No te creo, has estado muy triste en este último tiempo, me has evitado, te veo y te conozco, dime la verdad. Estoy dispuesta a aceptar lo que me digas, sin que me altere.
Si bien mi intensión era decirle cuales eran mis sentimientos, me costaba expresárselos, no porque no sabía que expresar, sino que era algo que no correspondía, o que no era lo correcto.
OK, desde que te casaste, sentí un vacio, sé que es algo descabellado, que no tengo derechos, pero considero que las contadas veces que tuvimos relaciones, no fue solo sexo, por lo menos para mí, había otras cosas implícito en ese acto. Le digo.
Primo, primo, estas loquito, pero te entiendo, a mi me paso algo similar. Te aclaro que no me casé totalmente convencida, pero después de casi 2 años, es como que lo acepto, ya no se puede dar un paso atrás. Lo quiero a Fede, a pesar de algunos problemas.” Me contesta.
La charla continuó sobre el tema, era como que cada uno descargó sus “penas”, no hubo una declaración de amor por mi parte, pero de alguna manera, le expresé mis sentimientos.
Para finalizar mi querido primo, pero dime la verdad, OK?, que sientes por mi?
Tardé unos cuantos segundos en responderle, la miré a los ojos, y asentando con la cabeza le digo:
“Sí, estoy enamorado de ti, y te quiero y no como prima.”.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y me apretó la mano, me daban ganas de abrazarla y besarla
“Ay Dios, mi dulce primito, no sé qué decirte, lo siento primo, no puedo hacer nada, solo decirte que te quiero mucho, pero no veo una solución a esta situación. Posiblemente en ese lugar que iras encuentres a la persona indicada, te lo deseo de corazón””
Continuando diciendo:
“Quiero aclararte algo, esto no debe continuar así, esto es una relación atípica, no dudo que existe una atracción entre nosotros. De haber ocurrido esto antes de conocer a Fede, creo que podría haberse desencadenado de otra manera”.
No volvimos a abrazar, la llevé a su casa, e inmediatamente de una breve despedida, regresé a Miramar.
En pocos días me iba, no sé si lo deseaba o no, todo me caía mal, estaba alterado, a pesar que trataba de no pensar en Gaby. Pero sentí la necesidad de llamarla y verla antes de irme. Le propuse que viniese a Miramar, en esa época del año está bastante tranquila. Muy gustosa aceptó la invitación, aprovechando además, que Fede estaba de viaje.
Llego esa mañana, y realmente cambio mi estado de ánimos al verla. Había preparado una merienda para irnos a un lugar con médanos y mucha arbolada, llamado el Vivero, a pesar de estar en otoño, el día estaba caluroso. Apenas arribamos, Gaby se sacó la ropa y quedó en bikini, hablamos, comimos y he hice varios intentos de besarla, que si bien trató de evitarlo, lentamente fue accediendo a ellos.
Levante su sostén besando y chupando esos soberbios pezones. Hasta que mi mano se introdujo en su tanga, tocando su acuosa vagina, todo duró unos escasos minutos, cuando me dice:
“¡NO por favor, primo, no!!!!!!”
Algo malhumorado abandono esa intención, y le digo que nos fuésemos del lugar, algo molesto, Gaby se viste y levantamos las cosas. Regresamos del vivero, rumbo a la casa de mi madre, estaba atardeciendo, prácticamente sin decir palabra, cada uno encismado en sus pensamientos. No solamente la deseaba a Gaby, no tenía dudas de mi amor hacia ella, ese sentimiento no lo podía sacar de mi mente. Llegamos a casa, fui a mi habitación, cuando oí el ruido del agua de la ducha, a través de la puerta casi abierta. Sentado en mi cama, me olí mis dedos que mantenían aun el perfume de su sexo.
Eso fue como un estimulo, sin dudarlo me saque la bermuda, y como dios me trajo al mundo, entré en el baño, y vi el cuerpo de Gaby cubierto solo por el agua que le caía. Me miró como si me estuviese esperando, entré a la ducha, me abrazo, y como un felino en celo, alzo sus piernas rodeando mi cadera, la tomé de sus nalgas, mientras le introducía mi candente y rígido miembro. Nuestras bocas no se separaban, mientras la bombeaba con toda mi energía, los gemidos de Gaby eran muy elocuentes y fervientes, mientras el agua de la ducha bañaba nuestra piel.
Nuestros cuerpos se habían fusionado, sin dejarnos de besar con absoluta desesperación, las convulsiones de mi prima, aceleraron mi eyaculación, inundando su útero, nos quedamos abrazados, un buen rato, mientras el agua continuaba bañándonos. Nos secamos y nos dirigimos a la habitación, sin decir palabras, Gaby comenzó lentamente a ponerse su ropa interior, notaba un dejo de tristeza en su mirada, creo que la mía era similar o más. Se sentó a mi lado tomándome la mano, permaneciendo un largo rato sin decir palabra, hasta que tome su rostro y la besé nuevamente, eso me fue llevando a quitar su sostén, nuevamente aprecie la belleza de sus pechos, para mamar de sus parados pezones.
Apretó mi cabeza sobre su busto, mientras mi boca se deleitaba con esas opulentas, mamas. Metí mi mano entre sus bragas, hasta contactarme nuevamente con su húmedo sexo, para volver a quitarlas, mientras el cuerpo desnudo de Gaby se acurrucaba contra el mío, como un felino mimoso, a la búsqueda del contacto de mi piel.
Bajé a su vagina para lamerla, y empaparme con su flujo, sentir su aroma, me excitaba, delatando el estado de arrebato de mi prima, introducía mi lengua en la profundidad de su cueva hasta hacerla gemir. Mi dedo busco su orificio anal, para introducirlo ávidamente, oprimiendo las paredes de su membrana renal, haciéndola gemir hasta estremecerse su cuerpo causándole una serie de fuertes espasmos. Así estuvimos bastante tiempo hasta que busco mi miembro para llevarlo a su boca, y deglutirlo con desesperación, con succiones, que parecían que trataba de sacarme todas mis esencias.
La gire, para colocarla boca abajo, no hacían falta las palabras para continuar con nuestra desquiciada acción. Elevo su culo, sabiendo cual era mi intención, sentía su cuerpo vibrar por la emoción, me estimulaba enormemente al percibir el estado de alteración en que el cuerpo de Gaby se convertía. No dilate su esfínter, solo apreté la cabeza de mi miembro contra su abertura anal. Un susurro de dolor frenó mi intensión, pero a pesar de eso Gaby me dice
“Continua, continua, guacho, me enloqueces”.
Continúe presionando su conducto hasta introducirlo poco a poco, y sentir mi pelvis pegada a sus nalgas, me detuve, percibiendo los latidos de su recto que envolvían mi aparato. Después de varios segundos inicie un leve bombeo, apresando sus tetas con mis manos, hasta acelerar y rozar su conducto. Mis gemidos y los de Gaby se transformaron en uno solo, la abrazaba e introducía con violencia mi verga, así, hasta que eyacule en su cauce. Gaby se convulsionaba simultáneamente al percibir mis flujos regar su privado cauce. Esa fusión de nuestros acalorados cuerpos, era algo más que sexo, no lo percibía como una simple unión, era algo más.
A continuación de este intenso acto y esa fusión de nuestros cuerpos, caí sobre su espada, sin sacar mi miembro de su cavidad, hasta que se fue contrayendo. Besé su espalda bastante sudada por el acelerado acto anal.
“Primito, primito del alma, este ha sido nuestro último contacto, sabía que este encuentro finalizaría así, a pesar de tratar de negarme, aunque lo considero como un regalito para ambos, lo he disfrutado y lo guardaré en mi corazón. Te vas lejos, no nos veremos por mucho tiempo, sigamos cada uno su camino. Prométeme que no me enviaras cartas de amor.” Me dijo entre sonrisas y algo de sollozos.
Le rogué que se quedase esa noche, pero no quiso, consideró que era mejor irse, la acompañe hasta la terminal de buses, despidiéndonos con bastante tristeza. Días después de ese encuentro, viaje hacia mi nuevo emprendimiento. Si bien el trabajo me gustaba, era bastante intenso, pero de alguna manera me ayudaba a olvidar a Gaby, que cada tanto la llamaba o chateábamos, cuando lograba tener conexión de internet. El pueblo era chico, debía ir a la ciudad donde estaba el gran movimiento, era como una hora de viaje, así que los fines de semana iba a distraerme.
Nunca me contaba de su vida matrimonial, ni yo le preguntaba, tampoco, le decía de mis aventuras amorosas. Que si bien tuve a bellas mujeres y de familia pudiente jamás me terminaron de entusiasmar.
Así fueron transcurriendo los meses, hasta que llegó mi licencia, que se conformaban con las horas extras que iba acumulando. No estaba muy convencido de ir a mis pagos había una chica con la que salía y habíamos hablado de irnos unos días a alguna parte, pero tampoco era algo que me atraía. Así que avise solo a mi madre que llegaría en unos días, se había puesto muy contenta, le pregunte si sabía de Gaby, dado que hacía mucho que no me comunicaba.
Me comenta
Si hijo, está muy bien y cada día más linda.
Me sonreí por su comentario, pero para mi vieja Gaby era como una hija, la adoraba. Preparé la valija y partí a la ciudad, donde tomaría el avión para Buenos Aires. En el viaje me tocó de acompañante a una linda rubia, algo mayor que yo, separada, me dijo que si me quedaba en la capital, que la llamase, para salir. Me pareció interesante la propuesta, a lo que continuamos la conversación todo el viaje.
Al arribar al Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires, no sabía si estaba contento o no, una sola cosa me atraía y sabia que no me correspondía. Caminé a retirar las valijas, sin saber aun si esa misma noche regresaría a Miramar, o quedarme y llamar a la que conocí en el avión. Como un autónoma iba hacia la salida para tomar un taxi que me llevase al centro y buscar un hotel. En ese trayecto vi a lo lejos, una mujer que me recordó a Gaby, el pelo corto, no tan esbelta y con una panza de embarazada, a medida que me acercaba, notaba que me sonreía, me quedé impactado al descubrir que era mi prima. Corrí hacia ella y la abracé con fuerzas, mi estado de ánimo cambio, la bese en la mejilla, sin dejarla de abrazar.
Se te ve hermosa, con esa panza, no me habías dicho nada, no pensabas hacerlo. De cuantos meses estas?
Si pensaba, pero preferí hacerlo personalmente, es mi sexto mes.
Te veo muy feliz, supongo que Fede, estará igual. Le digo
Sí. Me contestó de una manera algo cortante. A lo que no le di demasiada importancia.
Pero que haces acá?
Vine a recibirte”. Dice Gaby
“Que hermoso recibimiento, pero como sabias que llegaba?”
Me lo dijo tu madre, si no tienes otro compromiso puedo acompañarte”
Por supuesto primita, me encantaría que lo hagas.
Me tomó del brazo, apoyando su cabeza en mi hombro, en el momento que se cruzaba mi compañera de viaje, me miró como diciendo “Eras casado”. Gaby muy rápida, captó la mirada, pellizcándome el brazo,
Opa, esta celosa?, eres mi prima.
Estúpido, me voy y te dejo con la rubia.
“Que quieres hacer?”
“Soy toda tuya, tú decides” me contesta. La miro sorprendido, temiendo preguntar algo que pudiese romper con la ilusión que me estaba abrumando.
“Ok, te gustaría de quedarnos 3 o 4 días?” Lo pregunte algo temeroso de oír un no.
“Bien primo, tu dispones”
La bese y entre risas y comentarios nos dirigimos a la parada de taxis, para que nos llevase hasta un hotel céntrico. Al llegar pedí una habitación con camas separadas. La cara de Gaby me hizo cambiar de decisión así que me corregí por una matrimonial. No niego que pasó por mi mente que tendríamos sexo, pero creo que fue secundario, mi alegría era tenerla cerca, estar con ella, robársela a Fede, aunque sea unas horas.
Cuando llegamos a la habitación, nos sentamos al borde de la cama, y nos pusimos al día, con lo sucedido en ese lapso que estuve ausente. Cada tanto la acariciaba, apoyando su rostro sobre mi mano.
Te agradaría ver mi panza de embarazada?
Ni lo dudes Gaby. Además es muy sensual. Le contesto
Comenzó a levantar su vestido, hasta llevarlo casi hasta sus pechos, quedando con una breve bragas, y las medias negras de lana que le llegaban hasta su entrepierna, realmente estaba bellísima, por lo menos así la veía, creía que estaba en un sueño, era todo demasiado bello y perfecto.
Acaricie ese exuberante vientre, tan suave y delicioso, mi mano lo circulaba en toda su prolongación, Gaby estaba quieta disfrutando de mis caricias, apoyó su cabeza en mi hombro y aproveché para besar sus labios. Estaba extraña pero a su vez la veía apacible y su radiante rostro emanaba una paz interior. Con cierta cautela fui levantando su vestido, ayudándome para poder quitárselo, nos besamos de una manera cálida, a través de su sostén note, sus pechos bastantes abultados. Los acaricié a través de esa prenda, el rostro de mi prima delataba el goce que le estaba proporcionando. Desabroche su corpiño, liberando esas divinas mamas, entonces me acordé del rozamiento exquisito que le producía con la palma de mi mano, y las pasé por sus rígidos pezones, zona muy sensible de Gaby, y ahora mucho más.
Los pechos desnudos de mi prima denotaban la excitación que estaba acumulando, su cuerpo temblaba al sentir el contacto de mi mano. Fui deslizando mis labios a través de su abultado vientre, mi lengua pasó un par de veces por encima de su ombligo, hasta encontrar los límites inferiores de su pecho, que transgredí y luego, me dirigí hacia sus sobre agrandados pezones. Los mordisque y los mamé, ante mi sorpresa de probar la exquisita leche que originaba mi adorada prima. La miré en los ojos, respondiéndome con los suyos con una expresión de alegría, diría de amor, en ese instante sentí que ya no era mi prima, era algo más.
A pesar de mi excitación, estaba intrigado, por la aptitud de Gaby, venir a buscarme, hospedarnos juntos en el hotel y hasta llegar a tener sexo, dejé de hacerme cuestionamientos y proseguí con mis mimos. No sé por qué motivo, no sentía la necesidad de penetrarla, quería mimar ese cuerpo, que a pesar de haber perdido la silueta por el embarazo, mantenía su encanto y una gran sensualidad. Su voluminoso abdomen y sus tetas crecidas no dejaban de proveer una belleza exclusiva.
Continúe con mis caricias, cada vez más intensas, mientras que nuestras bocas no se daban tregua. Fui bajando sus bragas negras hasta dejar en descubierto su sexo depilado, quedando solo sus medias, subiendo y bajando su abdomen, en un ritmo acompasado pero sin pausa. Sus labios vaginales parecían acolchonados por su estado, el pubis se había estirado, la carencia de vello, hacia resaltar sus partes y ese color rosado, tirando al carmín, causaban un efecto único. El producto de sus flujos, lubricaban la zona dándole un brillo especial. Los abrí con mis dedos, mientras Gaby se acomodaba abriendo al máximo sus piernas. Disfrutando de mis caricias, separando esos labios carnosos, que rápidamente se lubricaban al contacto de mis dedos.
En un momento quiso sacar sus medias, pero le dije que se las dejase, que la hacían muy sensual, estirándose en la cama exhibiendo la desnudez de sus partes más íntimas y deliciosas.
Mis lamidas continuaron de una manera lapidaria, mi lengua se introducía en esa cueva cautivante y húmeda, producto de su estimulación. Continúe con ansiedad, quería llevarla al sumun de los éxtasis, sus gritos se hicieron inmediatos y elocuentes, su cuerpo vibraba, su clítoris florecía erguido ante cada impulso que le prodigaba con mi lengua. Trataba de hacer todo, de manera intensa pero con suma delicadeza, así la fui instigando hasta que un fuerte orgasmo sacudió su contextura, gritando y arqueándose mientras sus manos apresaban los barrotes de la cama, como si una descarga eléctrica la hubiese impactado. Verla y sentirla como gozaba con ese embarazo, me excitaba enormemente.
Con los ojos entreabiertos, me dice
- Hacía mucho que no sentía algo así, eres único Ariel.
Me extrañó que me llamase por mi nombre, me gusta que me diga primo. Termine de desnudarme, en cuanto lo estuve, Gaby me hizo acostar, mi verga relucía por la erección que tenia. La mamó apenas y se sentó sobre mi vientre, refregó su vagina sobre mi pelvis, hasta que la incrusto en mi verga, el calor de nuestro contacto se fusiono. Subía y bajaba con lentitud, a la vez que trataba de contenerme, para disfrutar al máximo esa delicada copulación.
Gaby continuaba como hechizada por ese contacto, mi verga recorría el interior de su vulva, friccionando sus paredes membranosas, apreté en ese ínterin, sus rígidos pezones, que proyectaron unos leves chorritos de su leche. Gaby mantenía el control de esa copulación, me mantuve estático, a la vez que ella subía y bajaba con lentitud, sin quitar sus ojos de los míos, lentamente fue acelerando ese movimiento a lo que trajo aparejado mi eyaculación simultaneo con su orgasmo. La mire, estaba radiante, me beso y me dice, tomándose la panza con sus manos, y manteniéndonos aun en estado de apareamiento.
No me cansaba de acariciarla, jamás había pasado por mi mente, tener sexo con mi prima y embarazada, cuando al mantener la mano sobre su abdomen, sentí una patadita de la criatura, retirándola inconscientemente.
“Parece que reconoció a su padre” me dice Gaby, riéndose.
“Que ¡!!!!!!!!!!!!!” digo más que sorprendido.
“Si, mi amor esto que llevo en mi vientre, es producto de un día , bajo la ducha, en casa de tu madre.”
“Como lo sabes? - Mientras recordaba ese momento, que lo había mantenido muy presente, durante estos 6 meses, y más la manera que Gaby se entrego a ese acto. Le contesto:
“No dudo en lo que me dices, pero en que lo basas?”
Es que tuve un periodo que no tuve relaciones con Fede, y fue cuando tuvimos ese encuentro en la casa de tu madre. Y no te jactes en lo que te digo, pero cada vez que me has tocado, me has excitado enormemente, me costaba horrores evitarte, haciéndome perder el control. Lo que nunca se nos hubiese ocurrido que cuando jugábamos al doctor llegaríamos a esta situación. - Me dice largando una carcajada.
No reaccionaba ante sus palabras, al hacerlo, sentí una alegría interior, la rodee fuertemente con mis brazos, a lo que ella respondió fundiéndose en ese abrazo. Mis ojos se llenaron de lágrimas por la emoción, la besé con todo mí ser, entendí lo del encuentro en el aeropuerto y todo lo demás, era lógico, nuestro vínculo familiar se había modificado, tenía un hijo, nos amábamos, me alegraba que hubiera sucedido de esa manera, eran muchas cosas en un instante.
“Mi amor, pensé que no te caería bien la noticia”, mientras no paraba de besarme.
“Es el mejor regalo que me has hecho” le digo.
Todo fue muy hermoso, hasta que caímos en la realidad y nos preguntamos qué hacer con nuestras vidas. Que haría con Fede, además debía regresar en 15 días a mi trabajo, para sus padres un golpe, ya que adoraban a su yerno, solo mi madre, creo, que lo entendería, quería mucho a Gaby y al hacerla abuela la haría muy feliz, el resto de la familia me tenia sin cuidado, optar por vivir juntos a partir de ese instante o cada uno irse a su casa y después ver. No decidimos nada en ese momento, solo optamos por quedarnos tres o cuatro noches más en Buenos Aires, y disfrutar ese tiempo sin pensar demasiado en lo que nos depararia el futuro.