Juerga. (2) Los tres chavos.

-¿Los 3 son vírgenes? –Pregunté. -Solo yo. –Dijo el chavo con el que estaba hablando la primera vez. -Les propongo algo: cogen los 3 conmigo y se olvidan de mi hermana.

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Vi a mi hermana perderse entre la gente.

Tomé a mi novio de la mano y me le pegué, la música estaba muy alta, había mucha gente; unos bailando, otros platicando, sentados, parados. Había cerveza, frituras.

-Voy al baño. –Le dije a mi novio.

-Sí. –Asintió mi novio.

Nos dimos un beso y caminé al baño. Debía limpiar mis rastros de semen que todavía traía en la entrepierna. Llegué al baño y toqué la puerta, estaba ocupado.

Esperé un momento, mientras miré como estaba la fiesta: pude mirar unas cuantas parejas besándose, nada fuera de lo común. Salió el chavo del baño y entré, cerré la puerta del baño con llave. Bajé mi pantalón y sentí húmedo en mis piernas, tomé una servilleta y me limpié.

Vi como mi bikini también se había manchado, tenía que cambiarme.

Me limpié bien, me subí de nuevo el pantalón y salí del baño rumbo al cuarto donde teníamos nuestras cosas. Caminé esquivando personas hasta que llegué a la puerta del cuarto. Entré y me quedé paralizada: Una chava, que no conocía, estaba hincada, mamándole la verga a un chavo que no conocía y que estaba sentado en la cama.

El chavo, la tenia agarrada del cabello y la empujaba con fuerza hacia su miembro.

“Muévete” , pensaba. Pero mi cuerpo no respondía, no podía dejar de mirar la escena.

El chavo volteó a verme.

-Hola. –Saludó.

Me asusté, sentí un nudo en el estómago. La chava dejó de mamarle la verga, y empezó a masturbarlo. Me miró con una sonrisa picara y me dijo:

-¿No te quieres unir a nosotros? –Lo dijo golpeando la verga contra su lengua, sin dejar de verme.

“¿Quiere que tenga sexo con ellos?” , empecé a temblar. Mi cuerpo no respondía. “Sal, sal”

Cerré la puerta.

Miré alrededor y toda la gente se estaba divirtiendo en la fiesta. Mi corazón latía muy de prisa, estaba excitada, pero pude aguantar la tentación.

-¡Prima! –Di un brinco. Me asusté. Era el menor de mis primos. Vi que traía una cámara. –Saluda a la cámara.

-Hola. –Dije con una sonrisa nerviosa.

-Con permiso, deja entrar. –Me dijo.

Me hice a un lado y pasó al cuarto. Cerró la puerta. Luego me llegó un pensamiento “Va a grabar la cogida” , y me acordé del video de Rafa y Andrea, su prima. Me quedé un rato parada en la puerta, recargada, viendo a las personas, sin pensar en nada.

Reaccioné y caminé, en busca de mi novio. No tardé mucho en encontrarlo, estaba en una bolita de personas, con puros hombres. No quise llegar a interrumpir. Fui por refresco y me puse a buscar a mi hermana, era a la única que conocía.

Caminé a la cocina y a la sala. Evité los cuartos, no quería encontrarme con otras sorpresas. Luego fui a fuera de la casa, a la playa, estaba muy oscuro pero alcancé a ver a mi prima; estaba en un rincón de la casa, ella y su novio.

-Prima. –Le grité.

Estaban los dos sentados, uno al lado del otro.

-¿Qué pasó? –Me preguntó.

-¿Has visto a Olga?

-Creo que esta atrás en la piscina. –Me dijo.

-Bueno, gracias. –Le dije.

-Y ¿Tu novio? –Me preguntó.

-Está con unos chavos. –Le dije y me fui.

De nuevo entré a la casa y caminé entre el mar de personas hasta que llegué a la piscina. Había mucha gente.

Primero busqué dentro de la piscina; había hombres y mujeres dentro, divirtiéndose. Me llamó la atención una pareja: el chavo estaba parado de espaldas a la esquina, y la chava estaba de espaldas al chavo pero un poco inclinada. Ella se movía despacio pero podía notar que estaban teniendo sexo ahí mismo. Y al parecer a nadie le importaba, nadie les decía nada.

Mi hermana no estaba dentro de la piscina. Luego miré a todos los que estaban sentados, unos besándose, otros solo riéndose y la encontré, estaba sentada arriba de un chavo que no conocía. Estaban viendo todo el espectáculo que sucedía en la piscina.

El chavo tenía una mano casi tocando sus nalgas. Me excité y me asusté. “Con mi hermana no” , pensé. Corrí con mi corazón latiendo a mil.

-Olga, ¿Qué haces? –Le dije, mientras la estiraba del brazo.

-Tranquila. –Dijo el chavo.

-Tú cállate. –Le dije. Me asombré por lo que estaba haciendo.

-Julia. –Me gritó mi hermana.

La jalé lejos de todos, donde pudiéramos hablar.

-¿Sabes lo que estás haciendo? –La regañé.

-Sí, divirtiéndome. –Me dijo.

-¿Arriba de un chavo? ¿Sabes que quiere de ti? –Le dije.

-Mi virginidad. Eso quiere. –Me dijo muy tranquila.

No supe que decir.

-Pude sentir su verga. Si, su verga. –Puso énfasis en la palabra “Verga”. –La tenia grande.

-No sigas. –Le dije.

-¿De qué tienes miedo? Tú se la has visto a Rafa y te ha cogido, y se la has mamado y te ha llenado la cara de…

-Cállate. –La interrumpí y le grité.

-Ahora me sales con que eres bien santa. –Me dijo en tono sarcástico.

No dije nada.

-De una vez te digo, en estos días quiero perder mi virginidad y será aquí, con el primero que se deje en esta fiesta. –Me retó.

-No te dejaré sola ni un momento. –Le dije. –Le diré a Rafa que entre los dos te cuidemos.

-Lo haré, no sabrán ni en qué momento. –Y se fue.

Me quedé paralizada, viendo como se iba a la casa. Delgada, con un short muy corto y apretado y la pieza del bikini arriba.

De pronto me imaginé a mi hermana, acostada, abierta de patas y recibiendo una verga enorme. La estaba bombeando. Luego bajaba para mamar la verga, lo hacía como una profesional y se la comía completa. Y terminaba tomando la lechita del tipo.

Eso me calentó muchísimo, pero no iba a permitir que eso pasara.

En eso se me acerca el chavo, con el que estaba mi hermana.

-Disculpa, no quería molestarte. –Me dijo.

-¿Qué te traes con mi hermana? –Le dije con tono molesto.

-Lo juro, ella se me acercó y me dijo que era virgen y que quería que fuera su primera vez. –Me lo dijo y se puso rojo.

Se me ocurrió una idea, mala, pero era lo único que se me ocurría para evitar que tuviera sexo con mi hermana.

-¿Cuántos años tienes? –Le pregunté.

-¿Yo? 14.

-Estas muy chico. –Le dije mientras lo examinaba. – ¿Has tenido sexo?

-No. –Bajó su cabeza.

Volteé a ver a la entrada de la casa y vi a mi novio y a mi hermana. Los dos voltearon para donde yo y el chavo estábamos. Luego mi hermana jaló del brazo a mi novio y entraron a la casa. Me sentí más tranquila, primero porque mi novio cuidaría de mi hermana, segundo, porque así no tendría problemas en lo que iba hacer.

-Entonces, ¿No has cogido? –Le dije, ya más tranquila. La calentura se empezó a apoderar de mi.

Noté que el chavo se apenó.

-No.

-Y ¿A ti se te hace buena mi hermana? ¿Te la quieres coger? –Le dije.

-Todos. –Me dijo y rió.

-¿Quiénes son todos? –Le pregunté.

-Somos dos amigos mas, aparte su primo nos dijo que también se la quiere coger. –El chavo empezó a agarrar confianza.

“Así que mi primo también se la quiere coger” , pensé. Era hora de poner manos a la obra.

-Háblale a tus amigos. –Le dije.

Se fue corriendo. Mientras me quedé pensando “A estos 3 si me los puedo coger, pero a mi primo no” .

Llegaron rápido.

-Entonces, ¿Quién de los 3 se quiere coger a mi hermana? –Pregunté.

-Los 3. –Respondió el mismo chavo con el que hablaba.

-¿Podemos hablar con confianza? –Me preguntó uno.

-Claro.

-Está bien buena tu hermana. Igual que tu. –Me dijo. –Si quiero cogérmelas. A las dos.

Solo reí.

-¿Los 3 son vírgenes? –Pregunté.

-Solo yo. –Dijo el chavo con el que estaba hablando la primera vez.

-Les propongo algo: cogen los 3 conmigo y se olvidan de mi hermana.

-¿Qué? –Dijeron los 3 al mismo tiempo.

-Sí, hacen lo que quieran conmigo. ¿Les gusta? –Dije.

-Sí. –Dijeron. –Pero, ¿Cómo? O ¿Dónde?

-Haremos esto. –Les dije. –Al virgen, dejaré que me coja. A ustedes dos que no son vírgenes, se las mamaré y se vendrán en mi boca. ¿Les gusta?

-Pero yo también quiero metértela. –Dijo uno.

-Y yo. –Dijo el otro.

Pensé un rato.

-Bueno, será así. Cogeré con los 3 por separado. Primero contigo –Señalé a uno de los no vírgenes. –Te acomodas en la orilla de la alberca, te pones el condón y ahí llegaré.

-¿En medio de todos? –Preguntó asombrado.

-Si no quieres, no hay nada para ti. –Dije.

-Está bien. –Me dijo. -¿Ahí te espero?

-Sí, ahí llegaré. –Dije. –Tú. –Señalé al otro no virgen. –Espérame del otro lado de la alberca.

-Está bien. –Se emocionó.

-Y tú. –Le dije al virgen. –Míranos como cogemos para que te calientes, y disfrutes perdiendo tu virginidad. –Me acerqué y le di un beso en la mejilla. –Recuerden, se olvidan de mi hermana. Y pónganse el condón. Acomódense.

-Voy por lo condones. –Dijo uno de los no vírgenes. Entró en la casa.

Los otros dos se quedaron a esperar. Habló el otro no virgen.

-Tu primo nos dijo que tienes novio, ¿No hay problema con eso? –Preguntó.

-No tiene porque enterarse o, ¿sí? –Dije. Negaron con la cabeza. –Si se portan bien, quien dice que no podemos coger otro día… -Les guiñé el ojo. Los dos se miraron y sonriendo.

-Tienes unas chichotas. –Me dijo el virgen.

-¿Te gustan? –Le pregunté.

-Sí. –Respondió.

Solo sonreí. Llegó el amigo. Repartió los condones.

-Váyanse. –Les dije. –Despinten para que nadie nos descubra. No se bajen mucho el short.

Vi que los 3 se acomodaron donde les dije.

Me llegó el miedo y una excitación increíble. Apenas hace unas horas había estado con mi novio, y me había propuesto dejar de serle infiel. Y ahorita estaba preparando coger con 3 chavos en un rato. Me sentí mal. Luego pensé en mi hermana y recordé que esto lo hacía por ella.

Me quité el short. Muchas mujeres andaban en bikini así que no se iba a ver mal que yo lo mostrara.

Iba temblando, caminé lentamente hacia la piscina. Vi a los dos acomodados, riéndose, viéndome, esperando. Caminé hacia el centro de la piscina, estaba llena de gente. Me senté en la orilla y metí mis pies, empecé a chapotear.

Estaba excitada y asustada. El agua estaba fría pero ni eso calmó mi calentura. Me metí de un brinco a la alberca. El agua me llegaba hasta la mitad de mis enormes pechos.

Volteé a ver hacia la casa por última vez, para vigilar que no estuvieran ni mi hermana ni mi novio ahí. “Ninguno de los dos” , pensé. Era hora.

Caminé por en medio de la gente, fui hacia el chavo que estaba más lejos. Noté que la pareja que vi cogiendo al principio, seguía haciéndolo, un poco mas destapados, ella le rodeaba el cuello con sus brazos. Ya estaban de frente y lo más probable es que ella estuviera arriba de él. Y nadie los miraba.

Vi que el chavo con el que iba a coger, se inclinó un poco cuando vio que me acercaba. Mi corazón se aceleró mas, estaba listo.

Me volteé y caminé de espaldas hasta que choqué contra él. Sentí su verga erecta. Bajé mi mano, y se la agarré, ya traía el condón puesto. Me incliné un poco y me hice a un lado el bikini. Guié con mi mano su verga, hasta la entrada de mi panochita. Cuando la sentí ahí, empujé un poco mi cuerpo hacia atrás, él también empujó su verga. Me agarró los pechos con sus dos manos.

Empezó a bombearme lentamente. 5 segundos… 10 segundos… 15 segundos y soltó un gemido. Ya no se movió. “Ya se vino” , pensé. “No sirvió ni para el arranque” .

Me salí despacio.

-¿Te gustó? –Le pregunté.

-Estas bien rica. –Me dijo. Seguía gimiendo.

-Voy con el otro. –Le dije.

-Gracias. –Me dijo. Solo le guiñé el ojo.

Me acomodé de nuevo el bikini y caminé. Ya no vi a la pareja que estaba cogiendo. La chava iba camino a la casa y el chavo seguía en la piscina.

Cuando estaba a punto de llegar con el chavo que me iba a coger, de nuevo me puse de espaldas y caminé hasta chocar contra él. El chavo me agarró de la cintura y me volteó. Me besó. Me asusté.

-Agárramela. –Me susurró en el oído. Sus palabras me calentaron. Quizá con este iba a ser diferente.

Metí mi mano bajo su short y se la agarré. Empecé a masturbarlo mientras nos besábamos. Al minuto:

-Voltéate. –Me dijo. Eso hice.

Me incliné un poco e hice a un lado el bikini. El chavo me agarró las nalgas, en busca de mi panochita hasta que la encontró. Me metió los dedos unos 10 segundos. Me calentó. Luego sentí su verga en la entrada, me la metió de un golpe. Me empezó a bombear.

5 segundos… 10 segundos… 15 segundos… 20 segundos… empecé a agarrar ritmo. Ya me estaba poniendo muy caliente. Gimió y se detuvo.

-¿Qué pasó? –Volteé a verlo, desconcertada.

-Ya me vine. –Dijo mientras gemía.

-¿Qué? –Me separé de él enojada. “Apenas venia lo bueno. Cero y van dos. Este si me calentó.” , pensé. “El otro es virgen, ni me emociono. Esto pasa por meterme con calenturientos” .

Me acomodé el bikini y salí de la alberca. Caminé hasta donde estaba el virgen.

-Te espero en donde están todos los autos. –Le dije.

Asintió con la cabeza.

Entré a la casa, iba caliente. Necesitaba a Rafa. Me lo iba a coger cuando terminara esto. Lo busqué en la casa, hasta que lo encontré sentado con mi hermana y con mi primo menor. Estaban platicando.

Me acerqué.

-¿Qué tal la piscina? –Preguntó mi hermana.

-Fría. –Respondí. -Amor, préstame las llaves del auto. Voy por una toalla.

Me dio las llaves y salí de la casa, estaba muy oscuro. Caminé hasta el auto de Rafa, me recargué y esperé al virgen.

“Esto lo hago por mi hermana, la van a dejar en paz” , pensé cuando me llegaban los remordimientos.

Vi que salió de la casa el virgen, caminó hasta donde estaban todos los autos. Le hice una señal con la mano. Abrí el auto y la puerta de atrás, apagué las luces que se encendieron.

Me recosté en el sillón de atrás. Vi que llegó y se puso encima de mí. Nos besamos. Abrí mis piernas para que se acomodara en medio de mí. Rápidamente sentí una erección. “Espero que no se venga con simples rosones” , pensé.

-¿Puedo agarrar tus pechos? –Me dijo.

Me sorprendieron sus palabras.

-Adelante. Con confianza.

Se levantó poquito y con una de sus manos masajeaba mis pechos.

-Están enormes. –Me dijo.

-¿Los quieres chupar? –Le pregunté.

-Sí. –Gritó.

Me levanté poquito y me quité la parte de arriba del bikini. Saltaron mis pechos. Tomé su cabeza y lo bajé hasta mis pechos. Sentí sus labios, su lengua. Empecé a calentarme de nuevo.

-Sí, así. Sigue. –Le dije.

El chavo continuó. Agarré la mano que tenía en mis pechos y la bajé hasta mi panochita.

-Mete tus dedos en mi panochita. –Le dije. Obedeció.

Me mojé. Ya estaba muy caliente. Necesitaba verga.

-Métemela ya. –Le dije.

Se bajó de encima de mí, sacó el condón de su short, luego se lo quitó y saltó su verga, no muy grande. Mientras yo me quitaba la parte de abajo del bikini, estaba completamente desnuda. De nuevo me acosté y abrí mis piernas. Vi como se asombró el chavo al ver mi panochita.

Le costó ponerse el condón. Cuando lo hizo se puso encima de mí y de un golpe me la clavó. Me encendí completamente, pero el chavo gimió y no se movió.

-¿Qué pasó? –Pregunté.

No respondió. Sentí como su verga se iba poniendo flácida. “Se vino” . Me separé de él.

-Gracias por ser mi primera vez. Estuvo grandioso. –Me dijo todavía agitado.

-Qué bueno que te gustó. –Le dije. “Y yo bien caliente” .

No esperó nada. Se levantó, se puso el short y se fue.

Y ahí me quedé, sola, a oscuras y muy, muy caliente.

Me agaché a recoger mis dos piezas del bikini.

-Hola. –Me saludó alguien.

Volteé a verlo asustada. Mi corazón latió muy de prisa. Estaba parado, en la puerta de mi auto, el chavo que momentos antes había estado cogiendo con su pareja en la alberca.

Continuara…