Jugando al Despiste 5

"Aquello sí que era una entrada de película."

( Voz en off)

En el capítulo anterior:

-¿Secundario? Oh si, claro, por supuesto, ¿tas tonta o qué? Mira, ves a su piso, de paso le das a Pistacho, que aunque sé que me quiere mucho, nuestro amor es imposible y de paso hablas con ella. ¡Vamos, venga vamos, tira, tira!- Escuchó como John empujaba suavemente a Vic hacia la puerta donde justamente estaba Kat. Se dió la vuelta rápidamente y en cuanto puso un pié en la escalera para salir pitando a su habitación, Victoria ya había abierto la puerta y estaba con Pistacho en brazos, quedándose parada al instante y abriendo los ojos:-¿Qu...qué haces aquí?- “Joder que no haya escuchado la conversación, por favor” pensó al mismo tiempo que le preguntaba.

-Eh... araña.-Dijo lo primero que se le pasó por la cabeza.


-Eso, si, eso, una araña en mi habitación-“Estupendo Kat. Esas ideas impresionantes que te vienen a la cabeza, son abrumadoras. Ale, venga, justifícate” Acabó diciendo mientras Victoria comenzó a reírse y Pistacho la miraba como siempre, sin saber qué pasaba.

-¿Qué pasa aquí?- Aparece de pronto John asomado por la puerta. Normal, estábamos justo delante de su habitación armando un escándalo por nada.

-Araña- Responde Victoria todavía riéndose.

-¿Araña? ¿cómo quARAÑA? ¡AAAHHH!-Se metió dentro dando un portazo monumental haciendo que Victoria se riera aun más y Kat no entendiera nada.

-¿En serio?-Comenzó a preguntar Katherine-¿Le dan miedo?-

-¿Es que tú no has leído “spiderman” o qué?- Se oye a John preguntando desde dentro del apartamento-¡Más vale prevenir que curar, y yo amiga mía, prefiero prevenir! Venga, despejad esto a ver si se va- Concluyó mientras lo escuchamos alejarse de la puerta.

-Ay... en fin, ¿dónde está?-Le preguntó Victoria a Kat una vez recuperada de su ataque de risa por el panorama.

-Eh... por la pared, ya sabes es una araña-A lo que se rió tontamente- Si. Omite eso que acabo de decir. ¡Da igual, nos vemos mañana!-Acaba yéndose corriendo a su piso.

“Genial, ahora va a pensar que además de rara eres retrasada”Sentenció Kat sentándose en el sofá con la cabeza entre las manos. Decidió dejar de pensar en eso, y cambiarse para estar más cómoda, quedando en un pantalón corto de tela fina y una camiseta de manga corta del mismo material. Aquellas noches no eran calurosas, y menos en Canadá, pero como se había percatado que le habían puesto un nórdico y un plumas para dormir, decidió no asfixiarse.

Suena el timbre. Kat, extrañada y ya dispuesta para irse a dormir, se acerca a ver quién es. No hay mirilla, por lo que abre la puerta directamente, mostrando su vestimenta... su escasa vestimenta.

-Venía a dejarte a Pistacho, que te lo has olvidado otra... vez...-Comenzó Vic a bajar el volumen de voz al tiempo que miraba cómo iba vestida-Gato. Tuyo. Chao- Acabó diciendo mientras se daba la vuelta y caminaba rápidamente a su apartamento. Ante esto, Katherine no pudo más que sonreír, pero se fijó que cuando estaba bajando las escaleras, la camiseta blanca de Victoria transparentaba algo que tenía en el hombro izquierdo. No le dio importancia y le comentó a Pistacho yendo hacia la cama:

-Un día movidito, ¿eh? qué sabrás tú, si has estado como un rey- Le dijo mientras lo soltaba, y como bien sabréis, el gato cayó de pie. La siguió con la cabeza bien alta, y se hizo un ovillo en sus pies al tiempo que Kat se metía en la cama y se disponía a descansar para afrontar en plenas condiciones lo que mañana estaba por venir. Fuese lo que fuere, intentaría solucionar todo lo más rápido posible.

Golpes en la puerta. Un golpe con la palma de la mano contra la frente de la misma autora de tal acción. Se había olvidado de poner el despertador. Salió pitando de la cama, haciendo que Pistacho saltara por los aires y bufara con desaprobación. Se cambió en unos segundos y mientras intentaba asearse, escuchó que llamaban con más insistencia a la puerta. Fue rápidamente hacia la puerta y abrió diciendo:

-Lo siento, lo siento, lo siento- Y se iba corriendo dirección al baño otra vez.

-¡Ja! Lo sabía, pequeño saltamontes. Por eso te he venido a despertar. Todavía faltan treinta minutos para las nueve, así que tienes tiempo.-Toallazo en la cara fue lo que recibió John- ¡Eh! Encima que vengo con buenas intenciones-

-¡Me has asustado! Voy a ducharme, estaré puntual abajo.-Le recriminó Katherine al tiempo que se desprendía de la ropa y esta volaba por los aires.-Ah y John- Asomó John la cabeza antes de cerrar la puerta y volver a su habitación.-Gracias- Acabó sonriéndole.

-De nada, de nada, ya me la devolverás. Por cierto me llevo a Pistacho, que seguro que no tienes nada de comer apropiado para él-Dice mientras coge en brazos al felino.

-¿Y tú sí?-Le contesta más o menos Kat al tener toda la boca llena de pasta de dientes.

-Latas de conserva y azucarillos con lecciones de la vida para mi-Responde John carcajeándose y cerrando la puerta.

Katherine terminó de asearse y vestirse, esta vez con más tranquilidad, lo que no dio lugar a que se pusiera nada al revés, que antes le había pasado y no se había percatado. Y bajó al punto de encuentro, ya que faltaban dos minutos para la hora en la que quedaron ayer. “Tendré que comprarme un despertador” pensó sonriendo al tiempo que abría la puerta principal del edificio.

-Y latas de conserva-Terminó su frase mental John. Katherine alzó la vista y lo interrogó con una cara de sorpresa realmente notoria.

-¿Có...cómo?-Comenzó la frase Kat.

-Soy telépata, pero a un nivel todavía bajo. Solo puedo oír los pensamientos de la persona que está bastante cerca de mi- Le aclara John con una sonrisa en la cara.

-Por eso siempre gana al dominó-Sentenció Victoria haciendo acto de presencia mientras se acomodaba la chaqueta.-Y a cualquier juego de cartas-Añadió riéndose.

-Eh, y porque juego bien-Le respondió John haciéndose el ofendido.-Bueno señoritas, como ya estamos, vamos al centro de nuestra organización-Acaba poniendo rumbo hacia tal sitio.

Mientras caminaban, ya que no se encontraba lejos, Victoria trata de hablar con Katherine pero esta no daba señales de querer hablar con ella. Algo que la estaba confundiendo. “Normal, la habré asustado. Si es que soy muy bestia...”

-Por cierto, Victoria-Comenzó Kat, y escuchó que la nombrada gruñía, no le gustaba que le llamara así después de haber acordad llamarse por sus diminutivos.

-Dime-Le siguió Vic a pesar de pensarlo.

-¿Cuál es tú poder?-Preguntó por fin Kat. Lo había estado pensando la noche anterior y se percató que no se lo había preguntado. Y tenía mucha curiosidad.

-Ya lo viste. En el avión, ¿recuerdas?- Le contesta sonriente Vic. “¿En el avión?” se preguntó Kat mentalmente e intentando repasar los acontecimientos intentando no centrarse en los más “acalorados”.

-Es más rápida que la hormiga atómica-Le dice finalmente John. A lo que Katherine cae, que fue Vic la que se metió en el baño del avión de forma increíblemente rápida. Lo había pensado, pero no había acabado de caer.

-No, precisamente esa comparación nunca me ha gustado-Fulmina Victoria a John con la mirada.

-Es cierto, no queda nada glamuroso- Se mofó John, como siempre, a lo que Victoria volvió a hacer una cara de “verás tú cuando nos quedamos a solas”

-Ya hemos llegado. Querida, te presento el edificio de investigación y desarrollo para gente de alto rendimiento, la academia West.-Presentó John el edificio, el enorme edificio del que tanto habían hablado y mencionado como “base”.-Aquí damos clases y enseñamos a los que no son capaces de controlar sus poderes, haciendo que sean un peligro para los demás y para ellos mismos. También tenemos una base de datos en la cual almacenamos millones de personas con sus particularidades.-Finalizó John sonriendo ampliamente.-Vamos, que tengo hambre.-Eso ya le quitó el encanto a la situación.

Al entrar, el edificio parecía un estudio o un museo realmente grande, el cual tenía un pasillo ancho y espacioso que los conducía hasta una mujer que parecía ser la secretaria y encargada de recibir a toda la gente que entrara por aquella entrada principal. Era una mujer gordita, muy bajita, con el pelo rubio y rizado y con una sonrisa siempre en la boca, parecía la clase de mujer que daba a todo una presencia hogareña.

-¡Hola Lise!-La saluda John agitando las manos, la mujer, le responde igualmente, cosa que sorprende bastante a Kat por esa efusividad por parte de ambos y le hace esbozar una sonrisa.

-¿Qué tal cariño? ¿tenéis hambre? Anda, pasad por la cafetería antes de comenzar a mataros verbalmente.-Saludó prácticamente igual a Victoria, solo que parecía tenerle más respeto, y cuando vio a Kat se le quedó mirando y le respondió también igual.

-¿Quién es?-Preguntó Katherine cuando se sentaron en una mesa de la cafetería que había justamente a mano derecha. Era pequeña pero acogedora.

-Es Lise, lleva con nosotros muchísimos años y es como una madre para todos, se preocupa mucho por nosotros. Perdona que no te la haya presentado formalmente, pero es que me estaba muriendo de hambre-Acabó John esbozando una sonrisa de disculpa. Cuando pidieron lo que querían, Victoria pensó que ya era hora de decirle a Kat lo que pasaría.

-Verás Kat, en este centro es donde tenemos nuestra base, y aquí están todos los encargados y superiores que nos ayudan a controlar la situación de los cambia-formas. Estamos aquí para ayudarlos, ya que, nadie puede hacerlo más que gente como ellos, ¿no crees?-Explicó Victoria- Y hoy, tenemos la reunión que han organizado para hablar de Milzbrand, el grupo que tantos problemas nos está ocasionando y hemos descubierto que te seguían a ti también. Pero eso, será mejor que te lo expliquen después. Estate lo más tranquila que puedas, no te pasará nada. Me aseguraré de ello-Le sonrió Victoria intentando tranquilizarla. Kat le respondió a la sonrisa inevitablemente, y bajando la mirada dijo:

-Bien, veremos qué sucede.-Sentenció Kat mientras le servían todo lo que habían pedido. Por parte de John tortitas con sirope, dos tostadas, un café y un zumo, “¿pretende alimentar a media sabana” Pensó inevitablemente Kat. Victoria había pedido un zumo, una tostada y un café. Katherine un café  y pensó que poco más le entraría con los nervios que tenía en aquellos momentos.

-“La felicidad puede hallarse hasta en los más oscuros momentos, si somos capaces de usa bien la luz” -Recitó John al tiempo que se llenaba la boca de tortitas, zumo y otro trago de café.

-Eso es de Harry Potter, melón. Y haz el favor de comportarte.-Le contestó Victoria haciendo que Katherine y John comenzaran a reírse y a este se le saliera el zumo casi por la nariz.

Kat se tranquilizó más que nada por el ambiente que estaba surgiendo, querían quitarse tensión al momento que se les acercaba y ella se lo agradecía. Estaba nerviosa, de eso no cabía duda, pero mejor que ser secuestrada por una banda de lunáticos que matan a gente por no ser como ellos, “mola más” como John diría, ser secuestrada por una banda que leen sobres de azúcar.

Cuando terminaron de desayunar, fueron hacia la sala de reuniones, encontrándose con gente por los pasillos que iban saludando a Victoria y a John, parecía que tenían un lugar bastante alto en el rango que había allí, ya que muchos los trataban con aparente respeto. Kat era una mera espectadora por el momento. Actuaría y hablaría cuando fuera necesario, quería evitar confortamientos y todo lo que pudiese inmiscuirla.

-Aquí es-Dijo Vic apoyando las manos en la gran puerta, y antes de abrirla le dijo a Katherine- Recuerda, tranquila, no permitiré que te pase nada.-Y abrió de golpe las puertas.

Aquello sí que era una entrada de película.

Una habitación rectangular en la que te podrías perder perfectamente. En el centro había una mesa relativamente pequeña en proporción al lugar y los asientos estaban situados de tal forma que se hundían en dirección a la mesa. Aquello se asemejaba más aun auditorio que una sala de conferencias. Al entrar, Victoria en medio, a su izquierda John y a su derecha Katherine. Todos los ojos se volvieron hacia ellos, con especial interés en la nueva integrante. Katherine se sintió terriblemente observada e intentaba que por unos momentos no se le olvidara caminar y darse el trompazo del siglo, porque entre que ella a veces resultaba algo patosa y el suelo solía moverse en su contra, aquello perduraría en la historia si sucedía.

En la mesa se encontraban tres hombres, de izquierda a derecha, Marco, Aquiles y Mike. Todos ellos pasaban de los cincuenta seguro, pensó Kat, aunque por el hecho de no estar en plena juventud no significaba ni mucho menos que fueran débiles, la experiencia que sus cuerpos parecían derochar era abrumadora.

Sentados habían al menos cuarenta personas, mezcladas las razas por lo que pudo ir observando a medida que avanzaban hacia la mesa, pero se fijó que los amigos más cercanos de Victoria y John eran los que estaban en segunda fila, un grupo de cinco personas como mucho. Al llegar delante de la mesa, Katherine aunque no daba señal alguna de estar nerviosa, por dentro era un matojo de nervios y esperaba que poco a poco la situación se fuera tranquilizando dentro de ella.

-Bien, tú debes ser Katherine, ¿estoy en lo cierto?-Preguntó Aquiles, que estaba situado en el centro.

-Así es, señor.-Respondió Kat con voz neutra, tratando de que no le temblara.

-Bien. Supongo que ya te habrán explicado la razón de tu viaje hasta aquí y realmente, siento las molestias que pueda haberte causado, pero era necesario, por tu bien.-Comenzó a explicarle Aquiles.

-Recientemente hemos descubierto que el grupo que tanto nos está molestando actuará dentro de poco contra todos nosotros, por lo que debemos estar preparados, y tú como nueva integrante, si es que aceptas-Declaró Mike, el hombre de la derecha-Deberás comenzar pronto tu entrenamiento. Si aceptas, serás una más de esta gran familia y serás tratada con respeto, como debe ser.-Finalizó con una sonrisa, tratando de transmitirle algo de tranquilidad, ya que él tenía el poder de sentir los sentimientos de otra persona, averiguarlos.

-Acepto, señor. A pesar de que hace apenas unas 48 horas que he sido informada de mi situación, por mi bien y el de todos, acepto.-Dijo Katherine de un tirón.

-Estupendo, entonces te doy nuestra bienvenida a la organización, Katherine.-Acabó Marco, el hombre de la izquierda, también sonriéndole con franqueza.-¿Algo más que añadir? Si no es así, podéis retiraros a los asientos de segunda fila, Victoria, la alfa del grupo con mayor rango, te explicará tu posición y tus entrenamientos.-Se dispuso a continuar. “Tienen menos salero que un espárrago, ¿eh?” pensó John transmitiéndoselo telepáticamente a Kat, haciendo que ésta tuviera que aguantarse la risa.

-Eh... disculpen señores, pero antes de terminar con este asunto, creo que deberían ver esto.-Interrumpió John quitándole a Katherine repentinamente las gafas dejando a la vista sus increíbles ojos violáceos.

Hubo un silencio sepulcral en la sala.


Y este es el último capítulo de tranquilidad que podréis leer en esta historia. A partir de ahora, empieza la fiesta. No quiero hacerla muy larga, pero tampoco muy corta, trataré de encontrar el término medio a medida que vaya escribiendo. ¡Muchas gracias por leer y por comentar!