Jugando a ser Prostituta

Hola. Soy nueva. Quiero empezar hablando de mi juego secreto; el que me dió la calentura para inscribirme en esta página... XD

Hola.

La verdad, no soy escritora. Me sorprenden las lecturas largas que hay en estos lugares, y lo detallado de las descripciones... ¿cómo pueden recordar cada palabra? Bueno. Hay cosas que no se olvidan. Debe ser eso; por eso puedo citar algunas cosas tal como sucedieron... y otras.. bueno... es la idea...

No voy a decir cómo soy, ni en qué trabajo normalmente. Tampoco diré qué edad tengo, pero sí que tengo la edad para jugar este juego. El juego es tan... simple...

Un fin de semana hace dos años simplemente se dio la oportunidad: en una conversación de sofá con mi pareja hablamos de esa perspectiva según la cual todas las mujeres somos prostitutas. Eso de que como siempre hay un intercambio, lo que diferencia a unas de otras es el precio y el descaro a la hora de cobrar. Discutimos. Acaloradamente y en más de un sentido. Y antes de que nos diéramos cuenta, a uno de los dos se le ocurrió el juego. Nop, no diré a quién; es un se-cre-to. XD

Era un juego de rol muy sencillo: esa noche yo debía simplemente "negociar" el sexo con él. Averiguar las tarifas en la tarde, y cuando él se me acercara, hablarle de precios, e ir dándole permisos según el acuerdo. Por su puesto, el dinero sería real, e incluiría en su mayor parte una deuda que él tenía conmigo.

Durante la tarde hice las averiguaciones leyendo mucho por Internet. Él había ido a encontrarse con un amigo de los de siempre...

Cuando volvió en la noche, tras su tarde de amigos, tal como era de esperarse, se acercó para tocarme mientras yo acomodaba una cerámica en una mesita de la sala. Pero yo lo rechacé. Le dije que no tocara la mercancía sin permiso... pero que dijera lo que quería y si tenía cómo pagar, lo haríamos.

¡Se sorprendió! :O ¡Al parecer lo había olvidado! Se sonrojó y palideció mientras dijo:

  • ¿Qué? ¿Me va a cobrar? ¿Y... cuánto cobra?

  • 50000 el ratico con lo básico. - le dije, forzándome a hablar lo más convincente posible, a pesar de que tenía el corazón en la garganta.

  • ¿Y eso es lo que le cobra a todo el mundo? - me preguntó, como reclamando.

  • A To-dos... - le dije, con la garganta hecha un nudo y el cuerpo medio-respondiéndome.

  • No le conocía esas mañas... severa puta me conseguí... - me respondió como enojado... sacó un fajo de billetes doblados que tenía en el bolsillo, dos de 20 y uno de 10, y me ofreció el de 20 añadiendo: - Camine a ver... le doy el resto cuando acabemos.

Miré los billetes con la respiración acelerada, y antes de pensar demasiado, recibí el que me ofrecía conteniendo el aire en mi pecho.

Me rodeó la cintura con el brazo y fuimos a la pieza. Me sentí extraña mientras caminaba con él después de hablar así... además él mismo se comportaba raro... como si no fuera él... pero no, era él.

Me desnudó frente a la cama como si le quitara la ropa a un maniquí, y empezó a acariciarme y a besarme el cuello y los hombros. Me acostó. Me abrió las piernas... yo las entrecerré mientras él se ponía el condón porque me sentía realmente rara... me las volvió a abrir, me manoseó, se agarró de mi cadera, y me penetró.

Era como hacerlo con otro hombre... ¿o era yo? Se movía con más ritmo que de costumbre, y no parecía importarle demasiado cómo me sintiera...

  • Gime más duro... - me pidió al oído causándome un corrientazo.

Yo nunca lo hacía muy fuerte, pero hice lo que me pidió, artificialmente, como las actrices pornográficas. Me sentía tan... zorra y tan caliente... empecé a hablar como se supone que hablan las putas: "Sí, papi, qué rico...", "¡Ahh!" Y cosas así... era difícil, con la vibración, la presión en el vientre  y todo eso, pero excitante... empezaba a disfrutarlo cuando... terminó; más duro que siempre, pero tan pronto...

Lo sacó, se levantó, me miró, sonrió, me acarició el cabello, y me ofreció los 30000 que faltaban. Yo dudé de nuevo, pero recibí lentamente el dinero sin perder de vista esa excitación en mi interior como consecuencia de lo que estaba haciendo... sentí casi que me venía el orgasmo al tocar los billetes... pero no. Me imaginé tantas cosas...

Se vistió y se fue diciendo que pasaría la noche en casa de un amigo; eso era normal, salvo porque lo dijo con el tono con el que se le habla a una desconocida... y aún con esa actitud me dio un beso en la frente antes de irse...

Lo ví desaparecer entrecerrando la puerta, y luego lo oí cerrar la entrada. Había venido sólo a tener sexo por dinero conmigo; yo lo había disfrutado y ahora estaba sola como antes de que llegara... como si nada hubiera pasado pero con 50000 pesos más... él sólo me debía 20000 de una boleta de cine de hacía tiempo, los otros 30000 realmente "me los gané"...

Tragué saliva, caminé hasta el tocador donde estaba mi bolso, saqué el maquillaje... y me maquillé como una prostituta, improvisando incluso un peinado rápido. Pensaba ponerme algo, pero... sólo viéndome maquillada así no aguanté y me masturbé frente al espejo de cuerpo entero hasta tener un orgasmo que me hizo gritar por primera vez en mi vida.

No pensé en nada después de eso. Me quedé dormida frente al sofá a pesar de no estar acostumbrada a esa postura. Al otro día cuando desperté el maquillaje se había corrido y el peinado se me había deshecho por completo:

  • Parezco una puta barata... - pensé, disfruté pensarlo, y me lo repetí en voz alta susurrándome sintiendo cómo volvía la excitación de la noche anterior.

Me masturbé otra vez. Rara vez me masturbaba dos días seguidos, pero era una ocasión especial... Volvió a ser intenso. Disfrutaba tanto esa fantasía... y ahora la sentía más vívida que de costumbre...

Al cabo de un rato la excitación pareció irse. Me aseé, me vestí para domingo, y estuve así el resto del día. Cuando él llamó estaba completamente normal y no dijo nada al respecto, sólo hablamos casualmente: estaría con su familia. Así que estuve todo el día sola; y una de las veces que la fantasía volvió con el calor, miré por la ventana y pensé: "...podría hacerlo con cualquiera..."; pero sentí que era demasiado fantasear con eso.

Volví a verlo el miércoles después del trabajo. Fui a su casa a devolverle los 30000 extras. Ya estando en su habitación, con la puerta entreabierta, me respondió con malicia amable:

  • ¡Guárdalos! Te los ganaste con el sudor de tu... cuerpo...

Me sentí rara otra vez con el dinero en la mano. Pensé en que su hermano estaba en la casa, y temí que pudiera oírnos, pero el sólo hecho de tocar el tema ya era espinoso, así que me mantuve callada... respiré con dificultad, y guardé el dinero en el bolsillo... Pero al verme aceptarlo él agregó:

  • ...y... ¿sigues en servicio? ...¿a cómo la mamada?

Yo nunca se lo habia chupado. Me daba asco. Pero sabía el precio que leí. Ya estaba excitada desde que él me dijo que me lo había ganado. Su hermano estaba cerca, pero pensé que si él podía oírnos, mi novio no hablaría de forma tan explícita, para no hacerme quedar mal... así que en lugar de decirle que el juego había terminado, le respondí:

  • ...20, corazón...

  • Ok. ¡Adelante! - me dijo sonriendo...

¿Qué pensé en ese momento? ¿Dudé de chupárselo porque nunca lo había hecho, o dudé de hacerlo porque no me había demostrado que pagaría? Tal vez una duda falsa, producto de la interferencia del juego. Pero me excitaba tanto... que me acerqué, me puse de rodillas, se lo saqué del pantalón y se lo empecé a chupar. Lo sentí preocupado, pues olvidamos cerrar bien la puerta, así que, para distraerlo, empecé a hacerlo realmente duro conteniendo al máximo el reflejo de la garganta. y tal como esperaba, acabó pronto. Y con la boca llena, caí en cuenta de que el baño quedaba a través del pasillo pasando por el frente de la habitación del hermano, así que... me tragué todo. Era la primera vez, y me lo tragué todo.

Él, entre soriente y estupefacto, sacó su pene de mi boca (pues yo no quise alejarme), lo guardó, metió su mano en el pantalón, y sacó de un fajo distinto al del sábado un billete de 20. Lo recibí sin esperar por completo a que me lo ofreciera, y lo metí a través de mi blusa entre el brasier y el seno. Luego me atreví a decirle, suavemente, pero no al oído:

  • Ya terminé mi trabajo aquí... ahorra, corazón, y ven el sábado a mi casa otra vez... si me das 75 por el servicio, te dejaré metérmelo por donde siempre me has dicho...

Él parecía aún más sorprendido que antes, pero sonrió y dijo:

  • Iré si me queda tiempo y ánimo para una prosti...

Y así, sin lavarme la boca, sólo habiéndome echado una menta para disimular, salí de su habitación. Ví a su hermano en el sofá de la sala frente al televisor, y cuando me miró me despedí con un ademán sexy diciéndole:

  • Adiós, corazón...

Y fotografié mentalmente su mirada de sorpresa y desconcierto, recordando la frecuencia con la que él se fijaba en mi cuerpo cuando llevaba algo apretado.

Ese sábado lo estuve esperando durante el día, pero no llegó. Así que asumí que vendría en la noche... y decidí hacer lo apropiado: me quité la ropa casual, me puse una camisilla y una falda que ya no me quedaban y que por lo tanto se me ajustaban y revelaban más de lo aceptable en la calle, los combiné con unas medias y unos zapatos adecuados, y me senté a esperar sentada en el espejo.

A las diez llegó. Tras verificar que era él, abrí la puerta con un ademán adecuado; disfruté su expresión de sorpresa al verme y le dije:

  • Hola, corazón...

Trató de cogerme por la cintura, y besarme, pero di un paso atrás y añadí:

  • ¿Vienes por el servicio especial?

Él asintió. Noté que en cuestión de segundos, sólo viéndome así, ya tenía el pantalón lleno, y tenía que acomodárselo. Extendí la mano casualmente para recibirle el dinero, con ademán de película. Él sacó 30000 del bolsillo y me los dió. Los miré y le dije:

  • ¿Como siempre, el resto cuando acabes?

  • Sí. Como siempre. - Respondió un poco nervioso.

Le ofrecí mi cintura tras cerrar la puerta, y me llevó a la habitación. Me desnudó como hacía una semana; hice de cuenta que era algo habitual, y pretendí no reaccionar a eso. Empezó a acariciarme y besarme el cuerpo como solí hacerlo normalmente...

  • ¿Quieres el básico también? No habíamos hablado de eso...

Él se interrumpió sonriendo y me dijo:

  • Ponte en cuatro.

Lo hice. Se puso el condón. Me acarició la nalgas, la vagina, y el ano tras mojarse los dedos con mis fluidos. Lubricaba tan bien que casi mete el dedo... Entonces me sostuvo de las caderas, y me lo metió por ahí haciéndome dar un suspiro contenido. Y empezó a moverse. Al ritmo de la semana pasada. Más simple, más firme... mas sincero. Disfruté la primera vez tras un esfuerzo; era sólo cuestión de acostumbrarse. Empecé el juego de los gemidos sin que me lo pidiera, y disfruté tanto darlos actuando, como interrumpiéndolos por el placer.

  • Más duro, papi..." - le dije, cuando realmente quería que lo hiciera más fuerte.

Y lo hizo más fuerte.

  • ¡Ah! Qué bueno lo tienes, amorcito... ¡Aaah!

Había algo tremendamente placentero en ese teatro. Algo en decir, algo en sentir, algo en interrumpir...

  • ¿75, no? - me preguntó sin detenerse.

  • Sí, papi... eso vale... ¿y vale la pena, no?

  • ¡Que si lo vale!

Redobló fuerza y velocidad; ya no pude hablar, pero seguí haciendo voces para disfrutar la interrupción y el gemido real ocasional...

Finalmente acabó. Escuché sus gemidos de hombre mientras me abrazaba y acariciaba al azar mientras su pene palpitaba dentro de mí. Lo disfruté tanto...

...y como era de esperarse, me dolió un poco cuando lo sacó. XD

Me dejé caer sobre el colchón. No quería ponerme de pie. Él se acercó, me dio 50000, me besó, y se fue tras decirme:

  • Coge los 5000 que sobran como pago por lo del básico que casi te hago hacer...

Apreté el billete en mi mano mientras lo oí salir por la puerta de la casa. Esperaba que volviera, pero no volvió. Esperaba que llamara más tarde, pero no llamó. Así que volvió a asaltarme la fantasía: "Realmente vino a mí sólo por sexo, y me paga por eso... soy su puta... me estoy prostituyendo con él... si ahora mismo me vistiera y saliera así... ¿cuánto dinero conseguiría?...". Y ya con la mano en la vulva, ya frotándome, ya metiéndome los dedos, me masturbé hasta el éxtasis.

Y así ha sido nuestra relación desde entonces. Durante la semana tenemos la vida de cualquier pareja, sin tocar en absoluto el tema, pero los sábados que tenemos libres él "me visita" o yo voy a su casa para darle "servicio a domicilio"; nos vemos apenas 15 minutos o media hora, y él me paga por lo que hagamos.

Yo por mi parte disfruto tanto el juego, que he decidido venir a contarlo. Es rico, pero sólo lo hago con él, así que por favor no me malinterpreten; sólo es un juego de pareja, no soy una verdadera prostituta.

¡Chao! ;)