Juegos sexuales con mi novia Liz, Parte 1
Estábamos en la preparatoria y éramos cachondos, atrevidos y curiosos...
Mi linda novia hundía toda mi verga hasta su garganta, viéndome fijamente con cara de lujuria y dejándome eyacular dentro de su garganta, mientras hacía caras de asco y sentí su garganta moviéndose tragando mi espesa corrida, yo estaba en el paraíso gimiendo y disfrutando como loco.
Liz: 10 minutos y 22 segundos jajaja te lo dije, menos de quince minutos otra vez jajaja – decía triunfal revisando su celular y parando el cronómetro – y eso que lo paré hasta después de tragarme tus asquerosos mecos – decía riendo poniéndose de pie y besándome morbosamente
Yo: te encanta tragarte mis asqueroso mecos – le dije sonriendo
Liz: saben de la chingada, más bien me encanta ponerte así de cachondote – decía con seguridad y se separaba de mi para ir al lavabo.
Ella se enjuagaba la boca y yo admiraba su lindo cuerpo delgado mientras me daba la espalda, su piel aperlada, su diminuta cintura, ella solo llevaba el brassier y esos shorts rojos de licra que aún no había tenido la suerte de poder quitarle nunca, su lindo y pequeño culito redondo y firme lucia increíble, no era una “nalgona” o algo así, pero me encantaban sus preciosas nalguitas redondas y respingadas.
Liz: ya soy una experta chupando verga – decía orgullosa cómicamente y ambos reíamos, mientras se sentaba a lado mío en la cama
Yo: eres una experta chupando MI verga – dije acotando, aun riendo, ella se encogía de hombros
Liz: pues es igual – decía con seguridad
Teníamos 18 años hace apenas algunos meses, llevábamos juntos un año y medio, estábamos en el último año de preparatoria, no teníamos experiencia sexual previa, ambos éramos demasiado ingenuos.
Yo: no, todos tienen sus gustos diferentes, a mi porque ya me conoces – dije dándomelas de conocedor, pero como dije, era igual de inexperto que ella
Liz: a lo mejor ya cojiendo como tal – decía diferenciando el oral de la penetración – pero estoy segura que podría hacer que cualquier wey se eyacule en menos de 15 minutos – decía con firmeza y riendo.
Yo reí nervioso, de pronto tuve una lujuriosa epifanía imaginándola hacerle eso a otro, jamás me había sucedido, la imagen me perturbaba, yo era algo celoso y jamás me atreví a imaginar semejante cosa tan horrible, mucho menos pensar en disfrutarlo.
Yo: te reto – le dije cómicamente, ella reía histérica.
“Te reto” era algo constante entre nosotros, ¿Tirarle su taza a la teacher Mariana? Te reto, ¿Decirle a Andrea que ese tinte rojo se le veía espantoso? Te reto, ¿Esconder la mochila del tarado de Luis? Te reto. Era un juego tonto que hacíamos, siempre acompañado de una pequeña recompensa, como una apuesta rápida y tonta, nunca en el ámbito sexual, menos con alguien más.
Yo: ¿Qué? – expresé sarcásticamente mientras ella se doblaba de la risa – te reto, a ver – dije también riendo
Liz: te ganaría sin pedos – decía con seguridad y buscaba su blusa, ella parecía no picar el anzuelo, yo estaba nervioso
Yo: una ida al cine – dije riendo, cuando hacíamos un “te reto” mencionábamos enseguida la recompensa, ella reía más
Liz: pero en 3D – decía alargando el chiste sarcásticamente y reía más mientras se ponía la blusa
Yo: ok – decía sonriendo socarronamente, viéndola retadoramente, ella me lanzó una mirada confundida y una sonrisa pícara
Liz: ¿No me crees capaz? – decía sonriendo confundida y también retándome
Yo: obvio no – dije en seco para joderla, ella tenia esa infantil actitud adolescente de aceptar los retos solo para demostrar un punto, así obtuve mi primer mamada
Liz: luego lloras, eres bien celoso – entraba en el juego de jodernos el orgullo mutuamente
Yo: si yo gano me dejaras lamer tus pezones y eyacularte en la cara – dije lujuriosamente.
En un segundo el tono bajaba de risitas nerviosas a una charla morbosa, ella nunca me había enseñado las tetas, ni tampoco me había dejado hacerle un facial, nos besábamos lujuriosamente.
Liz: y si yo gano, me das 5 cheques en blanco – me decía sonriendo pícaramente.
Los cheques en blanco eran un “todo vale, todo se perdona” surgió una vez que peleamos porque me besé ebrio con mi mejor amiga Saraí, ella dijo que yo le debía un cheque en blanco para perdonarme, lo cobró meses después cuando no pudo ir a mi fiesta de cumpleaños 18 y yo estaba bastante herido, desde entonces nos dábamos cheques en blanco de vez en cuando uno al otro, eran un recurso valioso, nunca nos dábamos más de uno a la vez y los usábamos para zafarnos de peleas, situaciones incómodas, cuando no queríamos hablar sobre algo…
Yo: dos – dije firmemente
Liz: ¡cinco! – decía sonriendo.
Reíamos y nos besábamos, yo estaba cachondo, nervioso y confundido como el demonio, no sé porque lo quería, ella tenía razón, yo era celoso, pero en esos pocos minutos la idea me obsesionó.
Yo: cinco… y haces eyacular solo con la boca a otro – decía lentamente, ella asentía riendo – y te tragas sus mecos, ¿en menos de 15 minutos? – dije con la boca seca de los nervios, no podía creer que estuviéramos hablando eso, nunca habíamos hablado nada siquiera parecido, es curioso como surgen las cosas a veces de la nada
Liz: ajam – decía con seguridad y riendo, ella mantenía un tono de “no te creas es broma” para poderse retirar
Yo: ok – dije débilmente.
Ella reía, pero bajaba la velocidad, me veía seriamente, me extendía la mano sarcásticamente, eso sellaba el trato siempre, tomé su mano firmemente y ella me veía sorprendida con incredulidad.
Liz: ¿es neta Franco? – me decía y analizaba mi mirada
Yo: jajaja si te vas a rajar está bien – dije evitando la seriedad e hiriendo su orgullo
Liz: jajaja ¿neta neta? – reía incrédula y me veía sonriendo, parecía emocionada
Yo: ¿neta lo harías? – dije nervioso, ella lo notó, pudo atacar más, pero bajó la velocidad
Liz: ya hablando en serio, ¿es neta? – su sonrisa desaparecía un poco y era remplazada por un semblante más serio, adopté el mismo tono
Yo: pues ammm osea si somos sinceros y honestos, obviamente es mejor y pues todos tenemos curiosidades, ¿no? – intenté sonar elocuente, estaba nervioso como la chingada
Liz: si, ¡exacto! Solo curiosidades – decía siguiendo mi argumento, no podía creer que estuviera pasando
Yo: y supongo a veces tienes la curiosidad de chupársela a otro jaja obvio – reía nervioso y fingido, le daba la entrada para sentirse cómoda admitiendo algo así de gigantesco
Liz: ja – expresaba evitándome la mirada – si, a veces – decía débilmente y se me iba la sangre a los pies
Yo: ¿a quién? – pregunté histérico, mi cornudo incipiente y mi parte celosa peleaban furiosamente
Liz: ¡no! – decía histérica, bajaba el tono de inmediato - osea a nadie en específico, solo a veces pienso… - decía nerviosa
Yo: ¿qué piensas exactamente? – pregunté nervioso, ella me veía dudando – solo dilo, está bien – dije sonriendo dulcemente, intentaba con todas mis fuerzas hacerla sentir cómoda, estaba descubriendo un nuevo e interesante mundo en su psique
Liz: pues… jaja – reía avergonzada y agachaba la mirada – pues… da curiosidad pensar a qué saben las de otros chavos o como la tienen o como se sienten en la boca – tenía la mirada clavada al piso, sonrojada genuinamente – osea no lo pienso así súper pervertidamente, solo es como que da curiosidad ja no sé jajaja – reía nerviosa
Yo: si jaja suena lógico – dije nervioso
Liz: ¿neta me dejarías ammm experimentar? – decía nerviosa sin alzar la vista, yo tenía la boca seca y la verga erecta de nuevo, sabía que si decía que no, ella comprendería…
Yo: si… - dije débilmente con el corazón saliéndoseme del pecho
Liz: obvio no te mentiría, ni ocultaría nada, todo honesto y de frente, hacer las cosas bien – me puso jodidamente nervioso como ella argumentaba aferrándose a mi palabra, le extendí la mano de nuevo, un poco sarcásticamente, aligerando el ambiente, ella reía y tomó mi mano firmemente y por fin me miró a los ojos - obvio no puedes enojarte – decía analizándome la mirada
Yo: no, lo prometo – dije firmemente
Liz: vale – decía retadoramente y nos besábamos lujuriosamente – te ganaré jajaja
Yo: ¿y a quién será? – pregunté desesperado, no podía creer nada
Liz: a Fernando – decía sin dudar, me caía un balde de agua fría, era su mejor amigo, ella siempre juraba que no había nada entre ellos
Yo: ¿neta? ¿no que nada de nada? – dije nervioso.
Ella tomaba su celular y me mostraba una conversación en WhatsApp, leí desesperado.
Fernando: jajaja ¡ándale! ¡Sí?
Liz: no mames eso pídeselo a tu vieja jajaja
Fernando: ella no quiere jajaja quiero ver qué se siente, tu dices que ya se lo hiciste a tu wey jajaja ándale
Liz: pero ella es tu novia, ¿yo que? No mames jajajaja
Fernando: es mi cumpleaños 18 flaca, me lo merezco, ya soy un hombre jajaja
Liz: fue tu cumpleaños hace 3 semanas y dijiste que no te regalara nada jajaja ya te la pelaste
Fernando: porque no tenías dinero jajaja nomás una mamadita, ándale jajaja.
Recordaba el cumpleaños de él hace casi un mes, fui a la fiesta.
Yo: ¿Osea te pidió de regalo de cumpleaños una mamada? – dije dejando de leer
Liz: si jajaja pero esto fue antier, como que andaba cachondo, sabe que mosco le picó jajaja nunca me había dicho algo así, neta – me tranquilizaba y besaba – solo tengo que decirle que lo pensé mejor… - nos besábamos más
Yo: díselo – dije firmemente, no podía dejar que se arrepintiera, ella reía – aquí y ahora – dije firmemente
Liz: ok – decía encogiéndose de hombros y haciéndose la guay, sonriéndome retadoramente, era un morboso juego de ver quien aguantaba más.
Ella tomaba su celular y marcaba, altavoz, dos o tres tonos de marcado mientras sonreíamos nerviosos, él contestó.
Fernando: qué onda – decía tranquilo
Liz: hooooliiiii – respondía tontamente
Fernando: qué onda, ¿qué haciendo flaca? – decía amablemente, él siempre me pareció del tipo ingenuo e inocente
Liz: oye, ¿mañana que harás saliendo? – decía rápidamente y la verga me daba un salto, ella no perdería el tiempo
Fernando: pues iré a ver a Andrea, ¿por qué? ¿a dónde me vas invitar? – decía cómicamente
Liz: a mi casa jajaja – decía nerviosa, yo estaba más cachondo que nunca en mi vida y no sabía porque
Fernando: mmmm pues déjame ver, es que ya le dije a Andrea – él no se sorprendía ni sospechaba nada porque era común que ella invitará amigos a su casa saliendo de clases a pasar el rato, siempre estaba sola por las tardes, como ella y yo ahora mismo
Liz: dile que no… Te conviene jajaja – agregaba pícaramente al final y reía nerviosa
Fernando: jajaja ¿por qué o qué? – preguntó curioso, en un segundo cambiaba el tono
Liz: jajaja… - se reía y respiraba profundamente, me miraba, no hice nada – pues… para darte tu regalo… - decía débilmente me lanzaba una mirada nerviosa
Fernando: ¿ne-neta? – casi tartamudeaba nervioso
Liz: neta – decía seriamente, me apretaba la verga y me daba un beso silencioso
Fernando: lo que te dije en whats, sí, eso, ¿verdad? – preguntaba desesperado
Liz: sip – decía intentando sonar guay, su mirada histérica decía otra cosa
Fernando: ¡si si! ¡va va! – decía desesperado, ella sonreía nerviosa e incrédula – mañana saliendo, si, a ver qué le digo – decía rápidamente
Liz: va que va – decía rápidamente y me veía buscando ayuda, “cuelga” le dije solo moviendo los labios – ammm oye me tengo que ir, ¿ok? – decía nerviosa, su fachada de chica guay se derrumbaba
Fernando: si, va, ok, mañana saliendo, ¿ok? – reafirmaba desesperado
Liz: va, me tengo que ir neta, bye – colgaba sin dejarlo responder – ¡no mames! – me decía sorprendida.
Nos besábamos morbosamente y antes de irme de su casa le dije una idea que tuve de pronto, era perfecta, ella se carcajeaba como loca.
Liz: ¡estás loco! ¡Jajajaja!
Yo: así sabré si ganas o pierdes jaja – ella me veía sonriendo nerviosa – además así me sentiré más tranquilo sabiéndolo todo – dije firmemente, definitivamente quería saberlo todo, ahora la idea me obsesionaba. Ella aceptó riendo y lo planeamos.
Ese día decidí no llamarla como casi siempre hacía, no quería que ella lo pensara demasiado y se arrepintiera, ni arrepentirme yo. Solo platiqué con ella en WhatsApp evitando el tema como si fuera un campo minado y me masturbé como loco 3 veces hasta quedarme dormido.
Al otro día en la escuela no hablamos del tema, en el recreo cuando él pasó junto de nosotros y la saludó tímidamente y evitó saludarme a mí, ambos nos quedamos en silencio sin decir nada, la tensión era evidente. Sonaba la chicharra.
Liz: ya me preguntó cómo mil veces si era en serio jaja – reía nerviosa clavando la vista al suelo
Yo: ¿y confirmaron? – pregunté nervioso, pero como si no fuera la gran cosa
Liz: si… Ammmm estás seguro, ¿verdad? – me decía nerviosa, alzando la vista, pero sin verme a los ojos – yo si – decía nerviosa, pero firme, el corazón me dio un salto
Yo: si si, claro – dije con seguridad, todos regresaban a sus salones, el lugar se quedaba solo
Liz: ten – me decía tímidamente dándome las llaves de su casa, siempre las dejaba en su mochila, pero ese día las llevaba con ella, esperaba el momento
Yo: si – dije tomándolas nervioso
Liz: ok… - nos negábamos a despedirnos, ya no nos veríamos hasta después del evento, estábamos en el mismo grado, pero no en el mismo grupo
Yo: te amo – dije y la besé, el lugar estaba desértico
Liz: te amo también – nos despedíamos y cuando se fue casi quise detenerla, algo dentro de mí fue más fuerte.
Las 3 clases restantes me parecieron las más largas de toda la historia, cuando sonaba la chicharra final, ella me enviaba un mensaje de inmediato, me temí casi enfadándome que ella se hubiera arrepentido y cancelara todo, abrí WhatsApp.
Liz: lo distraigo para darte tiempo, ¿ok?
Se me fue la sangre a los pies, yo estaba un 99% seguro de que no iba suceder, que algo lo impediría, sus padres llamándola al negocio de último minuto, que me diría que era una locura y que no lo hiciéramos, o que simplemente se arrepentiría o incluso tal vez él, todo parecía tan surreal.
Yo: ok – respondí rápidamente en texto y salí corriendo.
Caminé a toda prisa, corría en tramos y luego trotaba, llegué y volteé a todos lados primero antes de acercarme a la puerta, “la llave roja es la de arriba” recordé como me dijo ella el día anterior, tomé la llave y abrí rápidamente, “la plateada es la de la chapa de abajo” abrí de inmediato y entré, “Yo tomaré las de repuesto, no se te olvide cerrar”, cerraba perfectamente. Encontrarme con su sala sola me parecía insólito. Corrí a su cuarto como si ellos me vinieran persiguiendo, me senté en la cama y la realidad me abrumaba, pensaba mil cosas durante 5 o 10 minutos, un mensaje de ella me espabilaba, ¡carajo! ¡se arrepintió! ¡lo sabía!
Liz: estamos a 2 cuadras, métete ya – se me aceleró el corazón, le escribí que mejor no, que me había arrepentido, que por favor no lo hiciera, pero no envié el mensaje.
Abrí su closet y entré, resulta que las puertas parecían de espejo, pero realmente eran de cristal recubiertas de papel reflejante, una chapuza que les hizo el contratista para simular puertas de espejo, era mucho más barato, ellos no se dieron cuenta hasta después de meses, ¿quién carajos entraría al angosto closet para comprobar que desde dentro se veía hacia afuera? Me sentí orgulloso de que se me ocurriera esa idea.
Me senté nervioso a esperar dentro del clóset acomodándome entre la ropa, cuando escuché perfectamente la puerta de la casa abriéndose me puse erecto de inmediato, ¿qué carajos me pasaba? ¿por qué chingados hice esto? ¿por qué demonios ella aceptó? ¿qué clase de retorcidos enfermos somos?
Los escuchaba reír y charlar acercándose al cuarto, la puerta se abría y ella entraba de inmediato, tomaba la llave que estaba sobre su escritorio y cerraba de inmediato las puertas del closet dejándome encerrado, era parte del plan, no podíamos arriesgarnos. No podía creerlo, estaba más acelerado que nunca, celos, confusión, nervios, lujuria, miedo, incertidumbre, expectativa.
Él se sentaba en la cama lentamente, nervioso, ella se sentaba a lado de él. Platicaban cualquier estupidez, como si fuera cualquier día, la escuela, las tareas, una serie de Netflix, se burlaban de un profesor y él lo imitaba, ella carcajeaba, no era tan gracioso, era obvio que ella estaba igual de nerviosa que yo.
Luego se acercaban peligrosamente al tema cuando él mencionaba a su novia…
Liz: ya llevan un año, ¿no? – seguía la charla
Fernando: si, ya llevamos casi un año – decía débilmente y nervioso, los 3 sabíamos en que acabaría ese tema
Liz: ¿y todavía no te la chupa? – ella reía nerviosa, entraba en el campo minado
Fernando: no… Tu después de cuánto ammm ¿se lo hiciste a Franco? – preguntaba nervioso
Liz: como al año – era verdad
Fernando: osea que llevas como medio año de práctica jaja – ambos reían nerviosos viendo al piso, uno al lado del otro rozando sus hombros, tan cerca y tan lejos
Liz: si jaja más o menos – decía sin alzar la vista
Fernando: debes de ser una experta ya – decía nervioso y reían un poco, tampoco alzaba la vista
Liz: si… - silencio total por 4 segundos – te va encantar – ella dijo con tono serio, nerviosa, débilmente en voz baja, me dio un vuelco el corazón, ella alzaba la vista hacia él por fin – pues ammm ya sabes – balbuceaba torpemente mientras le indicaba nerviosamente hacia la entrepierna de él
Fernando: si – decía apurado y abría el botón de su pantalón de inmediato.
Ella veía fijamente a su entrepierna, él alzaba la vista al techo y reían nerviosos, él bajaba su cierre lentamente y ella no decía nada, Fernando tomaba sus pantalones por los costados y dudaba un segundo.
Fernando: ammm este… ¿Hasta abajo? – preguntaba nervioso
Liz: si ammm si, hasta abajo mejor – decía dudando, era difícil saber quién de los 3 estaba más nervioso
Fernando: si, ¿verdad? – decía rápidamente sin soltar aún sus pantalones.
Era jodidamente morboso ver lo nervioso que estaba él, si tenía alguna duda de que eso que nunca le habían dado una mamada era verdad, me quedaba completamente claro que en efecto, nunca le habían dado una mamada. Él clavaba la vista al techo de nuevo y bajaba sus pantalones hasta sus tobillos junto con los boxers, la verga saltaba fuera completamente erecta, húmeda en la punta, él estaba ansioso, diría que su verga era del mismo largo y grosor que yo, una verga promedio, como la mía. Estaba completamente depilado. Mi posición era perfecta, ellos estaban sentados en la cama literalmente frente a las puertas del clóset apenas a un metro.
Fernando: me depilé ayer – decía avergonzado evitando la mirada de mi linda novia, yo jamás me depilaba, ¿eso le gustaría a ella?
Liz: jaja ok – reía nerviosa y evitando bajar la mirada – sí, se ve linda – fue simplemente hilarante su comentario incómodo
Fernando: ¿te gusta? – preguntaba inseguro
Liz: este sí, osea normal, ¿no? – decía nerviosa, era increíble cómo no sabía manejar esa situación
Fernando: si si, normal no es la gran cosa – decía nervioso
Liz: no, osea está bien – decía recomponiendo nerviosa
Fernando: si si, gracias- decía viendo débilmente a la cara a mi novia
Liz: pues ammm lo haré, ¿ok? – decía agachando la mirada
Fernando: ok si, gracias – decía patéticamente.
Él tomaba su verga tímidamente con una mano y la ofrecía nervioso sin moverse ni un poco, ella se retiró un poco de él y se recostaba para hundir la cara en su entrepierna, él retrocedía un poco para darle acceso. Cómo dije, los tenía de frente, podía ver la mano de él tímidamente levantando su verga y vi perfectamente como ella abría la boca y metía la erecta verga de su mejor amigo en su boca por primera vez, si él hubiera sabido que alguien lo veía seguramente no hubiera hecho la exagerada y ridícula cara de placer que hizo, alzó la vista al techo, abrió la boca y se le retorcían todos los músculos de la cara por el placer, inicié el cronómetro y comencé a masturbarme fuertemente.
Mi linda novia recostada sobre su cama y con la cara hundida entre las piernas de Fernando subía y bajaba lentamente, él cerraba los ojos, los abría, alzaba la cara al techo, luego la veía fijamente, se retorcía cuando ella bajaba y literalmente lo vi morderse los labios para no gemir, ella bajaba y subía incrementando la velocidad y cuando ella fue por completo hasta abajo, dio una pequeña arcada y él se retorció involuntariamente.
Fernando: ay est- wow – decía sin poder hablar bien por el placer mientras dejaba que mi novia lo complaciera, parecía tener miedo de tocarla, pero tampoco la interrumpía.
Mi novia subía la velocidad, bajaba y subía más rápido y de pronto se dejaba caer sobre su verga yendo por completo hasta su garganta, lanzaba una arcada escandalosa y él se retorcía histéricamente empujando su cadera hacia arriba, pero sin tocarla y gemía por primera vez sin vergüenza.
Fernando: que rico no manches – decía desesperado y enseguida gemía profundamente, ya sin vergüenza, sin limitarse, los gemidos de él eran música para los oídos de mi linda novia que solo intentaba ir más rápido
Liz: acuéstate – decía rápidamente.
Él se acostaba por completo obedeciendo enseguida, ahora su estomago no le estorbaba a ella, la posición era más cómoda, ella comenzó a darle una mamada histérica, la vista era perfecta, veía las piernas de él y sus bolas colgando en medio y a ella recostada con la cara entre sus piernas, podía ver perfectamente su verga desaparecer dentro de la boca de mi novia y como ella apretaba los ojos con asco cuando iba hasta abajo, lanzaba una escandalosa arcada, se quedaba ahí varios segundos haciéndolo gozar con toda su verga dentro de su boca y sacaba su verga lentamente de su boca mientras la saliva escurría, todo entre los escandalosos y desesperados gemidos de él.
Fernando: ¡ay Liz! ¡sí! tu boc- dejaba de hablar y gemía profundamente mientras mi novia iba hasta abajo.
Ella iba tan rápido como podía, devoraba su verga entera y se quedaba con el falo dentro de la boca haciéndolo disfrutar mientras él se retorcía por completo, luego ella volvía a subir y bajar a toda velocidad. De pronto él reincorporo medio cuerpo de golpe quedando sentado y la veía con mirada desesperada, tomó su cabeza débilmente, parecía que intentó hacerlo de la manera más delicada y gentil posible e intentó retirarla débilmente, ella seguía en su labor ignorándolo.
Fernando: no Li-Liz es que – decía desesperado e intentaba levantar la cabeza de ella de nuevo débilmente, ella no paraba de subir y bajar, él se retorcía, alzaba la vista al techo y la veía preocupado mientras seguía intentando hablar – no es-es-espérate e-es que ¡no! ¡Liz! – decía desesperado y está vez si intentó retirarla más fuertemente, ella manoteó casi molesta soltándose de su agarre y bajó por completo en su verga – ¡ay cabron! ¡pe-perdón perdóname!
Decía histérico y viéndola preocupado fijamente, pero no intentó retirarla de nuevo, pude ver sus bolas contraerse violentamente y como levantó la cadera apenas un poco como si quisiera que ella no lo notara, sin dejar de verla, se retorcía en la parte superior de su cuerpo y la vi a ella hacer ese gesto de asco que yo conocía perfectamente, apretando los ojos y deformando la cara por completo.
Fernando: ¡no manches! Te dije – decía nervioso viéndola fijamente, ella lanzaba una arcada escandalosa y le escurría esperma que bajaba por las bolas, a él le daba otro violento espasmo en todo el cuerpo y levantaba más la cadera sin miedo está vez, ella lo tomaba como un reto y bajaba por completo dejando sus bolas depiladas al nivel de sus labios – ¡ay si! – decía y mantenía la cadera en alto mientras ella daba arcadas y podía escucharla perfectamente tragando con dificultad y ver su garganta moverse violentamente.
Sus bolas se relajaban, él reía aliviado un poco y ella se deslizaba lentamente por su verga hasta salir, su verga estaba espumosa y escurría.
13 minutos y 54 segundos.
Fernando: no manches wow – decía honestamente viendo su verga fijamente
Liz: ¿te gustó? – le preguntaba sarcásticamente, ambos reían
Fernando: no manches, el mejor regalo ever – decía honestamente aun recuperando la respiración y ambos reían, ella veía su verga y la tomaba, bajaba la cabeza y limpiaba el esperma que estaba en sus bolas, él reía nervioso.
Liz: estuvo chido – decía contenta
Fernando: no manches, chidísimo – decía aun recuperando la respiración y subiendo sus pantalones – perdón… Te avise – decía avergonzado cerrando su pantalón
Liz: equis – decía tranquilamente
Fernando: eyacule demasiado, perdón neta nunca había eyaculado tanto – parecía honesto y avergonzado
Liz: tu verga sabe rica – decía lujuriosamente
Fernando: ¿en serio? – preguntaba sorprendido
Liz: si – decía lujuriosa – me gustaron tus mecos espesos – era curioso ver cómo él regresaba a la realidad y ella seguía cachonda
Fernando: no inventes se me retorció toda, como que me palpitaba bien loco, nunca me había pasado eso cuando ammm me masturbo – decía avergonzado
Liz: es más intenso un orgasmo oral – decía haciéndose la conocedora
Fernando: mucho más… Neta gracias no manches, ya quiero que sea mi cumpleaños otra vez – ambos reían.
Ella revisaba su celular y cumplía la última parte del plan.
Liz: tengo que irme… Mi papá necesita algo – mentía viendo su aparato
Fernando: ok ok – decía levantándose y parecía aturdido.
Salieron del cuarto, pasaron 2 minutos y ella volvía, sonriendo socarronamente hacia la puerta dónde yo estaba escondido, me puse de pie y ella abrió, en cuanto salí con verga en mano sin mediar palabra la puse de rodillas a qué me diera una mamada, me complació tan intensamente que no pude resistir más que unos patéticos minutos y ella tragaba sin esfuerzo.
Liz: Fernando te gana en eyacular – decía sonriendo y besándome después de tragar
Yo: pero la tengo más grande – dije, aunque no estaba convencido, como dije, muy similares
Liz: si – me concedía esa victoria y nos sentábamos – deberías depilarte, se siente mejor lamer las bolas así – decía acariciándome las bolas
Yo: si, por qué no – dije con desinterés, la claridad post orgasmo me golpeaba, me sentía celoso, pero extrañamente no estaba molesto, solo nervioso y celoso – y ganaste… - dije débilmente y reíamos
Liz: ¿cuánto? – preguntaba curiosa, le mostraba el cronómetro – 13 minutos y 54 segundos, te dije… - me besaba morbosamente, parecía que podía chupar 10 vergas más sin problema
Yo: ¿te gustó? – pregunté cachondo, aunque con el ego herido
Liz: ¿la neta? – me besaba y me acariciaba la verga, ella en serio quería más, asentí entre nuestros besos – la neta si – decía y nos besábamos de una manera casi obscena – cuando veníamos para acá me dijo que sino quería estaba bien y se iba a su casa, estaba bien pinche nerviosa casi me rajo – decía y nos besábamos más, yo la dejaba continuar – pero no te iba dar 5 cheques en blanco jaja… me sentí bien chingona de que se retorciera todo y gimiera tan cabron – me gustaba escucharla tan lujuriosa por su poder sobre él – cuando me quería quitar yo sabía que se iba eyacular todo – me ponía tan cachondo que ella supiera que iba suceder y recordar cómo se aferró para chupársela en esos minutos finales
Yo: te encantó complacerlo – dije acariciando su precioso culo
Liz: si, bien cabron – decía y los besos no paraban – su verga se retorció toda en mi boca cuando se eyaculaba el wey, eso se sintió rico – decía lujuriosa y masturbaba lentamente mi verga a media asta – eyaculó un chingo y como que bien espeso – decía y me besaba el cuello - neta, eyaculó un chingo, me encantó eso – decía lujuriosa, nunca había pensado en si la cantidad de eso le gustaba a las mujeres, me sentí algo inseguro de que ella lo mencionara tan lujuriosamente – y tengo 5 cheques en blanco… - decía mientras masturbaba con firmeza mi erección completada, ¿ella esperó a que yo estuviera a tono?
Yo: si… - dije débilmente tomando su lindo trasero y disfrutando su mano en mi verga
Liz: quiero cobrar uno ya – decía acariciándome la verga y besándome el cuello
Yo: ok… - dije con miedo
Liz: es cheque en blanco, eh – decía en voz baja, sonriéndome cachonda
Yo: si… - estaba tan cachondo otra vez… ¿Que rondaría esa linda cabecita?
Liz: sin preguntas, ni reproches… - decía y me acariciaba las bolas de una forma que ella sabía me hacía retorcerme
Yo: dime y ya – dije desesperado y cachondo
Liz: dile al güero que se la quiero chupar… - decía nerviosa y me jalaba la verga con fuerza evitando mi mirada - ¿ok? – decía, pero no como una comanda, más bien como pregunta nerviosa buscando aprobación
Yo: ok – le dije histérico y bajé su cabeza a mi verga para que me complaciera.