Jugando a los dados 2: El fin del verano
El verano llega a su fin para Carlos y su madura vecina...¿qué traerá el otoño?
El sol abrasador de Agosto se filtraba bajo el agua de la piscina. Soltando la última bocanada de aire que quedaba en sus pulmones continuó buceando hasta llegar al borde, para emerger por fin, cansado, relajado.
Había cambiado el footing por la piscina, era difícil a estas alturas de verano hacer ejercicio fuera del agua…bueno…no todo.
Se dirigió a la toalla, dejándose caer exhausto, los niños continuaban jugando a la pelota a pesar de la prohibición, los padres charlaban, los abuelos se tostaban. La tranquilidad se había ido a finales de Julio para dejar paso al periodo estival en su máximo exponente.
El móvil emitió un zumbido, Carlos lo cogió y observó el mensaje:
" Acabo de terminar la reunión, tengo grandes noticias. Ya he salido para el apartamento, en una hora te quiero allí"
Se tumbó en la toalla, dejando que el sol lo secase un poco. El móvil volvió a zumbar.
"Lo primero que he hecho al subir al coche es quitarme las bragas…"
El recuerdo de la cena del complejo de hace una semana acudió a su cabeza…Dios mío, qué mujer. Llevaban casi dos meses juntos, dos meses que jamás se imaginó. Desde la partida de dados su vida estaba patas arriba…y lo de la cena…llevaba una semana rememorando lo de la cena. Y más estos tres días que había pasado sólo.
Eva se había marchado a la ciudad por motivos de trabajo, no se imaginaba que podría echarla tanto de menos, no solo por el sexo, sino por todo. No le gustaba estar sin ella, no poder reírse juntos, no poder mirarse, no poder hablar. Echaba de menos mirarla en la ducha, acariciar su espalda, quedarse hablando toda la noche mientras se acababa el vino o el bourbon. La echaba de menos y sólo había pasado tres días sin verla.
Habían hablado, al principio él estaba un poco distante, no sabía si debía o no llamarla o mandarle mensajes, quería respetar su espacio. La primera noche estuvieron una hora al teléfono. La segunda se masturbaron juntos…dos veces.
Carlos recogió sus cosas y se subió a casa, al llegar al rellano se quedó unos segundos pensativo, sus padres se habían ido el día anterior a pasar unos días a Portugal con unos amigos, quizá debería entrar a dejar sus cosas y cambiarse, la impaciencia pudo con él y sacó las llaves que Eva le había dejado.
Dejó la mochila en el suelo de la cocina y se acercó a la nevera a por una cerveza. Se paseó por la casa abriendo las ventanas y cerrado las cortinas, encendió el ventilador del techo. También echaba de menos el aire acondicionado.
Encendió un cigarro y se sentó en el sofá a esperarla, abriendo el libro por la marca que tenía, había devorado los dos primeros y estaba comenzado el tercero de los libros escritos por Eva, novelas de históricas escritas con sencillez y con una trama que enganchaba.
Por las noches a él le gustaba mirarla escribir, desnudo desde la cama, mientras ella aporreaba las teclas del ordenador y consultaba sus libros.
---------------------------------- Vuelta a casa ----------------------------------
El sonido de la puerta al abrirse activó su estado de alerta, dejó el libro en la mesa y se movió en silencio hacia la entrada del comedor.
- ¿Hola? – La puerta se cerró, el ruido de tacones retumbaba por la casa silenciosa, cada vez más cerca. - ¿Dónde estás? ¿Hola?
Continuó en silencio, esperando, hasta que pasó a su lado. Lucía una falda gris, con la chaqueta a juego colgando de su brazo, una blusa blanca y el pelo recogido en un moño.
- Estás guapísima. Te queda bien ir de ejecutiva.
Eva se volvió lentamente, mirándolo…
- Te he echado de menos…mucho.
- Y yo…
Los dos se quedaron mirándose un instante, los dos lo ansiaban, volver a sentirse juntos. Se acercaron, poco a poco, en silencio. Él le agarró de la cintura, atrayéndola, ella busco su boca, ansiosa. Se fundieron en un beso cargado de necesidad.
Necesidad, flotaba entre ellos, necesidad. De volver a explorarse, de volver a tenerse.
Él besaba sus labios con urgencia, ella buscaba su lengua. A trompicones deshicieron su abrazo mientras Carlos se quitaba la camiseta y Eva comenzaba a desabrocharse la blusa…pero la urgencia era grande. Él tiró de la blusa, haciendo saltar los botones por el aire, dejando al descubierto su piel. Alargó su mano, sacándole un pecho del sujetador y llevándoselo a la boca. Ella hurgaba ya con su mano dentro de las bermudas, cogiendo su polla con fuerza, con necesidad.
No había tiempo para florituras, no había tiempo para nada. Sólo necesidad, sólo urgencia. Solo ellos dos juntos de nuevo.
Lo empujó contra el sofá. Él sacó un preservativo del bolsillo, y se lo puso tras bajarse las bermudas. Ella se arremango la falda, dejando al aire su sexo.
Se sentó, poco a poco, sobre él.
- Te dije…ahh… que me había. Uhhh… quitado… aaahhh…las…ahhh… bragas. Ahhh- dijo mientras la polla de Carlos la llenaba.
Él gruñó de placer. Sus bocas se volvieron a buscar, sus lenguas luchaban violentamente, la necesidad y la urgencia dieron paso a la lujuria en su aspecto más animal. Ella le cabalgaba, violentamente, mientras él le agarraba las caderas.
Sudaban, el ventilador del techo apenas movía el aire, las gotas de sudor se deslizaban por el pecho de ella, por la espalda de él.
Follaban mirándose a los ojos, gimiéndose, con la necesidad y el ímpetu que da el haber estado separados.
Ella se corrió primero, apretando su pelvis para que el miembro de Carlos la llenara completamente, el continuó empujando y, agarrándola de las caderas, la instó a seguir.
Eva lo agarró de la nuca y continuó con las embestidas, fuertes, salvajes. Hasta que él llegó al orgasmo, mientras la miraba fijamente. Ella movió sus caderas en círculos, despacio, para arrancar hasta la última gota de su semen.
Exhausta, dejó caer la cabeza en el hombro de Carlos, que le acarició el cabello con ternura, para después abrazarla.
Y así se quedaron, abrazados. Unidos. La necesidad se había ido, ya no había urgencia, volvían a estar juntos, volvían a tenerse el uno al otro.
Se quedaron un rato abrazados, en silencio, acariciándose.
- Te he echado mucho de menos. – le susurró Carlos al oído.
Ella tomo su cara entre las manos, dulcemente, y lo miró con ternura.
- Ya he vuelto mi niño. Ya estamos juntos otra vez. – dijo entre susurros mientras se fundían en un cálido beso.
---------------------------------- Sentirte dentro ----------------------------------
- Ponme más cava por favor.
Agarré la botella del cubo con hielo que se encontraba al lado de bañera y llené la copa que me ofrecía.
Allí estábamos, los dos metidos en la bañera para sofocar el calor. Ella sentada delante de mí, entre mis piernas, de espaldas, mientras le dejaba gotear el agua que me caía de la mano por la nuca.
- Pues es una gran noticia, me alegro muchísimo.
- Bueno, no es seguro todavía, pero mi agente se ha puesto en contacto con una editorial americana…ya veremos…ojalá las publiquen todas.
- ¿Y cómo va la nueva creación?
- Estuvimos hablando de ella, todo sobre ruedas, ya están todos los personajes esbozados, la trama principal, varias secundarias…ya está en marcha!!!
- Eres increíble Eva. – dije riéndome. – Brindemos!!! Por lo que está por llegar!!! – dije asomando mi copa para que ella chocará la suya.
Alzó la copa y dio un sorbo. Yo, sin embargo, recosté un poco la copa sobre su nuca, dejando caer un poco de cava mientras besaba su nuca, fría al contacto por el líquido. Continué besándole la nuca, mis labios, húmedos, se abrieron para besar su cuello, mientras mi mano libre subía por su costado hasta alcanzar su teta.
Le besaba el cuello, mi mano le acariciaba el pezón, que notaba endurecerse entre mis dedos, mientras lo masajeaba, mientras lo pellizcaba.
- Ummm. Carlos…¿otro?…¿no tienes fin? – ronroneó Eva, al notar en su espalda como mi polla crecía.
- Estos tres días han sido muy largos…- dejé caer el resto de la copa por el cuello de Eva, mientras lamía el cava y su piel.
Dejé la copa y mi mano se dirigió rápida al pecho que tenía libre. Le estaba apretando y manoseando bien las tetas al mismo tiempo que devoraba su cuello. Ella tenía los pezones duros y gemía suavemente. Una de mis manos dejó su teta para bajar, acariciando su piel, hasta hundirse en la bañera y perderse bajo la espuma. Eva al notar que dejaba su pecho abrió un poco las piernas, esperando mi mano.
Le acaricié el coño bajo el agua, despacio, hasta notar su precioso botón, hinchado, que presioné suavemente, para después mover el dedo en círculos, variando la presión que ejercía sobre él.
- Ahhh…si…fóllame Carlos…siiiii…me tienes como una perra…ahahha…estos tres días he estado…uuhhuhuh… cachonda…te necesitaba…ahhhhahaha…necesitaba tu polla… tus manos…ahhha…tu boca…fóllame..ahahahahaha…por dios…
Le introduje un dedo despacio, sus palabras me habían puesto a cien, necesitaba que se corriese, me excitaba provocar eso en una mujer como Eva.
El dedo entraba y salía de Eva, mi otra mano bajó también a trabajar su glorioso coño, esta vez por fuera, acariciándola con una mano mientras la follaba con otra.
- Ahhh….
- ¿Te gusta? ¿Te gusta cómo te follo? ¿Te gusta?
- Síiii Siii más más deprisa por…ahaha… dios…haha ahaha ahaahaha.
- Vamos Eva…córrete...córrete
- Ahhh ahhh vamos cabrón…ahhh ahhh tu puta madre…como me tienes…ahhh..ahhha.. AHHHHH!!!AH AH AH Ahhhhhhh….
El cuerpo de Eva se tensó…para relajarse tras el orgasmo…saqué las manos del agua para abrazarla, mientras continuaba besando su cuello, subiendo poco a poco hacía su oreja, mordisqueando su lóbulo.
- Vamos a la cama…necesito follarte de verdad…
- No…fóllame ya…ahora…aquí…
- No tengo los condones aquí….
Ella empezó a incorporarse, encima mío, aprisionándome contra el lado de la bañera, apretando su espalda contra mi pecho, restregando su sexo sobre el mío, mientras el agua salía de la bañera por sus vaivenes.
- Llevo más de un mes con las pastillas…este es mi regalo por ser el amante que eres…- echó su cabeza hacía atrás, acercado su boca a mi oído mientras yo la rodeaba con los brazos. – Fóllame a pelo Carlos…necesito sentir tu polla…de verdad…
Esto me hizo enloquecer. Nunca me había excitado una mujer como lo hacía Eva
- Eres una Diosa.
Eva se incorporó y se puso a gatas, acercando su rostro al otro extremo de la bañera, dejándome una maravillosa vista de su culo…y de su coño cuando abrió un poco las piernas.
Esta visión me dejo impresionado, por su culo se deslizaba la espuma, bajando hasta cubrir de blanco el vello de su sexo, goteando, me puse de rodillas, entre sus piernas, y empecé a penetrarla lo más lento que pude…mi polla fue poco a poco entrando en Eva, sintiéndola por primera vez, piel contra piel.
- Ahhhhh – Gemí. Ella contuvo la respiración, soltándola en un pesado gruñido.
- Joder…
Comencé a moverme despacio, ejerciendo un autocontrol que jamás pensé que pudiera tener. Todo mi ser me pedía que me follase a Eva como un animal, pero algo en lo más hondo de mi me lo impedía, algo dentro de mí me pedía disfrutar de cada segundo, exprimirlos al máximo, alargar esa situación.
Iba alternado embestidas, entraba poco a poco en ella, salía poco a poco de ella. Entraba de manera rápida, salía despacio, entraba y salía un par de veces rápido y volvía entrar despacio.
- Ahhhh. Joder…así..así..ahhh…ahhh…que polla tienes…ahhha…por dios… es otro mundo…ahhh ahahhhah hahaha…sigue…sigue…
Saqué mi polla completamente y, ayudándome con la mano la restregué por su sexo.
- Sí…Síi…me vuelves loca…siii…
De repente se la metí de golpe, un solo golpe, seco, hasta el fondo. Provocando un grito de placer en Eva. Ya no podía más, aceleré el ritmo, notando como el semen se acumulaba en la punta de mi miembro para diseminarse dentro de la diosa madura.
Cada vez más rápido, mis embestidas provocaban que saliese el agua de la bañera, cayendo al suelo del baño.
- Eva me corro me corro…ahh.
- Si mi niño…córrete dentro de mí…lléname de leche por dios…necesito notarla dentro de mí…
Cogí a Eva fuertemente de las caderas y apreté mi polla hasta el fondo, todo lo que podía entrar en ella, estallando en corrida gloriosa, dentro de Eva. Ella empezó a mover sus caderas en círculos, como hacía siempre que me corría. Mis piernas temblaban.
Nuestros sexos se separaron. Y mientras yo me recostaba en la bañera Eva se acurrucaba entre mis brazos.
Así estuvimos un buen rato, entre abrazos y mimos, y más besos.
- Ves a la cama, yo recogeré este desastre. –le dije.
- Jejeje. Ok…pero que sepas que te esperaré despierta…- contestó ella entre risas, agarrando mi polla.
- Jajaja. ¿Quién no tenía fin? Jejeje.
- Jejeje. No tardes…
No me mentía, me esperaba desnuda en la cama, y despierta. Hambrienta. Volvimos a hacerlo, bajo la luz de la luna que entraba por la ventana, en la comodidad de la cama. Acabé dentro de ella, mientras la besaba. Hasta acabar exhaustos, dormidos, abrazados.
---------------------------------- Despertar en tu sexo ----------------------------------
El maldito calor volvió a despertarme, estaba cansado, pero satisfecho, muy satisfecho.
Me recosté un poco en la cama, consciente de que sería imposible volver a dormirse, ensimismado contemplando a Eva, que dormía profundamente a su lado, boca arriba, destapada, desnuda...
La vida le había cambiado cuando la conoció, y había momentos en que tenía miedo, mucho miedo.
Ella le sacaba casi 15 años, era una escritora consolidada, tenía su vida hecha. Y él la estaba empezando, con la carrera por acabar, con un futuro por hacer…pero la quería en ese futuro, y eso lo que le aterraba, que ella no estuviera allí.
Meneó la cabeza, alejando fantasmas. "Vive el presente, disfrútalo y ya veremos que pasará mañana".
Sonrió y besó a Eva en la frente, a lo que ella contestó con un murmullo. Se quedó observándola, seguía con los ojos cerrados y la respiración pausada, seguía durmiendo.
"Habrá que despertarla…que son casi las 12."
Silencioso, tomó posición, con su cabeza entre los muslos de Eva, acarició suavemente la cara interior de uno de los muslos, Eva no se movió, su respiración seguía igual.
Ahora beso un poco el interior del muslo, deslizó la lengua despacito, provocando un gemido de Eva, un gemido suave. Alzó los ojos y la observó, parecía dormida.
Así que se dispuso a despertarla. Abrió la boca y deslizó la lengua por toda la raja de Eva, está dio un respingo, y él, sujetándola de las caderas con fuerza, hundió la cara en su sexo y comenzó a devorarlo.
- Ahhhahah- Eva soltó un grito de sorpresa, y abrió los ojos para verme devorándola- … joder … buenos … ahhhahaha …. Días …. ahahhahah.
Sus manos me cogieron de la cabeza, apretándola también contra su sexo, que entre mi saliva y sus flujos cada vez estaba más húmedo.
Mi lengua lamía su sexo con un ritmo rápido, alternando lametones con besos y succiones de mis labios. La solté de las caderas y acerqué mis manos a su sexo. Con una abrí sus labios, mientras que con la otra comencé a acariciar y apretar su clítoris, acompañando esto de mi lengua.
- Ahaha ahha vamos…vamos…ahaha…sigue por diioss…sigue…me voy…me…voy…me..ahha..ajjhahhaha..hhahahuuu uuhhh…
Mi lengua y mi dedo se movían mientras Eva gemía de placer, cogiéndome del pelo con fuerza con una mano, mientras que con la otra pellizcaba su pezón, de repente apretó sus piernas contra mí cabeza, con fuerza, dejándome en una situación curiosa, me tapó los oídos, no podía mover la cabeza, durante ese instante mi mundo fue su coño, y mi única tarea en la vida, comérmelo. Lo devoraba con devoción, aislado del mundo.
- Sí sí sí…no pares… Carlos me corro…me corrooo…ahh..sí…dios…dios…AHHHHHAHAHAHAHAH…ahhhh… ahhh…aahh…jooodeer…queee bieeen….
Cuando Eva se relajó un poco alcé mi cabeza. Tenía el pelo alborotado que se estaba quitando de la cara con una mano, con la otra se sujetaba un pecho.
- Buenos días.
- Ufff…buenísimos…ven…que yo también te los quiero dar…
Me acerqué a ella, de rodillas, dejando la polla, durísima tras la comida de coño que le había hecho, a la altura de su rostro. Eva no se lo pensó dos veces, alzó la polla con una mano, mientras que con la lengua comenzó a recorrer el tronco, desde los huevos al glande, que desapareció en su boca.
- Ahhhh…siiiiiii….
Eva comenzó a chupármela, mientras que con una mano acariciaba mis huevos. Eché la cabeza hacia atrás…disfrutando de la mamada que me estaba haciendo.
Eva se recreaba, engullía despacio mi polla, la soltaba despacio…se la sacaba entera de la boca y alzaba la mirada hasta encontrar la mía, sin dejar de pajearme de forma lenta…
- ¿Te gusta cómo te como la polla?
- Sí…me encanta…
- Me gusta tu polla Carlos. Me gusta comérmela, que me la metas y me folles con ella.- el ritmo de la paja se iba acelerando, ella continuaba mirándome a los ojos. – Me gusta tu leche, me gusta cómo me comes el coño, me gusta cómo me follas…
Eva volvió a meterse mi polla en la boca, chupándomela con ansia y con un ritmo frenético. De repente se separó otra vez de mi miembro y volvió a mirarme, un hilo de saliva unía su boca y mi polla…
- Me gusta que me folles antes de dormir y que me comas el coño para despertar. Me vuelves loca, nunca nadie me había calentado tanto y tanto tiempo como tú Carlos…- su mano se movía rápidamente por mi polla, agarrándola firmemente y haciéndome una paja increíble.
- Eva…por dios…me vuelves loco…Eva… yo……yo…
Eva se incorporó, quedando también de rodillas, estábamos frente a frente, sin dejar de masturbarme acercó su boca a mi oído y me susurro.
- Dáme tu leche… pero antes dímelo…dímelo ya joder…
- Eva…ahahah…Te quiero…
La corrida impactó contra el cuerpo de Eva..
- Y yo a ti mi niño… y yo a ti…
Ambos nos fundimos en un beso cálido y suave, eterno.
---------------------------------- Desayuno ----------------------------------
- Que ducha más buena…
Eva llegó a la cocina envuelta en la toalla, que cubría desde el nacimiento de sus pechos hasta un poco por debajo de su monte de Venus. Su cabello, todavía mojado, caía por sus hombros bronceados.
- Pues el zumo y el croissant te van a poner de mejor humor. – dije sonriéndola.
- Tu eres el que me pone de buen humor.- dijo besándome dulcemente en los labios.
Desayunamos entre risas y miradas cargadas de complicidad.
---------------------------------- Que no llegue el invierno ----------------------------------
Tumbados en la cama, su cabeza descansaba sobre mi pecho, mientras yo jugaba con su pelo, en silencio, disfrutando el uno del otro.
- Eva…
- Dime mi niño.
- ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Qué pasará cuando el verano acabe?
- Shhhh.
Posó un dedo en mis labios.
- No pienses en eso ahora, por favor, disfrutemos del verano y no nos preocupemos del invierno.
Sus labios buscaron los míos y nos besamos, como se besan los enamorados, bebiendo el alma de los labios, con besos húmedos y lentos.
La mano de Eva buscó mi torso, deslizándose por él, mientras que yo acariciaba sus caderas bajo su camiseta.
- Carlos…- dijo mientras se comenzaba a quitar la camiseta, quedándose únicamente vestida con unas braguitas blancas.- ¿Te has dado cuenta que llevamos todo el verano follando como conejos?
- Shhh…- ahora fue mi dedo el que se posó en sus labios.- Es nuestro verano…ya no me imagino una vida que sea verano, que no sea nuestro verano.
Y así comenzamos a besarnos otra vez, hasta acabar desnudos y unidos, haciendo el amor por enésima vez desde aquella partida de dados, pero esta vez no hubo un deseo contenido, ni hubo urgencia, esta vez nos movimos despacio, con una cadencia suave y sensual, besándonos mientras la penetraba, encima de ella, abrazándome con sus piernas, besándonos mientras los orgasmos nos alcanzaban, hasta acabar dormidos en un sueño de una tarde de verano.
---------------------------------- Atardecer ----------------------------------
El sol se apagaba, reflejando su luz en el mar, centelleando con las olas. La brisa de finales de Agosto acariciaba sus pieles, que todavía sabían a sal.
Eva y Carlos estaban sentados en una roca que se adentraba en el agua, en silencio, contemplando una playa casi desierta, tranquila. Disfrutando de los últimos suspiros del verano.
Carlos no dejaba de pensarlo, faltaban escasos dos días para que se acabase el mes. Dos días para regresar a casa, y Eva a la suya, con kilómetros entre ellos.
Había sacado el tema un par de veces, pero Eva lo había esquivado, con una sonrisa, pero sin querer afrontarlo.
Los últimos días le estaban volviendo loco, cada vez que podían hacían el amor, y él se entregaba con pasión, como si fuese la última vez, porque quizás lo fuera.
- ¿En qué piensas?
La pregunta de Eva lo devolvió a la tierra.
- En que se acaba el verano.
- ¿Y eso te preocupa?
- Sabes que sí.
- Carlos…- Sus manos acariciaron sus mejillas.- estás triste…
- Sí…no te quiero perder…
Sus labios se unieron suavemente, en un beso cargado de ternura.
- Quería darte una sorpresa esta noche…pero la verdad es que esta semana te he hecho sufrir un poco…y me he aprovechado de ti.
- ¿Cómo? – Levanté una ceja, desconcertado por sus palabras.
- Me he aprovechado de ti esta semana…me estás follando como si no hubiese mañana…y esa sensación me vuelve loca… pero ¿sabes qué? Que hay un mañana.
- Eva…- contuve la respiración. Esperanzado.
- Carlos he hablado con un viejo amigo. Trabaja en un museo, y todos los años solicitan a estudiantes de historia del arte para realizar prácticas, no pagan mucho…pero está cerca de mi casa, cerca de la Universidad…La Universidad donde me gustaría que acabases la carrera, ¿qué me dices?...dime que sí…dios es una locura…pero dime que sí…
La risa salió de mi garganta, con la tensión de la incertidumbre. La besé con fuerza y energía.
- Sí
Nos abrazamos mientras nos besábamos entre risas, felices. Cuando en uno de los besos, resbalé, cayendo de la roca al agua, arrastrando a Eva detrás de mí. Continuamos riendo, nerviosos por un futuro que deseábamos, que teníamos al alcance de la mano. Al levantar la vista la vi, con la camiseta mojada, transparentándose sus pechos, riéndose…llenando mi vida.
La cogí de la cintura y la atraje hacia mi cuerpo, besándola. Con una mano comencé a presionarle el pecho, húmedo. Ella se entregó a mí, con pasión.
Le lamía el cuello mientras mi mano se introducía bajo su top, buscando la piel de su pecho. Eva gimió al pellizcar su pezón. Sus manos apretaban mi trasero, apretando mi verga a su sexo. Le levanté la camiseta y atrapé su pezón entre los labios. Mientras con la mano manoseaba su pecho.
- Carlos…- gimió con la respiración entrecortada.- nos miran…por favor…
- Me da igual…
Seguí devorando su pezón, mientras con el rabillo del ojo miré a la playa. Una pareja, la única que quedaba en la cala, nos observa en la distancia. Eso no me hizo detenerme. Ni a ella, que introdujo sus manos en mis bermudas buscando mi polla, dura y erguida. Me bajó la parte delantera de las bermudas, y mi polla saltó como un resorte, desafiándola.
Eva se arrodilló, las olas bañaban sus piernas mientras me devoraba, ambos estábamos presas de un instinto primario, deseo en estado puro, alimentado por la sensación de ser observados.
Mi polla salía y entraba de su boca a un ritmo pesado, profundo y potente.
No podía aguantar más. Cogí de la cabeza a Eva, separándola de mi miembro. Ella se tumbó en la orilla, como en De Aquí a la Eternidad.
Le quité el short que llevaba a la vez que la parte de abajo del bikini, apretándolos fuertemente en mi mano. Ella abrió las piernas, receptiva. Y la penetré, bañados por las olas.
El agua nos golpeaba, acompañaba las embestidas con las olas, mientras Eva apretaba fuertemente sus uñas en mi espalda.
- Te quiero…Te necesito…- le decía en cada embestida.
- Sí…y yo…y yo…fóllame siempre…Carlos…fóllame…
Ya no podía aguantar más, saqué mi polla del coño de Eva, levanté un poco su camiseta completamente empapada y estallé en una corrida en su vientre.
- Muy bien mi niño…muy bien…así me gusta…- dijo mientras su mano jugueteaba con mi esperma.
- Hemos cerrado un círculo…
Eva se me quedó mirando…hasta que comprendió lo que decía y estalló en una carcajada, en una risa contagiosa. Me tumbe a su lado y la cogí de la mano. Ambos nos quedamos mirando al cielo.
Hacía cosa de tres meses, en una tarde de Junio, vimos a una pareja hacerlo en la playa, ahora, nosotros éramos esa pareja y éramos observados. Cerrando un círculo.
- Ahora hay que dar otro paso…- las palabras de Eva se quedaron flotando en el aire de aquella cala a finales del mes de Agosto.
---------------------------------- Otoño ----------------------------------
El Tom Tom indicaba que faltaban dos minutos para llegar a mi destino. Con el coche cargado de cajas me había despedido por la mañana de mis padres, partiendo hacia una nueva vida.
Mi madre no estaba muy convencida, pero en los ojos de mi padre vi aprobación al despedirnos.
Al girar la esquina las vi. Allí estaban, esperándome en el patio. Eva y la otra mujer, Pili, su compañera de piso. Llevaban viviendo juntas más de 10 años, en un piso antiguo y espacioso según me había comentado Eva. No puso objeción ninguna a que fuese a vivir con ellas, tiempo atrás otras parejas de Eva y de Pili habían vivido allí, esperaba correr más suerte que ellas.
Me estaban guardando sitio en la puerta. Aparqué y bajé del coche, con la ilusión de una nueva vida. Sonriendo y sin temer ni al otoño ni al invierno, con la ilusión de un verano eterno.