Jugando a Gran Turismo

Me quedé cenando en casa de mi hermano y mi cuñada, menuda nochecita...

Mi nombre es David y actualmente tengo 30 años. Junto con mi mujer Natalia acabamos de tener una preciosa hija llamada Judith. Me gustaría contaros una cosa, no puedo decir inimaginable pero si curiosa que me pasó hace pocos días.

Tengo que decir que mi apariencia es de lo más normal, mi cuerpo es de un chico deportista, no muy musculado pero fibrado y fuerte por las largas jornadas de deporte que realizo a diario, entre ellos el frontón y el spinning.

Mi hija nació en la ciudad de mis suegros. Todo estaba planeado para que de esta manera, al nacer, mi mujer se quedara a vivir temporalmente en casa de estos mientras se recuperaba del parto. A los pocos días de nacer mi hija, mi mujer tenía hora en el ginecólogo para que este le quitara los puntos de la cesárea así que en el día de la cita, fuimos y así lo hizo el médico, vio que estaba bien y le quitó casi todos los puntos ya que al hacer la revisión de estos, vio que había uno que no estaba muy cerrado y le avisó que tuviera cuidado, que no hiciera ningún movimiento brusco porqué podía saltarle. Esa misma noche, sin los puntos de le operación, mi esposa hizo un mal gesto y le saltaron tres puntos donde justamente el médico hizo hincapié que tuviera cuidado, así que no lo dudé ni un minuto, dejé a mi hija Judith con mis suegros y nos dirigimos hacia el hospital más cercano. Llegamos a urgencias donde le atendieron a tiempo y le ordenaron reposo absoluto. Tal reposo que entre yo y mi suegra nos teníamos que hacer cargo de mi hija Judith y así mi mujer podía descansar y estar mejor cuidada y mejor atendida. De hace 5 años que tenemos un par de canes en casa, grandes, dos bóxers, macho y hembra a los que quiero con locura, pero que por razones obvias han pasado a segundo plano. Al estar estos en casa y no poder dejárselos a nadie de confianza por la faena que dejan, diariamente tenía que desplazarme los 50km que separan mi hogar del de mis suegros, así que por las mañanas y por las noches me quedaba solo en mi casa y al mediodía subía para estar junto a mis dos niñas.

La verdad que durante esa temporada y cierto tiempo antes que el parto, el sexo en la pareja era cero, inexistente. No me apetecía masturbarme ya que me sentía mal pensando en que mi mujer tampoco podía tener sexo y era como un gesto inconsciente de solidaridad. Una tarde, estando en casa de mis suegros, me llamó mi hermano Pedro porqué se había comprado un juego nuevo, el Gran Turismo, creó que era la quinta versión del juego, y quería que me quedara a cenar y seguidamente poder viciarnos esa misma noche. Así que esa misma tarde tan punto bajé de casa de mis suegros, llegué a mi casa, saqué a pasear a mis perros, me duché y me fui a casa de mi hermano. Tenía un dilema, ya que por un lado me apetecía ver a mi nuevo sobrino de dos meses, pero por el otro también me apetecía quedarme solo en casa, siempre he sido muy hogareño.

Les hablaré un poco como son, tanto mi hermano, como mi cuñada. Esta, Cristina, tiene ahora mismo 22 añitos, antes de estar embarazada, era la típica niña que no pasaba viernes o sábado que no visitara ninguna discoteca. Delgadita, con pocas caderas, pechos pequeños pero bien redonditos, rubia, pelo liso hasta media melena y aunque al principio es algo tímida, luego realmente es muy cachonda, muy divertida, es el alma de la fiesta por allá donde va. Después del embarazo se le ha quedado un poco de tripita, pero pienso que le queda hasta más bonita que antes de estar embarazada que estaba completamente plana. Por lo contrario, mi hermano Pedro, de 26 años, media estatura, con pelo corto, pendiente en la oreja izquierda, de constitución delgada, pero le acompaña ese buche de bebedor cervezero.

Era tarde al llegar con el coche a casa de estos, así que abrí con mis propias llaves y al cruzar la puerta de la entrada, me encontré a mi sobrino David durmiendo en su cunita y a mi cuñada Cristina en la cocina liada con la cena. Vestía con un pijama clarito, con generoso escote y un sujetador negro que podía apreciar a través de la delgada tela junto con su tanga a juego del mismo color.

-          ¡Hola cuñado! ¡Qué guapo vienes hoy! – me dijo.

-          Ya ves, unos jeans negros y una sudadera azul, tampoco es nada del otro mundo – le respondí quitando importancia.

-          Tranquilo, también puede ser que te mire con buenos ojos, eh…

-          Será eso, jeje. ¿dónde está mi hermano?

-          Afuera en la terraza fumando. Dile que en breve la cena estará hecha.

-          Ok.

Salí hacia fuera para saludar a mi hermano y el tiempo no acompañaba nada, era principios de diciembre y hacía mucho frío, el termómetro cercano a la puerta marcaba 1 grado por encima de cero.

-          No entiendo cómo puedes estar aquí con el frío que hace – le comenté calentándome las manos con mi aliento.

-          Pues ya ves, el vicio, es el vicio…

-          Oye, luego hablamos, voy hacia adentro que hace mucho frío. Cuando quieras entrar ya sabes…por cierto, la cena está a punto ha dicho tu niña…

-          Dame 5 minutos que me acabo el cigarrillo…

Me fui hacia la cocina donde se encontraba mi cuñada.

-          Por cierto cuñada, ¿qué te ha dicho el médico de esos bultitos del pecho?

-          Pues que es leche acumulada, al dejar de darle el pecho a tu sobrino me subió la fiebre y con ello se me acumuló demasiada leche por lo que al no sacarla se han formado estos bultitos…

-          Entonces…¿es malo? – le pregunté con curiosidad.

-          Hombre, tampoco es bueno tener eso ahí, la verdad

-          Ahhh ya…y oye – le dije poniendo cara de intrigado - , ¿sabes si eso pasa en los hombres?, yo también tengo leche acumulada, jajajaja – las bromas sexuales entre nosotros eran muy frecuentes.

-          Jajajaja, ¡que tonto eres!

-          ¿Te ha dado alguna solución?

-          Pues tu hermano me tiene que dar friegas con agua caliente para que se me vaya disolviendo – dijo mientras se frotaba el pecho por encima del pijama.

-          Buff – resoplé – vamos a cambiar de conversación…

-          ¿Te pongo nervioso?

-          No precisamente….

-          ¿Entonces? – preguntó

-          Nada, nada , ¡déjalo! – dije acabando la conversación.

-          ¡Vaaa dimeeee! – insistió - ¿qué te pasa?

-          Bueno, digamos que mi problema no difiere mucho del de tu problema de fin de lactancia… - no sé si me explico…acumulación y esas cosas…

-          ¡Ah ya..! y dime, ¿no has probado a jugar al parchís?...ya sabes….

-          La verdad es que no me apetece mucho. Esperaremos la cuarentena y luego todo habrá acabado…

-          Pero cuñado, que para la cuarentena te queda un mes aún…

-          Ya lo sé, ya… no hace falta que me lo digas, pero mejor no pensar en ello.

-          ¡Pobre! – me dijo dándome un beso en la mejilla – ya verás cómo pasa pronto, tú no pienses en esas cosas.

Difícil era no pensar en esas cosas cuando tenía a mi cuñada hecho un auténtico bombón. Mi hermano interrumpió la conversación preguntando por la cena…

-          ¡Que! ¿ya está la cena?

-          Si, vete sentando que ahora la sirvo…

Me senté en el sofá, un sofá esquinero que arropa a medio comedor, me senté junto a la esquina para poder ver la TV, mi hermano se sentó en la otra punta y mi cuñada en medio de ambos. La cena pasó como si nada…estuvimos hablando de nuestros hijos, que ambos eran recién nacidos, con pequeños trucos para dormirlos, darles de comer, etcétera. Yo aún estaba comiendo que mi hermano cogió el mando de la consola y se puso a jugar.

-          No veas con el vicio hermano…. acaba de cenar y luego jugamos – le dije a Pedro.

-          ¡Ya he acabado! – contestó.

-          Pero Pedro, si solo te has comido la mitad del plato, ¡el juego te tiene absorbido, cariño! - añadió mi cuñada.

-          Ya, pero hoy tengo ganas de probar este juegazo…

Mi hermano estuvo un buen rato jugando mientras yo y mi cuñada nos contábamos unas risas. Con todo esto, ella no paraba de sobarme la piernas, los brazos, aunque a mi sinceramente no me molestaba.

-          Cuñado, déjame pasar que iré a ver al niño haber si duerme… - me dijo mi cuñada levantándose del sofá metiendo su culo en mi cara por el poco espacio entre la mesa y el sofá.

Me aparté un poco y dejé que se fuera. Mi hermano estaba totalmente hipnotizado con el juego, parecía que solo hubiera dos personas en ese comedor. Al rato apareció mi cuñada, no obstante la noté algo cambiada, diferente, sus movimientos eran diferentes, se había quitado el sujetador. Seguimos jugando y riendo como si no pasara nada, pero sí que pasaba, yo cada vez estaba más caliente, podía ver casi por completo su pecho lactante a través del enorme escote que ofrecía su pijama, lo había visto en otras ocasiones cuando le daba de mamar a mi sobrino, pero esta vez era diferente, era más lascivo. Cada dos por tres hacía comentarios de cómo se había quedado su panza después de parir a mi sobrino, se la frotaba, se daba palmaditas mientras levantándose a la altura de sus pechos el jersey del pijama, marcando  mucho  más la forma de ambos.

-          ¿Has visto? Está atontado con el juego… - me dice mi cuñada con su mano bajo la parte superior del pijama tocándose la barriga.

-          ¿Ya ves no…? ¡Qué pasada!

-          Podemos hablar de cualquier cosa que no se enteraría…

-          ¿Tú crees?

-          Jajaja ¡sí! Podríamos hablar de la erección que tienes bajo los pantalones y no se enteraría – dijo mirándome la bragueta y sonriendo.

En ese momento no sabía que decir. Mi reacción fue la más lógica, la de taparme el paquete con mi mano.

-          ¡Tranquilo cuñado! Yo sé lo que te pasa…

En esos mismos instantes se levantó y tomó mi mano.

-          Ven, que te enseñaré la cuna que le hemos comprado al niño…

-          ¿La cuna? Pero si ya le vi en su día…

-          Veeeen, que tú no has visto el nuevo accesorio de la cuna…

Me fui con ella de la mano y me llevó a la habitación de su hijo. El pequeño estaba durmiendo en la habitación de matrimonio ya que aun era muy pequeño por lo que estábamos solos en esa habitación que daba justo al lado del comedor.

-          Me di cuenta de que te fijabas en mis pechos cuando le daba de comer a David. – me dijo Cristina.

-          Hombre, supongo que es normal, desde siempre que has tenido un pecho muy bonito, aparte que uno no es de piedra.

-          Gracias cuñado pero quiero hacerte un favor, esta noche estos serán para ti.

Seguidamente se subió el jersey del pijama y me dejó ver sus enormes pechos.

-          Puedes tocarlos, pero te pido que no me toques el pezón que tu sobrino me los tiene en carne viva.

Realmente eran preciosos, grandes, bien definidos, totalmente proporcionados. Su aureola era muy grande, proporcionado a su pezón, que al dar de mamar a mi sobrino, era enorme.

-          No puedo hacerlo. Yo estoy con Natalia y tú con Pedro. En serio no puedo – le dije entre mezcla de nervioso y asustado.

-          Tranquilo, mira, Pedro está jugando y Natalia no se tiene porqué enterar, yo no se lo voy a decir – me dijo Cristina mientras me tocaba el paquete - ¿se lo vas a decir tú?

Al fin, la tentación fue mucha y yo no me pude resistir, empecé a acariciarlos suavemente, a excepción de la parte central del pecho, mis dedos se deslizaban suavemente por la totalidad de sus senos.  Mi erección cada vez era mayor, el tronco de mi miembro se podía distinguir con total facilidad en mis pantalones. Las caricias de los senos de mi cuñada se transformaron en magreos y tocamientos mientras ella seguía sobándome el pene. Cristina emitía pequeños jadeos.

-          ¡Bufff!, que manos tienes.  No soy yo la única que está excitada, eh…  - me dijo mi cuñada.

-          Para que te voy a engañar…¿tú sabes el tiempo que hace que no tengo sexo?

-          Supongo que hace bastante…no te preocupes cuñado, la familia está para ayudarnos.

Dicho esto, se agachó, me desabrochó los pantalones, bajo mi abultado slip y mis 17cm saltaron hacia su cara. No era la primera vez que tenía sexo con mi cuñada, pero estaba ultra nervioso.

-          Ben aquí, que tu cuñada va a solucionar el problemita que tienes…

Empezó a masturbar mi pene, que sensación, después de tantos días sin tocarme, sentir una mano ajena pajearme de esa manera  era absolutamente impresionante.

-          ¿Te gusta? – me dijo en voz baja y sin parar el pequeño ejercicio manual.

-          Buff…¡siiii! ¡mucho!

-          lo sé, jeje, tienes gotitas de semen en la punta, ¿estás caliente eh..? – diciendo esto me iba pasando la punta de su lengua por la parte superior de mi pene.

Esas pequeñas pasaditas de lengua poco a poco se fueron convirtiendo en mamadas más profundas. Mi cuñada se metía toda mi polla en su boca, me la mamaba a la vez que me la masturbaba.

-          ¿Y si viene Pedro? Buff…

-          Calla tonto y concéntrate…

La sensación de morbo era total. Cristina me estaba haciendo una mamada a 5 metros de donde estaba mi hermano separado por una pared. Podía escuchar  el juego de mi hermano mientras Cristina se recreaba en cada mamada que hacía, como la degustaba…. Su boca se comía todo el tronco de mi aparato, con una mano me acariciaba los huevos, mientras que con la otra me masturbaba sin parar. Me apoyé junto la pared para arquear la espalda, la sensación de placer era inigualable. Al poco avisé que me venía, demasiados los días que hacía que no eyaculaba y eso se notó, vamos si se notó, no aguanté ni diez minutos junto a mi cuñada…

-          Cris, me vengo….¡mierda! ¿dónde me corro?.

-          Aquí – dijo señalándome su dulce boca.

Empezó a chuparla, cada vez más rápido hasta que me vine. Mi cuñada me abrió la boca y acabé por completo en ella, problemas tuvo la pobre para tragar todo eso. La corrida fue espectacular, borbotones de blanco y espeso líquido llenaban la boca de mi cuñada, que al fin se lo trago por completo. Una vez acabé de correrme limpió con su boca los restos que se quedaron en mi verga y me la guardó.

-          David, sígueme la corriente – me dijo dándome un beso en la mejilla.

Salimos de esa habitación y nos dirigimos hacia el comedor.

-          Así que, ¿te gusta la habitación? – dijo Cristina.

-          ¡Buff!, mucho. Tenéis buen gusto – dije dirigiéndome hacia el baño – voy a cambiarle el agua al canario.

Al salir del baño, mi cuñada se sentó junto a mi hermano y se mostró como si nada hubiera pasado.

-          ¿Quién gana, ella o tú? – le dijo Cristina a mi hermano.

No hubo respuesta por su parte…

-          ¡Atontaooo! – le dijo dándole un golpe en el hombro - ¡Que quien gana!

-          ¡Déjame que estoy concentrado…!

-          ¡A que te apago la consola! – le dijo mi cuñada Mosqueda…

-          ¡A que me la vas a chupar!

-          Jajajaja, ¡hoy va a ser que no…!

-          Bueno gente, creo que aquí el menda se pira que tengo que sacar aún a mis canes y mira qué hora es

-          Un besote pues y descansa – me dijo Cris - ¡ah! Y recuerda que la familia está para ayudarnos mutuamente, ¿vale?

-          Gracias Cris…..y tú, hermano, no te vicies mucho – le dije a este – No hubo contestación por su parte, mas el poder del juego le invadía por completo

-          Espera que te acompaño – me dijo mi cuñada.

Así ambos desaparecimos por ese largo pasillo que separa el comedor de la puerta de la entrada. Al llegar al final de este mi cuñada me dijo:

-          No quiero que pienses que soy una zorra o una guarra. Simplemente que contigo siento una enorme empatía y simplemente he solucionado un problema que tenías ¿vale?

-          Tranquila, me ha gustado mucho y la verdad que te lo agradezco porqué tenía ahí abajo una presión…

-          ¿Cómo se ha quedado tu soldadito? ¿relajado?

-          Uff si…mucho – le dije – ¿tú estás bien?

-          La verdad que estoy empapada, pero tranquilo, ahora me ducharé, agua fría y se me pasa.

-          ¿Puedo tocarlo?

-          Jajajaja, ¿en serio quieres tocarlo?

-          Claro, pero ten cuidado con la cicatriz, que la tengo muy reciente. ¿Vale?

Desplacé mi mano por la abertura de sus pantalones del pijama, al ser elásticos no me costó mucho adentrarme. Su pelvis estaba depilada. Pude notar con mi tacto la reciente cicatriz que avisaba de la entrada de ese mar de fantasías. Mi corazón estaba a cien cuando al fin noté algo totalmente húmedo. Con mi dedo índice podía notar lo mojada que estaba mi cuñada, así que cogí ambos dedos,  el índice y el corazón, y los adentré en esa cavidad.

-          ¡Ohhh! ¡Diosss! ¡estás loco! – soltó esta

Empecé a masturbar a mi cuñada, ella me abrazaba todo mi cuerpo, mis dedos entraban y salían con total facilidad de su vagina.

-          ¡Cuñado, para por favor!

-          ¿No quieres que siga?

-          ¡Siiiiii!, ¡ahhh!, ¡nooo!, para por favor te lo pido. Estoy muy cachonda y voy a pegar un grito como me corra.

Mi pene había vuelto a su estado de erección total, volvía a estar caliente de nuevo.

-          ¿En serio quieres que pare?

-          Siiiii, siiii, por favor – me dijo Cristina entre jadeos.

-          Está bien, pero solo porqué me lo pides tú.

Saque mis impregnados dedos de sus partes y me los metí en la boca, quería probar el sabor de ese manantial.

-          Cuñado, anda vete que como venga Pedro la liamos.

-          Vale.

En esos momentos le di un beso en la mejilla muestra del respeto que sentía hacia ella. Esta me lo devolvió y me cruce la puerta, fui a mi casa un poco mas vacío en mi interior, sí que es cierto que en otra ocasión mi cuñada me había hecho alguna que otra felación, pero nunca a tan pocos metros de mi hermano, dios mío que morbo. Llegué a casa con un frío horroroso, las manos congeladas. Abrí la puerta de mi casa y mis canes me saludaron efusivamente, la calefacción se notaba, se estaba muy a gusto, no tardé en ponerles las correas para sacarlos a que hicieran sus necesidades en la calle. Los saqué y al volver, como de costumbre, me puse en el portátil y ejecuté mi protocolo nocturno, leer el correo, encender el MSN y abrir el facebook para ver las últimas noticias de mi gente. No pasó media hora que vi la pantallita de un contacto. “Cristina se ha conectado”. No quise ser yo quien abriera la conversación, por aquello de no ser pesado, pero me moría de ganas de hablar con mi cuñada a solas. Seguí con mi protocolo cuando pasados unos minutos se me abre una conversación:

-          ¡Hola David! ¿no te ibas a dormir?

-          Si, ahora cuando acabe de mirar el correo.

-          Ah bueno, entonces no te molesto, necesitas descansar.

-          No te preocupes, me gusta hablar contigo.

-          Gracias cuñado, tú también eres un tesoro. Oye, ¿te puedo decir una cosa, pero que no salga de aquí por favor?

-          Claro, tu dirás Cristina.

-          Es que me produces mucha confianza y necesito contárselo a alguien..

-          Bueno, pues aquí me tienes, no me asustes, ¿Qué pasa?

-          Me gusta estar con Pedro pero a veces me saca de quicio, no lo aguanto cuando se pone gallito…

-          Nadie es perfecto cuñada…

-          Ya, pero no sé, a veces mi cuñada Natalia me da envidia eh….

-          Jajajaja, ¿envidia de qué?

-          Pues de estar con alguien como tú….

-          ¡Criiiiis! – exclamé.

-          Lo sé, lo sé, pero estoy tan a gusto contigo…

-          Yo también tengo mis cosas eh, de todas maneras los roces entre pareja son normales. Yo tengo muchos piques también con Natalia eh, no te creas que soy perfecto, tengo muchísimos defectos.

“Cristina quiere iniciar una video llamada. ¿Aceptar?” - Ese fue el mensaje de la pantallita que me apareció de repente.  Denegué esa petición.

-          ¿Qué haces cuñada?

-          Nada, que quiero verte. ¿qué pasa, que no estás visible? Jajaja

-          Claro que lo estoy.

-          ¿Por qué no aceptas?

-          ¿Y Pedro? ¿qué pasa si te ve? Si nos ve juntos…

-          No estoy haciendo nada malo. ¿es acaso algo malo vernos por la webcam?

-          Supongo que no… - contesté…

“Cristina quiere iniciar una video llamada. ¿Aceptar?”. Volvió a aparecer de nuevo el mensaje en mi pantalla aunque esta vez acepté. Al poco, vi a mi cuñada a través de la webcam, ella también me vio a mí.

-          ¡¡Hola cuñadoooo!! – me dijo saludando sonriente con la mano - ¿estás más a gusto desde…ya sabes?

-          Jeje, cuñada, eres la hostia, me has pillado por sorpresa. Me ha gustado muchísimo. ¿Dónde está mi hermano?

-          En el comedor jugando aun y yo estoy en la habitación.

-          ¿Aún está jugando? Impresionante…

-          Si, es la hostia, cuando se engancha….

-          Dime ¿te has pegado la ducha de agua fría?

-          Jajaja, sí, me he quedado mejor, más relajada, aunque las ganas existen.

-          ¿Pero te has…ya sabes. ¿has hablado con la alcachofa de tu ducha?

-          Jajajaja, que va – me respondió Cristina – con esa clase de preguntas…¿no te estarás tocando, no?

-          ¡Qué va!, ¡qué va!- respondí algo nervioso.

-          Déjame verlo que no me fío de ti.

-          Joder cuñada, créeme, que no lo hago yo eso.

-          Entonces, ¿qué problema tienes en mostrármelo?

-          Como quieras –le contesté.

En esos momentos bajé la tapa de mi portátil para enfocar con la webcam la parte de mi entrepierna.

-          ¿Lo ves como no estoy haciendo nada?

-          ¿Y como se yo que no la tienes dura? Solo veo un pijama oscuro, no veo ninguna forma más.

-          ¿No me crees? – le dije.

-          No. Apártate los pantalones del pijama y déjame verla.

-          Como quieras…. – en esos momentos separé la goma del pantalón de mi pijama y a la vista se podía ver  mi gordo pene.

-          ¿Me crees ahora? – le dije en tono alto.

-          Qué linda está…¿porqué no te bajas el pantalón y me la dejas ver bien?

-          Tu eres muy pícara cuñada, tú desde un primer momento lo tenías todo pensado.

Paso de mi comentario.

-          ¡Vaaa!, ¡venga cuñado!, ¡quítate los pants!

En esos instantes me levanté, y volviendo a subir la tapa del portátil, enfoqué con la cámara a todo mi pene.

El hecho de que me mi cuñada me mandara a hacer cosas me provocaba un poco de morbo., me estaba empezando a poner….

-          ¡Qué linda está!. Y por lo que veo no soy la única que le gusta esta situación eh, se te está empezando a poner gorda, jeje.

Mi cuñada se puso de rodillas enseñándome su cintura dejándome ver la parte de su pijama donde se juntaban la parte inferior y la superior.

-          ¿Quieres que me los baje? – me dijo señalando a los pants.

-          Claro, si te sientes más cómoda…

Seguidamente se bajó el pantalón, sus movimientos eran muy sensuales y yo volvía a estar con mi miembro al cien por cien. Al quitárselos, se volvió a poner de rodillas ante la cámara mostrándome la pequeña cicatriz k le dejó el parto junto con su pubis completamente depilado. Yo cada vez empezaba a sentirme más excitado.

-          ¿Estás mojada? – le pregunté.

-          Por supuesto…mucho diría yo.

Empezó a acariciarse la entrada de su vagina, y seguidamente metió dos dedos dentro. Lo sacó completamente mojados, podía ver sus dedos completamente brillantes, fruto de la excitación que tenía mi cuñada.

-          ¿Lo ves? No te decía ninguna mentira…. ¡me tienes loca!

Yo no pude contenerme y empecé yo también a jugar con mi soldado. Mi cuñada no decía nada, solo hacía que masturbarse, sus dedos entraban rápidamente en su vagina, esta vez eran tres los que actuaban. Yo por mi lado no dejaba de parpadear y a la vez de masturbarme viendo como pequeñas gotas de líquido blanco emanaban de la entrada de la vagina de Cristina. Al poco rato sus dedos frenaron su actuación:

-          ¿Te gusta?

-          Claro, no pudo dejar de masturbarme, me encanta lo que veo.

-          No voy a tardar en correrme, ¿te queda mucho? – me preguntó.

-          No, yo también acabo ya mismo.

Mi pene estaba rojo como un pimiento y sentía como ardía por dentro. Si me seguía masturbando al ritmo que lo hacía sabía que no duraría mucho, por lo que frené y empecé a frotarme el frenillo de mi glande con mis dedos mojados de saliva mostrando la polla entera por cámara a mi cuñada.

-          ¡¡Así, así, déjala así que la vea bien!! – me dijo mi cuñada escribiendo con un dedo.

Estuve así hasta que empecé a oír a mi cuñada jadear cada vez más fuerte, sus jadeos eran excitantes, con su voz suave y delicada hizo que me viniera yo también. Empecé a derramar leche por encima de una toalla vieja k tenía que había dejado encima del teclado del portátil para que mi cuñada viera lo k había provocado en mi interior.

-          ¡Dioss!… - exclamó esta…

Esas fueron las siguientes palabras al orgasmo de mi cuñada antes de que se levantara y se ausentara por unos minutos. Tiempo que aproveché para limpiarme y volverme a poner los pantalones. Pasados pocos minutos volví a tener actividad de mi cuñada:

-          Cuñado, lo siento pero me encanta tu polla, me vuelve loca. Eso y que tú hermano no deja de jugar con la puta consola. Superpone eso a mis necesidades como mujer, ¡ya es lo último!

-          Bueno, no te mosquees, ¿tú te has quedado satisfecha?

-          ¡Bufff! ¡Mucho!

-          Pues ya está, es lo que importa. Cuñada, tienes un cuerpo de escándalo, tienes un cuerpo que ya quisieran muchos para tenerlo en su casa, pero lo de hoy no lo puedo repetir. Me siento mal, la verdad.

-          ¿Pero porqué? ¿no te ha gustado?

-          Claro que me ha gustado. Por eso mismo, lo de hoy ha estado genial pero como alternativa a mi necesidad de quitarme la presión que tenía ahí abajo.

-          Pero no tiene que pasar nada, es como si te masturbaras, piénsalo así…

-          Hombre, igual, igual….son cuernos en toda regla..

-          Y cuando te masturbas ¿no?

-          Es que hace mucho que no me toco Cris, hace muchísimo, no me apetece.

-          Bueno, no te preocupes, yo no se lo voy a decir a nadie. Esto queda entre tú y yo, ¿ok?

-          Gracias cuñada, te lo agradezco de veras.

-          De nada cuñado, para eso está la familia. Oye, que me he quedado súper relajada después de la ciber sesión, jiji.

-          Jajaja, yo también me he quedado súper bien. Me voy a dormir que estoy cansadito, ¿ok?

-          Vale cuñado, nos vemos otro rato. Un besito y que descanses.

Así fueron las cosas entre mi cuñada y yo. Un hecho que tal y como pasó no lo hubiera dicho nunca. Ya les contaré si hay más novedades entre ella y yo. La cuarentena es muy larga y mi cuñada muy viciosa.